Desde los comienzos de la edición
de esta revista,
emitida precisamente a través de la tecnología de la
llamada "red de
redes", Internet, nos hemos venido
empeñando en la tarea de la extensión lo más
amplia y sencilla posible de los conocimientos espirituales que
nos han venido vertiendo y mostrando a lo largo de la historia los grandes
filósofos espiritualistas y maestros
esoteristas, de cara a nuestra realización tanto material
como espiritual en la tierra,
así como en el cielo. Y lo hacemos humildemente
convencidos de que, en los tiempos que corren en que el
cientificismo materialista global se ha convertido en la
auténtica religión del hombre y en
que el hedonismo egótico se promueve como base y fin
aparentemente últimos de toda la existencia del hombre en
la tierra, es
fundamental el acceso a la Ciencia Espiritual y a los
conocimientos y conceptos que ella nos proporcionará
ineludiblemente si mantenemos una adhesión fiel y
ético-moral hacia
sus enseñanzas y conocimientos. Y ello tanto por su
conveniencia a efectos prácticos de facilitarnos la
necesaria salud física y
mental-emocional (además de la convivencia llevadera e
inteligente con los asuntos cotidianos y con nuestros
congéneres en nuestro quehacer diario), como por
proporcionarnos el impulso de vida y el autoconocimiento
de nuestra estructura
interior y de las vías para poder acceder
de lo estrictamente terreno y material a más altos y
superiores niveles de sabiduría y consciencia
espiritual.
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