La crisis económica de la Unión Europea: ¿Complejo de Saturno o Síndrome de Estocolmo? Parte II (página 6)
Nunca sabremos si los británicos hubieran votado
a favor o en contra de ese ingreso, dada su desconfianza
ancestral al cambio, que les ha llevado hace tan solo unos meses
a mantener uno de los sistemas electorales menos representativos
de lo que piensan los votantes que existe en el mundo. Pero lo
que sí sabemos es que si los laboristas nunca convocaron
ese referéndum tras llegar al poder en 1997 fue, sobre
todo, por las peleas que carcomían las relaciones de esa
singular pareja política que formaban Blair y
Brown.
El euro se convirtió en rehén de esas
rencillas, que se remontan al célebre pacto que alcanzaron
en 1994, cuando la súbita muerte del entonces líder
John Smith sembró la simiente de la rivalidad entre dos
políticos que hasta entonces parecían
sólidamente unidos. Blair, que ya en aquellos tiempos
cuestionaba el carácter de su amigo, decidió optar
a un liderazgo que muchos consideraban destinado al más
sólido de los dos, Brown. Este tuvo que aceptar a
regañadientes que el dinámico y sonriente Tony era
mejor cartel electoral, pero obtuvo a cambio el control absoluto
de la política económica.
Eso incluía el euro. Y Brown reforzó su
control sobre el calendario del ingreso condicionándolo a
que el Tesoro, del que él era el gran timonel, dictaminara
que se cumplían cinco requisitos de carácter
económico, entre los que el más importante era la
compatibilidad de los ciclos económicos británico y
de la zona euro.
En las elecciones de 2001 los conservadores que entonces
lideraba William Hague intentaron centrar la campaña en el
miedo al euro: fracasaron por completo. Pero aunque no le
tenían miedo, el euro era cada vez menos popular en Reino
Unido. Los daneses habían rechazado incorporarse, restando
presión a los británicos. Lejos de disminuir, la
rivalidad entre Brown y Blair aumentó. El primero, cuanto
mejor conocía el euro más desconfiaba de él.
Y el segundo se convirtió luego en la bestia negra de
París y Berlín por su alianza con George W. Bush en
la invasión de Irak, lo que enterró cualquier
perspectiva de ingreso de la libra en el euro.
Lo demás está muy reciente. La crisis
financiera, el problema de la deuda soberana, el estallido de
Grecia, etcétera.
El acertado pronóstico de Wynne Godley
Wynne Godley (1926-2010) era un personaje muy peculiar.
Estudió política, filosofía y
economía en Oxford, pero acabó dedicándose a
la música como profesional. Tocaba el oboe como solista
principal en la orquesta de la BBC en Gales, pero lo dejó:
no porque no diera la talla, sino porque le daba pánico
tener que tocar en público. De la música
pasó al Tesoro y después al King's College de
Cambridge, desde donde chocó con frecuencia con Margaret
Thatcher.
Godley fue uno de los pocos que cuestionó
técnicamente en Europa el proyecto de unión
monetaria. Esas dudas solo se estaban planteando en Estados
Unidos, donde los académicos pronosticaban que el euro
estaba destinado al fracaso porque Europa no tenía la
unidad de ciclo económico, la incidencia más
uniforme de los choques económicos, las transferencias
fiscales transfronterizas y la movilidad laboral del gigante
americano.
En octubre de 1992, Godley advirtió en un
artículo en la London Review of Books de que la moneda
única no podía funcionar tal y como estaba
planteada: "La increíble laguna del programa de Maastricht
es que aunque contempla la creación y manera de funcionar
de un banco central independiente, no hay proyecto
análogo, en términos comunitarios, de un gobierno
central".
Y concluía que había que elegir entre lo
que quería Thatcher, mantener las monedas nacionales, o
por un proyecto europeo realmente federal. Pero no esa vía
intermedia que pretendía crear una moneda europea con
Gobiernos nacionales y sin una verdadera autoridad central
europea.
– Anatole Kaletsky: El acuerdo "Merkozy" no vale nada
(El Economista – 2/1/12)
(Por Anatole Kaletsky)
¿Y el ganador es? David Cameron.
Con los mercados europeos hundidos tras la histórica
reunión, Francia a punto de perder su calificación
crediticia y el Parlamento alemán conmocionado tras el
fracaso de Angela Merkel en cumplir su promesa de sanciones
automáticas a las infracciones del umbral presupuestario,
parece que el nuevo tratado de la eurozona no va a escribirse
nunca, y mucho menos firmarse o ratificarse. En vez de aislar o
debilitar la posición británica, el primer ministro
ha salvado del ridículo y el descrédito a los
tratados fundamentales de la Unión Europea.
A medida que se iban conociendo los detalles del pacto
fiscal franco-alemán, se puso de manifiesto que la
respuesta "exhaustiva" y "definitiva" a la crisis de la eurozona
no era más exhaustiva ni definitiva que todos los acuerdos
fallidos anteriores. La única decisión verdadera
consistió en fijar otra reunión dentro de tres
meses en la que, por obra de magia, se resolverán todos
los insoportables contenciosos que dividen a Francia y Alemania.
Hasta entonces, los ciudadanos de la eurozona y los inversores
globales acertarán manteniéndose recelosos. Los
motivos del escepticismo pueden agruparse en tres
categorías: las finanzas, la política y la
economía.
Empezando con las finanzas, el acuerdo
de la cumbre fracasó burdamente a la hora de satisfacer
los dos requisitos necesarios para restaurar la confianza en los
acreedores de los Gobiernos de la zona euro y los depositantes de
bancos griegos, italianos y españoles. En primer lugar,
la eurozona debe convertirse en una verdadera unión
fiscal. Segundo, el Banco Central Europeo debe ofrecer una
financiación potencialmente ilimitada a los Estados
más débiles del euro, acortando las distancias
entre el calendario político de la creación de una
unión fiscal, que llevará varios años, y la
agenda del mercado, medida en semanas o meses. La cumbre
fracasó estrepitosamente en ambos sentidos.
La unión fiscal necesaria para salvar el euro
exigiría un control fuerte y centralizado de los
impuestos, los gastos nacionales y el bienestar social, que es lo
que quieren los alemanes y a lo que se resisten los franceses y
los países del Club Med. Sin embargo, para tener siquiera
una posibilidad remota de restaurar la estabilidad financiera,
la unión fiscal también tendría que crear
la responsabilidad colectiva de las deudas soberanas y de la
solvencia bancaria en todos los países miembros. Eso es lo
que los países mediterráneos necesitan urgentemente
para tranquilizar a sus acreedores y depositantes bancarios, y
también lo que Alemania se ha negado incluso a discutir.
Para empeorar aún más las cosas, el proceso de
unión fiscal no ha contado con el respaldo previsto del
BCE. En lugar de aumentar el apoyo a Grecia, Italia y otros
países, el Banco Central Europeo ha reducido su ritmo de
compras de bonos. En vez de ofrecer a Italia y España
créditos puente, el BCE ha tramado un estrambótico
plan de préstamos encubiertos mediante un esquema
disparatado que en cualquier otro contexto podría
describirse como blanqueo de dinero.
El BCE anunció que
ofrecerá a todos los bancos de la eurozona
préstamos a tres años en cantidades ilimitadas a un
tipo de interés de sólo el 1 por ciento. Los bancos
podrán usar el dinero para comprar bonos emitidos por sus
propios Estados, en la mayoría de los casos con un
rendimiento del 6 por ciento o más, con cinco puntos de
beneficio al absorber las deudas que sus Gobiernos decidan emitir
en los próximos meses.
Dada la oferta de financiación
ilimitada del BCE, el único tope de los bancos en sus
adquisiciones de bonos será el miedo al default. Si
los Estados griego o italiano impagan sus deudas, los bancos de
esos países quebrarán de forma espectacular (aunque
lo harían de todos modos en caso de impago de sus
Gobiernos). Es decir, los incentivos para los directivos
bancarios son jugárselo todo, arriesgar el capital en los
mercados de deuda estatal y aprovechar al máximo las
nuevas líneas de crédito del BCE.
Ante las incertidumbres
En cuanto al ámbito
político, el tratado propuesto no hace más que
exacerbar las tensiones e incertidumbres que amenazan la
cohesión en la eurozona. Pensemos en algunas de las
preguntas que plantea el tratado y que nadie, de momento,
puede contestar.
¿Ratificarán los 17 países del euro
el nuevo tratado? ¿Y cuánto tiempo llevará?
¿Podrá Irlanda evitar un referendo justo cuando sus
ciudadanos consideran a Europa una potencia colonial muy hostil?
¿Quién exigirá el cumplimiento de las
disposiciones del tratado si la exclusión británica
significa que los 17 no pueden recurrir al Tribunal Europeo, la
Comisión y otras instituciones de la Unión?
¿Introducirán todos los miembros del euro los
techos de deuda al estilo alemán en sus Constituciones
para satisfacer a los tribunales germanos? Y si un Estado no
cumple, ¿será expulsado en el acto del euro, o
qué otra sanción puede imponerse que tenga
credibilidad?
Y peor aún, ¿cómo
interactuará el acuerdo con la política francesa?
Con las elecciones presidenciales en mayo, ¿qué
ocurrirá si los dos oponentes al presidente Nicolas
Sarkozy (Marine Le Pen y François Hollande) denuncian al
bautizado como pacto fiscal por traicionar la soberanía y
democracia galas? En ese caso, el acuerdo del viernes 9 de
diciembre no valdrá ni el papel en que está escrito
hasta los comicios del 6 de mayo.
Austeridad alemana no puede
funcionar
La tercera objeción al acuerdo
Merkel/Sarkozy es su incoherencia económica. Imponer la
austeridad alemana a todos los miembros de la eurozona no puede
funcionar por razones de aritmética y
macroeconomía. Incluso si el pacto fiscal pudiera ponerse
en práctica de inmediato y aunque el BCE lo respaldase con
apoyo monetario, fracasaría porque agrava las pesadillas
económicas del desempleo y el estancamiento del sur de
Europa, Irlanda y, en último término,
también de Francia y Alemania.
Es aritméticamente imposible
que todos los países en la eurozona se escapen
simultáneamente de la crisis de la deuda a base de
deflación. En ese aspecto, por lo menos, la
enseñanza principal de Keynes en los años 30 (que
los trabajadores y contribuyentes son también clientes)
sigue siendo tan de actualidad hoy como entonces. Al imponer
austeridad permanente a toda la eurozona, el pacto fiscal o la
unión fiscal garantizaría una depresión
persistente, y eso, a su vez, asegura que el tratado
supuestamente acordado el 9 de diciembre no verá nunca la
luz.
(Anatole Kaletsky. Director adjunto y jefe de
Economía del diario The Times)
– El leviatán financiero de EEUU (Project
Syndicate – 30/12/11)
(Por J. Bradford DeLong)
Berkeley.- En el año 1950, según las
estimaciones del Departamento de Comercio de EEUU, el sector
financiero y de seguros en Estados Unidos representaban el 2,8%
del PIB. Hasta el año 1960, dicha proporción
había crecido hasta el 3,8% del PIB, y había
alcanzado el 6% del PIB en el año 1990. En la actualidad
representa el 8,4% del PIB, y dicha proporción no
está en descenso. Justin Lahart de The Wall Street Journal
informa que la proporción en el año 2010 fue mayor
que la proporción pico del año 2006.
Lahart continúa sus apreciaciones indicando que
el crecimiento de la proporción del sector financiero y de
seguros de la economía "no ha sido, por lo general, una
mala cosa… Al desplazar capital a lugares donde puede ser
utilizado de mejor manera, se ayuda a que la economía
crezca"…
Pero si EEUU estuviera obteniendo un buen valor a cambio
del 5,6% adicional del PIB que ahora gasta en finanzas y seguros
-es decir, por los $ 750 mil millones extras que se
desvían anualmente de lo que hubiese estado destinado a
pagar a personas que fabrican directamente bienes útiles y
proporcionan servicios útiles- dicho valor se
mostraría de forma obvia en las estadísticas. A una
típica tasa anual del 5% de interés real para
flujos de efectivo riesgosos, desviar una porción tan
grande de recursos alejándolos de los bienes y servicios
con utilidad directa este año sería un buen negocio
únicamente si ello impulsa el crecimiento económico
anual general en un 0,3% – es decir, en un 6% por el periodo de
una generación de 25 años.
La economía de EEUU atravesó en el
último par de generaciones por muchos shocks, y muchos
factores aumentaron o disminuyeron el crecimiento
económico. Mas no es obvio que hoy en día la
economía de EEUU sería un 6% menos productiva si se
hubiera mantenido el sistema financiero y de seguros del
año 1950, en lugar del que ha prevalecido durante los
últimos 20 años.
Hay cinco formas en las que una economía se
beneficia de un sistema financiero y de seguros que funcionan
óptimamente. En primer lugar, las personas ya no
están tan vulnerables ante los efectos de los incendios,
inundaciones, desastres médicos, desempleo, colapsos
empresariales, cambios sectoriales, y otros hechos similares, ya
que un sistema financiero y de seguros que funciona
óptimamente diversifica y por lo tanto disipa algunos
riesgos, y se ocupa de los demás riesgos emparejando a las
personas que temen al riesgo con aquellas que cómodamente
pueden soportarlo. Aunque puede ser cierto que de alguna forma el
actual sistema financiero y de seguros de Estados Unidos
distribuye mejor el riesgo, es difícil de ver cómo
ello podría ocurrir en los hechos, dadas las experiencias
por las que atravesaron los inversores en instrumentos de renta
variable y en el sector de vivienda durante los últimos
dos decenios.
En segundo lugar, los sistemas financieros que funcionan
óptimamente emparejan proyectos de inversión
grandes e ilíquidos con cantidades pequeñas de
dinero aportadas por ahorristas particulares quienes valoran
altamente la liquidez. Ha habido una importante innovación
en las últimas dos generaciones: las empresas ahora pueden
emitir bonos de alto rendimiento. Sin embargo, dados los costos
del proceso de quiebra, nunca ha quedado claro por qué una
empresa preferiría emitir bonos de alto rendimiento
(aparte de porque desea realizar una jugada al sistema
impositivo), o por qué los inversores preferirían
comprarlos en lugar de invertir en una participación
accionaria.
En tercer lugar, existen oportunidades mejoradas para
gastar más cuando uno es pobre, y de posteriormente,
ahorrar más cuando uno se convierte en rico. Los hogares
en la actualidad pueden prestarse más gracias a los
préstamos para la compra de viviendas, manejo de saldos en
tarjetas de crédito, y préstamos sobre el sueldo.
Pero, ¿qué están comprando las personas
realmente? Muchos de ellos no están comprando la capacidad
de gastar cuando son pobres, y ahorrar cuando se convierten en
ricos, sino que parece que están comprando el aplazamiento
de la conversación sobre "recortes desagradables de
gastos" con los demás miembros de su hogar. Y, eso no es
algo que usted desea comprar.
En cuarto lugar, hemos visto grandes mejoras en la
facilidad para realizar transacciones. Pero, mientras que las
transacciones electrónicas han hecho que una gran cantidad
de la vida financiera sea mucho más fácil, dicha
facilidad debería haber sido acompañada por una
disminución, no por un aumento, de la proporción
del PIB, de la misma forma que las comunicaciones
telefónicas automatizadas en el ámbito de las
telecomunicaciones llevaron a una disminución en el
número de telefonistas en relación al número
de llamadas telefónicas. De hecho, las operaciones de
aquellas partes del sistema financiero que están
más estrechamente relacionadas con las mejoras
tecnológicas han disminuido notablemente: considere lo que
ha sucedido con las operaciones de verificación de los
Bancos de la Reserva Federal regionales.
Por último, una mejor financiación
debería significar un mejor gobierno corporativo. Debido a
que la democracia que ejercen los accionistas no proporciona un
control efectivo sobre una gestión gerencial que es
arraigada, fuera de control, y auto-indulgente, las finanzas
pueden desempeñar un papel potencialmente poderoso para
garantizar que los gerentes corporativos trabajen por los
intereses de los accionistas. Y, en verdad, un cambio sustancial
ha ocurrido durante las últimas dos generaciones: los
directores ejecutivos prestan mucha más atención
que antes a la tarea de complacer al mercado de valores, y
probable esto puede ser algo bueno.
Sin embargo, en general, sigue siendo
preocupante que no veamos los grandes beneficios obvios, ya sea a
nivel micro o macro, en la eficiencia de la economía de
EEUU, que podrían justificar gastar un 5,6% extra del PIB
cada año en finanzas y seguros. Lahart cita la
conclusión a la que llegó Thomas Philippon de la
Universidad de Nueva York que indica que el sector financiero de
EEUU en la actualidad tiene una hipertrofia que se calcula que es
de dos puntos porcentuales del PIB. Y es muy posible que la
estimación Philippon de la magnitud de dicha hipertrofia
del sector financiero de EEUU sea demasiado baja.
¿Por qué la
devoción de una gran cantidad de habilidades y de
emprendimientos en el sector financiero y de seguros no ha pagado
los dividendos económicos obvios? Hay dos maneras
sostenibles de hacer dinero en el sector financiero: encontrar
personas con riesgos que deben ser llevados a cabo y emparejar a
dichas personas con personas que tienen una capacidad aún
no utilizada para soportar riesgos, o encontrar personas con
tales riesgos y emparejarlas con las personas que no tienen ni
idea, pero que sí tienen dinero. ¿Estamos seguros
de que la mayor parte del crecimiento en el sector financiero
proviene de una proporción creciente de profesionales de
las finanzas que se avocan a la primera actividad descrita en
lugar de la última citada?
(J. Bradford DeLong, ex secretario adjunto del Tesoro de
los Estados Unidos, es profesor de Economía en la
Universidad de California en Berkeley e investigador asociado en
la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas.
Copyright: Project Syndicate, 2011)
– ¿Decadencia y caída del euro? (Project
Syndicate – 3/1/12)
(Por Daniel Gros)
Bruselas.- Los grandes imperios raras veces sucumben a
los ataques exteriores, pero con frecuencia se desploman bajo el
peso de la disidencia interna. Esa vulnerabilidad parece
aplicable también a la zona del euro.
Los principales indicadores
macroeconómicos no indican problema alguno para la zona
del euro en conjunto. Al contrario, tiene una cuenta corriente
equilibrada, lo que significa que dispone de recursos suficientes
para resolver sus problemas de financiación
pública. A ese respecto, la zona del euro sale airosa de
la comparación con otras grandes zonas monetarias, como,
por ejemplo, los Estados Unidos o, más cerca de ella, el
Reino Unido, que tienen déficits externos y, por tanto,
dependen de que continúen las entradas de
capitales.
También desde el punto de vista
de la política fiscal, la zona del euro es, por
término medio, relativamente fuerte. Tiene un
déficit fiscal muy inferior al de los EEUU (el cuatro por
ciento del PIB en el caso de la zona del euro, frente a casi el
10 por ciento en el de los EEUU).
La degradación de la divisa es
otra señal de debilidad que con frecuencia precede a la
decadencia y la desmembración, pero tampoco se da en el
caso de la zona del euro, donde la tasa de inflación sigue
siendo baja e inferior a la de los EEUU y a la del Reino Unido.
Además, no hay un gran peligro de aumento, pues las
peticiones salariales siguen siendo muy moderadas y el Banco
Central Europeo afrontará pocas presiones para financiar
los déficits, que son escasos y cuya desaparición
está prevista para los próximos años. La
refinanciación de las deudas estatales no es
inflacionaria, pues no crea un nuevo poder adquisitivo. El BCE es
un simple "intermediario central" entre los ahorradores alemanes,
que aborrecen el riesgo, y el Gobierno italiano.
Se ha escrito mucho sobre el lento
crecimiento de Europa, pero, en realidad, su ejecutoria no es tan
mala. A lo largo del último decenio, el crecimiento por
habitante en los EEUU y en la zona del euro ha sido casi
exactamente el mismo.
En vista de ese relativo vigor de los
factores fundamentales de la zona del euro, es demasiado pronto
para descartar el euro, pero la crisis ha ido empeorando, pues
las autoridades de Europa parecen tener una capacidad ilimitada
para dar un sesgo desastroso a la
situación.
El problema es la distribución
interna de los ahorros y las inversiones financieras: aunque la
zona del euro tiene ahorros suficientes para financiar todos los
déficits, algunos países tienen problemas porque
los ahorros han dejado de cruzar las fronteras. Hay un exceso de
ahorros al norte de los Alpes, pero los ahorradores del norte de
Europa no quieren financiar a países del sur como Italia,
España y Grecia.
Ésa es la razón por la que la prima de
riesgo de la deuda italiana y de otros países del sur de
Europa sigue entre 450 y 500 puntos básicos y, al mismo
tiempo, el Gobierno alemán puede emitir valores a corto
plazo y esencialmente con el tipo cero. La renuencia de los
ahorradores del norte de Europa a invertir en la periferia del
euro es la raíz del problema.
Entonces, ¿cómo acabará la "huelga
de inversores"?
La posición alemana parece ser la
de que los mercados financiarán a Italia con tipos
aceptables, si sus políticas son creíbles y cuando
así sea. Si los costos del endeudamiento de Italia siguen
siendo tercamente altos, la única solución es
esforzarse aún más.
Se puede caracterizar la posición italiana
así: "Estamos esforzándonos todo lo que es
humanamente posible para eliminar nuestro déficit, pero
tenemos un problema con la refinanciación de la
deuda".
Naturalmente, el Gobierno alemán
podría abordar el problema, si estuviera dispuesto a
garantizar toda la deuda italiana, española y otras, pero
es comprensible que se muestre reacio a correr un riesgo tan
enorme, pese a que está corriendo, naturalmente, un gran
riesgo al no garantizar la deuda de los Estados europeos
meridionales.
El BCE europeo podría resolver el
problema haciendo de comprador en última instancia de toda
la deuda no aceptada por los mercados financieros, pero
también se muestra comprensiblemente reacio a aceptar el
riesgo y ese punto muerto es el que ha desconcertado a los
mercados y ha hecho peligrar la viabilidad del euro.
La gestión de una deuda pendiente siempre ha sido
una de las mayores dificultades para las autoridades. En la
antigüedad, los conflictos entre acreedores y deudores con
frecuencia degeneraban en violencia, pues el substituto del
alivio de la deuda era la esclavitud. En la Europa actual, el
conflicto entre acreedores y deudores adopta una forma más
civilizada, que se ve sólo en las resoluciones del Consejo
Europeo y en los debates internos del BCE.
Pero sigue siendo un conflicto
irresuelto. Si a consecuencia de ello fracasa el euro, no
será porque no fuera posible una solución, sino
porque las autoridades no hiciesen lo necesario.
La supervivencia del euro a largo
plazo requiere la combinación correcta de ajuste por parte
de los deudores, condonación de la deuda en los casos en
que este último no sea suficiente y financiación
transitoria para convencer a unos mercados financieros nerviosos
de que los deudores tendrán el tiempo necesario para que
funcione el ajuste. Los recursos existen. Europa necesita la
voluntad política para movilizarlos.
(Daniel Gros es director del Centro de Estudios
Políticos Europeos. Copyright: Project Syndicate,
2012)
– La revolución de la cadena financiera global de
suministro (Project Syndicate – 5/1/12)
(Por Andrew Sheng)
Hong Kong.- En marzo de 2011, las catástrofes del
terremoto, el tsunami y el desastre nuclear que se abatieron
sobre Japón detuvieron la producción de componentes
clave para muchas cadenas mundiales de suministro. La repentina
interrupción en el flujo de esos materiales esenciales
para el proceso productivo obligó a reevaluar la forma en
que funcionan esas cadenas de distribución. Pero esas
vulnerabilidades no están confinadas al sector
manufacturero. También la industria financiera ha casi
sufrido recientemente el colapso de su propia "cadena de
suministro".
La caída de Lehman Brothers en
2008 no solo enturbió los mercados financieros globales,
sino que además prácticamente paralizó el
comercio mundial cuando los bancos mayoristas se rehusaron a
financiarse entre sí por miedo a la quiebra de sus
contrapartes. El sencillo sistema bancario del pasado, basado en
la concentración de los ahorros minoristas para financiar
necesidades crediticias, ha evolucionado hacia una cadena de
distribución extremadamente compleja -y global- con
riesgos de interrupciones interrelacionadas comparables a las
ocurridas en Japón durante la primavera pasada.
Las cadenas financieras de
abastecimiento y las del sector manufacturero comparten tres
características clave – su arquitectura, sus mecanismos de
retroalimentación y sus procesos. Su robustez y eficiencia
dependen de la interacción de esos componentes.
En la arquitectura financiera actual,
como sucede con otras cadenas de suministro, las redes
interdependientes tienden a concentrarse en poderosos
núcleos. Por ejemplo, tan solo dos centros financieros,
Londres y Nueva York, dominan las finanzas internacionales, y son
22 participantes quienes realizan el 90% de todos los
intercambios mundiales de divisas. Esta concentración es
muy eficiente, pero también genera mayores riesgos
sistémicos: si el nodo líder falla, el sistema
entero puede caer.
Los mecanismos abiertos de retroalimentación
garantizan la capacidad de la cadena de suministro para responder
a un entorno cambiante, pero, en el caso de las cadenas
financieras de distribución, los mecanismos de
retroalimentación pueden amplificar los problemas hasta
que el sistema completo falle. El colapso de Lehman Brothers
disparó una explosión de ese tipo. El sistema
financiero solo pudo salvarse gracias a los rescates
gubernamentales.
Finalmente, los procesos dentro de las cadenas de
aprovisionamiento y las interacciones de retroalimentación
entre ellos, pueden lograr que el sistema sea mayor o menor que
la suma de sus partes. Como una red completa incluye
vinculaciones entre muchas subredes, las ineficiencias o
debilidades individuales pueden incidir sobre la factibilidad del
conjunto.
Al igual que las cadenas manufactureras de
abastecimiento luego de los problemas en Japón, las
cadenas financieras de suministro enfrentan presiones formidables
para su reestructuración y adaptación a medida que
la economía global se inclina hacia los mercados
emergentes. A medida que eso ocurre, miles de millones de
consumidores ingresarán a las clases medias de esos
países, nuevas redes sociales evolucionarán, y el
cambio climático ganará incidencia en el comercio
internacional.
Además, las importantes reformas en la normativa
imponen nuevos y mayores costos sobre el sector financiero. Los
bancos y otras instituciones también se encuentran bajo
presión para diseñar nuevos productos financieros
que puedan ayudar al sector real a administrar riesgos más
complejos y permitan inversiones en áreas como las
tecnologías verdes y la infraestructura para las
economías en desarrollo.
Además, la estabilidad financiera mundial ahora
depende de una mayor cooperación internacional y la
presión para el cumplimiento de las normas nacionales ha
recrudecido. También resulta claro que los mercados
emergentes están buscando modelos de crecimiento
alternativos, ecológicos y sostenibles. Sus sectores
financieros tendrán que funcionar de manera muy distinta a
la del modelo actual, cuyo motor es el consumo.
En un mundo en que tanto el consumo
como las finanzas deben crecer más lentamente para
sobrellevar las restricciones globales ambientales y de recursos,
¿qué papel pueden desempeñar las finanzas
para reducir el consumo adictivo, alimentado por un
apalancamiento insostenible? Y, dado que las instituciones
financieras tendrán que controlar y administrar el riesgo
en una forma radicalmente distinta, tanto en forma interna como
para sus clientes, ¿cuál es el rol de la
distribución en un mundo en que el consumo, el ahorro y la
inversión aumentarán su volatilidad?
La «producción»
financiera es actualmente un proceso impuesto de arriba hacia
abajo. Los instrumentos se diseñan en forma tal que su
venta genera más beneficios para los ingenieros
financieros que para los usuarios finales. Pero el crecimiento de
las redes sociales interactivas ha inyectado un enfoque un poco
más democrático a la innovación financiera.
Millones de clientes bancarios con teléfonos
móviles pueden proporcionar información inmediata
sobre los productos y servicios que les gustan, y los que no. En
el futuro, los sistemas de servicios a clientes y de
gestión de transacciones recibirán más
información de los usuarios con mayor frecuencia,
así el diseño de los productos será
más interactivo.
La estrategia actual en el sector
financiero impulsa una competencia excesiva ya que la
participación en el mercado se da a expensas de los
rivales, a menudo minando la confianza de los clientes para
obtener ganancias en el corto plazo. Sin embargo, el sector
financiero, en épocas anteriores, ha demostrado que puede
funcionar como un bien público y ofrecer servicios
eficientes y dignos de confianza. Las cadenas exitosas de
abastecimiento financiero en el futuro infundirán
confianza en su oferta de servicios seguros, estables y
eficientes a la mayor cantidad de clientes posible.
La innovación durante el
último siglo se centró en los procesos, productos y
servicios. Hoy, el sector financiero necesita una
innovación de mayor magnitud, que incorpore modelos de
negocios, estrategias y enfoques de gestión para recuperar
la confianza en las finanzas. Así como Steve Jobs en
Apple transformó la industria informática a
través de productos con estilo y servicios altamente
confiables, fáciles de usar y «con onda», las
instituciones financieras tendrán que introducir nuevas
cadenas de valor que generen confianza, adaptándose a las
crecientes necesidades de los mercados.
Dados esos cambios profundos, los líderes
financieros deberían pensar sobre cómo orquestar
una nueva cadena financiera de suministro, la nueva
«aplicación revolucionaria» para este joven
siglo.
(Andrew Sheng, presidente del Fung Global Institute de
Hong Kong, y asesor principal de la Comisión Reguladora
Bancaria China, se ha desempeñado como presidente de la
Comisión de Valores y Futuros de Hong Kong. Copyright:
Project Syndicate, 2012)
– China podría usar sus reservas internacionales
para diversificar sus inversiones (The Wall Street Journal –
12/1/12)
(Por Lingling Wei y Matt Murray)
Beijing (Dow Jones).- China podría invertir
más de sus US$ 3,2 billones en reservas internacionales en
acciones, empresas y otros activos, mientras busca maneras de
aumentar sus rendimientos sobre las reservas, según Jiang
Jianqing, presidente del directorio del mayor banco estatal de
China.
"La cartera de reservas internacionales necesita ser
más razonable y efectiva", dijo el jueves Jiang,
presidente del directorio del Banco Industrial & Comercial de
China Ltd., durante una entrevista con el diario The Wall Street
Journal. El ICBC, por su sigla en inglés, es el mayor
banco del mundo por valuación de mercado.
Más allá de la deuda, la cual actualmente
domina las reservas de moneda acumuladas en los cofres de China,
"no descarto invertir en los mercados de acciones y otros activos
como empresas", dijo Jiang.
Las reservas de China, las mayores del mundo,
están invertidas principalmente en instrumentos de bajos
rendimientos como los bonos del Tesoro de Estados
Unidos.
– Reino Unido e Irlanda buscan por sendas opuestas su
lugar en Europa (El Confidencial – 14/1/12)
(Por Ignacio J. Domingo)
La cumbre europea del pasado 9 de diciembre que convino,
bajo los auspicios de los dirigentes del engrasado eje
franco-alemán (Nicolas Sarkozy y Angela Merkel), la
revisión de los tratados de la UE para avanzar hacia la
unión fiscal y la disciplina presupuestaria de la zona del
euro, ha dejado, por encima de cualquier otro damnificado, dos
grandes víctimas: Reino Unido e Irlanda. Es como si las
Islas Británicas, en una nueva reedición de la
caprichosa teoría cíclica de la Historia, se
replegaran, un vez más, para hacer examen de conciencia y
recapacitar sobre su crisis de identidad perpetua con el Viejo
Continente.
En ambos casos, tanto la
Pérfida Albión -término cargado de
anglofobia con el que la diplomacia francesa, en particular, y
europea, en general, ha calificado en los tres últimos
siglos las complejas relaciones con Londres-, como el otrora
tigre celta, aducen un mismo argumento de
preocupación para distanciarse de Europa: la
pervivencia de sus sistemas financieros. Sin embargo, los
cauces para defender sus intereses difieren diametralmente.
Así, mientras el veto a Europa del premier
británico, David Cameron, aleja aún más a
Downing Street de Bruselas, la aceptación de los acuerdos
por parte del taoiseach (jefe de Gobierno)
irlandés, Enda Kenny, le obligan a intentar revertir los
efectos armonizadores del núcleo duro de socios monetarios
que se congregan alrededor de Francia y Alemania, desde dentro;
es decir, desde el entramado de toma de decisiones
comunitario.
La "City" eleva la tensión con Europa
Industria financiera o mercado interior.
Esta fue la duda que asoló a Cameron antes de ejercer el
rechazo británico. La defensa de la City
londinense, el mercado de activos de mayor calibre de Europa,
ofrecía al dirigente tory datos de enorme calado.
Según Chris Cummings, ejecutivo jefe de The City
UK, organización que se autodefine como independiente
y dedicada a la promoción del gran mercado financiero
de la capital británica, este sector da trabajo a casi dos
millones de personas (1,9 exactamente), los servicios financieros
y profesionales aportan una de cada siete libras al PIB nacional
(el 14% de la riqueza nacional o 175.000 millones de libras) y
genera 40.000 millones de libras de superávit comercial,
cantidad equivalente al 3% de la economía del Reino Unido.
Además -aclara- sus gestores de fondos manejan 3,2
billones de libras en activos en un centro de negocios en el que
las compañías del país han aumentado sus
recursos financieros -préstamos, bonos, acciones o capital
riesgo- en 445.000 millones de libras desde 2005. Todo ello,
precisa Cummings, deja en las arcas del Tesoro 53.000 millones de
libras de ingresos en el último ejercicio fiscal, el 11%
de la recaudación total, más del doble de las
aportaciones de los tributos vinculados a los combustibles
(26.000 millones) y más e los 49.000 millones del
presupuesto de Educación.
Con esta carta de presentación, la
tentación del veto parece justificable. Sobre todo si,
como en un aparente arrebato de generación
espontánea, varias decenas de parlamentarios e
ideólogos conservadores, alentaron primero y aplaudieron
después de la cumbre en distintos diarios tories
el veto que finalmente utilizó Cameron ante las escasas
opciones de exigir a Europa un "nuevo protocolo" del Mercado
Interior, o la imposición de un "freno de emergencia" a
las leyes de regulación y supervisión de los
servicios financieros que se cuecen en Bruselas. En esta cruzada
mediática no ha faltado tampoco la invocación al
referéndum de pertenencia a la UE, un espectro que aparece
y desaparece de la lista de compromisos conservadores con su
electorado, respaldado por sondeos de apoyo masivo -casi seis de
cada diez británicos- al rechazo de los acuerdos europeos
por parte del primer ministro.
La reforma financiera "Vickers"
Pero, quizás, la mejor
revelación de que el Ejecutivo británico pretende
defender sus intereses al margen de la órbita comunitaria
haya sido la nada casual aprobación, a finales de
diciembre y "en su totalidad", del diagnóstico de la
Comisión Bancaria Independiente, coordinado por John
Vickers, ex economista jefe del Banco de Inglaterra, que
establece recomendaciones dirigidas a garantizar la supervivencia
y el liderazgo de la City.
George Osborne, chancellor of the Exchequer,
tenía previsto dar el visto bueno "en su totalidad" al
informe Vickers en septiembre pasado, cinco meses
más tarde de su publicación preliminar. Pero el
ministro de Hacienda ha preferido esperar al repliegue
británico de la última cumbre europea para sacar a
relucir, una vez más, el gran mensaje euroescéptico
que el Partido Conservador ha asumido del célebre titular
acuñado a finales de los cincuenta por The Times:
"Niebla en el Canal (de la Mancha), el continente aislado" y
matar, así, dos pájaros de un tiro. Por un lado, al
escenificar la proximidad hacia Estados Unidos, ya que las
recetas Vickers modificaron su pretensión inicial
y favorable a exigir la segregación del negocio minorista
de otras áreas como la banca de inversión, ante las
amenazas de los máximos dirigentes de Lloyd"s y Barclays
de trasladar sus sedes operativas a otras latitudes ante la
pérdida de competitividad que suponía este viraje
regulatorio.
A cambio, y en línea con la reforma financiera
que la Administración Obama impuso hace dos años
para Wall Street, se les exige separar estas divisiones y un
colchón de estabilidad financiera del 10% del capital
básico; tres puntos por encima del 7% de core
capital que reclaman los acuerdos de Basilea III del Banco
Internacional de Pagos. Y, por otro, acallar la
contestación social que la revelación de dicho
informe, que no estipula ningún límite al cobro de
las generosas retribuciones variables de los altos directivos de
la gran banca.
Estos temores a la pérdida de
influencia internacional no son ni ficticios, ni exclusivos de la
City. El Índice de Desarrollo Financiero del World
Economic Forum (WEF), recién publicado en su
edición de 2011, y que analiza centros bursátiles
de 60 países o enclaves, a partir de más de 120
variables -entre otras, el clima institucional y de negocios, la
estabilidad financiera o el tamaño y profundidad de sus
mercados de capitales- deja un hecho inédito -por primera
vez, Hong Kong se erige en la principal plaza internacional y
desplaza a Estados Unidos y Reino Unido, que se han alternado en
lo más alto de este escalafón en los últimos
año- y un aviso para navegantes: la única presencia
europea en el top ten es Holanda, y en el séptimo
lugar.
Finanzas o mercado único
Este cuadro de mando deja un complejo dilema al
tándem Cameron-Osborne. Apostar, como siempre, por el peso
financiero británico, pese a airear contradicciones tan
supinas como la creación de una tasa bancaria por parte de
Osborne con el que ha recaudado 2.500 millones de libras en su
primer año en vigor como contribución al coste
financiero del 20% del PIB que ha ocasionado la crisis, mientras
demonizan la idea franco-alemana de establecer, dentro de un
año, un gravamen sobre las transacciones bancarias en
Europa, sobre la que Cameron ya ha amenazado con un nuevo veto
británico. O decantarse por aceptar, con el efecto
balsámico de la diplomacia, la mano tendida que aún
mantiene Berlín, París y el Ejecutivo comunitario
con Londres y valorar las repercusiones que supondría el
jaque mate de la cumbre.
Desde la creación, en paralelo, de nuevas
instituciones comunitarias, confeccionadas por los 26 socios
restantes para instaurar los cambios en los tratados; a una
Europa a dos velocidades, con avances integradores intensos
por parte de los socios monetarios que sobrevivan a la crisis de
la deuda, sin descartar, incluso, una petición oficial en
bloque para que Reino Unido deje la UE. Una circunstancia
límite que reduciría el acceso al mercado
único europeo del sector exterior británico y
podría propiciar un descenso del valor de la libra e
invitaría a empresas de las islas a iniciar
deslocalizaciones de producción y cambios en los flujos de
inversión hacia el continente en busca de un mercado de
500 millones de consumidores.
El dócil maullido del "tigre celta"
Irlanda, por el contrario, ha elegido una estrategia
opuesta, en un intento de recuperar, como el protagonista de
El Retrato de Dorian Gray de su escritor de cabecera,
Oscar Wilde, la idílica belleza económica
de los noventa, década en la que registró tasas de
crecimiento próximas a los dobles dígitos y
aupó a sus ciudadanos al segundo peldaño de mayor
riqueza per cápita de Europa, sólo por
detrás de los luxemburgueses.
En la táctica de Enda Kenny ha jugado un papel
determinante la pertenencia irlandesa al euro y, más en
concreto, la subrepticia intervención del BCE en los
mercados de deuda, así como las decisiones de la autoridad
monetaria europea en las subastas para inyectar liquidez al
proceso de recapitalización bancaria de la zona. En este
aspecto, los bancos irlandeses todavía reclaman una
porción significativa de financiación, pese a ser
un modelo parcialmente saneado, porque aún emite
señales renqueantes por el duro ajuste inmobiliario que
hizo repuntar la demanda de pisos un 401% entre 2006 y 2009.
Además de la losa política que supone el doble
rechazo, en referéndum, a los tratados de Niza y Lisboa y
de la factura económica del rescate europeo, que
Dublín se vio obligado a solicitar tras desembolsar
485.000 millones de euros para asumir primero las
responsabilidades de seis bancos del país y cubrir,
después, las operaciones exteriores por sus
nacionalizaciones.
Dos datos ilustran la presión con la que
acudió a la cumbre europea el líder del Fine
Gael: la creciente exposición del Bank of Ireland
(BKIR) a la deuda soberana irlandesa, valorado en otros 1.440
millones de euros por el banco central del país, y el
reconocimiento, por parte de la ministra de Asuntos Europeos,
Lucinda Creighton, de forzar al BCE a asumir un rol más
activo para resolver la crisis de la deuda europea.
Aun así, el Gobierno irlandés ha puesto
una línea roja: el gravamen del 12,5% de su Impuesto sobre
Sociedades. Un arma con la que Irlanda creó el mito del
tigre celta y que Kenny se niega a modificar pese a los intentos
unificadores de la base impositiva de este tributo que demanda la
canciller Merkel. A juicio del taoiseach, esta
seña de identidad irlandesa para atraer capital
extranjero, preferentemente tecnológico, es esencial para
recuperar el rugido económico perdido. Eso sí, por
medio de una oposición interna, tratando de ganar en los
Consejos Europeos ventajas, exenciones o deducciones ante una
hipotética armonización de los tipos
impositivos.
– Marc Faber: "La mayor parte de Europa debería
contar con un rating de triple C y EEUU de bono basura" (El
Economista – 16/1/12)
Tras el escarnio llevado a cabo en Europa por la agencia
de calificación, Standard & Poor´s, el inversor
Marc Faber, no ha dudado en realizar unas polémicas
declaraciones que poco hacen por mejorar la encrucijada en la que
se encuentra en estos momentos el Viejo Continente. "La mayor
parte de países europeos deberían ser calificados
como triple C" dijo durante una entrevista con la CNBC donde
además matizó que "EEUU debería ser
calificado como un bono basura si tenemos en cuenta las
responsabilidades que tendrá que enfrentar en el
futuro".
Para el creador del informe Gloom, Boom and Doom, muy
seguido entre la comunidad inversora de todo el mundo, la rebaja
de calificación llevada a cabo sobre Francia "es
insuficiente". Faber justifica esta afirmación al
asegurar que Francia "nunca ha sido un buen crédito de
riesgo". Al hacer referencia a Alemania, el miembro mejor
saneado de la UE, el inversor reconoció que el país
de Angela Merkel "también tiene grandes deudas
pendientes".
Con este panorama, Faber dejó claro que no tiene
ningún interés en los bonos soberanos porque "a
largo plazo los inversores acabarán perdiendo dinero",
señaló. De nuevo reiteró que no
compraría "ni bonos franceses ni mucho menos
estadounidense".
Por otro lado, Faber hizo hincapié en la fase
bajista en la que se encuentra sumido el euro. Según
explicó, buena parte del corporate europeo tiene buena
parte de su deuda denominada en dólares estadounidenses
por lo que una caída en el precio del euro
"provocará que sus deudas acaben por
encarecerse".
Sobre la posible salida de la UE de
alguno de sus miembros, el inversor fue tajante. "Si Grecia
decide abandonar la Eurozona, no se produciría
ningún desastre", dijo. "Sin embargo si Grecia,
Portugal, España e Italia deciden abandonar, el
impacto sería descomunal", especialmente en el mercado de
derivados.
Sobre la renta variable de europea, Faber
señaló que es cierto que durante algún
tiempo estará por detrás de la renta variable de
EEUU pero, en algún momento, "esta dinámica
tendrá que cambiar". Cuando esto ocurra, el inversor
recomendó títulos como Novartis, Nestle o Total con
"un valor razonablemente bueno". Aún así, sus
sectores favoritos en estos momentos siguen siendo las
commodities y los metales preciosos.
– Nada es lo que parece: las agencias de rating nunca
han sido independientes (El Confidencial –
17/1/12)
(Por J. Jacks)
En este mundo en el que vivimos, nada es lo que parece.
La Justicia no es justicia, la prensa no confronta al poder, el
sistema educativo no educa y los gobiernos no
gobiernan.
Como resultado, el proceso de "lobotomización"
de la población continúa con la
desinformación como norma, lo que lleva a la
ciudadanía a la aceptación de las noticias y
decisiones político-financieras sin entender qué
ocurre.
El viernes pasado, S&P rebajó la
calificación de la deuda de varios países, entre
ellos Francia, Italia y España, así que durante los
próximos días serán bombardeados con
múltiples artículos sobre el tema. Unos les
dirán las consecuencias negativas de esta decisión.
Los otros les dirán que no hay que escuchar a las agencias
porque se "equivocaron" al no prever la crisis.
Aquí les damos otra opinión. Depende de
ustedes pensar y decidir por sí mismos.
Las agencias nunca han sido
independientes. Son parte del sistema y por lo tanto, cada
decisión que afecte a uno de los grandes del sistema, es
una decisión consensuada y aprobada por el propio sistema.
Desde 1931, siempre han actuado con "extraordinaria
discreción en su trabajo" siguiendo la petición de
los gobiernos.
En cada rebaja de la
calificación, siempre hay detrás una
decisión política.
Por ejemplo: en agosto pasado, la rebaja de la
calificación de la deuda EEUU por parte de S&P
creó conmoción entre la prensa. S&P
justificó la decisión por "la incapacidad del
gobierno para reducir la deuda".
Según los "expertos", la decisión supuso
"un toque de atención a otras países", "la
elevación del coste de los préstamos a las
empresas" y "el de las hipotecas". Se escribió que con la
rebaja, los EEUU "entraban en territorio peligroso, nunca
explorado"…
¿Cuál fue la razón real para la
rebaja? La necesidad de aumentar el límite del gasto. La
rebaja de S&P permitió al gobierno Obama aumentar el
techo de gasto.
¿Lo ven? Cada vez que una agencia rebaja una
calificación, es por necesidad política. Son los
gobiernos los que necesitan que "alguien" tome esa
decisión. S&P o Moody"s son la excusa que necesitan
los gobiernos para tomar decisiones contra sus
ciudadanos.
¿Cuál fue el resultado de la rebaja de
S&P en la deuda EEUU? Absolutamente ninguno. La
decisión de una agencia no tiene ningún efecto a
menos que el gobierno y el banco central lo deseen. Ningún
país soberano monetariamente tiene que preocuparse por su
deuda. Esto lo dice la Fed cuando dice que "EEUU tiene la
habilidad de crear moneda para pagar sus deudas al vencimiento.
Su crédito no está en duda".
Igual para la Unión Europea. Ningún
país de la UE tendría que preocuparse por la
calificación de su deuda si la UME y el BCE hicieran su
trabajo en vez de seguir una agenda ideológica para
imponer medidas de ajuste en todos los países.
Cualquier banco central de un país soberano
siempre tiene el poder para controlar el tipo de interés
que paga, siempre puede pagar su deuda, siempre tiene el poder
para "colocar" su deuda. Da igual lo que digan el "Mercado" o
cualquier agencia de calificación.
Un país soberano que emita su
propia deuda no necesita tener que pedir prestado al "Mercado"
para financiar su deuda. Tampoco necesita emitir deuda para
financiarse. Tampoco necesita aumentar impuestos para financiar
su gasto.
El poder lo tiene el Estado a
través de su banco central y Ministerio de Hacienda. Nunca
el "Mercado". La razón por la que España no
controla el tipo al que tiene que pagar su deuda es porque el
Banco de España no controla la política
monetaria.
España, Grecia o Italia tienen problemas con su
deuda pública (aparte de los dispendios de sus lamentables
políticos) por la decisión política (que no
económica) de no usar el BCE como banco central y dejar
que el "Mercado", las entidades financieras, obtengan ingentes
beneficios a costa de los ciudadanos.
Otro ejemplo: en 1998, el Gobierno japonés
anunció un plan fiscal para mejorar su economía.
Como resultado, Moody"s comenzó a rebajar su deuda. Desde
Aaa en 1999 la rebajó a Aa3 en el 2001 y hasta A2 en el
2002, peor que la de Bostwana.
Moody"s justificó su decisión alegando que
"las políticas del gobierno serian insuficientes para
evitar el deterioro de la deuda y que el gobierno entraba en
territorios desconocidos"…Territorios desconocidos que se
repiten una y otra vez… ¡qué
miedo!
¿Qué pasó en Japón? El
grafico que sigue muestra los tipos entre 1998 y 2007. Durante el
periodo que Moody"s rebajó la calificación de la
deuda, los tipos no se vieron afectados.
El siguiente muestra la inflación. Largos
periodos de déficits públicos no implicaron
aumentos de inflación.
Bueno, el PIB se vería afectado por la rebaja,
¿no? No. Ningún efecto.
Durante todo el periodo 1988-2011, el gobierno
japonés no tuvo problemas para colocar sus emisiones de
deuda y no le importó que Moody"s volviera a bajar la
calificación.
Los gobiernos tienen tendencia a mentir
a sus ciudadanos y esconden como decisiones forzadas por el
mercado o las agencias lo que son sus decisiones, que son
ideológicas y no de Teoría Económica. Por
ello ningún gobierno acaba con las agencias, porque a los
gobiernos les interesa tenerlas como culpables de decisiones que
así ellos pueden tomar.
El segundo problema es la falta de soberanía.
Cualquier gobierno soberano que emite en su propia moneda siempre
podrá pagar sus deudas independientemente de lo que diga
una agencia de calificación o el mercado, pero si ha
cedido su soberanía monetaria…
Pero aun así, el BCE
podría ayudar de verdad a España controlando los
tipos de los plazos mayores de vencimiento fijando los tipos
actuando como lo que debería ser, un banco central, no una
aseguradora del futuro de las entidades financieras.
Existen múltiples propuestas y comisiones para
reformar las agencias de calificación. No se equivoquen.
No se va a aprobar ninguna. ¿Por qué? Porque son
parte del sistema y porque los gobiernos las necesitan para tomar
sus medidas contra los ciudadanos.
Pincho de tortilla que la respuesta de los gobiernos
afectados con la rebaja será que la decisión de las
agencias prueba la "necesidad" de tomar más medidas de
ajuste.
Como siempre depende de ustedes. O creen a los
"expertos" de uno u otro lado o piensan por sí
mismos.
Si no fuera tan predecible y no se lastimara la vida de
miles de ciudadanos, hasta sería divertido.
– Calificaciones de la deuda y deuda por las
calificaciones (El Economista – 16/1/12)
(Por Santiago Niño Becerra)
Veamos. Recalificaciones, denuestos, maldiciones.
Consideremos.
1 – Las economías de los países que les
han bajado el número de Aes era tan buena o tan
cochambrosa el Viernes 13 por la mañana como el mismo
día por la tarde.
2 – Si era cierto antes de la nueva revisión que
había que meter en vereda a las agencias de
calificación con más razón hay que meterlas
después.
3 – Los mercados descuentan las recalificaciones a la
baja antes que las agencias califiquen, y los precios de la deuda
suben o bajan según decisión.
4 – Los déficits son pecado mortal porque de
seguir así quienes deben no tendrán suficiente
pasta para devolver lo que deben, pero para reducirlos hay que
crecer ya que recortar no es suficiente; pero el crecimiento es
el que es, ya no se puede crecer lo que se quiera porque los
recursos son limitados, y porque el endeudamiento ya no puede
aumentar más, pero si no se crece la calificación
baja más debido a que los déficits no
decrecerán.
5 – Y a la vez se debe la tira.
Consideremos. Si no se mete todo en el mismo saco no se
sale porque ya no es imposible abordar las cosas por separado;
luego:
a) Especulando ya no se puede ganar pasta porque todos
los problemas están relacionados con todos y ya hay
problemas que son irresolubles.
b) Hay deuda que no se puede pagar y hay gente que no
puede pagar lo que debe.
c) Hay gente que no va a crecer, nada, y otra gente va a
decrecer.
d) Gente: compañías, entidades
financieras, personas, Estados, gobiernos regionales, municipios.
Crecer: generar PIB. Deuda que no se puede pagar: impagados,
coberturas.
e) Ya ha llegado el momento de realizar quitas: a la
gente, y asumir que se va a crecer mucho menos, o nada, y adaptar
las cosas a esa situación: y las mentes.
España, tal y como lo pinta
S&P ya está condenada:
– Tiene que reducir el déficit para ganar
confianza en los mercados, y para ello debe reducir gasto
público y aumentar contribuciones fiscales, lo que
deprimirá las posibilidades de crecimiento lo que
incidirá negativamente en los ingresos
públicos.
– El consumo público no va a aumentar porque el
déficit debe ser reducido, el privado tampoco porque la
renta media no va a aumentar como tampoco va a hacerlo una
capacidad de endeudamiento que ya se halla agotada, máxime
cuando el desempleo tiende a crecer o a cambiarse por un
creciente subempleo y, en cualquier caso, la evolución de
la situación tiende a enquistar un desempleo estructural
en aumento.
– Las reformas laborales de las que se están
hablando buscan reducir costes laborales a fin de que, vía
exportación las empresas puedan aportar algo de
crecimiento, pero en el escenario depresivo actual las
exportaciones de todas las economías tienden a retraerse:
ya se están retrayendo; también busca reducir gasto
público vía un menor pago de subsidios forzando un
subempleo inevitable; pero ello llevará a una mayor
caída en los ingresos públicos máxime si las
cuotas empresariales a la Seguridad Social se reducen y no son
compensadas con otros ingresos. Pero ninguna reforma laboral de
la que se habla afronta la única verdad cierta: que cada
vez hace falta menos factor trabajo para producir la cantidad de
PIB que en cada momento sea necesaria, en España y en
todas partes, pero más aquí por el especial modelo
productivo español.
– Las entidades financieras del reino han absorbido el
30% de los 0,5 B que a finales de Diciembre el BCE prestó
a la banca europea: algo pasa en las entidades financieras
españolas si piden prestado el triple del peso que
representa la economía española en
Europa.
– Si España no reduce su déficit y si,
además, no crece, las agencias rebajarán más
su calificación y los mercados la castigarán
más, forzando al Gobierno a tomar medidas crecientemente
más duras para reducir el déficit y medidas cada
vez más imaginativas -¿o imaginarias?- para
conseguir un crecimiento imposible, cosas ambas que España
no conseguirá.
España, como tal, como
conjunto, como bloque, como país, como unidad, está
condenada, al igual que ya lo están otras economías
y del mismo modo que lo irán estando otras
más.
Esto es una crisis sistémica versión
2010.
(Por cierto, y por si alguien se lo pregunta. La
razón por la que S&P (de momento) ha rebajado la
calificación a todos esos países a pesar del
préstamo -casi regalado- de 0,5 B, pienso que es
precisamente esa: ¡cómo deben estar las entidades
financieras de cargadas de deuda de esos países para que
éstos necesiten que esas mismas entidades financieras les
sigan comprando deuda! (a lo que hay que añadir los
propios problemas de las entidades financieras, ya)).
(Más por ciertos. Las oposiciones
políticas a M. Sarkozy pueden decir lo que quieran, pero
pienso que con cualquier otra/o presidenta/o del color
político que hubiese sido, la República Francesa
hubiese perdido las tres Aes, ¿por qué?, pues
porque la calidad de la economía francesa no es de tres
Aes, la de nadie hoy lo es, lo que sucede es que las cosas se
hacen cuando es procedente hacerlas).
(Más aún: los cadáveres de los
armarios: "Es algo que viene de atrás": el Sr. Ministro de
Hacienda del Reino de España en Málaga el 14 de los
corrientes refiriéndose a la rebaja de la
calificación de la deuda española por la agencia
S&P. Es cierto: eso viene de atrás, pero, entonces, el
megafollón que se ha liado con el ladrillo,
¿también viene de atrás, no? Es lo que
sucede con los armarios: en todos hay
cadáveres).
(Santiago Niño-Becerra. Catedrático de
Estructura Económica. IQS School of Management.
Universidad Ramon Llull)
– S&P se defiende en medio de las críticas
(The Wall Street Journal – 19/1/12)
La calificadora de riesgo dice que las
rebajas de las notas de EEUU. y Francia, entre otros
países, se ajustan a sus criterios
(Por Jeannette Neumann)
Doug Peterson, el nuevo presidente de la calificadora de
riesgo Standard & Poor's Rating Services, defendió las
rebajas de la deuda soberana de Estados Unidos y varios
países europeos, y rechazó las críticas que
señalan que la firma se ha vuelto más asertiva
después de su polémico papel en la crisis
financiera de 2008.
En la primera entrevista que otorga desde asumir el
timón de S&P, una división de McGraw-Hill Cos.,
Peterson indicó que la firma se limitó a seguir sus
criterios para evaluar deuda pública. Esos
estándares se fortalecieron justo antes de que S&P
redujera la calificación de EEUU. "El equipo que tenemos
en deuda soberana es de primera clase", señaló
Peterson, quien sustituyó a Deven Sharma como presidente
de S&P el 12 de septiembre. Los criterios para calificar la
deuda de los gobiernos, que fueron actualizados el 30 de junio,
"son el corazón de nuestros análisis",
manifestó.
Peterson, un ex ejecutivo de Citigroup Inc.,
asumió las riendas de S&P durante uno de los
períodos más convulsionados de su historia.
S&P, que fue el blanco de ásperas críticas por
haber asignado máximas calificaciones a complejos valores
hipotecarios que colapsaron durante la crisis financiera, ha
vuelto al centro de la tormenta. En agosto rebajó la
calificación máxima de AAA de EEUU y la semana
pasada hizo lo mismo con la deuda de Francia, Portugal,
España y otros países europeos.
La reacción del mercado ha sido más bien
cauta. Los precios de los bonos soberanos de Francia a 10
años, por ejemplo, han caído levemente, y el
rendimiento bordea 3,15%, según la plataforma de
transacciones Tradeweb.
Las reducciones en las notas de EEUU y la zona euro son
un indicio de que "S&P cambió de enfoque", al menos en
su forma de calificar deuda soberana, dijo Adrian Miller,
vicepresidente senior de estrategia de mercados globales de GMP
Securities LLC. La calificadora de riesgo "está tratando
de obtener un mayor respaldo del mercado. Están tratando
de decir: 'Manejamos muy bien el tema y vamos a decir lo que
pensamos'", afirmó Miller.
Peterson señaló que
S&P no era más enérgica que sus rivales ni
estaba tratando de que sus análisis impactaran los
mercados. "El valor que aportamos es contar con la
metodología, el análisis, el personal
adecuados"… señaló.
El ejecutivo agregó que S&P busca acelerar su
expansión en los mercados emergentes. La firma
anunció a fines del año pasado que tenía una
participación en torno al 5% en calificadoras de riesgo de
Tailandia y Malasia. Peterson declinó referirse a si la
empresa evalúa adquisiciones adicionales, aunque
resaltó que consideraría expandirse "en cualquier
parte que registre alto crecimiento de los mercados".
Peterson indicó que su experiencia trabajando en
un negocio tan regulado como la banca lo ayudará a navegar
las nuevas imposiciones de la ley Dodd-Frank a las calificadoras
de riesgo en EEUU Peterson se desempeñó como
director de operaciones de la filial Citibank, de
Citigroup.
El ejecutivo de 53 años pasó 26 de ellos
en Citigroup, donde trabajó en las filiales de Argentina,
Uruguay y Costa Rica. Peterson dice que el alcance global de
Citigroup constituyó una excelente formación para
su actual trabajo en S&P, donde tiene que supervisar a 1.300
analistas en 23 países.
Durante su carrera en Citigroup, Peterson
desarrolló sus habilidades diplomáticas,
aprendió a tratar con los reguladores y se ganó una
reputación como un líder efectivo para resolver
problemas. Peterson también es conocido por su naturaleza
metódica.
Un momento delicado
S&P enfrenta un momento delicado. En 2011, su rival
Moody's Investors Service la superó por primera vez en 14
años en el mercado de acuerdos respaldados por
créditos hipotecarios y otros activos, según
Asset-Backed Alert, una publicación del sector.
El problema, dijo Peterson, no es una disminución
de la participación de mercado, siempre y cuando "la
perdamos por buenas razones". El ejecutivo declinó dar
más detalles al respecto.
Los legisladores estadounidenses han acusado a las
firmas de calificación de riesgo de ser demasiado
complacientes al ponerles las mejores notas a valores de baja
calidad para que los emisores no acudieran a sus
competidores.
Las calificadoras de riesgo aseguran que tienen
estrictos criterios para impedir que esas situaciones se
produzcan.
– ¡A imprimir!: El BCE, la Fed y la ilusión
monetaria de la "patada para adelante" (El Confidencial –
21/1/12)
(Por Daniel Lacalle)
Qué principio de año
más espectacular para los mercados. Es impresionante ver
como las inyecciones de liquidez y las políticas
intervencionistas impactan en los mercados cada vez más
rápida y agresivamente, para luego desvanecerse
rápida y agresivamente también. Los grandes
beneficiarios, como siempre, las materias primas, bolsas y
activos endeudados. Ese es el gran problema de las inyecciones de
liquidez, que generan inflación, incentivan el
mantenimiento de sectores de baja productividad e ineficientes y
retrasan la limpieza del sistema, posponiendo la
liquidación de inventarios excedentarios y manteniendo la
sobrecapacidad. Si añadimos a esas inyecciones de liquidez
-y ya hemos visto desde 2007 que no se trasladan a la
economía real- el efecto de los planes de austeridad
necesarios, no es difícil llegar a las estimaciones del
Fondo Monetario Internacional de caída del PIB para
España y la Unión Europea.
Lo que mantiene a las bolsas vivas y a las empresas en
una situación mucho más sólida es la
esperanza de la tímida recuperación de Estados
Unidos mientras China busca desesperadamente compensar con
capital su desaceleración económica. Pero hay
cifras que merecen ser resaltadas:
– Para los Keynesianos que existan todavía:
más de un billón y medio de euros inyectados a
la economía en Europa desde 2007 para generar crecimiento
de PIB negativo. La diferencia con EEUU es que aquí el
"estímulo" ha ido entero al sector público de los
aeropuertos fantasmas y las ciudades del circo y las
artes. El problema del keynesianismo del gasto
público es que, ante la evidencia del fracaso, siempre se
olvida el pasado y dice que hay que hacerlo otra vez. Y otra, hay
mucho contrato, favor a amigo y concesión que dar, y esto
es muy goloso.
– En Estados Unidos se ha pasado de una deuda
pública de 65% a un 100% del PIB en seis años.
En Europa, la aceleración del gasto, dos veces superior,
ha sido aún más rápida desde 2004, pero los
planes de estímulo han ido casi enteramente a sostener el
gasto publico.
– Los activos bancarios suponen un 85% del PIB de
Estados Unidos y 320% del PIB de Europa.
– Más de tres billones de dólares
inyectados en el sistema financiero para generar una
revalorización bursátil negativa o inferior a la
inflación.
El problema de este entorno de inyecciones de liquidez
es que viene acompañado de débiles señales
en la economía real. Solo en enero el número de
revisiones a la baja de estimaciones (profit warnings)
de líderes globales expuestos al PIB mundial ha sido
realmente espectacular. Contemos: Alcoa, Philips, Siemens,
Tesoro, Chevron, Tiffany, Tesco, Vestas, Google, JP Morgan,
Johnson Control, etcétera.
En un análisis espectacular de Ahorro
Corporación, encontraban hasta un 50% de reducción
en el precio objetivo de hasta la mitad de las empresas del Ibex
si los resultados se mantienen estancados dos años.
Estancados. No cayendo.
Pues bien, uno de los debates más
escuchados en Estados Unidos hoy es si vamos a ver una tercera
ronda de ajuste cuantitativo, "Quantitative Easing" o QE3.
Imprimir papelitos, recomprar bonos, intervenir.
Es difícil pensar que se va a llevar a cabo en un
año electoral, ya que se vería como una
intervención electoralista a favor de Obama. Un
año, además, en el que el presupuesto está
secuestrado por ley para cumplir con el déficit, con lo
cual el ajuste cuantitativo tendría un efecto, como mucho,
neutralizador del recorte de presupuesto. Y un año en el
que los republicanos ya han amenazado con investigar a la Fed si
se lleva a cabo. No olvidemos que ningún indicador
económico en Estados Unidos justifica un ajuste
cuantitativo hoy en día, desde el desempleo hasta la
producción industrial. La única razón
para llevar a cabo tal medida sería una subida
espectacular del dólar respecto al euro y otras
monedas, pero de momento no está justificada dado que
la ventaja competitiva más clara para EEUU hoy no es el
dólar bajo, sino el hecho de que:
1. La competitividad del país se ha
disparado gracias al "boom" del sector energético y
sanitario, y la caída de los costes industriales, que en
Estados Unidos se han desplomado gracias al gas pizarra, con el
precio del gas cayendo un 60%, y el de electricidad un 50%. En
Europa los impuestos siguen subiendo, a las empresas se les
imposibilita invertir por el proteccionismo y los costes
energéticos han aumentado en toda la eurozona a pesar del
desplome de la demanda.
2. EEUU está colocando sus bonos a diez
años a tipo real negativo (tipo 2% ajustado por
inflación, negativo) ya que, como decía Will
Rogers, los inversores "están más preocupados por
la probabilidad de recuperar su dinero que por la rentabilidad
del mismo" (I am not as concerned about the return on my
money as I am about the return of my money). Algún
día tendremos que plantearnos con sentido
autocrítico por qué hay $27.000 millones de demanda
de inversor final de bonos al 2% y ninguna de nuestros bonos al
4% o 6%.
3. Estados Unidos sabe que puede imprimir moneda
porque el dólar se utiliza en el 75% de las transacciones
mundiales, algo que no le ocurre al euro, que es menos del
15%. Pero sabe que no puede imprimir si no hay un proceso de
recuperación global evidente porque entonces genera
hiperinflación y el efecto deseado se pierde.
La guerra de deuda entre Estados
Unidos y Europa la tenemos perdida de antemano. Porque en
Estados Unidos cuentan con una moneda de uso mundial, el 75% del
comercio global, y el hecho de que las medidas de competitividad
se implementan a favor del sector privado, no para sostener al
público. El gasto publico por unidad de PIB es un 25% en
Estados Unidos, y eso incluye el desastre que es Medicare y el
gasto desorbitado en armamento, por eso el país entero se
queja de ello y están en proceso de cercenarlo por ley. En
Europa alcanza el 50%.
La gran pregunta de esta semana entre los hedge
funds con quienes mantengo mas contacto ha sido:
"¿Cómo abro posiciones cortas en el BCE?".
Ya hay mucha gente que estima que el siguiente pinchazo de
burbuja subprime es el Banco Central Europeo y, como en
2007, se aprovechan épocas de inyección de liquidez
para analizar activos sobrevalorados con respecto a sus
subyacentes, es decir, los bonos que compra y el colateral que
asume contra esas compras.
A pesar de lo que decía algún
periódico, el BCE lleva, sobre un total de € 220.000
millones comprados, una perdida estimada de entre € 35.000 y
€ 55.000 millones en sus compras de bonos
periféricos. Sí, hasta hace poco mantenía un
ligero beneficio en sus bonos españoles, pero la
ilusión desaparece mientras Grecia entra en "default" y
tiene que reestructurar su deuda a unos 32 céntimos por
euro, es decir casi un 70% de quita. Y una vez que se ha conocido
la noticia, Portugal ha ido detrás y su prima de riesgo se
disparaba, al igual que la española y la
italiana.
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