El desconocido llego un día de febrero su nombre era Griffin, del colegio Universitario, cuando tenia 21 dejo su carrera de medicina por estudiar física, era un joven de unos 30 años; con barba. Llego a pie desde la estación del ferrocarril de Bramblehurst.
Llevaba en la mano una pequeña maleta negra, iba envuelto de pies a cabeza, el ala de su sombrero le tapaba todo el rostro.
Mas muerto que vivo entro tambaleándose a una fonda de nombre Coach and Horses y después de soltar la maleta dio un grito pidiendo calor de chimenea. La señora Hall quien atendía el lugar junto con su esposo le ofreció una habitación, acto seguido prendió fuego a la chimenea y le llevo algo de comer.
La señora Hall se percato de que la nieve derretida del …ver más…

Durante su corta estancia tuvo algunos problemas con la señora Hall , cuando rompía algo o por dejar la paja tirada en el suelo pero el siempre le decía cárguelo a mi cuenta. Muchos en Iping se preguntaban quien era el visitante, aquel que solo salía por las noches y que no iba ni a misa, un día Guss el boticario aprovecho la excusa de la elaboración de una lista de suscripción para pedir una enfermera para el pueblo y así hablar con el forastero, el visitante y ver que podía averiguar de su misteriosa pero muy comentada vida. Fue a verlo y viendo tantas botellas y pociones en su habitación le pregunto que si estaba realizando una investigación a lo que el visitante muy cortante respondió que si, le dijo que en una lista estaban los ingredientes, se los leyó y dejo el papel en la mesa pero con el soplido del viento esta voló el visitante dio un grito y la agarro pero el señor Guss se percato de que el visitante asombrosamente no tenia mano por lo qué salio corriendo de la habitación.
Esa misma noche hubo un robo en la vicaria pero no vieron a nadie el señor y la señora Bunting trataron de perseguir al ladrón pero realmente estaban persiguiendo nada ya que no se veía nadie por ningún lado , la mañana siguiente el robo fue comentado por lo que el primer sospechoso fue el visitante ya que concordaban