Crimen y Castigo: Guión - Jorge Araneda

2069 palabras 9 páginas
CRIMEN Y CASTIGO

(Encontramos a Raskolnicoff sentado en un bar al lado de Marmeladoff, quien está borracho y no se queda quieto mientras bebe más y más, Raskolnicoff tiene una copa enfrente pero da pocos sorbos a ella, atrás hay un barman que sirve tragos y meseros que realizan sus actividades mientras nuestros personajes conversan, interrumpiendo algunas veces con risas ante el dialogo de mermeladoff)

Raskolnikoff: ¿Podría ser yo un hombre más miserable? Cualquier ser pensante se avergonzaría de tener mi vida, yo llegue como un hombre de ilusiones. Quería poder estudiar y así darles a mi madre y hermana una vida mejor, pero lo único que he hecho es decepcionarlas... Es verdad: durante un tiempo pude sobrevivir mi patrona me tenia
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Da pasos sigilosos sin que ella lo vea, escondiendo el arma. La mujer se voltea a verlo y se sorprende. Lo mira desconfiada y malhumorada. Las luces son tenues y la música lenta y de suspenso.)

Tía Rica: ¿Qué hace usted aquí?, ¿qué quiere?

Raskolnikoff: Yo… He venido a empeñar algo. ¿Recuerda?, le he dicho que vendría… (Actúa con algo de nerviosismo)

Tía Rica: (Se voltea con el ceño fruncido, tratando de esconder su dinero) ¿Qué trae?, ¿qué me trae para empeñar?

Raskolnikoff: Esto… Le he traído algo nuevo, mire… (Saca una caja bien sellada y se la acerca. La mujer se voltea y la mira con codicia mal disimulada) Tómelo, pues tengo prisa…

Tía Rica: ¿Por qué tiene usted tanta prisa? (Toma la caja y la observa. Comienza a tratar de abrirla, pero no puede. Se voltea y camina hacia una esquina de la escena) Está muy sellada… ¡Vamos, ábrete!

(Mientras la mujer intenta abrir la caja, volteada hacia una pared, Raskolnikoff comienza a sacar el arma. La levanta y vacila un segundo. La Tía Rica se voltea y lo ve con el arma. Se sorprende tremendamente, deja caer la caja debido a la sorpresa, pero no puede proferir ningún grito. Se ve como Raskolnikoff alza los brazos para asesinar a la mujer. Se apagan las luces. Se escuchan gritos y la música se vuelve más acelerada y desordenada. Se queda todo en silencio y las luces se encienden, sólo apuntando a Raskolnikoff. Se encuentra parado en medio de la escena, sorprendido, con el cuchillo aún en la mano y sangre

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