La reforma económica de los años 90 y la recuperación de la economía Cubana
- Resumen
- Introducción
- Reforma
Económica - Sobre crisis,
brechas y reformas económicas - Contradicciones de
la económica heterogénea de transición
al socialismo - Bibliografía
Resumen
Con el derrumbe del campo socialista nos enfrentamos a
una etapa llamada período especial en la cual nuestro
país tenía su economía deformada pues
dependía casi totalmente de la Unión
Soviética, dada esta situación se tomaron una serie
de medidas para mejorar las condiciones del país ya que la
población necesitaba un mejor nivel de vida, estas fueron
las reformas económicas que no es más que
transformaciones en la estructura y funcionamiento de la
economía ya que esto no supone necesariamente que cambie
la naturaleza del sistema económico.
Se crearon medidas como Despenalización de la
tenencia de divisas, Creación de las UBPC, Apertura del
mercado agropecuario y del mercado industrial y artesanal entre
otras, con estas medidas mantendríamos nuestros ideales de
mantener la revolución vigente en nuestra
sociedad.
Abstract
With the collapse of the socialist field we face a stage
called special period in which our country had its deformed
economy then it depended almost totally on the Soviet, given
Union this situation they took a series of measures to improve
the conditions of the country since the population he/she needed
a better level of life, these the economic reformations that it
is not were more than transformations in the structure and
operation of the economy since this doesn't necessarily suppose
that it changes the nature of the economic system.
Measures were created as Decriminalization of the
holding of foreign currencies, Creation of the UBPC, Opening of
the agricultural market and of the industrial and handmade market
among other, with these measures we would maintain our ideals of
maintaining the effective revolution in our society.
Introducción
El derrumbe del campo socialista en Europa del Este a
fines de 1991 en la URSS; disparó la crisis
económica más profunda de la historia de la
Revolución Cubana. Esto trajo consigo una limitada
disponibilidad de recursos con lo que quedo el país en
especial petróleo, materia prima y piezas de repuesto,
también existían muy escasos productos para el
consumo corriente de la población. Los vínculos
económicos forjados por más de treinta años
y las relaciones preferenciales quedaron sepultadas de la noche a
la mañana. Por supuesto que las proporciones internas de
la economía se dislocaron; el aparato productivo se
paralizó casi plenamente. Conservar las conquistas del
socialismo fue la tarea clave del momento y distribuir lo
más equitativamente la escasez, sosteniendo los ingresos
de los trabajadores como una de las vías para conservar el
espíritu de justicia social, la unidad nacional y el
consenso popular. En ese preciso momento se recrudece el bloqueo
económico con la aprobación de la ley Torricelli y
más tarde la Helms-Burtton con la finalidad expresa de
acabar con el proyecto social cubano y con la nación. El
ajuste económico y la reforma estructural de la
economía resultaba un proceso objetivamente inevitable,
solo que tendría lugar ahora en condiciones internas como
externas verdaderamente excepcionales. La reforma estructural
suponía cambios sustantivos en el régimen de
propiedad sobre los medios de producción y de
posesión o explotación del capital o activos
nacionales más acorde con los niveles diferenciados de las
fuerzas productivas y de la reinserción de Cuba en la
economía mundial.
Desarrollo
Reforma
Económica
La reforma económica es un concepto que califica
los procesos de cambios que modifican la estructura y
funcionamiento de una economía del tipo que sea, sin que
cambie necesariamente la naturaleza intrínseca del sistema
económico y se pueden encontrar tanto en países
capitalistas [1]como en aquellos que construyen el
socialismo. En todos los casos obedecen siempre a decisiones de
las fuerzas políticas que hegemonizan el poder y aparecen
reflejadas en sus plataformas políticas y programas de
gobierno.
REFORMA ESTRUCTURAL DE LA ECONOMÍA A PARTIR DE
1993
Las bases políticas y jurídicas que
fundamentan la reforma económica tienen su historia. El
Decreto 50 de 1982 dio apertura por primera vez a la
inversión de capital extranjero[2]es, por
tanto, el antecedente jurídico-político de los
cambios en las relaciones de propiedad. Más tarde, la
Resolución sobre Desarrollo Económico, aprobada por
el IV Congreso del Partido en 1991, ratificó esta
posición aperturista que fuera sancionada en la Reforma
Constitucional de 1992. Esta última sentó las bases
para los cambios en el régimen de propiedad estatal que en
su texto quedaba constreñida a los "medios de
producción fundamentales" y sujeta una gran parte de la
misma a la enajenación a favor de individuos, colectivos y
al capital extranjero como objeto de propiedad y (o)
explotación,[3] según la
conveniencia y posibilidades del país.
Los cambios prácticos en el régimen de
propiedad y de organización socioeconómica de la
gestión tienen su base jurídica en la reforma de
los artículos 14, 15 y 17 de la Constitución de la
República del 1992. Dichos artículos establecen
claramente que los bienes de propiedad estatal socialista, de
todo el pueblo, pueden trasmitirse excepcionalmente en propiedad
a personas naturales o jurídicas, y que la
transmisión de otros derechos sobre esos bienes a empresas
y a otras entidades autorizadas se efectuará conforme a lo
previsto por la ley. Por último, establecen que el Estado
podrá crear y organizar empresas y entidades encargadas de
administrar los bienes que integran la propiedad socialista de
todo el pueblo. Estos principios constitucionales dan pie a una
amplia y profunda transformación de la base
económica anterior a la reforma.
La finalidad de los cambios estructurales de la base
económica tenían y tienen la finalidad de lograr
una mayor correspondencia entre las fuerzas productivas y las
formas sociales de producción de modo que obraran a favor
de la elevación de la eficiencia y la eficacia.
Los primeros ajustes al modelo comenzaron por el sector
externo, consistentes en la desmonopolización del sistema
de empresas dedicadas al comercio exterior de exportación
e importación. Tales cambios en los contextos de un alto
coeficiente de importación para generar un peso de PIB
crearon objetivamente cuellos de botella que obligaban a extender
los cambios correspondientes en la economía
interna.
Los cambios en las relaciones de propiedad de los
activos nacionales, dada la estructura socioeconómica
interna en que la propiedad estatal monopolizaba
prácticamente todos los activos nacionales fundamentales y
no fundamentales, conducía inevitablemente a su
redimensionamiento estructural a favor de otras formas sociales
de propiedad y explotación de parte de los medios de
producción y además aislar convenientemente la
función de propiedad de la de gestión; esto es, se
abría un espacio a la descentralización y
enajenación de las funciones productiva, de
administración y gestión de la propiedad
pública a colectivos, cooperativas, al capital extranjero
y a individuos. La nueva economía de transición
emergente si bien reduce el papel del Estado como sujeto directo
de la gestión económica, mantiene su
hegemonía sobre la propiedad pública.
La transformación del régimen de propiedad
y explotación estatal de los medios de producción
incluyen la formación de empresas mixtas de capital
extranjero y estatal o mediante otras formas de asociación
económica. No está excluido la presencia pura de
capital extranjero en casos especiales. Otros cambios consisten
en la introducción de distintas variantes de
autogestión y autofinanciamiento colectivo en el sistema
empresarial de propiedad estatal, la formación de
cooperativas en la agricultura estatal y, por último, la
difusión de la economía familiar y privada
individual agropecuaria y en la esfera de los servicios e
industrias locales. Solo se excluye la forma capitalistas entre
los nacionales. La configuración estructural de la
economía cubana coincide estrictamente con los de una
economía heterogénea o mixta de transición
al socialismo. Todo hace indicar que las experiencias de China,
Vietnam y Cuba concuerdan en este aspecto fundamental del modelo
económico.
El reajuste estructural de las relaciones de propiedad y
de producción tenía necesariamente que proyectarse
en un ajuste del mecanismo de funcionamiento económico, la
revalorización de los ejes principales de la
acumulación para el desarrollo y el realineamiento de las
relaciones económicas internacionales dominada por el
capital transnacional y los grandes centros del poder capitalista
mundial.
Los cambios estructurales y del mecanismo
económico hay que concebirlos en calidad de procesos
más o menos prolongados en el tiempo, cuya
ejecución asume diversidad de tratamientos en cuanto al
carácter, el tiempo y el ritmo de ejecución de las
medidas que se ponen en práctica. Lo importante a saber es
el objetivo supremo de estas reformas, los intereses que
están en juego y cuáles son los beneficiarios de
los cambios. ¿Entonces cómo valorar la naturaleza
de la reforma económica en Cuba a partir de los
años noventa?
Los cambios en la estructura de la base económica
y en el funcionamiento de la economía cubana, se han
llevado a cabo bajo el principio declarado de mantener la esencia
y la continuidad de la transición al socialismo. Los
cambios no postulan la involución al capitalismo, sino
asegurar las premisas para conservar y desarrollar la trayectoria
socialista; es una medida revolucionaria pues parte de una
interpretación objetiva de la realidad económica
cambiante tanto interna como internacional. La formación
de un nuevo modelo de economía de la transición
extraordinaria al socialismo, no explorado todavía en el
caso de un pequeño país como Cuba, es el reto
más importante que tiene ante sí el pueblo cubano a
finales del siglo XX y principios del XXI.
Las premisas político-económicas
fundamentales que sustentan en principio la continuidad del
proyecto socialista de la Revolución bajo la reforma
económica son: conservación de la independencia y
la autodeterminación de la nación, el
fortalecimiento de la independencia económica a un nivel
compatible con las particularidades nacionales y la
globalización mundial, la promoción del crecimiento
económico sustentable con el máximo de equidad y
justicia social a favor de las grandes mayorías,
más el enriquecimiento continuo del ideal humanista y
cultural del socialismo.
La dimensión histórica de la reforma puede
constatarse si se toma en cuenta que se trata de un ajuste a
fondo del modelo económico y social de la
transición al socialismo en un pequeño país
subdesarrollado y periférico, sin retaguardia desarrollada
de apoyo frente a un mundo globalizado por el capital
transnacional con sus grandes bloques de poder y la persistente
política de guerra económica de la primera potencia
mundial hegemónica.
La importancia de la reforma económica cubana
supera, por tanto, aunque no se lo haya propuesto, los
límites nacionales, pues combina el ideal nacional
liberador y social con la eficiencia económica y social.
La resultante de este movimiento puede erigirse en un paradigma
para los países del mundo subdesarrollado que accedan a la
vía socialista del desarrollo o que inicien procesos
guiados por el ideal de liberación nacional.
Sobre crisis,
brechas y reformas económicas
Las manifestaciones concretas de la actual crisis
económicas tienen distintas expresiones, muchas de ellas
presentes con anterioridad a ser declarado el PE, pero actuando
ahora con muchísima mayor intensidad y gravedad ante la no
existencias de las antiguas reservas provenientes del
exterior.
Dentro de estas brechas se identifican:
1. La brecha financiera externa: Entre
los volúmenes físicos y el valor de los
ingresos en divisa por un lado, y los requerimientos de
importaciones por el otro.2. La brecha financiera externa: Entre
la generación y obtención de ingresos
monetarios por la población, los recursos disponibles
para el consumo y la productividad del trabajo.3. La brecha inversionista: Entre la
capacidad interna de ahorro, las necesidades de
inversión y la inversión efectiva.4. La brecha técnico productivo:
Entre las capacidades productivas instaladas y los niveles de
aprovechamiento.5. La brecha ocupacional: Entre la
disponibilidad de fuerza de trabajo y la oferta de
empleo.6. La brecha presupuestaria: Entre los
ingresos y los gastos del presupuesto estatal.
De estas seis brechas la primera es la más
importante aunque en todas están presentes factores
cuantitativos y cualitativos; estructurales y
funcionales.
Desde Agosto de l990 en que se decreta el periodo
especial hasta l993 en que se inician las reformas
económicas, las condiciones de funcionamiento de la
economía cubana estuvieron caracterizadas por el
establecimiento de un fuerte sistema de racionamiento y la
adopción de mecanismos de contingencia y de
distribución de recursos cercanos al de una
economía de guerra, con una utilización muy
restringida de vínculos de mercado en la relaciones
económicas internas.
Con el inicio del proceso de reformas económicas,
cuyos primeros pasos jurídicos se dan en l992 con una
modificación constitucional, se tomaron a partir de l993
las primeras medidas con una clara orientación de mercado
y enfocadas a atacar las brechas o desbalances económicos
fundamental.
A partir de esos años se despliega un proceso de
coexistencia controlada de mecanismos de mercado que se iban
implantando, (incluyendo la constitución de nuevas
empresas estatales jurídicamente privada), con el sistema
de racionamiento y distribución centralizada de los
limitados recursos existentes manteniéndose igualmente
empresas tradicionales, funcionando dentro del anterior sistema
económico.
Se han ido creando así una economía
"híbrida" en la cual los mecanismos de mercado han ido
ganando peso en estos últimos años, si bien se
conservan las bases originales y las medidas de racionamiento del
momento en que se inició el PE.
Las medidas adoptadas en el marco de la reforma
representan un saldo indiscutible y ampliamente positivo de lo
cual da cuenta el inicio del proceso de recuperación
económica que comienza en l994 y que confirman el sentido
de las medidas anteriores.
La brecha presupuestaria quedó
prácticamente eliminada a partir de las medidas adoptadas,
el déficit presupuestario tiene una magnitud totalmente
controlable y en una proporción del PIB que resulta muy
aceptable internacionalmente.
Igualmente se ha producido una apreciación
notable de la moneda nacional frente a la divisa, en condiciones
de doble circulación monetaria, y se manifiesta un cierto
mejoramiento en la situación laboral, derivado de la
flexibilización de las posibilidades ocupaciones,
así como una mejoría en la oferta para el consumo,
por la vía de los mercados libres en divisas, si bien a
precios altos en comparación con el nivel promedio de los
ingresos de la población.
Las medidas tomadas en el ámbito de la
circulación monetario-financiera y del presupuesto
resultaban imprescindibles para lograr un ordenamiento y
nivelación elemental en esta esfera, partiendo de una
situación que llegó a ser prácticamente
catastrófica en 1993. Sin estas decisiones hubiera sido
imposible detener la "caída en picada" de la
economía.
En igual sentido, el estímulo a la
inversión extranjera constituye también un
importante componente complementario, no sólo y no tanto
por lo que representa en términos de volúmenes de
inversión y de su impacto directo sobre la balanza de
pagos del país(lo cual no resulta menospreciable), sino
por el carácter inductor y el efecto multiplicador- tanto
objetivo como subjetivo que ha detenido este componente en el
proceso de recuperaci9ón industrial.
Ahora bien, no obstante todo esto, del cuadro anterior
se desprenden algunas informaciones que pudieran resultar de
interés.
En primer lugar se aprecia cómo las principales
reformas económicas se concentran entre 1993 y 1994, con
una tendencia a la profundización sólo en medidas
de continuidad en el transcurso de los últimos tres
años.
En segundo término se muestra también
cómo las principales decisiones han estado relacionadas
más con la esfera financiera y en cuestiones
presupuestarias, en mucha menor extensión, en problemas
vinculados con el ahorro y la inversión (con las
excepciones de la Ley para la Inversión extranjera y el
Decreto-Ley sobre las zonas francas también vinculado a la
inversión foránea), así como en lo
relacionado con la brecha técnico-productiva.
Estos dos temas, los caracterizados globalmente como
inversionistas y técnico-productivo tienen que ser
más directamente con los cambios en la estructura
productiva a que se hizo referente antes.
Lo anterior no significa que en estos años
más recientes no se hayan tomado importantes decisiones
relacionadas con actividades económicas directas; el
desarrollo dado al sector del turismo, por ejemplo, es una
muestra de ello y quizás este constituya el cambio
estructural más importante que se está produciendo
en la economía cubana en los últimos veinte
años.
El problema estriba en que una economía que se
encuentra en las condiciones en que se halla la cubana, y que
aspira a operar, esencialmente, sobre bases financieras, requiere
desarrollar la máxima capacidad de ahorro interno que
pueda convertirse en inversión o formación de
activos, con el fin de garantizar su reproducción, lo cual
está también muy estrechamente relacionado con el
problema del nivel de aprovechamiento de las capacidades
productivas instaladas y, en última instancia, de los
crecimientos en la productividad del trabajo y en el rendimiento
del capital fijo.
Estas cuestiones se convierten, a mediano y largo
plazos, en restricciones que impiden resolver los demás
desbalances económicos.
Es posible que estos dos ámbitos constituyan
áreas de mayores dificultades, técnicas y
políticas, en el proceso de continuidad de las reformas
económicas, pues se requeriría de importantes
decisiones funcionales vinculadas a la concesión y
operación del sistema empresarial del país y de
canalización de los ahorros internos.
Por otra parte, si las medidas tomadas en la esfera de
la circulación monetario-financiera no presentan una
trayectoria ascendente y se complementan con transformaciones
directas de la actividad inversionista y productiva, las primeras
terminan, en un plazo no muy extenso, por agotarse y se corre el
riesgo de regresar a posiciones anteriores.
Quizás este sea un punto vital en que se
encuentra la marcha de las reformas económicas en Cuba en
estos momentos.
Contradicciones
de la económica heterogénea de transición al
socialismo
A la luz de los cambios estructurales que se vienen
realizando vale la pena resumir los rasgos más generales
que tipifican a la nueva economía en
gestación
La estructura de la economía posreforma configura
una económica heterogénea o mixta de
transición extraordinaria al
socialismo[4]en virtud de la diversidad de tipos y
formas de propiedad y explotación de los activos
nacionales donde predomina el sector socializado estatal y
cooperativo, al lado de otras formas de economía como el
capitalismo de estado (bajo la forma de asociaciones con el
capital extranjero y el estatal), la pequeña
producción mercantil rural y urbana y elementos de
capitalismo privado en lo fundamental de procedencia extranjera.
El modelo económico resultante se asemeja a la NEP
leninista, salvando las enormes diferencias entre ambos
países y de épocas históricas.
El mecanismo económico se modifica como
consecuencia objetiva de la lógica de la nueva
economía a lo que se agrega el efecto de las relaciones
económicas externas. Este es un campo donde mucho
está por hacer, renovar y crear. Las experiencias del
antiguo sistema de dirección de la economía y de la
planificación mediante los balances materiales no tienen
mucho que aportar. Se carece de experiencia suficiente en el
manejo y técnicas del mercado, entre otras porque
prácticamente no existió en la práctica
nacional precedente.
Esta economía de transición supone una
relación dinámica y altamente contradictoria entre
la planificación y el mercado. La regulación
centralizada de las avenidas principales del desenvolvimiento
económico es objetivamente indispensable a fin de no
perder el rumbo del desarrollo, pero las fórmulas para
alcanzar tales fines pasan por la consideración del papel
del mercado. Pero la planificación deberá tender a
la sustitución progresiva del sistema de balances
materiales por otro con énfasis en los instrumentos y
criterios financieros y los incentivos materiales sin olvidar los
principios y normas de la estimulación moral.
La implementación de una economía
planificada con mercado es una tarea compleja y de largo plazo,
por lo pronto se han introducido cambios importantes en el
mecanismo económico que incluyen entre otros
la:
Desmonopolización del monopolio estatal sobre
el mercado externo. Las empresas intervienen directamente en
las relaciones económicas externas.Apertura de mercados con acceso a la inmensa
mayoría de los agentes económicos. El Mercado
Libre Agropecuario, el Mercado de Artículos
Industriales y Artesanales y las Tiendas Recaudadoras de
Divisas son un claro ejemplo de la apertura; claro que
aquí hay que adicionar al resto del sistema
empresarial reformado que opera en el mercado
interno.Legalización de la circulación de
divisas, autorización de las remesas familiares,
creación de casas de cambio y cuentas bancarias en
divisas y desarrollo de una red de entidades comerciales para
su captación.Reforma del régimen fiscal y
bancario.Reformulación de los sistemas de
planificación, estadístico, contable y
financiero.Implantación de sistemas de
estimulación en divisas y medidas de ajuste del
sistema salarial y de regulación de los ingresos para
lograr un mayor vínculo de estos con los resultados
del trabajo.Esquemas integrales de financiamiento y
estimulación en divisas para los cultivos de
exportación, y la creación de condiciones para
que los cultivos de exportación financien de forma
creciente los gastos en divisas del resto de la
agricultura.
El mercado existe como un mecanismo espontáneo y
a la vez regulado por lo cual interviene en la formación
de las proporciones económicas, en los incentivos
materiales a la expansión de las fuerzas productivas y en
la elevación de la productividad del trabajo. La
lógica del mercado entroniza objetivamente la tendencia a
la diferenciación económica y social de los
productores, de los individuos y de los territorios. Esto da la
medida de la importancia que revisten las políticas
económicas, sociales y territoriales que impidan
desviaciones incompatibles con el proyecto social.
La heterogeneidad económica crea los fundamentos
objetivos para la existencia de desigualdades económicas y
sociales y la formación de intereses de clase y de grupos
sociales. El nivel que alcancen las desigualdades es primero que
todo un problema de dimensionamiento económico, pero en lo
esencial es una cuestión política y de la
política económica, en cuanto a la
regulación económica global y el manejo de los
equilibrios tácticos y estratégicos.
En suma, la reforma es un proceso de aproximación
crítica a un nuevo modelo económico y social de la
transición en Cuba, que tiende a la
búsqueda de un punto de equilibrio y de armonía
suficiente entre las fuerzas productivas existentes y las formas
sociales de producción e intercambio más
congruentes. La formación de una economía
heterogénea de transición al socialismo es la
resultante mayor de la reforma económica.
Las contradicciones intratipos e intertipos
socioeconómicos son ahora más diversas, dilatadas y
complejas. Más allá de las diferencias
estructurales esenciales entre esta etapa y aquella inicial de la
liberación nacional, hay una especie de
reproducción. Ahora, las contradicciones internas en el
tipo socialista son múltiples y diversas por su amplitud e
intensidad dada la diversidad de formas internas de
economía dentro del propio sector estatal por un lado y el
cooperativismo campesino y proletario por el otro. Pueden darse
la tendencia objetiva a la homogenización de las formas
socialistas en lo que jugará un papel clave el
perfeccionamiento empresarial. La solución de las
contradicciones que genera la pequeña o
pequeñísima empresa o unidad estatal tradicional y
su forma social es un capítulo abierto.
La ampliación del sector privado individual en el
medio rural y urbano abre un abanico de contradicciones
económicas y sociales y también políticas.
Las tendencias a la proletarización y a la
capitalización están latentes y forman parte de la
lógica del valor y de la plusvalía. El
cooperativismo de nuevo tipo se insinúa como una
vía de transición, que en determinadas
circunstancias y condiciones, podría ser viable. En todo
caso el control y la regulación social permanente son las
armas más inmediatas y resolutivas para mantener los
límites y distancias apropiadas sin que entren en
conflicto con el proyecto social cubano.
El capitalismo de Estado y el tipo socialista son los
contrarios intertipos de mayor vuelo e importancia aún
siendo limitada todavía su extensión. La
competencia entre la empresa socialista reformada y la mixta
sobrepasa los límites de la economía y pasa al
nivel de las percepciones y de la conciencia de la
gente.
La contradicción de la transición
extraordinaria con el resto del mundo seguirá figurando
como la principal. La política internacional y la
política económica deberán aprovechar todos
los espacios e intersticios que emergen de las contradicciones
entre los centros hegemónicos del poder económico
mundial. La multipolarización económica no es en
modo alguno un mundo sin conflictos, todo lo contrario se
caracteriza por la lucha competitiva en pos de los mercados, los
logros científicos y técnicos, los espacios
financieros y poder regional y en otras esferas que no excluyen
la militar. La unipolarización político militar y
la dictadura militar mundial que quieren imponer los Estados
Unidos de América no cierran el capítulo de los
conflictos interregionales e interpotencias de primera
línea. Más allá del multipolarismo
económico y la unipolaridad está el SUR en proceso
de recolonización que en su momento se unificará en
su lucha por la liberación nacional frente al
Norte.
La economía heterogénea de la
transición extraordinaria al socialismo en Cuba posee
rasgos que aseguran potencialmente que el movimiento
económico contradictorio, incluso conflictivo, de la
economía quede subordinado a la predominancia de las
fuerzas socializatorias y del desarrollo humano como objetivos
supremos. El Estado está en manos de los trabajadores y
para los trabajadores, que no enajenan su función y
atribuciones de propietario dominante ni su papel en la
reproducción económica y en el desarrollo humano,
aunque admitan la presencia de otras clases y capas sociales que
les son ajenos, pero que son indispensables para reforzar su
propio poder. La conservación del poder por los
trabajadores es el límite máximo permisible a la
heterogeneidad. Los rasgos que tipifican y peculiarizan a la
transición extraordinaria al socialismo en Cuba, sin
pretender agotarlos, podrían formularse resumidamente como
sigue:
1.- El sector estatal mantiene su hegemonía en la
economía como propietario o mediante su fusión con
el capital extranjero y otras combinaciones participativas con
productores nacionales –colectivos empresariales y
cooperativos.
2.- La promoción de formas colectivas y
cooperativistas de producción con productores
independientes y asalariados es una fórmula
socializatoria, esencialmente socialista y, por tanto, congruente
con la construcción del socialismo.
3.- La promoción de una amplia capa de
pequeños productores en el campo y la ciudad, articulados
a la sociedad por el mercado y mediante la regulación
estatal da lugar a la introducción de formas organizativas
y sociales de cooperación congruentes con una alianza
política que permite conservar y reproducir el compromiso
de estas capas con el proyecto histórico de la
Revolución. La cooperación es el eslabón
clave de engarce entre el presente y el futuro socialista de los
productores individuales.
4.- El Estado de los trabajadores y la sociedad en su
conjunto mantienen el poder económico suficiente para
impedir la pérdida del mando sobre el curso de la
reproducción y del movimiento económico
general.
5.- El excedente económico centralizado sirve y
se orienta al desarrollo económico y social del
país y en beneficio de las masas populares. Esta
posibilidad debe ser capaz potencialmente de compensar, en el
plano económico, político y social, las
desigualdades objetivas que emerjan del proceso de
reproducción de la economía
heterogénea.
6.- La unidad política del pueblo, más la
conservación de la solidez y liderazgo de la vanguardia
política, es una premisa fundamental para mantener el
curso nacional liberador y socialista de la revolución en
medio de las contradicciones y conflictos derivados de la
economía mixta.
La comprensión de la nueva economía de
transición al socialismo en su trayectoria compleja y
difícil en Cuba sería incompleta si no se asume que
se trata de una economía competitiva y contradictoria por
la diversidad de intereses que se ponen en juego; incluso existen
intereses antagónicos. A esta economía se le
plantea la interrogante leninista del "quién vence a
quién" en el terreno económico, político y
social. Este enfoque nos advierte a cada paso acerca de la
necesidad de diseñar políticas de regulación
que orienten y obliguen al movimiento económico-social a
no torcer el rumbo de la construcción
socialista.
Las transformaciones asociadas a la reforma y los
ajustes económicos alteran la antigua composición
social del país. Se profundiza, lógicamente, la
estratificación social, emergen nuevas clases y grupos
sociales en algunas de ellas se observan desgajamientos en capas
y subgrupos, con sus impactos y reflejos en las representaciones
ideológicas y políticas con múltiples
matices y diferencias. Un argumento adicional es el peligro que
encierra la ideologización tergiversada de la historia
pasada y presente del país que vienen desplegando
determinados círculos en los EEUU.
En las nuevas condiciones el consenso a favor del
proyecto histórico de la Revolución se
sostendrá en la medida que se logre un nivel y grado de
equilibrio dinámico entre la equidad y justicia social,
bien entendida como conquistas del socialismo, y las
desigualdades que inevitablemente surgirán producto de la
reforma económica y de otros ajustes
macroeconómicos.
Proyecciones en turismo
El ministro cubano de Turismo, Manuel Marrero,
estimó que un millón de turistas norteamericanos
podría visitar la isla en el primer año si el
embargo fuese levantado Cifras similares han sido reportadas por
otros estudios con algunas variaciones en el marco de tiempo,
situándolo entre uno a tres años, y en magnitud
desde uno hasta cuatro millones de visitantes, respectivamente.
En el horizonte mínimo se sitúan los resultados de
la US-Cuba Trade Association y la American Society of Travel
Agents (ASTA).
En el año 2004 Cuba recibió poco mas de
209.000 visitantes desde EEUU, lo que situaba a este país
entonces como el sexto mercado emisor con una cuota de mercado
que superaba el 10%. De los 2,2 millones de turistas que
visitaron Cuba en el año 2006, se estima que los
ciudadanos norteamericanos fueron el 8,8%, y en 2007 el 10,6%,
aproximadamente la mitad de los que habían venido hasta el
año 2000, debido al reforzamiento de las restricciones de
licencias de viaje por la OFAC a partir de 2004.
Se asume también que el incremento en las
capacidades de hospedaje y la mejora de los servicios hoteleros
alcanzados en la década ha permitido acomodar la creciente
demanda del turismo norteamericano a corto plazo, si bien esta
sigue por debajo de su potencial mínimo de un
millón de visitantes, pues lo recibido hasta ahora
representa alrededor de un 20% de ese total. Por lo mismo, este
mercado constituye un área de particular atención.
Ello no significa que no sean necesarios ajustes perspectivos en
cuanto a infraestructura y servicios debido a las peculiaridades
del consumo y los estándares de calidad de ese segmento de
mercado, sobre todo considerando la competencia de los vecinos
regionales, pero en términos generales se acepta que la
moderada tasa de ocupación promedio actual (alrededor de
un 60%-70%), así como las diferencias estacionales con
respecto a los emisores principales (Canadá y Europa), que
se orientan con preferencia hacia el período invernal,
permiten contar con un margen de maniobra confiable a corto plazo
para acomodar la demanda actual.
De acuerdo con los estimados de la Comisión
Internacional de Comercio de EEUU, si las restricciones de viajes
fuesen eliminadas, a corto plazo se recibiría un flujo
mínimo de 171.000 visitantes, que podría llegar a
554.000 o incluso 1,1 millones de turistas, con un potencial de
incremento anual sobre esa cifra de 226.000-358.000 visitantes,
lo que representa un efecto directo de incremento en los ingresos
de entre un 13% a un 33% Un impacto adicional de este incremento
en el arribo de turismo norteamericano estaría asociado al
aumento de la demanda cubana de importaciones de productos y
bienes agrícolas norteamericanos, que resultaría de
disponer de una expansión de los ingresos por ese
motivo.
No obstante estas proyecciones, las cifras de los
visitantes cubano-americanos son inexactas porque una parte llega
a Cuba por terceros países. A continuación se
presentan las estimaciones para EEUU.
Cuba se enfrenta hoy a varios retos en la industria
turística, algunos de carácter doméstico
como la protección medioambiental, los impactos
culturales, el desarrollo de la infraestructura de servicios, una
mayor integración con la agricultura y las industrias
domésticas, y la flexibilización de mecanismos
financieros domésticos vinculados al transporte
aéreo así como ajustes en los márgenes de
convertibilidad. Todos estos son factores que, junto a la
agresiva competencia de la región, han estado erosionando
parcialmente algunas de las ventajas iniciales.
Sin embargo, por el lado cubano, la
transformación más importante ha sido la del
desplazamiento desde el turismo convencional hacia el turismo de
salud, corrimiento que a su vez ha sido la base de una
transformación estructural mas profunda en todo el
comercio exterior, que se ha desplazado masivamente hacia la
exportación de servicios de salud, al punto que
aproximadamente un 70% de los ingresos actuales del país
provienen de esa fuente. Este corrimiento ha relegado al turismo
de primera a tercera fuente de ingresos en relativamente poco
tiempo.
Teniendo en cuenta las potencialidades antes descritas,
hay sin embargo que insistir en la importancia de evaluar con
mesura los impactos probables que una explosión de turismo
norteamericano implica, no sólo por el lado positivo en
términos de ingresos, mejoras de infraestructura y el
efecto de "onda" hacia otros sectores de la economía
cubana, sino en una lógica mas amplia, en la que, sin
abandonar el propósito de aprovechar las ventajas que
representa, estas se articulen a la vez dentro de una estrategia
que dé prioridad a las ventajas reales del país en
otros sectores intensivos en capital humano como las industrias y
servicios basados en el conocimiento (medicina, software,
biotecnología, etc.), que poseen no sólo un impacto
mayor en términos de valor agregado sino que tienen
asociado un efecto multiplicador mas significativo en la
generación de empleo y de encadenamientos
productivos.
Es por estas razones que el turismo norteamericano no
debe verse como un fin en sí mismo y se le debe vincular
con una perspectiva integradora, es decir, su papel "dentro" y no
"sobre" la plataforma de desarrollo del país a largo
plazo. Esto es de particular importancia para Cuba, cuyo perfil
de exportaciones es muy similar al de sus vecinos del Caribe en
cuanto al contenido de productos primarios y los servicios. Por
lo mismo, debe reforzar aquellos aspectos en los que su
diferenciación le confiere una ventaja relativa, en
especial en cuanto a la calificación laboral y el
contenido tecnológico de avanzada.
En resumen, las proyecciones para el turismo
norteamericano en una eventual despenalización representan
ciertamente una oportunidad importante a corto plazo para
expandir los servicios y multiplicar sus efectos hacia otras
áreas de la economía cubana (transportes,
comunicaciones, construcción, agricultura, industria del
ocio, etc.), pero en una visión a mayor alcance no
necesariamente tiene que ocupar un lugar prioritario.
5.3. Los envíos de remesas
Las remesas se han constituido en el tercer componente
de peso en las relaciones económicas bilaterales entre
Cuba y EEUU a partir de los años 90. Con anterioridad a la
actual euforia que rodea este fenómeno de los crecientes
flujos de envíos de dinero desde los países
desarrollados hacia los países emisores de emigrantes, se
había asumido con respecto a estos una actitud en la que
prevalecían la infravaloración de sus efectos
macroeconómicos y sociales. Esto se debía en parte
a la simplificación a priori de sus efectos en el consumo
por tratarse de circuitos simples y sumamente fragmentados, y
también como consecuencia de la falta de métodos de
registro confiables y uniformes. Estas limitantes han sido
reconocidas, y en la actualidad puede constatarse que hay todo un
resurgimiento de una literatura analítica que cuestiona
muchos de los mitos precedentes, proponiendo nuevas
interpretaciones sobre los impactos de las remesas, no
sólo a nivel del consumo, sino sobre las políticas
macro y de inserción en los circuitos financieros,
fenómeno en el que mucho de activismo tienen
también organismos como el BID, el FMI y el Banco Mundial
que han producido sendos trabajos sobre el tema.
El aumento de atención hacia las remesas se
produce porque su importancia ha crecido hasta desplazar en
magnitud los flujos de ayuda para el desarrollo, e incluso de
inversión extranjera privada en algunos casos, llegando a
ser la segunda fuente de financiamiento para los países en
desarrollo como se puede apreciar en el siguiente Gráfico
tomado del estudio del Banco Mundial
Al tener una comunidad residente en EEUU que supera el
millón de emigrados, Cuba no está fuera de esas
corrientes, incluso aunque su entramado institucional y
económico difiere sustancialmente del de sus vecinos
caribeños y centroamericanos, la isla se ha incorporado a
la tendencia general asumiendo muchas de las
características comunes a los países receptores en
cuanto a los volúmenes, la frecuencia de los envíos
y sus usos generales, aunque como se verá, con una
particular sensibilidad política y económica que le
dan una sello distintivo.
Existen para el caso cubano relativamente pocos estudios
(públicos) que han cubierto algunas facetas de este
fenómeno, como la situación relativa del
país en el contexto hemisférico, la
evolución de las acciones políticas que los
gobiernos de EEUU y Cuba han tomado para promover o restringir
las remesas, las transformaciones en las relaciones sociales y
transnacionales entre los emigrantes y la sociedad cubana, los
impactos en la diferenciación social y los niveles de
consumo de los hogares, sobre los efectos generales y de
caracterización general.
Este tema aún requiere profundizar otras facetas,
pero en esta ocasión nos referiremos sólo a una
caracterización general y a sus efectos multiplicadores
sobre la economía cubana en virtud de sus especificidades,
como la segmentación de mercados, la dualidad monetaria y
los mecanismos de reasignación de financiamientos para la
actividad empresarial, ya que estos canales son decisivos en la
configuración de los impactos asociados a las remesas en
el caso cubano.
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