Codigo de conducta para el personal de salud
Para el miércoles, la prensa afila sus críticas hacia la familia real: "Mostradnos que hay un corazón en la casa de Windsor", dice el titular de un tabloide, "Tiempo de cambiar la Vieja Guardia", proclama otro. La presión sobre la casa real está poco a poco haciendo mella en ésta. Durante un paseo en coche en el campo, el coche de la Reina se estropea y ella al verse sola se colapsa en un ataque de rabia, frustración y tristeza.
Con sus ayudantes, además de su mujer animándole a liderar la corriente reformista, Blair le pide a la Reina que viaje a Londres para enfrentarse al pueblo y compartir su dolor. Ella se opone a satisfacer las presiones de los medios. El pueblo, está convencida de ello, pronto parará la histeria y volverá a asumir un enfoque más digno y "británico" de la tragedia. Pero parece que los británicos ya no hacen las cosas a la vieja usanza y la idea de que quizás pueda estar fuera de onda con lo que ocurre empieza a hacer mella lentamente en ella.
La mañana del jueves trae buenas y malas noticias: la buena noticia es que la popularidad de Blair se ha disparado, la mala son los titulares de la prensa, criticando a la Reina por su comportamiento. Es demasiado para Blair, un hombre cuyas simpatías monárquicas salen a relucir. Al acercarse el día del funeral, urge a la Reina a seguir un plan de acción que sea atractivo para el público y evite una crisis