Monografias.com > Administración y Finanzas
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Escenarios de gestión asociada y nuevas fronteras entre el Estado y la sociedad




Enviado por Héctor Poggiese


    Presentación

    El proceso de
    Reforma del Estado y la
    redefinición de su perfil corre los límites
    preexistentes entre el sector
    público y la sociedad,
    configurando una situación de cambio e
    incertidumbre que debe ser resuelta.

    El trabajo
    presenta las características fundamentales del accionar
    del Estado desde un abordaje metodológico para que el
    tratamiento de las nuevas fronteras entre estado y sociedad o las
    distintas formas de asociación que se plantean para el
    futuro, tengan un impacto simultáneo en varios
    planos:

    a) Al interior del estado en el rediseño de su
    perfil como impulsor de desarrollo social
    económico de manera que al actuar así se
    rediseña a sí mismo.

    b) En la calidad y
    consistencia de las propias políticas
    de descentralización y programas de
    desarrollo de
    forma que genere un cambio diferencial de las mismas.

    c) En la sociedad, a través de la participación ciudadana.

    d) En la consolidación del proceso
    democrático.

    Un conjunto de experiencias, desarrolladas en América
    Latina desde el estado en las que se ha ensayado y probado su
    aptitud para resolver cuestiones de alta complejidad, sustentan
    la viabilidad de dicho proceso metodológico.

    El enfoque –de manera sintética–
    consiste en la construcción de escenarios adecuados al
    cambio que se quiere impulsar o sobre el que se quiere actuar y
    la puesta en práctica de una Gestión Asociada entre
    estado y sociedad.

    El contexto del ajuste
    estructural y la reforma del Estado.

    Estamos en presencia de un proceso de corrimiento hacia
    nuevos posicionamientos por parte de sectores que esperan
    reencontrar puntos de articulación que sustituyan los que
    han desaparecido como consecuencia de la fragmentación y
    dispersión que resulta de los cambios violentos en el
    modelo de
    reconversión de la Economía y del
    Estado.

    Nuevos enfoques del desarrollo proponen la idea de un
    desarrollo microregional como expresión de una sociedad y
    un estado local, donde lo local no es colocado como escala, sino como
    un espacio intersectorial de la vida social –como la
    molécula a la substancia– la menor partícula
    donde la sociedad todavía es sociedad, y conserva sus
    notas esenciales. Hay aquí la sugerencia explícita
    que más abajo de ese nivel o más adentro de esa
    configuración social, las relaciones
    esfuerzo–resultado, costo
    efectividad, gasto social/beneficio social, en el marco del
    contexto de la crisis y la
    reconversión de la economía, no serían
    positivas.

    A la luz de las
    principales características de acumulación y
    concentración espacial que el modelo de neoliberalismo
    irá produciendo, la microregión como
    concentración para viabilizar posibilidades en base a
    estrategias
    diferenciadas, "… se reenfocará hacia el desarrollo de
    sistemas
    parciales de actividad o grupos
    sociales territorialmente definidos, como las comunidades
    locales, tendiendo a abandonar la formulación de grandes
    políticas regionales y el desarrollo de planes o programas
    globales" (1). La microregión, bajo estos enfoques,
    tendría mayores posibilidades de constituirse en un
    proyecto
    político de desarrollo, considerando que las posibilidades
    de definición de lo que es una región pasan hoy
    más por variables
    sociológicas y políticas que
    físico–territoriales.

    La descentralización del Estado, junto con la
    privatización de empresas y
    servicios, es
    una política
    estructural instalada y desarrollada a gran velocidad,
    aunque el traslado de recursos y
    decisiones al nivel local anda a paso de tortuga y las privatizaciones hacia el sector empresario
    concentrado de la economía y el achicamiento del Estado
    central anda a velocidad de liebre patagónica. Este es un
    proceso bastante generalizado en América
    Latina y las expectativas sobre las posibilidades del nivel local
    van decayendo en relación directa con el empobrecimiento
    de lo que va quedando. En realidad lo local ha sido pensado y
    alimentado como una gran fantasía, una panacea donde los
    procesos
    podrían ser revertidos cuando es imposible pensar lo local
    sin verlo atravesado por lo global y condicionado por las
    tendencias modeladoras de integración universalizante de la
    economía y la política. Aunque dudemos de su
    hipotética progresividad en tanto funcional al proceso de
    reconversión mundial, no dudamos de su
    irreversibilidad.

    Aun en el largo plazo no se ve como el Estado (que es la
    sociedad política que hoy conocemos) tendería a
    recuperar un papel como el que en presente está
    abandonando o que nuevo pacto entre Sociedad Civil y
    Estado podría venir a establecerse por el cual ciertas
    funciones le
    fueron agregadas, sean las mismas u otras. Si bien es cierto que
    la descentralización ha sido reclamada más que por
    los poderes locales que por la sociedad civil preocupada por el
    desarrollo social (así como las privatizaciones fueron
    más reclamadas por sectores preocupados con el desarrollo
    del mercado) la
    oportunidad histórica no parece ser la mejor o, por lo
    menos, las condiciones para su éxito
    no están hoy en posición favorable. El gobierno local,
    con todo, o más precisamente el gobierno de lo local, en
    una combinación todavía desconocida entre sociedad
    civil y estado local, se objetiva como un estadio de
    conexión y de entendimiento más adecuado a los
    fines de la acción
    colectiva y el desarrollo social y económico.

    Los procesos de recuperación democrática
    de la mayoría de los países de América
    Latina y El Caribe se consolidaron en la década pasada y
    los regímenes democráticos están
    consiguiendo sustentar sus instituciones
    y prácticas representativas pero la legitimidad en general
    del sistema
    está siempre en jaque por el contraste entre las
    libertades políticas y las demandas sociales encorcetadas
    en el marco de las políticas de ajuste estructural. Las
    prácticas democratizantes deberían tender a
    ampliarse a los procesos de formulación de las
    políticas públicas y a los proyectos de
    desarrollo, para multiplicar a nivel social las posibilidades del
    ejercicio de derechos políticos
    fundamentales de consulta, opinión e información sin desmedro de los mecanismos
    representativos. Aumentar la cantidad y la calidad de esas
    prácticas democratizantes sería un objetivo a
    perseguir a través de un aumento de la
    participación social, contribuyendo al sostenimiento del
    sistema democrático.

    Sin embargo, el propio modelo económico produce
    una parálisis en lo colectivo y en lo solidario, que
    redunda en una apatía social y una anomia en los
    movimientos reivindicativos. Los movimientos sociales que
    subsisten no presentan programas para el conjunto de la sociedad
    ni modelos
    societales con definición sino que levantan sus intereses
    de sector y hasta personales en el marco de reivindicaciones
    puras y demandas de solución.

    Las desfiguradas relaciones entre sociedad civil y
    estado se agravan aún más porque el deshacerse de
    responsabilidades por parte del Estado y hacerse cargo por la
    sociedad civil dista de ser una sinfonía.

    Junto con el debilitamiento de la economía formal
    hay una pérdida de peso relativo de los sindicatos y
    junto a la reforma del Estado enflaquecen las organizaciones
    comunitarias subsidiadas por el Estado de Bienestar. El nuevo
    fenómeno las ONGs representan formas de organización de parte de la sociedad civil,
    de naturaleza
    atomizada y alcance limitado y dentro de su dispersión de
    origen, persiguen formas de intervención en el desarrollo
    social económico pero en base a rasgos de autonomía
    conceptual frente al Estado.

    En el campo de las políticas sociales se percibe
    nítidamente que este proceso de fragmentación
    institucional y social es funcional a un proceso de globalización donde las líneas
    maestras de ajuste a nivel social están definidas por
    niveles orgánico–financieros de escala
    mundial.

    En lo territorial y económico se verifica una
    reconstrucción de relaciones, un tejido que se reconstruye
    en general en regiones fronterizas; las fronteras que antes
    dividían espacios nacionales son hoy el centro de los
    procesos de reconfiguración y de allí emergen las
    nuevas regiones políticas económicas.

    Por una analogía también podríamos
    pensar en nuevas fronteras entre estado y sociedad no solo porque
    ellas puedan situarse en niveles diferentes sino fundamentalmente
    porque ellas constituirían lugares de encuentro y nuevos
    compromisos. Esos puntos de articulación, a los que
    aludíamos en el comienzo de este trabajo, se vislumbran en
    estas fronteras que deberían convertirse en franjas de
    intersección, concertación y construcción
    conjunta. Ello necesita de la configuración de
    particulares escenarios como espacios formalizados de intercambio
    y conjunción de fuerzas en niveles superiores de
    complejidad que en los que en general interactúan,
    permitiendo una mayor asociación entre vectores del
    cambio social.

    Modelos decisorios
    participativos:

    Toda vez que se analizan aspectos de política
    pública en los cuales juega un papel importante el
    objetivo de la participación en relación con
    procesos de planeamiento, y
    de elaboración y formulación de planes y proyectos,
    estamos frente a situaciones que encajan dentro de una
    definición general que se da en llamar planeamiento
    participativo, considerando como tal la elaboración de
    propuestas gubernamentales que excedan en algún grado el
    circuito tradicional de los procesos decisorios, clásicos,
    sostenido en el esquema de la relación entre un nivel
    técnico especializado y un nivel político
    decisorio. Este esquema interno del funcionamiento
    burocrático de rutina que se basa en dos escalones, el de
    los preparadores de la decisión (decisión makers) y
    los tomadores de la decisión (decisión takers), es,
    de partida, poco permeable a la ampliación de actores
    institucionales y sociales y en exceso rígido cuanto a
    participación comunitaria o popular. (2).

    Una definición tan laxa (en realidad estamos
    aceptando –en forma preliminar– llamar participativo
    a toda práctica del planeamiento que supere, por la simple
    vía de la ampliación de actores convocados, el
    marco no participativo del planeamiento tecnocrático
    tradicional) nos coloca sólo en la frontera de un
    territorio todavía poco explorado, donde se anda a tientas
    y cuando se corre, es atrás de ciertos espejismos que
    –para cumplir con su género– se disuelven tan pronto que
    parecen próximos.

    Para reducir ese desconocimiento y sobrepasar la
    incertidumbre hay que aceptar que la participación en
    políticas públicas y en particular en planeamiento
    es, por necesidad un proceso técnico–político
    que contiene reglas de funcionamiento y metodologías
    orientadoras. Siendo entonces la participación el
    componente que crea un proceso decisorio diferente y produce una
    interacción dinámica y conflictiva entre Estado
    (gobierno, administración, técnicos) y Comunidad
    (organizaciones, vecinos, usuarios) caben tres – y solo
    tres – tipos fundamentales de procesos participativos.
    (3).

    En primer lugar aquellos procesos donde reglas y
    metodologías dejan en el sector popular extra gobierno las
    decisiones de acción que correspondan. Este tipo se
    encuadra dentro de la denominada investigación–acción,
    investigación participativa, autodiagnóstico
    comunitario y otras variaciones. Aunque en las modalidades
    más recientes una propuesta que nacida como mecanismo de
    enfrentamiento al Estado ha evolucionado hacia una
    coparticipación y –en algunos casos– es
    utilizada desde las estructuras
    gubernamentales, su filosofía original la perfila como
    afluente para la auto–decisión de los grupos
    comunitarios y populares.(4).

    En segundo lugar aquellos procesos donde reglas y
    metodologías dejan en el sector gubernamental la palabra
    final de las decisiones. Este tipo de planeamiento participativo
    propiamente dicho, se encuadra dentro del denominado planeamiento
    democrático, el que –cualquiera sea su nivel y
    escala, desde un plan nacional de
    gobierno hasta un proyecto específico de desarrollo local
    o social– se rige por los mecanismos de
    representación y delegación en las autoridades
    gubernamentales, las que se reservan su capacidad individual de
    decisión. El concepto de no
    vinculante con el que se rotula estos procesos es muy
    explícito. (5).

    En tercer lugar aquellos procesos donde reglas y
    metodologías establecen que lo que se produzca consensuado
    en el escenario así establecido y que tome la forma de
    compromisos de acción entre los distintos actores forma
    parte de las decisiones, porque hay una voluntad política
    expresada con antecedencia que reconoce ese espacio y sus reglas.
    Este tipo se corresponde con un concepto de gestión
    asociada y participativa; presupone un cierto grado de
    asociación previa entre gobierno y comunidad respecto al
    reconocimiento de un modelo decisorio compartido.En este sistema
    no se hace depender la asociación de los resultados
    (siendo que los resultados dependerán finalmente de la
    decisión de uno y de otro), sino que los resultados
    serán necesariamente asociados, porque el montaje del
    proceso ya es fruto de una asociación. (6).

    Así como en el primer y segundo tipo, el
    procesamiento es no vinculante, en el tercero es vinculante
    porque parte de la manifestación de un vínculo
    previo, una asociación participativa de gestión, un
    acuerdo sobre un modelo de toma de
    decisiones conjunta.

    Escenarios de
    participación y
    metodología.

    El concepto de "escenario" es familiar a la planificación tradicional pero el uso de
    ese término genera alguna confusión cuando referido
    a modelos participativos no convencionales: como se analiza a
    continuación el término es el mismo pero sus
    conceptos muy diferentes.

    El concepto de escenario ha venido siendo usado con
    regularidad en el sentido de hipótesis de futuro, construcción de
    imágenes sobre el devenir (7). Con cierta
    frecuencia en el campo de las ciencias
    políticas y sociales se apela a esa técnica
    (8).

    Al jugar simuladamente con variables se presupone
    poder
    influenciar sobre quienes tienen posibilidades de hacer al
    respecto, en base a la coincidencia que se obtenga acerca de
    ciertos riesgos
    futuros. Esto podría leerse como aceptar no ser
    responsable de un futuro no querido, una identidad
    ideológica semejante a coincidir con un futuro
    querido.

    Es por demás comprobable que identidades
    ideológicas muy profundas respecto a un mundo de ideales o
    utopías no asegura comportamientos sociales o individuales
    semejantes.

    Algunos modelos de futuro han considerado esa comunicación de variables para proyectar la
    posible satisfacción de necesidades básicas de la
    población mundial en relación con
    los recursos (9). Sin embargo hasta estos propios modelos que
    incluyen la variable de la participación no son
    participativos en su construcción y realización; no
    resultan de una construcción social integrada, ni siquiera
    de una elaboración asociada con factores políticos,
    de poder, sino una aproximación de naturaleza
    científica–técnica, a veces académica
    y otras tecnocrática.

    No existe aquí la pretensión de juzgar la
    eficacia de
    esta concepción de escenario en base a sus "aciertos" ni
    mucho menos negar la importancia de los ejercicios de prospectiva
    (de este tipo de ejercicios de prospectiva) que en si mismos son
    de gran importancia porque a) supone un esfuerzo
    científico en el terreno de la incertidumbre de la
    historia como
    futuro, b) constituyen un modelo analítico inclusive para
    acompañar los procesos o para compararlos una vez
    concluidos y c) configuran objetos del análisis de las ciencias
    sociales y políticas para caracterizar las visiones
    que sobre una serie de procesos desde ciertos grupos sociales se
    hacen de la sociedad.

    Cuando usamos el concepto de escenario participativo nos
    estamos refiriendo a un escenario del presente, un lugar donde
    los actores jueguen hoy el papel de proyectar el futuro (un
    futuro, la parte del futuro que esos actores pueden tocar) o la
    parte del futuro que se puede construir en el
    presente.

    Estos escenarios son ejercicios anticipatorios de un
    modelo de sociedad que vendrá, como configuración
    presente de un modelo decisorio que se sugiere. Significa una
    carga de responsabilidad, no es sólo la
    enunciación discursiva de un modelo social mejor desde un
    punto de vista teórico, sinó la construcción
    anticipada, provisoria, de una situación futura colocada
    en el presente, para contribuir a un modelo decisorio
    participativo que no es predominante. Exige la elaboración
    de estrategias de protección de los cambios producidos
    para que puedan seguir la transformación que se asegura.
    (10).

    Significa funcionar de una forma que no es habitual,
    anticipar formas decisorias que tal vez estén en una
    sociedad del futuro, experimentar un modelo de gestión de
    manera anticipada, ser ahora lo que se va a ser después,
    pero con actores reales, vivos, activos. A
    diferencia de un escenario teatral donde los personajes repiten
    siempre la misma escena, (esto es, los actores–personajes
    son los mismos aunque el actor–persona cambie),
    en el escenario participativo de la planificación
    gestión las escenas nunca se repiten y tampoco los
    actores,porque aunque a veces sean los mismos, son diferentes
    cada vez. No solo son cambiantes por su propia naturaleza
    sinó porque la interrelación del escenario los
    modifica (en el sentido de "influencias mutuas" que
    definíamos más arriba.

    El concepto de escenario participativo se refiere a
    espacios de articulación formalizados como procesos
    decisorios con reglas definidas que se construyen por acuerdos.
    Por eso toda la preparación del escenario es la propuesta
    en práctica de una metodología
    particular.

    Esta se propone que se configuren estrategias con
    compromisos, articuladas y asociadas con los actores en los
    proyectos y políticas:

    así la preparación del escenario es una
    forma asociada y comprometida de ejecutar el proyecto
    estratégico de construir un escenario para la toma de
    decisiones. Así es altamente probable que reproduzca la
    matriz que lo
    genera, y que venga a crear acciones
    estratégicas y modelos de gestión cogestionarios y
    asociados.

    Es bastante conocido que la tensión constante y
    el conflicto
    aflorado de la participación como objetivo, los intereses,
    diferencias de clases o grupos sociales y los propios
    requerimientos de cambio estructural (naturaleza implícita
    en un proceso transformador) demande cierta cualidades de sus
    intervinientes:"El reconocimiento de esas tensiones permanentes
    implica una gran dosis de tolerancia,
    flexibilidad y capacidad de negociación, no sólo entre los
    diversos actores sociales, sino que principalmente por parte de
    los planificadores y demás representantes del Estado" (11)
    pero no se acepta con facilidad, se desconoce o se omite que todo
    proceso participativo de negociación entre actores de
    diversos poder, intereses y visiones no se resuelve por la mayor
    capacidad de los individuos –aunque eso ayuda sino por la
    naturaleza particular en que se desarrolle ese intercambio
    negociado y participativo.

    Las reglas y los procedimientos
    para la construcción colectiva de conocimientos, de
    acuerdos y de compromisos, esto es la metodología
    particular para un modelo decisorio de semejante complejidad pasa
    a ser un instrumento esencial. Así como no habrá
    participación si no hay voluntad manifiesta de producirla,
    tampoco la habrá si no se usa un método
    adecuado y consensuado para su tratamiento. Es más, la
    voluntad participativa debe incluir –desde el comienzo en
    los actores con mayor poder político y progresivamente en
    el resto– la manifestación de las reglas de juego de la
    negociación y de los métodos
    para producir resultados.

    De este modo se arriba a la conclusión
    teórica que sin escenario participativo no hay
    aplicación metodológica, ni metodología
    aplicada en la etapa de preparación del
    escenario.

    Los efectos de este tipo de metodologías, parecen
    necesitar de condiciones secuenciales:

    a) Voluntad política de realizar la experiencia
    de asociarse para estos fines.

    b) Etapa de preparación del escenario, que
    significa en sí mismo un proceso adaptativo a la
    gestión que se va a ensayar (un entrenamiento
    para fijar las reglas de juego del proceso).

    c) La formalización del escenario participativo y
    la formulación de estrategias.

    Esta construcción de la viabilidad del uso de la
    metodología, reafirma el principio teórico que lo
    político es condictio sine qua non para que el modelo de
    gestión sugerido pueda ser ensayado.

    Ahora bien, no se trata sólo de ensayarlo, sino
    también de contribuir a que sea eficaz y exitoso. A la
    voluntad política hay que agregarle preparación
    técnica del escenario para que en éste estén
    aseguradas las condiciones de funcionamiento que tendrán
    la responsabilidad de producir los cambios deseados. Así
    como la voluntad política viabiliza el escenario, la
    preparación viabiliza la elaboración
    estratégica. En todo caso, ambos movimientos son, si bien
    se mira, la aplicación de la metodología a la
    construcción del escenario de su aplicación. Como
    en las muñecas rusas, que siempre esconden otra
    muñeca igual pero más pequeña dentro suyo,
    en los componentes que anteceden a cada momento del proceso
    metodológico deben encontrarse los elementos
    básicos de la propuesta.

    Estrategias y
    viabilidad

    La conjunción de actores involucrados, necesarios
    y/o interesados en un escenario construido para lo
    específico y el uso de metodologías sistematizadas
    y regladas para la articulación de visiones e intereses
    debe conducir a la elaboración de una o varias estrategias
    de acción capaces de introducir cambios frente a los
    problemas que
    se quieren resolver o abrir camino para la implementación
    en la realidad del cambio que significa el proyecto para el cual
    se elaboran las estrategias. De hecho todo proyecto de desarrollo
    es en sí mismo parte de una estrategia que lo
    incluye, aún en el caso que ella no esté
    explicitada, pero todo proyecto deberá desencadenar sus
    propias estrategias de acción estructuradas en el
    compromiso entre los actores participantes.

    La estrategia es un postulado complejo que contiene la
    naturaleza del cambio que se sugiere para el modelo
    problemático definido en el escenario participativo, el o
    los actores que portarán la estrategia (los encargados de
    llevarla a cabo) y una prefiguración, las líneas de
    un bosquejo de los modos instrumentales y del perfil de las
    acciones que deberían implementarse.

    Antes aún de programar acciones y actividades en
    torno a cualquier
    decisión sobre estrategias es posible determinar su
    viabilidad. Toda acción estratégica supone operaciones
    altamente conflictivas porque presupone la necesidad de levantar
    obstáculos y eliminar restricciones en el horizonte del
    tiempo del
    plan o proyecto. Es muy importante saber que posibilidades tiene
    ese cambio de llegar a instalarse en la aceptación de los
    actores sociales, políticos en la trama de sus relaciones
    ya constituidas y en las situaciones de poder
    consolidadas.

    La viabilidad estratégica se refiere al campo de
    fuerzas aliadas, a la acumulación de los poderes
    necesarios para hacer posible el cambio.

    Ese campo de fuerzas asociadas deberá acomodar
    los poderes necesarios para por lo menos neutralizar el campo de
    fuerzas que se opondrán al cambio sugerido e impedir que
    tal campo de fuerza
    opositoras se constituya. Ningún proyecto, en tanto
    implica la posibilidad de un fuerte cambio deja de crear conflictos y
    resistencias a
    su implementación, resistencias que si bien se
    habrán de manifestar en distintos planos tenderán
    siempre a conformarse en un puente que mantenga el statu quo o
    que oriente cambios en otro sentido. La viabilidad
    política consiste en tener el poder suficiente y la
    voluntad de usarlo pero su dificultad mayor radica en poder
    aproximarse con precisión para sopesar lo suficiente ese
    poder y percibir de una forma razonable el como sería la
    manifestación de esa voluntad política de usarlo a
    favor del cambio. A diferencia de lo
    económico–financiero y lo tecnológico, que
    tienen mayores posibilidades de ser mensurados, la voluntad
    social y política se instala en la esfera de lo
    ideológico (en tanto modelo de sociedad), de la
    acción (en tanto proyecto) y de los intereses individuales
    y colectivos (en tanto social).

    Una ponderación de actores, frente a alternativas
    estratégicas o frente a varios cursos de acción
    posible de una estrategia, puede brindarnos anticipadamente un
    mapeo bastante aproximado de los campos de alianza y de
    oposición que estaríamos disponiendo y del nivel de
    conflictividad que deberíamos enfrentar.

    La ponderación, que es el resultado final de una
    serie de técnicas
    aplicadas, constituye un elemento imprescindible para la toma de
    decisiones estratégicas y para la conducción
    exitosa de aquellas estrategias consideradas viables y por lo
    tanto implementables a través de acciones
    concretas.

    La conducción de estrategias es un arte, como
    dirá C.Matus:"…El arte de unir sumar y avanzar en el
    tiempo preciso es, en síntesis,
    el arte de conducir como lider una determinada estrategia. Unir
    para consolidar el apoyo logrado, sumar agregando nuevas fuerzas
    sociales favorables al proceso perseguido, y avanzar hacia nuevas
    metas sobre la base del mayor poder obtenido, es la esencia de la
    cuestión que plantea el cumplimiento de una estrategia."
    (12).

    La estrategia, como viabilidad, completa un ejercicio de
    anticipación donde como en el juego de ajedrez una
    acción pensada tiene una reacción, un resultado que
    devuelve una nueva anticipación. Es un proceso continuo de
    acumulación y rectificación del conocimiento
    que es necesario practicar simuladamente antes de tomar la
    decisión pero como"…los elementos críticos en el
    análisis de viabilidad están en el movimiento de
    cambio que quizás invalide hoy nuestra estrategia de
    ayer.." (13), la secuencia de anticipación, acción,
    reacción, nueva anticipación, pasa a ser un
    ejercicio constante de la implementación de
    estrategias.

    Gestión Asociada como forma de co-gestión
    entre Estado y Sociedad La Gestión Asociada es una
    herramienta que permite la construcción de un espacio para
    el tratamiento del desarrollo, en base a una visión y un
    método integrador.

    Es un ámbito en el cual se desarrollan acciones
    conjuntas entre la comunidad y el estado, donde los canales de
    participación dan lugar a la elaboración de
    acuerdos, negociaciones o concertaciones a partir del
    reconocimiento de los conflictos, diseñando propuestas y
    acciones que integran visiones e intereses contrapuestos
    (14).

    Se trata de un espacio de naturaleza interdisciplinaria
    e intersectorial que utiliza una mecánica abierta y pluralista, de
    fácil acceso, operando por acuerdo y consenso.

    Tiene como objetivo la movilización y
    articulación de actores con peso relativo en los proyectos
    y políticas, estableciendo acuerdos y grados de
    responsabilidad y compromiso mutuos, formulación de
    metodologías y planes de trabajo, gestión de
    recursos
    humanos y financieros que viabilicen los
    emprendimientos.

    Resulta de una co-gestión entre organizaciones
    gubernamentales y no gubernamentales, no es exclusivamente
    gubernamental (como lo sería el Consejo Asesor) ni
    exclusivamente no gubernamental (como sería un Consejo
    Comunitario).

    Una preocupación esencial en estos ámbitos
    de gestión asociada es priorizar el fortalecimiento de los
    actores más débiles, cooperando con su desarrollo y
    capacitación, para reducir la desigualdad
    entre los actores, respecto de la distribución del poder económico,
    técnico, político, etc. que los distingue. Su
    legitimidad resulta del reconocimiento de su papel por parte de
    sus componentes: un acuerdo–consenso entre los comitentes
    en el que se incluye el poder estatal.

    El análisis del conjunto de experiencias en
    América Latina nos permite extraer y sintetizar varios
    aspectos relevantes: (15).

    El análisis de estos casos es el que nos permite
    sintetizar las características y condiciones fundamentales
    de una gestión asociada, cuando basadas en una
    metodología participativa y en un escenario pertinente.
    Pueden verse entre otros, los registros de los
    siguientes proyectos:

    * Proyecto de Renovación Urbana en Area
    Inundable (PRURAI), Concepción del Uruguay
    (Entre Rios).
    1985/87.

    * Proyecto Integrado de Relocalización y
    Reconstrucción de Reserva Indígena Pilquiniyeu
    del Limay. Provincia de Rio Negro 1987 en adelante.

    * Proyecto de Gestión Urbana Integrada Paternal
    Agronomía (PEGUIPA), Buenos Aires.
    1990/92.

    * Perspectivas Regionales del Oeste de la ciudad de
    Buenos Aires. ( en cuya gestión asociada participa el
    I.N.A.P.). 1992 en adelante.

    * Plan de desarrollo de la Provincia
    Zudañez-Bolivia.
    1992 en adelante.

    * La presencia en la gestión de un actor que
    surge del mismo proceso participativo, el Grupo Taller
    (grupo técnico intersectorial) integrado por aquellos
    participantes de los escenarios participativos (Taller de
    Planificación y Gestión) que continúan
    operando con el proyecto asumiendo de manera permanente la
    función de soporte de las actividades de
    la Gestión Asociada.

    Estos grupos con roles y tareas asignadas se conforman
    para tareas específicas y permanecen sólo hasta el
    cumplimiento de las mismas, reformulándose las unidades
    operativas según las prioridades y etapas por las que
    atraviese el proyecto. El único grupo que tiene un
    carácter permanente por la naturaleza de su
    función es el grupo denominado Gestión de la
    Gestión, que opera como motor dentro de
    este complejo proceso participativo, monitoreando las estrategias
    definidas, organizando la gestión, produciendo la
    información, la
    comunicación y articulación entre los actores y
    con los comunicadores sociales y registrando los debates,
    resoluciones y avances en actas.

    El plenario revisa la planificación global del
    proyecto que comprende:

    * la definición de objetivos y
    prioridades.

    * la definición de estrategias y
    actividades.

    * la articulación de compromisos y
    asignación de recursos.

    * la
    organización de los grupos de trabajo que llevan
    adelante la acción.

    * la actualización del ciclo de
    planificación–gestión y transferencia
    metodológica a través de talleres de ajuste y
    reformulación de las estrategias.

    Su funcionamiento se organiza en tres momentos
    articulados que sucesivamente tratan:

    Cuadro de Situación que es un primer momento
    donde se repasan todos los asuntos, procesos y tareas vinculados
    a la marcha del proyecto que permitan realizar una
    síntesis contextual y registrar las tendencias relevantes
    que se están manifestando en torno a él,
    favoreciendo la dinámica operativa y facilitando la toma
    de decisiones.

    A partir de esta presentación acotada se abre un
    Espacio Conceptual y Propositivo es donde se avanza en la
    conceptualización de los temas, se establece un debate abierto
    de ideas y se definen criterios. Toda esta tarea impregna el
    tercer momento, Grupos de Trabajo y Programación de Tareas, aquí se
    tratan los aspectos específicos de cada equipo
    técnico, se realiza el seguimiento de las tareas
    proyectadas y se conforman nuevos grupos de trabajo.

    Estos tres momentos del plenario se incorporan al ACTA
    que no es un mero registro de lo
    acontecido sino que constituye el documento técnico, de
    avance del proyecto, dejando constancia de su historia y evolución. Incluye todos los productos
    técnicos elaborados por los grupos de trabajo y sometidos
    a plenario, así como las fundamentaciones y encadenamiento
    de ideas que van surgiendo y constituyendo el marco conceptual
    del plan.

    Lo desarrollado en plenario se compagina y trabaja de
    modo que el acta refleje los momentos articulados antes
    definidos. La lectura
    horizontal de las mismas nos permite un seguimiento
    de:

    *Los logros, avances y retrocesos del proceso, a
    través del Cuadro de Situación.

    *La secuencialidad de toda la fundamentación
    conceptual y gráfica a través del Espacio
    Conceptual y Propositivo.

    *Los reposicionamientos de las actividades y de los
    grupos técnicos operativos frente a las condiciones
    existentes en cada momento, a través del momento de
    Grupos de Trabajo y Programación de Tareas.

    *El grado de pertenencia y apropiación del
    proceso por parte de los actores, se evalúa a
    través del registro de presencias que se consignan al
    comienzo de cada acta.

    * Relación simultánea entre el Ejecutivo
    y el Legislativo normalmente secuencial.

    * Integración vertical
    (interjurisdicción) y horizontal (decisores,
    técnicos, pobladores).

    * Diferenciación en el grado de pertenencia y
    compromiso entre los actores que realizaron la práctica
    del ciclo metodológico completo en relación a los
    que sólo asistieron como panelistas.

    * La integración de las personas a las tareas
    independientemente de su jerarquía en su propia
    institución.

    * La gestión asociada, es de naturaleza
    peculiar en el sentido de ser una cosa y otra a la vez, lo que
    se quiere dejar de ser y lo que se está
    proponiendo.

    Condiciones necesarias para
    definir los escenarios de Gestión
    Asociada.

    En este punto ya estamos en condiciones de definir los
    escenarios participativos de gestión asociada –en
    las nuevas fronteras entre estado y sociedad– mientras se
    mantengan en la Región las tendencias del ajuste
    estructural y la Reforma del Estado: (16).

    En primer lugar el escenario tiene que ser montado
    dentro de las políticas de descentralización y de
    las nuevas relaciones entre estado y sociedad en torno a lo
    local/micro regional, en la idea de elaborar e implementar un
    plan de desarrollo local/microregional. Desarrollo se entiende
    así como el reforzamiento de la economía local, la
    configuración de un poder local y la representatividad del
    mismo, así como la participación de la
    población. Supone interferir en las relaciones entre la
    sociedad nacional y la local produciendo transformaciones
    allí y también en las relaciones estructurales que
    contiene la sociedad local aumentando el peso relativo de la
    sociedad civil y la capacidad de negociación de la
    población.

    Esas condiciones no son cuestiones propias del caso que
    el mismo proceso podrá resolver, como que exista o no
    organización social, que la microregión esté
    aislada o integrada, que haya o no tecnología disponible
    u otras similares, sino que pertenecen a la esfera de la conciencia, del
    conocimiento y del comportamiento
    de los actores que toman la iniciativa. Si esas condiciones no
    preexisten es muy difícil que puedan conseguirse
    después en el proceso de
    planificación/gestión.

    La primera de ellas pertenece al plano de los valores
    (lo axiológico) y los principios, y es
    la existencia de una voluntad política definida a favor
    del mecanismo que se practica. Esto se refiere a una
    manifestación desde el lugar del poder de los que tienen
    capacidad de decisión política (no desde la
    intencionalidad técnica o desde la necesidad comunitaria).
    Si bien ésto es válido de inicio para el poder
    público (los gobiernos) es un requisito también
    para cualquier otra forma determinada de poder que pueda
    manifestar su voluntad y poner en marcha una iniciativa, sean
    ONGs, Sindicatos u otros: ningún poder está excento
    (inmunizado) de caer en la manipulación ni los grupos
    sociales obligados a soportar experimentaciones no
    controladas.

    La segunda de esas condiciones pertenece al plano de los
    saberes (el
    conocimiento) y las tecnologías, y es disponer de un
    sistema metodológico reglado, de metodologías
    específicas para la producción de consenso en situaciones de
    alta complejidad, con simultaneidad interdisciplinaria,
    intersectorial y participativa, que posibilite la
    elaboración de estrategias de cambio con el sustento
    político, técnico, científico y social que
    las haga viables. La voluntad política tiene que referirse
    también a las metodologías científicas por
    la que se procesan las decisiones a través de reglas a las
    que presta el debido acuerdo, jerarquizándolas como
    instrumentos de la formulación de la política
    pública.

    La tercera condición está en el plano de
    los sentimientos (la comportamental) y la sensibilidad, y es la
    capacidad de dar y recibir confianza porque los procesos
    participativos se basan en la confianza mutua. Es un estilo
    entramado en lo sensible y lo afectivo del individuo y
    por eso ni se puede simular ni se suple con destreza
    técnica. A primera vista puede parecer la más
    difícil de las condiciones por aquello de "lo que natura
    no da Salamanca no presta", pero los afectos son de la naturaleza
    humana y nada es tan cambiante y sensible como el sentimiento
    humano. Basta recordar el vaticinio de Jorge Luis Borges
    en "Armonía de las esferas": "todo sucede por primera
    vez", o lo que es lo mismo, siempre hay tiempo para ser
    otro.

    En segundo lugar el escenario tiene que ser un espacio
    de intersección entre los más diversos planos en
    los que circulan los procesos decisorios del Estado y la Sociedad
    Civil, esta vista como el conjunto de organizaciones sociales de
    distinto tipo, un lugar de interrelación de los más
    variados procesos que modelan la situación a través
    de la articulación de los actores que operan esos
    procesos.

    Estaríamos frente a un nivel propicio para la
    integración simultánea de lo horizontal y lo
    vertical, pero debe percibirse que el concepto integración
    supone algo diferente que el mero relacionamiento, la
    colaboración intersectorial y la cooperación entre
    sectores estatales y sociales. Integración significa tener
    en común el proyecto o plan local, por lo cual, a simple
    título ejemplicativo, la gestión del plan no la
    hace lo local frente a lo central, sino que habrá partes
    del poder central que gestionarán un proyecto que les es
    propio, del que son parte comprometida. Los proyectos de
    desarrollo local serán parte del nivel central,
    invirtiendo los términos habituales donde lo local
    está atravesado y condicionado por las políticas
    nacionales (17), de donde se deduce la posibilidad de influenciar
    lo nacional desde lo local.

    En tercer lugar el escenario tiene que ser un lugar de
    reconstrucción de las relaciones entre sociedad y estado,
    un punto de encuentro donde las distintas fuerzas sociales,
    técnicas, académicas y económicas,
    gubernamentales y no gubernamentales, se relacionan con la
    expectativa de un intercambio mutuo pero con la voluntad
    explícita de asociarse, llevar al éxito una empresa
    común, ser "parceiros na vitoria" (18). Esa voluntad debe
    significar también la intencionalidad de priorizar el
    fortalecimiento de los actores más débiles, de
    tender a reducir la desigualdad de información y
    formación, y de contribuir a la creación y
    desarrollo de organizaciones sociales en condiciones de
    coparticipar –desde su autonomía– en la
    gestión política y la
    administración del desarrollo. La apatía y la
    anomía social serán superadas si el método
    es movilizador y sobre todo si ofrece confiabilidad en la
    participación, potenciando la conformación de un
    proyecto político social incluyente. Si se prioriza la
    organización social y el estado participa de esa
    priorización el proyecto de desarrollo debe favorecer las
    existentes, ayudar a crear las nuevas y constituirse el proyecto
    mismo, a través de una gestión asociada, en un
    actor organizado, una forma de organización mixta que
    anticipe la complejidad, las dificultades y la riqueza de un
    rediseño socio–político para enfrentar los
    cambios planteados.

    En este punto las superposiciones funcionales, de
    competencias o
    instituciones bienvenidas sean, porque se podrían
    rearticular los escasos recursos disponibles y hacerlos
    más eficientes en el marco de una empresa
    común, ya que si la esterilidad del debate de
    competencias, es de por sí un obstáculo a las
    posibilidades de transformación social, ante el
    achicamiento del estado resulta antisocial.

    En cuarto lugar el escenario tiene que constituir un
    episodio en el aumento de la eficiencia social
    del estado favoreciendo los proyectos de desarrollo
    local/microregional, y las políticas diferenciadas de
    descentralización. Erróneamente se tiende a pensar
    que lo local es un asunto de los locales y el horizonte de
    actores acaban en el límite territorial de la
    microregión, cuando lo que corresponde es que la
    microregión se "extienda" a través de los actores
    comprometidos hasta la región y la nación.
    Siempre debe haber un compromiso de recursos informativos,
    financieros, técnicos, políticos y de
    gestión de parte de los niveles centrales, pero con
    más razón en estas épocas de
    descentralización el proceso de construcción de los
    poderes locales y las políticas y planes de desarrollo
    microregionales deben realizarse en base a un entramado
    compromiso de los niveles centrales del estado con los niveles
    descentralizados. Las políticas de
    descentralización son nacionales y sus efectos para
    evaluarlas no debieran ser apenas el cumplimiento de la
    transferencia o delegación de funciones y recursos, sino
    el diseño
    final y los resultados de dicha
    descentralización.

    En quinto lugar el escenario debe configurar una
    experiencia democratizante que en mérito a su efectividad
    devuelva credibilidad y confiabilidad a la democracia
    como sistema de conjugación de intereses y debate sobre el
    destino de la sociedad. Dado que el escenario puede ser
    democratizante porque se construye dentro de una democracia que
    lo hace posibles este debe ser un imperativo categórico
    que protege el sistema del desgaste a que lo somete la
    persistencia de prácticas autoritarias e implantes
    tecnocráticos que impiden o ahuyentan la
    participación social. Como experiencia democratizante el
    escenario es también un aprendizaje
    social para tratar las diferencias, aceptar y trabajar el
    conflicto, entrenar el pluralismo y estrenar formas transparentes
    de negociación técnico–disciplinarias y de
    asociación de intereses. Genera también la
    posibilidad de relacionar la práctica de la
    representación como intermediaria en cuanto a cargo
    electivos y la producción de consenso para la
    consolidación de fuerzas sociales, así los
    representantes que según las reglas de la democracia
    formal deben resolver según la ley de la
    mayoría pueden asentarse sobre bases consensuales
    más sólidas y anticipadas, y otros ciudadanos
    pueden también intervenir en la formulación de
    decisiones bajo las reglas del consenso (y del disenso)
    explicitado.

    En tesis mejora
    la representación y se amplía la
    participación social, siempre que las metodologías
    usadas incluyan también reglas de juego claras respecto a
    los procesos de decisión, y no simples caminos para la
    producción de conocimiento, sea por el conocer o por el
    conocerse.

    La construcción de esos escenarios participativos
    de Gestión Asociada significa un cambio en la
    concepción del desarrollo
    económico–social, que contribuyendo en el
    rediseño del perfil del Estado, se instala en las nuevas
    fronteras y formas de asociación entre estado y
    sociedad.

    Notas

    (1) F. Uribe Echeverría, "Desarrollo Regional de
    los años 90", en Revolución
    tecnológica y reestructuración productiva: impactos
    y desafíos territoriales.

    (2) Este concepto de planeamiento participativo tiene
    íntima relación con los períodos de
    transición del autoritarismo a la democracia, como puede
    comprobarse en el caso brasilero en H. Poggiese ,"Política
    urbana y participación popular en la Región
    Metropolitana de Rio de Janeiro (1975–1982)", tesis de
    maestría, Escuela Brasilera
    de Administración
    Pública, Fundación G. Vargas, Rio de Janeiro,
    1985. Sobre modelos burocráticos de decisión
    segmentada puede verse Yates, Douglas, "Análisis de la
    Burocracia",
    Editorial Fraterna, Buenos Aires, 1985.

    (3) Clasificación presentada anteriormente en H.
    Poggiese, "Políticas y programas de mejoramiento
    habitacional", en Debate para un proyecto nacional, Año 2,
    N°2, Buenos Aires, Noviembre 1989. Este texto retoma
    una conferencia
    desarrollada en el BHN, Programa Techo,
    en 1985.

    (4) Véase un clásico Fals Borda, O. "El
    problema de como investigar la realidad para trasnformarla", en
    Simposium Mundial de Cartagena:Crítica
    y política en Ciencias Sociales, Bogotá, Editorial
    Punta de Lanza, 1978. Puede consultarse también M.
    Gajardo, "Evolución, Situación actual y
    perspectivas de las estrategias de Investigación
    Participativa en América Latina", FLACSO, S. de Chile,
    1984; C. Brandao Carlos , "Repensando a pesquisa participante",
    Voces, Rio de Janeiro, 1984; P. Demo, "Investigación
    participativa: Mito y
    realidad", Kapeluz, Bs. As., 1985; D. Prieto Castillo "El
    autodiagnóstico comunitario", CIESPAL/F. Ebert, Quito,
    1984.

    (5) Ver C. Matos, "Adiós, señor
    Presidente", Pomaire, Caracas, 1987.

    (6) Puede consultarse FLACSO "Metodología de
    Planificación y Gestión Integradas de Programas y
    Proyectos", Buenos Aires, 1984; M. Robirosa,
    "Planificación y Gestión
    Ambiental del Desarrollo", en Los problemas del
    conocimiento…(coord. por Enrique Left) Siglo XXI, 1986;
    Héctor Poggiese, "Modelos decisorios con
    participación popular en el desarrollo local, el Caso C.
    del Uruguay", FLACSO 1988, J.B Cluigt ; M .C. Francioni y H.
    Poggiese, "Planificación-gestión y autodesarrollo
    rural", XXIII Congreso Latinoamericano de Sociología Rural, Neuquén, octubre
    1990, H. Poggiese, "Warnes, otra vez en la antesala de la
    urbanización", Rev. Cambios Nro. 2, (Buenos Aires: MCBA,
    1991).

    (7) J. M. Martin, 1977–1987: "Las lecciones de una
    prospectiva" en Revista
    Interamericana de Planificación, Vol. XXI Nro. 82,
    México,
    SIAP. ( Julio 1987), pg. 88–89.

    (8) F. Calderón y M. R. Do Santos, "Hacia un
    nuevo orden estatal en América Latina". Veinte tesis
    socio–políticas y un corolario de cierre.
    PNUD–UNESCO–FLACSO. Buenos Aires 16 y 17 de abril de
    1990.

    (9) MIT – Fundación Bariloche, " Los
    desafíos de la década del 80", Río de
    Janeiro, 1979.

    (10) Un primer abordaje sistemático de esta
    conceptualización –del cual tomamos las
    líneas esenciales– puede encontrarse en H. Poggiese:
    "Energización rural y participación social".
    Seminario
    Latinoamericano sobre Energización rural. SECYT
    Argentina/FAO. Buenos Aires, Julio 1992, Cap. 2.

    (11) R. Guimaraes. "Participación comunitaria,
    Estado y Desarrollo: el difícil arte de conciliar lo
    conflictivo", en Revista Interamericana de Planificación.
    Vol. XXI Nro. 83/84 Medico: SIAP (Dic. 1987) pags. 13.

    (12) C. Matus, Estrategia y plan, Siglo XXI, 1981 pag.
    125.

    (13) C. Matus, Ibídem.

    (14) En diversas experiencias donde se ha aplicado la
    metodología FLACSO de Planificación y
    Gestión integradas se definieron estrategias de
    gestión asociadas (Comité de Gestión, Grupo
    de Gestión, Unidad de Gestión Asociada, etc.) para
    la viabilización de los proyectos.

    (15) La Gestión Asociada prevé en su
    diseño orgánico, un funcionamiento agregado en
    plenario con una periodicidad mensual y un funcionamiento en
    grupos de trabajo, donde se articulan, usando un criterio
    coherente con la concepción, varios estamentos sectoriales
    y/o varias disciplinas.

    (16) Hay, sin embargo, tres precondiciones
    mínimas para cualquier proceso participativo que si no se
    cumplen convendría no ponerlo en marcha.

    (17) Esta figura puede sonar literaria, pero está
    claro que en la futura configuración del Estado
    habrá cambios que hoy podemos imaginar con ejercicios
    prospectivos. Si durante la vigencia de un Estado centralizado
    sus orientaciones inundaban la escena local con políticas
    en la que ésta raramente participaba, durante la vigencia
    de un estado descentralizado que resultaría de un proceso
    co–participativo, los sectores subsistentes del nivel
    central desarrollarían políticas nacionales
    inundadas de lo local/microregional. Esto es, las
    políticas nacionales en lo fundamental serían
    formuladas desde la microregión, pero a diferencia del
    modelo anterior, con una coparticipación de los niveles
    centrales demandada en forma sistemática. Habrá si,
    políticas nacionales y nivel central responsable, pero el
    proceso de formulación de esas políticas
    será diferente.

    (18) Ver F.Freitas, "Parceiros na victória.
    Administracao participativa no mundo". Cultura
    Editores: Sao Paulo, 1991.

    Toluca, Estado de México, 27 al 30 de julio de
    1993.–

    FLACSO, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
    Buenos Aires, Argentina

    Descriptores Tematicos: ajuste estructural; reforma del
    estado; escenarios; planeamiento participativo; America Latina
    Este texto se encuentra bajo licencia Creative Commons Como citar
    este documento: Poggiese, Héctor. Escenarios de
    gestión asociada y nuevas fronteras entre el Estado y la
    sociedad
    . . Héctor Poggiese; María del C.
    Francioni FLACSO, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales,
    Buenos Aires, Argentina. 1993.

    Acceso al texto completo:
    http://www.flacso.org.ar/areasyproyectos/proyectos/pppyga/pdf/EscenariosGestion.pdf


    Ver texto completo en pdf

    Héctor Poggiese

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter