- 1.
Abstract - 2. Entre la historia y la
tradición - 4.
Acercamiento simbólico - 5. La luna
oscura y algunas de sus representaciones - 6.
Psicología de las diosas negras - 7. Las
vírgenes negras en el medioevo - 8. Leyendas
y mitos - 9. La
señora de la almudena - 10. La
señora del atochar - 11. Pasado
y presente de las vírgenes negras de
madrid - 12. Otros
enigmas y leyendas - 13. Del
culto a la tradición
monárquica
1. Abstract
De contenidos simbólicos ancestrales,
relacionadas con creencias celtas, e incluso pre-celtas,
cristiano-visigóticas, presentes tanto en la ruta jacobea
como en las leyendas de
los caballeros templarios, las vírgenes negras siguen
recibiendo cultos populares y hasta presidiendo bodas reales y
ofrendas de
ramos de flores monárquicos.
2. Entre la historia y la
tradición
Vinculadas a un entorno de cuevas, montañas,
árboles, pozos y cursos de agua, se
integran con la Naturaleza y
parecen reinar dentro de ella
Aquellos que se han sentido atraídos por imágenes
de vírgenes negras coinciden en señalar algunos
aspectos que las diferencian de otro tipo de representaciones de
la virgen, por ejemplo, el hecho de que fueran fabricadas negras
a propósito. Su color no es fruto
de la acción
del tiempo o de la
exposición a los cirios como se ha querido
explicar. En las auténticas, el rostro y las manos de la
madre y el hijo son negros o están pintados de negro
mientras que el traje está policromado.
Se caracterizan por ser pequeñas tallas de
madera que no
suelen exceder los 70 centímetros de alto por 30 de ancho
y 30 de profundidad. Están entronizadas en cátedra
con el niño sentado en el regazo. Más raramente en
la rodilla izquierda. A veces el niño tiene un libro cerrado
en la mano izquierda y sus rasgos suelen estar menos trabajados
que los de su madre. Ésta mantiene una expresión
corporal y del rostro hieráticas. Firmes y relajadas a un
tiempo, las tallas transmiten poder. Su
mirada se dirige hacia delante, y es a la vez serena y
lejana.
A veces se aprecia un cierto toque oriental; sus
leyendas se refieren a Oriente, a Bizancio, de donde
pasarían a diversos puntos del orbe cristiano. El cristianismo
atribuye legendariamente a San Lucas la inmensa mayoría de
las vírgenes negras, con lo que dirige nuestras miradas
hacia Asia Menor, sin
embargo este hecho sin duda tiene una interpretación simbólica.
También Oriente aparece en las menciones de que fueron los
cruzados los que las introdujeron en sus países de origen
a su regreso.
Históricamente podemos situar su apogeo entre los
siglos XI y XII, raramente se las puede enclavar en el XIII.
Artísticamente pertenecen al románico. Las talladas
durante el gótico posiblemente hagan referencia y sean
nuevas representaciones de imágenes anteriores; así
como las imágenes cuya leyenda apunta a épocas
previas a estos siglos puede que evoquen tallas a su vez
cristianizadas, cuando no la misma imagen, de cultos
paganos más antiguos. Porque, aunque las vírgenes
negras a menudo fueron encontradas por vaqueros o por pastores,
lo cierto es que el centro de pleitesía corresponde al
enclave donde antaño se veneraba a una deidad pagana de
antiquísima tradición y objeto de
peregrinación secular. Vinculadas a un entorno de cuevas,
montañas, árboles, pozos y cursos de agua y, en el
caso de Francia donde
se ha comprobado este hecho, a dólmenes y otros monumentos
megalíticos, se integran con la Naturaleza y parecen
reinar dentro de ella.
Es en Francia donde se ha encontrado la pervivencia de
tradiciones subyacentes a sus festejos de lejano origen, como son
ofrendas de ruedas de cera, velas de color verde, etc. y que han
querido asociarse a remotas ceremonias celtas en honor de una
diosa madre.
Los estudiosos franceses de estas imágenes han
resaltado su reaparición medieval coincidiendo con el
entrecruzamiento de distintas corrientes culturales en un momento
histórico cercano al Milenio, confluyendo la
tradición celta cristianizada, la cristiano
visigótica y las romanas oriental y occidental en la
síntesis que realizaron las órdenes
monásticas, San Bernardo, figura clave en la
expansión del culto mariano, y los Templarios.
Al imponerse los benedictinos aunando las corrientes
anteriores, se procede a una consolidación de la
infraestructura de la ruta jacobea, tales como albergues y
hospitales. Posteriormente, magníficas catedrales
consagradas a Nuestra Señora albergarán algunas de
estas imágenes o réplicas suyas. El empuje
artístico nos ofrece dos facetas: la de la
expresión arquitectónica y escultórica y la
del contenido subyacente. Mucho se ha hablado de las
cofradías de constructores que conocemos sobre todo a
partir del románico y que empezaron a hacer hablar a la
piedra dejando su firma impresa en la misma, alcanzando la
eclosión final en el gótico. Bajo escenas
evangélicas y fabulaciones bíblicas se encuentran
alegorías gnósticas, astrológicas y
alquímicas. Los animales
fantásticos y motivos vegetales no son adornos, sino
imágenes que transmiten un mensaje. Estamos muchas veces
frente a grandes símbolos y como es propio de esta
categoría, son universales. Portan contenidos
arquetípicos.
Al parecer son tres las cofradías de artesanos
que se conocen: los Hijos del Padre Soubise, bajo la
protección benedictina, que levantaron monumentos
románicos, los Hijos de Salomón, cercanos a la
orden del Cister y por tanto en relación más o
menos directa con los Templarios, considerada como impulsora del
gótico, y los Jacks, o Hijos del Maestro Jacks o Jacques,
a quienes se les ha relacionado con las catedrales de Chartres,
Amiens y Reims, además de muchos edificios del Camino de
Santiago. A este último grupo se le ha
atribuido una gran parte de la transmisión de contenidos
simbólicos ancestrales relacionados con las creencias
celtas e incluso pre-celtas que aparecen a lo largo de toda la
ruta jacobea y que si no ha estado
vinculado, sí ha acompañado sincrónicamente
a las vírgenes negras.
Página siguiente |