En el Prólogo de su texto
Antropología en sentido
pragmático, Kant define al
hombre como
un ser terrenal dotado de razón por su esencia
específica; es decir, para este filósofo
encontramos en todos los hombres las mismas disposiciones
originarias pero lo que los distingue son las capacidades de cada
uno para ponerlas en practica.
Ahora bien, leyendo el artículo Idea
de una historia universal en
sentido cosmopolita, parecería ser que el
avance del hombre, su desarrollo
histórico es concebido en tanto género
humano como un todo (especie humana), lo que a su vez se conecta
con la noción kantiana de ciudadano del
mundo.
Una de las preguntas que nos surgen a partir de esto es
si Kant cae dentro de la definición de antropología filosófica moderna
postulada por Horkheimer, es decir, si busca encontrar una norma
o principio absoluto que le otorgue un sentido a la acción
de los individuos junto con una destinación para toda la
historia.
Como todos sabemos, Kant forma parte de lo que
comúnmente se conoce como filosofía especulativa de
la historia, lo cual nos haría pensar en una respuesta
afirmativa para la consulta previa, en tanto esta
concepción suele relacionarse con una idea de sujeto
histórico pasivo que se ve inmerso dentro de un progreso
dirigido a una cierta meta que lo excede.
¿Postula realmente Kant una esencia del hombre
invariable a lo largo de la historia, se refiere como
diría Horkheimer a un hombre en general sin importar su
determinación histórica? No sé si estamos en
condiciones de responder a este cuestionamiento de manera
tajante, pero sí de dejarlo planteado teniendo en cuenta
distintas aristas.
Por un lado, es claro que Kant postula, por ejemplo, la
idea de una sociedad civil
universal y de la paz perpetua, partiendo de su dialéctica
de insociabilidad/sociabilidad (recordemos la distinción
egoísmo/pluralismo en el §2 de su
Antropología en sentido pragmático), pero
también es cierto que parece sostenerlas como ideas
regulativas, las cuales le sirven para guiar o motivar al hombre
en la práctica, en su propia práctica frente a una
realidad caótica, pero sabiendo de antemano su
inalcanzabilidad.
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