- Diferencias
conceptuales entre "memoria" e "historia" - La
interpretación del pasado reciente en Argentina
después de la última
Dictadura - Políticas
públicas de memoria en nuestro país a partir de
1983 - Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
El concepto de
"memoria"
La memoria en tanto construcción subjetiva y colectiva del
pasado cumple un rol central para comprender la relevancia
significativa que se le adjudican a diferentes hechos del
presente (rememorando u olvidando, ambos aspectos inherentes a
la memoria), y
para orientar las prácticas futuras en torno de
distintas temáticas desarrolladas por los diferentes
actores. Es decir que la memoria se
interroga desde el presente sobre los hechos del pasado para
así poder delinear
el futuro que se quiere construir.
Vale decir que la memoria colectiva es el
producto de
pujas entre actores que luchan por resignificar hechos pasados
según su cosmovisión del mundo y sus propios
intereses (no es posible pensar la memoria individual si no es en
un marco colectivo de memoria). Una de las formas más
notorias en las que se puede advertir la supremacía de un
actor sobre otro es en la imposición de
terminología vinculada a cierto proceso
pasado. Quienes salgan "victoriosos" en la imposición de
sus interpretaciones, serán quienes de algún u otro
modo tendrán el dominio presente
y la "voz autorizada" para orientar políticas
en pos de las reivindicaciones que consideran justas según
sus propias perspectivas. Pero no debe pensarse a la memoria como
única y coherente, al igual que la realidad social, es un
mar de contradicciones y tensiones.
Asimismo la memoria cumple un rol importante en
lo que a generación de cohesión en un grupo
respecta, dado que este adquiere sentido a partir de un pasado
común y en vista a objetivos
consensuados o impuestos
grupalmente. Pero como una de sus características
principales, podemos decir que en la sociedad
coexisten diferentes posiciones. "En cualquier momento y lugar,
es imposible encontrar una memoria, una visión y una
interpretación únicas del pasado,
compartidas por toda una sociedad".
Entonces se genera una lucha entre memorias donde
cada grupo intenta imponer la suya diferenciándola de las
otras. Cada memoria reivindica algunos hechos y olvida
otros. "La memoria tanto individual como colectiva es
necesariamente selectiva, está obligada a olvidar, en
términos de Yerushalmi. La posibilidad de olvidar supone
el ejercicio pleno de la memoria".
"La memoria, entonces, se produce en tanto hay sujetos
que comparten una cultura, en
tanto hay agentes sociales que intentan corporizar estos sentidos
del pasado en diversos productos
culturales vistos como vehículos de la memoria, tales como
libros,
museos, monumentos, películas, libros de historia, etc.".
La memoria adopta un rol central cuando a hechos
traumáticos nos referimos, tales como aquellos asociados a
violaciones a los derechos humanos
como es un genocidio. En este sentido las palabras adquieren un
papel fundamental porque las víctimas se enfrentan a una
situación en la cual resulta muy difícil poder
narrar lo vivido. Se crea así un agujero en la posibilidad
de "ser hablado". Para las víctimas de tales procesos
resulta difícil construir un recuerdo claro capaz de ser
narrado, lo traumático de la experiencia suele imponerse
silenciando los recuerdos. Una de las formas de poder convertir
lo vivido en experiencia, es poder situarlo en un marco cultural
que posibilite la
comunicación y la transmisión.
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