Martin Buber y el pensamiento cristiano: notas apresuradas (página 2)
Es conocido el papel que en la conformación de las
ideas fundamentales de K. Barth desempeñó el
personalismo religioso y filosófico de Buber . Barth
arriba a la conclusión de que no resulta posible
más que el humanismo de
Dios expresado en Cristo, tesis que
sostendrá hasta el fin de sus días. Todo humanismo
del hombre es
entonces una realidad cuyo fundamento no reside en sí
misma y por consiguiente problemático. Emplear la
expresión humanismo del hombre supondría un
sinsentido teológico y resultaría lícito en
sentido metafórico. Si se examina con detenimiento esta
forma de reelaboración cristiana del Yo-Tú,
se advertirá que fácilmente concuerda con la
concepción protestante sobre la total corrupción del hombre y las
características de la Redención. Entre las
críticas realizadas a la radicalidad de Barth, sobre todo
en sus primeras etapas, que excluyeron el ecumenismo, este punto
se sitúa en un plano primordial .
D. Bonhoeffer partiría de las ideas de Barth para
arribar a una mayor radicalidad con respecto al problema: la
condición de prójimo implica el encuentro de todos
los hombres en el mundo y no en la Iglesia como
pensara Barth, y la ineludible necesidad para el cristiano, no
sólo de denunciar cualquier atentado contra la
condición de prójimo de los demás,
sino de comprometerse totalmente, como Buber indicara–en la
lucha contra ellas, según demostró con su obra
teológica, con su vida y su martirio, en
contraposición con la deplorable interpretación de los deutsche
Christen, bajo el III Reich .
Un segundo ejemplo de las implicaciones de la filosofía del Yo-Tú es el
punto de vista de R. Panikkar sobre el diálogo
entre las religiones y
la posición del Cristianismo
al respecto. Las tesis contenidas en El Cristo desconocido del
hinduísmo han suscitado fuertes comentarios
críticos, por cuando la necesidad de la Iglesia
Cristiana como vía de salvación deja de existir de
modo visible para asumir una dimensión diferente . Esto se
corrobora en su concepción acerca de la misión
cristiana. Panikkar expresa al respecto que en nuestra
época se abre paso el mito de la
comunidad
universal humana, no aceptado esencialmente por la
mayoría, incluso rechazado, pero síntoma a la vez
de la necesidad de romper con las barreras sociales, culturales y
espirituales que ya se experimenta en muchos ámbitos ,
resultado de la decepción ante el fracaso de las
utopías políticas–al menos en su forma actual–y
del derrumbamiento de muchas de ellas.
Retornemos a Buber. Todo verdadero diálogo es posible
sólo desde dentro, cuando los dos interlocutores se
reconocen como partes de una misma palabra básica.
Aplicado a las doctrinas de Barth y Panikkar, ofrece dos
resultados diferentes: en el caso de Barth esta posibilidad, don
de Dios, implica el encuentro en una verdad común, la
cristiana, y las múltiples posibilidades de la
misión pueden resumirse en la prédica viva, y en
este sentido, el testimonio de la verdad más universal de
todas, que compromete a quien la conoce con todos los hombres,
sin distinción. En el de Panikkar, dicha verdad asume
infinidad de rostros y cada uno es el verdadero rostro de Cristo,
por lo cual el testimonio no supone, al menos necesariamente,
persuadir de la universalidad absoluta o superioridad del
"rostro" que el misionero cristiano conoce. En ambos casos,
el encuentro del cristiano con sus prójimos, sobre todo
con los que profesan otra religión, supone el
recorrido desde la palabra básica Yo-Otro hasta la
palabra básica Yo-Tú, ésto dicho a
grandes rasgos, pues las dificultades del encuentro entre
cristianos, sean de una misma confesión o de diferentes,
resultan imposibles siquiera de pergueñar aquí.
Más allá de las diferencias históricas y
políticas con todas sus implicaciones, a veces terribles,
se revela la paradoja fundamental de la condición humana:
el apremio más o menos intenso de rebasar los marcos de un
Yo, sea entendido como individual o genérico, y el
carácter intransferible del mismo, que
sumerge al hombre en un tipo peculiar de existencia
inauténtica, si se apela a los términos
heideggerianos: la del vivir sólo una dimensión de
la existencia: la de dicho yo. Problema que en nuestros
días cobra dimensiones alarmantes, incluso
patológicas. Pues asumir como otros al resto de los
hombres con sus peculiaridades equivale al mundo de la rutina y
de los objetos, y a la disolución del yo en ellos,
da igual como se justifique dicha actitud. La
tolerancia
forma parte del ecumenismo como ocurre con otros aspectos de la
vida, pero no puede resumir la actitud hacia la persistencia y
legitimidad de otras religiones so pena de
permanecer indefinidamente en el terreno de la palabra
básica Yo-Otro que–recordemos a
Buber–nunca puede ser pronunciada con todo el ser.
Buber parecía mirar con cierta reserva la
cristianización de la filosofía del
Yo-Tú por parte de Barth. No se trataba de
prejuicios contra el Cristianismo. Sus opiniones sobre
éste habían sido sincera y cuidadosamente
expresadas: la no aceptación de Jesús como
Mesías, justificada–en síntesis–por la falta de una
transformación esencial del mundo a partir de su venida,
va unida a la posibilidad del Encuentro en Dios, en la
comunidad del Libro y de la
Esperanza . Se trataba más bien de que dicha
reformulación cristiana del Yo-Tú no
eliminaba a su juicio las dificultades teológicas del
Encuentro al situarse en una perspectiva
cristocéntrica y no teocéntrica.
Estas posibles dificultades no se presentan, al menos de la
misma forma, en la concepción de Panikkar sobre el Cristo
histórico y el Cristo-logos, conducentes a una
caracterización del homo religiosus situada
más allá de toda confesión y a la vez dentro
de cada una de ellas. Su no aceptación por las iglesias
cristianas o por lo menos la prevención con que se la mira
en muchos casos es una lógica
consecuencia de los escollos en la interpretación de los
Evangelios pero también de siglos de hegemonía de
éstas en varios planos del poder, al
menos en Occidente, incluyendo la labor misional como
"civilizadora", calificativo algunas veces exacto. En cualquier
caso, el hombre, en
quien se unen lo natural y lo trascendente, constituye el punto
nodal del Encuentro. Esto, que dejaron muy bien sentado Buber y
otros pensadores judíos
de la época, ha sido asimilado en diversos grados por
teólogos cristianos y actualmente sirve de premisa
teórica y doctrinal al Parlamento Mundial de las
Religiones, presidido por el teólogo Hans Küng, para
el cual no se escogió casualmente al hombre como
núcleo reflexivo .
La pregunta que quiere servir de provisional conclusión
a estas suscintas reflexiones es la siguiente: a partir de muchas
verdades como la condición creatural e indefensa del
hombre cuya única salida es aferrarse a Dios mediante la
fe, que con distintos matices hallamos en Buber y Barth; a partir
de la predicación no sólo de un Deus
absconditus sino de un Christus absconditus por parte
de Panikkar, ¿seremos capaces de encontrar los caminos
hacia una existencia auténtica en la trascendencia, en
muchos casos en Dios como imprescindible eslabón hacia el
ser y el mundo, en todos desde la palabra básica
Yo-Tú, aunque la condición humana y las
circunstancias que ella provoca la conviertan inevitablemente por
momentos más o menos prolongados en Yo-Otro?
1 - Estas notas fueron elaboradas como
contribución a las Segundas Jornadas de la revista
Diálogo Filosófico, cuyo tema fue la
aportación del Cristianismo a la filosofía
contemporánea. Me pareció igualmente importante
tratar la aportación del pensamiento
inspirado en otras religiones–en especial el Judaísmo–a
este último. Ello explica la brevedad de este trabajo, que
se limita a apuntar senderos de reflexión y resume las
tesis de un libro en preparación.
2 – Recuérdense al respecto los
esfuerzos de J. Reuchlin, Knorr von Rosenroth y los
platónicos de Cambridge, por elaborar una
Cábala cristiana, y por tanto trinitaria,
diferentes de quienes, como Bruno, devinieron unitarios a la
luz de dichos
estudios. Este tema ha sido analizado, entre otros, por S.
Wollgast en su libro: Philosophie in Deutschland zwischen
Reformation und Aufklärung. Berlin, 1988, A. Coudert:
Leibniz and the Kabbalah. Dorfrecht:Kluwer Ac. Publishers,
1995, y por B. Orio de Miguel en Leibniz y la tradición
teosófica (libro inédito divulgado como ciclo
de conferencias en 1993 en la Sociedad
Española Leibniz), sin olvidar las obras ya
clásicas sobre el tema de G. Scholem, M. Idel, Foucher de
Careil y D. Rudermann.
3 – Cfr.: G. Friedmann: Leibniz et
Spinoza. Paris, 1946
L. Stein: Leibniz und Spinoza. Berlin, 1890.
L.A. Foucher de Careil (ed.): Leibniz, la Philosophie
Juive et la Cabale. Paris, 1861.
4 – Cfr.: M. Buber: Ich und Du.
Heidelberg, 1984
Citas en español:
Yo y tú. Madrid,
1993.
5 – M. Buber: op. cit., p.
17.
Véase sobre ésto la obra de R. Misrahi:
Buber, filósofo de la relación.
Véase también: D. Sánchez Meca: Martin
Buber, fundamento existencial de la intercomunicación.
Barcelona, 1984.
6 No resulta posible en este espacio
analizar figuras coincidentes con el punto de vista de Buber como
Lévinas o Rosenzweig, por más que constituyan una
verdadera tendencia en su unidad.
7 – Cfr.: J. Oroz Ezcurra: "Del ser y
del aparecer en Heidegger".
J. Iturriaga: "La sabiduría entre el ser y el aparecer:
Heráclito y Heidegger". Ambos en: Letras
de Deusto, Nº 71 (26), abril-junio de 1996.
J.J. Puthenpurackal: Heidegger through authentic totality
to total authenticity: a unitary approach to his thouhgt in its
two phases. Leuven, 1987.
8 – Cfr.: Existen suficientes
referencias de Barth sobre Buber para que no queden dudas sobre
ésto, entre las cuales quizás la más
relevante sea el escrito de Barth Des Menschen
Menschlichkeit (1943-44). Buber, por su parte, afirma
en su carta a M.S.
Friedmann del 11. 8. 51, que Barth intenta cristianizar en su
Kirchliche Dogmatik la filosofía del
Yo-Tú. Cfr.: D. Becker: Karl Barth und
Martin Buber:
Denker in dialogischer Nachbarschaft. Göttingen,
1986.
9 – Cfr.: H. Küng: El
cristianismo y las grandes religiones: hacia el diálogo
con el Islam, el
hinduísmo y el budismo.
Barcelona, 1993, p. 63-65.
S. D. McLean: Humanity in the thought of Karl Barth.
Edinburgh, 1981.
Wan, M. Wai-yiu: Authentic humanity in the theology of Paul
Tillich and Karl Barth. Boston, 1990.
W. Greive: Die Kirche als Ort der Wahrheit: das
Verständnis der Kirche in der Theologie Karl Barths.
Göttingen, 1991.
10 Cfr.: H. J. Sonne: Die
politische Theologie der deutschen Christen. Göttingen,
1982.
11 – Cfr.: Esto se comprende mejor a
la luz de su obra La Trinidad y la experiencia religiosa,
donde plantea la tesis de un cosmoteandrismo que rebasa la
exigencia personalista cristiana (Barcelona, 1989, p. 50 ss.) y
abre la posibilidad de convergencia de todas las religiones.
Sobre la posición católica con respecto a estas
ideas, véase: J.D. Escobar Soriano: "El carácter
absoluto de la revelación cristiana y el Cristo
desconocido de las religiones según Raimundo Panikkar".
Diálogo Ecuménico, nº 99 (XXXI),
1996.
12 – Cfr.: R. Panikkar: La
transformación de la misión cristiana en
diálogo. Madrid, 1992.
Conclusiones similares, aunque con fundamentos
teológicos diferentes, expresa Hans Küng
(op.cit.).
13 - "¿Qué es entonces lo
que tenemos en común? Expresándolo de la forma
más concreta: un libro y una esperanza. Para vosotros, el
libro es sólo la antecámara; para nosotros es el
santuario. No obstante es el mismo lugar y en él podemos
oir juntos la voz que en él habita (…) Si nosotros,
tanto cristianos como judíos, estamos realmente y
esencialmente interesados en Dios antes que en nuestros propios
conceptos sobre El, luego estamos unidos en la visión de
que la casa de nuestro Padre es diferente de los conceptos
formados por nuestro demasiado pensamiento". Intervención
de Martin Buber en la Conferencia de
las Sociedades
Misioneras Cristianas en 1930, cfr.: p. M. Buber: El humanismo
hebreo y nuestro tiempo. Buenos Aires,
1978, p. 28-29.
Sobre el devenir del Judaísmo y sus nexos con el
Cristianismo, entre otras religiones, véase:
H. Küng: Das Judentum. Hay versión
española con el título de El Judaísmo:
pasado, presente y futuro. Barcelona, 1994.
14 Cfr.: Véanse, entre otros,
los materiales
contenidos en el nº 10 de 1994 de la revista
Isegoría.
Madrid, 1996
A Elías y Estrella
Barrocas-Lévy
Autor:
Lourdes Rensoli Laliga
http://solotxt.brinkster.net/tabularium/rensoli.htm
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