Maia Neto (citada por Salas) encuentra en el
cúbito tres formas diferentes de la cavidad sigmoidea.
Genovés (1962) las considera diferencias sexuales. Las
tres formas son: 1, superficie articular totalmente dividida que
esta asociada al sexo masculino; 2, superficie articular con
división incompleta, no asociada a ningún sexo y;
3, superficie articular no dividida asociada
frecuentemente
al sexo femenino.
En el fémur podemos observar el ángulo que
forma el cuello con la diáfisis, que es más
pequeño en la mujer que en el hombre, siendo en él
cercano a los 132º. Además de esto podemos observar
dos caracteres muy relacionados que son buenos indicadores del
sexo, según Salas y Brothwell[40]desarrollo
de la línea áspera y la presencia del tercer
trocánter, más frecuentes y marcados en el sexo
masculino.
En la tibia, la epífisis distal femenina presenta
las espinas divididas por una escotadura en dos
tubérculos, uno interno y otro externo, mientras que el
sexo masculino no.
Se ha establecido un método científico que
consiste en el análisis matemático de la longitud
total y de la anchura de los huesos, se le conoce como funciones
discriminantes y tienen el valor de resolver casos dudosos, que
por sus características pudiéramos ubicar en uno u
otro sexo (López,1964).
DETERMINACIÓN SEXUAL POR EL PESO Y LAS MEDIDAS
DE LOS HUESOS
Morel reporta los datos de un estudio realizado por
él en donde considera la longitud y el peso de los huesos,
tanto en fresco como en seco, cuyos resultados son muy seguros
para la población francesa, con la que se efectuó.
Si extrapolamos estas medidas a otras poblaciones sin haber
calibrado qué tan próximas son, no sabremos cual es
nuestro porcentaje de error, por lo que es recomendable hacer
estudios locales.
DETERMINACIÓN SEXUAL EN
INFANTES
Como es lógico, en los restos óseos
infantiles todavía no se manifiestan todas las
características sexuales del esqueleto, puesto que estas
se adquieren en la pubertad. Sin embargo, varios investigadores
hemos encontrado –hasta el momento– que el hueso coxal es el
único que presenta dimorfismo sexual desde esta
etapa.
Un estudio de Barbara Boucher (1957) calculando el
índice isquio-púbico sobre radiografías de
ingleses recién nacidos indica que en esta
población hay diferencias, pero no generaliza su valor
para otros grupos. De hecho es Genovés (1959) el primer
autor que propone la determinación sexual en los restos
infantiles a partir del hueso coxal.
Pompa (1975a), basandose en el trabajo de López
(1971) encuentra, estudiando la población de Tlaltelolco,
que el mismo criterio de las formas de la escotadura se puede
aplicar también a infantes. Descubre además que las
formas de la carilla auricular del coxal permiten la
determinación del sexo tanto en adultos como en infantes.
En el sexo masculino tiene forma de "L" y en el femenino de
triángulo escaleno o forma de "C".
Paleodemografía
La paleodemografía es la reconstrucción de
la demografía de las poblaciones desaparecidas en base al
estudio de la demografía
moderna[41]
A diferencia de la demografía actual que puede
utilizar métodos de muestreo estadístico confiables
o realizar conteos
totales (censos), la paleodemográfia tiene que
hacerse en base a poblaciones muy pequeñas, cuya
representatividad no hay forma de asegurar. Mientras menor sea el
número de individuos, menos confiables serán los
resultados.
Para contar el número de ejemplares, en el caso
de individuos completos o con faltantes mínimas,
simplemente se toma el número de éstos; en los
casos de hallazgo de restos revueltos de muchas personas debemos
de recurrir al conteo de piezas completas para estimar el
número mínimo de individuos[42]esta
técnica consiste en clasificar los huesos por unidad
ósea y contar cuál presenta más
elementos[43]
Wells[44]nos recuerda los riesgos que
existen al realizar este tipo de conteos, puesto que se realiza
el censo sobre el material que se extrajo, pero no quiere decir
que se haya cubierto toda la zona que ocupó el
hallazgo.
Partiendo del número de individuos y de su
correspondiente edad y sexo podemos construir perfiles por edad y
sexo, tasas de natalidad, mortalidad, fertilidad, tablas de
esperanza de vida, y otras variables demográficas cuya
naturaleza no aconseja incluir aquí. Simplemente
recordemos que las tasas refieren un número (nacimientos,
defunciones, enfermos, hijos, etc. por un número redondo
de individuos –usualmente 10,000– en un periodo, por lo
común de un año.
Las tasas de natalidad nos dicen cuántos
individuos nacieron (en la proporción y lapso
determinados), las tasa de mortalidad nos indican cuantos
individuos murieron. Las de fertilidad indican el número
de partos por mujeres en edad reproductiva, algo difícil
de averiguar en los huesos porque el estudio del surco
preauricular indica si una mujer tuvo hijos antes de morir, pero
no podemos saber el número de ellos.
La edad que tenían al morir los indivduosos
permite aproximarse al cálculo de perfiles de esperanza de
vida, así como si existen diferencias sexuales
significativas.
Determinación de la
raza
INTRODUCCIÓN
Uno de los asuntos más problemáticos para
el médico legal es el determinar la raza del
individuo.
Si en ocasiones es difícil asignar a un individuo
vivo a un grupo étnico, es mucho más complicado
hacerlo a partir de un esqueleto o más aún de unos
cuantos huesos aislados.
Al hablar de la raza del individuo, si bien es un
carácter descriptivo importante, entramos en un campo muy
peligroso puesto que muchos investigadores han tratado de
eliminar la raciología, por considerar que las razas no
existen y todos los individuos somos el producto de la mezcla
genética de la multiplicidad de ellas; es verdad que no
hay límites precisos entre las razas, pero sí hay
núcleos típicos, sin embargo es muy comprensible el
rechazo de quienes niegan las razas, pues tienen en cuenta el
abuso y explotación del que han sido objeto sociedades
enteras basándose en caracteres a veces muy visibles, pero
sin significación verdadera.
Antes de hablar de razas y diferencias entre
éstas, debemos definir lo que es la raza para lo cual
utilizaremos el criterio que propone
Comas[45]citando a Ernest Mayr, que la define como
"una población que se diferencia de las demás por
la frecuencia de ciertos caracteres y genes".
Las diferencias morfológicas entre las distintas
razas justamente se dan por esta diferencia en la frecuencia de
aparición de ciertos caracteres. Es importante mencionar
que algunos de éstos no los podemos evaluar a simple
vista, sino que tenemos que estudiarlos por métodos
moleculares, como serían los tipos
sanguíneos.
Nuestra determinación racial solo nos permite
ubicar al individuo en tres grandes troncos, el caucásico
o blanco, el negro o africano y el oriental o mongólico y
las distintas mezclas entre estos tres elementos nos serán
muy difíciles de diagnosticar.
La misma precaución que señalamos para la
determinación del sexo es válida aquí, un
solo cáracter no es suficiente y se deben tomar siempre
los más posibles[46]
DETERMINACIÓN RACIAL EN EL ESQUELETO
CEFÁLICO
Las partes más diagnósticas son el
cráneo y la mandíbula, por lo que los trataremos
primero.
La forma y propociones del cráneo nos permiten
una primera aproximación: en los individuos del tronco
caucásico es a menudo redondeada y corta
(braquicéfla, aunque la dolicocefalia es
característica de ciertos grupos), en los individuos de
raza mogoloide es todavía más redonda –lo que da
la impresión de que es grande– y en los individuos de
raza negroide suele ser alargada y baja, por lo que parece
pequeña.
La frente del grupo caucásico y oriental es
vertical y con un desarrollo supraorbitario escaso o nulo,
mientras que en los negroides es inclinada y los arcos
supraorbitarios están bien marcados
La forma de la cara es otro carácter que podemos
tomar en consideración para asignar al individuo a un
grupo racial. En los caucásicos la cara generalmente es
estrecha y larga y es muy rara la presencia del
prognatismo[47]Las poblaciones mongólicas
muestran caras anchas y cortas, con los malares proyectados hacia
arriba y lateralmente y tienen prognatismo ligero. La
población negroide esta caracterizada por presentar la
cara estrecha, sin llegar a los extremos de los caucásicos
y frecuentemente presentan un prognatismo marcado.
Los arcos zigomáticos tanto de los
caucásicos como de los negros son poco promientes, en
contraste con la población oriental en la que son muy
prominentes y proyectados lateralmente.
En la nariz podemos observar varias
características dentro de las que podemos destacar las
espinas nasales, tanto superior como inferior, la forma del
puente nasal y la apertura nasal.
La espina nasal inferior es puntiaguda y grande en la
raza blanca; redonda y corta en la negra; en la oriental es corta
y puntiaguda.
El puente de la nariz es alto, estrecho, deprimido y
largo con la raíz elevada en la raza blanca; es intermedio
y corto, con la raíz baja en el tronco oriental; ancho,
bajo y de raíz hundida en la raza negra.
La apertura nasal en los caucásicos es estrecha y
alta, en los orientales es medianamente estrecha y baja, y en los
negros es ancha y alta.
En las órbitas podemos observar tanto su forma
como la distancia intraorbitaria. Las órbitas
caucásicas son ovaladas, las del tronco oriental son
redondeas y las de los negros son cuadrangulares.
La distancia intraorbitaria es intermedia en la raza
blanca, estrecha en la raza oriental y ancha en la raza
negra.
El paladar es estrecho y moderadamente largo en el
tronco caucásico; ancho, corto y en forma de "U" en la
raza mongoloide, y ancho, rectangular y largo en la raza
negra.
También observamos la mandíbula en su
conjunto. Las mandíbulas europeas son generalmente
parabólicas, de mentón prominente y ángulo
mandibular (el que forman el cuerpo y las ramas ascendentes)
cercano a los 90º; las de los mongoles tienen forma de "U" y
un ángulo más abierto que el de los europeos; por
último, las de los negros son rectangulares, con
mentón claro pero poco saliente en su parte inferior, y
tienen un ángulo semejante al de los mongoles.
A partir de la idea de que los caracteres
métricos son mucho menos subjetivos que los
morfológicos, diversos autores han tratado de
correlacionar los principales
índices[48]con cada una de las razas,
lamentablemente, esta hipótesis ha demostrado ser
totalmente impráctica, ya que hay representantes de cada
clasificación en cada tronco racial. Citaremos sólo
dos ejemplos de este fenómeno, clasifican como
dolicocéfalos: españoles (raza blanca), esquimales
(oriental) y hotentotes (negra), entre otros muchos; como
braquicéfalos: alpinos (blanca), mayas (oriental) y
yorubas (negra).
DETERMINACIÓN RACIAL EN LAS PIEZAS
DENTALES
Los caracteres epigenéticos presentes en los
dientes, en combinación con otros elementos nos pueden
ayudar a determinar la raza del individuo.
Como mencionamos en el capítulo de
análisis comparativo la expresión de estos
caracteres tiene una frecuencia determinada en los diferentes
grupos humanos.
Los incisivo en pala son un carácter muy
frecuente en poblaciones orientales y americanas, son muy
difíciles de encontrar en poblaciones caucasoides y
negroides[49]
Al mismo tiempo en la población caucásica
es muy frecuente encontrar el desarrollo del tubérculo de
Carabelli en diferentes grados, lo que es muy raro para la
población mongoloide[50]
DETERMINACIÓN RACIAL EN EL ESQUELETO
POSTCRANEANO
Para el esqueleto postcraneano
Morel[51]menciona el valor de algunos huesos para
la determinación racial.
Las clavículas de los caucásicos suelen
ser anchas, las de los negros estrechas y las de la raza amarilla
medias[52]
Los omóplatos de algunos grupos mongólicos
son marcadamente estrechos, mientras que los de los
caucásicos son medios y los de los negros tienden a ser
anchos[53]
En el húmero podemos encontrar que los europeos
tienen éste hueso sumamente largo, al igual que los
negros, mientras que en las poblaciones mongólicas es muy
corto.
Los radios son cortos en los mongólicos, medios
en los blancos y largos en los negros.
Los cúbitos son estrechos en los negros y anchos
en los mongoloides y caucásicos.
En el fémur podemos encontrar tres tipos
diferentes según Morel[54]el tipo blanco,
que posee una cabeza robusta, medianamente voluminosa y con poco
aplanamiento; el tipo negro se caracteriza por ser grácil,
de cabeza pequeña y redonda y de cuello corto; por
último, el fémur oriental posee una cabeza
voluminosa, con un ángulo poco abierto con respecto a la
diáfisis y en general con un aspecto
grácil.
Se ha dicho que el aplanamiento de la tibia
(platicnemia) es característico de la población
negra, pero también se ha encontrado en mongoloides (los
indios alakaluf, por ejemplo). Por ésta y otras razones me
inclino por considerar que la platicnemia es más bien
producto de hábitos posturales.
En los casos en que sólo da un valor para la raza
y no da valores separados para hombres y mujeres coloqué
el valor entre ambas columnas. Los valores no reportados los
indiqué como un *.
PESO DE LOS HUESOS
El peso de los huesos nos puede ayudar a identificar la
raza del individuo pues a talla igual existen diferencias
significativas respecto a las razas.
En líneas anteriores hemos dicho que el esqueleto
de la raza negra es proporcionalmente más grueso que el de
la blanca, lo cual, como es obvio, equivale a decir en terminos
generales los huesos de individuos de la raza negra serán
más pesados, y ésta diferencia puede cuantificarse,
sin olvidar que hay diferencias sexuales de
tamaño.
Olivier ha hecho pesajes sistemáticos y llega a
la conclusión de que en promedio el peso del cráneo
seco femenino es de 430 gm en la raza blanca, mientras que en la
raza negra es de 485 gm, de la misma forma considera que el peso
del masculino es de 800 gm para el blanco y de 915 gm para la
raza negra.
Es evidente que para utilizar el método de
Olivier es necesario determinar primero el sexo del individuo y
después pesar el cráneo para usar el resultado como
indicio para la determinación de la raza.
Al estudiar el peso del cráneo en
comparación con el de los fémures, Olivier
encuentra también diferencias significativas entre blancos
y negros. En este caso no se deben solamente al grosor de los
huesos, sino sobre todo a la diferencia proporcional entre los
distintos segmentos corporales porque, como es bien sabido, a
igual estatura los miembros de los negros son más largos
que los de los blancos.
Con esta base Olivier también propone la
comparación del peso de ambos fémures con el del
cráneo para determinar la raza, reconociendo igualmente
las diferencias de sexo. Si los dos fémures pesan 30
gramos más que el cráneo, podemos suponer que el
individuo masculino es de raza blanca; si pesan 130 gm más
que el cráneo podemos suponer que se trata de un individuo
masculino negro. Si el peso del cráneo y el de ambos
fémures son casi iguales se considera que el individuo es
del sexo femenino, sin que haya indicio sobre la raza.
Estatura
INTRODUCCIÓN
Uno de los criterios más importantes para
individualizar al sujeto de estudio es su
estatura[55]
En los adultos la estatura es uno de los rasgos
más estables, solo existe una pequeña tendencia al
decrecimiento de ésta en las personas de edad avanzada,
como veremos al final del capítulo.
La estatura es un dato muy común y se registra en
varios documentos, como el carnet de identidad y el pasaporte;
además de ser un dato que aparece en la historia
clínica, en algunas solicitudes de ingreso a instituciones
policiacas y militares, al ser detenido un sujeto y otras
ocasiones, por lo cual es un dato muy sencillo de obtener, y es
otro de los indicadores que nos puede servir para identificar al
sujeto.
La estatura de los infantes y subadultos es un
parámetro de evaluación del crecimiento y
desarrollo, por lo que también podemos obtenerla. Antes de
concluir sobre la pertenencia o no de los huesos a determinado
individuo debemos de considerar que los infantes y subadultos, al
estar en crecimiento constante, pueden superar su estatura con
mucha velocidad.
MÉTODOS PARA CALCULAR LA
ESTATURA
Dependiendo del número de huesos de que
dispongamos, podemos calcular la estatura con mayor o menor
precisión.
Existen dos métodos para calcular la estatura que
en vida tuvo el sujeto: el método aditivo y las
fórmulas de regresión estadística (tanto
para huesos completos como para incompletos).
MÉTODO ADITIVO
Cuando tenemos el esqueleto completo, podemos utilizar
el método aditivo, que simplemente consiste en sumar la
altura de todos los elementos óseos en su posición
anatómica, obteniendo de esta forma algo aproximado a la
altura total.
Para utilizar el método aditivo, simplemente
sumamos las siguientes dimensiones, propuestas por Morel
(1964)[56] que son: altura del cráneo, la
altura del cuerpo de todas las vértebras e
excepción de la C1, altura de la primera vértebra
sacra, longitud fisiológica del fémur, longitud
máxima de la tibia sin espinas y el calcáneo
articulado con el astrágalo.
Para tomar en cuenta las partes blandas –espesor de los
cartílagos, discos intervertebrales, piel y cuero
cabelludo, que entre todos le dan un poco más de altura al
sujeto en vida– Morel recomienda sumar y restar 2.05 cm a la
suma total y construir con estos datos un intervalo de estatura
posible.
Si bien este es un método sencillo para
determinar la estatura tiene, como otros, sus propios
problemas.
El primero consiste en que para aplicarlo es
imprescindible disponer de todos los huesos clave, sin que falte
ninguno, lo que no siempre se consigue.
El segundo es que no podemos calcular el grosor real de
las partes blandas. Aunque Morel sugiere una cantidad fija, la
verdad es que estas dimensiones son sumamente variables y su
estimación (presumiblemente estadística)
está sujeta a un amplio rango de
variación.
El tercer problema que se presenta es que no podemos
calcular el grado de las curvaturas de la columna vertebral que,
como es bien sabido, disminuyen la estatura del sujeto desde un
poco hasta varios centímetros.
FÓRMULAS DE REGRESIÓN
ESTADÍSTICA
Cuando no tenemos el esqueleto completo, como sucede en
la mayoría de las ocasiones, hay que recurrir a los
cálculos de la estatura a través de fórmulas
de regresión estadística.
Es sabido que los distintos segmentos corporales guardan
una relación muy estrecha con la estatura total del
individuo.
Ahora bien, diversos autores han medido la altura total
de los cadáveres y luego han medido la longitud de los
huesos largos, usando estas cifras para establecer las ecuaciones
de regresión.
Dentro de los estudios más destacado de este
tipo, tenemos los de Manouvrier quien, a finales del siglo
pasado, elaboró tablas para los huesos largos a partir de
cadáveres franceses.
Si bien las tablas de Manouvrier se difundieron por todo
el mundo y han sido muy generalizadas, presentan el problema de
que su muestra era una población blanca, por lo cual al
aplicarse a individuos de raza negra o de raza oriental
proporcionaban resultados poco fiables.
En Estados Unidos, Trotter y Glessler calcularon tablas
para ambos sexos y para las tres razas. Al tomar en cuenta tanto
la raza como el sexo del individuo, estas tablas, son mucho
más apropiadas que las de Manovrier.
Trotter y Glessler, que asienta Brotwhell
(1987)[57], pero el lector puede consultar para
una población latina con mayor aproximación a la
realidad las tablas de Genovés (1964).
Para calcular la estatura a partir de estas
fórmulas debemos utilizar la longitud fisiológica
de los huesos sustituyendo su valor en la fórmula
correspondiente (multiplicándolo por la cifra a la
izquierda del paréntesis y sumando a este producto el
último elemento de la fórmula). En el cuadro las
fórmulas que aparecen primero dentro de cada grupo tienen
un error estandar menor que las subsiguientes. Se recomienda,
siempre que se pueda, utilizar las primeras o bien, usar tantas
como sea posible y promediar todos los resultados
Sin embargo, reconociendo que las tablas de Trotter y
Glessler son bastante precisas, Genovés (1964), al
estudiar su aplicación a la población mexicana, se
dio cuenta de que todavía existían ciertas
diferencias entre los cálculos hechos con las tablas de
Trotter y Glesser y las calculadas por él en base a la
disección de cadáveres en la Facultad de Medicina
de la Universidad Nacional Aútonoma de
México, por lo cual se recomienda hacer estudios
locales de cadáveres para poder determinar la estatura con
mayor precisión.
DETERMINACIÓN DE LA ESTATURA A PARTIR DE
FRAGMENTOS DE RESTOS ÓSEOS
Para calcular la estatura a partir de huesos
fragmentados debemos de identificar a qué hueso pertenece
el fragmento, qué porción del hueso es y, si es
posible, la raza y el sexo al que pertenece el
individuo.
Al igual que para los restos óseos completos, se
han elaborado ecuaciones de regresión para calcular la
estatura a partir de fragmentos.
Como el lector supondrá, los datos obtenidos a
partir de fragmentos son menos confiables, pero nos pueden dar
una idea de la estatura que tuvo en vida el sujeto.
Krogman e Iscan (1986[58]mencionan dos
estudios que se han hecho para los restos óseos
fragmentados, que son el de Müller y el de Steele y
McKern.
Müller (1935) estudió 50 radios y 100 tibias
y húmeros de la población alemana para obtener sus
ecuaciones de regresión. Éste autor divide el
húmero en 6 segmentos que él denomina de la
a la f. Localiza los primeros en la epífisis
proximal: (a) la porción más proximal de la
cabeza, (b) la más distal y el punto (c) es
la convergencia de las áreas de inserción muscular
por debajo del trocanter mayor. En la epifisis distal, él
señala los puntos d, e y f que
corresponden, (d) con el márgen superior y
(e) el inferior de la fosa olecraneana y el f es el
punto más distal de la tróclea.
En el radio, define 5 cortes de la a a la
e, también aquí los tres primeros pertenecen
a la epífisis proximal y los dos últimos a la
epífisis distal. Los puntos a y b
corresponden, respectivamente, a la porción más
proximal de la cabeza (a) y a la
más distal (b), siendo el c el
punto medio de la tuberosidad radial; el punto d
corresponde a una línea trazada a la altura de la
epífisis distal y el e a la apófisis
estiloides.
Divide a la tibia en 8 segmentos, cuatro proximales y
otros cuatro distales. La línea a cruza por encima
de las eminencias intercondíleas, la b se encuentra
cercana a las eminencias intercondileas, la línea c
pasa por debajo de la tuberosidad y la línea d pasa
por el extremo proximal de la cresta tibial anterior, en la
epífisis distal la línea e pasa por debajo
de la circunferencia tibial mínima, la f por la
epífisis distal, la g a nivel de la superficie
articular con el calcáneo y la h por debajo del
maleolo externo.
A partir de estos segmentos, establece ecuaciones de
regresión para calcular la estatura, lamentablemente como
no toma en cuenta el sexo y la raza del individuo, los resultados
tienen un márgen de error amplio.
Krogman e Iscan (1986)[59] también
nos reportan los trabajos de Steele (1969) y de Steele y McKern
(1970), quienes usan el fémur, la tibia y el húmero
para formular sus ecuaciónes de
regresión.
Al igual que Müller, ellos definen segmentos
correspondientes a las epífisis proximales y distales de
los huesos largos.
Dividen el húmero en 5 secciones denominadas del
1 al 5. La 1 y la 2 se corresponden con las
a y b de Müller respectivamente, la 3 y
la 4 se corresponden con la d y e al igual
que la 5 con la f.
Dividen la tibia en 6 segmentos limitados por
líneas. La línea 1 pasa por el segmento
más proximal de la mitad lateral del cóndilo, la
2 por el punto más proximal de la tuberosidad
tibial, la 3 por el punto de confluencia de las
líneas extendidas desde el punto superior de la
tuberosidad, la 4 por el punto donde la cresta anterior
cruza el borde medial y la 5 es el punto inferior del
margen proximal de la superficie articular con el
calcáneo, que se corresponde con el punto g de
Müller y, por último, el punto 6 que se
corresponde con el punto h de Müller.
En el fémur establecen cinco segmentos, el
1 y 2 en la epífisis proximal
correspondientes al punto más proximal de la cabeza y al
punto medio del trocanter menor, localizan el segmento 3 a
nivel de la terminación de la línea áspera,
el 4 cruza por encima de ambos cóndilos por arriba
del maleolo medial y el 5 lo localizan en el punto
más distal del maleolo medial.
Como ventaja del trabajo de Stele y McKern sobre el de
Müller, tenemos que toman en consideración tanto la
raza como el sexo, por lo cual sus datos son más
confiables.
Lamentablemente sólo se han hecho estudios para
el húmero, el radio, la tibia y el fémur y no
existen estudios para el cúbito y el
peroné.
En la figura presento los niveles de corte propuestos
por Müller y Steel y McKern y en el cuadro 12 aparecen las
ecuaciones de regresión para calcular la estatura a partir
de los diversos segmentos propuestos por Steele y McKern (citados
por Krogman e I_can, 1986:332-5), el error estandar está
reperesentado como E.S.
Para usar las ecuaciones de regresión se deben de
sustituir los números correspondientes con la longitud del
segmento o los segmentos (anotado entre paréntesis),
multiplicarlos y sumar la cifra correspondiente.
DETERMINACIÓN DE LA TALLA EN RESTOS
ÓSEOS SUBADULTOS
La determinación de la talla en los
restos óseos infantiles es mucho más difícil
que en los adultos, puesto que en los infantes tenemos una serie
de problemas que no presentan los segundos. El primer problema
que ofrecen los restos óseos subadultos, es que no tenemos
fusionadas las epífisis y las diáfisis, lo que
aumenta la probabilidad de que solo tengamos una u otra. Otro
problema que presentan es que tienen un ritmo de crecimiento muy
variable, Krogman e Iscan 1986:338[60]describen 4
periodos del crecimiento.
El primer periodo abarca desde el
nacimiento hasta que se cumple un año de vida y se
caracteriza por un crecimiento muy rápido. El segundo
periodo comprende del primero al sexto año de vida, se
caracteriza por una desaceleración del ritmo de
crecimiento, que se estabiliza durante el tercer periodo, de los
seis a los diez años. El cuarto, en el sexo femenino va de
los diez a los quince años, mientras que en el masculino
abarca hasta los dieciseis; se caracteriza por un gran incremento
en el crecimiento, alcanzando en esta etapa el 95% del
tamaño adulto, los huesos largos adquieren la forma de
subadultos.
En el cuadro 13 (en la página 109) aparecen las
ecuaciones de regresión propuestas por Krogman e Iscan
(1986:337) basándose en la longitudud de las
diáfisis de los 6 huesos largos. Si el lector observa el
texto de estos autores, notará que existen muchas
ecuaciones de regresión basados en diferentes estudios: en
vivo, en cadáveres, tomando en cuenta el sexo y la raza a
diferentes edades, lamentablemente todos ellos tratan sólo
algunos huesos, mientras que Krogman e Iscan manejan los seis
huesos largos.
CAMBIOS EN LA ESTATURA EN LAS PERSONAS DE EDAD
AVANZADA
En las personas de edad avanzada, como resultado del
envejecimiento, se dan cambios de origen degenerativo, por
ejemplo, la conocida "joroba del anciano" o cifosis.
Eugen Giles realizó un estudio de los cambios
degenerativos, tanto en hombres como en mujeres, calculando el
coeficiente de disminución de la estatura desde los 46
hasta los 85 años, encontrando que a los ochenta y cinco
años ya la diferencia entre ambas estaturas es de
aproximadamente 5 cm.
Si el lector observa el cuadro 14 con cuidado se
dará cuenta de que las mujeres empiezan a sufrir los
cambios degenerativos un poco más tarde que los hombres y
en ellas son mucho menos notorios.
Osteobiografía
INTRODUCCIÓN
La osteobiografía, según la define Saul,
"es el estudio del esqueleto humano apoyado en datos
históricos, arqueológicos, etnográficos y
etnohistóricos"
A lo largo de toda su vida, el individuo
interactúa con el medio ambiente y, de la agresividad de
éste depende que las huellas que deje sobre el individuo
serán temporales o permanentes.
La osteobiografía se enfrenta con el gran
problema de que para que las huellas que deja el ambiente sobre
el individuo afecten a los huesos (y por lo tanto se manifiesten
en los restos óseos), se necesita que la agresividad del
ambiente sea bastante grave. Tomemos el ejemplo de una simple
gripe: ésta, obviamente, no producirá alteraciones
en el esqueleto por lo cual nos será imposible determinar
si el sujeto la padeció. Pero si tomamos como ejemplo una
caída que le produjo al sujeto una fractura, es claro que
podemos diagnosticar muy fácilmente en el esqueleto seco
este tipo de agresión.
Este tipo de huellas o marcas son el punto de partida
para reconstruir la biografía del individuo a partir de
restos óseos, en lo que Saul considera la "lectura" del
esqueleto.
Para interpretar éstas relaciones, el
antropólogo cuenta con dos tipos de indicadores que son,
los directos (específicos de alguna patología
particular) e indirectos (signos de estrés).
Obviamente si podemos reconstruir la biografía
del individuo a través del análisis del esqueleto,
estaremos en condiciones de comparar nuestra información
con un expediente del individuo al que tratamos de identificar y
podemos suponer razonablemente si es o no quien se
sospecha.
Salas y colaboradores (1988), utilizando dicho tipo de
razonamiento, lograron identificar positivamente a varios
oficiales caídos en la batalla del Molino del Rey
(Chapultepec, México) en 1847.
OSTEOPATOLOGÍA
La osteopatología es el estudio de las
enfermedades que se manifiestan en el esqueleto. Es importante
destacar que muchas afecciones del ser humano no sólo
afectan los huesos, sino todo el organismo en su conjunto, como
es el caso de la sífilis o la tuberculosis, pero el
osteólogo sólo cuenta con huesos para estudiar las
poblaciones antiguas.
Wells (1964)[61] cree que la enfermedad
no es un hecho al azar, sino que es el resultado de la ruptura
del equilibrio entre la parte biológica, física y
social.
Esta concepción es un poco mecanicista, si bien
en estudios modernos de patología, infectología y
epidemiología se ha encontrado que en buena parte, las
enfermedades son favorecidas por la ruptura en alguno de estos
puntos, aunque no es el único factor que provoca la
presencia de alguna de estas enfermedades.
Aparte de que sólo algunas enfermedades dejan
huellas en los huesos, es de resaltar el hecho de que varias
enfermedades dejan en el material huellas muy parecidas, por lo
que a veces es muy difícil identificar exactamente el tipo
de patología que afectó a un individuo.
Recientemente se ha incluído en algunos estudios el uso de
técnicas histológicas modernas que han permitido
separar, en algunos casos, enfermedades que a simple vista
parecían iguales, sin embargo siguen sin poderse separar
patologias muy similares, tal es el caso de la sífilis
congénita y el frambesia (yaws).
A continuación mencionaré los principales
grupos de afecciones que dejan huella en el material óseo
(especialmente las de fácil diagnóstico,
además de que son las más frecuentemente
encontradas).
TRAUMATISMOS
Tal vez el grupo más fácil de identificar
sea el de los traumatismos, que incluye fracturas y
dislocaciones.
En las fracturas se pueden reconocer dos formas, las que
se han atendido y las que no lo fueron. Las que si fueron
atendidas generalmente están reducidas, por una
inmovilización adecuada, a una unión conveniente de
los extremos del hueso. Este tipo de fracturas sólo se
puede diagnosticar al radiografiar los huesos, donde aparecen
como una línea blanca.
Es importante mencionar la magnitud de las fracturas
puesto que las muy complicadas con frecuencia no sólo se
parte el hueso en dos, sino que se producen varios fragmentos y
astillas que tienden a desintegrarse, de manera que se pierde
parte del hueso. En ocasiones solamente se pueden conciliar los
extremos, pero se pierde algo de hueso que se desintegrará
posteriormente, en éstos casos se observan los dos
extremos correctamente unidos y el hueso será de menores
dimensiones que el homólogo del lado opuesto.
En los casos de las fracturas no tratadas, generalmente
se da una consolidación en "acabalgamiento" que consiste
en la fusión de los dos extremos con el desplazamiento que
sobre la fractura produjo la contracción muscular y un
tejido periostal que se conoce como callo óseo.
En los individuos infantiles y juveniles se producen con
frecuencia fracturas conocidas como "en tallo verde", son
fracturas que no seccionan al hueso entero, sino que sólo
se rompe la mitad de él[62]
Las dislocaciones son pérdidas de relaciones
anatómicas entre sincondrósis y se observan en el
material como punteo en ambas caras articulares donde se
produjo.
Las amputaciones han sido muy poco estudiadas y
sólo existen reportados un par de
casos[63]en ambos se trata de antebrazos que
presentan características muy similares, existencia de
fusión a la altura del extremo distal de ambos huesos con
neoformación de un callo óseo que cubre ambos
extremos.
ENFERMEDADES ARTICULARES
Aunque muchas personas relacionan las enfermedades
articulares con los ancianos, también se encuentran en
individuos juveniles.
Estas enfermedades son cambios degenerativos en las
superficies articulares. Abarcan diversos grados que van desde un
simple desgaste hasta la formación de rebordes
óseos (osteofitos) alrededor de la zona afectada o, en
casos severos, pérdida funcional del miembro afectado
(anquilosis).
Se definen cuatro grados de osteofitosis que
varían del 0 al III. El grado 0 es la ausencia total de
osteofitos. El grado I o estado de osteofitos intermitentes se
caracteriza por el desarrollo de excrecencias en uno o varios
sitios que no ocupan todo el borde de la articulación. El
grado II corresponde a osteofitos continuos con algunos cambios
poróticos. El grado III es la labiación
osteofítica con porosis extendida y posible
eburnación de la articulación. Aunque en la
ilustración se ejemplifican con vértebras, son
válidos para cualquier otra
articulación.
El origen de las enfermedades osteoarticulares es muy
diverso, puesto que influyen de manera importante factores
sociales y genéticos. Dentro de los factores sociales
encontramos las condiciones de vida, de salud y de
ocupación del individuo.
Un grupo de investigadores pensamos que la
etiología de estas alteraciones está directamente
relacionada con la sobrecarga mecánica producida por la
repetición de un movimiento constante durante el
desempeño ocupacional o profesional.
En el capítulo Determinación de la
profesión trataré con más detalle el
valor de los osteofitos para identificar la deformación
profesional.
La artritis traumática se da en los lugares donde
existió una fractura o una dislocación.
Otro tipo de alteración de las articulaciones es
la gota, que es un defecto del metabolismo de las porfirinas de
los nucleótidos, que consiste en la acumulación de
ácido úrico en los miembros, sobre todo inferiores,
que se refleja en los huesos como una afección
generalizada (osteomielitis).
ENFERMEDADES DE LOS MAXILARES Y DIENTES
Las enfermedades de los maxilares son muy comunes para
el lector pues creo que es rara la gente que nunca ha necesitado
ir al dentista por algún problema de los que se incluyen
en este grupo.
El ejemplo clásico de las enfermedades dentales
es la caries, que es una excavación en los dientes
producida por el Streptococcus mutans, dependiendo del
tiempo que éstos tengan para actuar será el
diámetro y la profundidad de la excavación. Aunque
la caries más clásica es la caries coronal,
también se pueden localizar en el cuello (caries
cervicales).
Otro problema muy común son los abscesos,
infecciones que se forman en los maxilares en la región
apical de la raíz dental, frecuentemente como secuela de
una infección dentaria.
También es común encontrar que faltan
dientes puesto que con todo y la firmeza con que están
sujetos a los maxilares que los contienen, por situaciones de
desnutrición o de degeneración del hueso, se
aflojan y caen. La perdida también puede deberse a que se
rebasa el límite de presión
mecánica.
La reabsorción alveolar se presenta en las
personas de edad avanzada, principalmente consiste en la
absorción de los maxilares y la mandíbula que van
dejando al descubierto las raíces de los dientes,
facilitando su pérdida.
En los casos extremos se reducen a huesos delgados y sin
dientes.
Se pueden distinguir los dientes perdidos en vida y los
perdidos posteriormente porque en los primeros se encuentra una
reabsorción alveolar que va rellenando el alveolo con
tejido
granular –cuando esta en fase de cicatrización–
o si ha pasado el tiempo, se observa que el alveolo esta
completamente lleno, además de que el borde alveolar ha
desaparecido del todo al reabsorberse.
La independencia de los genes que controlan el
tamaño de la dentadura y de los huesos en los que se
insertan produce a veces que los dientes se encimen o que no
broten por falta de espacio. El que no broten aunque se hayan
formado se manifiesta radiológicamente por los dientes en
estado de desarrollo abajo de la superficie alveolar.
Para el médico legal es importante el estudio del
deposito del sarro puesto que es un buen indicador del uso de la
dentadura siendo muy delgado y poco presente en las personas que
mastican mucho y muy grueso en personas que utilizan poco su
dentadura (Dávalos, 1970)
ENFERMEDADES VENÉREAS
Si bien existen más de 15 enfermedades de
transmisión sexual reconocidas producidas por virus,
hongos, protozoarios y bacterias, solo las producidas por
treponemas pueden alterar el esqueleto (sífilis
venérea y endémica y
yaws)[64]. Se han encontrado en todo el
mundo.
Existen dos tipos diferentes de sífilis, la
congénita y la adquirida. La sifilis adquirida se trasmite
en el contacto sexual y se manifiesta en el cráneo como
destrucción de la tabla externa y media y en casos severos
destrucción de las tres tablas; en los huesos largos como
una periostitis generalizada y produce en la tibia un
encorvamiento anteroposterior conocido como tibia en
sable.
La sífilis congénita es trasmitida de la
madre infectada al hijo y produce una triada de alteraciones
conocida como lúes sifilítico que consiste en:
malformaciones dentales (dientes de Hutchinson), puente nasal con
forma de "silla de montar" y tibia en sable, mencionada
anteriormente.
INFECCIONES GENERALES
Las infecciones generales de los huesos son
inflamaciones que pueden afectar el tejido esponjoso
(osteomielitis), el tejido compacto (periostitis) o a ambos
(osteitis). Éstas se pueden diagnosticar por un
engrosamiento del tejido afectado, con encurvamiento en algunos
casos específicos.
TUMORES ÓSEOS
Los tumores óseos no siempre son malignos pueden
ser también benignos. Los benignos u osteocondromas se
desarrollan a veces desde la niñez o la adolescencia y
aunque son crecimientos óseos anormales no molestan al
individuo.
Los tumores malignos, conocidos como osteosarcomas,
producen diversos tipos de molestias según la
región en donde se localicen, pudiendo en algunos casos
paralizar una sección corporal. Estos tumores se extienden
con relativa facilidad a los huesos vecinos.
Los tumores se pueden apreciar como excrecencias
óseas de diversas dimensiones y de forma
irregular.
ALTERACIONES DEL METABOLISMO
Las alteraciones del metabolismo se producen por
deficiencia de una sustancia o de una glándula
endócrina, que da como resultado en el material
óseo transtornos en el desarrollo.
En relación con las hormonas hipofisiarias
existen dos entidades claramente distinguibles, la acromegalia y
la acondroplasia.
La acromegalia se caracteriza por un desarrollo
exagerado de los huesos de las extremidades y de la región
facial, lo que produce sujetos con cara y manos desproporcionadas
con el resto del cuerpo.
La otra patología es el enanismo
acondroplásico, caracterizado por la baja estatura del
sujeto y una cabeza muy grande desproporcionada con el resto del
cuerpo, las epífisis son más o menos normales pero
las diáfisis sumamente cortas dan la impresión de
que no corresponden entre sí.
La etiologia de ambas ésta relacionada con la
producción de la hormona adenohipofisiaria del
crecimiento, en exceso para la acromegalia y en defecto para la
acondroplasia.
No se debe confundir el enanismo acondroplásico
con el pituitario que produce a individuos de pequeñas
dimensiones, pero de proporciones normales.
De las patologías de origen incierto, es obvio
que no conocemos su origen, sólo existen dos
patologías de este tipo, la enfermedad de Patget y la
displasia fibrosa. La enfermedad de Patget se caracteriza por el
engrosamiento de uno o más huesos, generalmente
después de los 50 años. La displasia fibrosa se
caracteriza por una fragilidad extrema del esqueleto producida
por deficiencias en el almacenamiento y formación del
hueso.
PATOLOGÍAS DE ORIGEN CONGÉNITO
Las patologías de origen cóngenito nos
pueden servir para conocer el grado de endogamia (casamientos con
miembros de la misma comunidad) o exogamía (casamientos
con miembros de otra distinta) puesto que muchas de estas
patologías sólo se manifiestan en la
homocigosis.
Si encontramos una alta frecuencia de éste tipo
de enfermedades dentro de un grupo podemos suponer que estamos
tratando con una comunidad altamente endógama; si, al
contrario, encontramos muy baja frecuencia o no encontramos
enfermedades congénitas, podemos suponer que se trata de
una comumidad exógama.
De las patologías autosómicas recesivas
(que sólo se manifiestan en homocigosis) sólo se
conocen con certeza 4 tipos: enanismo acondroplásico (ver
arriba errores en el desarrollo), sacralización lumbar,
fusión de vértebras y polidactilia.
La sacralización lumbar consiste en la
fusión de las últimas vértebras de la
región lumbar al sacro produciéndole al individuo
portador una limitación funcional en la región
sacra.
La fusión congénita de vértebras
consiste en la fusión de dos o tres vértebras de
cualquier segmento de la columna.
La polidactilia es la existencia de dedos
supernumerarios, es difícil de diagnosticar, a menos de
que estemos absolutamente seguros de que no hubo revoltura de
entierros.
Existen otras anomalías como la
dislocación congénita de la cadera, el labio
leporino o el labio-paladar hendido. Estas deformidades
congénitas de las articulaciones producidas de manera
multifactorial, al estar controladas por varios genes más
los efectos aditivos del medio ambiente, no nos son útiles
para determinar el grado de endogamia o exogamia, pero sí
para identificar a individuos de los que se sepa las hayan
padecido.
INDICADORES DEL ESTRÉS
EPECÍFICO
Los indicadores del estrés específico, son
una serie de patologías producidas por desbalances
dietéticos (Civera 1986:338).
La importancia de estas enfermedades y lo que les da
valor como indicadores, es que presentan una fase activa y otra
cicatrizada, lo que nos permite inferir si un individuo al
momento de la muerte estaba afectado por una deficiencia en la
dieta o no.
La criba orbitaria es una serie de perforaciones en el
techo de las orbitas producida por la anemia cuya
etiología es la falta de hierro (Márquez,
1982a:109).
La espongio-hiperostosis que se caracteriza por la forma
coralina que adquieren los parietales y el techo de las
órbitas durante su fase activa y por un puntilleo en las
mismas zonas, en la fase cicatrizada[65]Esta
patología se produce por los efectos combinados de anemia
y falta de calcio, fósforo y vitamina B.
El escorbuto se manifiesta en los huesos por la
hemorragia subperiostal que en estado latente se observa como
derrames en los huesos y en estado osificado como engrosamientos
en la zona afectada, es producido por la falta de vitamina C
(Márquez, 1982 a y b).
La falta de síntesis de vitamina D en la piel del
ser humano –que para activarse necesita los rayos ultavioleta
del sol– presenta dos variantes cuyos resultados son muy
diferentes dependiendo de la edad a la que se presente. El
raquitismo afecta a los individuos infantiles, produciendo en
general retrasos en el crecimiento, encorvamiento de los huesos
(principalmente el fémur) y, sobre todo, los huesos son
más frágiles. En el cráneo podemos encontrar
un abultamiento del frontal y un paladar sumamente alto. La misma
carencia vitamínica se manifiesta en en los adultos como
osteomalacia, dolencia que se caracteriza por la pérdida
de la dureza de los huesos con las posibilidades de
deformación que esta carencia pudiera producir, por eso
los individuos en las latitudes extremas necesitan baños
de luz artificial y de rayos ultravioleta para no ser afectados
por dicho padecimiento[66]
INDICADORES DEL ESTRÉS
EPISÓDICO
Los indicadores del estrés episódico se
forman durante el crecimiento como resultado de la
interrupción temporal del mismo (Civera, 1986:396-398),
provocada por una situación de estrés que puede ser
una hambruna, una epidemia, problemas sociales u otras
alteraciones. Cuando desaparece el estrés el individuo
vuelve a crecer, pero en él se marcan de manera temporal o
permanente estas detenciones.
A diferencia de las enfermedades óseas que tienen
un origen específico, los indicadores del estrés
episódico no tienen una causa única asociada,
simplemente se producen cuando el indivuduo atraviesa por
periodos adversos.
HIPOPLASIA DEL ESMALTE
En los dientes se pueden formar microdefectos y
líneas de hipoplasia, los microdefectos del esmalte son
manchas desordenadas en la dentadura. Las líneas de
hipoplasia son líneas, bandas o incluso fosas
horizontales. Ambos indicadores se notan como partes amarillentas
en el esmalte dentario.
LÍNEAS DE HARRIS
En los huesos largos y planos se forman líneas
transversas que se conocen como líneas de
Harris[67]que son líneas que se observan
generalmente en las radiografías de los huesos
aunque
Mansilla (1977)[68] reporta casos en
donde se observan a simple vista en el tejido esponjoso, cuando
las epifísis están rotas.
La misma autora reporta que son más
fáciles de encontrar en los huesos largos y de entre ellos
en la tibia izquierda es donde se observan más
fácilmente.
En recientes experimentos se ha demostrado que las
líneas de Harris pueden desaparecer cuando el
estrés que las produce se elimina por completo.
Estos indicadores nos permiten determinar la edad
aproximada y la severidad de las condiciones en las que se
presentó la detención del crecimiento.
Para determinar la edad a la que sucedió el
estrés en el caso de los huesos largos,citando a Wells,
propone el estudio de las distancias entre las líneas de
Harris y las epifísis.[69]
Las líneas de hipoplasia del esmalte se pueden
manejar utilizando el método creado por Scott y Symon
citado por Márquez (1982b)[70] que consiste
en dividir cada diente en tres partes y conociendo el desarrollo
de cada diente y las edades aproximadas a las que alcanza dicho
desarrollo se puede determinar la edad de la crisis.
Si sabemos que los microdefectos dentales y las
líneas de hipoplasia una vez formados ya no desaparecen
mientras que las líneas de Harris si lo hacen podemos, al
comparar el número de cada una, saber sí mejoraron
o no las condiciones de vida. Suponiendo que al mismo tiempo se
forman los dos indicadores, al mejorar las circunstancias el
número de líneas de Harris disminuye (llegan a
desaparecer), al encontrar más líneas de hipoplasia
que de Harris podemos suponer que el individuo tuvo periodos de
mejoría alternados con otros de estrés, a
diferencia de otro caso en el que encontremos una frecuencia muy
similar de ambos indicadores, nos pudiera señalar que el
estrés fue constante.
CARACTERÍSTICAS CULTURALES
Según Saul, las alteraciones de forma de los
huesos producidas por motivos culturales son parte de la
osteobiografía.
El encontrar restos con características
culturales es un indicio seguro para el médico legal de
que los restos óseos son de antigüedad suficiente
para salir de su campo de estudio, sin embargo debe conocerlos
para poder identificarlos y desechar estos materiales.
El esqueleto nos puede decir mucho acerca de las
prácticas culturales de las poblaciones desaparecidas, ya
que algunas de las deformaciones corporales que se practicaban
también afectaban al hueso.
DEFORMACIÓN CRANEANA
Una de las prácticas más comunes en la
antigüedad fue la deformación craneana, que
consistió en alterar el contorno de la cabeza utilizando
diversos aparatos.
Es importante mencionar que varios de los casos de
deformación craneana, no se deben a una alteración
"estética" sino, a una alteración accidental. Tal
es el caso de los pieles rojas, todo el mundo ha visto la imagen
de la mujer con el niño en la espalda y dentro de una
cuna, sujeto por la frente con una banda. Esto producía
una deformación craneana aunque los indios no lo
supieran.
Existen principalmente tres aparatos para producir la
deformación craneana, las tablas, las vendas y las
cunas.
Podemos clasificar la deformación craneana por el
aparato deformador: las tablas producen un aplanamiento en el
frontal y en el occipital; las bandas producen una
deformación anular uniforme y las cunas producen un
aplanamiento en el occipital y una depresión transversal
en el frontal (cuando se usa combinada con una banda).
El segundo criterio para clasificar la
deformación craneana es el sentido que toma el
cráneo deformado, lo que depende en gran parte de la
manera en que se aplicaban los aparatos. Si el cráneo se
deforma desplazando su volumen directamente hacia arriba (y
secundariamente hacia los lados), se produce una
deformación erecta, para lo cual los dos elementos del
aparato se ponían verticales y paralelos. Cuando el
cráneo se dirige hacia atrás se habla de una
deformación oblícua, que se consigue cuando el
elemento de la frente se colocaba inclinado de abajo hacia arriba
y atrás, casi siempre más alto que el de la parte
posterior, que en general tiene la misma orientación que
el anterior.
Dembo e Imbelloni (1938)[71] proponen,
además de la observación de los cráneos el
estudio del polígono de Klaatsch, que es una
representación gráfica del desplazamiento que
sufren algunos puntos antropométricos (básion,
glabela, bregma, lambda, inion, opistion y basion) con respecto a
los sitios que ocuparían en un cráneo sin deformar,
y en los ángulos que forman las líneas que unen los
puntos desplazados. Cada tipo de deformación se define
como un rango de variación angular en este
polígono.
TREPANACIÓN
La trepanación fue una
práctica mundial, consistía en cortar una
porción de la bóveda craneana utilizando diversos
métodos dentro de los que destacan el taladrado y los
cortes.
Aunque no se sabe exactamente cuál era la
intención al realizar la trepanación (se han
propuesto fines curativos, mágicos y religiosos), sabemos
que varios individuos sobrevivieron a ella puesto que se han
encontrado cráneos con el callo óseo
cicatricial.
MUTILACIÓN DENTARIA
Otra práctica cultural que se encuentra en gran
parte del mundo fué la mutilación dentaria.
Consistía en alterar el contorno de los dientes ya sea
limándolos o bien realizando incrustaciones (en algunas
partes ha sido "resucitada" recientemente). La mutilación
dentaria se practicaba en la dentadura adulta.
La mutilación dentaria fue clasificada por el
profesor Javier Romero, quien propuso un sistema en el cual a
cada tipo de alteración se le asignó una letra
mayúscula de la A a la G y a las variantes de cada una se
le dio un número. Con este sistema podemos ubicar incluso
tipos de mutilación que el profesor nunca
conoció
DEFORMACIONES POSTCRANEALES
La deformación de los pies sólo se ha
encontrado en China y consiste en vendar fuertemente los pies de
las damas de la nobleza. Esto producía que los pies
crecieran incurvándose.
Una deformación similar produjo el corsé
en las mujeres europeas de siglos pasados y quedó
testificado como una deformación de las
costillas.
Otros pueblos (tanto en África como en Birmania)
han producido la deformación de mujeres con "cuello de
jirafa". Consiste colocar aros que rodean el cuello, comenzando
por llenar toda la longitud natural de éste entre los
hombros y la cabeza, pero agregando aros de tiempo en tiempo,
para que el cuello se estire, lo que produce una
separación paulatina de los cuerpos vertebrales contiguos
y, debido a que los aros forman un soporte permanente, hay
atrofia parcial de las vértebras y de los músculos
del cuello. Desconozco si se ha hecho un estudio
osteológico del caso, pero es de suponer que se
encontrarían disminuidas todas las vértebras
cervicales.
Determinación de la
profesión
INTRODUCCIÓN
Uno de los datos que más puede ayudar a la
policía en sus investigaciones es el determinar la
profesión del sujeto. Es todavía un asunto
insuficientemente estudiado y todavía dentro de la
comunidad antropológica existen varios detractores de la
posibilidad de hacer estas determinaciones.
Los investigadores que creemos que se puede inferir, en
ciertos casos, a que tipo de ocupación se dedicaba el
individuo, pensamos que en algunas ocasiones diversas posturas y
la utilización de ciertas partes del cuerpo repetidas
constantemente, pueden llegar a producir a niveles óseos
una deformidad observable.
Si el lector se da cuenta, estamos hablando de un tipo
de ocupación y no de una profesión determinada,
esto es porque varias profesiones dejan señales
mecánicas o químicas tan similares que nos es
imposible determinar cuál de varis fue la ocupación
del individuo, por ejemplo, el desgaste dentario que sufre un
zapatero y un sastre es casi idéntico, puesto que ambos se
echan a la boca los clavos o las agujas y las manipulan con la
lengua contra sus dientes[72]
Para buscar las deformaciones profesionales debemos de
analizar todos los huesos, dado que algunas ocupaciones producen
huellas sumamente parecidas en un mismo hueso, sin embargo,
podemos diferenciarlas por las deformidades que se produjeron en
otro u otros huesos.
Regresemos a nuestro ejemplo del zapatero, si
sólo observamos el desgaste dentario, podemos suponer que
se trata de un zapatero, un sastre o un carpintero, sin embargo,
si observamos los coxales podemos encontrar el llamado "trasero
de tejedor" –típico de personas que permanecen sentadas
largo tiempo– puesto que el sastre y el zapatero adquieren esta
posición, a diferencia del carpintero que necesita estar
de pie frecuentemente, así podemos eliminar a este
último.
Si observamos la clavícula, en la extremidad
acromial encontramos una hipertrofia producida por hacer esfuerzo
contra el pecho, esta característica se presenta en el
zapatero, pero no el sastre, por lo cual, a partir de las
deformidades en tres huesos, podemos distnguir una sola
profesión.
Como supondrá el lector, sólo algunas
deformidades específicas nos pueden dar luz sobre la
profesión del individuo y en muchos restos
esqueléticos que no presentan alguna de estas marcas nos
será imposible determinarla.
MÉTODOS DE ESTUDIO
Para estudiar las deformaciones profesionales, existen
dos tipos de estudios, los trabajos en vivo y los estudios en
restos óseos.
El estudio en vivo se basa en el análisis de
radiografías de diferentes segmentos.
Dentro de este tipo de trabajos, es digno de citarse el
estudio de Prives de 1964, que se incluye en Prives (1989:115-9)
donde presenta un análisis de las deformidades producidas
por las diferentes profesiones en la población rusa
moderna.
Para este estudio, el autor utiliza como criterios la
forma y la anchura de los huesos, el espesor de la sustancia
compacta y el de la sustancia esponjosa.
Los estudios en restos óseos se basan en la
observación morfoscópica de las deformidades que se
presentan. Es de destacar dentro de estos estudios el de
Márquez y colaboradores (1982a) y el de Kennedy (1989),
quienes basan sus inferencias en la presencia de osteofitos en
las articulaciones.
Ambos proponen que los osteofitos se forman como
neocrecimientos óseos de las articulaciones expuestas a
mayor esfuerzo mecánico, aunque no podemos descartar los
cambios degenerativos propios de la
edad[73]
Kennedy, además de recoger los hallazgos de
diferentes autores sobre deformaciones profesionales en cada uno
de los huesos del esqueleto, toma en consideración la
presencia de fracturas, que cuando están mal consolidadas,
son muy fáciles de detectar, sin embargo, cuando
están bien consolidadas, sólo se pueden detectar
mediante radiografías.
SEÑALES DE OCUPACIÓN EN LOS
HUESOS
Son varios los tipos de señales.
1.- Cambios en la morfología y en la
proporción de los componentes de los huesos, generalmente
sólo se logra ver a través de
radiografías.
2.- Desarrollo de osteofitos en las articulaciones, que
se observan a simple vista en los restos óseos.
3.- Fracturas, que se pueden observar a simple vista o
pueden necesitar tomar radiografías.
4.- La presencia de los caracteres no métricos,
se observa directamente en los restos
óseos[74]
A continuación, presento las señales
encontradas en algunos huesos específicos del esqueleto y
el tipo de profesión al que están
asociadas.
SEÑALES EN EL CRÁNEO
El cráneo puede presentar el desarrollo de una
quilla sagital, algunos autores la han considerado
característica racial aunque parece más probable
que sea resultado de una masticación constante y durante
mucho tiempo. Es muy frecuente encontrar esta formación en
restos óseos de mujeres esquimales, quienes dedicaban buen
tiempo del día a ablandar pieles mordiéndolas con
las piezas dentales de los carrillos.
Se pueden desarrollar también excrecencias
óseas alrededor del oído, por una irritación
constante producida por nadar en el agua fría, como lo
demostró experimentalmente Roche, al sumergir cobayos en
agua fría y observar las formaciones que se hacían
en ellos después del tratamiento. Es conveniente remarcar
que este tipo de formaciones son diferentes y no tienen nada que
ver con el torus auditivo[75]
SEÑALES EN LA MANDÍBULA
En la mandíbula, Kennedy (1989) encuentra
agudizados los tubérculos de la caras mediales y laterales
de la superficie anterior y lateral de los cóndilos, como
una deformación por la proyección hacia adelante de
la mandíbula, que él asocia a los
clarinetistas.
SEÑALES EN LOS DIENTES
Los dientes son piezas sumamente ricas en cuanto a
marcas de deformación profesional, de hecho un
odontólogo legal experto puede decirnos mucho acerca de la
ocupación del individuo, analizando su dentadura.
[76]dice que se puede distinguir qué tipo
de instrumento de viento tocan ciertos músicos, pues los
"metales", como el trombón y la trompeta, dejan en los
dientes marcas muy diferentes a las "maderas" como el fagot y el
clarinete.
Los carpinteros, los zapateros, los tapiceros y los
sastres suelen echarse a la boca clavos y agujas para sostenerlos
entre los dientes mientras utilizan las manos para clavar o
cortar. Al manipular durante años los objetos en la boca,
con la lengua contra los dientes, se produce un desgaste dentario
muy marcado, sobre todo de los incisivos centrales, que son los
que utilizan más frecuentemente.
En los dientes, además de las señales
producidas mecánicamente, podemos encontrar algunas
señales por depósitos de sustancias que se forman
por la interacción constante del individuo con ellas. Los
trabajadores de metales como el plomo y el cobre, suelen
almacenar depósitos de estos materiales en la
porción alveolar y la parte de los dientes inmediata a
ella, por lo que podemos distinguir fácilmente su
ocupación. También los acumulan depósitos
semejantes provenientes del polvo del mineral que extraen, por lo
cual, si se identifica la composición del deposito podemos
deducir qué mineral trabajaba.
Si bien el fumar no es propiamente una
deformación profesional, sí deja claras huellas
útiles en los casos de identificación de individuos
o para distinguir entre los restos de un fumador y uno que no
fuma, cuando otros elementos de juicio no son suficientes. Aunque
mucha gente fuma, se dice que los grandes fumadores lo son como
respuesta psicológica cuando el sujeto está
sometido a un gran estrés, como el que caracteriza a
algunas ocupaciones como los controladores de vuelo o corredores
de bolsa.
Podemos distinguir claramente dos tipos de fumadores por
las marcas dejadas en los dientes, el de cigarrillo que es el
más común y el de pipa. El fumador de cigarrillo
tiene manchas de humo en la cara bucal de los dientes frontales
–visible incluso en la persona viva– y depósitos de
alquitrán en la cara lingual de las mismas piezas. El
fumador de pipa presenta un desgaste muy marcado en los dientes
con los que sostiene la pipa, además en las
cercanías de la zona desgastada hay depósitos
similares a los de los fumadores de cigarrillos, por lo general
menores.
SEÑALES EN LA COLUMNA VERTEBRAL
En la columna vertebral encontramos deformidades
relacionadas sobre todo con la carga de objetos
pesados.
Para Prives (1989)[77] la anchura de los
huesos aumenta dependiendo del tiempo que lleve el sujeto como
cargador, de tal manera que un individuo dedicado desde hace
tiempo a esta actividad tendrá, en general, cuerpos
vertebrales más anchos que una persona que se incia en
esta ocupación.
El mismo autor también nos refiere que en sujetos
que reciben gran carga sobre la columna vertebral, los cuerpos
tienden a tomar forma de cuña para compensar la sobrecarga
mecánica a la que están sometidos.
Kennedy encontró lo que él llama "cuello
de cargador", que consiste en fractura de los arcos de las
primeras cuatro vértebras cervicales, con acortamiento de
los pedúnculos y los asocia con llevar cargas pesadas
sobre la cabeza. En la porción torácica encontramos
osteofitosis con espondilitis, aunada a un ensanchamiento de los
procesos articulares y de los cuerpos de las vértebras,
producidas por la flexión hacia adelante y lateramente,
debida al arrastre de grandes cargas. En la porción
lumbotorácica se observan los nódulos de Schmorl
que consisten en lesiones en forma de media luna en los cuerpos
vertebrales con osteocondrosis intervertebral, producida por la
flexión hacia adelante y hacia los lados.
El aumento de tamaño de la última
vértebra lumbar y de la articulación lumbosacra,
con un margen sacroiliaco irregular, puede producirse por la
extensión y rotación producidas constantemente en
las personas que excavan con pala, como los sepultureros, algunos
mineros y albañiles.
La Dou (1994)[78] encuentra que los
jugadores de línea defensiva de rugby (futbol americano),
a menudo desarrollan una espondilólisis debida a la
extensión forzada de la columna.
Por último, el mantener una posición
sentada durante mucho tiempo, como es el caso de los oficinistas
o las secretarias, puede producir la formación de una
cifosis con una lordosis compensatoria.
SEÑALES EN LA CINTURA ESCAPULAR
En la cintura escapular podemos encontrar el
ensanchamiento de la epífisis distal de la
clavícula por fuerzas dirigidas hacia atrás y hacia
abajo, se desarrolla como consecuencia mecánica
transportar cargas pesadas con los brazos extendidos, como los
aguadores que llevan la carga en balancín.
Como resultado de hacer cierta fuerza indirectamente con
el deltoides, podemos observar la robustez de las caras
articulares de la extremidad acromial, que se presenta en quienes
trabajan apoyando objetos contra su pecho, como zapateros y
talabarteros.
La falta de fusión del proceso acromial del
omóplato puede producirse por un entrenamiento intenso en
arquería, que se inicie antes de los 17
años.
Prives (1989)[79] encuentra que en los
boxeadores, que recargan de trabajo el omóplato,
éste presenta una estructura macroalveloar con
trabéculas óseas gruesas, mientras que en las
personas que no lo hacen trabajar tanto tiene una estructura de
trabéculas finas.
SEÑALES EN EL HÚMERO
El húmero, al ser el hueso más proximal de
los miembros libres, es un hueso sumamente utilizado y
fácilmente deformable profesionalmente.
Prives (1989)[80] observa, en general,
que en los individuos no sometidos a un entrenamiento
físico el húmero es delgado, con el cuello
quirúrgico bien marcado.
El mismo autor encuentra en los nadadores, que la
hipertrofia del deltoides aumenta el espesor de la
diáfisis de este hueso, y el cuello quirúrgico
está muy desarrollado y casi borrado.
En la cabeza –al igual que en su contraparte, la
cavidad glenoidea– podemos observar cambios degenerativos del
tipo de los osteofitos, especialmente en los herreros y
leñadores que constantemente utilizan ésta
región para aprovechar la fuerza de la inercia de todo el
brazo para realizar su actividad. Es obvio que en esta
ocupación también deben de aparecer osteofitos en
la extremidad distal y la articulación del codo, dado que
ésta colabora activamente en el desarrollo de la
actividad.
En la epífisis distal del húmero podemos
encontrar la exostosis del cóndilo medial, desde su cara
inferior hacia abajo en dirección ventral. Recordemos que
los músculos flexores y pronadores del antebrazo se
originan en dicho punto, por lo cual se relaciona con una
hiperactivadad de los músculos del antebrazo. Dutor citado
por Kennedy (1989) lo encuentra asociado a los tiradores de
jabalina del neolítico y a los jugadores de golf
modernos.
SEÑALES EN EL ANTEBRAZO
Prives (1989)[81] observa en los remeros
que con la hipertrofia del bíceps, aumenta el grosor del
radio y se borra el cuello. También señala que en
los pesistas se da una hipertrofia mayor de éste
músculo y se llega a perder la curvatura de la
diáfisis del radio; en el mismo hueso podemos encontrar en
la epífisis distal fracturas producidas por sobrecarga de
los brazos en supinación,
como consecuencia de llevar cargas pesadas con los codos
flexionados.[82]
En el cúbito podemos encontrar la hipertrofia de
la cresta y de la fosa supinadora, asociadas con exostosis de la
cara medial del surco cubital, producidas por una
hiperextensión del brazo, que se puede encontrar en
lanzadores profesionales de baseball.
Pueden desarrollarse osteofitosis en las caras posterior
y superior del olécranon, que es el punto de
inserción del triceps braquial, que es el extensor del
antebrazo y está asociado a tiradores de anzuelos,
leñadores y herreros[83]
En su análisis de los materiales de Playa del
Carmen, Márquez (1982a)[84] observa una
alta frecuencia de osteofitos, tanto en la articulación
del codo como de la muñeca, que ella atribuye a la
utilización de la coa[85]para
plantar.
La forma en que se produjeron estas deformaciones es muy
similar a la de los leñadores, que utilizan la fuerza de
todo el brazo y el peso del instrumento de trabajo, en este caso
en lugar de utilizarse para golpear, se utiliza para perforar la
tierra y poder sembrar.
Podemos observar cambios degenerativos y
osteoartríticos, producidos por golpes repetidos en el
antebrazo, asociados a los perforistas, quienes soportan la
acción del taladro neumático mientras este golpea
el asfalto.
SEÑALES EN LOS HUESOS DE LA MANO
Al ser la mano el órgano de trabajo delicado del
ser humano, es natural que las señales que en ella se
encuentran correspondan a diversos tipos de profesiones
.
Prives (1989) menciona que en los cerrajeros montadores,
se desarrollan excesivamente los huesos del metacarpo y sobre
todo el perteneciente al segundo dedo, por la fuerza que
éstos tienen que desarrollar en los músculos
lumbricales de dicho hueso.
El mismo autor encuentra que en los choferes se
desarrollan los metacarpianos de los cuatro últimos dedos,
por la hipertrofia uniforme de la región tenar, producida
al sostener el volante entre sus manos.
Por último, el autor encuentra en los cargadores
un aumento en la anchura de los metacarpianos y un mayor espesor
de la sustancia compacta, aunado a un aumento de la longitud del
primer metacarpiano.
La fractura, ya sea transversal o longitudinal, del
primer dedo, se asocia a los jinetes de rodeo que se sujetan
fuertemente del pretal mientras un caballo o un toro bronco
intenta derribarlos (Kennedy, 1989, citando a Davis). Si esta
alteración es característica de los jinetes de
rodeo, creo que no será exclusiva de ellos, sino que
podemos encontrarla en cualquier persona expuesta a una
proyección violenta, mientras se sujeta fuertemente con
las manos.
SEÑALES EN LA CINTURA PÉLVICA
En la cintura pélvica podemos encontrar el
aspecto escarpado de las tuberosidades del isquion, producido por
la inflamación crónica de los tejidos blandos y la
bursitis del mismo (Kennedy, 1989) producida por permanecer
grandes períodos en posición sentada, puede estar
asociada a zapateros, tejedores, choferes, secretarias,
oficinistas y telefonistas.
SEÑALES EN EL FÉMUR
La Dou (1994)[86] dice que en individuos
que sufren constantemnte cambios de presión, como son los
buzos y los pilotos militares, se presenta una necrosis avascular
de la cabeza del fémur, que se manifiesta
clínicamente como un aplanamiento de
ésta.
Prives menciona la deformación exagerada del
extremo inferior de la diáfisis y de la epífisis
distal, en los lanzadores de disco, asociada a los movimientos de
flexión de la rodilla y de extensión de la
articulación de la cadera.
En los jóvenes atletas o jugadores de futbol hay
una alta incidencia de artritis degenerativa de la rodilla, como
consecuencia de las lesiones de los ligamentos de ésta por
traumatismo directo (La Dou, 1994:88).
La eminencia cervical es una cresta lisa que se extiende
desde el tubérculo femoral hasta la cabeza del
fémur, pasando por la cara anterosuperior del cuello. El
surco peritroclear, es una depresión desde el reborde
troclear medial hasta la muesca que separa la tróclea de
la cara articular. Kennedy (1989) asocia estas dos
características con la postura en cuclillas, combinada con
caminar y estar de pie por periodos largos. Podemos encontrar
este tipo de deformidades en recolectores agrícolas,
jardineros y mineros, quienes alternan frecuentemente entre ambas
posiciones, pues durante su jornada de trabajo llegan a un lugar,
se ponen en cuclillas para cortar o recolectar, cuando terminan
su tarea en ese punto caminan al siguiente sitio, vuelven a
acuclillarse para hacer su labor y así
sucesivamente.
SEÑALES EN LA POSPIERNA
Un fenómeno común que se presenta en la
tibia es la hipertrofia de la misma, a nivel de la tuberosidad
asociada a una hipertrofia de la epífisis proximal del
peroné, que se produce en los corredores. Prives (ob.
cit.).
En la tibia, una de las señales clásicas
posturales, es la faceta articular con el calcáneo, que
estudia Serrano (1974) y esta asociada a la posición de
cuclillas.
También podemos encontrar en la tibia la
platicnemia (que en algún tiempo se creyó racial)
debida a la sobrecarga que reciben los músculos
posteriores de la pierna[87]producida por correr
sobre un terreno áspero, que puede estar asociada a
militares y policías, así como a los deportistas
corredores a campo traviesa.
SEÑALES EN EL PIE
Siendo el pie el órgano de soporte de la
posición bípeda, que recibe todo el peso del resto
del cuerpo, no es de extrañar que en él se
encuentren varias deformidades profesionales.
En el astrágalo podemos encontrar rebordes
supernumerarios y exostosis, producidas por la inserción
de los músculos de la porción posterior de la
pierna, asociados a platicnemia.
Prives encuentra en el metatarso dos tipos de
diáfisis, las que él llama "con talle" y "sin
talle", diferenciándolas por si presentan un
estrechamiento en su zona central o no. Asocia la forma con talle
a gente que no hace un gran esfuerzo con las piernas, mientras
que la forma sin talle la asocia a una ocupación intensa
de los miembros inferiores.
Al observar los pies de los choferes de camión,
Prives encuentra un desarrollo intenso del estrato cortical de
los metatarsianos. De manera similar, las bailarinas de ballet
presentan un aumento de la sustancia cortical con una
disminución de la sustancia esponjosa, pero a diferencia
de los anteriores no es uniforme y sólo se desarrolla en
los metatarsianos 2 y 3, debido a que el peso del cuerpo recae
sobre estos huesos al tomar la posición de puntillas,
clásica de éste tipo de baile.
Kennedy (1989) menciona lo que él llama pie de
ejecutivo, consistente en la formación de facetas y
excrecencias óseas en los metatarsianos y en la cara
superior de la primera falange con osteocondritis de la
articulación metatarsofalángica. Esta
deformación es producida por la búsqueda de mayores
superficies de inserción del flexor común de los
dedos, que se ve fuertemente presionado al sentarse el individuo
con los talones levantados y el peso de los pies recayendo sobre
las puntas.
El mismo autor menciona el "dedo gordo del jugador de
golf", consiste en una exostosis y reborde alrededor de la cabeza
del primer metatarsiano, con artritis severa, que consiste en una
flexión de la articulación tibio-astragalina y
eversión de la subastragalina con el peso sobre el dedo
gordo del pie, por efecto de la posición que adopta el
jugador al realizar el tiro.
DESIGUALDAD DE LOS MIEMBROS
Como es obvio, no utilizamos al igual ambos miembros en
nuestra vida cotidiana, de hecho es muy común que todas
nuestras actividades las realicemos con una mano, los diestros
con la derecho y los zurdos con la izquierda.
De esta forma, al comparar el esqueleto de ambas manos,
estará más desarrollada una, pudiéndose
inferir si en sujeto era diestro o zurdo.
Prives encuentra que en los pianistas generalmente se da
una hipertrofia de la mano derecha, mientras que en los
violinistas ocurre lo contrario. Las diferencias se deben, como
es obvio, a que en la mayor parte de las composiciones
pianísticas es la mano derecha la que lleva la
melodía y se reserva la izquierda sobre todo para el
acompañamiento, menos variado; en cambio, la izquierda de
los violinistas ayuda a sostener el instrumento y a digitar al
mismo tiempo las cuerdas, sometiéndose así a un
gran trabajo.
REGENERACIÓN DEL ESQUELETO
Prives al seguir varios casos de individuos que
presentaban deformidades profesionales, observó que en
algunos se puede presentar regeneración del esqueleto y
desaparición de las deformidades, cuando el individuo ha
abandonado por algún tiempo su ocupación
anterior.
El autor ejemplifica ésto con el caso de las
bailarinas que sufren hipertrofia de los metatarsianos, sin
embargo, cuando abandonan la compañia o se dedican a la
docencia, en cuatro o cinco años, desaparece la
hipertrofia ósea y presentan la misma proporción de
sustancia compacta y esponjosa que tenían antes de
dedicarse al ballet.
Es importante destacar que aunque los cambios
relacionados con la hipertrofia pueden desaparecer con el
transcurso del tiempo, los osteofitos y las huellas de las
fracturas nunca desaparecen, por tal motivo estos nos
seguirán sirviendo de indicio para determinar la
profesión del individuo en vida.
Aspectos
tanatológicos
INTRODUCCIÓN
Una de las tareas para las que con más frecuencia
–casi puede decirse que siempre– se requiere al médico
legal es para determinar la causa de muerte de un cuerpo. Si el
deceso ocurrió muy recientemente y el cadáver
conserva prácticamente sin alteración posterior
todas sus partes blandas, los médicos legales disponen de
una gran cantidad de información para resolver esta
pregunta, pero conforme avanza la degradación
cadavérica se van perdiendo datos, y cuando trabajamos con
restos óseos muchas veces es imposible la
determinación de la causa de muerte.
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