Cañas De La Memoria
Su labor incansable era “reforzada” con su salario de $1.00 a $2.00. Esto ni siquiera alcanzaba para el sustento de ellos, mucho menos de sus numerosas familias. Por una ventanilla cobraban sus escasos salarios, y por otra ventanilla pagaban la deuda que tenían con los dueños de la central azucarera. Es que, para que el puertorriqueño pudiera sobrevivir y así alimentar a su familia, tenían la obligación de coger “fiao”. De otra manera no hubieran sobrevivido. No olvidemos que el gobierno militar y luego el civil de la nación americana en Puerto Rico, lo que provocó fue un terrible empobrecimiento del jíbaro. Eliminando también toda la agricultura de subsistencia provocando que el puertorriqueño consumiera productos importados y caros. Innegablemente esto tuvo un impacto nefasto y funesto sobre la vida de todos los puertorriqueños. Y es que para el puertorriqueño cuando no era una cosa era la otra. No podemos negar que también tuvimos grandes luchas con los fenómenos naturales que atacaban nuestra isla. Esto añadía sobre el puertorriqueño más carga y hacía más difícil la lucha por sobrevivir. Así transcurrían los días y los años. Ah, pero el jíbaro siempre sacaba sus ratos para divertirse y pasarla bien, no nos equivoquemos. Esta actitud siempre la he admirado de mi pueblo, pues no en balde dice un adagio popular nuestro: “Al mal tiempo, buena cara”. Ellos, a pesar de la escasez en la que vivían, se las