- Lo social y lo privado
- El fútbol como fenómeno
de masas - El fútbol y la
enajenación - El
fútbol y las señas de identidad - La
confluencia de intereses en torno al fútbol - Jugadores y
aficionados - Los
futbolistas - La alianza
de los futbolistas con las empresa deportivas - La
atracción por el fútbol - El
fútbol como manifestación del
capitalismo - La
economía convencional y el enriquecimiento
desorbitado - Las
categorías económicas y las relaciones entre las
personas - Los
cambios económicos y la costumbre - Las
restricciones económicas
Rebelión (www.rebelion.org)
"El simple contacto social engendra en la mayoría de
los trabajos productivos una emulación y una
excitación propia de los espíritus vitales que
incrementan el rendimiento individual de cada uno, de suerte que
una docena de personas juntas rinden en una jornada laboral de 144
horas un producto total
mucho mayor que 12 obreros aislados, cada una de los cuales
trabaja doce horas, o que un obrero que trabaja doce días
seguidos. Esto se debe a que el hombre es
por naturaleza, si
no un animal político, como opinaba Aristóteles, sí un animal social".
Karl Marx.
El Capital.
Lo social y lo
privado
Marx no cesó de señalar el carácter social de los procesos
económicos y el carácter privado de sus
rendimientos. Dicho de forma muy sencilla: en todo lo que ocurre
de grandioso en el mundo son siempre muchos los que trabajan,
pero al final terminan aprovechándose sólo unos
pocos. Hoy día la vida de masas se manifiesta en muchos
fenómenos sociales, pero su aprovechamiento, sus mayores
rendimientos, sigue teniendo un carácter privado. Demos un
primer dato sobre el Mundial de Fútbol
de Alemania 2006:
la audiencia acumulada al finalizar el torneo ascenderá a
33.000 millones de telespectadores. Se destaca así de
forma abrumadora el carácter eminentemente social de este
evento. Demos ahora un segundo dato: La FIFA ingresará
1.800 millones de dólares procedentes de proveedores y
de derechos de
televisión. Se destaca ahora, por el
contrario, el carácter privado del aprovechamiento de sus
resultados. Esto es un hecho que caracteriza la esencia del
capitalismo:
algo sucede por obra de los muchos, pero son unos pocos quienes
se aprovechan y de modo desproporcionado.
El fútbol
como fenómeno de masas
A la gente le gusta estar con la gente y asistir a un estadio
de fútbol es un medio para dicho fin. No es lo mismo ver
un partido de fútbol solo que acompañado de decenas
de miles de personas. Para los futbolistas tampoco sería
lo mismo. La masa social da vida, alegría y entusiasmo. La
pregunta sería ahora por qué hacer vida de masas
debe costar tan caro. La afición al fútbol sale
cara. Una vez un taxista me comentó que él se
gastaba al mes doscientos euros en fútbol: en asistir al
estadio dos veces al mes, cuando su equipo jugaba en casa, y en
comprar los partidos televisados más interesantes.
Además, como él mismo me comentó, el
aficionado siempre termina financiando al club de varias maneras:
comprando acciones, que
nunca le van a arrojar dividendo alguno, camisetas, bufandas,
gorras, etcétera. También las peñas de
fútbol, que acompañan al equipo cuando éste
juega fuera, se gastan sus buenas sumas de dinero.
Así que hoy día las masas futboleras se han
convertido en una fuente muy importante de financiación de
los clubes de fútbol.
El fútbol y
la enajenación
Sin duda que el mundo de hoy está muy mal. Hay
demasiadas desgracias. Si la gente, después de acabar la
jornada laboral, se pusiera a pensar en el mundo y sus males, se
hundiría en el pozo de la depresión.
Así que necesita de medios que le
hagan olvidar las desgracias y le alegren un poco la vida. El
fútbol es uno de esos medios. Está así la
gente fuera de sí misma, dominada por una pasión de
la que participan las grandes masas, olvidada de los problemas que
le agobian día a día. Es un momento de respiro,
aunque de un respiro enajenante.
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