- Pelias y
Neleo - Jasón
- El
Argo - Hipsípila
- Hilas
- Amico
- Fineo y Las
Arpías - Las
Simplégades - Los Argonautas en
Cólquide - El retorno del
Argo - Medea y
Pelias - Epílogo de
Jasón
CUESTIÓN 124.
Pelias y
Neleo
Salmoneo, hermano de Atamante, tenía una hermosa
hija llamada Tiro, que fue amada por Poseidón. Sin
embargo, Tiro se enamoró del río Enipeo y a menudo
paseaba por sus orillas. Entonces Poseidón asumió
la forma del dios río y la visitó, haciendo que una
ola pasara por encima de ambos. Entonces el dios reveló su
identidad, y su debido tiempo, Tiro tuvo de Poseidón dos
hijos gemelos: Pelias y Neleo. Éstos fueron abandonados
por su madre, por vergüenza de haberse dejado engañar
por Poseidón, pero fueron encontrados por dos animales.
Pelias fue nutrido por una yegua y Neleo por una
perra.
Neleo llegó a ser el fundador de la
dinastía de Pilos, y Pelias fue adoptado en la corte de
Creteo, rey de Yolco de Tesalia. Cuando Creteo falleció,
dejó un hijo llamado Esón como heredero, pero
Pelías usurpó el trono de Yolco.
CUESTIÓN 125.
Jasón
Esón estaba casado con Alcimede, hija de
Fílaco, y tuvo un hijo llamado Jasón. Al serle
arrebatado el trono a Esón, éste hizo extender el
rumor de que su pequeño hijo, legítimo heredero,
había nacido muy enfermo y que murió poco
después; enseguida se celebraron ceremonias
fúnebres, mientras Alcimede se lo llevaba secretamente al
monte Pelión y lo entregó al cuidado del centauro
Quirón. Entretanto, Pelias estaba intranquilo, porque un
oráculo le había advertido que no se fiase del
hombre de una sola sandalia, el cual le causaría su
perdición. Alcanzada la edad viril, Jasón
dejó la compañía de Quirón y
volvió resueltamente a Yolco para recuperar su reino;
llevaba una piel de pantera sobre los hombros y un pie descalzo,
pues había llovido mucho y ayudó a una anciana (que
se trataba de Hera disfrazada) a cruzar el río Anauro
("torrente"), y al hacerlo, perdió en el barro una de sus
sandalias. Llegando en esta manera, Jasón encontró
a su tío haciendo un sacrificio público; al momento
Pelias reconoció al hombre del destino, y le
preguntó su nombre y su profesión. Entonces
Jasón le dijo directamente cómo se llamaba, de
quién era hijo y su pretensión de recuperar el
trono paterno.
Pelías simuló estar dispuesto a dejar el
trono, pero persuadió a Jasón de emprender una
tarea prácticamente imposible, confiando en que nunca
regresaría. Se trataba de la peligrosa búsqueda del
vellocino de oro, del carnero que salvó de la muerte a los
hermanos Frixo y Hele de la persecución de su propio padre
Atamante, y que a la sazón guardaba Eetes, hijo de Helio y
rey de Cólquide, región situada en el extremo
oriental del Ponto Euxino (mar Negro).
CUESTIÓN 126.
El
Argo
Jasón aceptó el desafío y le
pidió a un maestro armador, de nombre Argos, que le
construyera una embarcación nunca vista, con cincuenta
remos, a la cual Atenea fijó en la proa una pieza de roble
de Dodona, que tenía el poder de hablar. La nave fue
llamada Argo y Jasón reunió cincuenta voluntarios
de todas partes de Grecia para que zarparan con él: a
cambio, la gloria y la fama acompañarían de por
vida a los que participaban en la búsqueda del vellocino
de oro.
El grupo elegido incluía al héroe
Heracles, el músico Orfeo, Tifis, el hábil timonel;
Linceo, el vigía, cuya vista era tan aguda que
podía penetrar a través de la tierra;
Cástor, el gran jinete, y Pólux, su hermano, el
poderoso púgil; Ificlo famoso por su destreza como
corredor, tan rápido que podía correr sobre un
campo de trigo sin sus espigas; el veloz Eufemo, que podía
correr por encima de las olas sin mojarse los pies; los hijos de
Bóreas, Zetes y Calais, que siendo hijos de un dios del
viento, poseían alas y podían volar;
Periclímeno, que en combate podía pedirle a
Poseidón lo que sea; el noble Peleo y Telamón,
quienes serían respectivamente padres de Aquiles y Ayax,
héroes de la guerra de Troya; Mopso, el adivino, y varios
otros valerosos héroes con grandes habilidades. Argos
zarpó de Yolco hacia la isla de Lemnos y pasó por
el Ponto Euxino; Misia, una zona al este del mar Egeo; y
Tracia.
CUESTIÓN 127.
Hipsípila
Partiendo de la costa de Pásagas, el puerto de
Yolco, los héroes hicieron el primer alto en Lemnos.
Aquí encontraron que todo estaba en manos de las mujeres,
porque no había quedado ningún hombre; esto se
debía a que las mujeres de Lemnos despreciaron el culto a
Afrodita, y la diosa se vengó haciendo que ellas
despidiesen un mal olor que desagradó a sus maridos.
Éstos llenaron el vacío dejado por sus esposas con
mujeres tracias que habían capturado en una
incursión al continente. Entonces las mujeres de Lemnos,
en una sola noche, dieron muerte a todos los hombres de la isla;
solamente Hipsípila mostró sentimientos hacia su
padre Toante (que era el rey de Lemnos) y lo ayudó a
escapar poniéndolo a flote dentro de una caja
vacía. Las mujeres, después de leves muestras de
resistencia, alegráronse de llegar a un acuerdo con los
Argonautas, los cuales convivieron con ellas durante un
año y les dieron muchos hijos. Finalmente Heracles les
instó para que continuaran la
expedición.
CUESTIÓN 128.
Hilas
En su segundo alto, se detuvieron en la costa de Misia,
en Asia Menor, porque Heracles había roto su remo. Fue en
busca de material para construirse otro, pero después de
reponerlo, abandonó el barco para buscar a Hilas, su amado
escudero; las ninfas marinas, atraídas por su belleza,
arrastraron a Hilas a la fuente de la que estaba sacando agua.
Él no volvió a aparecer. Heracles abandonó
la expedición para buscar a Hilas y su búsqueda se
extendió a los propios misios, que la repetían un
día por año.
CUESTIÓN 129.
Amico
Los Argonautas siguieron su travesía y llegaron
al país de los brébices, en Bitinia, cuyo rey Amico
era hijo de Poseidón por medio de Melia, ninfa de los
fresnos. Amico insistía en pelear con todos los
extranjeros que pisaban sus tierras; Pólux, el
hábil púgil, aceptó el reto y dejó
fuera de combate a Amico después de un rápido
asalto. Los brébices, que carecían de instintos
deportivos, irrumpieron en el cuadrilátero, armados de
garrotes y otras armas bárbaras, pero enseguida fueron
vencidos por los Argonautas.
CUESTIÓN 130.
Fineo y Las
Arpías
La parada siguiente fue en Salmideso, al este de Tracia.
Aquí los Argonautas salvaron al rey Fineo, por cuya
agudeza profética lo cegaron los dioses y lo persiguieron
dos arpías, criaturas aladas con cabeza y pecho de mujer
vieja y cuerpo y cuerpo y garras de aves de presa. Las
arpías le impedían comer quitándole la
comida o defecando sobre su mesa. Antes de informar a
Jasón el modo de llegar a su objetivo, Fineo pidió
ser librado de las arpías. Realizaron esta tarea Zetes y
Calais, quienes las persiguieron a través del mar, hasta
las islas Estrófades, donde los divinos mensajeros, Hermes
e Iris, les indicaron que regresaran y juraron que Fineo ya no
tendría que preocuparse jamás a causa de las
arpías.
CUESTIÓN 131.
Las
Simplégades
En agradecimiento, Fineo dijo a los Argonautas
cómo pasar a través de las Simplégades, las
rocas que guardaban la entrada al mar Euxino chocando unas contra
otras cuando alguien pasaba entre ellas. Tal como Fineo les
había advertido, los Argonautas soltaron una paloma que
voló entre las Simplégades. Como las rocas se
entrechocaron y comenzaron a volver a su posición, el Argo
pasó rápidamente a través de ellas, habiendo
recibido sólo daños insignificantes la popa de la
nave.
CUESTIÓN 132.
Los Argonautas en
Cólquide
Finalmente, los Argonautas llegaron a Cólquide.
Allí, mientras dormían, Hera y Atenea pidieron a
Afrodita que envíe a su hijo Eros para que Medea, la hija
del rey Eetes (hijo de Helio y Perse), se enamore de
Jasón, pues sus poderes como sacerdotisa de Hécate
serían necesarios para que los Argonautas lleven a buen
término su aventura. Al día siguiente Jasón
manifestó sus intenciones de apoderarse del vellocino de
oro, pero Eetes afirmó que no entregaría si antes
Jasón no uncía a dos toros de pezuñas de
bronce que echaban fuego por la boca y con ellos arara un campo,
donde debería después sembrar el campo con los
dientes del dragón que Cadmo, el fundador de Tebas,
había matado tiempo atrás, y, además, vencer
a los hombres armados que nacieran de aquéllos.
La tarea parecía ímproba, pero Medea, en
una visita nocturna, le declaró su amor a Jasón y
prometió ayudarle a cambio de la promesa de una fidelidad
duradera y de llevarla a Yolco con él. Jasón
aceptó y la mañana siguiente llevó a cabo su
proeza con una pócima para untar su cuerpo, que Medea le
había dado y que hizo invulnerable su cuerpo. Así
pudo domar a los toros sin sufrir quemaduras, aró el campo
y sembró los dientes; de los guerreros se deshizo con el
mismo método utilizado por Cadmo, arrojándoles una
piedra, haciendo que comenzaran a luchar unos contra otros hasta
que todos se mataron entre sí.
Eetes no estaba dispuesto, pese a todo, a ceder el
vellocino de oro y concibió el proyecto de atacar a los
Argonautas por la noche y destruirlos junto con su nave. Pero
Medea les ayudó a robar el vellocino de oro esa misma
noche, hechizando al dragón insomne que lo custodiaba.
Descolgando el vellocino del árbol donde estaba sujetado,
los Argonautas se lo llevaron e inmediatamente zarparon de
Cólquide; Medea llevó consigo a su joven hermano
Apsirto. Para escapar de la persecución de Eetes, Medea
mató a Apsirto y dispersó sus restos en el mar. El
rey se detuvo a recogerlos y la demora permitió escapar a
Jasón y a su grupo.
CUESTIÓN 133.
El retorno del
Argo
En el viaje de regreso los Argonautas fueron hasta los
mismos confines de la tierra, entraron en la corriente de
Océano, y dieron la vuelta remontando la corriente del
Istros (Danubio), y pasaron al Erídano hasta que llegaron
de nuevo al Mediterráneo. La proa parlante del Argo les
hizo conocer que la cólera de Zeus los perseguía a
causa del asesinato de Apsirto. Los Argonautas fueron a Ea, la
isla de Circe, hija de Helio, donde todos, excepto Medea, fueron
purificados por el terrible crimen. Zarparon y pasaron por
delante de las sirenas, hijas de Forcis, con cuerpo de ave y
cabeza de mujer, quienes hechizaban con su canto a todos los que
pasaban junto a su isla, invitándoles a desembarcar para
que se estrellen contra las rocas y se ahoguen; los Argonautas
escaparon porque Orfeo tañó su lira tan dulcemente
que consiguió anular el fatal efecto de la canción
de las sirenas.
Después pasaron sin inconvenientes entre Escila,
el monstruo de seis cabezas, que no pudo devorar a ningún
tripulante debido a la velocidad del Argo, y las nereidas,
enviadas por Hera, salvaron al barco de ser tragado por el
remolino de Caribdis. Una violenta tempestad los apartó de
su ruta, llevándolos al sur, y embarrancaron en la costa
de Libia; se vieron obligados a transportar por tierra la nave
hasta que llegaron al lago Tritonis. Aquí, cuando a duras
penas se abrían paso a través de los canales del
lago, Tritón les dio un terrón, que más
tarde arrojaron al mar y creció hasta convertirse en la
isla de Tera, donde se abastecieron de agua. Desde allí,
zarparon hacia Creta y se toparon con un gigante de bronce
llamado Talo, que vigilaba la isla caminando alrededor de ella
tres veces al día, y a todos aquellos a quienes atrapaba,
los mataba arrojándolos al fuego. Este monstruo era
superviviente de la raza de Bronce, y había sido hecho por
Hefesto y regalado por él a Zeus. En uno de sus talones
estaba su único punto débil, la entrada de una
vena, cerrada por una aguja de bronce. Medea lo sumió en
un trance hipnótico, y los Argonautas se deshicieron de
él sacándole la aguja.
CUESTIÓN 134.
Medea y
Pelias
Habiendo arribado finalmente a Yolco, la
tripulación se dispersó, y Jasón
entregó el vellocino de oro a Pelias. En ausencia de
Jasón, Pelias había obligado a Esón a
matarse y su madre había muerto de pena. Para vengar esas
muertes, Jasón le pidió ayuda a Medea. La hechicera
engañó a las hijas de Pelias diciéndoles que
sabía cómo ellas podían hacer que su anciano
padre recuperara la juventud y, para demostrarlo,
descuartizó a una oveja de muchos años y puso los
trozos a hervir junto con ciertas hierbas mágicas.
Después, soltó a un cordero joven, encantador y
juguetón, que surgió de la caldera de agua
caliente. Las hijas se convencieron de que podían
rejuvenecer de manera semejante a su padre. Así,
después de darle Medea a Pelias un poderoso
narcótico, las hijas se dispusieron a cortarlo en pedazos,
pero Medea no accedió a darles las palabras mágicas
ni las hierbas adecuadas, que le habrían devuelto la vida.
El engaño se develó, y Medea y Jasón
tuvieron que marcharse de Yolco, desterrados ante la ira de la
población y se fueron hacia Corinto, donde tuvieron dos
hijos, Mérmero y Feres. Sin embargo, nunca fueron
aceptados del todo por los corintios, temerosos de las artes
mágicas de Medea, y Jasón decidió
abandonarla para casarse con Creúsa, la hija del rey
Creonte, quien, admirado por las hazañas del héroe,
consintió en aceptarlo como yerno.
CUESTIÓN 135.
Epílogo de
Jasón
Presa de la desesperación, Medea suplicó a
Jasón por su amor, por sus hijos, y por toda la ayuda que
le había prestado en sus aventuras. Pero Jasón
estaba resuelta a dejar a Medea y sus ruegos fueron rechazados;
por tanto, ideó un terrible plan para vengarse de
Jasón. Fingiendo que se conformaba con su destino y que
quería congraciarse con la novia, envió a
Creúsa un vestido envenenado que la mató,
prendiendo fuego a ella y también a su padre, el cual
había acudido a salvarla. Después, Medea
preparó su huida; el rey de Atenas, Egeo, le había
ofrecido asilo en su ciudad; pero antes de marcharse mató
a los hijos que tuvo con Jasón y escapó de la ira
de éste, abandonando Corinto en un carro alado tirado por
dragones en dirección a Atenas, donde volverá a
aparecer en la leyenda del héroe Teseo. El pueblo de
Corinto no perdonó a Jasón y éste tuvo que
exiliarse de nuevo; se quedó en las regiones más
apartadas de Corinto, evitando el contacto con la gente, y
dedicó la nave Argo a Poseidón; un día
hallándose sentado debajo de ella, una parte del maderamen
cayó sobre él y lo mató aplastando su
cabeza.
Autor:
AllanAAA