El consiguiente aumento en el nivel de vida de las masas es milagroso comparado con el condiciones de las eras pretéritas. En esos alegres viejos días, incluso la gente más rica llevaba una existencia que debe calificarse de morigerada en comparación con el nivel medio de trabajador estadounidense o australiano de nuestro tiempo. El capitalismo, dice Marx, repitiendo sin pensar los cuentos de los panegiristas de la Edad Media, tiene una inevitable tendencia a empobrecer cada vez más a los trabajadores. La verdad es que el capitalismo ha derramado en cuerno de la abundancia sobre las masas de asalariados, que frecuentemente hicieron todo lo que pudieron por sabotear la adopción de esas innovaciones que hicieron su vida un poco más agradable. ¡Qué incómodo se vería un trabajador estadounidense si se le obligara a vivir en la mansión de un señor medieval y echar de menos las instalaciones sanitarias y otros aparatos que simplemente da por sentados!
La mejora en su bienestar material ha cambiado la valoración del ocio por parte de los trabajadores. Mejor dotados con los placeres de la vida como está, pronto llega al punto en que considera cualquier mayor incremento en la desutilidad del trabajo como un mal que ya no compensa el esperado incremento en la gratificación mediata del trabajo. Esta dispuesto a acortar las horas de trabajo diario y a evitar a su mujer e hijos el esfuerzo y el problema del empleo remunerado. No es la legislación laboral ni la presión de los sindicatos la que ha acortado las horas de trabajo y sacado de las fábricas a las mujeres casadas y niños: es el capitalismo, que ha hecho tan próspero al asalariado que es capaz de adquirir más tiempo libre para él y los suyos. La legislación laboral del siglo XIX en general no consiguió nada más que proveer una ratificación legal de cambios que la interacción de los factores del mercado ya había generado previamente. En la medida en que a veces iba por delante de la evolución industrial el rápido avance en la riqueza pronto hizo de nuevo correctas las cosas. En la medida en que a veces las supuestas leyes a favor del trabajador decretaban medidas que no eran meramente la ratificación de cambios ya efectuados o la anticipación de cambios esperados en un futuro inmediato, dañaban los intereses materiales de los trabajadores.
El término "ganancias sociales" induce completamente a error. Si la ley fuerza a los trabajadores que prefieran trabajar 48 horas a la semana a no rendir más de 40 horas de trabajo, u obliga a los empresarios a incurrir en ciertos gastos en beneficio de los empleados, no favorece a los trabajadores a costa de los empresarios. Sean cuales sean las provisiones de una ley de seguridad social, su incidencia acaba recayendo en el empleado, no en el empresario. Afectan al importe de los salarios netos: si aumentan el precio que el empresario ha de pagar para una unidad de rendimiento por encima del tipo potencial del mercado, crean desempleo institucional. La seguridad social no impone a los empresarios gastar más para comprar trabajo. Impone a los asalariados una restricción referida al gasto de su ingreso total. Recorta la libertad del trabajador para disponer su hogar de acuerdo con sus propias decisiones.
El que ese sistema de seguridad social sea una política buena o mala es esencialmente un problema político. Podemos tratar de justificarlo declarando que los asalariados no tienen el conocimiento y la fortaleza moral para proveerse espontáneamente su propio futuro. Pero entonces no es fácil silenciar las voces de quienes preguntan si no es paradójico confiar el bienestar de la nación a decisiones de votantes a quienes la propia ley les considera incapaces de manejar sus propios asuntos, si no es absurdo hacer a ese pueblo supremo en la dirección de un gobierno que necesita manifiestamente un guardián que impida que gasten su propio dinero locamente. ¿Es razonable asignar pupilos el derecho a elegir a sus guardianes? No es casual que Alemania, el país que inauguró el sistema de seguridad social, fuera la cuna de ambas variedades de desprecio por la democracia, la marxista y la no marxista.
Características del capitalismo
El capitalismo es concebido, al menos, de tres formas diferentes dependiendo del énfasis en la consideración de ciertas características como determinantes o intrínsecas, desde enfoques respectivamente políticos, culturales y sociales, sin que esto implique una exclusión mutua de las diferentes definiciones.
En cada caso existe una referencia en el origen etimológico de la palabra capitalismo a la idea de capital, y estas referencias son codependientes:
Quienes invierten, crean o adquieren capital permanecen como legítimos propietarios (capitalistas) durante el proceso de producción; la rentabilidad del capital invertido en un libre mercado de productos y servicios es el eje central de la vida económica.
Estas definiciones serían:
El régimen económico en el cual la titularidad de los medios de producción es privada, entendiéndose por esto su construcción sobre un régimen de bienes de capital industrial y de tendencia y uso de la tierra basado en la propiedad privada.
La estructura económica en la cual los medios de producción operan principalmente en función del beneficio y en la que los intereses directivos se racionalizan empresarialmente en función de la inversión de capital y hacia la consecuente competencia por los mercados de consumo y trabajo asalariado.
El orden económico en el cual predomina el capital sobre el trabajo como elemento de producción y creación de riqueza, sea que dicho fenómeno se considere como causa y consecuencia del control sobre lo medio de produ0ccion por parte del primer factor.
El sistema económico en el cual las relaciones sociales de producción y el origen de la cadena de mando incluyendo la empresaria por delegación se establece la de la propiedad privada y exclusiva de los accionistas de una empresa en función de la participación en su creación en tanto primero propietarios del capital. La propiedad y el usufructo queda así en mano de quienes adquirieron o crearon el capital volviendo intereses su optima utilización, cuidado y acumulación , con independencia de que la aplicación productiva del capital se genere mediante un trabajo colectivo y conjunto, material e inmaterial, por cada uno de los actores de la misma empresa.
Ventajas y desventajas del capitalismo
VENTAJAS | DESVENTAJAS |
| El sistema no provee las necesidades básicas de una población, entendidas como tales a la salud, la educación, alimentación y vivienda.
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Autores del capitalismo
Los autores del mismo son: Gilles Perrault, Caroline Andreani, Francis Arzalier, Roger Bordier, Maurice Buttin, Canale, Chesnais, Maurice Cury, Andre Devriendt, Pierre Durand, Jean-Pierre Flechard, Yves Fremion, Yves Grenet, Jean Laille, Maurice Moissonnier, Robert Pac. Etc.
El socialismo
El socialismo es un orden político basado en la apropiación de los medios de producción por parte del gobierno para luego ser distribuida y manejada a juicio absoluto del mismo, el control político absoluto colectivo dictatorial y centralización de la economía por parte de un régimen. También se define por socialista a toda teoría, doctrina o movimiento que aboga por su implantación y a su vez se deriva de la esencia política del comunismo. El socialismo puede ser no-estatal (mediante la propiedad comunitaria en un sentido amplio) o estatal (a través de la nacionalización y la planificación económica de la producción).
En un sistema socialista, al establecerse la propiedad de los medios de producción, desaparece por completo la existencia de propiedad privada de los bienes de capital y con esta cualquier modelo que práctico de crecimiento y desarrollo económico para ser sustituida por modelos económicos teóricos que se designa como modelo único y absoluto en la teoría marxista.
Frecuentemente coexisten diferentes movimientos políticos derivados del comunismo que adoptan el título de Socialismo: desde aquellos con vagas ideas de búsqueda de conquista y revolución, hasta los proyectos reformistas de construcción de gobiernos mandatarios de dictadura semejantes a los de la Unión Soviética, o las variantes pre y post-marxistas del comunismo que con frecuencia son conservadas entre grupos de resistencia política a través de generaciones.
El socialismo continúa siendo un movimiento con un gran interés de control político y suele ser promovido por medios activistas intensos y auto-proclamarse como un "movimiento de lucha político vinculado con el establecimiento de un orden político construido por, para, o en función de, la clase reprimida por el gobierno actual", y para el cual debe crearse uno público (por vía del Estado o no), ya sea mediante revolución o evolución social o mediante reformas institucionales, con el propósito de construir una sociedad sin clases estratificadas o subordinadas unas a otras; idea esta última que no era originaria del ideario socialista sino del comunista y cuya asociación es deudora del marxismo-leninismo. La radicalidad del pensamiento socialista no se refiere tanto a los métodos para lograrlo sino más bien a los principios que se persiguen.
Características del socialismo
Preocupación de la pobreza:
La pobreza era vista por los primeros socialistas como una opresión económica. La pobreza es la principal causa de los disturbios sociales.
Análisis de clase de la sociedad:
El reconocimiento de la pobreza, lleva a afirmar que hay dos tipos de clases: los que poseen todo y los que no poseen casi nada.
Igualitarismo:
Esta es la idea central del socialismo. Esta idea se ha desplazado desde la afirmación de Beeuf, acerca de la igualdad de los seres humanos, hasta la noción de Saint Simón de igualdad de la base de tratamiento diferente. La igualdad no es nivelarlo todo, sino según la capacidad, se dará un tratamiento adecuado.
La propiedad comunitaria de los medios de producción:
La propiedad común es un medio de obtener mayor igualdad, en países agrícolas las granjas colectivas tiene una relativa estabilización, pero en los países industriales es difícil que un gobierno socialista pueda dar a la propiedad común unas grandes economías sin crear un capitalismo de estado.
La soberanía popular:
Esta idea deriva de la creencia de que todos tenemos la misma capacidad de dirigirnos a nosotros mismos, se puede comparar con la teoría democrática de Raussaeau, sobre el contrato social en el que el hombre está sometido a la voluntad general, que daba el bien común al grupo y al individuo.
La creatividad humana y la sociabilidad:
Es típico de los socialistas afirmar que los seres humanos son creativos y que encuentran placer y satisfacción en el trabajo. Consideran que los placeres de la creación son iguales o superiores a los de la adquisición y el consumo, lo que da importancia al trabajo.
Las virtudes de la cooperación:
Si las personas son sociables, la cooperación es la forma natural de la organización social, garantizando la igualdad de beneficios para lo que cooperan.
Ventajas y desventajas del socialismo
VENTAJAS | DESVENTAJAS |
| Las mentalidades empresariales y acumuladoras tienen que emigrar porque no hay lugar para ellos.
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Algunos autores del socialismo
Karl Marx y Friedrich Engels, Albert Einstein, Mijailo Ivánovich
Tugán-Baranovsky, Constantin Pecqueur, Saint-Amand Bazard.
Comunismo
Es el conjunto de corrientes y agrupaciones cuyo principal objetivo histórico es particularmente desde la adopción de la doctrina marxista la supresión revolucionaria de la sociedad capitalista en tanto ultima forma de sociedad con clases, y el establecimiento de una sociedad socialista como paso previo a la construcción gradual de una organización social comunista. Las doctrinas de las diversas corrientes comunistas coinciden en la necesidad de suprimir la sociedad privada especialmente la de los medios de producción sociales y en la emancipación del proletariado como la primera clase oprimida sin economía propia, negación de toda posible apropiación privada y por ende tendiente a desaparecer como clase en una comunidad comunista.
Características del comunismo
Equidad:
Permitir el reparto equitativo del trabajo en función de la habilidad y de los beneficios en función de las necesidades.
Abolición de la propiedad privada:
Por medio de la revolución debe eliminar la propiedad privada y el estado debe satisfacer las necesidades públicas.
Suprimir los legisladores:
No se necesita que haya un gobierno coercitivo, se eliminan los organismos legislativos.
Desaparición de las clases:
Al no haber clases, no existe la denominación de una clase sobre la otra. Extinción del estado como herramienta de denominación.
Desventajas y ventajas del comunismo
DESVENTAJA | VENTAJAS |
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Autores del comunismo
Robert Owen fue el primer autor en considerar que el valor de los productos debía medirse con base al trabajo incorporado a ellos, y no al valor en dinero que se les atribuye. Charles Fourier fue el primero en proponer la abolición del capitalismo para la formación de una sociedad comunista. Y el Conde de Saint Simón considero que la nueva sociedad debía estar planificada para atender las necesidades de los pobres. Estos autores propusieron la transición hacia nuevas sociedades a través de comunidades rurales autosuficientes por el trabajo de voluntarios, sin embargo, no consideraban que la sociedad capitalista estuviera compuesta por clases sociales antagónicas.
Escuela del pensamiento económico
Las cuestiones económicas han preocupado a muchos intelectuales a lo largo de los siglos. En la antigua Grecia, Aristóteles y Platón disertaron sobre los problemas relativos a la riqueza, la propiedad y el comercio. Durante la Edad Media predominaron las ideas de la Iglesia, se impuso el Derecho Canónico, que condenaba la usura (el cobro de intereses abusivos a cambio de efectivo) y consideraba que el comercio era una actividad inferior a la agricultura.
La economía, como ciencia moderna independiente de la filosofía y de la política, data de la publicación de la obra Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (más conocida por el título abreviado de La riqueza de las naciones, 1776), del filósofo y economista escocés Adam Smith. El mercantilismo y las especulaciones de los fisiócratas precedieron a la economía clásica de Smith y sus seguidores del siglo XIX.
A. Mercantilismo
El desarrollo de los modernos nacionalismos a lo largo del siglo XVI desvió la atención de los pensadores de la época hacia cómo incrementar la riqueza y el poder de los estados nacionales.
La política económica que imperaba en aquella época, el mercantilismo, fomentaba el autoabastecimiento de las naciones. Esta doctrina económica imperó en Inglaterra y en el resto d Europa occidental desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII.
Los mercantilistas consideraban que la riqueza de una nación dependía de la cantidad de oro y plata que tuviese. Aparte de las minas de oro y plata descubiertas por España en el continente americano, una nación sólo podía aumentar sus reservas de estos metales preciosos vendiendo más productos a otros países de los que compraba. El conseguir una balanza de pagos con saldo positivo implicaba que los demás países tenían que pagar la diferencia con oro y plata.
Los mercantilistas daban por sentado que su país estaría siempre en guerra con otros, o preparándose para la próxima contienda. Si tenían oro y plata, los dirigentes podrían pagar a mercenarios para combatir, como hizo el rey Jorge III de Inglaterra durante la guerra de la independencia estadounidense. En caso de necesidad, el monarca también podría comprar arma, uniformes y comida para los soldados. Jean. B. Colbert (1619-1683), ministro de Luis XIV, institucionalizó la exportación de productos franceses para crear oro y a cuyos efectos desarrolló de forma muy importante la industria gala.
Esta preocupación mercantilista por acumular metales preciosos también afectaba a la política interna. Era imprescindible que los salarios fueran bajos y que la población creciese. Una población numerosa y mal pagada produciría muchos bienes a un precio lo suficiente bajo como para poder venderlos en el exterior. Se obligaba a la gente a trabajar jornadas largas, y se consideraba un despilfarro el consumo de té, ginebra, tejidos de seda, entre otros. De esta filosofía también se deducía que era positivo para la economía de un país el trabajo infantil. Un autor mercantilista tenía un plan para los niños de los pobres: "cuando estos niños tienen cuatro años hay que llevarlos al asilo para pobres de la región, donde se les enseñará a leer durante dos oras al día, y se les tendrá trabajando el resto del día en las tareas que mejor se ajusten a su edad fuerza y capacidad".
B. Fisiocracia
Esta doctrina económica estuvo en boga en Francia durante la segunda mitad del siglo XVIII y surgió como una reacción ante las políticas restrictivas del mercantilismo. El fundador de la escuela, François Quesnay, era médico de cabecera en la corte del rey Luis XV. Su libro más conocido, Tableau Économique (1758), intentaba establecer los flujos de ingresos en una economía, anticipándose a la contabilidad nacional, creada en el siglo XX. Según los fisiócratas, toda la riqueza era generada por la agricultura; gracias al comercio, esta riqueza pasaba de los agricultores al resto de la sociedad. Los fisiócratas eran partidarios del libre comercio y del laissez-faire (doctrina que defiende que los gobiernos no deben intervenir en la economía).
También sostenían que los ingresos del Estado tenían que provenir de un único impuesto que Abia gravar a la actividad primaria, la única fuente de riqueza para ellos. Adam Smith conoció a lo principales fisiócratas y escribió sobre sus doctrinas, casi siempre de forma positiva.
C. Escuela Clásica
Como cuerpo teórico coherente, la escuela clásica de pensamiento económico parte de los escritos de Smith, continúa con la obra de los economistas británicos Thomas Robert Malthus y David Ricardo, y culmina con la síntesis de John Stuart Mill, discípulo de Ricardo. Aunque fueron frecuentes las divergencias entre los economistas desde la publicación de La Riqueza de las Naciones (1776) de Smith hasta la de Principios de Economía Política (1848) de Mill, los economistas pertenecientes a esta escuela coincidían en los conceptos principales. Todos defendían la propiedad privada, los mercados y creían, como decía Mill, que "sólo a través del principio de la competencia tiene la economía política una pretensión de ser ciencia". Compartían la desconfianza de Smith hacia los gobiernos, y su fe ciega en el poder del egoísmo y su famosa "mano invisible", que hacía posible que el bienestar social se alcanzara mediante la búsqueda individual del interés personal. Los clásicos tomaron de Ricardo el concepto de rendimientos decrecientes, que afirma que a medida que se aumenta la fuerza de trabajo y el capital que se utiliza para labrar la tierra, disminuyen los rendimientos o, como decía Ricardo, "superada cierta etapa, no muy avanzada, el progreso de la agricultura disminuye de una forma paulatina".
El alcance de la ciencia económica se amplió de manera considerable cuando Smith subrayó el papel del consumo sobre el de la producción. Smith confiaba en que era posible aumentar el nivel general de vida del conjunto de la comunidad. Defendía que era esencial permitir que los individuos intentaran alcanzar su propio bienestar como medio para aumentar la prosperidad de toda la sociedad.
En el lado opuesto, Malthus, en su conocido e influyente Ensayo sobre el Principio de la Población (1798), planteaba la nota pesimista de la Escuela Clásica, al afirmar que las esperanzas de mayor prosperidad se escollarían contra la roca de un excesivo crecimiento de la población. Según Malthus, los alimentos sólo aumentaban adecuándose a una progresión aritmética (2-4-6-8-10, etc.), mientras que la población se duplicaba cada generación (2-4-8-16-32, etc.), salvo que esta tendencia se controlara, o por la naturaleza o por la propia prudencia de la especie. Malthus sostenía que el control natural era "positivo": "El poder de la población es tan superior al poder de la tierra para permitir la subsistencia del hombre, que la muerte prematura tiene que frenar hasta cierto punto el crecimiento del ser humano". Este procedimiento de frenar el crecimiento eran las guerras, las epidemias, la peste, las plagas, los vicios humanos y las hambrunas, que se combinaban para controlar el volumen de la población mundial y limitarlo a la oferta de alimentos.
La única forma de escapar a este imperativo de la humanidad y de los horrores de un control positivo de la naturaleza, era la limitación voluntaria del crecimiento de la población, no mediante un control de natalidad, contrario a las convicciones religiosas de Malthus, sino retrasando la edad nupcial, reduciendo así el volumen de las familias. Las doctrinas pesimistas de este autor clásico dieron a la economía el sobrenombre de "ciencia lúgubre".
Los Principios de Economía Política de Mill constituyeron el centro de esta ciencia hasta finales del siglo XIX. Aunque Mill aceptaba las teorías de sus predecesores clásicos, confiaba más en la posibilidad de educar a la clase obrera para que limitase su reproducción de lo que lo hacían Ricardo y Malthus. Además, Mill era un reformista que quería gravar con fuerza las herencias, e incluso permitir que el gobierno asumiera un mayor protagonismo a la hora de proteger a los niños y a los trabajadores. Fue muy crítico con las prácticas que desarrollaban las empresas y favorecía la gestión cooperativa de las fábricas por parte de los trabajadores. Mill representó un puente entre la economía clásica del laissez-faire y el Estado de Bienestar.
Acerca de los mercados, los economistas clásicos aceptaban la "ley de Say", formulada por el economista francés Jean Baptiste Say. Esta ley sostiene que el riesgo de un desempleo masivo en una economía competitiva es despreciable, porque la oferta crea su propia demanda, limitada por la cantidad de mano de obra y los recursos naturales disponibles para producir. Cada aumento de la producción aumenta los salarios y los demás ingresos que se necesitan para poder comprar esa cantidad adicional producida.
D. Marxismo
(Algunos autores lo ponen dentro de la Escuela Clásica)
La oposición a la Escuela Clásica provino de los primeros autores socialistas, como el filósofo social francés Claude Henri de Rouvroy conde de Saint-Simon, y el utópico británico Robert Owen. Sin embargo, fue Karl Marx el autor de las teorías económicas socialistas más importantes, manifiestas en su principal trabajo, El Capital (3 vols., 1867-1894).
Para la perspectiva clásica del capitalismo, el marxismo representó una seria recusación, aunque no dejaba de ser, en algunos aspectos, una variante de la temática clásica. Por ejemplo, Marx adoptó la teoría del valor trabajo de Ricardo. Con algunas matizaciones, Ricardo explicó que los precios eran la consecuencia de la cantidad de trabajo que se necesitaba para producir un bien.
Ricardo formuló esta teoría del valor para facilitar el análisis, de forma que se pudiera entender la diversidad de precios. Para Marx, la teoría del valor trabajo representaba la clave del modo de proceder del capitalismo, la causa de todos los abusos y de toda la explotación generada por un sistema injusto.
Exiliado de Alemania, Marx pasó muchos años en Londres, donde vivió gracias a la ayuda de su amigo y colaborador Friedrich Engels, y a los ingresos derivados de sus ocasionales contribuciones en la prensa. Desarrolló su extensa teoría en la biblioteca del Museo Británico.
Los estudios históricos y los análisis económicos de Marx convencieron a Engels de que los beneficios y los demás ingresos procedentes de una explotación sin escrúpulos de las propiedades y las rentas son el resultado del fraude y el poder que ejercen los fuertes sobre los débiles. Sobre esta crítica se alza la crítica económica que desemboca en la certificación histórica de la lucha de clases.
La "acumulación primitiva" en la historia económica de Inglaterra fue posible gracias a la delimitación y al cercamiento de las tierras. Durante los siglos XVII y XVIII los terratenientes utilizaron su poder en el Parlamento para quitar a los agricultores los derechos que por tradición tenían sobre las tierras comunales. Al privatizar estas tierras, empujaron a sus víctimas a las ciudades y a las fábricas.
Sin tierras ni herramientas, los hombres, las mujeres y los niños tenían que trabajar para conseguir un salario. Así, el principal conflicto, según Marx, se producía entre la denominada clase capitalista, que detentaba la propiedad de los medios de producción (fábricas y máquinas) y la clase trabajadora o proletariado, que no tenía nada, salvo sus propias manos. La explotación, eje de la doctrina de Karl Marx, se mide por la capacidad de los capitalistas para pagar sólo salarios de subsistencia a sus empleados, obteniendo de su trabajo un beneficio (o plusvalía), que era la diferencia entre los salarios pagados y los precios de venta de los bienes en los mercados.
Aunque en el Manifiesto Comunista (1848) Marx y Engels pagaban un pequeño tributo a los logros materiales del capitalismo, estaban convencidos que estos logros eran transitorios y que las contradicciones inherentes al capitalismo y al proceso de lucha de clases terminarían por destruirlo, al igual que en el pasado había ocurrido con el extinto feudalismo medieval.
A este respecto, los escritos de Marx se alejan de la tradición de la economía clásica inglesa, siguiendo la metafísica del filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel, el cual consideraba que la historia de la humanidad y de la filosofía era una progresión dialéctica: tesis, antítesis y síntesis. Por ejemplo, una tesis puede ser un conjunto de acuerdos económicos, como el feudalismo o el capitalismo. Su contrapuesto, o antítesis, sería, por ejemplo, el socialismo, como sistema contrario al capitalismo. La confrontación de la tesis y la antítesis daría paso a una evolución, que sería la síntesis, en este caso, el comunismo que permite combinar la tecnología capitalista con la propiedad pública de las fábricas y las granjas.
A largo plazo, Marx creía que el sistema capitalista desaparecería debido a que su tendencia a acumular la riqueza en unas pocas manos provocaría crecientes crisis debidas al exceso de oferta y a un progresivo aumento del desempleo. Para Marx, la contradicción entre los adelantos tecnológicos, y el consiguiente aumento de la eficacia productiva y la reducción del poder adquisitivo que impediría adquirir las cantidades adicionales de productos, sería la causa del hundimiento del capitalismo.
Según Marx, las crisis del capitalismo se reflejarían en un desplome de los beneficios, una mayor conflictividad entre trabajadores y empresarios e importantes depresiones económicas. El resultado de esta lucha de clases culminaría en la revolución y en el avance hacia, en primer lugar, el socialismo, para al fin avanzar hacia la implantación gradual del comunismo. En una primera etapa todavía sería necesario tener un Estado que eliminara la resistencia de los capitalistas. Cada trabajador sería remunerado en función de su aportación a la sociedad. Cuando se implantara el comunismo, el Estado, cuyo objetivo principal consiste en oprimir a las clases sociales, desaparecería, y cada individuo percibiría, en ese porvenir utópico, en razón de sus necesidades.
E. Escuela Neoclásica
La economía clásica partía del principio de escasez, como lo muestra la ley de rendimientos decrecientes y la doctrina malthusiana sobre la población. A partir de la década de 1870, los economistas neoclásicos como William Stanley Jevons en Gran Bretaña, Léon Walras en Suiza, y Karl Menger en Austria, imprimieron un giro a la economía, abandonaron las limitaciones de la oferta para centrarse en la interpretación de las preferencias de los consumidores en términos psicológicos. Al fijarse en el estudio de la utilidad o satisfacción obtenida con la última unidad, o unidad marginal, consumida, los neoclásicos explicaban la formación de los precios, no en función de la cantidad de trabajo necesaria para producir los bienes, como en las teorías de Ricardo y de Marx, sino en función de la intensidad de la preferencia de los consumidores en obtener una unidad adicional de un determinado producto.
El economista británico Alfred Marshall, en su obra maestra, Principios de Economía (1890), explicaba la demanda a partir del principio de utilidad marginal, y la oferta a partir del coste marginal (coste de producir la última unidad). En los mercados competitivos, las preferencias de los consumidores hacia los bienes más baratos y la de los productores hacia los más caros, se ajustarían para alcanzar un nivel de equilibrio. Ese precio de equilibrio sería aquel que hiciera coincidir la cantidad que los compradores quieren comprar con la que los productores desean vender.
Este equilibrio también se alcanzaría en los mercados de dinero y de trabajo. En los mercados financieros, los tipos de interés equilibrarían la cantidad de dinero que desean prestar los horradores y la cantidad de dinero que desean pedir prestado los inversores. Los prestatarios quieren utilizar los préstamos que reciben para invertir en actividades que les permitan obtener beneficios superiores a los tipos de interés que tienen que pagar por los préstamos. Por su parte los ahorradores cobran un precio a cambio de ceder su dinero y posponer la percepción de la utilidad que obtendrán al gastarlo. En el mercado de trabajo se alcanza asimismo un equilibrio.
En los mercados de trabajo competitivos, los salarios pagados representan, por lo menos, el valor que el empresario otorga a la producción obtenida durante las horas trabajadas, que tiene que ser igual a la compensación que desea recibir el trabajador a cambio del cansancio y el tedio laboral.
La doctrina neoclásica es, de forma implícita, conservadora. Los defensores de esta doctrina prefieren que operen los mercados competitivos a que haya una intervención pública. Al menos hasta la Gran Depresión de la década de 1930, se defendía que la mejor política era la que reflejaba el pensamiento de Adam Smith: bajos impuestos, ahorro en el gasto público y presupuestos equilibrados. A los neoclásicos no les preocupa la causa de la riqueza, explican que la desigual distribución de ésta y de los ingresos se debe en gran medida a los distintos grados de inteligencia, talento, energía y ambición de las personas. Por lo tanto, el éxito de cada individuo depende de sus características individuales, y no de que se beneficien de ventajas excepcionales en el sentido que hablaba Marx. En las sociedades capitalistas, la economía neoclásica es la doctrina predominante a la hora de explicar la formación de los precios y el origen de los ingresos. De hecho la mayor parte de la Microeconomía que se estudia hoy en las universidades (a nivel de grado) se la debemos principalmente a ellos.
Conclusión
Gracias a la elaboración de este trabajo hemos podido llegar a conocer mucho más acerca de los temas relacionados con la economía, entre ellos conocimos que hay un sistema económico dominante en el mundo actual el cual comenzó en la baja edad media, hacia los siglos XIII y XIX, a esto es conocido como capitalismo, también pudimos conocer que el capitalismo tiene varios tipos, entre los cuales tenemos: el capitalismo mercantil, industrial y financiero. Los filósofos o científicos estudiantes del capitalismo dieron a conocer que muchas personas piensan que no hay una alternativa al capitalismo, que lo mejor que podemos hacer es tratar de mejorarlo un poco de un lado y un poco de otro, y que podemos extraer lecciones de las experiencias del siglo XX; ahora sabemos que el deseo de desarrollar una sociedad que sea buena para la gente no es suficiente, para poder crear un mundo mejor debemos estar preparados para romper la lógica del capital.
También aprendimos que hay una ideología política que designa aquellas teorías y acciones políticas que defienden el sistema económico y político, esto es llamado socialismo, el cual continua siendo un termino de fuerte impacto político, que permanece vinculado con el establecimiento de un orden socioeconómico construido por, para, o en función de, una clase trabajadora organizada originalmente sin un orden económico propio; conocimos también una ideología política cuya principal consecución de una sociedad en la que los principales recursos y medios de producción permanezcan a la comunidad y no a los individuos, esto se hace llamar comunismo, el cual surgió a principios del siglo XIX, una de las características del comunismo es que debe luchar por medio de la revolución para lograr la abolición de la propiedad privada, ya que la responsabilidad de satisfacer las necesidades publicas recaen en el estado.
Por otra parte aprendimos que los temas anteriores poseen ventajas y desventajas como todas las cosas. Y por ultimo estudiamos las escuelas del pensamiento económico, la cual es la que estudia la historia de los esfuerzos intelectuales por entender y explicar los fenómenos económicos; en esta escuela también se encuentran personajes o autores de gran relevancia o importancia, alguno de ellos son: Francois Quesnay, Adam Smith, Thomas Robert Mathus, David Ricardo, John Stuart Mill, Claude Henri de Rovroy, Robert Owen, Karl Marx, Alfred Marshall, Wassily Leontief, entre otros.
Estos conocimientos nos sirvieron de mucho para conocer más a fondo sobre cada tema establecido y planteado en este trabajo, por otra parte será de gran ayuda en un presente o futuro debido a que esta información llegara a manos de otras personas y conocerán más sobre la historia de la economía y todo lo referente a ello.
Bibliografía
Principios de Economía Autor (Juan Bautista Fuenmayor)
Autor:
Linchug Leget
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