- Nacimiento
- Educación
- Regreso a Venezuela
- Muerte
- Discurso de toma de posesión de Mons.
Rafael Arias Blanco como XI Arzobispo de
Caracas - Primera carta de Mons. Arias a los
obreros - Segundo mensaje de Monseñor Rafael Arias
Blanco a los obreros - Tercera carta de Mons. Rafael Arias Blanco a
los obreros - Palabras del excelentísimo sr. Dr. Mons.
Rafael Arias Blanco, Arzobispo de Caracas en el programa de
televisión "Vida y destino" correspondiente al
sábado 25 de enero de 1958 - Discurso de Mons. Arias contra el
comunismo - Cuarta carta de Mons. Rafael Arias Blanco a los
obreros
Nacimiento
Rafael Ignacio Arias Blanco nació el 18 de
Febrero de 1906, en La Guaira, entre las esquinas de Punto Fijo y
Palma Sola, casa marcada con el número 14. Fueron sus
padres Don Carlos Manuel Arias y Doña Carmen Teresa Blanco
de Arias. Su padre fue Procurador de los tribunales civiles y
supo infundir en su hijo ese deseo de hacer el bien y esa
preocupación por los demás que siempre lo
caracterizò. La Señora Carmen era una mujer humilde
y sencilla y transmitió al hijo estas
características, amen de un santo temor de Dios y aprecio
por las cosas sagradas.
Sus primeros años de vida transcurrieron en la
apacible tranquilidad de su hogar recibiendo la
instrucción elemental; luego sus padres, habiendo decidido
que estudiara en Caracas, lo trasladan a esa ciudad, al amparo de
unas tias,
Educación
Educaciòn Primaria:
A la edad de siete (7) años es inscrito en un
colegio particular . De Segundo a Quinto grado estudia en el
colegio "Andrès Bello" situado en la esquina de las
Ibarra. Termina su Primaria en la escuela anexa a la Normal entre
las esquinas de Palma a Miracielos.
Educaciòn Secundaria (Internado)
Su ingreso en el Seminario es narrado por el en una de
sus entrevistas. "Esto ocurrió de una forma muy simple. El
asunto fue muy sencillo. Mis tias me preguntaron si yo
querìa ser sacerdote. En el acto respondì que
sì, de la manera mas espontánea, porque la
vocación sacerdotal no es producto de un ramalazo, ni de
una inspiración. Está en uno latente y aflora de
forma natural".
Ingresa al Seminario Metropolitano de Caracas a la edad
de once (11 ) años y termina sus estudios secundarios a la
edad de dieciséis (16) años.
Educaciòn Superior
Ingresa al Seminario Mayor donde estudia 4 años
mas. Mons. Felipe Rincón González le confiere las
órdenes menores (Acolitado y Lectorado) en febrero de 1925
y a los 20 años se inscribe en el Colegio Pio
Latinoamericano de Roma y termina sus estudios de Teologìa
en la Universidad Gregoriana. Allí se gradúa de
Doctor en Derecho Canónico y Sagrada Teología. Al
culminar sus estudios recibe el orden Sacerdotal en la Capilla
del Colegio Romano en 1928 a la edad de 22 años. Su
primera misa la cantó allí mismo el 25 de Diciembre
de ese año.
Regreso a
Venezuela
Comienza su actividad apostólica como Vicario
Cooperador de Santa Capilla. Su probidad en el ejercicio de este
trabajo hace que merezca el nombramiento de Capellàn del
Seminario. Luego comienza su continuo peregrinar como
Párroco de Guatire, pàrroco de Villa de Cura,
párroco de la Divina Pastora (Caracas) y ejerciendo este
último cargo le es dado el nombramiento de Obispo Auxiliar
de Cumaná, el 12 de Diciembre de 1937.Su experiencia en la
Primogènita del Continente es notable .
El 12 de Noviembre de 1939, a la edad de 33 años,
es nombrado Obispo Titular de San Cristóbal y toma
posesión de su nueva diócesis al año
siguiente Su actividad en esta nueva responsabilidad es
fecundísima. Se celebra el Congreso Catequìstico,
el Congreso Vocacional, funda el Seminario Mayor de San
Cristóbal.
En Abril de 1952 es nombrado Arzobispo Auxiliar de
Caracas. Dos años permanece en ese cargo cuando , a
raíz de la muerte de Mons. Lucas Guillermo Castillo, es
nombrado Arzobispo de Caracas (1955) y toma posesión de la
Arquidiòcesis en Octubre de ese mismo
año..
Muerte
Mons. Rafael Arias Blanco muere inesperadamente en
Barcelona, Estado Anzoàtegui, la noche del 30 de
Septiembre de 1959 en un accidente automovilístico donde
perecen también Mons. Josè Humberto Paparoni,
primer obispo de Barcelona y su secretario el Padre Carli, Tenia
Mons. Arias 53 años.
Discurso de toma
de posesión de Mons. Rafael Arias Blanco como XI Arzobispo
de Caracas
Caracas, Domingo, 2 de Octubre de
1955
Al dirigirles mi humilde y emocionada palabra desde este
trono arzobispal, honrado con el brillo de las virtudes y
prestigiado con la ciencia y el talento de los ilustres varones
que me precedieron en el elevado cargo de arzobispo de Caracas,
no puedo menos que confesar mi propia debilidad e insuficiencia.
Me consuela, sin embargo, el pensamiento de que mi presencia en
este lugar se debe a la Voluntad de Dios, manifestada por su mas
caracterizado representante en esta Tierra, el Romano
Pontífice. Me consuela el saber qen el Señor adorna
con gracias especiales y enriquece con dones privilegiados a
aquellos que escoge para desempeñar una alta misión
entre los hombres. Me consuela también la seguridad de las
oraciones de los fieles, las plegarias fervorosas de las
Vírgenes consagradas a Dios y el diario recuerdo que en el
momento de la misa tienen los sacerdotes para con sus
obispos.
Acude en estos momentos a mi memoria la imagen venerada
y amable de mi predecesor, cuya ausencia hemos llorado todos, yo
el primero, pues con su muerte perdí a un padre bondadoso
que siempre me distinguió con las demostraciones
más delicadas de afecto.
En esa escuela del propio renunciamiento y de la
obligación personal que es el Palacio Arzobispal,
recibí de Mons. Castillo, durante tres años de mi
Coadjutoría, las lecciones ms grandes de humildad, de
espíritu de sacrificio, de mansedumbre evangélica y
de celo ardiente por las almas. Por esto no me sorprende el dolor
que ha causado su partida; no me sorprende el desfile
interminable y la devota actitud de los fieles ante sus restos
mortales.
Estamos seguros de que desde el cielo estará
velando por su amadísima Arquidiócesis y
pedirá para su nuevo pastor las abundantes gracias que
necesita.
Mi mejor saludo, el más afectuoso, es para
ustedes, amadísimos sacerdotes del clero diocesano, y
religioso que ocupan con toda justicia el primer puesto en mi
pensamiento y el lugar de mayor preferencia en mi corazón.
Son ustedes lo mas precioso , los insustituibles colaboradores en
el ministerio pastoral; son los apóstoles de luz, que
iluminan las almas con la doctrina del Evangelio
Las múltiples y graves necesidades de los
actuales tiempos reclaman de nosotros nuevas formas de apostolado
y mayores esfuerzos y sacrificios. Por tales motivos los exhorto
con ardor, con las mismas palabras del Pontífice reinante
(Pio XII) , a dedicarnos con toda solicitud a la salvación
de aquellos que la Providencia ha confiado a nuestro cuidado
¡ Cuàn ardientemente deseamos que emulemos a
aquellos santos que en los tiempos pasados, con sus grandes obras
demostraron a cuánto llega el poder de la Divina Gracia!
Que todos y cada uno, con humildad y sinceridad, podamos siempre
atribuirnos el dicho del Apóstol San Pablo: " Con mucho
gusto me gastarè y desgastaré hasta el agotamiento
por el bien de vuestras almas"
Para que nuestra labor sea fructuosa, para que Dios
bendiga nuestro apostolado, no olvidemos la íntima
unión que debemos mantener con nuestro superior
eclesiástico, tan bellamente expresado por el anciano
Obispo de Antioquía, San Ignacio Martir: " Los sacerdotes
deben estar unidos en espíritu a su Obispo como las
cuerdas de una lira"
Creo innecesario el recordarles que el deber principal
de todo sacerdote es su propia santificación. Sin el
diario esfuerzo por obtenerlo, con el desprecio de los abundantes
medios de progreso espiritual que la Providencia ha puesto en
nuestras manos, el apostolado externo será de poco
provecho, aùn mas, peligroso y contraproducente. Se
habrá caído en la justamente llamada Herejía
de la Acción.
Puesto de Honor ocupan en la Iglesia de Dios,
amadísimos religiosos y religiosas que, junto con
sacerdotes y seglares ejercen vuestro hermoso apostolado. , ya en
el campo de la caridad, ya en el de la docencia Yo los bendigo a
Ustedes y bendigo a vuestras obras y pido al Señor que las
haga florecer y multiplicar, y que jamás decaiga en
Ustedes el espíritu de vuestros Santos y Gloriosos
fundadores.
Unas breves palabras para mis queridos seminaristas. En
varios documentos pontificios se afirma que el seminario deber la
pupila de los ojos del Obispo. Y eso sson ustedes para mi,
amadísimos hijos. Son testigos de mis esfuerzos y de los
ingentes sacrificios que hace la arquidiócesis por
ustedes. En pocos años se ha multiplicado el número
de seminaristas y se ha construido un edificio orgullo de nuestra
Iglesia. Pensamos en esta forma acudir al remedio de la mayor
necesidad de la Arquidiócesis de Caracas, que es la falta
de sacerdotes. Pero noten que queremos sacerdotes virtuosos,
ejemplares, santos, como lo dice la plegaria que recita el pueblo
cristiano al terminar la bendición del Santísimo.
Esa es la meta que debemos proponernos alcanzar, el noble ideal
que corone nuestras aspiraciones, el programa para toda nuestra
vida.
No puedo ocultar mi emoción al dirigirme a
ustedes, amadísimos hijos, que pertenecen a las filas del
glorioso ejercito de la Acción Católica. Con
ánimo pronto y espíritu generoso han acudido al
llamamiento apremiante de la Iglesia para empuñar las
armas en defensa de la Religión y de Cristo. Son la ayuda
providencial dada por Dios a la Iglesia en estos tiempos aciagos
de peligros y de luchas. Me complazco en reconocer
públicamente la preciosa colaboración que han
prestado a la Iglesia Venezolana en el campo del Apostolado. La
responsabilidad de las deficiencias que se puedan señalar
en su movimiento, generalmente no provienen de sus dirigentes. Se
debe casi siempre a la falta asesores que se dediquen por entero
a formar el espíritu de los socios de Acción
Catòlica, para después lanzarlos al apostolado. Se
debe a la incomprensión de muchos que no han querido
prestar su colaboraciòn o que la han prestado pobremente,
son entusiasmo, como para guardar una apariencia o para llenar
una fórmula. Estén seguros de que muy pronto, con
la ayuda de Dios, podrán contar con algunos asesores que
se dediquen por entero al trabajo de su formación
cristiana.
Hacen también acto de presencia en esta tarde
representantes de las Venerables Ordenes Terceras , de la
Legión de María, de la Unión de
Cofradías del Santísimo , de la Sociedad de San
Vicente de Paul y de muchas otras asociaciones dedicadas al bien
espiritual de sus miembros y que se preocupan por realizar obras
de apostolado. A todas ellas va dirigida mi palabra de
estímulo por la obra importante que llevan a cabo y mis
votos mas sinceros porque continúen haciendo el bien en
este dilatado campo del padre de familia, donde tantos otros, por
desgracia, siembran la cizaña.
Amadísimos fieles: hasta ahora me
correspondía en parte el cuidado de sus almas; la
responsabilidad estaba compartida. Pero de ahora en adelante me
corresponde totalmente. Grande es este peso y débiles mis
hombros. Ayúdenme con sus oraciones diarias para obtener
del Señor las fuerzas necesarias y las luces requeridas
para conservar incólume y apacentar con eficiencia la
mística grey que me ha sido encomendada, para conducir a
puerto seguro la barca de esta importante
arquidiócesis.
Para concluir, debo expresar mi profunda gratitud al muy
Venerable Señor Dean y Cabildo Metropolitano por la pompa
y solemnidad que ha querido dar a este acto.
Mis gracias más expresivas y sentidas a ustedes,
amadísimos sacerdotes y religiosos que con su asistencia
han deseado manifestarme su afecto y adhesión, y a todos
ustedes, dilectísimos hijos que con su presencia han
querido expresar a su Arzobispo sus sentimientos de respeto,
veneración y cariño.
Mons. Dr. Rafael Arias Blanco
Primera carta de
Mons. Arias a los obreros
CARACAS 1956
A nuestro Venerable Señor Dean, Cabildo , Clero y
fieles de la Arquidiócesis , Salud y bendición en
Nuestro Señor Jesucristo.
En su carta Episcopal Colectiva que dirigió al
Episcopado Venezolano ,los obispos de la República, con
motivo de la última conferencia celebrada por dicho
episcopado en Caracas, al tratarse del deber de la Acción
Social, se hizo mención de la Fiesta de San José
Obrero, que promulgó Nuestro Santísimo Padre el
Papa Pio XII el primero de Mayo del pasado año ante ciento
cincuenta mil trabajadores de las Asociaciones Italianas de
Operarios Católicos y que deberá celebrarse el
mismo dia primero de Mayo de todos los años festejado en
el mundo de la producción desde el año 1881 como
Dia Internacional del Trabajo.
Atento el Santo Padre al Divino anhelo de favorecer a
todos sus hijos, por especial manera a los mas necesitados de
protección y aliento no duda consagrar, por decirlo
así, bajo la égida del humildísimo
Carpintero de Nazaret, la expresada fecha en el orbe cristiano, a
pesar de los turbulentos hechos que le dieron origen.
Ningún legítimo interés humano puede ser
indiferente al Vicario de Cristo, quien espera que en adelante,
el Primero de Mayo, lejos de fomentar las discordias , los odios
y sus violencias, sea una invitación constante a la
sociedad moderna en el sentido de completar lo que falta
todavía a la paz social y constituya un día de
júbilo verdadero en la gran familia del trabajo, merced al
progresivo triunfo del ideal cristiano.
Al acercarse pues, amados hijos, la fecha en referencia,
queremos detenernos un momento a considerar el nuevo signo
religioso de la Fiesta de San José Obrero, cual feliz
anuncio o presagio , de más altos bienes en el pueblo,
quien habrá de ayudar y socorrer con más
ahínco en lo sucesivo el Padre Adoptivo de Jesús
que el patrono y Modelo de los Trabajadores.
Es fácil advertir que, al hablar de la paz
social, alude, sin duda, el Vicario de Cristo a un ingente
problema tan antiguo como el mundo, pero que con tremendas
características peculiares se viene agitando desde fines
de siglo XVIII entre los distintos grupos del conglomerado
humano, por especial manera entre los que poseen abundantes
medios de subsistencia y los que ganan el pan con el sudor de su
frente, es decir, entre los representantes del capital y los
pioneros del trabajo, en pos de una organización de la
sociedad que satisfaga las justas exigencias de los sectores o
clases que la componen e integran, en cuanto lo permita la
natural imperfección de las cosas humanas. Tal es la
llamada "Cuestión Social" a cuya equitativa
solución han venido dedicando los más
solícitos desvelos y cuidados los Romanos
Pontífices de los últimos tiempos.
No nos referiremos aquí detalladamente a la
benéfica labor que realizó la Iglesia desde sus
comienzos con miras a la solución y alivio de los
más arduos conflictos humanos. Concretándonos a
nuestros tiempos, es bien sabido que, entre todos los Documentos
sociales que vieron la luz pública a fines del siglo
pasado, se lleva la palma la sabia Encíclica "Rerum
Novarum" del insigne León XIII; trascendental
enseñanza que amplió y adaptó al ambiente
actual Pio XI en la "Quadragésimo Anno". Al entrar en el
corazón del pueblo la elevadora enseñanza, le
devolvió la tranquilidad cristiana y el sentimiento de la
propia dignidad. Como dice sobre ese particular el Santo Padre
felizmente reinante, "mientras el Estado consideraba en el siglo
XIX como su único fin la tutela del derecho y de la
libertad, el Papa León XIII le avisó que
también le correspondía el procurar el bienestar
del pueblo con una clara y amplia política de
carácter social y mediante la creación de un nuevo
derecho del trabajo" Fue escuchada en parte la voz del Vicario de
Cristo, y hoy (son palabras de Pio XII) "es de justicia el
reconocer los encomiables progresos que , mediante la solicitud
de los poderes civiles, ha logrado en muchos países la
suerte de los trabajadores"
No perdamos empero de vista lo que nos recuerda el
Romano Pontífice, es a saber, "que no está colmada
todavía la saludable labor de la paz y de la concordia
social" Por desgracia no siempre los patronos se ajustan a las
normas y enseñanzas de la Iglesia, y no es raro que
busquen subterfugios o pretextos al efecto de esquivar las
disposiciones legales o las prestaciones que les corresponde
erogar, con evidente perjuicio de los intereses del obrero. No
podemos menos de hacerles en esta ocasión a los susodichos
patronos un llamamiento cordial, a fin de que colaboren,
también ellos, ateniéndose a las nomas de la
justicia y de a equidad, a la buena marcha y armonía del
conjunto humano de que forman parte.
Obra de Caridad y de pacificación entre todos sus
hijos realiza la Iglesia Católica, al destinar el
día Primero de Mayo a la nueva Fiesta de San José
Obrero quien no solo encarna ante Dios la dignidad del trabajo
manual sino que es también el patrono y guardián de
los operarios y de sus deudos y familiares.
Por nuestra parte anhelamos que se mantenga
constantemente, en los ministros del Santuario la mas viva
preocupación por los obreros que forman parte de su
rebaño espiritual y que se ven mas amenazados que otros
sectores de la penetración e insidias comunistas.
Procuremos que ellos miren en el sacerdote al defensor de su
derechos, al amigo y consejero interesado como el que más
en ayudarlos en sus angustias y dificultades. Recordémosle
que no fueron los funestos sistemas irreligiosos de hoy los que
trocaron al antiguo siervo o esclavo en un obrero libre, sino la
caridad divina que palpita en el cristianismo. No será
difícil presentarle la grandiosa figura de San Pablo, el
infatigable Apóstol de los gentiles, quien no solo
trabajaba en un oficio manual, a imitación de Jesús
y de su Padre Adoptivo en la tierra, sino que en ello se gloriaba
como en el mas honroso título. Asimismo le será
dado a nuestros sacerdotes el animar a los trabajadores al ahorro
y a la honestidad de vida y de costumbres cual preciosos recursos
con que podrán superar las duras condiciones que presenta
a veces la subsistencia moderna, e infundirles, en fin, en las
horas de dolor, las esperanzas y consuelos de la fe
cristiana.
De este modo, la Fiesta de San José que
anunciamos, señalará un hermoso despertar religioso
en los trabajadores y constituirá un acontecimiento de
benéficas proyecciones en la Iglesia y en la
Patria
De acuerdo, pues, con lo que hasta aquí dejamos
expuesto, y deseando dar a la nueva festividad litúrgica
el conveniente relieve, ordeno que en toda las Iglesias de la
Arquidiócesis se celebre solemnemente el primero de mayo
la FIESTA DE SAN JOSE OBRERO con predicación adecuada y
que se invite en forma especial a los trabajadores. La misa se
oficiará en la hora de la mañana o de la tarde que
se juzgue conveniente, de modo que no colida con los demás
actos organizados en la conmemoración de la Fiesta del
Trabajo..
En esta ciudad yo celebraré la misa por los
obreros a las siete y media de la mañana, en la Santa
Iglesia Catedral en la cual imploraremos para ellos especiales
bendiciones del cielo.
Estas letras pastorales serán leìdas en
todos los templos parroquiales y filiales de la
arquidiócesis el primer domingo o día festivo
después de recibidas y se guardarán en los
archivos.
Dadas, firmadas, selladas y refrendadas en Caracas, a
los diecinueve días de Abril de mil novecientos cincuenta
y seis, Dia Nacional de Venezuela.
Mons. Rafaél Arias
Blanco.
Segundo mensaje
de Monseñor Rafael Arias Blanco a los
obreros
1957
A nuestro Muy Venerable Señor Deán y
Cabildo Metropolitano: Clero y fieles de la Arquidiócesis,
salud y bendición en Nuestro Señor Jesucristo. Van
a cumplirse dos años de la fecha venturosa en que Su
Santidad el Papa Pio XII, ante una grandiosa
representación de la Asociación Católica de
Trabajadores Italianos (ACLI), declaró la solemne
institución de la Fiesta de San José Obrero para el
día Primero de Mayo. Con este gesto pontificio, de
admirable estrategia apostólica, el día Primero de
Mayo, que en muchas naciones había alcanzado el
carácter de Día del Obrero, quedaba santificado por
la Iglesia, borrando el recelo con que muchos fieles y aún
espectadores indiferentes miraban su celebración,
considerándola como manifestación netamente
revolucionaria contaminada de espíritu
marxista.
1) Actualidad del problema social –
obrero
Estamos ante una nueva prueba de la solicitud y
preocupación de la Iglesia por la clase obrera que llega
en hora feliz a nuestra Patria; en la hora en que Venezuela
siente, en todo su ser, el estremecimiento de una nueva vida que
está naciendo; en la hora de una transformación
radical de su economía. En efecto para nadie puede pasar
desapercibido el salto que de una economía
preponderantemente rural está dando nuestra Patria a otra
eminentemente industrial y minera. Con la erradicación de
algunas de las causas inveteradas de mortalidad, con una mejor
salubridad pública y con la poderosa corriente
inmigratoria, en veinte años -entre 1936 y 1956-la
población venezolana ha pasado de cuatro millones a mis de
seis millones de habitantes, es decir ha experimentado un aumento
del 35%. Pero el nacimiento y desarrollo de la industria y
minería, junto con las facilidades de vida que ofrecen los
grandes centros urbanos y la riqueza del Estado, ha producido el
desplazamiento de masas campesinas hacia las ciudades y regiones
industriales. Este fenómeno de éxodo rural que
todos notamos, nos lo descubren en toda su gigantesca gravedad
las estadísticas, según las cuales la
población rural venezolana descendió del 65%en 1936
al 45% en 1950.
2) La Iglesia tiene el derecho y el
deber de intervenir en los problemas
Este hecho trae lógicamente como consecuencia
la multitud de problemas sociales que está viviendo la
nación, y sobre los cuales, aunque sea someramente,
queremos llamar la atención del Clero y de todos los
fieles confiados a nuestro cargo pastoral, porque la Iglesia
tiene derecho, un derecho al cual no puede renunciar, a
intervenir en la solución del problema social,
según las palabras del Sumo Pontífice León
XIII en su Encíclica Graves de Communi:
"En opinión de algunos, la llamada
cuestión social es solamente económica, siendo, por
el contrario, certísimo que es principalmente moral
y religiosa, y por esto ha de resolverse en conformidad con las
leyes de la moral y de la religión"
.Más tarde el Papa Pio Xl, en su
Encíclica Quadragesimo Anno, recogía esta doctrina
en las siguientes frases:
"tanto el orden social como el
económico están sujetos a nuestro Supremo juicio,
pues Dios nos confió el depósito de la verdad y el
gravísimo encargo de publicar toda ley moral e
interpretarla y aún urgirla oportuna e
importunamente"
. Y en discurso pronunciado él 16
de junio de 1947 Nuestro Santo Padre Pio XII
afirmó:
"La Historia es testigo de la gran
solicitud con que la Iglesia ha tratado siempre esta
cuestión, no porque ella tenga el encargo de regular
directamente la vida económica, sino porque el orden
económico-social no puede ser desligado de lo moral, y
afirmar y proclamar los principios inmutables de la moralidad es
precisamente privilegio y deber de la Iglesia
"
. (A.P;-1947 -p59).Según las citadas palabras, la
Iglesia no sólo tiene el derecho, sino que tiene la
gravísima obligación de hacer oír su voz
para que todos, patronos y obreros, Gobierno y pueblo, sean
orientados para que todos los principios eternos del Evangelio en
esta descomunal tarea de crear las condiciones puedan disfrutar
del bienestar que la Divina Providencia está regalando a
la nación venezolana.
3) Pio XII nos habla
Motivo de seria reflexión debe ser para los
venezolanos el hecho de que en el lapso de sólo cuatro
años, el Sumo Pontífice haya dirigido su palabra
expresamente a nuestra nación, en tres ocasiones, y en dos
de ellas haya hecho hincapié en el problema social. Cuando
toda Venezuela se congregaba en el corazón espiritual dela
Patria, Guanare, para coronar a su Patrona, la Virgen de
Coromoto, nos dijo PioXII:
"Pedidle (a la Santísima Virgen)… Que la
caridad de Cristo triunfe en las relaciones sociales haciendo
llegar a todos los beneficios del justo progreso y del razonable
bienestar… Y que reconociendo todos su verdadera maternidad,
todos se sientan hermanos en Jesucristo, hijos de un mismo Padre
que está en los cielos, que pueden y quieren vivir en paz
para dar al mundo, agitado por el odio y por la violencia, el
ejemplo de una nación que sabe gozar de los beneficios de
la fraternidad cristiana"
(A.A.S. Vol. 44 pago 739). En octubre de
1956 cuando el Canciller de la República visitó al
Santo Padre, éste en su discurso
insistió:
"Elementos eficacísimos de progreso, pero
elementos otorgados no a una persona exclusivamente, sino a toda
una sociedad que debe sentir sus provechosos efectos en todas sus
categorías, para que el desarrollo sea armónico y
beneficioso, elementos en favor de una sociedad, que debe hacerse
digna de tantas predilecciones divinas con su asiduidad al
trabajo, su respeto a la pública moralidad, su celo por
conservar la integridad y la estabilidad de la familia, su
empeño por procurar la buena educación, sobre todo
religiosa y moral de sus hijos "
.A nadie puede extrañar la
insistencia con que la Iglesia ha llamado la atención de
los venezolanos frente al problema social, que el inmortal
Pontífice León XIII resumía en estas
frases:
"…los aumentos recientes de la industria y
los nuevos caminos porque van las artes, el cambio obrado en las
relaciones mutuas de amos y jornaleros, el haberse acumulado las
riquezas en manos de unos pocos y empobrecido la multitud, y en
los obreros la mayor opinión que de su propio valer y
poder han concebido y la unión más estrecha conque
unos a otros se han juntado, y finalmente la corrupción de
las costumbres, han hecho estallar la guerra
(social)"
. (Enc. Rerum Novarum), Y ese problema
social, decimos y recalcamos, existe en Venezuela.
4) La realidad sociológica de
Venezuela
Nuestro país se va enriqueciendo con
impresionante rapidez. Según un estudio económico
de las Naciones Unidas, la producción per capital en
Venezuela ha subido al índice de $540.00, lo cual la
sitúa de primera entre sus hermanas latinoamericanas, y
por encima de naciones como Alemania, Holanda, Australia e
Italia. Ahora bien, nadie osará afirmar que esa riqueza se
distribuye de manera que llegue a todos los venezolanos. Ya que
una inmensa masa de nuestro pueblo esta viviendo en condiciones
que no se pueden calificar de humanas.
El desempleo que hunde a muchísimos Venezolanos
en el desaliento y que a algunos empuja hasta la
desesperación; Los salarios bajísimos con que una
gran parte de nuestros obreros tiene que conformarse, mientras
los capitales invertidos en la industria y el comercio que hacen
fructificar esos trabajadores, aumentan a veces de una manera
inaudita; el déficit, no obstante el plausible esfuerzo
hasta ahora realizado por el Estado y por la iniciativa privada,
de escuelas sobre todo profesionales, donde los hijos delos
obreros puedan adquirir la cultura y formación a que tiene
absoluto derecho, para llevar a una vida más humana que la
que ha tenido que sufrir sus progenitores; la falta de
prestaciones familiares con que la familia obrera; pueda alcanzar
un mayor bienestar, las inevitables deficiencias en el
funcionamiento de institutos y organismos creados para el
mejoramiento y seguridad del trabajador y su familia; la
frecuencia con que son burlados la ley del trabajo y los
instrumentos legales previsto para la defensa de la clase obrera;
las injustas condiciones en que muchas veces se efectúa el
trabajo femenino; son hechos lamentables que están
impidiendo a una gran masa de Venezolanos poder aprovechar!;
según el plan de Dios, la hora de riqueza que vive nuestra
Patria, que como dijo el Eminentísimo Cardenal Caggiano,
Legado Pontificio al II Congreso Eucarístico Bolivariano,
en la Sesión Extraordinaria que en su honor celebrara el
Ilustre Consejo Municipal del Distrito Federal;
"Tiene tanta riqueza que
podría enriquecer a todos, sin que haya miseria y pobreza,
porque hay dinero para que no haya miseria"
5) Dos Objetivos
concretos
Para mejorar la condición de los trabajadores
nuestra legislación social debe proponerse: la
consagración nacional del Salario Vital Obligatorio, y la
institución igualmente nacional de una política de
prestaciones familiares, pues se trata de dos conquistas logradas
ya en muchas naciones cristianas del mundo culto
occidental.
6) La Cuestión
Sindical
Requisito indispensable para el mejoramiento de los
trabajadores es su unión. Por esto la iglesia
Católica ha defendido siempre con tanta insistencia el
derecho natural de todos los obreros. Lo hizo desde la edad media
con la creación de los gremios y corporaciones, y lo ha
realizado en los tiempos modernos con su protección
dedicada al sindicalismo autentico. Desde León XIII hasta
Pio XII la Cátedra de Pedro incesantemente ha proclamado
este derecho inalienable de los que con su trabajo están
cooperando al engrandecimiento de la nación.
Desgraciadamente nuestro movimiento sindical nació con
signo marxista en 1936, en un momento convulsionado de la vida
nacional y la constante injerencia de la política en el
sindicalismo Venezolano, lo ha desviado con frecuencia de su
rumbo profesional, produciendo en nuestro trabajador el
desengaño y la decepción. Sin embargo exhortamos a
nuestros trabajadores a que se reunan en sindicatos por ellos
libremente escogidos, convencidos como estamos de la clase obrera
llega a su mayoría de edad, tiene que luchar con
responsabilidad con decisión con la auténtica
promoción obrera, para cumplir la misión que dios
le ha confiado.
7) Fundamentos de la Doctrina social de
la Iglesia
Cuando la Iglesia aboga por vuestros derechos y os
recuerda vuestros deberes, amadísimos trabajadores,
simplemente está reclamando que en todos los aspectos de
nuestra vida, en los aspectos económicos, cultural,
sindical, social, moral y espiritual, se respeta la dignidad de
la persona humana que en todos y cada uno de vosotros Dios ha
colocado. Ente el socialismo materialista y ególatra, que
considera al individuo como una mera pieza en la gran maquinaria
del estado, y el materializado capitalismo liberal, que no ve en
el obrero si no un instrumento de producción, una maquina
valiosa productora de nuevas máquinas en su prole,
estala doctrina eterna del evangelio, que considera a cada uno de
nosotros sin distinción de clases ni de razas como persona
humana como hijos de Dios, como base y fuente de los derechos
humanos. Frutos amargos del primero ha cosechado con
lágrimas la humanidad en los países que han
caído víctimas de la revolución marxista y
los hombres no podrán borrar de su memoria el reciente
martirio de Hungría y la tragedia que están
viviendo los pueblos encerrados tras el telón de
acero.
"Entre las taras del capitalismo liberal, la
Iglesia lamenta especialmente las nefastas consecuencias, en las
costumbres públicas y privadas, debidas a la
búsqueda desenfrenada del dinero. La candencia profesional
desaparece en un mundo en que el espíritu de lucro se pone
en lugar del espíritu de servicio. El sentido del bien
común cede el puesto al desencadenamiento de los
egoísmos colectivos e individuales. EI dinero pudre a una
sociedad que lo ha hecho su ídolo"
(Declaración Doctrinal del
Episcopado, Francés, Mayo de 1.954).
8) Necesidad de propagar y poner en
práctica la Doctrina Social de la Iglesia.
La riqueza de nuestra Doctrina Social, tan bella, tan
humana, tan cristiana, tiene que ser conocida y practicada por
todos nosotros si queremos ser consecuentes con nuestra fe.
Juzgamos oportuno y necesario insistir aquí en que ese
conocimiento y esa práctica deben penetrar cada vez
más en los círculos de dirigentes obreros, en
nuestras clases patronales en nuestros actuales y futuros
gerentes y empresarios; en nuestra legislación laboral,
que sin duda alguna contiene conquistas avanzadas, y en los
encargados de aplicar esa legislación; en nuestras
Universidades, Liceos, Colegios y Escuelas Técnicas y
Profesionales. Nos hemos llevado esa preocupación hasta
mponer que en nuestra Arquidiócesis, en la
enseñanza catequística elemental, se dieran los
fundamentos i de la Doctrina social de la Iglesia. Queremos
expresar en estas Letras Pastorales nuestra felicitación y
aliento a las empresas y patronos que ya van poniendo en
práctica muchos de los postulados sociales
católicos. También queremos; felicitar y alentar a
los organismos sindicales que luchan por la clase obrera, y a los
institutos que trabajan para solucionar el problema de
alimentación, vivienda y seguridad del trabajador
venezolano.
9) Para formar dirigentes del movimiento
obrero…
Igualmente juzgamos oportuno dar aquí nuestra voz
de aprobación y estimulo la Acción Social
Católica, que forma élites de dirigentes obreros
que en sus cursillos sociales, y a la JOC (Juventud Obrera
Católica), que es escuela, integral, que es servicio y que
es cuerpo respectivo de las juventudes trabajadoras. Ambas
instituciones por mandato de la jerarquía venezolana,
están poniendo los cimientos de una auténtica
promoción de la clase obrera. A todo nuestro clero
Diocesano, y Regular, y a todos nuestros fieles, recomendamos
encarecidamente la necesaria cooperación con estas dos
empresas salvadoras.
10) Deberes de los
trabajadores
Amadìsimos trabajadores, tenemos confianza en
vosotros, en la clase obrera de Venezuela.. Tenemos confianza en
que vosotros, colaborando estrechamente con las otras clases de
la sociedad, y cumpliendo con vuestros deberes, crearéis
un mundo mejor, un mundo en que cada ciudadana pueda vivir como
ersona humana y como hijos de Dios. Por tanto os encarecemos el
cumplimiento estricto de vuestros deberes: que en vosotros
florezca el espíritu del ahorro; que vuestras familias
santamente constituidas, sean copia de la Sagrada Familia de
Nazaret, que la cristiana educación de vuestros hijos sea
vuestra constante preocupación; que vuestra honradez y
responsabilidad en el trabajo, es decir, vuestra conciencia
profesional sean la mejor garantía que podais ofrecer al
reclamar vuestros derechos.
11.- Evolución sin
Violencia.
Y con las palabras de Nuestro Santo Padre PIO XII, os
recordamos que " No es en la revolución, sino en una
evolución armónica donde está la
salvación y la justicia. La violencia nunca ha hecho mas
que derribar en vez de levantar; encender la pasiones en vez de
calmarlas; acumular odios y ruinas en vez de hermanar a los
combatientes, y ha lanzado a los hombres y a los partidos a la
dura necesidad de reconstruir lentamente, tras dolorosas pruebas,
sobre las ruinas de la discordia.. Solo una evolución
progresiva y prudente, valiente y acomodada a la Naturaleza, y la
equidad, iluminada y guiada, por las santas normas cristianas de
la justicia y equidad, puede llevar al cumplimiento de los deseos
y de las honestas necesidades del obrero" (Discurso de Pio XII el
13 de Junio de 1943)
12.- Despedida
En la mañana del Primero de Mayo, este año
como los anteriores, celebraremos el Santo Sacrificio de la Misa
en nuestra Santa Iglesia Catedral Metropolitana. En esa Misa, en
la que vosotros os uniréis al celebrante para ofrecer al
Eterno Padre junto con el sacrificio de su Hijo Divino, el
sacrificio de vuestro trabajo diario, el sacrificio de vuestras
vidas obreras. Me Despido con Palabras de la Sagrada Liturgia "al
Creador de todas las cosas, Dios, que ha establecido la ley del
trabajo para el género humano, que por el ejemplo y
patrocinio de San José, nos concede propicio realizar
todas las obras que nos manda y alcanzar los premios que promete"
(Oración de la Misa de San José Obrero)
"El Primero de Mayo, recibiendo así, en cierto
modo, su consagración cristiana, lejos de ser fomento de
discordias, de odios y de violencias, es y será una
invitación constante a la sociedad moderna a completar lo
que aún falta a la paz social. Fiesta cristiana por tanto,
es decir, dia de júbilo para el triunfo concreto y
progresivo de los ideales cristianos de la gran familia del
trabajo. " (Discurso de Pio XII el 10 de Mayo de 1955)
Estas Letras pastorales serán leídas en
todos los templos de la Arquidiócesis el primer Domingo o
dá festivo después de recibidas y se
guardarán en los Archivos Parroquiales.
Dadas, firmadas, selladas y refrendadas en Caracas a los
veintinueve días del mes de Abril de mil novecientos
cincuenta y siete.
Tercera carta de
Mons. Rafael Arias Blanco a los obreros
1958
Saludo Inicial
Yo, Dr. Rafaél Arias Blanco, por la Gracia de
Dios y la Sede Apostólica, Arzobispo de Caracas a Nuestro
muy Venerable Señor Dean y Cabildo Metropolitano, Clero y
fieles de la Arquidiócesis, salud y bendición en
Nuestro Señor Jesucristo.
El Día del Trabajo.
La próxima celebración del Primero de
Mayo, Día del Trabajo y Fiesta de San José Obrero,
nos brinda nueva oportunidad de enviar el mas cordial saludo a
nuestros queridos trabajadores.
Con motivo de la misma celebración
recordábamos el año pasado diversos puntos
primordiales de la doctrina social de la Iglesia.
Condenábamos entonces la injusta distribución de
riquezas que obligaba a "una inmensa masa de nuestro pueblo vivir
en condiciones que no se pueden calificar de humanas". Nos
hacíamos eco de las quejas de los numerosos desempleados,
abocados a la miseria y a la desesperación;
elevábamos nuestra voz contra los salarios inhumanos, que
acusaban el más absoluto desconocimiento del derecho
fundamental que tiene el obrero a vivir decentemente con la
remuneración de su trabajo, lamentábamos la falta
de escuelas, sobre todo profesionales; nos referíamos a
las injusticias que sufre la mujer trabajadora, a las fallas de
los institutos sociales y al incumplimiento de la Ley del
Trabajo; y nos oponíamos, en fín, a un sistema
sindical único que estuviese en manos de elementos
oficiales del Gobierno, y nos escogido libremente por los mismos
obreros.
Felizmente con el cambio político realizado el 23
de Enero, ha mejorado algo la situación del trabajador, y
abrigamos la esperanza de que las mejoras irán en aumento
de día en día, como lo exige la dignidad de la
persona humana.
He aquí porque en la presente ocasión
queremos insistir sobre algunos de los indicados tópicos
de la doctrina social de la Iglesia, atentos al sagrado deber de
orientar a nuestra grey en la hora actual, que es de inmensa
trascendencia en a historia venezolana.
El punto de vista de la Iglesia
Ante todo recordaremos que, al intervenir la Iglesia en
las modernas cuestiones sociales, se apoya en el derecho natural
de la persona humana y en el mensaje sobrenatural de Cristo,
contenido en el Evangelio, cuya oportuna aplicación a las
diferentes circunstancias de los tiempos corresponde a la Sagrada
Jerarquía, y por especial manera a los Romanos
Pontífices.
En las encíclicas de los últimos Papas, a
partir de León XIII, palpita el sentido orientador de la
Iglesia en singular manera con relación a la clase obrera.
De dichas encíclicas y de sus luminosas enseñanzas
es fácil deducir, como concepto básico, el derecho
que tiene todo ser racional de vivir en decentes condiciones
humanas, y no en la inseguridad y en la miseria, a la cual
impelen a veces al obrero los ingresos salariales reducidos en
tal forma que no alcanzan a cubrir las mas urgentes necesidades
de la familia. Ese derecho se funda en el destino eterno del
hombre y en su vocación a la santidad y a la virtud, la
cual difícilmente estarán en condiciones de
practicar quienes carezcan de los más elementales medios
de vida.
Es obvio que como cristianos, no podemos admitir esa
situación material de gran parte de nuestro proletariado,
ni resignarnos ante las injusticias sociales, ni contentarnos, en
fin, con un cristianismo individualista, o con una caridad
meramente asistencial, que procura aliviar las tristes
consecuencias de un orden contario al plan divino, sino que hemos
de empeñarnos en remediar el mal desde su raíz,
interesándonos profundamente y, por todos los medios que
estén a nuestro alcance, en lograr equitativas condiciones
de vida para nuestros trabajadores.
PROPUESTAS .
1.- EL SALARIO MINIMO VITAL
OBLIGATORIO
Por esto hemos de esforzarnos en obtener los dos
objetivos concretos que señalábamos en la Carta
Pastoral del Primero de Mayo del año pasado, es a saber,
el Salario Vital Mínimo Obligatorio y las Prestaciones
familiares. El expresado Salario, capaz de sostener a un obrero
corriente en circunstancias normales, haría desaparecer
las remuneraciones insuficientes que todavía se pagan en
mucha industrias y comercios..
Sabemos que hay una corriente favorable en pro de esa
reivindicación obrera, y que ha sido apoyada en diferentes
sectores quue verían con agrado se le diese cabida en
nuestra legislación laboral.
2.- LAS PRESTACIONES FAMILIARES
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