- El
Proyecto Caral (PEACS) - Caral,
cuna de la civilización andina - Arqueología de
Caral-Supe - Los
Conjuntos Residenciales - Técnicas y materiales
constructivos - Los
alteres del Fuego Sagrado - Las
Plazas Circulares - Música Ancestral: las Flautas y
Trompetas - El Ojo
de Dios - Economía y
producción - Cronología
Caral es la ciudad más antigua del
Perú (más de 5000 años desde el presente) y
sede de la primera civilización andina que forjó
las bases de una organización social propia y singular,
que junto a Mesopotamia, Egipto, india, China y
Mesoamérica son los focos originarios de cultura en el
mundo.
Vista panorámica de tres de las
pirámides del Sector Alto tomada desde la cima de la
Pirámide Mayor
Ser constructores de colosales edificios
con forma de pirámide distingue a la gente de Caral de los
demás pueblos de su tiempo en los andes. La
pirámide en los andes es un edificio de grandes
proporciones usado por los curacas (gobernantes) como el centro
de sus actividades, ya sean religiosas, políticas o
económicas. Era el símbolo y centro del poder.
Allí se realizaron las ceremonias que garantizarían
el orden establecido en fechas señaladas por un calendario
ceremonial que emulaba el ritmo de la naturaleza.
Las pirámides de Caral son las
más antiguas encontradas hasta la fecha en los Andes:
datan de hace 5000 años (3000 a.C. aproximadamente).
Construir estructuras de este tipo necesitó de un alto
grado de tecnología y organización social para
afrontar los problemas de su construcción y el elevado
gasto de materiales y energía.
Mapa de
ubicación.
Esta antigua ciudad de pirámides fue
levantada en la margen izquierda del río Supe sobre una
gran terraza que está a 350 metros sobre el nivel del mar.
Este sitio ocupa un área de alrededor de 65
hectáreas. El valle de Supe es una estrecha quebrada
fértil que en éste lugar tiene un ancho
máximo de 1.5 kilómetros y alberga a lo largo de su
recorrido un gran número de otros sitios con
pirámides contemporáneos con Caral como: Era de
Pando, Lurinhuasi, Miraya, Allpacoto, Aspero, Chupacigarro, entre
otros.
El Proyecto Caral
(PEACS)
Hasta antes de las investigaciones
arqueológicas en Caral se consideraba que en los inicios
de la civilización andina los antiguos peruanos se
organizaron en pequeñas aldeas dedicados a la
recolección de tubérculos o mariscos y la caza en
pequeña escala. Se consideraba, también, que en los
momentos previos a la aparición de la cerámica
(1800 a.C.) aparecieron las primeras pirámides y templos,
como La Galgada o Kotosh, respectivamente, y que los grandes
conjuntos de monumentales pirámides corresponden al
período siguiente: Inicial (1800 a.C. a 800
a.C.).
Sin embargo todo esto cambió, pues
los trabajos e investigaciones realizadas desde 1994 por el
Proyecto Especial Arqueológico Caral – Supe (PEACS)
dirigidos por la Dr. Ruth Shady han demostrado, con fechados en
base al método de datación del carbono 14, que en
tiempos tan remotos como hace 5000 años (3000 a.C.) Caral
era una vibrante ciudad de monumentales
pirámides.
Vista frontal de la Pirámide
Menor
La Dra. Shady y los miembros del PEACS
realizaron entre 1994 y 1995 una prospección en el valle
de Supe, identificando sitios arqueológicos considerados
muy antiguos, determinando sus características, parecidos
y diferencias. Fue entonces que eligen a Caral como punto de
inicio basados en la ausencia de restos de cerámica en
superficie, la diversidad arquitectónica del sitio, el
orden aparente en que están ubicadas las pirámides
y la monumentalidad de dichas estructuras. En 1996 se iniciaron
las excavaciones que no han parado hasta la actualidad
(año 2006). Más aún, han elaborado un "Plan
Maestro", documento que da los lineamientos necesarios para
convertir el valle de Supe y su patrimonio cultural monumental en
un eje de desarrollo socioeconómico integral y sostenible
en la región costera nor-central del Perú (Shady
2004).
Caral, cuna de la
civilización andina
Se ha planteado sobre Caral que fue cede de
una comunidad formada por varios linajes y dirigida por las
cabezas o representantes de dichos linajes (Shady, Dolorier y
Casas 2000) en donde uno de ellos sería el "principal"
(¿Curaca?) y los otros sus contrapartes. Los Curacas de
estos linajes conducirían y organizarían la vida de
los habitantes de las diversas ciudades y pueblos
contemporáneos a Caral como Aspero, Allpacoto, Miraya,
Kotosh y La Galgada entre otros. Todos ellos compartían
una misma tradición y formaron una amplia y bien
organizada red de reciprocidad e intercambio (Shady, Dolorier y
Casas 2000). Caral debió ser la cabeza de toda esta
red.
Escalinata en el Templo del Altar
Circular.
Lo que los mantuvo unidos fue la
religión, que se usó como medio de cohesión
y coerción (Shady 2004). La religión en esa
época fue la política del estado para el control de
la población (Shady 2004), de la producción de
bienes y su circulación. Ello está representado en
los grandes monumentos de carácter religioso (las
pirámides) con sus plazas, atrios y altares del fuego
sagrado en donde se llevaron a cabo las diferentes festividades
del calendario ceremonial, símbolo de su identidad
cultural (Shady 2004). Las periódicas reuniones y
actividades conjuntas como la renovación de las
pirámides permitían el reconocimiento del poder y
fortalecían la identidad cultural (Shady 2004).
Todo lo anterior es la base de la
civilización andina y están presentes en Caral como
los exponentes más antiguos de las principales
instituciones peruanas de la época prehispánica,
como la reciprocidad (sistema de intercambio y circulación
de bienes y servicios), el calendario ceremonial (ligado a la
producción, el cultivo y la pesca) o la
construcción y renovación de los templos, entre las
más destacadas.
Caral hoy
Como hace 5000 años Caral es de gran
importancia en la historia del Perú, como centro de
investigaciones permanentes, creadores de ciencia y cultura y
como polo de desarrollo que impulsará a su región
hacia el desarrollo económico y social.
Festival turístico y cultural
organizado por el PEACS con la participación de la
población local en Caral.
Arqueología de
Caral-Supe
La Ciudad de las
Pirámides
En Caral destacan 7 grandes
pirámides rodeadas de otras varias pequeñas,
sumando 32 montículos en total. Sus constructores
organizaron esta ciudad en 2 sectores: uno alto (al norte) y otro
bajo (al sur). Un antiguo cause seco divide a ambas partes. En el
sector alto se ubican 6 pirámides principales rodeando un
espacio vacío. En el sector bajo destaca la
Pirámide del Anfiteatro y varios edificios menores
alineados con ésta. La zona residencial es un conjunto de
casas donde habitaron los pobladores de Caral. Dichos conjuntos
de casas están formados por muchas habitaciones
interconectadas entre sí. Sus muros son muy angosto y
están hechos con cañas entrelazadas recubiertas con
barro (técnica llamada quincha). En algunas de estas
habitaciones se han encontrado evidencias de que fueron usadas
como talleres para la producción artesanal (Shady
2004).
Plano de Caral, sus sectores y
pirámides
En cada una de las muchas pirámides
de Caral se llevaron a cabo diferentes actividades cumpliendo
cada una de ellas un papel diferente en el orden social y
religiosos de sus habitantes. La Pirámide Mayor se ubica
en el Sector Alto de Caral. Consta de un volumen piramidal
escalonado (pirámide) y una plaza circular adosada a su
fachada. Una larga escalera de 9 metros de ancho asciende hasta
alcanzar los 28 metros de altura, en la cima de la
pirámide, uniendo a los dos anteriores elementos
(pirámide + plaza circular), principales componentes de
esta edificación.
La Pirámide Mayor.
En la cumbre, siguiendo el rumbo marcado
por la escalera recibe al visitante el Atrio, pequeño
recinto que sirve de antesala. Ascendiendo un poco más
está el Recinto Principal. Se ubica en la parte más
elevada, es el fin del recorrido iniciado en la Plaza Circular,
seguido por el asenso por la escalera pasando a través del
Atrio y finalmente llegando aquí, al Recinto Principal que
tiene sus paredes adornadas con pequeños nichos que por la
forma en que están ubicados parecen formar una secuencia
de rostros. Otros recintos menores se ubican a los lados del
Atrio y el Recinto Principal, como el Altar del Fuego Sagrado,
típico elemento arquitectónico de Caral formado por
una habitación pequeña sobre cuyo suelo se ha
perforado un pequeño pozo donde se han incinerado
pequeños objetos como ofrendas. La Pirámide Mayor
debió ser el principal edificio del Sector Alto y por
tanto par del Templo del Anfiteatro, principal edificio del
Sector Bajo.
Reconstrucción tridimencional
computarizada de como pudo verse la Pirámide Mayor en su
menento de mayor esplendor
En la cima de la Pirámide de la
Galería se construyó un pasaje interior (como si
fuera una galería subterránea) pintado de blanco y
adornada con 7 nichos. Es tan pequeña que solo cabe una
persona, por lo que la ceremonia aquí realizada
debió ser individual. A un costado de la misma se pueden
observar estructuras residenciales asociadas a este edificio
donde posiblemente vivieron los funcionarios o sacerdotes al
servicio de este templo. Estas estructuras residenciales
también tenían pequeños altares para el
fuego sagrado.
La Pirámide de la Huanca
lleva ese nombre pues está alineada con una huanca (piedra
larga hincada en el suelo) y seguramente su función
debió ser astronómica. Una línea imaginaria
ordena en una misma trayectoria la huanca con el atrio en la cima
de la pirámide pasando por el medio de la escalera
principal que conduce del nivel suelo a la cima de la
pirámide.
Vista que muestra el alineamiento entre
la "huanca" y la Pirámide de la Huanca.
La Pirámide del Anfiteatro es la
estructura más importante del Sector Bajo de Caral y como
tal es considerada como la contraparte o par de la
Pirámide Mayor, con quien comparte la
característica de tener una plaza circular. Esta
pirámide es una plataforma más bien pequeña
y de poca altura sobre la cual se han construido varios recintos
y está completamente rodeada por una muralla que separa
una amplia zona vacía a su alrededor. Se le adosa una
monumental plaza circular, que en uno de sus lados tiene una
sucesión de pequeñas plataformas a modo de
graderías, semejante a un anfiteatro (de allí el
nombre) y delante de ésta una plataforma rectangular. Esta
pirámide tuvo una fuerte actividad ceremonial, pues
enterrado en el piso de la plaza circular se halló como
ofrenda 32 flautas finamente trabajadas y bellamente decoradas.
Además, dentro del perímetro de la muralla que
bordea la pirámide está uno de los principales
Altar del Fuego Sagrado (Shady 2003).
Vista frontal del Templo del Altar
Circular.
Una pequeña pirámide es muy
importante, es el Templo del Altar Circular pues tiene un altar
del fuego sagrado cuya base tiene la mencionada forma. Para
llegar hasta este altar se tiene que subir a la cima del templo y
por un acceso lateral llegar hasta el altar. Era un lugar de
acceso muy restringido al que podían ingresar pocas
personas.
Los Conjuntos
Residenciales
Son grupos de pequeñas
construcciones de un solo piso ubicados tanto en el Sector Alto
como en el Sector Bajo y sirvieron como viviendas de las personas
que trabajaron para las actividades de las pirámides o
incluso como viviendas de los propios sacerdotes o gobernantes de
la ciudad. Son de forma cuadrangular y dimensiones variadas,
oscilando entre los 49 metros cuadrados y los 80 metros
cuadrados. Una "residencia" está formada por un conjunto
de recintos interconectados entre sí. Las residencias
tienen una entrada principal orientada al norte y otra "trasera"
que comunica con patios o espacios abiertos. Algunos de los
cuartos tienen banquetas o pequeñas plataformas (Shady
2003).
Vista de un Conjunto
Residencial.
Uno de los Conjuntos Residenciales
más grandes es el llamado Sector Residencial A o Mayor. Se
ubica sobre una explanada en el Sector Alto, justo encima del
cause seco que divide la Ciudad. Fue construida usando postes de
guarango o sauce con emparrillados de caña recubiertos con
una capa de barro gris. Las paredes estuvieron pintadas con capas
sucesivas de color blanco, gris claro, beige, rojo y amarillo
claro (Shady 1997). Las residencias fueron construidas de forma
independiente unas de otras pero a causa de continuas
remodelaciones varias de ellas terminaron fusionadas en un solo
conjunto. Por sus características y hallazgos reportados
de esta área los arqueólogos consideran que este
Conjunto Residencial estuvo habitado por familias integrantes de
elite caralina (Shady 1997).
Reconstrucción tridimencional
computarizada de dos conjuntos residenciales asociados a la
Pirámide de la Cantera.
Técnicas y
materiales constructivos
Las pirámides de Caral están
construidas como plataformas superpuesta para ganar altura. En la
cima estuvieron los lugares más importantes y privados
donde concurrían pocas personas, en la parte baja la
plaza, lugar de grandes multitudes. Una escalera une ambas
partes.
Vista de la Pirámide de la Huanca.
Se observa la superposición de muros de contención
que forman las plataformas. El muro de la derecha es una
remodelación del muro de la izquierda.
Para construir estas plataformas se usaron
muros de contención de piedra unidas con barro que
alternan piedras grandes largas con otras más
pequeñas. Para la obtención de las piedras se
usaron canteras próximas a Caral. El interior se
rellenó con piedras y barro contenidas en redes tejidas de
fibras vegetales llamadas shicras. Fue la técnica
más usada en su época. Se construyeron,
principalmente, tres tipos de muros: estructurales, de
contención y fachadas. A lo largo de su longa vida las
pirámides fueron remodeladas muchas veces, para ello
enterraban el edificio antiguo y construían otro similar
sobre el precedente (Shady 1997).
Muros de contención de una
plataforma en la Pirámide del Anfiteatro
Los alteres del
Fuego Sagrado
Para los curacas de Caral poder predecir el
clima y entender los indicadores que la naturaleza ofrece para su
comprensión (como el movimiento de los astros, por
ejemplo) era importante pues les permitiría planificar la
producción (como el cultivo y la pesca) y de ese modo
asegurar la subsistencia. Poder predecir el comportamiento de la
naturaleza no depende de la adivinación o la suerte, sino
de poder entender las señales que ella misma nos ofrece.
Entender esas señales era "hablar" con las huacas. En
Caral existe un lugar muy especial donde se entabló esta
comunicación: el "Altar del Fuego Sagrado".
Vista del Altar del Fuego Sagrado del
Templo del Anfiteatro.
Los arqueólogos en Caral han
encontrado varios de estos altares, ubicados no solo en las
pirámides más importantes, sino también en
edificios pequeños, como la Pirámide del Altar
Circular.
El "Altar del Fuego Sagrado" es una
pequeña habitación de forma circular o rectangular
con un único ingreso en cuyo interior hay un
pequeño pozo (al centro, en el piso) donde en especiales
ceremonias se incineraron pequeñas ofrenda. Un conducto de
ventilación corre por debajo del piso y conecta el
exterior del recinto con el interior del pozo alimentando de
oxigeno la flama producto de dicha incineración. Es
común que el piso de este ambiente presente dos niveles,
uno más alto, que corre pegado a los muros y otro nivel
más bajo, al centro, donde se ubica el pozo de las
incineraciones. Algunos altares del fuego sagrado están
asociados a otros pequeños recintos que sirven de
ambientes auxiliares y en algunos casos todo el conjunto
está rodeado por un muro perimétrico que lo
aísla del entorno y restringe su comunicación con
el exterior a través de un solo ingreso.
Reconstrucción tridimensional
computarizada del Altar del Fuego Sagrado del Templo del
Anfiteatro.
En los siglos posteriores a la
construcción de estos altares en Caral surgieron en varias
zonas de los andes peruanos muchos otros sitios que compartieron
la tradición de los "Altares del Fuego Sagrado", como
Huaricoto, Shillacoto, La Galgada, Piruro y principalmente:
Kotosh. Fue en este último sitio donde en 1958 la
misión arqueológica de la Universidad de Tokio
encabezada por el Dr. Seiichi Izumi excava por primera vez una de
estas estructuras y la presenta como el principal elemento
distintivo de una cultura muy antigua en los andes que llamaron
"Tradición Mito".
Décadas después, la Dra. Ruth
Shady y su equipo excavan aquí, en Caral. Uno de los
primeros hallazgos que les llamó poderosamente la
atención fue descubrir la presencia de una estructura
similar a la ya muy conocida estructura de Kotosh, nombrada por
ellos de aquí en adelante como Altar del Fuego
Sagrado.
Altar del Fuego Sagrado en el conjunto
residencial asociado a la Pirámide de la
Galería.
Uno de los principales es el Altar del
Fuego Sagrado en la Pirámide del Anfiteatro. Se ubica al
interior del muro perimétrico de esta pirámide pero
en una zona periférica, aislada del conjunto principal de
estructuras de esta edificación y del resto de la ciudad.
El recinto principal es una pequeña estructura de planta
circular de un solo ingreso y piso a doble nivel. Al centro, un
pozo para incineraciones. Este "Altar Circular" estuvo contenido
dentro de otro recinto cuadrangular más grande,
dándole la privacidad que un ambiente sagrado
necesita.
A la pequeña habitación
circular del fogón sólo tendría permiso (y
espacio) para acceder una persona, la encargada de realizar las
incineraciones como parte de una ceremonia de tributo o pago por
algún favor solicitado a los dioses. Debajo del pozo se ha
reportado el hallazgo de dos conductos de ventilación, uno
orientado con rumbo norte y el otro con rumbo sur. Al interior
del primero se halló ceniza blanca, probablemente producto
de la quema de conchas (valvas de moluscos o caracoles marinos) y
huesos de pescado. Al interior del segundo (el de rumbo sur) se
halló ceniza de origen orgánico animal,
probablemente mates, semillas o huesos (Shady, Dolorier y Casas
2000).
Altar Circular del Fuego Sagrado en el
Templo del Altar Circular.
Este Altar del Fuego Sagrado fue construido
con muros de piedras unidas con argamasa de barro y enlucidos con
una gruesa capa, también de barro. Las paredes y el piso
estuvieron pintados y como parte del cuidado recibido fueron
periódicamente repintados (Shady, Dolorier y Casas
2000).
El Templo Mayor, la contraparte en el
sector alto del Templo del Anfiteatro (sector bajo)
también tiene un Altar del Fuego Sagrado. Este se ubica en
la cumbre de la pirámide, en el sector Este del Atrio
sobre una plataforma de 90 centímetros de alto construida
a propósito para soportar dicho altar. Su forma es
cuadrangular (2,80 metros por lado) y su altura promedia los 1,70
metros. Los muros son de 40 centímetros de ancho y
presentan, en su cara interna y externa, una capa de 4
milímetros de barro muy fino como enlucido sobre el cual
se aplicó al menos 15 capas de pintura blanca-plomiza.
Para las caras exteriores se ha reportado capas de pinturas
blanca-plomiza-crema y roja. El piso presenta el clásico
diseño de doble nivel y estuvo protegido por una esterilla
tejida con fibra vegetal. Por debajo de éste piso corre un
conducto de ventilación que lleva oxígeno al pozo,
ubicado en el nivel bajo del piso al centro del recinto. Un
angosto vano de 35 centímetros de ancho en la pared sur es
la única vía de ingreso o salida (Shady, Machacuay
y López 2003).
Reconstrucción tridimensional
computarizada del Templo del Altar Circular.
Este Altar del Fuego Sagrado fue incluido
dentro del diseño del Templo Mayor en sus últimas
fases de remodelación. En forma y diseño es similar
y contemporáneo en el tiempo a los altares de los sitios
arqueológicos de La Galgada y Kotosh (alrededor del 2000
a.C.). Es muy probable, según los reportes publicados, que
las ceremonias realizadas en este altar incluyeran la
incineración (en el pozo ya mencionado) de conchas de
moluscos marinos, vegetales y telas de algodón, que son
representantes de los principales productos consumidos y
producidos aquí en Caral. Sobre el piso del altar se
menciona el hallazgo de valvas (enteras y fragmentadas) de
moluscos como el "Choro" (Choromythilus sp.) y la "Macha"
(Mesodesma donacium), huesos de pescado, como la "Sardina"
(Sardinops Sagax) y la "Anchoveta" (Engraulis ringens),
así como semillas y restos de otros vegetales (Shady,
Machacuay y López 2003).
Los Altares del Fuego Sagrado son uno de
los elementos que distinguen a Caral y su civilización
(junto a la pirámide, la plaza circular y la escalera que
une ambas) y se les pueden encontrar en casi todas las
estructuras de esta ciudad. No sólo están presentes
en las grandes construcciones (como los dos ejemplos
anteriormente tratados), también están en
pequeñas pirámides, como el llamado Templo del
Altar Circular. También se han reportado la presencia de
dichos altares inclusive en pequeñas estructuras
consideradas como domésticas.
Las Plazas
Circulares
Otro importante lugar de encuentro
ceremonial donde debieron participar grandes cantidades de
personas fueron las plazas circulares, que son grandes espacios
amurallados con dicha forma. En Caral existen 2: delante de la
pirámide Mayor (en el sector alto) y en la Pirámide
del Anfiteatro (en el sector Bajo). A la plaza circular se accede
del exterior por una escalera que llega a la parte alta del muro
con dicha forma que las rodea y baja al interior de la plaza por
otra escalera gemela. Frente a ella, en el lado opuesto de la
plaza, otra escalera similar conduce a la parte alta del muro
(nuevamente) donde se inicia la "escalinata principal" (escalera)
que lleva a la cima de la pirámide.
Vista de la Plaza Circular de la
Pirámide Mayor. Foto tomada desde la cima de la
pirámide.
Las festividades y ceremonias celebradas en
esta especie de anfiteatro (plaza circular) usaron de la
música para expresarse. Enterrados en un sector de la
plaza circular de la Pirámide del Anfiteatro se reporta el
hallazgo como ofrenda de 32 flautas decoradas con bellos
diseños. Dichas flautas se tocan por un único
orificio central y están decoradas con diseños de
monos, serpientes y cóndores (Shady 2003). Las plazas
circulares construidas en la parte frontal de las
pirámides fueron una tradición
arquitectónica que por largo tiempo se usó en esta
región.
Reconstrucción tridimencional
computarizada de la Pirámide del Anfiteatro.
Vista de la Plaza Circular de la
Pirámide del Anfiteatro.
Música
Ancestral: las Flautas y Trompetas
La música ha sido, desde los albores
de la civilización andina, parte fundamental del
ceremonial y la religiosidad. Prueba de ello es el hallazgo de 32
flautas depositadas como ofrendas bajo el piso de la plaza
circular en la Pirámide del Anfiteatro (Shady 2004).
Fueron colocadas sobre una piedra cortada acompañadas por
un canto rodado a un lado y al otro por una figurina humano de
barro crudo sin rostro que se deshacía al tacto, todo
cubierto por más piedras cortadas (Shady 2004). Se les ha
clasificado como "flautas tubulares horizontales o traversas",
pues son tubos delgados con un orificio central de forma ovalada
que sirve de embocadura. Sólo en dos casos dicha abertura
es rectangular. En el fondo de la embocadura un triángulo
hecho de arcilla cruda sirve de tabique regulador que distribuye
el aire entrante hacia ambos extremos. Fueron elaboradas usando
huesos de ala de pelícano, cubito para las mas delgadas y
cortas y húmero para las más grandes y anchas
(Shady, Leyva y otros 2003). Las flautas están decoradas
con representaciones de monos, aves, serpientes y figuras
humanas. Algunas no presentan ningún tipo de
decoración.
Flautas encontradas en Caral. Foto tomada
de internet.
En otro sector de la misma Pirámide
del Anfiteatro fue hallado otro conjunto de 38 instrumentos de
vientos, posiblemente cornetas hechas con hueso de
camélido o venado. Estas no tienen embocadura sobre el
tubo y su superficie está decorada con canales
horizontales (Shady 2003).
Diseños realizados sobre algunas
de las flautas.
El Ojo de
Dios
De los muchos objetos recuperados por los
arqueólogos en Caral, uno de ellos es singular por su
forma y significado. Se le ha llamado "el ojo de dios". Lo forma
una armazón de carricillos o palitos colocados en forma de
cruz o equis sobre la que se ha tejido una cobertura con hilo de
algodón de varios colores a modo de espiral, partiendo de
la unión de la intersección de los palitos. El
aspecto final es con forma de rombo o
rectángulo.
Arriba izquierda: "Ojo de Dios"
contemporáneo de la nación Ashaninka de la amazonia
peruana. Arriba derecha: Los encontrados en Caral (tomado de
"Caral, La Civilización más Antigua de
América"). Abajo: Dibujo esquemático de los
artefactos publicada en el Boletín de Museo de
Arqueología y Antropología de la UNMSM (año
4, nº 4, 2001).
La importancia y significado de estos
objetos en la vida de los pretéritos caralinos se
relaciona con la concepción del mundo y el papel que
cumplían algunas personas con trabajos especializados
(como la de astrónomos) dentro de esa sociedad. Los "ojos
de dios" fueron hallados como ofrendas en rellenos usados para
remodelar construcciones en un conjunto residencial del Sector
Bajo (Shady 2004).
Objetos similares, pero no tan antiguos
como los de Caral, se han encontrado en la bahía de
Paracas asociadas a tumbas del período precerámico,
en Huaca San Marcos, pirámide de la cultura Lima y en
tumbas en el valle de Chancay. Cabe resaltar que la
tradición de los "ojos de dios" no se ha perdido y
aún supervive en algunas tribus amazónicas como los
Shipibos, quienes las confeccionan para venderlas a los turistas
(Shady 2004).
Economía y
producción
Caral debe su éxito y crecimiento al
ser el centro de una amplia red de intercambio y reciprocidad que
se extendía por la costa, la sierra e inclusive la selva.
El principal cultivo en Caral fue el algodón (Gossypium
barbadense), el que usaron para elaborar ropa y redes de pesca y
para intercambiar por productos de otras regiones. Por ejemplo,
lo intercambiaron por grandes cantidades de pescado (sobre todo
anchoveta) con las poblaciones del litoral (como con la huaca de
Aspero, por ejemplo). Su amplia red de intercambio les
permitió a los Caralinos obtener el "mullu", molusco
bivalvo que habita solo en las aguas calientes del Océano
Pacífico, desde California hasta Ecuador. Fue muy usada
como símbolo de riqueza y en ceremonias para la
predicción climática (Shady 2000).
Diversas fuentes para la obtención
de recursos tuvieron los caralinos en las proximidades de su
ciudad. Terrenos pantanosos en la margen del río donde
crecen bosques de caña brava, carrizo y "cola de caballo"
que usaron como material para construir los muros de estructuras
pequeñas como los conjuntos residenciales. Lagunas
cercanas de donde cosecharon totora y junco con los que
elaboraban canastas y esteras. Bosques de guarango y algarrobo de
donde obtuvieron la madera para ser usada como combustible o como
postes en la construcción de casas. Los desiertos
próximos donde crece en abundancia la "achupalla" (Cardo
de loma) usada como alimento y combustible. El río Supe,
donde abundan los peces y camarones y finalmente el valle,
fértil y pródigo lo usaron para el cultivo del
zapallo, fríjol, camote, pacay y guayaba (Shady
2000).
Caral fue el centro de una amplia red de
intercambio de productos.
El mar y sus frutos fueron una de las
principales fuentes de alimentación de la población
caralina. Sin embargo la ciudad de Caral se encuentra a
más de 23 kilómetros tierra adentro lejos del
litoral. Una apreciable distancia, tomando en cuenta que el
abastecimiento de productos marinos debió ser diario. En
la costa se han podido encontrar algunos sitios
contemporáneos con Caral, como Aspero, con quienes
mantuvieron estrechas relaciones de reciprocidad e intercambio
(Shady 2003).
El mar frente a las costas del valle de
Supe es rico y productivo en especies aptas para el consumo
humano. Los Curacas (gobernantes) de Aspero debieron mantener un
lazo de intercambio y reciprocidad con los de Caral, pues en el
primero se puede encontrar redes y tejidos de algodón
provenientes del valle y en Caral restos de los productos
preferidos por ellos: anchoveta, sardina, choro y macha. Hay que
mencionar que la variedad de productos marinos hallados en Aspero
es mucho más grande y por tanto sólo usaron para el
intercambio los productos más solicitados. Es de destacar
que no se ha reportado el hallazgo en Caral de redes o cualquier
otro implemento de pesca (Bearez y Miranda 2003), reafirmando el
hecho que los productos marinos hallados en Caral provinieron por
intercambio y no como labor propia de los pobladores de
Caral.
Cronología
Caral tuvo una larga vida de al menos mil
años entre el 3000 a.C. y el 1800 a.C. (Shady 2004) y
durante esa longa existencia sus edificios pasaron por varias
remodelaciones. Los arqueólogos del PEACS han dividido su
historia en 6 períodos (Shady 2004):
Período Remoto: Está fechado
antes de 3000 a.C. y corresponde al tiempo anterior a la
construcción de Caral cuando grupos familiares se
asentaron en el valle de Supe adecuando terrenos para el cultivo
aprovechando zonas de humedales.
Período Antiguo: (2900 a.C. a
2600 a.C.) Se funda Caral y otros asentamientos en la parte
central del valle de Supe. Se construyen grandes edificios con
espacios abiertos como plazas.
Período Medio Inicial: (2600
a.C a 2400 a.C.) Se reestructura el diseño de Caral y se
remodelan sus pirámides agregándoles más
volumen. Se construyen las Plazas Circulares. Se forma un
gobierno estatal.
Período Medio: (2400 a.C. a 2200
a.C.) Nuevas ampliaciones y remodelaciones en las
pirámides y demás estructuras. Se construyen
grandes plataformas y plazas.
Período Medio Tardío:
(2200 a.C. a 2100 a.C.) Más remodelaciones en los
edificios públicos. Se construyen plazas inscritas en
plataformas rectangulares. El sitio arqueológico de Era de
Pando crece en prestigio y surge como posible nuevo polo de
desarrollo del valle de Supe.
Período Tardío: (2100
a.C. a 1800 a.C.) Los edificios son remodelados usando piedras
más pequeñas que en períodos anteriores,
quizá por una reducción en la disponibilidad de
mano de obra. Algunas estructuras de la ciudad son enterradas. La
ciudad es abandonada.
En el tiempo que Caral vivía sus
últimos momentos ya habían surgido en la costa
norte, nor-central y central del Perú nuevos polos de
desarrollo que continuaron con algunas de las añejas
tradiciones caralinas, como la construcción de
pirámides y el uso de plazas circulares.
Autor:
Lenin Gonzalez