"Entren, adoremos, postrémonos,
¡de rodillas ante Yahvé que nos ha
hecho!"
(Salmo 95:6)
Mucho se habla actualmente sobre la alabanza y la
adoración y se practica, tanto en iglesias cristianas como
en movimientos dentro de la Iglesia Católica como, por
ejemplo, el movimiento carismático. Pero hay muchas
personas, incluso dentro de los ámbitos mencionados, que
no pueden diferenciar aún entre el significado de alabanza
y el de adoración, e incluso hay quien confunde ambos
términos en uno solo. Por otra parte el sentido que
actualmente se utiliza se ha vuelto ligero y principalmente
enfocado hacia el aspecto musical.
Ante esta situación es necesario estudiar y
considerar su significado, su importancia en la vida del
creyente, sus prácticas y, sobre todo, el impacto que
tanto la alabanza como la adoración deben producir en
nuestra vida.
ALABANZA
En líneas generales la alabanza es el resultado
de enunciar afirmaciones positivas sobre alguien, ya sea en
privado o públicamente. En el contexto religioso, las
alabanzas a Dios forman parte integral de la liturgia, tanto como
expresión interna como externa, lo cual puede tomar
diversidad de formas, como canto, enunciado, danza, pensamiento,
etc. El libro bíblico de los Salmos es una
colección de himnos y poemas que en su mayoría
alaban a Dios.
La etimología de la palabra alabanza
proviene del hebreo halal, que significa hacer
espectáculo, ser claro, iluminar,
ser brillante y celebrar. En la
religión, la alabanza es dada a Dios y los cristianos la
expresan con exaltación y júbilo por todo lo bueno
que Dios provee. Típicamente la alabanza viene como forma
de gratitud por sus dones, tanto materiales como espirituales.
Por ello, sólo Dios es el único digno de alabanza.
Sea cual sea la denominación cristiana, siempre hay
vínculos comunes en lo que se refiere a la práctica
de la alabanza a Dios, ya sea por medio vocal o musical, o por
ambas conjuntamente.
Los motivos para alabar a Dios
Cada uno de nosotros hemos experimentado la
manifestación de Dios en nuestra propia vida, por lo cual
hay muchos motivos para ofrecerle alabanza a Dios. Sin embargo ya
desde la época del Antiguo Testamento se nos mencionan
algunos de los motivos que debemos tener presentes para alabar a
Dios. Estos son algunos de ellos:
– Por su creación: "Tuyo
es el cielo, tuya la tierra, fundaste el orbe y cuanto contiene;
creaste el norte y el mediodía, el Tabor y el
Hermón te aclaman" (Salmo 89:12).
– Por sus obras maravillosas: "Te doy gracias
por tantas maravillas; prodigio soy, prodigios tus obras"
(Salmo 139:14).
– Por su carácter y atributos:
"¡Aleluya! ¡Dad gracias a Yahvé porque es
bueno, porque es eterna su misericordia!" (Salmo
106:1).
– Porque es justo: "Me levanto a
medianoche a darte gracias, por la justicia de tus normas"
(Salmo
119:62).
– Por su santidad: "Uno a otro se gritaban:
santo, santo, santo, Yahvé Sebaot: llena está toda
la tierra de su gloria" (Isaías 6:3).
– Por su obra redentora; "Y toda criatura,
del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar; y todo
lo que hay en ellos, oí que respondían: Al que
está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor,
gloria y poder por los siglos de los siglos" (Apocalipsis
5:13).
– Porque es misericordioso:
"¡Aleluya! ¡Dad gracias a Yahvé porque es
bueno, porque es eterna su
misericordia!" (Salmo
106:1).
– Por su gracia: "para alabanza
de la gloria de su gracia" (Efesios 1:6)
– Por su bondad: "Alabad a
Yahvé porque es bueno, tañed para su nombre, que es
amable"
(Salmo 135:3).
¿Cuándo y cómo debemos alabar a
Dios?
La alabanza a Dios no debe ser algo que hagamos
solamente los domingos o festivos, debe ser nuestro estilo de
vida porque un corazón agradecido a Dios rebosa de
alabanza y bendición. Además nuestra actitud de
alabanza redundará en edificación y animará
a los demás, con lo cual estaremos cumpliendo uno de los
propósitos por los cuales Dios nos dio la vida. Por ello
la alabanza debe ser:
– En todo tiempo: "Me levanto a
medianoche a darte gracias, por la justicia de tus normas"
(Salmo
119:62).
– Con nuestras palabras: "Del
poder de tus portentos se hablará, y yo tus grandezas
contaré"
(Salmo 145:6).
– Con un corazón recto:
"Te daré gracias con toda sinceridad cuando aprenda
tus justas normas"
(Salmo 119:7).
– Con cantos: "Cantaré a
Yahvé mientras viva, tañeré para mi Dios
mientras exista" (Salmo 104:33).
– Con inteligencia:
"¡Pueblos todos, tocad palmas, aclamad a Dios con
gritos de alegría! Porque
Yahvé, el Altísimo, es
terrible, el Gran Rey de toda la tierra" (Salmo
47:2-3).
– Con instrumentos: "¡Dad
gracias a Yahvé con la cítara, tocad con el arpa de
diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañad la música con aclamaciones!" (Salmo
33:2-3).
– Con danzas: "Alabadlo con
tambores y danzas, alabadlo con cuerdas y flautas" (Salmo
150:4).
– Con alegría, gozo y júbilo:
"Venid, cantemos gozosos a Yahvé, aclamemos a la Roca
que nos salva; entremos en su presencia dándole gracias,
aclamándolo con salmos" (Salmo 95:1-2).
– Alzando las manos: "Así
quiero bendecirte en mi vida, levantar mis manos en tu
nombre" (Salmo
63:5).
– Batiendo las manos:
"¡Pueblos todos, tocad palmas, aclamad a Dios con
gritos de alegría!"
(Salmo 45:2).
Pero el propio Pablo de Tarso nos dice que sin embargo,
todo ello debe hacerse correctamente: "Pero hágase
todo con decoro y orden" (1 Corintios 14:40).
Pero todo ello debemos hacerlo con el único fin
de alabar al Señor y darle gloria, y no para
exhibición personal nuestra ni de nuestra
supuesta espiritualidad. La alabanza no sólo
tiene que ver con el hecho de cantar, tocar instrumentos o
realizar cualquier acción en sí misma, sino con la
actitud, fervor y honestidad con que se haga y con santidad en el
corazón, evitando esta advertencia bíblica:
"Dice el Señor: este pueblo se me acerca de palabra, y
me honra sólo con sus labios" (Isaías
29:13).
Expresiones de alabanza
Cualquier forma de expresión de alabanza debe
empezar en el espíritu y motivada por el amor a Dios:
"Pues es Dios quien, por su benevolencia, realiza en vosotros
el querer y el obrar" (Filipenses 2:13). Luego trasciende al
alma: "Bendice alma mía a Yahvé, el fondo de mi
ser, a su santo nombre" (Salmo 103:1). Y finalmente se
muestra en el cuerpo: "Así como te veía en el
santuario, contemplando tu fuerza y tu gloria, pues tu amor es
mejor que la vida, por eso mis labios te alaban" (Salmo
63:3-4). Es decir, dar tributo de alabanza al Rey de Reyes y
Señor de Señores con el ser integral de cada
uno.
Algunas formas de expresión son:
– Fruto de los labios: es el instrumento que
poseemos para confesar su majestad y su grandeza, pero atendiendo
siempre a lo que la Biblia nos dice en cuanto al cuidado de lo
que sale de los labios: "En cambio ningún hombre ha
podido domar la lengua; es un mal turbulento; está lleno
de veneno mortífero. Con ella bendecimos al Señor y
Padre, y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de
Dios; de una misma boca proceden la bendición y la
maldición" (Santiago 3:8-10). El fruto de los labios
no es necesariamente cantar una canción previamente
aprendida, sino emitir un canto espontáneo y que brote de
un corazón agradecido, como indican los Salmos:
"¡Alegraos en Yahvé, justos, exultad, gritad de
gozo los de recto corazón!" (Salmo 32:11).
– Grito de júbilo: viene de
la palabra hebrea terua que significa clamor;
en otras palabras, es una
aclamación de júbilo o clamor hacia Dios,
en donde se expresan verdades: "Yo y todos mis
compañeros tocaremos los cuernos; vosotros también
tocaréis los cuernos alrededor del campamento y
gritaréis: por Yahvé y por Gedeón"
(Jueces 7:18).
– Cántico nuevo: quien ha reconocido y
aceptado a Jesús como Señor y salvador personal,
posee un cántico nuevo porque ha pasado de la muerte a la
vida y ha experimentado el profundo amor de Dios. Ello adquiere
un valor incalculable porque vale la sangre preciosa de Cristo:
"Sabiendo que habéis sido rescatados de la conducta
necia heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o
plata, sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y
sin mancilla, Cristo" (1 Pedro
1:18-19).
La alabanza en la música
La palabra música no es mencionada como
tal en la Biblia, excepto en el evangelio de Lucas cuando dice:
"Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se
acercó a la casa, oyó la música y
danzas" (Lucas 15:25). Sin embargo esta palabra procede del
griego sumfonia, cuya traducción literal al
español es sinfonía.
La música juega un papel muy importante dentro de
la alabanza, aún cuando no es indispensable para alabar a
Dios pues tenemos nuestra boca para cantar, manos para batir
palmas y pies para danzar. Pero si a todo ello le incluimos un
ritmo determinado e instrumentos musicales, entonces lograremos
verdaderamente una fiesta para Dios, complementándolo todo
entre sí.
Bíblicamente la música también
representa un medio de comunicación, un lenguaje entre el
cristiano y Dios: "Siete veces te alabo, por la rectitud de
tus juicios" (Salmo 119:164). Es también un medio de
comunicación entre hermanos cristianos: "Recitad entre
vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y
salmodiad en vuestro corazón al Señor"
(Efesios 5:19). La música de Dios es la que da importancia
al espíritu, al alma y al cuerpo bajo los
propósitos divinos e incluso el propio David formó
un ministerio de música en honor a Dios.
Pero debemos tener muy presente que un músico del
mundo jamás podrá interpretar una alabanza a Dios
con honestidad, ya que básicamente prevalecerá su
propio ego sobre la espiritualidad, y ello podría incluso
desalentar y enfriar a muchos oyentes. El verdadero
músico del Señor debe ser una persona
convertida y que su expresión musical sea tan espiritual
que pueda llegar hasta Dios y contagiar a los demás ya que
no le canta al público, sino a Dios.
Conclusión
La alabanza es la forma de expresión de los
cristianos para con ella darle gloria y honor al Señor.
Pero debe ser realizada íntima y espiritualmente,
alejándose de cualquier espectacularidad humana y mundana.
Es decir, convertir la alabanza en una comunicación
directa con Dios en lugar de realizar un show con ella, lo cual
agradará a los oyentes, pero no a Dios.
La alabanza está íntimamente ligada a la
adoración y ambas se complementan. Necesariamente deben
fundirse ambas en una para alcanzar el propósito de lograr
intimidad plena con Dios. Si un cristiano alaba sin
adoración puede compararse con un metal que resuena o un
címbalo que retiñe. Es por ello que el Señor
desea adoradores en espíritu y en verdad, para que el
espíritu Santo les prepare para adorar a Dios en
santidad.
"Bendeciré a Yahvé en
todo tiempo, sin cesar en mi boca su alabanza" (Salmo
34:2).
ADORACION
Adorar es rendir un culto sagrado y reverenciar con sumo
honor a Dios, para entregarle libremente nuestro amor a Él
en una expresión sincera de sumisión y respeto. La
palabra anglosajona de adoración es worthscripe
de la cual deriva el término inglés
worship, que significa digno de respeto. La
palabra adoración proviene del latín
ad (a) y ora (boca) y significa rendir
homenaje. Los romanos la utilizaban llevándose una
mano a la boca, aventando un beso al objeto de su
adoración.
Antiguamente adorar a una divinidad significaba aceptar
un modo de vida regida por los preceptos impuestos por dicha
deidad. Por lo tanto para nosotros la adoración es la
actitud o la intención interna del corazón de la
persona hacia Dios. La adoración no implica un tiempo
específico de culto a Dios, sino una forma y un estilo de
vida de la persona en comunión con Dios, tal como nos
indica Juan el evangelista: "Dios es espíritu, y los
que le adoran, deben adorar en espíritu y verdad"
(Juan 4:24).
La adoración verdadera puede realizarse tanto a
nivel individual como en grupo, y deberá estar centrada
íntimamente en Dios y no como un modo de
entretención hacia los demás. Hay muchas personas
que piensan que están adorando a Dios, pero en realidad
sólo están creando un sentido eufórico en
sí mismos.
Características de la verdadera
adoración
La adoración verdadera debe contar con un
mínimo de características, que a
continuación se detallan:
– Postrarse ante Dios: de acuerdo a la Biblia la
posición correcta para adorar a Dios es
postrándose. Esto demuestra una humilde sumisión y
es también la forma de hacerlo en el cielo para adorar a
Dios: "Entonces los veinticuatro Ancianos y los cuatro
vivientes se postraron y adoraron a Dios, que está sentado
en el trono, diciendo: ¡Amén! ¡Aleluya!"
(Apocalipsis 19:4).
– Temor y reverencia: debemos estar ante Dios con
temor y con reverencia reconociendo que El es el único
Dios y todopoderoso. Es una actitud de profundo respeto, en
contraste con la irreverencia: "Sólo a Yahvé
temeréis y le serviréis fielmente, con todo vuestro
corazón, porque habéis visto este portento que ha
realizado con vosotros" (Samuel 12:24). Esto nos motiva a
vivir siempre en santidad delante de Él: "Teniendo,
pues, estas promesas, queridos míos, purifiquémonos
de toda mancha de la carne y del espíritu, consumando la
santificación en el temor de Dios" (2 Corintios
7:1).
La expresión física y emocional en la
adoración puede resultar en danza y movimientos del
cuerpo. Esta es una respuesta apropiada si la adoración
está fluyendo sin esfuerzo y si es espontánea. Pero
es inapropiado si es algo inventado y superfluo, o si el enfoque
está en la danza o en la música y el canto en lugar
de ser un júbilo verdadero e íntimo con el
Señor.
Esto da a entender que hay adoración verdadera y
adoración falsa. La adoración falsa se hace en
ignorancia y sin tomar en cuenta lo que Dios nos ha
enseñado, a través de la Biblia, acerca de la
adoración. La adoración verdadera se realiza
basándose en lo que la Palabra de Dios dice acerca de la
adoración, y que ya hemos visto en anteriores citas
bíblicas en este mismo trabajo.
Conclusión
A modo de resumen podemos decir que la adoración
falsa es externa, siguiendo costumbres y reglas humanas, y
centrada en ciertas actividades. La adoración verdadera es
interna y espiritual, centrada en una relación
íntima y persona con Dios.
"Pero llegará la hora (ya estamos en ella) en
que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en
espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre
que sean los que le adoren" (Juan 4:23).
DIFERENCIAS
BASICAS ENTRE ALABANZA Y ADORACION
Autor:
Agustin Fabra