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7.La mentira y el engaño fueron armas constantes dotadas de gran fuerza psicológica, que consiguieron instalarse demagógicamente en las mentes de los ciudadanos. (ganarse con halagos el favor popular)

6.Se promovía el uso de eslóganes, reiterados una y otra vez, hasta que eran aceptados como principios inquebrantables. Como es el caso de lema de las SS: “mi honor es mi lealtad”, lema que llego a adquirir inusitada trascendencia (insólita)

5.Obviamente, H necesito y conto con la ayuda de miembros como el propagandista Goebels o el jefe de las SS. Himmler, que contribuyeron activamente a la difusión e implantación del nazismo.

4.Podría decirse que H contaba con una destacada capacidad de …ver más…

14. los judíos se erigieron en chivos expiatorios de los problemas germanos. Y para el recién fundado Partido Nazi, le fue fácil dirigir el antisemitismo hacia el terror?, habida cuenta del antisemitismo latente entre los germanos.

13. Hitler no valoraba positivamente al Derecho como medio de vertebrar la sociedad. Consideraba a los juristas como un obstáculo; tan solo generaban trabas y dificultades a l ahora de poner en práctica sus iniciativas políticas e institucionales. Afirmaba que había que considerar al jurista como un simple consejero.( mentalidad antijurídica)

12.el mensaje implícito era inequívoco: todo debía ser sacrificado en aras de una causa superior. (todo se supedita al fin; individuo al servicio del Estado)

11.Goebels utilizaba estrategias que “llevaban al alemán común a extraer la conclusión que él quería, dejando siempre que pensase que la había deducido por sí mismo” (manipulación)

10. la mentira mas propagada y a su vez más eficaz entre el pueblo alemas, fue la expresión “la batalla del destino del pueblo alemán”, que conseguía provocar una especie de convencimiento o autoengaño, en relación con : pretendía significar que la contienda bélica había sido provocada por el destino y no causada por Alemania, era por ende inevitable. Se acudia al sempiterno (perpetuo) y burdo argumento para intentar justificar la necesidad de cometer acciones en legítima defensa (“cuestión de vida o muerte”