- Diarios a la medida del
lector - En la
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página del Lector (se publica en
Local) - En la
página de noticias locales - En la
página de Sociedad - En la
página de Deportes - En la
contraportada - En todo el
diario - Una
rápida reflexión - La IV
región tiene su primer periódico
ciudadano - Unos
poquitos ejemplos para acabar - Unos
pocos ejemplos para mostrarlo
Hoy existen varios clamores en los diarios de pago de
medio mundo. Por ejemplo, hay unanimidad en que los
periódicos -que, vale la pena decirlo, han resistido
bastante bien las embestidas de los nuevos medios-, van a
seguir perdiendo compradores. Los diarios pierden y van a perder
el rango de ser medios de "masa" (si es que alguna vez han sido
medios de masa).
Hoy también parece que existe bastante acuerdo en
que, si quieren mantenerse vivos, los diarios de pago ya no
pueden ser órganos puramente noticiosos. Con sus matices,
se puede decir que la "noticia" ha dejado de ser "propiedad" de
los diarios, sobre todo de los de pago. El ciudadano ya
tenía, tiene y tendrá medios más
rápidos y más baratos para enterarse de las cosas
que pasan. Por eso mismo, porque los diarios siguen apostando
casi todo a la palabra noticia, hoy los diarios de pago
están dejando de ser útiles.
Y cuando un diario deja de ser útil, y más
en unos tiempos en los que los ciudadanos tienen múltiples
posibilidades a la hora de emplear su tiempo libre,
ese diario tiene todas las de perder.
Por si fuera poco, a nadie escapa que existe otro problema
añadido a ese modo de informar cada vez más tan
poco útil. En expresión "made in USA", "la prensa se ha
metido en la cama con los políticos". Con ellos y con
más gente. El convertirse tantas veces en "voceros" de ese
pim-pam-pum de declaraciones ha tenido y tiene su consecuencia:
los diarios han ido perdiendo poco a poco otro de sus pilares: la
credibilidad.
Diarios a la medida del
lector
Diarios poco útiles y diarios poco
creíbles. Regresemos al hilo conductor. Hoy no sé
si existe acuerdo o no en cómo abordar el asunto, pero en
muchos diarios hay una palabra que se ve como apuesta de futuro.
La palabra mágica para algunos es "participación" y
para otros es "interactividad". Ambas, que aquí son
sinónimos, tiene dos recorridos:
a) estamos en unos tiempos en los que
la tecnología permite que los ciudadanos se
puedan poner en contacto con el diario con enorme facilidad;
b) y vivimos unos tiempos en los que la
tecnología empieza a permitir a los diarios acceder a los
ciudadanos con mayor facilidad que antes.
Esta segunda posibilidad -acceder al ciudadano, al
lector- es la que da esperanzas a muchas empresas de
comunicación: el futuro pasa porque el
ciudadano pueda recibir un diario a su medida en el móvil,
pasa porque el ciudadano pueda comprar el diario o la revista con el
móvil… Para unas cuantas grandes empresas de
comunicación, la interactividad así entendida es lo
que les ocupa porque es el futuro. Queda la otra posibilidad, la
interactividad entendida como esa posibilidad que tiene una
Redacción de establecer mayor contacto con
los ciudadanos. Los diarios parece que quieren aprovechar esta
facilidad.
De hecho, ya se ha convertido en una frase hecha en
muchos periódicos a la hora de explicar los cambios que
emprenden. Por ejemplo -la noticia es de 2005-: "Le Soir se
apunta a la moda del color y el
tamaño berlinés en busca de nuevos lectores".
Así rezaba el título. En la letra pequeña:
"también desea movilizar a la sociedad
ofreciendo a los lectores la posibilidad de ser los
protagonistas". Otro ejemplo. Convocados por la WAN – que
representa a más de 18.000 periódicos-, editores y
directores de todo el mundo analizaron en Moscú, en junio
de 2006, las amenazas y oportunidades de la revolución
digital para los diarios. Se estudiaron varios temas. El primero:
Incorporar a los medios tradicionales el periodismo
ciudadano. No era la primera vez que dueños y directores
hablaban de este reto.
Todos quieren estar ahí en primera fila.
José Antonio Martínez Soler, director del gratuito
español 20
minutos, decía en una entrevista
reciente que los diarios de pago eran fríos, distantes,
desapegados de los ciudadanos. Señalaba que faltaba
interactividad, complicidad. Posiblemente no se le pueda negar la
mayor -excesiva distancia del medio con el
ciudadano-, pero sí hacer unas cuantas enmiendas
parciales. Porque cuando uno escucha a los gurús del
"nuevo periodismo" a veces se tiene la impresión de que
los diarios acaban de descubrir a los lectores. Y no es verdad.
Incluso que los han descubierto gracias a los gratuitos. Y
tampoco es verdad. Incluso da la impresión de que esa
participación de los lectores ha nacido con la
interactividad. Y tampoco es verdad.
Cierto que la tecnología facilita hoy más
que nunca a los diarios el contacto con los ciudadanos. Pero tan
cierto como que algunas de las mejores estrategias de
implicación ciudadana en el periodismo español
actual no dependen de la tecnología para sacarlas
adelante. En el fondo, el gran dilema es apostar o no por el
ciudadano.
Llegados a este punto, vale la pena mirar un poco hacia
atrás y ver qué ha pasado en esa relación
entre el diario y el ciudadano. Porque si volvemos la vista,
podremos descubrir estrategias pasadas -muchas, por no decir
todas, aún hoy presentes- y estrategias del presente que
también son de futuro, porque la inmensa mayoría
apenas ha empezado a rodar. El abanico -sin ánimo de
abrirlo más y más- de opciones que encontramos en
los diarios españoles puede ser éste si abrimos un
diario imaginario:
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