Analisis literario de los gatos de ulthar
1895 palabras
8 páginas
“Los gatos de Ulthar”De H.P. Lovecraft
Análisis Literario: Cortés Alvear Citlaly
Análisis Literario
“Los gatos de Ulthar” de H.P Lovecraft
1. Argumento
Se dice que en Ulthar, que se encuentra más allá del río Skai, ningún hombre puede matar a un gato; porque es críptico, y cercano a aquellas cosas extrañas que el hombre no puede ver. Es el alma del antiguo Egipto, portador de historias de ciudades olvidadas en Meroe y Ophir; pariente de los señores de la selva, y heredero de los secretos de la remota y siniestra África.
Un viejo campesino y su esposa, se deleitaban en atrapar y asesinar a los gatos de los vecinos. No se sabe por qué lo hacían, pero a partir de los ruidos que se escuchaban después de …ver más…
Incluso el pequeño Atal, el hijo del posadero. Finalmente, los ciudadanos aprobaron aquella extraordinaria ley, que en Ulthar ningún hombre puede matar a un gato.
2. Sumario - Un viejo campesino y su esposa, se deleitaban en atrapar y asesinar a los gatos de Ulthar, varios lugareños imaginaban que la manera de asesinarlos era extremadamente peculiar, pero no discutían esto con el viejo y su mujer debido a su aspecto macabro.
- Una caravana de extraños peregrinos entró a las calles de Ulthar, en ella había un niño pequeño sin padres, sólo un gatito negro a quien cuidar. Durante la tercera mañana de estadía de los peregrinos, Menes no pudo encontrar a su gatito, ciertos aldeanos le contaron del viejo y su mujer, él estiró sus brazos hacia el sol y rezó en un idioma que ningún aldeano pudo entender, las nubes parecían formar figuras sombrías y nebulosas de cosas exóticas.
- Aquella noche los errantes dejaron Ulthar. Y los dueños de casa se preocuparon al darse cuenta de que en toda la villa no había ningún gato. Algunos comenzaron a hacer especulaciones y temían que el malvado par había hechizado a los gatos hacia su muerte, pero aún así su miedo para enfrentarlos era más grande.
- Cuando la gente despertó al amanecer, cada gato estaba de vuelta en su acostumbrado fogón, brillantes, gordos y sonoros con ronroneante satisfacción. Los aldeanos notaron que, en la cabaña del viejo y su mujer ya no prendían luces al atardecer desde la noche