Don Quite De La Mancha, Segunda Parte, Capitulo 32
Es curioso que "el personaje del eclesiástico es un retrato prodigioso, logrado con una asombrosa sobriedad de medios. Entra, habla, se marcha, y ya está" (Torrente Ballester). Este es el papel del lector: entra en la trama y lee la novela, piensa y comenta sobre la infinidad de temas tratados en esta, y finalmente la termina de leer. En la edición de Anaya se comenta que hay una cierta relación entre la opinión del capellán y la del narrador acerca de la locura de Don Quijote. El capellán termina enojado por el comportamiento menospreciable de los duques hacia los protagonistas, como crítica a la sociedad de la época. Como consecuencia éste deja palacio. Este último acontecimiento del fragmento que estamos analizando podría equivaler a tirar la toalla: el religioso ve un problema, lo intenta solucionar pero realmente no lo está haciendo con todos sus deseos, luego decide huir de él a continuar insistiendo. Utiliza la vía más fácil y no se complica.
Por último y no menos importante, pues todo lo contrario porqué se trata del protagonista de esta novela, analizaremos las palabras de Don Quijote.
Como ya hemos dicho, la contestación de Don Quijote coincide con el inicio del capítulo. A estas alturas de la novela ya tenemos conocimiento de su vocabulario típico de las novelas de caballerías (que poco a poco va disminuyendo) y de su forma de extenderse al hablar, puesto que una buena parte del inicio de su intervención está destinada a