Se cuenta que en el México antiguo
tenían amplios conocimientos sobre los seres vivos e
incluso en ciertas ramas de la medicina y de la
farmacología, pues se utilizaban plantas y partes de
animales en el tratamiento de algunas enfermedades. Se sabe que
el emperador Moctezuma ordenaba a sus médicos experimentar
con sus guerreros en la cura de enfermedades con hierbas para
probar su afectividad.
Durante la conquista de los
españoles los mexicanos encontraron espectaculares
jardines botánicos como el de Tezcutzinco, cerca de
Texcoco, fundado por Netzahualcóyotl; el de Huaxtepec, en
Morelos, que se distinguió por el cultivo de plantas de
ornato y medicinales; el de Iztapalapa, cerca de
Tenochtitlán, contaba con plantas acuáticas; y el
de Chapultepec, construido por los mexicas con la
intención de cultivar y adaptar a ese nuevo habitad
plantas de otras regiones del país.
Atreves del tiempo usaban las plantas
medicinales, aromáticas y productoras de distintos tipos
de especias que remontan a la antigüedad, donde inicialmente
fueron usadas siguiendo el instinto, hoy en día, gracias a
los avances de la química, se fue racionalismo su uso y
determinando sus propiedades terapéuticas, incluso
aromáticas como condimentos. La historia del uso de las
plantas es tan remota como que su destilación se practica
desde hace miles de años en Asia, y ya la antigua
Babilonia fue una importante fábrica de perfumes,
extractos, lociones, aceites, pinturas de labios, etc.
También en la cultura maya usaban
ese tipo de procedimientos para hacer medicina, pero los mayas
fueron uno de los primeros pueblos en aplicar procedimientos
terapéuticos para tratar enfermedades. Se dice, por
ejemplo, que hacían punciones con espinas de puerco
espín para tratar las neuralgias, lo cual reducía
el dolor. Con los colmillos de la víbora de cascabel
realizaban sangrías (sangrados) en algunas zonas del
cuerpo.
A las personas que ejercían el arte
de curar en esa época les llamaban dzac-yac, h-men o
haxbac y jugaron un papel muy importante en el pueblo maya; sin
duda, contribuyeron al desarrollo de la medicina y de las
ciencias médicas actuales.
Los mexicas machacaban las hojas del
árbol conocido con el nombre de bálsamo (que crece
en el valle de México) colocaban esa pasta directamente
sobre las heridas para favorecer la cicatrización. En el
siglo pasado el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)
realizó una investigación de los efectos curativos
de esta planta; así se comprobó que la
infusión de las hojas favorece la cicatrización de
las úlceras gástricas e intestinales y disminuye el
dolor de los pacientes.
Los pueblos mayas, mexica y tolteca
emplearon una nomenclatura para identificar a las plantas y a los
animales que conocían hasta el momento, y se agruparon a
los seres vivos en categorías o niveles básicos;
esto no sólo les facilitó su estudio,
también les permitió conocer la distribución
de las plantas y animales en su entorno.
Don francisco Hernández fue el
primer naturalista español que llegó a Nueva
España, en 1570. Realizó un amplio estudio de las
plantas nativas, que culminó en 1576 con su obra, "Natural
de Nueva España", donde menciona que los indígenas
utilizaban mas de 3 000 plantas medicinales; Hernández
descubrió las propiedades de muchas de ellas al
experimentar consigo mismo y en personas enfermas.
Los mexicas impulsaron el conocimiento de
las plantas, al aprovecharlas no sólo como alimentos, sino
como medicamentos. Al utilizar estos conocimientos sobre los
aspectos curativos de las plantas, los mexicas al igual que otras
culturas como la griega en Europa, y la egipcia en África
establecieron una línea particular y especifica del
conocimiento: la herbolaria.
Durante el desarrollo de la herbolaria, los
mexicas practicaron la observación y la
experimentación. Era tal la cantidad de plantas
medicinales que llegaron a conocer y usar, que seguramente eso
los llevó a la necesidad de nombrarlas y
clasificarlas.
En 1552 el medico indígena Martin de
la Cruz, nativo de Xochimilco, escribió un libro sobre las
plantas medicinales mexicanas, libellus de medicinalibus indorum
herbis (también conocido como Códice De la
Cruz-Badiano), un legado fundamental para la Botánica y la
medicina tradicional, y representa quizás el mas antiguo
texto de medicina escrito en América. De la Cruz describe
que la cihuapahtli, hierba del parto y hoja santa se empleaba
para facilitar el parto o cuando se tenía dificultad para
expulsar el feto. Las investigaciones que realizaron
químicos mexicanos en el siglo XX ratificación que
esta planta contienen una sustancia química que,
efectivamente, acelera el trabajo de parto.
Diversas culturas existieron en los
márgenes de los lagos cuando los mexicas se establecieron
en Tenochtitlán y Texcoco; entre ellas la chichimeca en
xoloc; la hñahuu en Hidalgo y la tepaneca en azcapotzalco
y coyohuacan y la tolteca en Culhuacán y chimalpa. Estas
culturas y otras mas favorecieron el intercambio de plantas y
animales usados para el alimento, en remedios medicinales o como
ornato.
En los mercados no solo se fomentó
la comercialización de plantas y animales; también
se propiciaron lazos culturales y tecnológicos entre los
mexicas y los pueblos vecinos. Asimismo, en las negociaciones
empleaban el grano de cacao como moneda.
Diversas manifestaciones culturales denotan
un contacto cercano con la naturaleza y los seres vivos. Ejemplo
de ello son las leyendas indígenas, como la de
Huitzilopochtl, quien pidió a su pueblo establecerse en el
lugar donde encontraran un águila posada en un nopal
devorando una serpiente.
Otro ejemplo de manifestaciones culturales
indígenas relacionadas de alguna manera con la naturaleza
son las figuras de cerámica o de piedra, donde
aparecían esculpidas calabazas, nopales, magueyes y
maíz, o animales como las águilas, las serpientes y
los xolozcuintles
Hoy en día es muy frecuente escuchar
o leer en los medios de comunicación referirse a muchos de
los aspectos que estudia la ecología. Oímos hablar
de contaminación, smog, inversión térmica
(cuando una capa de aire caliente remplaza el aire frio,
bloqueando la circulación normal de aire en las capas
bajas de la atmosfera), impacto ambiental, pesticidas,
herbicidas, insecticidas, desechos industriales, aguas negras,
extinción de especies, tratamientos de aguas,
reforestación, parques ecológicos, gasolina
ecológica y control de la natalidad.
Nuestro país tiene una gran variedad
ambiental, producto de su situación geográfica y su
orografía que permiten la presencia de una gran diversidad
biológica. Desafortunadamente, se conoce poco de nuestros
ecosistemas. Sin embargo, el Centro de Ecología de la
Universidad Nacional Autónoma de México está
trabajando en Jalisco con el objetivo de entender no solo la
estructura y el funcionamiento de la selva baja caducifolia en
condiciones naturales, sino también de evaluar el efecto
que producen algunas perturbaciones en su productividad y
capacidad de recuperación.
Para el estudio de un ecosistema local se
requiere de una serie de visitas con el fin de recabar
información sobre la flora, la fauna, el tipo de suelo, el
clima, la cantidad del agua presente en forma de lluvia y la
influencia del hombre sobre ese ecosistema.
México posee una gran riqueza
natural, pues en su territorio se concentra el diez por ciento de
la flora mundial. Esto representa 25 mil especies de plantas
superiores, producto de la gran variedad de suelos y
climas.
Considerando los diversos factores
ecológicos México establece varias asociaciones
definidas de plantas, las cuales forman los siguientes tipos de
vegetación: bosques de pinos, bosque de encinos, y
matorral submontano.
También México posee una gran
variedad de biomas terrestres y acuáticos; entre los
primeros encontramos los siguientes: la tundra alpina, los
bosques, la pradera, el chaparral y el desierto.
Los seres humanos formamos parte de los
ecosistemas e interactuamos en ellos para satisfacer las
necesidades de alimento, vestido y vivienda, entre
otras.
El hombre ha influido en su ambiente,
modificándolo en ocasiones de una manera muy
drástica. Esto se ha acrecentado al aumentar la cantidad
de habitantes, al cambiar las formas de producción y al
acentuarse la explotación de los recursos
naturales.
Los mexicas utilizaban vocablos compuestos
para denominar a las plantas y animales. Por ejemplo, al hongo
que tiene forma de flor lo llamaban xochinanácatl,
compuesto por dos raíces nahuas: xóchitl, que
significa flor y nanácatl, cuyo significado es hongo;
denominaron tlilzapotl al zapote negro, compuesto por los
vocablos tlilli, negro y zapotl y zapote. Respecto a los animales
nombraron quimichpatlan al murciélago, que proviene de las
raíces quimich, ratón, y potlani, volar; al
armadillo le dieron nombre de ayotochtli, donde ayotli significa
calabaza y tochtli, conejo.
En la actualidad, las clasificaciones
contribuyen al conocimiento de la diversidad, de la
organización y de las relaciones que existen entre los
seres vivos, tomando como base la historia evolutiva del
científico Aristóteles que el mismo,
clasificó aproximadamente más de 500 organismos.
Las categorías que él propuso presentan una
estructura jerárquica; las que agrupaban a mayor cantidad
de organismos tenían un nivel de jerarquía mayor
que las agrupaban menos. Este procedimiento sigue
aplicándose en la actualidad.
Para Aristóteles, cada forma de vida
permanecía fija e inmutable desde el momento de su
creación. La clasificación aristotélica se
basó fundamentalmente en la observación de las
semejanzas y diferencias entre los seres vivos.
San Agustín (354-430),
teólogo del siglo IV, también elaboró una
clasificación de los seres vivos pero él los
agrupó en útiles, dañinos y superfluos; se
basó en las experiencia practica de la utilidad que
presentaban para los seres humanos.
Después de un largo periodo, durante
el cual no hay evidencias de que se hayan realizado trabajos
relacionados con la clasificación de las plantas y los
animales, en el siglo XVI se retomó en Europa la idea de
agrupar a los seres vivos, y fueron los botánicos los
encargados de formar grupos de plantas, basándose en sus
propiedades medicinales.
También le dieron muy buenas
utilizaciones a un hongo llamado hongo alucinógenos, en
algunas regiones de México se utilizaban (y se siguen
utilizando) hongos alucinógenos o raíces-como el
peyote-,con fines curativos; en la época colonial, la
inquisición prohibió por edicto el consumo del
peyote, pues consideraba que era usado no solo por indios, sino
también por algunos españoles, mestizos y mulatos,
para hacer adivinaciones, "siendo así, que la dicha yerba
(o raíz), ni otra alguna, no pueden tener la virtud y
eficacia natural que se dice para los dichos efectos, ni para
causar las imágenes, fantasmas y representaciones en que
se fundan las dichas adivinaciones, y que en ellas se ve
notoriamente la sugestión y asistencia del demonio, autor
de este abuso…". Hoy en día, se prohíbe o
regula su uso por razones de salud.
La medicina es una ciencia que se ha
transformado de manera radical, sobre todo a partir del siglo
XIX. Gracias al microscopio, se pudieron descubrir los
gérmenes (después llamados bacterias y virus) que
provocaban las distintas enfermedades. El desarrollo de la
química permitió identificar y clasificar las
sustancias y compuestos de las plantas, con lo que fue posible
entender por que aliviaban síntomas de ciertas
enfermedades. La farmacéutica moderna desarrolló el
procesamiento de plantas para extraer las sustancias activas y
elaborar medicamentos concentrados. Hasta cierto punto, la
medicina moderna es deudora del amplio conocimiento de la
herbolaria tradicional.
Los indígenas mexicanos lograron un
amplio conocimiento sobre la flora del país; hicieron una
clasificación utilitaria de muchas plantas, entre las que
destacan las alimenticias (maíz, chile, nopal, maguey), y
las medicinales como el epazote, para calmar los dolores
abdominales y estomacales; la planta yoloxóchitl o
magnolia mexicana, "flor del corazón", para aliviar
malestares cardiacos; la semilla del iztactzápotl o zapote
blanco dormía al paciente o se usaba para evitar el dolor
por sus efectos somníferos; y el acocoxihuitl o hierba de
oso se utilizaba para tratar la epilepsia, aunque en la
actualidad su fruto se usa como estimulante de digestión y
de la liberación de gases intestinales.
La importancia
del agua en México
Algo muy importante que no faltaría
en cada civilización sería el agua, que
también ha sido vital para todas las civilizaciones sobra
decir que los asentamientos humanos se fijaban siempre a la
orilla de un río o cerca de un manantial, es decir,
siempre en un lugar próximo a una fuente de agua potable.
En el mundo prehispánico, hubo ciudades que, debido a su
poder o a sus conquistas, crecieron desproporcionadamente y
enfrentaron problemas de agua. En Teotihuacán se
elaboraron canales para permitir el flujo de agua por el centro
de la ciudad, pero es posible que el liquido llegara a escasear
sino es que a agotarse. Pero también lo utilizaban para la
agricultura ya que lo usaban como tipo de hoyos en un terreno con
plantas alrededor y el agua les servía para ahorrarse
tiempo y esfuerzo de estar vaciando agua a cada vez:
Marginación y reivindicación
indígena
Las poblaciones indígenas padecieron
una marginación creciente después de 1950, por no
haberse sumado o adaptado al proceso de modernización. El
"indigenismo" promovido por el Instituto Nacional Indigenista
buscaba la asimilación del indígena en el proyecto
nacional y, al mismo tiempo, la preservación de su
"folclor", como si este fuera patrimonio de la
nación.
En cualquier caso, la política
indigenista no ayudó a mejorar las condiciones de vida de
los pueblos indígenas ni evitó que sus lenguas y
sus tradiciones declinaran. En la década de 1980, el
Estado dio un viraje en la política económica que
agudizó la marginación de los pueblos
indios.
El neoliberalismo terminó por
excluir a la población indígena de las
oportunidades económicas y de las políticas
controladas por el estado. Por si esto no fuera suficiente, las
grandes empresas nacionales y extranjeras avanzaron
progresivamente sobre los recursos agrarios que antiguamente
controlaban algunas poblaciones nativas.
Por su puesto, las acciones de protesta y
de reivindicaron indígena no se hicieron esperar. Por
medio de múltiples foros de consulta, movilizaciones,
acciones de resistencia y pronunciamientos públicos, las
poblaciones indígenas externaron su descontento hacia los
programas de gobierno y revelaron las contradicciones de las
políticas indigenistas estatales; políticas que,
por un lado, trataban de evitar la desaparición de las
tradiciones nativas y, por otro lado, alentaban la
disolución y el mestizaje de los grupos
indígenas.
Autor:
Luis Gerardo Ramos
Hernandez