La liberación del color y la
fuerza de las
formas geométricas, dan paso a las vanguardias de la
pintura
abstracta.
Podría decirse que Kandinsky fue el inventor, el
creador, el primero en pintar un cuadro totalmente abstracto,
estilo poco comprendido y que tantos enemigos tiene. Pero
más allá de juzgar su pintura, más
allá de las polémicas que siempre se suscitan con
el arte abstracto, con sus detractores a ultranza de un lado y
los fieles e incondicionales admiradores del otro, más
allá de estos desencuentros, donde él mismo
diría que no todo el arte abstracto es bueno, al igual que
no lo es todo el arte figurativo si éste no nace de una
"necesidad interior", está su vida, una vida llena de
viajes,
estudios, encuentros, prolífica inspiración, una
vida que rezuma honradez, gusto por el trabajo
bien hecho y un afán de pedagogía (véase su obra escrita)
que merece, sin duda alguna, nuestra atención. Podrá no gustarnos su
obra, pero conociendo al personaje y sus ideas quizás
empecemos a mirar, a ver este arte con otros ojos, con otra
emoción, con otra sensibilidad.
Wassily Kandinsky nació en Moscú el 4 de
diciembre de 1866, su familia
había sido repatriada de la Siberia Oriental. Su padre era
un comerciante de té y su madre, Lydia Ticheeva, era
famosa por su belleza e inteligencia.
Desde muy joven Wassily va a destacar por su sensibilidad para
percibir los colores; intenso
verde claro, blanco, rojo carmín, negro y amarillo ocre
son algunos de sus primeros recuerdos de un viaje a Italia que hizo
en 1869. Esta capacidad para proyectar los colores y las escenas
le acompaña toda su vida.
Sus padres no tardarán en separarse,
haciéndose cargo de él Elisabeth, la hermana mayor
de su madre, quien influyó notablemente en su educación, pues
solía leerle cuentos rusos
y alemanes, dando nacimiento a las raíces de su
imaginación creativa y al amor por el
arte que ya no dejaría de crecer.
A temprana edad aprendió a tocar piano y chelo;
la influencia de la música en su pintura
sería luego muy importante, como veremos.
Pese a sus inclinaciones artísticas,
eligió estudiar Derecho y Economía y siempre se
interesó por los avances de la ciencia.
Obtenida su licenciatura logró un puesto de asistente en
la Universidad de
Moscú, donde conocería a Anja Tschimiakin, su
prima, con quien contrajo matrimonio en
1892, y con quien tuvo más bien una relación
intelectual y de amistad.
Según su propio testimonio fueron dos las
razones, o las experiencias, que le determinaron a abandonarlo
todo para dedicarse a la tentación del arte. Por un lado
la exposición de pintura impresionista
francesa celebrada en Moscú, donde Wassily se
encontró con el cuadro de Monet Montón de Heno: Y
de repente vi un cuadro por primera vez. Aunque en el
catálogo se decía que era un montón de heno,
no pude reconocerlo, lo que me resultó embarazoso.
Además, pensaba que el artista no tenía derecho a
pintar de forma tan poco clara. No me parecía bien que
faltara el objeto. Pero, asombrado y confuso, me di cuenta de que
el cuadro no sólo cautivaba, sino que se grababa en
la memoria
pasando ante mis ojos inesperadamente, lo tenía presente
con todos sus detalles. Todo me resultaba incomprensible y no fui
capaz de adivinar las consecuencias de aquella experiencia. Lo
que me resultaba claro era la fuerza insospechada de la paleta,
desconocida hasta entonces para mí, que sobrepasaba todos
mis sueños. La pintura irradiaba fuerza y esplendor de
cuento de
hadas. Inconscientemente se desacreditaba al objeto como elemento
pictórico inevitable. Por otro lado la ópera
Lohengrin, de Wagner, fue lo que le conmovió e
impulsó su sensibilidad artística. Aquel desfile de
sonidos y armonías le hicieron experimentar la sinestesia:
Podía ver todos aquellos colores en mi mente, desfilaban
ante mis ojos. Salvajes, maravillosas líneas se dibujaban
ante mí. La relación, para él real, entre la
música y los colores, le cautivó de tal manera que
se convirtió en el punto de partida para sus teorías
artísticas y de su inmensa obra.
Tomada la decisión, se trasladó a Munich
para estudiar arte, especialmente anatomía (en un
primer periodo), algo que no era muy de su agrado, por lo que
más tarde alternó estos estudios con los de
dibujo en la
academia de Franz von Stuck, considerado entonces uno de los
mejores dibujantes de Alemania. Tras
un año abandona este taller para desarrollar su propio
estilo artístico. Han pasado cinco años.
En 1901 fundó "Phalanx" una asociación de
artistas y exposiciones, y desde entonces comienza su
prolífica obra que va exponiendo, junto con la de otros
jóvenes artistas, en "Phalanx". Pero en esta época
aún no aflora lo que será el estilo de sus futuras
obras abstractas, aunque todo apunta a ello: sus cuadros ya
provocan en el espectador un efecto chocante, con fuertes
contrastes cromáticos y siempre en relación con los
estados de ánimo. Sus pinceladas de óleo son
pastosas y de colores luminosos, los elementos figurativos
están simplificados y muy estilizados, mostrando un
profundo deseo de abstracción, con una composición
muy estudiada, algo fundamental para Kandinsky.
En esta época su obra obtuvo críticas
negativas o el desprecio del silencio en el ambiente
artístico de Munich; sólo su círculo de
amigos y algún que otro artista importante elogiaron su
trabajo. Dada
la poca rentabilidad
de "Phalanx" decide, como presidente, la disolución del
grupo.
Empezaba para Kandinsky el duro camino del reconocimiento. Se
embarcó en múltiples proyectos y
planes, y comenzó a tomar notas para su manuscrito sobre
su concepción del arte.
En 1907 leyó
Abstracción e intuición, de Whilelm Worringer, lo
que le confirmó en su idea de que la pintura no necesita
de la representación figurativa. En ese sentido
recopiló cualquier indicio que apoyara su visión
del arte. Durante un tiempo
estudió esoterismo en la Sociedad
Teosófica, fundada por Helena Petrovna Blavatsky.
También se interesó por la música y el
teatro de su
tiempo. Munich, contra todo pronóstico y a pesar de las
autoridades políticas,
se convirtió en centro de las vanguardias
artísticas. Pese a eso sus cuadros seguían sin ser
comprendidos, incluso por algunos de sus amigos y
compañeros de la N.K.V.M. (Nueva Asociación de
Artistas de Munich), recibiendo muy duras
críticas.
Habiendo roto, él y otros artistas, con la
N.K.V.M., se crea en 1911 la redacción del "Jinete Azul", que se
presenta con una variopinta exposición de varios artistas
de muy diferentes estilos que a nadie dejó indiferente. La
idea era mostrar las múltiples formas en las que el
artista puede expresarse. Kandinsky y su grupo pensaban en una
curación a través del arte, un arte nuevo, limpio,
espiritual y trascendente que surgía de algunas
expresiones artísticas. El escrito de Sobre lo espiritual
en el arte (que veremos en una segunda parte) se presentó
con esta exposición. En él se explica la función
del arte, según el artista, y cómo el hombre
está atrapado en una concepción materialista,
positivista, del mundo que lo angustia, por lo que debe adoptar
una nueva actitud
espiritual que lo libere de ese yugo. En estas ideas se ve
claramente la influencia de su relación con las ciencias
ocultas, que no fue meramente tangencial; su obra se basa en esas
convicciones místicas.
Su pintura fue pasando del expresionismo
a la abstracción; en esa época algunos de sus
cuadros alcanzan un equilibrio,
una armonía cromática, que son como un descanso,
como un desahogo; ejemplo de ello son sus pinturas
Improvisación quebrada (1914) y Pequeñas
alegrías (1913). También es una buena muestra la
Composición VI (1913), donde queda patente la
intención del autor de mostrarnos una "naturaleza
interior", una clara acción
interna del cuadro con un mensaje sobre el mundo perceptivo y
sensorial; el tema es el diluvio, la sensación de cambios
importantes y la necesidad de prepararse para un mundo diferente,
quizás más espiritual.
Kandinsky tomaba su arte como un remedio para una
época "enferma". Se inicia entonces la Primera Guerra
Mundial. Kandinsky marchó a Rusia, donde
había mantenido buenas relaciones, pero sus ideas
espirituales le granjearon el rechazo de los grupos
vanguardistas rusos, que no admitían el arte como
expresión romántica o de lo sagrado. Aún
así trabajó en Rusia hasta 1921 y participó
en el proceso
político-cultural después de la revolución. Trabajó en la
pedagogía artística y la reforma de los museos.
Nunca pudo comulgar con el comunismo,
siempre se mantuvo políticamente neutral, por lo que se
alegró cuando recibió una invitación de la
Bauhaus de Weimar. Kandinsy volvía a Alemania justo cuando
las cosas empezaban a pintar mal para los artistas independientes
en Rusia.
Esta Escuela Superior
de Arte fue fundada por el arquitecto Walter Gropius. Su
finalidad era aunar las artes libres bajo un mismo techo, para
que trabajen juntas creando una unidad arquitectónica,
pictórica y escultórica. Su manifiesto fundacional
data de 1919 y dice: ¡La meta final de
la actividad creadora es la construcción! Los arquitectos, pintores y
escultores deben conocer y comprender la multiplicidad de la
configuración del edificio en su conjunto y en sus partes;
así podrán llenar sus obras por sí mismos
con el espíritu arquitectónico que habían
perdido en el arte de salón. Formemos una nueva
corporación sin ninguna arrogancia divisoria que levante
un muro de orgullo entre artesanos y artistas. Nosotros queremos,
planeamos y construimos juntos la estructura del
futuro que convertirá todo en creación
única: arquitectura y
pintura y escultura…
Kandinsky se encargaría del taller de pintura
mural, pero más inmediatamente impartió clases
sobre la forma, rescatando sus inquietudes como pedagogo y su
interés
por el estudio de los elementos pictóricos, que más
tarde daría lugar a uno de sus escritos: Punto y
línea sobre el plano, que veremos más
adelante.
En esta época los cuadros de Kandinsky se vuelven
más fríos y disonantes, sin ese caos multicolor de
Munich y Moscú; son más ordenados, lógicos y
con predominio de figuras geométricas, en especial el
círculo como símbolo de la perfección formal
y lo cósmico. Él mismo diría: El
círculo, del que tanto me sirvo en los últimos
tiempos, no puede ser calificado sino de romántico. El
romanticismo
es de hecho profundo, hermoso, trascendente y nos hace felices.
Es un trozo de hielo en el que arde una llama. Si los hombres
sólo pueden sentir hielo y no llama, tanto peor para
ellos…
En 1925 la Bauhaus tiene que trasladarse a Dessau por
motivos de incompatibilidad política con los
partidos de derecha. Allí las condiciones de vida fueron
mucho más favorables. Pero entre 1928 y 1930 la Bauhaus
sufrió una división ideológica, y se
convirtió en una escuela puramente de arquitectura que
poco o nada tenía que ver con los ideales de Kandinsky,
razón por la cual se fue, distanciando, poco a poco de la
enseñanza. La Bauhaus tuvo que cerrar
años más tarde, víctima de una
campaña difamatoria urdida por el partido nacional
socialista. Muchos profesores y estudiantes emigraron a Estados Unidos, y
Kandinsky marchó a París antes de que las cosas se
pusieran más feas.
Desde 1934 hasta 1944 su vida transcurrió en
París. Pese a ser un pintor de fama internacional, el
ambiente artístico parisino lo recibió con total
frialdad, algo que lo decepcionó amargamente. Vivió
retirado en un pequeño apartamento donde se
fraguaría la última transformación de su
estilo pictórico. Comienza a combinar colores hasta
entonces no vistos, ofrece una impresión graciosa de
filigrana, con colores pálidos y en ocasiones
transparentes, lejos de aquellos contrastes a los que nos
tenía acostumbrados, abandonando las formas puramente
geométricas. Él mismo describe en la revista
Konkretion (1935): Llamo "mirada interior" a la experiencia de
sentir el alma secreta
de todas las cosas a través del microscopio o
telescopio. Esta mirada atraviesa la dura cáscara, la
"forma" exterior, para llegar al interior de las cosas y nos
permite captar, con todos nuestros sentidos, el "palpitar"
interior de las mismas. Ni que decir tiene que en esta
época Kandinsky se inspiró en microorganismos,
embriones, animales marinos
invertebrados, libros de
biología y
en algunos artistas parisinos.
Intentaron etiquetarlo como surrealista "abstracto" y
como pintor geométrico, pero él, para desligarse de
ello, habla del "arte concreto":
…la pintura abstracta crea, junto al mundo "real", un mundo
nuevo que exteriormente no tiene nada que ver con la "realidad".
En su interior está sujeto a las leyes del cosmos.
Al lado del mundo "natural", aparece uno "artístico",
igualmente real y concreto. De ahí que yo prefiera llamar
arte "concreto" al arte "abstracto".
En 1937 Kandinsky fue considerado en Alemania "artista
degenerado". Pese a la ocupación de París por los
nazis permaneció en Francia. En
sus últimos cuadros no se refleja ese ambiente de
frustraciones, incertidumbres y peligros. Pese a su
arteriosclerosis siguió pintando hasta el final de su
vida, el 13 de diciembre de 1944.
Hasta aquí hemos visto un breve repaso a la
biografía
y evolución de la obra de Kandinsky, pero no
podemos dejar de lado al hombre, al
artista, a su calidad humana. Y
lo haremos de la mano de su segunda esposa Nina Kandinsky, a
quien conoció en 1916 y, prácticamente, ya no se
separarían. Por esa época escribió en una
carta: Siento
como si mi antiguo sueño estuviera más cerca de la
realidad. Ya sabes que mi sueño era pintar un gran cuadro
cuyo sentido fuera la alegría, la felicidad de la vida o
del universo. De
pronto siento que la armonía de los colores y las formas
son la alegría de este mundo.
Una alumna de Kandinsky en la Bauhaus cuenta que la
relación con sus alumnos era muy respetuosa:
Admirábamos su claridad y su lógica.
Era muy concreto. Todo aquello que decía era evidente e
imposible de rebatir. Otro alumno recuerda cómo eran las
clases: Kandinsky sabía mucho. Sabía tanto como un
sabio oriental. Su saber universal en historia del
arte, psicología, historia de la cultura,
antropología, etcétera, nos
impresionaba. Estábamos fascinados de que estuviera tan
convencido de sus teorías. Amábamos,
adorábamos y tomábamos ejemplo de su pintura, ya
que estábamos seguros de que su
trabajo nacía de un convencimiento sincero. Este mismo
alumno dice también de él: Me enseñó
a hablar en el lenguaje de
la pintura y de la vista, de él aprendí las
palabras para escribir frases. Para mí Kandinsky era el
profesor que
me indicaba que todas las formas en la pintura tienen su
significado, y no he aprendido a entenderlo por Kandinsky, sino
que lo he comprobado por mí mismo guiado por
él.
Ya hemos hablado de la importancia de la música
en su obra; a este respecto, y tras escuchar Lohengrin, comenta:
Tuve que reconocer que el arte en general era mucho más
poderoso de lo que me parecía, que por otra parte,
poseía y podía desarrollar las mismas fuerzas que
la música. Este pensamiento
nunca le abandonó y le llevó, tras diez años
de anotaciones, a escribir Sobre lo espiritual en el arte, que
contiene todas sus ideas sobre la abstracción. Si la
música no utiliza sonidos reales de la naturaleza como el
viento en las hojas, el murmullo de los ríos o el canto de
los pájaros, ¿por qué no habría de
hacer él lo mismo con la pintura? Música en los
lienzos, vida interior expresada en colores y formas.
No hay fraude en la obra
de Kandinsky (no se puede decir lo mismo de todo el arte
abstracto). Él sentía los colores, disfrutaba de
los cuadros. El siguiente comentario surge de lo más
profundo de su alma: En general el color es un medio para
sensibilizar directamente al espíritu. El color es la
tecla. El ojo es el martillo. El alma es el piano. El artista es
la mano que, con una u otra tecla hace vibrar el espíritu
del ser humano. Esta "necesidad interior" es la clave de la obra
de Kandinsky, y el artista que emprende una obra sin esta
"necesidad interior" sólo obtendrá pobres
resultados. Aquello que nace de una necesidad interior y
espiritual, es bonito. Es bello, si es hermoso
interiormente.
Podríamos definir a Kandinsky como una persona afable,
humilde, abierta, muy activo, meticuloso y tremendamente honrado
en su trabajo. Por más que no nos guste el arte abstracto,
creo que alguien así se merece, como poco, un esfuerzo de
comprensión por nuestra parte, antes de condenar su
pintura. Algo ve él en el juego de
colores y formas que se nos escapa, quizás no lo
entendamos porque nos falta desarrollar más la
sensibilidad para la pintura. No todo el mundo se emociona o se
arroba con el adagio de Albinoni, hace falta gusto y sensibilidad
para la música. ¿No estará sucediendo esto
mismo con la obra de Kandinsky? Su pintura entraña
dificultades para ser entendida, para poder sentirla
y emocionarnos, pero quizás el esfuerzo merezca la pena.
Si no conseguimos ese mirar con "ojos libres", tal vez nos
estemos perdiendo algo bello, algo internamente
hermoso.
- Wassily Kandinsky. Hajo Düchting. Editorial
Benedikt Taschen. - Kandinsky y Yo. Nina Kandinsky. Parsifal
Ediciones. - De lo espiritual en el arte. Kandinsky. Paidós
Estética.
Blas Cubells
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