- Introducción
- Antecedentes Geográficos de
Azcapotzalco - Antecedentes paleontológicos,
arqueológicos e históricos de
Azcapotzalco - Siglo
XIX - Siglo
XX - Sobre
el nombre de Azcapotzalco - Antecedentes de Investigación
Arqueológica en Azcapotzalco - Bibliografía
complementaria
El caso de la zona
arqueológica denominada "Rancho las
Trancas"
O Predio Van
Beauren
PUEBLO DE SAN MIGUEL
AMANTLA,
DELEGACIÓN
AZCAPOTZALCO.
Introducción
En la época moderna, el acelerado crecimiento de
la población ha traído como consecuencia el
desbordamiento de ciudades y pueblos, lo que ha llevado a la
ocupación de nuevos territorios que anteriormente
habían permanecido desocupados, o que eran parte de
pueblos, barrios, ranchos y haciendas, o que formaban parte de
propiedades ejidales. La llegada de nueva población a
estas áreas y su crecimiento, requiere principalmente la
construcción de vivienda, lo que trae a su vez nuevas
necesidades, como lo son la requisición de áreas de
trabajo, de educación, de servicios, transportes,
etc.
La modificación de estos territorios, que a su
vez se localizan en lugares con una amplia tradición
ocupacional que se remonta a siglos o milenios atrás, trae
como consecuencia la alteración, y en la mayoría de
las veces, la destrucción de los vestigios
arqueológicos o históricos que estos resguardan en
el subsuelo, y a la pérdida inminente de importante
información que es necesaria para el conocimiento e
interpretación histórica de la localidad afectada,
que nos permitiría ubicarla dentro del extenso marco
cultural de nuestro país.
Tal es el caso de la delegación Azcapotzalco,
ubicada dentro del territorio que ocupa el Distrito Federal, la
cual, desde finales del siglo XIX ha visto incrementado el
proceso de urbanización e industrialización de su
territorio, lo que ha ocasionado la destrucción y
pérdida de gran parte de su patrimonio cultural,
principalmente el Prehispánico, que se encontraba
protegido bajo el subsuelo de su territorio, y que ha quedado
sepultado bajo toneladas de concreto o ha sido arrasado al
construirse nuevas vialidades, líneas del Metro, unidades
habitacionales, o zonas industriales. Lo mismo ha ocurrido con
buena parte del patrimonio Virreinal de nuestra localidad, que
fue arrasado para dar paso a nuevas construcciones
modernas.
Pocos son los casos en los cuales aún se
conservan intactos los bienes inmuebles o muebles que son
herencia de nuestra localidad, como en el caso de las capillas y
templos Virreinales, o algunos ranchos, haciendas y otros
edificios civiles; sin embargo, nuestra amplia tradición
indígena prehispánica prácticamente ha
desaparecido, y raros o ninguno es el caso en el cual podemos
admirar y conocer nuestra herencia prehispánica, tan o
aún más rica que la de otras localidades.
Son diversos los trabajos en los cuales el INAH a
intervenido de manera apropiada para salvaguardar y estudiar el
patrimonio arqueológico e histórico de nuestra
localidad, sin embargo, en los casos de investigación
arqueológica, estos se han limitado a rescates y
salvamentos en predios públicos o particulares, para
obtener por parte de sus propietarios, permisos para
construcción de infraestructura urbana. Tras realizarse la
investigación y la recuperación de los vestigios
arqueológicos, estos predios pueden entonces ser liberados
y se permite entonces erigir en ellos, nuevas construcciones
modernas.
Sin embargo en casos de que las evidencias
arqueológicas o históricas existentes en los
predios sean de gran importancia, el INAH evaluará la
situación y restringirá o negará la
solicitud para modificación del terreno, o la
construcción de obras que alteren o destruyan los
vestigios existentes.
Tal es el caso del Predio ubicado en la calle de Santa
Lucía No. 30, esquina con Calzada de la Naranja, Pueblo de
San Miguel Amantla, Delegación Azcapotzalco, denominado
"Rancho Las Trancas" o "Van Beuren", en el cual, en el año
2002, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda a
través del Instituto de Vivienda del Distrito Federal,
tenían planeada la construcción de viviendas de
interés social o la instalación de un campamento
para albergar familias del Centro Histórico.
El INVI solicitó entonces al INAH en el
año 2003, una inspección para que este aprobara el
proyecto de construcción. Sin embargo, tras el estudio de
factibilidad realizado por el Departamento de Salvamento
Arqueológico del INAH, este fue negado debido a que ya se
tenía conocimiento anterior desde 1986, de la existencia
en el lugar, de una alta presencia de vestigios
arqueológicos del periodo Formativo, Clásico,
Epiclásico y Posclásico, así como de la
existencia de una aldea Formativa y de una villa regional
teotihuacana, con restos arquitectónicos, residenciales y
ceremoniales, y ya se había emitido desde los años
de 1990-1993, un dictamen inicial que negaba toda
modificación en el predio.
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