La incertidumbre del
poeta
Cierto día, en cierto instante,
estando inmerso en la aprehensión de un paisaje
mediterráneo – de aquellos enfatizados en la pintura
metafísica de De Chirico-, un antagonismo alteró el
estado de conciencia en el que me hallaba sumido: se trataba de
un poste de madera de los que colgaban las líneas de
telégrafos – y que hoy han quedado totalmente obsoletos -.
Éste tenía un corte transversal en el extremo
inferior; motivo por el cual quedaba suspendido del cable que
paradójicamente debía sostener. Semejante
inversión de valores (…) produjo tal desconcierto en mi
espíritu, que he intentado trasladar dicha experiencia a
la idiosincrasia estética, tomando como leitmotiv una
cadena de interrogantes como: ¿No será que los
objetos – al igual que los seres vivos – tienden a vencer su
entropía a expensas de incrementar la del entorno?
¿Es acaso que las conciencias que menos perciben el cambio
son las que, en esencia, forman parte de él? ¿Puede
un exceso de confusión desembocar en un disloque
fáctico? …
(I)
Minotauro 1 : Clas. Mito. Un monstruo, hijo
de Pasífae y el toro de Creta, tenía cabeza de toro
en el cuerpo de un hombre; encerrado en el laberinto de Creta,
era alimentado con carne humana, hasta que Teseo, ayudado por
Ariadna, lo mató.
2: Cualquier persona u objeto que devora o
destruye.
The Random House Dictionary of the English
language.
Quiero empezar este tratado – formal –
rememorando la pugna dialéctica surgida entre el
matemático Leonard Euler y el filósofo Denis
Diderot (célebre, entre otras cosas, por afirmar que "en
el arte no todo son temas, sino que también hay
lenguajes"). En una plática entre ambos, Euler exclama:
¡Monsier, (A+B)N / N = X; por consiguiente, Dios existe!.
¿Qué me contesta a eso?. A pesar que Diderot
poseía conocimientos matemáticos, aún estaba
a años luz del talento de su oponente; Diderot,
percatándose que Euler quería arrastrarle al
dominio de la abstracción pura, no cogió el guante
y optó por la callada por respuesta. Me imagino que
Diderot aprendió, para bien suyo, que no todo era
cuestión de lenguajes, sino que también
existían grados de lenguaje".
Una anécdota que denota todo un
repertorio de frustraciones y conflictos internos, inevitables en
todo creador (que en teoría no se jacte de serlo). Ernesto
Sabato, en su libro "Uno y el Universo", comenta el dilema que se
le plantea a Paul Valéry a la hora de tener que elegir
entre dos estereotipos intelectuales tan dispares como los que
encarnaban el poeta Paul Verlaine y el matemático Henri
Poincaire. Añade Sabato, ¡cuánto hubiera dado
entonces Valéry por ser algo así como la suma de
Verlaine y Poincaire!… En cierto modo, los creadores
deberíamos aspirar a esa unión íntima
(apelada por Valéry ) entre mente matemática y
poética aunque, al final, tal tentativa se viera
restringida a una intersección (no
vacía).
"Y el vuelo ardiente de imaginación
de tu espíritu se complace en una imagen, en una
parábola"
Goethe
En mi opinión, la literatura se
encuentra condenada, al igual que Sísifo, al drama
circular del "Eterno retorno", pues aún gravitamos en las
mismas tautologías y elucubraciones que turbaban a poetas
y pensadores milenios atrás… ¡Y es que los
monstruos de la imaginación son tan voraces que cuando no
tienen quimeras que engullir se devoran ellos mismos, sin peligro
alguno a indigestarse! Por ello, mi intención (al igual
que la de otros muchos poetas como Llull, Poe, Valéry,
Borges,…) es encontrar una base sólida sobre la que
cimentar el tan anhelado puente entre "ciencia" y "arte". Para
que dicha "simbiosis" fuese factible, previamente
tendríamos que remontarnos a la profecía de
André Breton: " todo induce a creer que existe un cierto
punto del espíritu, desde el cual, la vida y la muerte, lo
real y lo imaginario, el pasado y el futuro, lo comunicable e
incomunicable, lo alto y lo bajo, dejan de ser percibidos
contradictoriamente".
De acuerdo con esta visión
holística, la pintura de Paul Klee me parece un plano
tangente al desiderátum inicial; con una
iconografía que sigue el lema de "hacer visible lo
invisible" y que se muestra como una exhortación, a modo
de un "Ábrete Sésamo", a un universo
simbólico en el que una sintaxis perceptual
(correspondiente a lenguaje arquetípico) revela afinidades
entre la "materia" y el "espíritu". Ex profeso, el
polifacético Marcel Duchamp (referente por antonomasia del
arte de vanguardia del siglo XX) experimenta con toda clase de
artilugios con los que obtiene novedosos registros, simulando
técnicas basadas en el proceder artístico del
pintor Paul Cézanne: "tratar la naturaleza con el cono, el
cilindro y la esfera". Un rigor geométrico en el que se
erige como piedra angular el corolario de Valéry: " el
grupo más general de nuestras transformaciones, que
comprende todas las sensaciones, todas las ideas, todos los
juicios, todo lo que se manifiesta "intus" et "extra"; admite una
invariante."
Dentro del marco de las letras (el poeta
del fuego y cristal) Stéphane Mallarmé, alentaba a
su séquito a "orientarse hacia las formas esenciales del
lenguaje de la poesía, más allá de las
cuales se encuentra el silencio". Paul Valéry, en esta
línea, dirige una aguda réplica contra Leconte de
Lisle, por criticar (éste) la escasa producción
poética de Baudelaire. Concluye Valéry: "…la
auténtica fecundidad de un poeta no reside en el
número de versos sino en la extensión de sus
efectos".Una invectiva que acentuaba, si cabe aún
más, la diferencia entre prosa y poesía, y que
conduce a un paralelismo con el postulado de D`Alembert:
"reconocer bueno en verso en lo que sería excelente en
prosa". Quintaesencia que queda demostrada empleando un simple
silogismo clásico:" si el estilo implica reducción;
y en literatura la poesía es el máximo grado de
reducción; entonces, estamos justificados en creer que la
poesía es el grado sumo del estilo literario". En un
sentido estricto esta " regla de Ockham" podría ser
sustituida por el epígrafe: "la poesía es igual al
logaritmo de la prosa"; restricción estipulada sobre un
dogma minimalista con el que también comulga Baltasar
Gracián quien, por medio del sarcasmo, invita a la
concisión más sucinta: " lo bueno, si breve, dos
veces bueno; lo malo, si breve, mejor".
(II)
"A la ciencia"
"¡Ciencia!, ¡auténtica
hija de la antigüedad aunque seas arte!"
Edgar Allan Poe: Al Aaraaf, tamerlane and
Minor poems.
Es alarmante que una sociedad – que
se autodefine "postmoderna"- considere al creador una especie
"sui géneris" a la que se le ha diagnosticado un trastorno
de alienación- de tipo irreversible-, fruto del paroxismo
colateral a una realidad en constante mutación. Habitamos
un sistema en el que ya no es suficiente con obrar como
antaño lo haría todo buen cartesiano (es decir
refugiándose en la "duda" metódica); ahora, por
añadidura, rige nuestras vidas un "principio de
no-ubicación" que desbarata la simultaneidad entre el
"aquí" y el "ahora" (hic et nunc); lo que se traduce
(además de en la negación del "espacio" como "lugar
de influencia"), en un imperativo subrogado en el placebo
cuántico: "si no puedes determinar tu posición,
mantén constante una tendencia!"
Irrevocablemente, los creadores caminamos
al borde de un precipicio…, con miedo a abrir los ojos, y del
vértigo, caer en el más estéril de los
vacíos… Con todo, estoy convencido que en un futuro
próximo, que parafraseando a Nietzsche, "se acerca con
pies de pájaro", el creador dejará de ser una "rara
avis", asignándosele un papel más relevante que
haga desaparecer, de una vez por todas, la escisión
pragmática entre hombre "racional" y "creativo" como
ejemplo de una taxonomía espuria a la que Jürgen
Habermas advierte estamos abocados sin remedio. Pero antes ha de
llegar el sacro momento en el que conciencia "individual" y
"colectiva" tiendan de nuevo a fundirse en una supraconciencia
.Justo en ese instante, el creador se liberará del lastre
existencial arrastrado desde tiempos remotos y que, sin lugar a
dudas, hoy es más pesado que nunca. Mientras tanto,
sólo cabe esperar…, porque como todo "cambio" emerge de
forma subliminal para después manifestarse en los estratos
más conscientes del pensamiento: al ser súbitamente
recorrido por el "acto" de la comprensión. Al final, como
diría Óscar Wilde, "todo lo que está
comprendido está bien".
Como poeta [que soy] me confieso profano en
materias científicas, pero tengo que reconocer la
admiración que profeso por el tándem que formaban
Niels Bohr y su pupilo Werner Heisenberg. Estos "Profesores de
Energía" atisbaron una revolución en la que
aún estamos sólo en los albores.El talante de estos
visionarios no estaba exento de un toque místico que les
hacía escudriñar los espectros de la materia con un
método de estudio similar al que empleaban magos y
alquimistas de la edad media; reivindicaban para el hombre una
"Ciencia" a medida que además sirviese como
vehículo de retorno del "YO" a un solipsismo
atávico (del que otrora había sido desterrado por
el mecanicismo más atroz), recreándose en un
subjetivismo de nuevo cuño, forjado en la antesala de un
"Teatro cartesiano" como escenario en donde toman vida las
palabras de Bohr: "El investigador ha debido reconocer que lo
mismo que todo ser humano, es a un tiempo espectador y actor en
el gran drama de la existencia"
Indistintamente, todo el gremio de
creadores (artistas, poetas y demás…) deberíamos
aferrarnos a las pesquisas o pautas de observación
vinculadas al "Principio de Complementariedad". [Ejercicio de
interpolación que se opone a "materia" y "energía"
y que el propio Bohr pensaba que podría extenderse a otras
disciplinas separadas de la física]. Un requerimiento
interpretativo e instrumental que también se hace
imprescindible en la tarea de desciframiento de la trama oculta
que siguen los alambicados textos de Borges:
"Quienes los leen en orden
cronológico (verbigracia: x3, y 1, z) pierden el sabor
peculiar del extraño libro. Dos relatos – el x7, el x8 –
carecen de valor individual; la yuxtaposición les presta
eficacia"
En aras de esta búsqueda "
interdisciplinar" …, pende sobre nuestras cabezas una " Espada
de Damocles"… Es cierto que esta entelequia creativa, por un
lado, amplía el abanico de las connotaciones expresivas
(…); pero unívocamente el factor estético deja de
ser una "meta" o "finalidad" para transformarse en un "metamedio"
más dinámico e integrador, que nos adentra en un
territorio transliteral, inseguro y caótico,
emplazándonos al trasfondo de la novela de Lewis Carrol
"Alicia en el País de las maravillas", un entorno en el
que realidad" y "ficción" se suceden sin solución
de continuidad… y lo "real" es sólo una parte de lo
posible…¡Hemos abierto la "Caja de Pandora"!
(III)
Tigre, tigre llameante
en las selvas de la noche,
¿Qué ojo inmortal se
atreve
a penetrar en tu terrible
simetría?
W. Blake (Cantos de
Experiencia).
En un conato personal por dilucidar la
génesis del indeterminismo ontológico, me permito
cierta licencia poética que, de alguna forma, me legitima
para cometer "errores" objetivos; al mismo tiempo encuentro mi
penitencia, a tal osadía, en el escolio de Santa Teresa De
Jesús incluido en su escrito "Moradas":
Son tan oscuras de entender estas cosas
interiores, que quien tan poco sabe como yo, forzado ha decir
muchas cosas superfluas y aún desatinadas, para decir
alguna
que acierte"
En principio, para hallar el "locus"
generador de aleatoriedad, intrínseco al entendimiento
agente (nous poietikós), tendríamos que partir del
"modus operandis" que ya utilizara nuestro insigne Ramón y
Cajal (y que Descartes generalizó con anterioridad):
"empecemos con los sistemas más simples y de más
fácil discernimiento para ascender después
gradualmente a la compresión de los más complejos".
De facto, si extrapolamos el "Teorema de imposibilidad" de
F.J.Arrow (criba que omite la resolución de una
preferencia colectiva ideal) a la sinergia yoica que: grosso modo
se extiende desde los quiasmas neurales hasta lo que se ha
denominado "Máquina Joyceana" (un protocolo que
-según el filósofo contemporáneo D.Dennett-
obedece a un máquina que filtra múltiples
borradores y al final ofrece la ilusión de un relato
único en forma de flujo de conciencia); deducimos que
cualquier toma de decisiones donde interviene el "YO" (de forma
activa o pasiva, siguiendo la directriz socrática
"reflexiona con lentitud, pero ejecuta rápidamente tus
decisiones"), mutila de inmediato el germen de la propiedad
transitiva, degenerando en una plétora de anomalías
funcionales (a modo de "punctum" o variable barthesiana)
provocadas "in extremis" por la constricción de los
núcleos irreductibles de la experiencia). Diatriba -en
contra del "laissez faire" inductivo- que, indiscriminadamente,
abre intersticios en la circularidad tácita a todo proceso
heurístico-reflexivo. Así, el "Teorema de Arrow"
resulta un obstáculo a la premisa de Paul Klee: "La
escucha, la atención y en definitiva la
comunicación, no es un proceso que tenga una sola
dirección".
Por consiguiente, en esta amalgama de
intensidades y contrastes se hace lícito pensar que la
"Ley" cuantitativa de Fechner interfiere como catalizadora de
energías tanto apolíneas como dionisíacas,
ligándolas a una diáspora -uniforme- que encuentra
su umbral de sensibilidad en la sutileza del verso del poeta
R.Tagore : "cuando un pétalo de rosa cae al suelo, todo el
Universo se entera". Fantasmagoría que no debe
extrañarnos (en exceso) en una arquitectura en la que el
"Todo" es mayor que la suma de las partes, y que viene a realzar
el contrapunto renacentista, formalizado de la manera más
ortodoxa por L.Battista Alberti, por el que cualquier elemento
"in se" añadido a la alquimia estética destruye el
equilibrio del "Todo".
"¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo
centro!"
San Juan De La Cruz.
En consecuencia, la incertidumbre,
engendrada en este bucle diabólico opera – al igual que la
"Paradoja de Sórites"- en un pseudo-álgebra de
valores positivos, configurando una concatenación "ad
infinitum" de equívocos que acumulan (por defecto) un
gravamen de contradicción , el cual sólo puede ser
contrarrestado por la redundancia.Una coyuntura donde la espiral
de confusión se convierte en la asíntota del
proceso creativo (…).No en vano, el poeta T.S. Eliot,
dictaminó: "No hay libertad en el arte(…). Sólo
existe la buena poesía y el caos". Aforismo que deriva en
la extensión: "incluso el caos, con sus infinitos grados
de libertad, puede llegar a ser una forma de poesía,
¡quizás la más sublime de todas!".
Recapitulando, es el mismo afán de
culminar en el éxtasis de la "Unidad", lo que lleva
consigo una fragmentación y multiplicidad del espacio
creativo como una reacción contrapuesta a la
"síntesis" compositiva. Si antes al grito ¡se ha
roto la danza de la serpiente…!; respondíamos
"¡hay que recuperar el encantamiento para no sufrir su
picadura!". Ahora, debemos seguir una nueva consigna, "no temer a
la serpiente…"; pues estamos inmunizados a su veneno. Es
más, "su picadura es el estímulo que nos hace
reaccionar". Un culto transgresor (también recalcado por
la filosofía estética del neourbanista Paul
Virilio: "es un puñetazo lo que devuelve a la realidad
cuando se carece de palabras"), por el que tenemos que
encomendarnos a una " danza esquizofrénica" (en el
contexto subscrito por J. Baudrillard), donde los creadores
trataremos de abrir brechas en el orden establecido,
apoyándonos en la máxima de André Breton: "
la belleza o es compulsión o no es nada".
( IV )
-¿…crees que verán otra
cosa, de sí mismos y de los que se hallan a su lado,
más que las sombras que van a producirse frente a ellos al
fondo de la caverna?
– ¿Qué más pueden ver,
puesto que desde su nacimiento se hallan forzados a tener siempre
inmóvil la cabeza?…"
Platón, (La República,
VII)
Simulacros…; operadores…;
apéndices sintéticos que dilatan nuestra
percepción…Espejismo, que fluctúa entre el latido
punzante del presente y la traza difuminada del pasado, cargado
de reminiscencias concomitantes al pasaje onírico "La Flor
de Coleridge" (como imaginario virtual que nos transporta a un
orden óptimo-colectivo, en virtud del cual se rompen todas
las ataduras espacio-temporales). Un entramado polimórfico
que el escritor de ciencia ficción W.Gibson, en su
"Neuromancer", vislumbra vía metáfora:
"…Líneas de luz ordenadas en el
no-espacio de la mente, agrupaciones y constelaciones de datos,
como las luces de una ciudad que se alejan".
No obstante, el desplegamiento de esta
topología indefinible, no exime de los vértices – o
apoyaturas – tradicionales, pues la suspensión – sobre
ellos- se hace necesaria para generar la tensión que
alimente el carrusel del reciclaje semántico (correlativo
a un discurso mediático). Óbice por el que sobre
esta innovadora matriz, no pueden aplicarse directamente los
recursos narrativos convencionales, pues la ausencia de
narración es el rango que valida tal "actitud"
estética – tanto más afectada cuanto
más dista dista del "criterio" normalizado -;
estableciéndose así una reciprocidad artificial
entre "medio" y "mensaje", reducida a una homogeneidad a "tabula
rasa" en la que intervienen parámetros
contrafácticos que, sin embargo, no suponen un detrimento
de la componente estética.
"Qu"est-ce que l"art suivant la conception
moderne? C"est
créer une magie suggestive contenant
á la fois l"object et le suject,
le monde extéreur á l"artiste
et l"artiste lui- meme
Baudelaire (L"art philosophique)
Es obvio que la impronta
[metatécnica] es inherente a las estructuras del
lenguaje… y que cualquier intento de disociar la
(función) poética de la misma, precipita una
ruptura lógica cuyo alcance quedaría condicionado
en último instancia por el " Teorema de Godel" [ falacia
irracional por la que el "YO" queda prisionero en las
profundidades del mito de narcisista; una profundidad relativa –
que en estimación de G. Deleuze- puede mostrarse igual que
un cebo engañoso… Frente a esta "incompletitud"…,
debemos seguir el magisterio de Cézanne: "pintar la
experiencia de las cosas más que la apariencia que se
supone puede transferirse de la retina al lienzo". De ahí
que debamos hacer un caso especial a la sugerencia de
Gracián " mirar los objetos que nos circundan como si se
hiciera por primera vez".
"La filosofía cortará las
alas de un ángel, conquistará todo los misterios
con la regla y la línea, vaciará el aire encantado
y la mina llena de gnomos… Destejará un arco
iris."
J. Keats (Lamia)
De hecho, "la visión del
espíritu por el espíritu"(o como lo definiera
Rimbaud " la excitación provocada por las facultades del
espíritu"), confiere a la conciencia creadora un efecto
perturbador análogo al que procuraba "Medusa" en sus
víctimas. Así, el momentum introspectivo queda
desvirtuado por el "Principio de incertidumbre" de Heisenberg;
apostilla que insta a un desdoblamiento de la experiencia del
"YO" en otro "YO" declinado en tercera persona e induce al mismo
tiempo a una conducta subersiva patente en la cita de Wilde"…es
la rabia de Calibán al no ver su propia cara en el
espejo".
Escrutando aún más, en la
telaraña metafísica, inferimos que las creencias
"De Re" [versus "De dicto"] son, a priori , el soporte causal de
la experiencia y, por ende, motor del desplazamiento del
"Qué" hacia la hermenéutica del "Cómo". Una
catexia, que halla su equivalente alegórico en el "Poder
del Pygmalión", capaz de convertir los valores sensibles
en [signos] de valores inteligibles, dejando (tras de sí)
un rastro lineal, fielmente, reflejado en la estrofa del poeta y
matemático persa Omar Khayyam:
"El dedo se mueve escribe; y,
después de escribir,
sigue moviéndose: ni toda tu piedad
ni talento
le impulsarán a cancelar media
línea,
ni todas tus lágrimas
borrarán una palabra"
En la gesta [utópica] de una posible
epistemología de creencias "ad hoc"(en función de
un paradigma arbitrariamente adoptado), tendríamos que
remitirnos a la incipiente "Teoría de las
Catástrofes" asociada a sus siete revoluciones
canónicas. Llama mucho la atención que un artista
de la talla de Salvador Dalí, aduzca: "No es posible
encontrar una noción más estética que la
reciente "Teoría de las Catástrofes" de Réne
Thom…, ha encantado todos mis átomos desde el día
que empecé a conocerla".
Como epílogo, debemos, pues, asignar
al "Éllan Vital" (confinado a aquello que
Aristóteles denominó "Principio Eterno y
Creativo"): un "status" de libre albedrío acorde con la
visión epicúrea de la libertad en la voluntad del
"SER". Condición "sine qua nom" por la que se decreta como
axioma el juicio categórico de Kant: "El árbol de
la vida es más grande que el del cocimiento."
Autor:
Raul Ximenez