- La naturaleza
inferior del hombre opuesta a la Octava Esfera - El descenso
de Cristo al inframundo - Materialismo
y clarividencia visionaria - Nota
adicional
La Octava Esfera (llamada esfera en el sentido que lo son las
siete fases sucesivas de desarrollo
evolutivo desde Saturno a Vulcano) viene a ser una especie de
luna compuesta de las imaginaciones luciféricas y del
elemento material terrestre ahrimánico, lo cual conforma
así un fenómeno completamente falso en el Universo,
mediante la creación de un plano cósmico de
existencia irreal en un mundo paralelo a la tierra, con
el consiguiente torcimiento y desviación del proceso
evolutivo, en sustitución del impulso crístico
ascendente hacia la siguiente esfera a la tierra, que
sería el nuevo Júpiter. Constituye un mundo de
espectros y fantasmas
creados por Lucifer y Ahriman, en forma de imaginaciones
arrancadas de la tierra, no puras como lo eran las de la
verdadera luna, sino densificadas con la materia
elemental de lo mineral. Es por tanto una esfera lunar rellena de
material elemental terrestre, que supone un hecho equivocado en
el cosmos, en el intento combinado de Lucifer y Ahriman de
arrancar al hombre de la
tierra, pasando por encima del desarrollo del Yo planificado por
las correctas Jerarquías superiores como fase
indispensable en la evolución de los seres humanos.
Lo que pretenden Lucifer y Ahriman es la desaparición
de todo el proceso evolutivo de la humanidad
ciñéndolo a la Octava Esfera, para cambiar
así el curso de toda la evolución. Si Lucifer
quiere llevarnos a un medio similar a la Antigua Luna, mediante
la introducción del reflejo imaginativo de los
mundos espirituales superiores, con un fin similar se le une
Ahriman que, en su objetivo de
arrancar la materia de la tierra, colabora con aquél
permeando aquellas imaginaciones con materia terrestre para
darles una apariencia de total realidad, de manera que su
actividad combinada da como resultado las imaginaciones lunares
densificadas en la materia, que es lo que forma el contenido de
la Octava Esfera, que no son sino verdaderos
espectros o fantasmas irreales creados así
por ambas jerarquías rezagadas, que hacen que la Humanidad
viva en un estado de
"Maya" e ilusión ante tales
fenómenos.
Para proteger a la Humanidad y evitar esos objetivos de
Lucifer y Ahriman de que todo el reino físico fuera
absorbido en esa Octava Esfera, la Jerarquía de los
Espíritus de la Forma (los Elohim) mandaron a
Jehová a la luna para, con la fuerza de
atracción de la tierra sobre ella a causa de su densidad mineral,
mantener al ser humano aferrado a la tierra hasta desarrollar
firmemente su Yo, y a partir de entonces poder ya
acceder al mundo espiritual. La tentación
luciférica, consistente en la prematura
espiritualización humana, dio lugar a que la humanidad
viva en continuo estado de espejismo o maya, pues lo que ve no es
un espejo de lo real, sino un reflejo del mundo de la Octava
Esfera, que no es la luna actual sino una Luna anterior
conservada a nivel imaginativo y densificada por Ahriman, hasta
el punto de adquirir una consistencia de materia terrenal que
contiene los reflejos de los mundos espirituales
más elevados, que hacen que los humanos los vean como
materia cada vez más sutil. Si no hubiera tenido lugar la
venida de Cristo y el Misterio del Gólgota, el hombre se
hubiera desarrollado hasta un alto nivel conducido por la
luz de
Lucifer, penetrando en el mundo espiritual luciférico, de
carácter nirvánico, hasta conocer a
los Principados o Archai, de manera que así los hombres,
dejando atrás lo corporal, se habrían
espiritualizado ascéticamente. Con ello se hubiera
consumado el plan de Lucifer,
que básicamente quería apartar a las almas de la
tierra y abandonarla, de forma que las almas humanas se
habrían salvado pero la tierra no hubiera
evolucionado.
La naturaleza
inferior del hombre opuesta a la Octava Esfera
Si antes del Gólgota los hombres no siguieron ese
impulso de Lucifer de conducirlos a un mundo de luz espiritual
fue porque los dioses superiores introdujeron en épocas
remotas la Octava Esfera. Lo hicieron con el fin de impedir a
Lucifer que pudiera extraer prematuramente la naturaleza superior
del hombre, y para ello implantaron en su naturaleza una
tendencia hacia la materia que haría que el hombre
adquiriese una inclinación y atracción tan fuertes
hacia su naturaleza inferior (la carne, la naturaleza física, la reproducción sexual, etc.) que le
haría vivir totalmente implicado en la materia, hasta
desarrollar eventualmente su individualidad y su Yo. Introdujeron
en el hombre una mayor gravedad/densidad enraizándole en
la materia, y así las mismas religiones
hacían que el hombre venerase lo terrestre, la carne y la
sangre, para
que el hombre fuese lo suficientemente pesado como para no
ascender inmediatamente al universo
espiritual.
Se formó entonces la tierra en torno al sol y
ella recibió a la luna como satélite a su
alrededor, de manera que la fuerza de la tierra que atrae a la
luna es la misma -en su contraparte espiritual- que
encadena al hombre a su naturaleza inferior, pues la luna existe
precisamente para frenar lo luciférico y para que la
naturaleza inferior pueda llegar a espiritualizarse en su
día. Podemos afirmar por tanto que los Dioses, las
Jerarquías Superiores, por medio de Jehová, han
colocado a la luna para ligar provisionalmente al hombre a su
naturaleza inferior, incapacitándole mientras tanto para
ascender a los mundos espirituales a través de un camino
de absoluta moralidad como
es el preconizado por Lucifer. La "caída del hombre"
significa cómo Jehová aprisionó al hombre en
cuerpos de carne, para eludir el proyecto de
Lucifer de proporcionar al hombre la inmortalidad (el Fuego de
los Dioses) y la autocomplacencia espiritual, evitándole
la necesidad de tener que atravesar los sufrimientos de la
experiencia física en el mundo terrestre.
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