- Guerrero de la independencia
- Exilio
en Estados Unidos - Dorrego contra la patria
financiera - Dorrego gobernador
- El
derrocamiento - Lavalle en la encrucijada. El
fusilamiento - El
genocidio - La
violencia y la política - Bibliografía
consultada
La historia de Manuel Dorrego está
marcada por la injusticia de su final, cuando perece frente a un
pelotón de fusilamiento. Injusticia que se
ensañó con un hombre de grandes principios
democráticos contra el que sus enemigos no mostraron la
misma actitud. Dorrego fue un caudillo popular de profundas
convicciones democráticas, no gobernó ni se impuso
por la fuerza e intentó un gobierno
progresista.
La historia de Manuel Dorrego está
plagada de traiciones, acechanzas, principios insobornables,
lealtad popular, crisis, guerra. Pero una contradicción
envuelve a todas: su ecuanimidad y respeto hacia sus enemigos
contrastando con la crueldad de éstos, que lo terminaron
llevando a la muerte.
Guerrero de la
independencia
Esta historia empezó en Buenos
Aires, donde Manuel nació el 11 de junio de 1787. Desde
muy pequeño mostró talento intelectual y
estudió leyes en la Universidad de San Felipe, en Chile.
En 1810 dejó su vida de estudiante y se enroló en
el movimiento patriota contra la dominación
española. En este gesto vemos al hombre que se compromete
con su tiempo, que se enrola en el Ejército a poner el
cuerpo por la emancipación americana. Al respecto cabe
reflexionar sobre los cuadros políticos de este tiempo de
guerra. La mayoría de quienes fueran gobernantes o
líderes políticos en la primera mitad del siglo XIX
fueron guerreros de la Independencia. Tuvieron este mérito
no sólo Dorrego, sino Quiroga, Lavalle, el general Paz y
muchos más, las principales figuras del unitarismo y del
federalismo. Es curioso y terrible también que en el
ámbito interno se viera una discrepancia que llevó
a enfrentar a los antiguos camaradas y que consistió
básicamente en que, mientras los líderes federales
querían una nueva Nación independiente y con
gobiernos provinciales autónomos, el unitarismo planteaba
una economía pastoril exportadora y dependiente de los
otros imperios de ese momento: Inglaterra y Francia
principalmente. Este enfrentamiento tomaría un serio cariz
durante casi todo el siglo XIX, teniendo lugar un baño de
sangre cuyo acto inaugural fue la muerte de Dorrego.
Rápidamente, por los méritos
demostrados en distintas batallas, Manuel Dorrego ganó el
grado de Capitán. Peleó a las órdenes de San
Martín y Belgrano. Fue sancionado por indisciplina y
trasladado a Buenos Aires. Dorrego solía burlarse de sus
superiores y son conocidas sus bromas a Belgrano por su voz
aflautada.
Exilio en Estados
Unidos
En Buenos Aires comenzó a actuar en
política interna y se declaró ferviente partidario
del federalismo y la democracia. Se opuso fuertemente al gobierno
del director supremo Pueyrredón, que en esos momentos
buscaba coronar un príncipe europeo para gobernar estas
tierras. Lo expulsaron a Estados Unidos. Dorrego, que ya era
federal, vio allí en carne propia la realización de
los principios que profesaba. Admiró el programa
federalista aplicado en esta unión de estados. En esos
momentos los Estados Unidos eran una potencia en germen. Muchas
cosas podrán decirse de ese país, pero lo
incuestionable es que aplicó un programa federal que fue
fecundo para su desarrollo económico y social. No se
incubó una economía pastoril sino una industrial e
independiente. Estados Unidos se había independizado
hacía relativamente poco de la Corona Inglesa pero no se
subordinó a ningún otro imperio. Dorrego
enriqueció su conocimiento sobre este tipo de
organización y leyó a los teóricos
norteamericanos como Madison y Hamilton. Quería aplicar en
su patria esas ideas pero adaptándolas a la idiosincrasia
criolla. Es la gran diferencia con el unitarismo. Mientras
Dorrego buscó adaptar lo que vio a nuestra propia cultura,
Domingo Faustino Sarmiento planteó en su momento la
necesidad de fomentar la inmigración norteamericana y
aniquilar a la población autóctona. Es la
diferencia sustancial entre un caudillo fiel a su pueblo y un
hombre con ideas pero sin pueblo. La clara dicotomía entre
un líder de las masas humildes y un asesino de
gauchos.
Dorrego contra la
patria financiera
De vuelta al país, en 1823 fue
electo por la provincia de Santiago del Estero como representante
ante la Junta. Defendió aquí sus ideas federales y
rechazó la Constitución unitaria de 1826 que
consagró a Bernardino Rivadavia como presidente.
Defendió a los gobiernos provinciales que
desconocía esta Constitución.
El artículo 6 de este proyecto
constitucional impedía el derecho a voto de la
población humilde.
Sostenía la bancada unitaria que en el
país sólo podían votar los señores
que tuvieran educación y buena posición
económica. Excluían de la posibilidad de elegir a
los sectores populares, afirmando que los asalariados eran
dependientes del patrón. Contra esta injusticia se
levantó Manuel Dorrego:
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