- Introducción: Circo
tradicional- Circo Criollo - Desarrollo: Circo
Nuevo - Destreza
Vs. Estética - Cirko
Trivenchi - Bibliografía
INTRODUCCIÓN: Circo tradicional- Circo
Criollo
En Argentina, la cultura
circense nació en el siglo XIX, con el primer gobierno de
Rosas; gracias a
las condiciones sociales gozó desde siempre con un gran
apoyo de la gente, logrando establecerse por completo en 1834.
Durante aquellos años, el poder dio gran
aliento a todas las manifestaciones populares, que se erigieron
como respaldo a su autoridad.
Por otra parte, esta valoración de lo popular
junto con la admiración por la destreza y las habilidades
extraordinarias son típicas del movimiento
romántico de la época. Por tanto, a partir de 1829,
todo era favorable para que comenzaran a llegar innumerables
compañías extranjeras a la ciudad de Buenos Aires. Los
números que, con algunas variantes, se han mantenido
así en el circo tradicional hasta hoy día,
constaban de diversos ejercicios de habilidad y destreza
física,
exhibiciones acrobáticas, pantomimas y bailes
criollos, además de pruebas con
animales,
especialmente con caballos y presentaciones de personajes
excéntricos, ilusionistas y prestidigitadores.
A partir de fines de aquel siglo, se dio en el
país una variante de esta modalidad de circo: el circo
criollo. La mayor diferencia que existía entre
éste y las compañías típicas
extranjeras, era la inclusión del espectáculo en
dos partes: el espectáculo tradicional en la primera, un
intervalo y por último una representación teatral.
En estas funciones se
representó por primera vez, de mano de los Podestá,
la primera pantomima de Juan Moreira, situando el origen
del teatro argentino
en las carpas del circo.
Sin embargo, con el correr del tiempo, y por
circunstancias muchas veces ajenas a la responsabilidad de las compañías, la
actividad circense fue decayendo. De hecho, la última
representación de circo criollo que se recuerda fue la de
Juan Moreira, en una carpa levantada en Plaza Once, protagonizada
por Francisco Petrone en 1959.
Hoy en día, aun existen familias tradicionales
que recorren el país con sus carpas, pero las condiciones
actuales, hacen muy difícil mantener la infraestructura
necesaria y su transporte.
A partir de la década del 80, luego de terminar
la dictadura
militar, comenzó a aparecer en el país una nueva
generación de teatristas cuyo factor común fue el
eclecticismo y la irreverencia por ciertas normas sociales;
cuyos espacios fueron pequeñas salas, pubs o la calle
misma y cuya única regla pareció ser el cambio, la
mezcla y la ruptura. Esta atmósfera de gran
conmoción estética vio gestarse al llamado Circo
Nuevo o Contemporáneo.
Desarrollo: Circo Nuevo
Según Gerardo Hochman, director de la escuela de circo
"La Arena", una de las causas más importantes del
surgimiento de este nuevo modo de circo es la aparición de
talleres y escuelas.
Tradicionalmente, pertenecer a una
compañía significaba un determinado modo de vida;
casi todos pertenecían a una misma familia;
vivían en comunidad y el
saber se transmitía de generación en
generación: la única forma de aprender las técnicas
solía ser siendo de la familia o
casándote con un miembro de ella. Por tanto, la
inclusión de gente que no tenía tradición de
circo brindó una nueva perspectiva y una nueva creatividad;
además, los miembros se unían más bien por
afinidades artísticas en vez de sólo parentesco, lo
cual potenció la capacidad de innovación.
Las primeras escuelas surgieron en Europa del este,
durante la década de los sesenta. En Argentina, el
mérito de abrir el conocimiento
circense transmitiéndolo más allá de su
familia es de los hermanos Jorge y Oscar
Videla.
Viendo que la tradición corría peligro de
extinción, los hermanos Videla fundaron en 1982 la Escuela
de Circo Criollo (segunda escuela de circo en toda Latinoamérica, luego de la escuela cubana
fundada en 1976). Tercera generación de una familia de
cirqueros, enseñan allí distintas destrezas del
circo además de tango, folclore y
formación teórica en historia de este tipo de
espectáculos. Si bien, muchos adjudican a la escuela un
tinte algo tradicionalista (ellos mismos afirman que su meta es
el rescate de la cultura nacional a través del circo
criollo), la formación no se ajusta a esquemas
preestablecidos e intenta que el actor se arriesgue a crear y
renovar las rutinas típicas del género.
A partir de la instauración de la Escuela de
Circo de los hermanos Videla, otras escuelas fueron surgiendo: el
Instituto del Kaos, las clases del payaso
Chacovachi, y tal vez, hoy en día una de las
más importantes, la Escuela de Circo "La Arena",
dirigida por Gerardo Hochman.
Otro de los hechos que contribuyó al surgimiento
de este nuevo tipo de circo fue la llegada al país de la
técnica Lecoq y junto a ella la aparición de un
nuevo ser inseparable del circo contemporáneo: el
clown*.
La técnica de clown proviene de la escuela
francesa de Jaques Lecoq fundada en 1956 y basada en la observación de la dinámica de la vida. El clown es un
hombre-actor
que se sumerge en su propia intimidad y a partir de allí
ayuda a que aparezcan sus aspectos más ridículos o
aquellos no tan "aceptables". Mientras toma valor y pierde
el miedo comienza a reconocerlos y así, en ese estado, se
muestra al
público. El punto de apoyo del clown es el vacío,
él no sabe, sólo sigue su impulso, estando atento a
lo que le sucede a él y al público. Todo esto lo
realiza desde el juego, que es
lo más serio que sabe hacer. No es un personaje pensado o
armado. Ya existe. Sólo hay que permitir que aparezca y
que nos lleve a cualquier lugar o situación. Sin juzgarse,
sin criticarse, sin interpretarse; el clown desconoce estas
palabras. Sólo es. Al mostrar su vulnerabilidad, produce
en el público cierta identificación, complicidad y
sobre todo risa. Esto abre un espacio para la
comunicación y el humor, que entre el clown y el
público se retroalimenta. Cuanto más serio y
sincero es, más risa provoca. La risa es el alimento del
clown. Hay varias acciones–
palabras que lo acompañan: Libertad,
sinceridad, espontaneidad, juego, improvisación,
creatividad, vulnerabilidad, inocencia, complicidad, humor,
comunicación.**
El Clown se distingue principalmente del payaso de circo
tradicional en que este último trabaja sobre arquetipos
del ridículo universal, como un tropezón o un
pastelazo, mientras que el clown lo hace sólo si tiene que
ver con su propio personaje.
"Se puede encontrar clowns que jamás se van a tropezar",
afirma Daniel Berbedes, un reconocido clown formado, entre otros
sitios, en "La Arena", en una entrevista
brindada a la revista
virtual "El arte del mimo…
el arte del silencio".
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