Introducción
Enfrentar los retos de la cultura en la
época actual, bajo cuyas concepciones las principales
potencias extrapolan los modelos de
organización político-social y su
sistema de
organización al resto de los países, con lo que
persiguen cierta homogenización de los criterios referidos
a las concepciones culturales y los sistemas de
valores. En
este proceso
influye -en gran medida- el dominio de los
adelantos científico-técnicos en el campo de
la
comunicación.
En muchos casos, las políticas
culturales se reducen al tratamiento a personalidades o a
elementos de la cultura. Sin tener en cuenta la
orientación espiritual de los hombres, se elabora la
cultura en función
del mercado,
enajenando a los individuos y provocando su
descontextualización.
Como resultado de estas políticas, se imponen gustos y
modos de conducta que van
destruyendo la identidad
cultural, enaltecen el consumismo, la estereotipia, la
homogenizan y uniforman sin tener en cuenta la función
ideológica y reguladora en la vida social de la
cultura.
En todos los casos, cuando se analiza el tema de la comunidad, de
alguna manera se toca el problema de las interrelaciones con las
diferentes instituciones
formales o informales que conforman la estructura
social.
El reconocimiento de la interacción recíproca entre
institución y comunidad como historia, dialéctica
e intencionalidad, ha servido para reforzar el carácter contextual y sociológico de
las prácticas culturales, denotándose como evidente
que éstas no pueden prescindir del carácter
estructurado y estructurante que en cada sociedad se
establece a partir de la composición y ordenamiento de los
elementos que le son característicos.
Nuestro país, no exento de estas problemáticas,
está inmerso en el fortalecimiento y preservación
de la cultura nacional como escudo ideológico que
proporciona la conservación, revitalización,
enriquecimiento y difusión del patrimonio
cultural de la nación,
al favorecer el protagonismo de las comunidades en su desarrollo
cultural a partir de la explotación de su capacidad de
autogestión, creación y ampliación de sus
potencialidades.
En los últimos años el problema ha comenzado a
ser tratado por varias disciplinas como la Psicología, la
Sociología, la Medicina y la
Pedagogía Social. Unido a estos intereses
de las ciencias se
manifiestan los políticos y los propios sujetos de
determinadas comunidades, que reconocen y sienten la necesidad
del reencuentro con sus culturas, ritos y tradiciones, medios que se
reorientan hacia la comunidad.
Actualmente en la proyección de las políticas
sociales de desarrollo
comunitario en Cuba, se trata
de incorporar activamente a los centros educacionales por
constituir vehículos efectivos en los programas y
proyectos de
rescate de la vida comunal, así como medios para fomentar
la cultura y rescatar su historia, costumbres y tradiciones.
Desde esta perspectiva son abundantes los elementos para
explicar y hacer comprender la necesidad de convertir a las
instituciones educacionales en auténticos centros de
animación sociocultural, que según Ander Egg (1986)
"… es toda acción
o conjunto de acciones
dirigidas a la elaboración y desarrollo de un proyecto,
esencialmente práctico, de concientización,
participación e integración sociocultural de los
individuos, los grupos y/o las
instituciones en el seno de una comunidad, para promover las
transformaciones o cambios requeridos por una calidad de
vida ajustada a la construcción crítica
de la realidad."
Múltiples estudios han demostrado que potenciar
el trabajo
sociocultural mediante proyectos, en los cuales se implique a
todos lo factores y miembros de la comunidad, permitirá
desarrollar el sentido de pertenencia y de identidad
comunitaria.
Por otra parte, el papel socializador de las instituciones
educacionales es uno de los temas más debatidos en el
mundo universitario contemporáneo, sobre el cual se han
expresado filósofos, educadores, políticos,
psicólogos, sociólogos y académicos. Esto no
es casual, teniendo en cuenta la importancia de la
relación Universidad-Sociedad para ayudar al logro del
desarrollo
económico e integral del hombre como
sujeto social, como actor de los cambios culturales.
Las universidades cubanas y en particular la Universidad
Pedagógica de Guantánamo se han caracterizado por
una búsqueda constante del perfeccionamiento del trabajo
cultural con la comunidad, lo cual se ha manifestado en el
desarrollo de programas y proyectos en los órdenes
académico, científico, investigativo,
técnico, cultural y artístico, mediante su
vertiente extensionista.
Sin embargo, existe la tendencia a analizar la actividad
extensionista en una única dirección: la universidad como depositaria
del saber y la cultura, y la comunidad como simple destinataria.
No se enfoca este proceso como una forma de interacción y
creación de la universidad con la comunidad para
contribuir a su transformación y
perfeccionamiento.
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