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Patricios y Plebeyos



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Patricios
  3. Reforma de la Estructura Político Social
    del Estado Romano
  4. Organización Social (patricia y
    plebeya)
  5. Los
    plebeyos
  6. Conclusión

Introducción

Intrínsecamente, el Humano es un ser tanto
individual como colectivo por necesidad, ya que su libertad se
expresa en la voluntad que le garantiza el desarrollo de sus
prerrogativas naturales. Pero es una verdad de Perogrullo que
para que el Hombre viva en sociedad, su libertad es delimitada al
respeto a la libertad de otros seres que gozan de los mismos
derechos o facultades; por algo Benito Juárez afirmaba
que: "el respeto al derecho ajeno es la paz". El ejercicio de las
distintas facultades acarrea un conflicto de intereses, donde el
Derecho interviene para el beneficio y búsqueda de la
realización de la Justicia.

El mayor aporte de los romanos a la humanidad fue hacia
las Ciencias Jurídicas, pero como el Derecho siempre ha
sido aparato de la de superestructura de poder y de una clase
social, las normas jurídicas romanas evolucionaron gracias
a la lucha antagónica entre dos clases sociales: patricios
y plebeyos. Un grupo fueron los más agraciados y
beneficiados y el otro los desafortunados.

En esta monografía trata de la cruenta historia
de estas dos clases sociales y su relación con la
evolución de Roma, la Humanidad y el Derecho.

Patricios

La palabra Patricio viene de "pater" (padres). Los
patricios conformaban una clase romana formada inicialmente por
los pater familias. Estos patres y sus descendientes que componen
las personas de las treinta curias formaban la clase de los
patricios "patricii"; quienes eran los descendientes de las
familias más antiguas de la ciudad(jefes de las gens y los
patres), constituían la clase aristocrática y
formaban el verdadero pueblo romano.

Era un grupo de familias poderosas y ricas que
ostentaban el dominio exclusivo de las tierras de la ciudad, que
formaban la caballería de jinetes del ejercito romano
(Equites), quienes participaban exclusivamente en las elecciones
en los cargos políticos y, como si fuera poco eran los
únicos considerados ciudadanos romanos.

No había muchos pater familias en Roma, ya que
una familia no constaba entonces, como ahora, de los
cónyuges y sus hijos, sino de todos los varones vivos
descendientes por línea paterna de un antepasado
común: tíos, primos, sobrinos y nietos, más
sus respectivas esposas y sus hijas, hermanas y tías
solteras. Si a este grupo de vivos agregamos los antepasados
difuntos, tendremos la gens. La organización de la
sociedad en gentes (gens), típica de muchas etnias
indoeuropeas tales como aqueos y germanos, les valió de
parte de los judíos el apelativo común de gentiles.
La solidaridad se expresaba en el apellido, común a todos
los miembros de la gens. Podría decirse que la historia de
Roma fue la crónica de sus familias aristocráticas,
como lo prueban los historiadores romanos, que sacaron muchos de
sus relatos de las tradiciones familiares.

Inicialmente, los pater familias ejercieron facultades
judiciales sobre los integrantes de su gens y familia, pudiendo
aplicar penas de muerte en los casos en que el arcaico derecho
consuetudinario (costumbres). El jefe de la familia romana
disponía de gran autoridad. Tenía derecho ilimitado
de imponer los castigos corporales que juzgara convenientes y
podía vender a su mujer y a sus hijos como esclavos sin
tener que responder ante la ley (Ius vitae et necis). Sólo
era responsable de sus actos ante los dioses. El hijo
seguía bajo la autoridad paterna aun cuando hubiera
fundado su hogar o alcanzado las mayores dignidades estatales..
Cada familia poseía un terruño de propiedad
común intransferible, ni siquiera en arriendo o comodato,
porque, enterrados bajo él, seguían viviendo sus
ancestros (res religiosae); allí venían
periódicamente de todas partes sus descendientes a
rendirles culto y comulgar con ellos en un banquete
sagrado.

Los pater familias, administraban el patrimonio familia
-las tierras de los progenitores, esa tierra patria (o
simplemente patria) que en sus arengas guerreras incitaban a los
suyos a defender con la vida- en provecho propio y, al menos
originalmente, también en beneficio de los familiares que
se hallaran en situación de indigencia no culpable. Dicho
patrimonio incluía a los esclavos, pues desde el punto de
vista jurídico eran universalmente considerados animales,
no habiendo al respecto diferencia de pareceres entre el vulgo y
sabios de la época. Por regla general, los patricios
poseían latifundios y fortunas cuantiosas en dinero
constante, y, por su nacimiento y potencial económico,
dominaban la sociedad y la dirigían tanto en tiempos de
guerra como de paz. Obviamente, ningún orden
político podía funcionar a contrapelo del
patriciado. Sus representantes en un ligar consagrado en las
cercanías del Foro, donde discutían las leyes y
decidían asuntos políticos importantes.
Únicamente de entre ellos podían ser elegidos los
cónsules. Eran considerados superiores al resto de los
habitantes, gozaban de todos los derechos, poseían tierras
y participaban del gobierno del Estado.

Partes: 1, 2

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