Capacidad intelectual y niveles de metacognición simultánea en la teoría de la praxis
- ¿Qué es la
inteligencia? - metacognición
simultánea - Unidad
semiótica mente-cuerpo - Capacidades
metacognitivas y diferencias intelectuales - Niveles
de metacognición y capacidades
intelectuales - Conclusión
- Bibliografía
En este trabajo se
propone el concepto de
"metacognición simultánea" para explicar
cómo la mente se organiza de manera estructurada para
posibilitar determinadas capacidades intelectuales,
considerando tanto los procesos de
razonamiento como su vinculación intrínseca con los
procesos intuitivos. Para ello se analizan críticamente
las concepciones de inteligencia propuestas por diferentes
autores y se propone un nuevo concepto en el cual la
creación, el producir, es un elemento esencial de la
inteligencia humana.
¿Qué
es la inteligencia?
Se dice que la especie humana es la más
inteligente dentro del universo que se
conoce y, de la misma manera, que es la más depredadora y
parece estar empeñada en destruir su habitat; mucho de su
esfuerzo se dedica a la destrucción de sus semejantes y,
por tanto, tiende hacia la destrucción de sí misma.
Freud
pensó que esto se debía a la coexistencia de dos
tendencias instintivas inherentes a la vida: eros y tanatos. Una
suerte de fatalismo que implica la necesaria
autodestrucción de la humanidad, o bien un equilibrio
"natural" entre creación y destrucción, o creatividad y
destructividad.
La inteligencia humana también ha sido
considerada como un don asignado por Dios en la creación
y, a la vez, un castigo por haber "desobedecido" la
prohibición de probar el "árbol del conocimiento".
Platón
concibió a la inteligencia como un rasgo innato de los
seres humanos que les permitía tener contacto con los
"arquetipos" o "ideas puras" para así comprender el mundo,
aunque de manera limitada o parcial al basarse sólo en las
apariencias
(sombras de la luz de las ideas
puras). Aristóteles distinguió a los seres
humanos como "animales
racionales", pero, para él, el "entendimiento"
dependía totalmente de los sentidos; tal como lo
defenderán posteriormente los filósofos empiristas de los siglos XVII y
XVIII, mientras que Descartes hizo
de la capacidad de pensamiento
racional el único elemento de cuya existencia no
podía dudarse.
Las diferencias intelectuales entre los individuos
humanos han sido valoradas históricamente y en la vida
cotidiana. Se admira a los seres humanos que destacan por su
capacidad intelectual. Debido a la evidente diferencia
intelectual entre las especies animales, durante mucho tiempo se
atribuyeron dichas diferencias intelectuales entre seres humanos
a características anatómicas y fisiológicas,
especialmente al tamaño del cerebro, el
tiempo de acción
refleja o incluso "la fuerza con que
se aprieta el puño", entre otras posibilidades. Bajo la
influencia de la teoría
de Darwin sobre la
evolución de las especies y el origen del
hombre, a fines del siglo XIX, Galton estudió con
detenimiento las posibles características
organísmicas en las que se basaba la mayor o menor
inteligencia. De manera similar, Spearman, en 1904,
postuló al "factor G", o factor general, para referirse a
la base fisiológica de la que dependían las
capacidades intelectuales específicas aplicadas en
diversos ámbitos. Esos estudios fueron precursores del
desarrollo de
múltiples métodos
para medir la inteligencia y establecer las posibles diferencias
intelectuales como un criterio para la selección de
personal, dada la creciente aplicación de
tecnologías en las empresas; y, como
efecto, también fue relevante estudiar la inteligencia
para explicar las capacidades de aprendizaje en
las escuelas.
En la tercera década del siglo XX, a partir del
vínculo con Binet (uno de los más conocidos
diseñadores de pruebas de
inteligencia), Piaget
logró generar una de las teorías
actualmente más influyentes sobre este tema, explicando la
génesis y evolución de las capacidades
intelectuales a través de la vida de un individuo. La
base esencial del proyecto
piagetiano surgió cuando se percató de que las
respuestas supuestamente incorrectas de los niños
al contestar una prueba de inteligencia en realidad tenían
una organización lógico-cognoscitiva
diferente, la cual constituía una veta de investigación interesante. Debido a su
incursión inicial en el ámbito de la biología, la
propuesta teórica de Piaget tomó como base el
concepto biológico de "adaptación", que a principios del
siglo XX tenía un impacto muy grande debido al prestigio
de la teoría de Darwin. La inteligencia fue concebida por
Piaget como la forma más elevada de la "adaptación"
de un ser vivo al mundo circundante y, por tanto, se implicaba
una especie de continuidad con la adaptación
biológica.
En la teoría de Piaget, el elemento clave para
pasar de un nivel a otro es el "desequilibrio" o
"desadaptación" entre las exigencias del mundo y los
"esquemas" biológicos o psicológicos, lo que obliga
al niño a explorar y encontrar nuevas formas de
organización perceptivo-motriz-mental para acoplarlas al
mundo que va descubriendo. El mayor contacto con diferentes
aspectos del mundo generará nuevos desequilibrios y nuevos
acomodos de las estructuras
cognosctivas, hasta llegar -según Piaget en la adolescencia–
a la capacidad de pensamiento científico
(hipotético-deductivo) que en esta perspectiva significa
la "adaptación" plena al mundo real.
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