- El
problema - Las
opciones - La
estrategia de vinculación - En
conclusión - Entonces hablaríamos de un campo
sustentable y no solo de agricultura
sustentable - Referencias
El
problema
"…Yo no vengo a trabajar por la
Universidad, sino a pedir a la Universidad que trabaje por el
Pueblo…"
José Vasconcelos
Existe, actualmente, una amplia brecha en
la vinculación de las Universidades y su entorno. Ello
significa la impertinencia de los programas educativos para
resolver problemas; la insuficiencia de la investigación
científica que se lleva a cabo; y una formación
profesional alejada de la necesaria actitud emprendedora,
creativa, competitiva, sustentable, vinculada, innovadora y de
compromiso social.
La desvinculación de la oferta
técnico-profesional de las universidades con las
organizaciones de productores y empresas agroindustriales, se
refleja en el incipiente impacto de la investigación
científica y tecnológica para crear, innovar y
adoptar tecnologías adecuadas para la
transformación del campo.
La vinculación tiene una estrecha
relación con la misión estratégica de la
Universidad y se troca en un componente esencial de las funciones
fundamentales de la misma. Parte fundamental del deber ser de la
institución, descansa en diversas tareas de
vinculación de la Universidad, a través de la
ejecución de acciones y proyectos de alta calidad y de
beneficio mutuo con los sectores social, público y
productivo. Mediante ellas, se proporcionan servicios
profesionales, incluyendo la gestión de tecnología,
para lograr el desarrollo sustentable — tecnológico,
social, económico y ecológico– del país. No
olvidemos que la Ley reglamentaria de la fracción XX del
Artículo 27 Constitucional declara de interés
público al Desarrollo Rural Sustentable; de este principio
se desprende la obligación del Estado de promover su
desarrollo. A éste artículo lo complementa el 25
Constitucional que le da al Estado la rectoría para que el
desarrollo nacional sea integral y sustentable.
En la vinculación se acrisola el
mejoramiento académico, especialmente la formación
de recursos humanos, la actualización del
currículum de las carreras y programas docentes que se
imparten, la innovación en los métodos de
enseñanza–aprendizaje y la consolidación de la base
técnico-científica de la
investigación.
Las acciones de vinculación de las
Universidades son prioritarias, ya que la sociedad demanda que
éstas no sean únicamente formadoras de cuadros
técnicos profesionales, sino que también
contribuyan al desarrollo nacional con aportaciones efectivas a
la solución de problemas. La vinculación así
percibida se puede constituir en una función sustantiva
adicional al trinomio tradicional
docencia-investigación-extensión (Escamilla y
Mendoza, 2003).
Con vehemencia lo expresa López,
2011 "…La educación humanística exige
también una vinculación congruente con el cambio de
actitud que necesita la población de productores y
consumidores…" La Misión Universitaria en
términos de la vinculación es colaborar con el
desarrollo rural para el aprovechamiento sustentable de los
recursos naturales y mejorar la calidad de vida de la
población en general, a través de la
generación y transferencia de tecnología eficiente
y de la prestación de servicios oportunos y de alta
calidad.
Ninguna universidad cumplirá
plenamente su misión fundamental si no se apropia de la
vinculación y la establece orgánica y
estructuralmente como una función universitaria; con las
variantes y condiciones que cada institución educativa
establezca para su realización. Y que, adicionalmente,
ésta función sea reconocida por la comunidad
universitaria y responda a las necesidades del
entorno.
Por tanto, el sentido social universitario
está íntimamente ligado a su labor de
vinculación. Las esferas de la vinculación
universitaria se expanden se reorganizan y se recomponen. Tienen
un origen y un fin en los ejes de tiempo y espacio; pero el
proceso vinculatorio no perece; evoluciona a la manera de una
espiral ascendente sin fin. Implica una asociación
interminable de extensiones de la universidad desde la cultura
hasta la innovación tecnológica; desde el aula
hasta la práctica profesional; desde la academia hasta la
empresa. Tanto vincula un espacio de educación continua,
como el egresado en sus funciones laborales y
ciudadanas.
Pero hay que reconocer que la misión
de la universidad va más allá de su relación
con el entorno social y económico. El debate
contemporáneo aún persiste en cuanto a los fines de
la universidad. Por un lado su misión de formación
cultural, humanista y científica; y por otra, la
formación profesional dictada por la necesidad de aplicar
el conocimiento al mundo laboral. Esto es, el fin humanista
versus el fin utilitario. Al respecto, la Profesora Margarita
Peya Gascóns, de la Universidad de Barcelona
argumenta:
"…la universidad no es una empresa de
formación. Una universidad reducida a empresa no sirve a
los ideales de verdad y desarrollo de la cultura y a la
formación de pensadores. Si fuera así, se
limitaría a producir profesionales medianamente
útiles a la sociedad. La universidad es una
institución académica que, naturalmente, en los
diferentes programas de formación de las distintas
titulaciones ha de tener en cuenta las necesidades y las demandas
del mercado laboral, pero al tratarse de una institución
de rango académico superior, esta formación no es
suficiente. Se espera que a la par que el estudiante adquiere
competencias sobre la propia profesión, se forme
también en los valores estrechamente ligados a la
formación universitaria, como son la búsqueda de la
verdad; la honestidad como valor que conduce al conocimiento y a
las limitaciones del saber, la acción y las propias
carencias; la solidaridad que equivale al compromiso con la
sociedad; el respeto a la vida y a los demás como factor
de cohesión social y también el respeto a la
naturaleza como conciencia ecológica; la responsabilidad
como asunción de compromisos; la justicia como medio de
procurar la mejor distribución e igualdad de
oportunidades; la integridad como ejemplo de rectitud; la
libertad como autodeterminación y elección de
alternativas; los principios éticos, entre muchos otros.
Por tanto, la universidad como portadora de valores es creadora
de una cultura en la que, además del conocimiento
técnico, deben imperar el humanismo, la
investigación, la innovación y la transferencia,
entre otros aspectos…" (Peya Gascóns,
2011)
Sánchez y Caballero (2003), consideran que uno de
los retos mayúsculos en la vinculación de las
Universidades con los sectores productivos y sociales, es el
cómo garantizar su apego a la norma constitucional emanada
de la fracción VII del artículo 3º, que
claramente establece la autonomía, el autogobierno, las
libertades de cátedra, investigación y de examen y
discusión de las ideas de las mismas. Con todo y ello,
señalan: "…No puede dejar de mencionarse que el
papel de las instituciones de educación superior en la
sociedad, no se limita a la preparación profesional de los
alumnos que ingresan a las mismas, sino que incluye muchos otros
aspectos que inciden en otras formas sobre las sociedades a las
que sirven…es también responsabilidad de las
instituciones académicas generar soluciones para los
problemas contemporáneos, así como constituirse en
difusores de pensamiento crítico que contribuya al
bienestar de la sociedad…"
Por su parte Maldonado y Gould Bei concluyen que
"…la vinculación con los diversos sectores
productivos puede ser una actividad muy importante que
redimensione las funciones sustantivas de la universidad,
docencia, investigación y extensión. Sin embargo
estas acciones deberán evaluarse a fin de que permitan
retroalimentar estas actividades y mejorarlas… para
impulsar programas de vinculación que fortalezcan el
compromiso social…"
La visión de ANUIES en cuanto a la
vinculación, se estipula en su Programa de Desarrollo
Educativo 1995-2000, "…una mayor vinculación de
las instituciones educativas con sus entornos
socioeconómicos, mediante los programas y acciones que se
propongan una participación más activa y
consistente para alcanzar un desarrollo integral y sustentable de
las comunidades menos beneficiadas…y… con el sector
moderno de la producción…"
Recientemente, al participar en el coloquio
"Vinculación, Función Sustantiva en las
Instituciones de Educación Superior; Presente y Futuro",
de la Universidad Tecnológica del Centro de Veracruz
(UTCV), el pasado Julio de 2011, el Dr. Giacomo Gould Bei,
investigador de la Universidad Autónoma de Baja California
reiteró que "…Las universidades, los
tecnológicos y los politécnicos deben ver a la
vinculación como uno de sus proyectos más
relevantes y no sólo como una extensión de la
enseñanza… que la vinculación sea una
función sustantiva de la universidad…hay un
"desvínculo" entre la oferta académica y las
necesidades de la sociedad…"
Lo que está en el fondo del debate es si la
universidad forma para la vida ciudadana o forma para la vida
laboral. Ambas perspectivas no pueden separarse. En la
universidad tienen cabida, sin excluirse mutuamente, la
tradicional formación humanista y la coyuntural
formación para servir al mercado. En su
investigación acerca de los vínculos entre el
conocimiento y la productividad, y que de manera directa impacta
en la formación universitaria, De Mendoça Silva
(2011) concluye: "…la universidad debe equilibrar la
formación profesional con la humanística, pues de
no ser así acabará convirtiéndose en un
sector más del proceso educativo, con la función de
aportar la mano de obra que éste
necesita…"
Partiendo de diversas experiencias en ese contexto, y en
plena coincidencia con la Dra. Mendoça Silva, se han
realizado diversas acciones para que los estudiantes se formen
integralmente. Esto es, recibir educación de calidad y
excelencia para su formación en el trabajo. Pero que
además que se preparen para la vida ciudadana; es decir
formar: "…personas equilibradas, libres, responsables,
emocionalmente inteligentes, intelectualmente capacitadas,
moralmente fortalecidas, mentalmente preparadas para vivir
plenamente. Esta es la asignatura pendiente por la que
tendrán que examinarse las universidades, en el siglo XXI,
pues hoy en día parecen olvidar que, ante todo, deben ser
el crisol en que se humanice el desarrollo general basado en el
desarrollo, crecimiento y superación del ser
humano…" (Medina, 2009)
Las
opciones
En la actualidad, la economía mexicana compite
con el resto del mundo, tratando de cambiar radicalmente su
eficiencia, estándares de calidad y productividad para
incorporarse al mundo de la libre competencia. Alcanzar estas
metas sólo será posible buscando alternativas
tecnológicas e innovaciones en los sistemas
administrativos de sus negocios. Esos bienes intelectuales
sólo podrían ser proporcionados por profesionales y
técnicos altamente capacitados
(Castañeda,
1997).
"… los sectores productivo y de servicios,
voltean hacia las universidades para adquirir conocimientos.
Relacionarse con las empresas empezó a ser redituable para
las universidades; por primera vez en la historia universitaria
en México se obtiene beneficios económicos por los
servicios prestados. Los posibles ámbitos de la
relación universidad-empresa son muy variados: cursos,
asesorías, convenios de colaboración,
financiamiento de investigaciones y desarrollo
tecnológico; intercambio de personal, orientación
de carreras profesionales; generación de postgrados
adaptados a las necesidades empresariales; programas de
educación continua y de fortalecimiento académico;
incentivos a la investigación, asociación en nuevas
empresas, incubadoras de empresas, financiamiento corporativo con
base en premios, becas y cátedras a
profesores…" (Machado y Kessman,
1991).
La vinculación representa un elemento fundamental
que permite a las Instituciones de Educación Superior
interactuar con su entorno, concepto con el que se han
identificado alternativamente nociones tales como
colaboración y cooperación, o bien, que ha sido
definido con el término relaciones. Sin embargo, se
observa que dicho concepto incluye en realidad una gran
diversidad de actividades (ANUIES,
1998). Muchas universidades mexicanas han emprendido
sólo acercamientos con la planta productiva o con la
sociedad, desconociendo aspectos teóricos de la
función de vinculación (Alcántar y Arcos,
2004). Esta brecha de la vinculación de la
educación superior no es un problema exclusivo de
México, el mismo proceso o el mismo comportamiento se
encuentra en algunos países de América
Latina.
Los servicios dirigidos al entorno social son de
carácter académico-profesional con los que las
Universidades fomentan y contribuyen al desarrollo cultural,
humanístico, científico y tecnológico de
sectores y comunidades específicas de la sociedad; a
través de ellos se ponen en práctica los
conocimientos teóricos y las competencias que adquirieron
los alumnos en sus respectivas disciplinas, al mismo tiempo que
se coadyuva al estudio y atención de las necesidades y
expectativas sociales. El ejercicio de la extensión de los
servicios implica que las instancias académicas
interactúen permanentemente con el entorno
social.
La posibilidad de inicio de la
vinculación universitaria se da sólo en la medida
que exista un mínimo nivel de desarrollo de la
investigación. Dicho de otro modo, no puede haber una real
vinculación, si no existe materia prima de intercambio
que, en este caso, sería precisamente los resultados de la
investigación; pero además, estos resultados
deberían de poseer un cierto grado de desarrollo y
aplicabilidad. Algunas diferencias del orden conceptual
serían las posiciones divergentes entre los
teóricos; hay quienes consideran que la vinculación
tiene un contenido básicamente económico, mientras
que otros consideran que dicha actividad se resuelve
exclusivamente mediante un acercamiento físico con la
sociedad, enfoque fuertemente asociado a una visión
asistencial.
La visión fisicalista considera que la
vinculación se verifica, casi de manera exclusiva, en la
medida en que se acortan las distancias materiales
(físicas), entre universidad y sociedad, de modo que desde
este punto de vista, casi cualquier cosa es susceptible de ser
reconocida como vinculación: desde la instalación
de una oficina de consultoría agraria, un despacho de
asesoría legal o un consultorio dental en alguna colonia
pobre, hasta la creación de un departamento de
recepción de solicitudes de productores o la
elaboración de programas de educación a distancia.
Esta perspectiva hace casi imposible diferenciar las actividades
que realmente podrían caer, en este momento, dentro de una
moderna definición de vinculación. Esta
visión prospera cuando se desea reivindicar el
carácter popular de la educación ya que se
fortalecen las orientaciones de asistencia a sectores sociales
desprotegidos; con el modelo anterior suele confundirse la
extensión universitaria con vinculación. "Esta
visión podría considerarse como la más
tradicional y la que ha creado mayores equívocos sobre el
entendimiento de la vinculación, no obstante, aún
es frecuente encontrarla como parte de las acciones que se
asignan a las oficinas de vinculación,
confundiéndolas con áreas de simple
extensión universitaria." (Campos y Sánchez,
2005)
"En la visión economicista se concibe que a
través de la venta de productos y servicios universitarios
se allegarán jugosas cifras de recursos económicos
para las universidades" (Campos y Sánchez, op cit). No
ha sido posible hasta la fecha encontrar un documento oficial que
presente, de manera totalmente clara, esta posición; sin
embargo, en forma más directa los funcionarios y
administradores de las instituciones universitarias la sostienen
en lo general.
Otra perspectiva es la productivista, no
totalmente reconocida, que entiende a
la vinculación como válida sólo si
la realiza el sector productivo de la economía y
más específicamente la estructura industrial. Esta
es la perspectiva más polémica ya que se asocia a
una práctica muy común en las universidades. La
vinculación en el contexto de la educación y la
producción se ha utilizado para identificar de manera
estricta un conjunto de actividades y servicios que las
instituciones de investigación y educación superior
realizan para atender problemas tecnológicos del sector
productivo. En este sentido la vinculación sería un
proceso de transferencia de tecnologías que puede implicar
el establecimiento de puentes entre la investigación
científica y el desarrollo tecnológico para atender
problemas del entorno (Casas y Luna, 1997).
El concepto de vinculación se consolida con la
promoción dentro y fuera de la universidad, de la
conexión entre científicos y técnicos
académicos, en que se tiende un puente más
estructurado y organizado entre la universidad y el sector
productivo, así como con iniciativas cuyo fin sea la
actividad de transferencia realizadas por conducto de los propios
investigadores y en los casos que así lo ameriten creando
pequeñas unidades de transferencia de tecnología al
interior de cada dependencia.
Por lo anterior la vinculación es una actividad
que requiere ser vista de manera holística, como una nueva
función de las universidades, ya que hasta ahora son
sólo tres las acciones sustantivas: la docencia, la
investigación y la extensión; de tal forma es
más que necesario ampliar este horizonte de funciones
hacia la vinculación.
Al entenderla como una nueva función y no como
parte de la extensión universitaria el concepto adquiere
más amplitud, considerándose como un verdadero eje
estructurador de la planeación académica, esto es,
que las funciones de docencia e investigación
universitarias encuentran mecanismos y formas de
articulación de manera más estrecha y efectiva con
la sociedad y la economía salvando el carácter
asistencial que hasta antes prevalecía.
Este cambio significa el establecimiento de un nuevo
contrato social entre la academia y la sociedad, además de
requerir un amplio y fuerte apoyo gubernamental, de acuerdo con
el papel que se le ha asignado a la investigación en el
nuevo modelo económico. La adopción de este nuevo
contrato y su traducción e instrumentación
variará, obviamente, de una institución a otra y
dependerá en gran medida de la respuesta y el
sostén de las políticas nacionales e
internacionales.
La vinculación como actividad o función
universitaria nueva no puede concebirse adoptando modelos
similares a los experimentados en instituciones norteamericanas o
europeas, por la sencilla razón de que en México la
relación entre las instituciones educativas y el sector
productivo ha sido radicalmente diferente a la que se ha dado en
otros países, sin descartar con ello sus respectivos
comparativos.
"Para desarrollar la vinculación en realidad
se requiere de un esfuerzo que incluya acciones gubernamentales,
de agentes y actores de los sectores productivos y del llamado
sistema de ciencia y tecnología. Aunque el mismo proceso
de vinculación es deseable, no es fácil de definir
ni de implantar" (Corona, 1994).
Esta nueva concepción contribuiría a que
las universidades a re-direccionen sus objetivos y visiones a
futuro, sus planteamientos serían más factibles
reconociendo el papel que le corresponde desempeñar a la
universidad en la sociedad, identificándola como la
institución por excelencia, interesada en participar en la
solución de las problemáticas que enfrentan los
ciudadanos de las regiones en las cuales están
localizadas.
Al igual que el resto de funciones universitarias,
ésta debe integrarse a la cotidianidad académica y
ser resuelta de manera colectiva. Las oficinas de
vinculación sólo asumen el papel de facilitadoras
de esta actividad que día a día cultivan y
consolidan los académicos e investigadores de cada
facultad o centro de investigación. El área de
vinculación deberá ganar un liderazgo
académico y generar la confianza moral entre los
universitarios, de modo tal que le permita impulsar nuevas formas
de comunicación entre ellos y la academia, entre
facultades, entre centros de investigación así como
entre unos y otros.
La Estrategia de
Vinculación
El término vinculación se ha puesto de
moda en la última década, formando parte de la
jerga de los especialistas en educación superior para
aludir con un nuevo matiz a la misma dimensión que denotan
los términos difusión y extensión. No
obstante, el uso frecuente y restringido del término lo
limita a las relaciones de las Universidades con industrias u
otras empresas del llamado sector productivo de la sociedad. En
los últimos años se han realizado múltiples
cursos, talleres y otras actividades de vinculación en los
que se ha manifestado esa conceptualización
(Martínez, 2000).
Al utilizar el término vinculación,
habitualmente se enfatiza a la relación entre las
universidades e industrias, comercios y otras empresas de
servicios, preferentemente privadas. Esta dimensión se
destaca por los procesos de globalización e
integración industrial, comercial y financiera. Sin
embargo, no deben perderse de vista otras dimensiones igualmente
esenciales: las que se refieren al desarrollo social y
político, al mejoramiento continuo de los sistemas
tradicionales, como los democráticos y de justicia, y a la
adecuada integración de valores y tradiciones locales con
los de otras naciones, constituyendo ricas y novedosas
síntesis culturales alejadas de extremos y
radicalismos.
"Ante tal diversidad de alcances del concepto, es
menester hacer énfasis en el hecho de que la
relación establecida entre universidad y sociedad no es de
carácter técnico, sino conceptual. Por ello, se
requiere tener una idea clara de qué se considera
relevante y, al mismo tiempo, estar capacitado para detectar
cuándo se estaría en riesgo de caer en la
irrelevancia que amenaza a las universidades."
(Alcántar y Arcos. op cit )
En las últimas dos décadas el
término vinculación asociado a las instituciones de
educación superior y la relación con su entorno, ha
sufrido una serie de cambios en su interpretación,
concepto y significado. A diferencia de otros países como
Estados Unidos de América, Canadá e Inglaterra,
para América Latina, y en especial para México, el
término tiene una connotación más amplia
debido a los diversos atributos que los organismos
gubernamentales, empresariales y educativos le han
adjudicado.
La vinculación de las Universidades con los
sectores productivos contribuye positivamente en la
formación y actualización de alumnos y
académicos; en la solución de problemas a nivel
local, regional y nacional; en la formación
pedagógica de la planta docente; en la innovación y
mejora de los procesos que tienen lugar en ambas partes,
así como en la inserción efectiva en la vida
cultural y comunitaria (ANUIES, 2000). Constituye un proceso
integral que articula las funciones sustantivas de docencia,
investigación y extensión de la cultura y los
servicios de las Universidades para su interacción eficaz
y eficiente con el entorno socioeconómico, mediante el
desarrollo de acciones y proyectos de beneficio mutuo que
contribuyen a su posicionamiento y reconocimiento
social.
Por lo tanto, la vinculación universitaria
además de un fenómeno educativo y
científico-tecnológico es un fenómeno social
y humano ya que es una actividad transformadora e integradora que
forma parte del proceso de cambio. Bajo ésta perspectiva a
la vinculación se le han integrado nuevos elementos:
posicionamiento y reconocimiento social; situación que
amplía el concepto pretendido desde el
principio.
Las concepciones reduccionistas empobrecen el concepto
de vinculación, para evitarlo, se necesita que esta
actividad sea concebida como la relación de la
institución en su conjunto con la sociedad, considerando
también a esta última de manera integral; esto es,
no limitada solamente a los sectores productivos, sino incluyendo
también al sector social, sean estos agrupaciones
ciudadanas, órganos de gobierno, partidos
políticos, u otros (Alcántar y Arcos,
2004)
Es necesario que los sectores productivos y sociales
deban estar presentes en el diseño de los programas de
vinculación, superándose con lo anterior la idea de
que la vinculación es un camino en una sola
dirección, dando lugar con ello a mecanismos que faciliten
la obtención de beneficios mutuos, los cuales sin duda
serán distintos, pero valiosos para ambas
partes.
Los países en vías de desarrollo
actualmente se plantean la necesidad de que las escuelas e
instituciones sean organizaciones abiertas, con interacciones
horizontales en cada tipo y verticales entre tipos y niveles, y
vinculadas con el entorno nacional e internacional para que
muestren así su potencial como fuerza innovadora de
cambio.
Sólo bajo tales condiciones la sociedad
asumirá a la educación como un asunto que le
compete directamente; estará organizada y
participará activa y responsablemente, aportando opiniones
que nutran la toma de decisiones en los diferentes ámbitos
educativos, lo cual, al mismo tiempo permitirá a la
educación superior posicionarse como elemento fundamental
del desarrollo (SEP, 2001).
El reto de toda acción vinculadora en las
universidades es establecer esquemas apropiados para una mayor
participación social en todos sus niveles, perfeccionando
los mecanismos de coordinación, consulta y
participación social, asegurando la relación entre
todos los sectores de la sociedad y la Universidad. A ello se
debe la creación de Consejos Consultivos de
Vinculación para la educación superior, cuyo
propósito sea recoger de manera sistemática la
opinión de los sectores productivos y sociales para
enriquecer las políticas establecidas por las autoridades
e instancias responsables de coordinar la educación
superior, fomentando la innovación y el intercambio de
experiencias exitosas de vinculación en este nivel de
enseñanza.
"…todas las áreas del conocimiento que
cultivan las IES deben aportar algo a la sociedad, y de que todas
las áreas de ésta última, además de
recibir apoyo de las IES, pueden hacerles también
aportaciones valiosas. La vinculación, en su sentido
más amplio, se concibe como una acción en dos
sentidos: de las IES a la sociedad y de ésta a las
IES…" (ANUIES, 2008).
Esta concepción abierta de las Universidades
incluye la realización de acciones que amplíen las
posibilidades de acceso de diversos grupos sociales a sus
servicios, lo que es factible gracias a las nuevas
tecnologías de la comunicación que permiten
realizar la función educativa a distancia y
asincrónicamente. Ello amplía las posibilidades de
acción y genera espacios idóneos para la
creatividad.
Las propuestas de la ANUIES para el desarrollo de la
educación superior solicitan se incluya objetivos como el
incremento de la pertinencia de las actividades de las IES,
fortaleciendo sus estrategias de vinculación con su
entorno, entendiendo la pertinencia de manera integral para que
el diseño y la implantación de sus programas
sustantivos se hagan considerando las necesidades de los diversos
sectores sociales, con especial atención a los más
desprotegidos.
La Vinculación en la
Práctica
¿Cuáles son los beneficios de
la Vinculación Universitaria en el desarrollo rural? Entre
otros se pueden señalar:
Para la sociedad rural:
• Se impulsa el desarrollo económico, social
y tecnológico.
• Los proyectos resultan en tecnologías
más avanzadas y más productivas.
• Se estimula la creación de nuevas empresas
y fuentes de empleo.
• Vincula a los académicos con las
realidades del trabajo en los sectores privado y
público.
• Responde a las necesidades para la
investigación aplicada.
Para la Universidad:
• Integra teoría y práctica en su
plan de estudios.
• Ingresos y otros beneficios por venta de
proyectos y servicios.
• Proyecta una imagen positiva.
• Obtiene acceso al talento intelectual, ideas,
conocimientos expertos, resultados de investigación y
métodos de entrenamiento del sector productivo.
• Los proyectos proporcionan a los estudiantes
experiencias que profundizan y complementan el trabajo en el
aula: cuadros de transformación.
• Enriquecen, profundizan y consolidan los
conocimientos adquiridos en el aula.
• Adquieren conocimientos y experiencias
prácticas que estrechan su vinculación con el
sector productivo.
• Fortalecen actitudes y conductas
emprendedoras.
• Enfrentan y solucionan problemas
reales.
Para las organizaciones campesinas y
empresas:
• Acceso a conocimientos especializados y
expertos.
• Disponibilidad de egresados mejor
preparados, actualizados y sobre todo más vinculados con
el ámbito de competencia laboral.
• Oportunidad para aplicar los
resultados de investigación e innovaciones a la
generación de productos y servicios.
• Solución a demandas del sector
productivo.
• Fortalece la empresa:
Administración y control, técnicas,
capacitación de empleados y
organización.
En
conclusión
Los argumentos a favor de una misión intermedia
de la Universidad en que, sin perder su esencia humanista, se
incentive su vinculación con su entorno productivo y
social, parecen ser los que dominan el debate
contemporáneo. A ésta conclusión arriba
Espinoza (2002), quién enumera algunos de los impactos de
la universidad-sector productivo-ambiente, entre los cuales se
encuentran:
Integrar un seguimiento de egresados
permanente Contacto permanente con el sector productivo
Vinculación Universidad sector productivo
Evaluación permanente académica y
empresarial
Proyectos de investigación científica de
apoyo mutuo
Trabajo en equipo compromiso con la excelencia en el
desempeño laboral
Detección y solución de
problemas
Aplicación de la tecnología para el
cuidado del ambiente mundial multidisciplinario.
El lema actual de la Confederación Nacional
Agronómica es "Cultivar la Tierra; Cultivar el
Hombre", que no solo es una bella pieza poética sino
que es un lema educativo y visionario para formar nuevas
conciencias y actitudes hacia el campo. Lleva implícito el
mensaje de Sustentabilidad, entendida como una doble
preocupación: ¿Qué campo le heredaremos a
los campesinos de México? Y
¿Qué campesinos le entregaremos a
México?
La gente del campo tiene muchos valores, es
práctica y enfocada a su trabajo. Tal vez requieran de
conocimientos y educación especializada. Ellos
están ávidos de recibir a técnicos
preparados en las áreas que a ellos les complementa su
productividad. Pero también hay técnicos que
están ávidos de conocimientos, y que
voluntariamente pagan por recibir entrenamientos, seminarios y
conferencias de temas de tecnologías de punta, que puedan
llevar a la práctica. De todas las pobrezas del ser
humano, entre las que contamos, la espiritual, la de valores, de
alimentación, la patrimonial, o la ambiental, la
más crítica para el desenvolvimiento de un pueblo,
de una sociedad, de la gente, es la pobreza intelectual, que se
genera del rezago educativo.
Uno de los grandes desafíos del mundo
contemporáneo es, junto con el llamado "desarrollo
sustentable", la transformación del conocimiento en
riqueza. La pregunta entonces es ¿Cómo establecer
patrones de producción y de consumo que tengan en cuenta
las demandas de poblaciones en aumento en todos los rincones del
País, preservando la calidad de vida y el equilibrio del
medio ambiente en el planeta?
La preocupación por la sustentabilidad ha ocupado
un lugar importante en la agenda global desde hace más de
dos décadas, colocando sobre la mesa, la necesidad de
orientar los esfuerzos de ciencia y tecnología para
atender los desafíos del reto global por la
sustentabilidad. Pero, ¿Cómo pueden contribuir
más efectivamente la ciencia y tecnología al logro
de las metas de la sociedad en el tema del desarrollo sustentable
del campo de México?
Ningún esfuerzo para incrementar los umbrales
actuales de la producción sustentable que beneficie a los
sectores más pobres del mundo rural requerirá de
nuevas alianzas entre las empresas, la sociedad civil, las
organizaciones de productores, el gobierno y la
Universidad.
Se propone cómo como prioritario para la
vinculación de las Universidades con el desarrollo del
campo Mexicano, lo siguiente:
• Aprehender y aprender las interacciones
ambiente-hombre que se producen en los sistemas
socio-ecológicos a través de las distintas escalas
espaciales y temporales. La resiliencia de un sistema, junto con
la adaptabilidad y su capacidad de transformación, son
capacidades socio-ecológicas de los sistemas
agrícolas. La construcción de resiliencia o
elasticidad requiere mejorar los procesos sociales,
ecológicos y económicos que le permiten
reorganizarse después de una crisis
• Uno de los aspectos más relevantes en
cuanto a los valores, es la necesidad de integrar las diferentes
formas del conocimiento. Además del estudio de cultura y
valores de los productores, es importante considerar la cultura y
valores de la misma comunidad de investigadores. Esta decide
qué observar y estudiar, y qué tipos de
información se considera como conocimiento
legítimo. Para atender a los desafíos complejos del
desarrollo sustentable, se requiere de la interacción de
ambas comunidades; tenemos que reconocer que mucho de las
habilidades relevantes con bases locales se encuentran afuera de
la comunidad de investigación formal. En otras palabras,
los que experimentan y desarrollan soluciones para los problemas
de sustentabilidad en el "laboratorio de vida" deben
incorporarse, como un importante complemento a la Ciencia y
Tecnología formal e institucional para el
campo.
• Es de la mayor relevancia el vincular el
conocimiento con la acción, donde se rescaten dos aspectos
fundamentales:
(1) la necesidad de construir capacidades
institucionales y
(2) la creación de espacios para el
diálogo y la vinculación estratégica
gobierno- Universidad-organizaciones de productores.
• El campo no puede esperar más, las
dependencias gubernamentales están urgidas de aportar
resultados, de los cuales los centros generadores de
Investigación y Desarrollo tecnológico poseen
muchas de las soluciones. Los casos exitosos que tenemos
registrados, constituyen ese rayo de esperanza, esa marca
luminosa, que sirve de referencia para orientar a los productores
hacia dónde dirigir sus esfuerzos, como actuar, que metas
perseguir. Debemos de cambiar el ancestral método de
solución de problemas por la multiplicación y
escalamiento, en el corto plazo, de todos los casos
exitosos.
• Para asegurar un éxito duradero, el
desarrollo de capacidades no sólo debe incorporar a los
individuos, sino también a las instituciones y comunidades
en las cuales los individuos operan. Por lo tanto, el reto
central es fortalecer la habilidad de las instituciones
existentes para que respondan a los temas de la sustentabilidad.
Es necesario fortalecer las organizaciones de productores que
faciliten el flujo de la información a través de
las fronteras entre el conocimiento y acción, las cuales
son particularmente importantes para asegurar que la ciencia y
tecnología jueguen un rol más central en el
desarrollo sustentable. Al mismo tiempo, hay una necesidad de
construir nuevas instituciones que permitan las interacciones
sostenidas entre los científicos de ciencias naturales y
sociales, ingenieros, y especialistas en el desarrollo
económico y política pública.
• En la medida en que ninguna organización o
grupo de presión por sí sola tiene la necesaria
legitimidad y credibilidad entre la amplia variedad de las
comunidades relevantes, es necesario crear plataformas y
mecanismos para vincular a los diferentes tipos de actores y
construir –en base al entendimiento mutuo e
información compartida—las acciones y
prácticas para el desarrollo sustentable del campo
mexicano.
• Es, por tanto, imprescindible llevar a cabo una
transformación educativa para que en todos sus niveles y
categorías se perciba la crisis ambiental, social y
económica en su verdadera dimensión. Ello significa
formar personas capaces de enfrentar los retos actuales, que se
opongan al uso inadecuado de los poderes económico,
social, político y psicológico, en el proceso de
construcción de un nuevo estadio de
comportamiento.
• La sustentabilidad del campo no puede limitarse a
la búsqueda de tecnologías de producción
menos contaminantes, sino que debe de partir de la
construcción holística e integral de un nuevo
proyecto de vida, que tome en cuenta la protección
ambiental, las necesidades básicas de los seres humanos y
el bienestar económico. Este proyecto tiene que estar
acompañado por maneras diferentes de concebir la
convivencia, la gestión política, la eficiencia y
eficacia de los proyectos económicos, de resolver en forma
pacífica los conflictos violentos, de reconocer y respetar
–de manera integral- los derechos humanos, la
participación ciudadana y la acción
social.
• Es necesaria una revolución
tecnológica y social de tal magnitud que permita transitar
hacia un cambio de ideas y de formas en que se perciben los
adelantos, vinculados con las tradiciones enraizadas en nuestras
culturas.
• El desarrollo sustentable va de la mano con el
desarrollo social, por lo que no se puede hablar del primero si
no existe justicia distributiva o justicia social. No cabe duda
que la crisis ambiental que se vive es una crisis del modelo
civilizatorio y del sistema de desarrollo dominante. El modelo
insustentable, generador de pobreza, es una crisis de
conocimiento, que determina como la sociedad humana entiende la
realidad, concibe el mundo y lo materializa. A esta crisis de la
irracionalidad, la denominamos crisis ambiental. La acción
social es el detonador de la sustentabilidad, no a la
inversa.
Una sociedad sustentable es aquella en la cual la gente
se preocupa por los demás y valora la justicia social y la
paz; en la que todos tienen acceso al agua potable, al alimento y
a la vivienda; se respetan y proporcionan iguales oportunidades a
las mujeres; y se atienden los problemas de los jóvenes,
los ancianos y las personas con discapacidad, así como de
otros grupos sociales menos poderosos, o marginados.
• Se requiere rescatar el patrimonio cultural y el
bienestar de los grupos étnicos, valorar y respetar la
diversidad cultural en todas sus formas, fortalecer las
particularidades locales comprendiendo la conexión
nacional y global, asegurar la salud humana y la calidad de vida
mediante ambientes seguros, limpios y saludables, garantizar el
acceso de todos a la educación, resolver las disputas
mediante la discusión, la negociación y otros
medios pacíficos, preocupándose y respetando todas
las formas de vida.
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