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Eutanasia: sentir de los médicos colombianos que trabajan con pacientes terminales (página 2)



Partes: 1, 2

 

El estudio tiene como objetivos
específicos, los siguientes:

1. Identificar con qué frecuencia los
médicos que trabajan con PT de cáncer y SIDA reciben
solicitudes de:

¥ Realizar la eutanasia
por parte de los mismos PT.

¥ Realizar la eutanasia, por parte de los
familiares de los PT.

2. Determinar si:

¥ Han realizado la eutanasia activa.

¥ Han realizado la eutanasia pasiva.

¥ Han orientado a los familiares y/o pacientes
para aplicar alguna técnica tendiente a poner fin a la
vida (suicidio
asistido).

3. Por último se pretende saber:

¥ Cuál es la opinión y la actitud del
médico frente a la eutanasia y cuáles los
posibles factores que lo orientan para aprobarla o
rechazarla.

¥ Si aplicarían la eutanasia en un paciente
terminal, que así lo solicite.

MATERIALES Y MÉTODOS

Con el propósito de encuestar a la mayor cantidad
de médicos que trabajan en Colombia con PT
de cáncer y SIDA, se realizaron las encuestas de
la siguiente manera:

a. Durante el VII Congreso Nacional de Dolor realizado
en Cartagena en junio de 1997 por la Asociación Colombiana
para el Estudio del Dolor (ACED).

b. Durante el III Simposio Nacional
sobre Manejo del Dolor Agudo, Crónico y Atención de Pacientes con Cáncer
Terminal realizado en Cali en septiembre de 1997 por la
Clínica para Alivio del Dolor y Cuidados Paliativos del
Instituto de Seguro Social
y la Universidad Libre
de Cali.

c. Se enviaron 250 cartas a los
médicos residentes en todas las ciudades capitales de
Colombia. Los nombres se obtuvieron de las listas de
participantes en el I y II Encuentro Nacional de Clínicas
para Alivio del Dolor realizados en Bogotá y Cartagena
respectivamente, y a través del directorio
telefónico de las ciudades capitales. Se enviaron en total
250 cartas en las que se explicó a los médicos el
objetivo del
estudio y se solicitó omitir el nombre del remitente para
garantizar la reserva y privacidad de la información; se anexó el instrumento
para la realización de las encuestas.

Para evitar confusiones con los términos
consultados en la encuesta, se
anexó una hoja en la que se definieron y explicaron los
términos utilizados, así:

Eutanasia activa, consiste en proporcionar
conscientemente la muerte a
una persona
gravemente enferma por medio de una acción
positiva, como una inyección de sustancias
letales1. Implica obrar de un modo considerado directo
y lleva a la toma de una conducta activa
para producir la muerte.

Eutanasia pasiva, consiste en provocar la muerte
mediante la omisión deliberada de un cuidado necesario
para la supervivencia. Es no proporcionar a una persona en
estado
terminal una terapia que prolongue su vida1. Es dejar
de utilizar cualquier método
específico para seguir manteniendo la vida de una persona
irrecuperable desde el punto de vista "salud y calidad de
vida". Implica dejar de obrar en forma consciente, y lleva a
la toma de una conducta pasiva y expectante tendiente a que la
enfermedad produzca la muerte de la persona, a sabiendas de que
si se interviene, la muerte podría posponerse.

Para fines de este estudio se definió como
suicidio asistido al hecho de que el paciente o los familiares
con su consentimiento, tomen una conducta activa tendiente a
poner fin a la vida del paciente en estado terminal (inyectar una
sustancia letal), bajo la orientación o enseñanza del médico.

Se define como paciente terminal al que padece una
enfermedad en progresión sin posibilidades actuales de
curación, en el que se espera que los tratamientos
específicos convencionales fracasen11. Paciente
terminal es aquel que presenta un estado clínico que
provoca expectativa de muerte en breve plazo; cuando la esperanza
de vida es corta, no superior a dos meses, con insuficiencia de
órganos o sistemas y
complicaciones irreversibles finales12.

Los criterios diagnósticos de la fase terminal
son:

a. Enfermedad causante de evolución progresiva.

b. Estado de enfermedad grave inferior a 40/100 en la
escala de
Karnofski13.

c. Perspectiva de vida no superior a dos
meses.

d. Insuficiencia de órganos.

e. Ineficacia comprobada de los
tratamientos.

f. Ausencia de tratamientos alternativos útiles
para la curación o aumento de la
supervivencia.

g. Complicaciones irreversibles
finales14.

Con los datos obtenidos
se realizó un análisis de frecuencias y proporciones, y
se realizaron cruces entre las diferentes variables para
ver de qué manera una de ellas puede afectar a las
demás.

RESULTADOS

Se recibieron 11 respuestas por correo, de las 250
enviadas, lo que arroja un total de 4.4%. Las restantes, para
completar una muestra total de
78 encuestas, se obtuvieron en el Congreso y Simposio Nacional de
Medicina del
Dolor y Cuidados Paliativos.

Se realizó en primer lugar un análisis de
frecuencias y una relación porcentual de los hallazgo
así:

Edad. Se encuentran en el rango de edad comprendido
entre 30 y 40 años 60% de los MDCS.

Género. Se encuestaron 70 MDCS pertenecientes al
género
masculino (90%) y 8 de género femenino (10%).

Entidad. Trabajan simultáneamente en entidades
públicas y privadas 43% de los MDCS, mientras que
sólo 24% trabaja exclusivamente en entidades
privadas.

Especialidad. La mayoría de MDCS son
anestesiólogos (37%), seguidos por los oncólogos y
los médicos generales.

Tipo de enfermedad. Trabajan exclusivamente con
pacientes de cáncer 77% de los MDCS, mientras que
sólo 5% trabaja exclusivamente con pacientes de
SIDA.

Solicitud de eutanasia. Afirma 50% de los MDCS que ha
recibido al menos una vez durante su práctica
médica la solicitud de eutanasia por parte de pacientes o
familiares.

¿Quién solicita la eutanasia? Provienen
36% de las solicitudes de los pacientes sin conocimiento
de sus familiares y 20% lo solicitaron los pacientes con
consentimiento de los familiares; 32% provienen de los familiares
sin consentimiento de los pacientes.

Orientación sobre suicidio asistido. Del total de
los MDCS 9% afirmaron haber orientado a familiares y/o pacientes
sobre cómo poner fin a la vida para evitar el sufrimiento.
De estas orientaciones, 44% fueron realizadas por médicos
que trabajan exclusivamente en entidades públicas y 11%
por médicos que trabajan exclusivamente en entidades
privadas. Sólo un médico por ciudad aceptó
haber intervenido en suicido asistido en Bogotá,
Medellín y Cartagena, mientras cinco médicos lo
aceptaron en Cali.

Realización de eutanasia y criptanasia. Afirma
10% de los MDCS que ha realizado la eutanasia activa y 32% la
pasiva. Ha realizado la eutanasia activa por decisión
personal
(criptanasia) 8% de los MDCS sin que los familiares o los
pacientes se lo soliciten. De estos médicos, 50%
pertenecen exclusivamente a entidades públicas, mientras
que 17% pertenecen a entidades privadas. Ningún
médico aceptó en Bogotá haber realizado la
eutanasia activa por iniciativa propia, mientras lo aceptaron uno
en Cali, dos en Medellín y dos en Cartagena.

¿Realizaría la eutanasia? Después
de preguntarles a los MDCS si están dispuestos a realizar
la eutanasia en el supuesto caso de que un paciente terminal que
sufre se lo solicite, 40% respondieron en forma afirmativa. De
estos médicos, 36% pertenecen a entidades públicas
y 26% a privadas. Los demás laboran simultáneamente
en entidades públicas y privadas. En Bogotá 15% de
los médicos aprueba que realizaría la eutanasia por
solicitud del paciente, mientras que bajo estas condiciones la
realizaría 46% de los MDCS encuestados en Cali, 50% de los
de Medellín y 56% de los de Cartagena.

Ciudad. Del total de encuestados 74% laboraban en las
ciudades de Bogotá, Cali, Medellín y Cartagena;
afirmó haber recibido solicitudes para realizar la
eutanasia 39% de los médicos que labora en Bogotá,
65% de los que trabaja en Cali y 80% de
Medellín.

Religión. Del total de encuestados 82% afirmaron
pertenecer a la religión
católica, mientras que 14% no pertenecía a ninguna
religión; 8% de los médicos católicos acepta
haber realizado la eutanasia activa, mientras que lo acepta 21%
de los que no pertenece a ninguna religión; 30% de los
católicos acepta haber realizado la eutanasia pasiva,
mientras que lo acepta 48% de los que no profesan ninguna
religión; 6% de los MDCS católicos aceptó
haber orientado el suicidio asistido, mientras que 29% lo
aceptó de los que no pertenecen a ninguna religión;
8% de los MDCS católicos aceptaron haber realizado la
eutanasia activa por iniciativa propia, mientras lo aceptó
21% de los no religiosos; 36% de los MDCS católicos acepta
que realizarían la eutanasia activa por solicitud del
paciente, mientras que lo acepta 73% de los no
religiosos.

Sentimiento que genera la solicitud de eutanasia. Del
total de médicos encuestados 32% afirmó que cuando
se les solicitó la realización de la eutanasia,
sintieron ansiedad, compasión y piedad.

Motivadores para la no realización de la
eutanasia. Del total de encuestados 30% le preocupa
principalmente los aspectos legales, mientras que 21% le preocupa
sus principios
éticos. A pesar de que 82% de los encuestados eran
católicos, sólo 6% expresó
preocupación por sus principios religiosos; para 31% de
los MDCS católicos y 27% de los no religiosos los aspectos
legales son los más importantes; 27% afirmó no
sentir ningún impedimento.

Solicitud de eutanasia y entidad laboral. Han
recibido la solicitud para realizar la eutanasia 31% de los
encuestados que trabajan en entidades públicas y 58% de
los que trabajan en entidades privadas.

DISCUSIÓN

La mayoría de los médicos que trabaja con
pacientes terminales es joven, perteneciendo al rango de 30 y 40
años. El número pequeño de mujeres que
respondieron no permite sacar conclusiones valederas con
relación al género.

Es evidente que el campo de acción de la
anestesiología se está ampliando cada día
más y que un gran número de anestesiólogos
está dedicado a la atención de pacientes
terminales, por lo que los tópicos relacionados con el
dolor, el sufrimiento, la eutanasia y la muerte les resultan
familiares y de suma importancia.

La gran mayoría de los MDCS labora
simultáneamente en dos entidades como mínimo, lo
que aumenta el estrés y
el agotamiento profesional de los practicantes.

Es importante analizar si se está dando la
suficiente atención a los pacientes terminales de SIDA y
de otras enfermedades,
pues se nota que el recurso humano está dirigido
principalmente a los pacientes con cáncer.

Es importante ahondar en los conocimientos
filosóficos y humanos relacionados con la eutanasia, pues
si se considera que 50% de los MDCS se la han solicitado al menos
una vez, se concluye que su solicitud es un hecho relativamente
frecuente entre los pacientes terminales. En la mayoría de
los casos (56%) la solicitud fue realizada por los mismos
pacientes con o sin conocimiento de los familiares, pero en
más de 30% estas solicitudes se realizan sin el
consentimiento de los pacientes involucrados en la toma de
decisiones relacionadas con su cuerpo y su estado.

A pesar de que la mayoría de los suicidios
asistidos se realizaron en Cali, su práctica es muy baja
en el Valle del Cauca al igual que en toda Colombia. La
realización de la eutanasia activa por iniciativa propia
del médico es aún más baja, lo que refleja
el respeto por la
vida y las decisiones de los pacientes.

El estudio destaca que 40% de los MDCS estarían
dispuestos a realizar la eutanasia, respetando como se dijo
antes, sus decisiones. Es importante anotar que la
práctica de la eutanasia es más aceptada por los
MDCS que laboran en entidades públicas que en las
privadas, a pesar de que la mayoría de solicitudes se
realizaron a los médicos que laboran en entidades
privadas. Sería importante discutir si el vínculo
afectivo que une a los médicos con los pacientes de cada
tipo de entidad y el tiempo y el
grado de confianza que cada médico ofrece a sus pacientes
influye en la frecuencia con que se realiza la
solicitud.

Ciudades como Bogotá se muestran más
conservadoras y renuentes a su práctica, al compararlas
con ciudades como Medellín y Cali. Cabe anotar
también que proporcionalmente, en Bogotá se
presentan menos solicitudes de eutanasia por parte de los
pacientes, que en Cali y Medellín.

Es relevante el hecho de que casi la tercera parte de
los MDCS católicos acepta haber realizado la eutanasia
activa y que 62% la pasiva, y que sólo 6% expresó
en primer lugar, preocupación por sus principios
religiosos, mostrándose más preocupados por los
aspectos legales.

Otros países como Holanda ven en la eutanasia
voluntaria una manifestación aceptable de la libertad
individual. Pero esa misma sociedad
también acepta la eutanasia involuntaria y la
denegación de cuidados que pudieran salvar la vida cuando
se aplican a pacientes terminales, a sujetos con graves
deficiencias, a ancianos y a ciertos enfermos sin
familia9. En esa sociedad algunos pacientes temen a
sus propias familias porque podrían decidir acerca de su
muerte. Algunos médicos se han constituido en los
únicos expertos en cuestiones de vida o muerte, y se les
ha transferido la responsabilidad de poder
administrar la muerte sin dolor; el médico abandona su
oficio de observador científico y de protector compasivo
de la vida10.

CONCLUSIONES

Aunque en Colombia a diferencia de otros países,
es poco frecuente que se tomen este tipo de decisiones sin el
consentimiento del paciente, este estudio muestra que su
solicitud y su práctica no son infrecuentes y que los
médicos y sus alumnos se deben preparar para que afronten
este tópico con realismo y
entereza, dejando a un lado el fanatismo y el misticismo, que no
pocas veces impiden el análisis adecuado de una realidad
tan palpable, tan humana y tan nuestra como es el sufrimiento
humano ante enfermedades incurables e irrecuperables y el deseo
del paciente de terminar ese sufrimiento a través de la
muerte.

AGRADECIMIENTOS

Al doctor Guillermo Llanos y a su grupo de
estadística de la Universidad del Valle, y
a la docente de Postgrado en Epidemiología de la
Universidad Libre de Cali Martha Cecilia Alzate por su
colaboración en el diseño
del instrumento y análisis estadístico de la
información.

REFERENCIAS

1. Zapata GH. Eutanasia. En: Rodríguez RF.
Medicina del dolor y cuidados paliativos. Cali; Editorial
Universidad Libre, 1998. Pp. 454-62.

2. Asociación Médica Mundial.
Declaración de la XXIX Asamblea. Madrid,
octubre de 1987.

3. Comité para la Defensa de la Vida de la CEE.
La eutanasia. Cien preguntas y respuestas. Madrid; EDICEP,
1993.

4. Gafo J. La eutanasia y el arte de morir.
Madrid; Editorial Pontificia, 1989. Pp. 1-18.

5. Jiménez L. Libertad de amar y derecho a morir:
Ensayo de un
criminalista sobre eugenesia y eutanasia. 7ª ed., Buenos Aires;
Depalma, 1984. Pp. 5-15.

6. Papacchini A. Filosofía y derechos humanos.
Cali; Editorial Universidad del Valle, 1994. Pp. 1-16.

7. Peinado J. Dolor y muerte digna. Bioética
biológica. Madrid; Ediciones Paulinas, 1995. Pp.
2-22.

8. Zapata GH. La eutanasia a la luz de la moral, de
la medicina y del derecho. Cali; Universidad Santiago de Cali,
1979. Pp. 1-30.

9. Muñoz JD, González B. Aspectos
éticos en la fase terminal: Eutanasia, ensañamiento
terapéutico y medicina
paliativa. En: González MB. Tratado de medicina
paliativa y tratamiento de soporte en el enfermo con
cáncer. Madrid; Editorial Panamericana, 1996.
Pp.1231-42.

10. Rodríguez M. ¿Eutanasia o autanasia?
Por una muerte digna. México;
Editorial el Manual Moderno,
1996. Pp. 1-91.

11. Doyle D. Hanks and Macdonald. Oxford textbook of
palliative medicine. Oxford Medical Publications,
1994.

12. Sanz J. Enfermedad progresiva y ética. Med
Clin 1990; 94: 137-39.

13. Murillo E. La calidad de vida
del enfermo neoplásico. En: González MB. Tratado de
medicina paliativa y tratamiento de soporte en el enfermo con
cáncer. Madrid; Editorial Panamericana. 1996. Pp.
75-6.

14. Sanz J, Gómez B, Gómez S, Nuñez
J. Cuidados paliativos. Recomendaciones de la Sociedad
Española de Cuidados Paliativos. Madrid; SECPAL.
1990.

René Fernando Rodríguez Jurado,
M.D.1, Fernando Rodríguez
Holguín2

1.
Anestesiólogo-Algesiólogo. Coordinador de la
Clínica para Alivio del Dolor y Cuidados Paliativos,
Instituto de Seguro Social.
Docente, Facultad de Medicina, Universidad Libre. Profesor
Adjunto de la Universidad del Valle.
2.Estudiante, V año de medicina, Facultad de Salud,
Universidad del Valle, Cali.

Partes: 1, 2
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