Introducción
En el siglo XIV, el mundo feudal europeo llega a su
límite de expansión lo que provoca una grave
crisis
económica, ecológica y social, evidenciada por el
agotamiento de las tierras, y la aparición de pestes,
epidemias, sequías. Todo esto lleva a que Europa, a fines
del siglo XV y principios del
XVI intente romper sus propios límites
geográficos; hasta ese entonces, el continente y todo el
mundo conocido estaba centrado y cercado por el
Mediterráneo. La expansión ultramarina lleva al
hombre europeo
hacia América; allí Europa no sólo
encuentra mucho de aquello que necesitaba: combustible, hombres,
tierras metales, sino que
también toma idea de la dimensión real del mundo,
hace posible la idea del "sistema mundial"
y realiza un salto económico inimaginado, ambas
condiciones necesarias para que el hombre
ingrese en la modernidad.
Sin embargo, a partir del encuentro del hombre europeo
con los primeros pobladores de América surge para el
primero una nueva concepción del "otro".
Para la cultura
occidental se ha planteado desde sus orígenes el problema
de la "otredad", presentada como otro tipo de cultura distinta de
la sociedad
dominante. este conflicto fue
tan importante porque, en cierto sentido a diferencia de la
cultura oriental, el hombre de occidente siempre a establecido su
propia identidad
cultural a partir de sus diferencias con el otro.
Para Europa, hasta entonces, el otro estaba asociado con
el Bárbaro, a quien se pensaba salvaje (en
oposición, por supuesto al ciudadano, al civilizado). Para
el mundo europeo del siglo XV, especialmente, para España,
los bárbaros eran los árabes. Justamente, para el
descubrimiento de
América, los reyes católicos acababan de
expulsar al último reino árabe de la
península ibérica; incluso también de alguna
manera habían expulsado a los judíos,
otro "otro", aunque no bárbaro.
Al coincidir la expulsión de este "otro" con
el
conocimiento y colonización de uno nuevo, tanto la
reconquista como la conquista americana se dieron de forma muy
similar, tanto en el uso de los adelantados, como en la
asimilación del "otro" árabe con el "otro" indio.
Este último era un ser salvaje que debía ser
convertido a la religión.
Sin embargo, existieron distintas percepciones de los
distintos conquistadores hacia el problema del otro, según
su función, su pensamiento y
su experiencia.
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