- El
manuscrito voynich - ¿Dónde
se escribió? - Pistas sobre su
origen - Simón
bakalar - ¿Qué
es realmente el manuscrito voynich? - Conclusiones
- Resumen
1. EL MANUSCRITO
VOYNICH
En 1912 el librero inglés
Wilfrid Voynich descubrió en la vieja biblioteca del
colegio jesuita de Mondragone, cerca de Roma, un
extraño documento: un rarísimo manuscrito
depositado allí 250 años antes por el famoso
erudito, jesuita y criptólogo alemán Athanasius
Kircher (16011680). El documento, al que según su
numeración le faltaban 28 páginas, era un
volumen con
gruesas tapas de pergamino (en formato 27 por 15 cm) que
conservaba todavía 230 páginas de texto
manuscrito fácilmente legible; en él podían
verse dibujos con
tinta de color que
representaban extrañas flores, esquemas
astrológicos, "mujercitas" desnudas
bañándose en extraños lagos de tinta, algo
que semejaban intestinos o tubos, arabescos, estrellas y otros
extraños diseños no identificados.
Según una carta que le
acompañaba fechada en agosto de 1666, Kircher lo
habría recibido de su antiguo alumno Johannes Marcus
Marci, rector de la Universidad de
Praga, ya que el libro
habría formado parte de la biblioteca del emperador
Rodolfo II (15521612), gran aficionado al ocultismo y las
artes mágicas, quien lo habría adquirido en el
año 1586 por la nada despreciable suma de 600 ducados.
Kircher no logró traducirlo: lo mismo le
había ocurrido años antes al sabio Johannes de
Tepenecz (Jacobus Horcicky de Tepenecz alias Sinapius,
1575-1622), alquimista checo de humilde origen que llegó a
ser responsable de la farmacia real y favorito del emperador
Rodolfo II, quien incluso llegó a dejar su firma en uno de
los márgenes cuando el libro pasó a ser propiedad suya
a la muerte del
emperador. Kircher, ante su completo fracaso,
depositó el manuscrito en una biblioteca de los jesuitas para
que los eruditos de tiempos posteriores lo estudiasen.
Allí estuvo olvidado casi 250 años sin que nadie lo
leyese.
El emperador Rodolfo, aficionado a la magia y a la alquimia, los
relojes y las excentricidades, fue el mecenas de gran cantidad de
sabios, místicos y eruditos de todo tipo (muchos de ellos
simples estafadores sin escrúpulos) que pasaron por su
corte en gran cantidad y con muy distintos propósitos; fue
también el patrón del gran astrónomo
danés Tycho Brahe "a quien cedió en 1599 el
castillo de Benatek para sus estudios estelares" y posteriormente
lo sería del matemático imperial Johannes
Kepler. Algunos años antes (15841588) su corte
habría recibido fugazmente al matemático, erudito,
criptógrafo y espía inglés John Dee quien,
posiblemente (aunque sin ninguna seguridad), fuese
quien le hiciese entrega del manuscrito después de haber
intentado traducirlo en vano.
El documento, según su aspecto y contenido superficial,
parecía un completo herbario, una obra de alquimia o
incluso un tratado astrológico tardomedieval aunque
algunos detalles de los dibujos (como los peinados)
parecían acotar el período de su elaboración
entre los años 1470 y 1550 tal como D"Imperio hizo
notar acertadamente en 1976. Tras reconocer en él un
valioso documento Voynich pidió a los más
afamados criptógrafos y
especialistas de la época una traducción de su contenido, poniendo en
circulación fotografías del documento;
desgraciadamente ninguno de ellos logró encontrar una
solución válida: en el manuscrito se podían
reconocer constelaciones (como las Híades,
Tauro y la brillante estrella Aldebarán),
aparecían diagramas
astronómicos y se representaban plantas
desconocidas o imaginarias, pero no había nada que
aportase pistas fiables o arrojase más luz sobre el
asunto.
A la muerte de
Voynich (1930) el manuscrito pasó a ser propiedad
de su esposa Ethel Lillian quien, ajena a la controversia
sobre su contenido, lo guardó en la caja fuerte de un
banco hasta su
fallecimiento en 1960. Ese año sus albaceas lo subastaron
y fue adquirido por el librero Hans P. Kraus, quien lo
puso a la venta por nada
menos que 160.000 dólares de la época; quizá
debido a que no encontró ningún comprador (era
excesivamente caro si sólo contenía un herbario) en
1969 lo donó a la Biblioteca Beinecke de Manuscritos y
libros
raros (Universidad de Yale), en donde permanece
custodiado y puede ser admirado en la actualidad.
2.
LECTURA Y
CONTENIDO
El análisis de una página del
manuscrito pone de manifiesto que ha sido escrito en algún
tipo de "clave" desconocida (esto es, ha sido encriptado),
pero es que además el documento está cifrado: ha
sido escrito en caracteres distintos a los latinos que todos
usamos, idioma o lengua que ha
sido bautizada con el nombre de voynichés.
D"Imperio indicó que algunos de estos caracteres
son de clara procedencia alquímica (como los
signos 4,
4º, 8 ó 2), otros tienen relación con la
astrología y otros pocos son abreviaturas
latinas medievales sin duda alguna.
La particularidad más llamativa del Manuscrito
Voynich, quizá su huella dactilar más
reconocible y mencionada en todas las obras que tratan sobre
él, es la alta repetitividad (redundancia) de sus
palabras: es fácil encontrar frases en las cuales una
misma palabra aparece escrita dos, tres o cuatro veces
seguidas… ¿en qué idioma actual encontramos
semejante repetitividad?: en ninguno.
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