La biología de la confianza básica, la oxitocina y la neuroeconomía revisitadas
- El
microcosmos cerebral - La
hormona del Amor, de la Confianza y, ahora, de las Ciencias
Económicas - La
endocrinología de la generosidad - Aplicaciones en los campos de la
economía y comercio - El
nacimiento de la neuroeconomía y de la economía
cognoscitiva, o economía del
comportamiento - Nace
una nueva especie de economistas: Nace Homo
economicus - Nature
vs Nurture - La
oxitocina aumenta la Confianza — bajo ciertas
condiciones - En
resumen - Bibliografía
"Desde que, como psiquiatras,
descubriéramos e investigáramos la importancia de
la neurociencia y sus aplicaciones en todas
sus ramas diversas, todo aquello que se relate a
la función del cerebro y a sus
dinamismos nos atrae como si fuese el epónimo
del magnetismo animal que hiciera a Franz Mesmer
amargamente conocido." (FEFL)
En nuestro mundo científico, parece
ser que, constantemente, aprendemos más acerca del balance
que existe entre nuestros comportamientos fundamentales y las
actividades biológicas y humorales que los
soportan.
"Confianza básica" (Erik H
Erikson)
Para cada conducta, dinamismo o afecto,
parece existir una hormona que lo desencadena y otra que lo
modula.
En esto consiste el prototipo de la leptina
y la ghrelina. El Yin y Yang de la digestión con todas sus
preguntas que aún permanecen sin contestar.
Vivimos en un pandeo, o distorsión
de las dimensiones Espacio/Tiempo.
Vivimos en las Eras de las Neurociencias,
de la Genética del Comportamiento y en la de sus
aplicaciones a todo lo conocido e imaginable.
Vivimos en la Edad astrológica de
Acuario…
El microcosmos
cerebral
De acuerdo a muchos, las hormonas,
todo lo explican. Y sus acciones, en el "universo
encefálico", pueden ser reconocidas por el efecto que
producen en el microcosmos de nuestros organismos.
¿Qué pensar acerca de todos
estos argumentos?
En mi estimación la forma susodicha
de sintetizar el pensamiento humano (sino el pensamiento
científico) adquiere proporciones de creencia
mítico/religiosa.
Pero, es de nuestro interés seguir
explorando estos acertijos que nos llegan en la cualidad de
artículos, que, la prensa oscura de las ciencias, nos
ofrece de manera cotidiana.
Hoy hablaremos de una hormona en la cual
reparáramos en otras ocasiones.
La hormona del
Amor, de la Confianza y, ahora, de las Ciencias
Económicas
Existe una hormona, esencial para nuestra
supervivencia, cuyas funciones se manifiestan temprano en la
vida. Tan temprano, como lo es el mismo instante del nacimiento
de todo vertebrado mamífero.
Esa hormona se conoce como la
oxitocina.
La oxitocina fue descubierta en el
año 1909, cuando el científico inglés, Sir
Henry H. Dale encontró que extractos de la porción
posterior de la glándula pituitaria hacía que el
útero de una gata preñada se contrajera.
La hormona en cuestión, existe de
idéntica forma en todas las especies
mamíferas.
Dale la llamó "oxitocina", usando
las palabras griegas por "rápido" y
"nacimiento."
Para el 1911 los médicos empezaron a
utilizar este extracto hipofisario para estimular las
contracciones del parto en madres durante el proceso de
alumbramiento.
Más adelante, el mismo investigador,
determinó que extractos glandulares idénticos a la
hormona que él descubriera, participan en facilitar la
descarga de la leche materna estimulando la contracción de
los músculos lisos que rodean las glándulas
mamarias para transportar la leche dentro del
pezón.
De esta manera posee actividades
sinérgicas con la prolactina.
Prolactina
Otras funciones
Como hemos visto en previos
artículos, la oxitocina posee otras funciones. Entre
ellas, toma parte en la producción del orgasmo en ambos
sexos. Como asimismo participa en la adicción al
azúcar, incrementando la propensión a la obesidad,
como en seguida apreciaremos:
"El azúcar hace
su meliflua aparición
"¿Puede una caja de bombones
conseguir la misma oxitocina derivada de un orgasmo
satisfactorio? Para lamento de los románticos, todo apunta
en esa dirección… En la Universidad de Pittsburgh, los
farmacólogos Janet Amico y Regis Vollmer han demostrado
que la oxitocina está también detrás de la
adicción a dulces, golosinas y chocolate. (Véase mi
artículo acerca de la anandamida, el chocolate y la
marihuana).
"Empleando de nuevo ratas de
laboratorio, ambos farmacólogos, arriba citados,
descubrieron que los animales con menor tasa de oxitocina en la
sangre desarrollaban un apetito especial por las dietas ricas en
azúcares y, mediante su consumo, reproducían las
conductas maternales propias de animales con un buen nivel de
oxitocina (y sin necesidad de tomar parte en actos sexuales). (El
libro para aquí leer es: The True History of Chocolate por
S. D. Coe y M. D. Coe).
"Lo malo aquí, resaltan los
investigadores, es que la saciedad se pierde y los animales
quedan enganchados en una dependencia permanente de dulces — lo
que los engorda, haciéndolo así, no por el mismo
mecanismo que logra hacerlo el sexo. No es ningún secreto
tampoco que el chocolate, alimento rico en feniletilamina, ayuda
a suplir las carencias de oxitocina debidas a una abstinencia
sexual, o que un ejercicio físico regular permite
liberaciones de adrenalina y serotonina que disimulan lo que en
verdad falta. Amico y Vollmer no han extrapolado todavía
su experimento animal en la clínica humana, pero advierten
ya del peligro de que niveles anormales y desapercibidos de
oxitocina estén detrás de muchos síndromes
metabólicos y obesidades. (Aquí se recomienda, de
nuevo, mi ponencia acerca de la anandamida la "molécula de
la felicidad").
"Como tanto hemos recalcado: Por su
proximidad hipotalámica, la actividad de comer y la sexual
a menudo coinciden. Algo que nos explica la razón y el
porqué todo romance conduce de la mesa romántica al
tálamo amatorio." (Para leer más, vayan a:
http://www.monografias.com/trabajos49/oxitocina/oxitocina)
En el cerebro, este neurotransmisor
interviene en el reconocimiento social y en la formación
de apegos emocionales, estimulando la confianza mutua entre las
personas.
En sus aplicaciones clínicas, sus
análogos se utilizan para inducir el parto y para soporte
del mismo cuando éste no progresa normalmente.
En sus usos, estos equivalentes, han
reemplazado la ergotamina como el agente más efectivo en
aumentar el tono uterino en la hemorragia aguda del
posparto.
Químicamente, la oxitocina es un
péptido que se produce en dos grupos discretos de neuronas
en todos los vertebrados mamíferos (lo que en las aves se
expresa como el fenómeno de "impronta" — similar al
apego de los mamíferos — que Konrad Lorenz
describiera.)
Sin embargo, en las aves, la mesotocina y
la vasotocina se encuentran, en lugar de (la oxitocina y la
vasopresina) llenando, hipotéticamente, las mismas
funciones.
La más importante de las actividades
de esta hormona es la promoción del apego
maternal.
Lo que garantiza la supervivencia del
recién nacido.
Asimismo, la oxitocina fue la primera
hormona péptida natural sintetizada. Logro por el cual
Vincent du Vigneaux recibió el Premio Nobel en
1955.
Igualmente, la oxitocina y la vasopresina
son los únicos neurotransmisores conocidos, producidos por
el lóbulo posterior de la pituitaria que ejercen sus
funciones a la distancia.
Neuroeconomía
Otros de sus efectos incluyen:
Induce el relajamiento
Baja la presión arterial y
reduce los niveles de cortisolDisminuye los umbrales del
dolorPosee efectos
ansiolíticosEstimula interacciones
socialesParticipa en el enamoramiento (como
describimos en uno de mis artículos)Promueve el crecimiento y acelera el
proceso de recuperación de ciertas
enfermedades
En esta ponencia nuestro propósito
es estudiar nuevos conocimientos y aplicaciones que han derivado
del estudio de la oxitocina, principalmente en los
comportamientos humanos representados en el comercio y la
neuroeconomía (ciencia, la última, acerca de la
cual hemos contribuido artículos.)
La
endocrinología de la generosidad
El académico Paul Zak y sus
colaboradores en Claremont Graduate University han descubierto
que la oxitocina juega un rol poderoso en la expresión de
la generosidad humana.
La generosidad, por su parte, es un
atributo de índole ético y altruista que se
evidencia en muchos géneros, el nuestro
incluido.
Zak llama la oxitocina, "la molécula
moral". Ya que, este investigador conjetura, esta hormona traduce
la razón por la cual el comercio global funciona, porque
promueve en sus actividades, mecanismos y motivos
recíprocos de confianza, que consolidan las bases
psicológicas de quienes conducen las transacciones
comerciales.
Como resultado de estas especulaciones:
¿Hemos de concluir que todo comercio es noble y los
comerciantes honestos?
De ser de esta manera, y por
extensión, la hormona conlleva elementos de
exaptación. (Para artículos relacionados:
http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=exaptacion%20larocca)
Moralidad animal
Estas teorías el investigador las
desarrolla por medio de las siguientes conjeturas.
Se ha visto — Zak nos informa — que, en
situaciones que promueven seguridad y confianza, individuos
experimentan descargas de oxitocina cerebral, y sus
comportamientos se tornan más generosos y seguros entre
sí.
El problema en esta situación es el
de establecer a qué se refiere el autor cuando alude a
"seguridad" y "confianza", ya que sabemos que éstas
actitudes pueden ser falsificadas.
Aplicaciones en
los campos de la economía y comercio
La ciencia de la economía
tradicional, se interpretaba en el siglo XX en términos
puramente mecánicos. Conceptos que eran modificados —
cuando la necesidad dictara — como en Lecho de Procrustes,
hacia el incremento de la prosperidad fiscal de las naciones.
(Véanse mis artículos al respecto.)
Ese método simplista asumía
que los economistas, que controlaban este proceso — de acuerdo
a su método — actuaban como partículas
atómicas e inanimadas con propiedades definidas y
objetivos mesurables. (¿Como sería la noción
mítica de la "mano invisible" de Adam Smith? Véase:
/trabajos50/economista/economista)
Una vez que el modelo se aplicaba y los
datos se ajustaban a la situación a mano, pareciera que el
sistema a todos serviría como si fuera un módulo
agregativo, bastando para explicar el modo como cualquier
gobierno debiera responder a cambios en el erario.
Pero, no todo era tan simple como, a
primera vista, se pensara.
El problema con este modelo es que
asumía que, por su naturaleza humana, los economistas
invariablemente hacían decisiones racionales — aunque
esencialmente egocéntricas — para el logro de sus
objetivos.
Sin embargo, esta percepción de
nuestra constitución no era del todo aplicable, ya que los
seres humanos no siempre actúan del modo racional y
deliberativo que los modelos económicos predicen. Ya que
éstos ignoran la realidad de que el factor personal, con
todos sus aspectos idiosincrásicos e inciertos, juega un
papel mayor en este proceso.
La ciencia económica en
acción
El nacimiento de
la neuroeconomía y de la economía cognoscitiva, o
economía del comportamiento
Esta ciencia incierta surgió entre
los años 1970s y 1980s como respuesta a las limitaciones
de los, hasta entonces, patrones existentes.
Para sus bases filosóficas, la nueva
disciplina derivó conocimientos de las ciencias de la
psicología cognoscitiva y de la psicología social
para formular una apreciación más realista del
proceder humano.
Uno que tomaba en cuenta el factor
importante de la variabilidad de las respuestas personales en
toda situación específica. En otras palabras, que
los economistas resultaban ser tan duchos, en tiempos presentes,
como fueran sus antecesores, los alquimistas y los adivinos en
siglos pasados.
Pero, las nuevas aplicaciones no resultaron
en el grato paraíso anticipado, ya que basando sus
predicciones en estos conceptos — y, a pesar del renovado
sentido de confianza — nada impediría la
catástrofe masiva, en el mercado de viviendas, que
resultaría en el caos reciente de la Gran Recesión
norteamericana y europea.
En esta ocasión aciaga los
economistas encontrarían su talón de Aquiles, como
tantas veces lo han hecho alrededor del mundo.
Poderoso Caballero es Don Dinero
(Francisco de Quevedo)
Escarmentados por sus amargas experiencias,
y determinados a explorar todos los medios a ellos ofrecidos por
las ciencias del comportamiento, los nuevos economistas
comenzaron a estudiar la adaptación del uso de los
métodos utilizados por los neurocientíficos
cognoscitivos — que estaban aplicando las técnicas de
los escáneres cerebrales — para visualizar las
aéreas del encéfalo que se activaran durante el
proceso de hacer decisiones económicas.
En cierto modo, la "neuroeconomía"
es una extensión de la economía conductual. Ciencia
nueva, en la cual los fenómenos básicos que se
tratan de explicar no son las fuerzas psicológicas que los
motivan y los errores que resultan, sino la actividad misma de la
máquina neural.
Lo que resulta en que este nuevo sistema
transfiere el énfasis de un modelo maquinal a uno
biológico.
Aunque, aún los nuevos economistas
"conductuales" utilizan y aplican el modelo mecánico del
poder y la "sabiduría de los mercados", todos concurren en
que los viejos sistemas son insuficientes para continuar
aplicándolos del modo que antes se hiciera.
Los viejos sistemas, como hemos visto en
algunas de mis tesis acerca de los economistas, se pueden
describir como si fueran ejemplos de una "economía
imaginaria" (o "especulativa") si se prefiere.
Un paradigma económico
Veamos el modo cómo esto
procede
Algún economista se sienta en una
oficina y garrapatea un esquema imaginario para abordar una
situación específica. Estudiando el esboce, la
persona se entusiasma acerca de lo logrado, lo comparte con
colegas y consigue que se publique en algún órgano
científico, aunque — en realidad — no tenga nada que
ver con los contextos que en la actualidad existen.
Una vez obtenida aceptación, un
nuevo sistema ha nacido, necesitando su aplicación
universal.
A este método el primer presidente
Bush, lo llamaría, cuando en medio de campaña
política: "Economía vudú."
Si la nueva concepción se acepta y
se adopta, un cambio de paradigma se evidenciará,
corroborando las teorías de Thomas Kuhn. (Véanse
mis ponencias al respecto.)
Modelos, así concebidos, resultaron
en contribuciones efímeras a las "ciencias
económicas", siendo reemplazados a su vez — como
círculos viciosos — por nuevos prototipos.
Por las razones susodichas, la
economía como disciplina (incluyendo para el organismo que
otorga su Premio Nobel) se considera, de manera justificada,
mucho arte y poca ciencia.
Nace una nueva
especie de economistas: Nace Homo economicus
En la actualidad, lo que la nueva estirpe
de economistas, pretende lograr es poner los seres humanos en el
epicentro de una ciencia monetaria neurocientífica, que
adentre el cerebro, para medir lo que sucede en este
órgano cuando las decisiones, que afectan sus
deliberaciones, se hacen.
La evolución del H
economicus
La relevancia de la
confianza básica para las economías
exitosas
Cerca del tiempo en que estos factores se
vislumbraran — se intuyó que el desarrollo monetario en
países que son escasos en la confianza que existe entre el
gobierno y los ciudadanos en general — es exiguo. Lo que
determina la diferencia entre los pueblos que permanecerán
pobres y los que serán ricos.
Los negocios: caminos de
dos vías
En teoría, toda transacción
financiera necesita satisfacer ambas partes, y ello llama por la
existencia del elemento de la mutua confianza.
Lo que se aleja enormemente de los
principios de la economía clásica.
Veamos en qué consiste la
noción hipotética del Homo
economicus
La disciplina de la ciencia
económica se ha erigido en los hombros de una especie
ficticia, conocida como Homo economicus.
En contraste con su "tío", Homo
sapiens, H economicus es inquebrantablemente
racional, totalmente egoísta, siendo capaz (en
teoría) de resolver sin esfuerzo aún los más
difíciles de los problemas de optimización
fiscal.
Übermensch
H economicus aproxima, en un
sentido filosófico el Übermensch de
Nietzsche.
Este paradigma racional serviría muy
bien — por algún tiempo — al campo de la
economía, suministrándole una estructura coherente
para ajustar al comportamiento humano y al de los
mercados.
Sin embargo, por todas sus
características "sobrehumanas", un movimiento en el campo
de la economía ha decidido reemplazar H.
economicus, con "alguien" que actúe de manera
más "sensible".
Esta rama insurgente de esta disciplina se
conoce como la "economía conductista", que
propone que el comportamiento real de los miembros de nuestra
especie se desvía del modelo racional en maneras
predecibles.
Incorporando esas características
dentro de los métodos de operación existentes —
sus proponentes argumentan — resultaría en mejorar
nuestra capacidad de explicar las conductas que observamos,
cuando hacemos decisiones económicas, llevándolas a
un nivel más enfocado.
Nature vs
Nurture
Muchos investigadores especularon que
debería haber una razón biológica para la
existencia de este sentimiento, esencial, de confianza
básica.
Lo que no sabían era desde
dónde ésta provendría.
La oxitocina parecería ser la
hormona candidata para este rol como, en seguida,
veremos.
Nature vs Nurture
La oxitocina
aumenta la Confianza — bajo ciertas
condiciones
Los investigadores reportan que los efectos
positivos en la confianza que ejerce esta hormona se anulan
cuando un participante, en cualquier interacción, se
percibe como siendo deshonesto. Lo que elimina, de manera
gratuita e inexplicable, un sinnúmero de importantes
variables.
Lean aquí la historia: "Oxytocin
Increases Trust — Under Certain Conditions"
Para explicarlo, numerosos
científicos, estudiando los ratones de la montaña y
los de la pradera, encontraron diferencias mayores en las
concentraciones de oxitocina entre los cerebros de estos
roedores, y, asimismo, determinaron que las concentraciones
coincidían con diferencias de comportamientos.
Los ratones de la pradera — gregarios,
pero monógamos — poseían receptores en abundancia
para la hormona, mientras que los montañeros (que son, por
tendencia, promiscuos) tendrían muy pocos receptores para
la misma.
Monógamo = fiable. Promiscuo =
indigno de confianza.
La teoría fue puesta a prueba en
humanos, adaptando un número de experimentos, y utilizando
escalas que predicen la generosidad de individuos sujetos al
método investigativo. Lo que — en ojos de los
científicos — suministró la, evidencia necesaria,
de que la oxitocina posee un papel esencial en las transacciones
que involucran sentimientos de confianza.
Los experimentos se basaron en la
confluencia de los significados de la confianza y la generosidad,
los que, no necesariamente coinciden como tales en la mente
humana.
Ratón de las praderas
Además de que, en términos de
la teoría económica, hablar de confianza y
generosidad contradice lo que Adam Smith describiera en su obra
maestra La Riqueza de las Naciones (la biblia de los
economistas), en la que el autor recomienda que los individuos
actúen en sus propios intereses, llegando al punto de que,
en un sentido darvinista, todos somos adversarios potenciales.
(La Naturaleza Roja en diente y Garra. Alfred, Lord
Tennyson)
O la supervivencia del más
idóneo parafraseando a Herbert Spencer.
Muchos autores oponen mientras que otros
defienden lados de esta moneda, ya que no todos están de
acuerdo en el factor determinante que la oxitocina — actuando
en los protagonistas de la acción — ejerce en el
comportamiento de los mercados y en los movimientos de las
economías nacionales.
Examinamos aquí algunas de las
razones discrepantes
Las ciencias económicas y las
psicológicas, confrontan preguntas diferentes,
utilizan abstracciones distintas y examinan variedades
disimilares de evidencias empíricas.La validación
neurocientífica no puede confirmar o refutar modelos
económicos porque estos últimos no formulan
hipótesis ni derivan conceptos basados en la
fisiología del cerebro.De similar manera, que las ciencias de
la mente no pueden afectar las económicas, porque
carecen del vehículo con qué descifrar sus
modelos.
En ese sentido, la noción que Zak y
sus colaboradores proponen para utilizar la oxitocina como la
"hormona del comercio" a nosotros nos parece ser
exagerada.
Para leer una descripción detallada
de los experimentos que Zak condujera, vayan a:
http://www.miller-mccune.com/business-economics/the-best-fiscal-stimulus-trust-20005/
En
resumen
Yo he publicado artículos acerca la
oxitocina en varios organismos científicos.
Basado en mis observaciones y experiencias,
la oxitocina — como todos los otros neurotransmisores — no
puede ser extendida en sus funciones y aplicaciones
clínicas para que se adapte a actividades
hipotéticas para las que no está
diseñada.
La oxitocina, repetimos, posee muchas
funciones regulatorias para la preservación de la
vida.
Pero, tratar de dilatarla a explicar
aspectos de las economías sería exagerar el
ámbito natural de sus funciones específicas y
adaptadoras para nuestra especie.
Fin de la
lección
Bibliografía
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la Neuroeconomía: Visión General de una
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Autor:
Dr. Félix E. F.
Larocca