ABSTRACT
Los nuevos espacios públicos que conforman
las llamadas comunidades en internet, resultan espacios de
interacción social, en los cuales se
reproducen los sucesos propios del ritual de la
interacción. Las comunidades virtuales son una
expresión más de la vida cotidiana que participan
del idioma ceremonial y sus integrantes protegen y establecen las
consecuencias simbólicas de sus actos. Mediante el
análisis de las reglas de conducta,
entendidas como guías para la acción,
se describen en primer lugar, los alcances de las normas de
comportamiento
que regulan los intercambios en internet: la net etiqueta. Y en
segundo término, se focaliza la atención en la descripción de las reglas de funcionamiento
de las listas de discusión. A manera de conclusión
se aportan observaciones acerca de la interacción a
través del uso de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación (TICs) y la naturaleza
universal de los intercambios que tienen lugar en estos nuevos
espacios.
Palabras clave:
· comunicación mediada por
ordenador
· comunidades
virtuales
· grupos de
discusión
· internet
· tics
Los espacios virtuales de comunicación por
internet, constituyen nuevos materiales
simbólicos de interacción social, posibles de ser
investigados a través del análisis
etnográfico de los procesos
comunicativos.
La interacción en la red, si bien es
aparentemente más limitada y menos rica que las
interacciones en las cuales los participantes están
presentes, también muestra nuevos
problemas y
nuevas oportunidades para la indagación
antropológica, presentándose como geografías
tecnosociales interconectadas y espacios de comunicación
mediados por computadora
que atraviesan todo el globo a través de las redes
electrónicas.
Según Rheingold (2002), se entiende por
comunidades virtuales a los conjuntos
sociales que surgen a partir del uso de Internet, en las cuales
una cantidad determinada de gente lleva a cabo discusiones
públicas, durante un tiempo
suficiente, poniendo en juego
sentimientos humanos suficientemente fuertes, como para formar
redes de relaciones personales en el espacio
cibernético.
También son concebidas como redes
informáticas que unen tanto a las personas como a las
máquinas, confluyendo ambas en redes
sociales sostenidas por computadoras
(Tirado y Gálvez Mozo, 2002), minimizando el factor humano
y acentuando el papel determinante de lo tecnológico en la
creación de los grupos.
Todas las diversas formas de comunicación
que circulan por internet como: el correo
electrónico, el chat, la
mensajería, los foros o listas de discusión, etc.,
presentan una estructura de
interacción regulada a través del uso de ciertas
normas y reglas de comportamiento denominadas "netiquette" en
alusión a la etiqueta en la red.
La interacción es definida por Goffman
(1994) como un encuentro que tiene lugar en cualquier
ocasión en que un conjunto de personas se encuentran en
presencia mutua continua. Como Goffman (1970) lo puntualiza, las
observaciones y análisis sobre estos encuentros, rigen
tanto para los de tipo inmediato como los encuentros cara a cara,
como para los mediatos, como son las declaraciones escritas o
registros de
trabajo, si
bien en éstos últimos es probable que la
interacción sea más atenuada.
Desde esta perspectiva, en el presente trabajo, se
indaga acerca de los nuevos espacios públicos que
conforman las llamadas comunidades virtuales, resultando espacios
de interacción social en los cuales se reproducen los
sucesos propios del ritual de la interacción investigado
por Goffman (1970). Dado que, en ellos como una expresión
más de la vida cotidiana se teje la urdimbre del idioma
ceremonial y sus participantes deben proteger y designar las
consecuencias simbólicas de sus actos.
Mediante el desarrollo
teórico planteado por Goffman (1970) acerca de las reglas
de conducta, entendidas como guías para la acción,
se describen en primer lugar, los alcances de las normas de
comportamiento que regulan los intercambios en internet: la net
etiqueta. Y en segundo término, se focaliza la
atención en la descripción de las reglas de
funcionamiento de las listas de discusión; en ambos casos
se toma como objeto de análisis el documento "RFC1855:
Netiquette Guidelines", del año 1995.
En el contexto del presente trabajo, se considera
que las listas de discusión son medios
convencionalizados de comunicación, en los cuales los
participantes mantienen encuentros regulados y sometidos a normas
de tipo restrictivo y permisivo, que conforman las reglas
ceremoniales de la interacción.
A manera de conclusión se aportan
observaciones acerca de la interacción a través del
uso de las tecnologías infocomunicacionales y la
naturaleza universal de los intercambios que tienen lugar en
estos nuevos espacios.
Con relación a la literatura consultada,
resultan útiles los análisis que abordan la
comunicación mediatizada por computadora desde la
perspectiva antropológica como los de: Benassini Felix
(1998), Donath (1998), Campos García (2002), Gómez
Aguilar (2002), Lawley (1994), Mayans (2001) (2002), Miller
(1995), y Pankoke-Babatz y Jeffrey (2002) , en los cuales se
aborda a las comunidades virtuales en tanto que productos
simbólicos, situadas en contextos políticos y
culturales de la realidad social.
También, los estudios sobre las listas de
discusión aportan información sobre los modos en
los que se desarrolla la interacción, tales como los
trabajos de: Ballesteros Regaña y López Meneses
(2000), Feliu y Gisbert (2001), Merlo Vega y Sorli Rojo (1998)
(1999a) (1999b), Rodríguez Camiño (1999) (2000),
Savolainen (2001), y Soria Luján (2001), en estas
aproximaciones la observación tiene carácter cuantitativo acerca del flujo de
mensajes, grados y niveles de participación y
temáticas abordadas.
Por último, se han consultado las obras de
Goffman (1970) (1979) (1982) (1984) y (1994) y los estudios sobre
Goffman, como los de Winkin (1991) (1994), Martini (1994) y
Joseph (1988) (1999), como marco
teórico para la observación de la
interacción en internet.
Todas las sociedades
regulan a sus miembros en los encuentros sociales, una forma de
hacerlo es a través del ritual, se les enseña a ser
perceptivo, a tener sentimientos vinculados con el yo que se
expresa por medio de la cara, a tener orgullo, honor y dignidad, a
mostrar consideración, a tener tacto y cierta
proporción de aplomo, esto es lo que Goffman (1970)
denomina la naturaleza
humana universal.
El orden ritual está organizado
según líneas de adaptación que las personas
deben adoptar y que les permiten mostrarse como integrantes
autorregulados en los encuentros sociales. Tiene por objetivo,
regular a los individuos como participantes de la
interacción. Por lo tanto, las series de normas de
conducta que rigen en la interacción, derivan
esencialmente de las exigencias establecidas en la
organización ritual de los encuentros sociales. Y
cuando estas reglas son obedecidas se determinan las
prácticas que las personas operan para mantener el
equilibrio
ritual (Goffman, 1970).
De esta manera, se establece el principio
fundamental del orden ritual, que consiste en salvar la propia
cara y las caras de los demás miembros en el momento de la
interacción. Por lo cual, el orden expresivo necesario
para sostener la cara es de orden ritual, porque está
compuesto por actos simbólicos que muestran la
valía social de la persona y de los
otros. Dado que la cara de cada participante es una cosa sagrada
en todos los encuentros ritualizados.
La observación que realiza Goffman (1979)
de los encuentros públicos, apunta a revelar el orden
ritual de los mismos. De esta manera, a través de las
microinteracciones localizadas se ponen de manifiesto las normas
de tipo restrictivo y permisivo a la que están sometidas.
Siendo las bases del orden público un conjunto de
relaciones reguladas que mantienen las personas por medio de sus
prácticas sociales.
Así el orden público es un conjunto
de normas y regulaciones de comportamiento relativas a las
personas, los lugares y las ocasiones sociales en las que se
producen los contactos.
Siguiendo la perspectiva teórica
desarrollada por Goffman (1970) (1979),
las normas que regulan los encuentros en internet,
se pueden encuadrar en el tipo de reglas ceremoniales, cuya
importancia principal reside en ser un medio convencionalizado de
comunicación, por medio de las cuales los individuos
expresan su carácter o transmiten su apreciación de
los demás integrantes del grupo; el
código
que gobierna las reglas y las expresiones ceremoniales es la
etiqueta.
Se puede afirmar de esta manera, que los
intercambios que se producen en internet, como en todo espacio
público, son también de orden ritual. Los mismos se
rigen por un conjunto de normas y reglas de comportamiento que
regulan los mensajes que circulan por la red, a ese conjunto de
reglas se los denomina "netiquette" aludiendo a la etiqueta que
debe observarse en la comunicación por
internet.
El documento considerado como inicial y
fundacional de la regulación de la interacción en
la red, es el trabajo
denominado "RFC1855 , Netiquette Guidelines" elaborado por S.
Hambridge, ingeniero de la Intel Corporation, publicado en
1995.
El "RFC1855" (1995) fue producido por el
Responsible Use of the Network (RUN) Working Group of the IETF
,The Internet Engineering Task Force (2003).
La IETF (2003) es una comunidad abierta
e internacional conformada por diseñadores, operadores,
proveedores e
investigadores interesados en la evolución de la arquitectura y
operaciones de
internet. Esta organización está integrada
principalmente por ingenieros y su modalidad de funcionamiento es
a través de grupos de trabajo que utilizan las listas de
correo para comunicarse. En la actualidad están
funcionando más de cien grupos de trabajo interesados en
las distintas temáticas relativas a internet, sus
productos dieron origen desde los inicios de internet, a los
protocolos,
estandares, disposiciones legales y especificaciones que regulan
todas las operaciones que se realizan en la
red.
El documento "RFC 1855"(1995) establece un
conjunto básico de normas de comportamiento para la
Network Etiquette (Netiquette) que deben observarse en la
interacción en la red, a partir de las cuales se han ido
realizando sucesivas adaptaciones y actualizaciones en
consonancia con los nuevos servicios que
ofrece internet. Las normas que se establecen apuntan a las
funciones
mínimas que deben ser cumplidas por las personas que
intervienen en los intercambios por internet, tanto los usuarios
como los administradores de los espacios de
comunicación.
El motivo inspirador por el cual fue elaborado el
" RFC1855" (1995), es el de introducir a los nuevos usuarios en
la cultura de
internet, brindando un conjunto mínimo de conductas a
seguir por las organizaciones y
los individuos, para que las tomen y las adapten a sus propias
necesidades.
En la actualidad, la mayoría de los
intercambios que se producen en internet, regulan el flujo de sus
mensajes y la interacción entre los participantes,
siguiendo las normas básicas establecidas por "RFC1855"
(1995), de esta manera se han desarrollado reglas para: el correo
electrónico, las listas de discusión, el chat, y
otros servicios de comunicación en línea más
recientes, como la mensajería instantánea y las
comunicaciones
habladas de persona a persona.
El escenario en el que se ponen en juego las
reglas ceremoniales de los intercambios en internet, se presenta
como un ambiente en el
cual las prácticas de comportamiento están
institucionalizadas, posibilitando como lo señala Goffman
(1970) que los individuos desarrollen un tipo de juego sagrado,
en el cual por medio de las reglas ceremoniales el yo se
convierte en un objeto sagrado que debe ser tratado con cuidado
ritual.
Cuanto más institucionalizadas están
las prácticas rituales, más sencillo es ser una
persona. De esta manera, se observa que la coerción sobre
el individuo para
que cumpla con las reglas, tiene ciertos límites
impuestos por
la autodeterminación y acompañados también
por indulgencias.
Para que la persona pueda tener un yo viable y
sagrado y poder
permanecer en el juego de manera adecuada, sin tener que pagar un
precio muy
elevado por ello, el ambiente en términos del componente
ceremonial de la actividad, debe, como lo destaca Goffman (1970),
ser un lugar en el cual resulta fácil o difícil
desarrollar el juego ritual de tener un yo.
A continuación, se comentan las reglas de
comportamiento que regulan el proceso de
interacción en las listas de discusión, cuyas
pautas de funcionamiento establecen normas de comportamiento de
carácter permisivas y restrictivas que aspiran, no
sólo a regular los encuentros, sino también a la
construcción de la propia cara, la cara de
los demás y la línea a seguir.
La interacción
en las listas de discusión
Las listas de discusión son nuevos lugares
de encuentro, producto del
uso de las tecnologías de la información y la
comunicación. Indistintamente se las denomina, listas de
discusión, foros de debate, listas
de correo o listas de distribución. Están conformadas por
un grupo de personas con intereses afines que se nuclean
alrededor de un tema específico, para intercambiar
información y opiniones, utilizando como vehículo
de comunicación el correo electrónico. La
diferencia sustancial que presentan respecto a otros tipos de
encuentros, es que en ellas, la interacción se produce a
través de actos verbales mediatizados por la
comunicación textual del correo electrónico y con
ausencia del cuerpo.
Las listas de discusión comparten la
condición de espectáculo, de lugar no simbolizado
de los no lugares (Augé, 1998) y su condición de
lugar público en el que se suceden encuentros no
focalizados, definidos por Goffman (1970) como los encuentros en
los que los individuos no están relacionados por un foco
de atención compartido, pero en los cuales se suceden
encuentros sociales autorregulados por el orden
ritual.
En las listas de discusión se establece un
orden público y los integrantes realizan adaptaciones
estructuradas al mismo, como en las microinteracciones
localizadas en los espacios públicos analizados por
Goffman (1979): la circulación peatonal o las colas en los
supermercados.
Las personas que consultan habitualmente los
mensajes recibidos, que reponden a pedidos de información,
que solicitan información o emiten opiniones, son al mismo
tiempo unidades vehiculares y unidades de participación
(Goffman, 1979), que operan de acuerdo a un código de
circulación es decir al conjunto de normas que sostienen
la organización ritual de los
encuentros.
Goffman (1970) destaca que todas las expresiones
empleadas por un grupo social para fines ceremoniales, como los
signos
lingüísticos, gestuales, espaciales, insertadores de
tareas, etc., pueden ser consideradas el idioma ceremonial del
grupo, ya que no son la propia acción empírica
concreta sino que son los componentes o funciones de la
acción.
El idioma ceremonial empleado en las listas de
discusión está gobernado por las normas del uso
correcto de las listas: la etiqueta. En estas normas se observa
que los componentes básicos de la actividad ceremonial,
identificados por Goffman (1970) como: deferencia y proceder, se
encuentran claramente explicitados.
Si bien, como lo señala Goffman (1970), la
deferencia y el proceder se superponen en la práctica, la
relación analítica entre ellos es de
complementariedad, no de identidad,
dado que la disposición a proceder correctamente es una
manera de mostrar deferencia hacia los demás y la
deferencia hacia los otros se expresa por medio de la conducta
del proceder.
La deferencia es entendida por Goffman (1970) como
el componente de la actividad simbólica por el cual se
transmite un sentimiento de respeto hacia un
destinatario que implica una apreciación y evaluación
de éste.
Esta actividad ceremonial, se caracteriza por
tener un tono cortés y un sentimiento de respeto hacia el
otro, transmitiendo una apreciación que en muchos sentidos
es más elogiosa de lo que justificaría los
verdaderos sentimientos que el actor siente hacia su
destinatario.
En la deferencia se ponen en juego los rituales de
estatus o interpersonales, porque en esta actividad el individuo
debe proteger las consecuencias simbólicas de sus actos,
mediante los rituales interpersonales que ponen en evidencia los
sentimientos de confianza, estima, afecto y
pertenencia.
La protección de las consecuencias
simbólicas de los actos a través de la deferencia,
se pone de manifiesto con claridad en el párrafo
introductorio de las normas establecidas para la
interacción en las listas de discusión que se
establecen en "RFCF1855" (1995). En dónde se expresa, que
si bien todas las reglas que regulan la comunicación de
persona a persona, a través del correo electrónico,
también son válidas para la interacción en
las listas de discusión, en éstas últimas
dado que la comunicación se establece entre una persona
con varias, hay que tener expreso cuidado de no ofender a mucha
más gente; por lo cual se recomienda, como absolutamente
importante, conocer e informarse, tanto como sea posible, sobre
la audiencia del mensaje.
Las formas que puede adoptar la deferencia, son
identificadas por Goffman (1970) dentro de dos amplios grupos:
los rituales de evitación y los rituales de
presentación.
Los rituales de evitación son
aquéllos por medio de los cuales un individuo se mantiene
a distancia del destinatario, mostrando consideración
hacia su intimidad y protegiendo de esta manera también la
propia.
Dentro del proceso de evitación, se
encuentran aquellas prácticas por medio de las cuales se
evita el contacto con los otros, o si se afronta el contacto, se
toman medidas defensivas y protectoras que logran superar la
amenaza.
En las listas de discusión, la
práctica salvadora de evitar el contacto a efectos de
eludir la amenaza es ampliamente utilizada.
Una de las normas básicas que se establecen
(RFC1855, 1995), es la que aconseja que durante los dos o tres
primeros meses, el nuevo integrante de un foro de discusión debe
mantenerse sin participar y como mero observador, a efectos de
interiorizarse del funcionamiento de los encuentros y la
orientación del foro, es decir en función
del cuidado del orden ritual.
Pero también, la escasa o nula
participación en las listas, es puesta de manifiesto como
preocupación en las reglas de comportamiento que
configuran el ritual expresivo de esta clase de
comunidades virtuales, a igual que en las relaciones cara a cara,
la no participación activa de uno o varios de los
integrantes del encuentro es censurada y sentida como amenaza
para los otros.
En los estudios sobre listas de discusión,
que indagan la participación de los integrantes activos, Merlo
Vega y Sorli Rojo (1998), observaron que de un total de 2054
participantes inscriptos, en un período de un mes,
sólo intervinieron 241, es decir el 20,4% y también
analizaron el flujo de mensajes enviados por cada integrante y
comprobaron que del total, el 53,6% participa con sólo un
mensaje, un 44,6% entre 2 a 9 mensajes y el 1,6% más de
10.
Asimismo Feliu y Gisbert (2001) también
estudiaron la participación de los grupos y encuentran que
el sector que ha intervenido más de once veces en un
año, representa entre el 6,8% y el 5,8%. Constataron
además la existencia de una mayoría de integrantes
que sólo lee los mensajes que oscilan entre el 76% y el
96% y además la gran mayoría que sólo usa la
lista para lectura tiende
a aumentar durante el período estudiado en un
21%.
Si por el contrario, los participantes afrontan el
riesgo del
contacto, se ponen en juego otras prácticas de
evitación tan comunes como las defensivas, son
prácticas protectoras ejercidas a través del
respeto y la cortesía, mostrando un tratamiento ceremonial
hacia los otros que esperan le sea
correspondido.
Asimismo se emplea la discreción que como
dice Simmel citado por Goffman (1970), no consiste sólo en
el respeto hacia el otro, hacia su voluntad de ocultar alguna
cosa, sino que consiste también en apartarnos del conocimiento
de todo lo que el otro no quiere revelar en forma
expresa.
Esta práctica protectora a través de
la discreción es absolutamente respetada en los foros de
discusión, de manera tal que nunca los integrantes indagan
sobre cuestiones puntuales referidas a las esferas personales o
institucionales, esta regla esta claramente explicitada en la
guía "RFC1855" (1995).
Goffman (1970) destaca que la participación
en los encuentros, es uno de los aspectos fundamentales del
control social en
la conversación, el individuo no sólo debe mantener
una adecuada intervención, sino que además debe
actuar de modo de asegurar que los otros mantengan la
suya.
Con relación a los rituales de
presentación, que son definidos por Goffman (1970), como
aquellos actos por medio de los cuales un individuo manifiesta
abiertamente su respeto y la forma y manera como tratará a
los demás en el momento de la interacción. Se
identifican cuatro formas muy comunes en la sociedad, de
rituales de presentación: los saludos, invitaciones,
elogios y pequeños servicios.
Estos actos de presentación también
ocurren en la interacción de las listas de
discusión, por ejemplo, una de sus principales normas de
etiqueta consiste en responder a un pedido de ayuda o solicitud
de información, estos pequeños servicios, incluso
corresponden a las tareas y obligaciones
de los moderadores (RFC 1855, 1995), dado que se les pide que no
dejen ningún mensaje de esta naturaleza sin responder. Se
observa como lo señala Goffman (1970) que las reglas
relativas al ritual de la presentación son prescriptivas,
es decir se especifica lo que se debe hacer.
Del mismo modo los participantes luego de haber
recibido respuestas a sus pedidos deben compartirlos con el
grupo, en un acto de deferencia hacia los que las enviaron
(RFC1855, 1995).
También en las listas de discusión
se regulan los saludos de encuentro y despedida, haciendo
especial énfasis en la necesidad de enviar mensajes
siempre firmados (RFC1855, 1995), reforzando el carácter
de encuentro y espacio público de interacción en el
cual los saludos típicos de demostración de afecto
y familiaridad, están ausentes.
Goffman (1970) señala que los saludos de
encuentro y despedida, pueden explicarse, porque en todo
encuentro se desarrolla un esfuerzo por parte de cada
participante para pasar por él de manera tal de no quebrar
las relaciones, es decir tratando de mantener el equilibrio
ritual. Así las despedidas resumen el efecto del encuentro
sobre la relación y muestran lo que pueden esperar los
participantes unos de otros cuando vuelvan a
encontrarse.
Con respecto al segundo elemento del componente
ceremonial de la conducta, identificado por Goffman (1970) como
el proceder, también en las listas de discusión se
encuentran expresiones de buen o correcto proceder, con atributos
tales como: discreción y sinceridad; modestia en las
afirmaciones que conciernen a la persona; dominio del
lenguaje, las
emociones y
deseos; aplomo bajo presiones, etc.
Las normas que regulan el proceder en las listas
de discusión, explicitan estos tipos de prácticas,
así se sugiere y se solicita a los participantes que tomen
en cuenta ciertos recaudos, en la guía "RFC1855" (1995),
se aconseja: no olvidar que del otro lado de la red hay otra
persona; en los momentos de alteración es conveniente no
contestar inmediatamente; ser breve dado que los párrafos
muy extensos serán menos leídos; los mensajes
electrónicos son un reflejo de quién los escribe;
tener cuidado con el contenido y la ortografía para que luego no sean un motivo
de vergüenza; cuidado con el humor y el sarcasmo, para lo
cual se sugiere utilizar símbolos denominados "emoticones" que
apoyan el significado de las palabras, como por ejemplo: ":-)"
que significa algo gracioso o sonrisa y ";-)" que significa algo
irónico o guiño; utilizar lenguaje respetuoso,
nunca hiriente ni descalificador. También está
expresamente desaconsejado utilizar la letra mayúscula,
porque escribir con mayúsculas significa en el lenguaje de
la red: gritar.
Como se desprende de estas normas, de lo que se
trata es de lograr lo que Goffman (1970) destaca como proceso de
socialización o educación del
carácter, las cualidades que el individuo muestra en la
interacción son el diagnóstico que los otros hacen de su
persona y representan la imagen de
él vista por los demás.
En las listas de discusión se procura darle
al yo del participante un lugar viable y sagrado para su
desarrollo y por otra parte se convoca a mantener una
situación ritual de respeto hacia el objeto, como dice
Goffman (1970) el individuo sigue siendo una deidad de
considerable importancia y es un dios viable porque entiende la
importancia ceremonial de la forma en que se lo trata y puede
responder dramáticamente a lo que se le
ofrece.
Los integrantes de las listas de discusión
interactuan de acuerdo a convenciones que pueden ser equiparadas
a las reglas de un juego, las normas de tráfico o la
sintaxis de una lengua y esto
se debe a que: en primer término se parte del presupuesto que
el cumplimiento de las reglas les depara el pago de un precio
bajo y la obtención de un beneficio alto y en segundo
lugar la interacción ordenada es considerada un producto
del consenso normativo, aceptando normas que se consideran
intrínsecamente justas.
Además todos los integrantes del grupo dan
por sentado que las restricciones que se aplican rigen tanto para
los demás como para uno mismo, que los otros
también asumen esta premisa y que todos entienden
cuáles son los beneficios de esta
autosumisión.
Dado que en las listas de discusión, se
pone en juego una función comunicativa especial, ordenada
según presuposiciones de conocimiento acerca de los otros
y normativas y límites autoimpuestos, representan
expresiones acabadas del orden de la interacción, del
orden ritual.
Goffman (1970) utiliza el término ritual
porque considera que los componentes simbólicos muestran
cuán sagrada es la cara y cuán digno de respeto es
cada uno de los participantes de la interacción, por lo
cual el orden expresivo para ser sostenido es de orden ritual. Y
asimismo, destaca que existe una situación ritual, siempre
que una sociedad impone a sus miembros una actitud de
respeto hacia un objeto, expresado por medio de una
conducta.
La necesidad de cumplir con las normas de conducta
impuestas desde afuera que le impone a los individuos la vida en
sociedad, a través de una serie de proscripciones y
prescripciones, transforman a la persona en una
construcción fabricada. Se espera de los miembros de un
grupo social, que se respeten y que también mantengan
normas de consideración. Se espera que lleguen a
situaciones ciertamente extremas en algunos casos, para salvar
los sentimientos y la cara de los otros presentes en el encuentro
y se espera que lo hagan voluntaria y espontáneamente,
sólo por identificación emocional con los
demás y con sus propios sentimientos.
Esta contradicción es puesta de manifiesto
por Goffman (1984) cuando hace alusión al proceso de
alienación que implica la coerción social que
padecen los hombres y reflexiona acerca de que la naturaleza
humana, no parece ser tan umana, dado que las actitudes
aprobadas o sancionadas hacen que cada hombre sea su
propio carcelero, aún cuando le guste su propia
celda.
En las listas de discusión, como en los
demás tipos de encuentros que se producen por internet, es
difícil detectar las clases de alienación posibles,
dado que el fluir de los sucesos del encuentro se dan en tiempo
diferido sin presencia inmediata de los participantes y los
únicos registros que quedan de la interacción son
los archivos de los
mensajes.
Pero, de todas formas es indudable que por la
naturaleza ritual de esta clase de encuentros, se establecen
algunos tipos de alienación, tales como:
preocupación por otro participante; ansiedad por recibir
una respuesta; temor de que el tema no interese y por eso ha
tenido poca repercusión; silencio penoso ante un pedido;
exceso de respuestas, etc.
En consecuencia, se puede afirmar que las listas
de discusión, como uno de los posibles intercambios que se
generan a través de internet, resultan prácticas
sociales que reproducen el carácter universal de la
naturaleza de los encuentros que se producen entre los
hombres.
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Mercedes Patalano