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Eneagrama de las Virtudes: Recuperando su Dimensión Espiritual (página 2)




Enviado por Marcelo Aguirre



Partes: 1, 2

En el E3 destaca una cualidad ejecutora
capaz de potenciar al máximo los propios recursos, siendo
así que incluso con poco ó muy poco es capaz de
brillar lo suficiente para sobrevivir en medio de la cada vez
más selvática competencia
social, y abrirse paso a la mirada de los demás. Pero en
una consciencia dormida, los logros exteriores no llegan a
otorgar un auténtico valor y
sentido existencial.

En el E4 encontramos una sensibilidad
especial para empatizar con el dolor y sufrimiento del otro, pero
detrás de esa empatía con el dolor ajeno muchas
veces se encuentra soterrado un masoquismo emparentado con una
baja estima de sí.

En el E5 encontramos una objetividad serena
para tratar los problemas de
la vida. Pero en una consciencia dormida, lejos de ser una
auténtica sabiduría espiritual, es utilizada por el
ego para enmascarar un insano aislamiento afectivo y una
desconexión tal que permite ver las cosas, mas no dejarse
tocar por ellas y amarlas como son.

El E6 suele gozar de un innato olfato para
detectar la injusticia y la falsedad. Pero debajo de ello muchas
veces se esconde una suspicacia de tipo paranoide al punto que
aún rodeado de gente, como le gusta a este ego, no llega a
vincularse profundamente con los otros, de los cuales siempre
hallará una razón para desconfiar.

En el E7 encontramos una
característica capacidad para abarcar lo múltiple,
ya a nivel de proyectos, ya a
nivel de perspectivas en general. Pero detrás de esa
amplitud mental muchas veces asoma un trasfondo de ansiedad por
la cual de planifica mucho y se concreta poco, amén del
desgaste de energía, por un lado, y la frustración,
por otro, que eso conlleva.

El E8 suele ser directo y firme. Pero ello
es muchas veces utilizado por el ego para enmascarar no
sólo una típica torpeza de modos, insensibilidad
ó falta de tacto sino, más aún, un intento
de dominio de la
situación y de los otros, que no un auténtico
interés
por la verdad y la justicia.

En el E9 todo parece ser paz y amor, dada su
característica adaptabilidad y capacidad para desaparecer
en medio de los demás. Pero detrás de esa aparente
armonía interna, el ego esconde un profundo adormecimiento
psicoespiritual; y un intento de no ser molestado por nada ni por
nadie para gozar, imperturbable, de su mundo de fantasías
ó falso santuario interior.

Vemos, pues, que todos los Eneatipos gozan
de cualidades características. Pero las mismas, aún
siendo valiosas en sí mismas, están aún
lejos de ser auténticas "virtudes"; dado que si no media
un despertar profundo de la consciencia, sólo serán
meros epifenómenos conductuales socialmente adaptados de
tendencias egóicas más profundas, en gran medida
inconscientes, latentes y operantes desde la Sombra.

Las virtudes de
la esencia

Según el Eneagrama, las virtudes de
la esencia son la contracara de las pasiones del ego ó
motivaciones deficitarias. Éstas últimas
están basadas en tres pilares: la ignorancia de sí,
la avidez de lo aparente, y la aversión de aquello que se
desconoce y
teme. [Cf. Naranjo, Carácter y
Neurosis].
Podemos deducir a partir de ello
que, las virtudes, en tanto brotan de la Esencia ó Ser en
una consciencia despierta, constituyen un núcleo
motivacional luminoso —por llamarlo de alguna manera,
opuesto a la Sombra de la ignorancia de sí—, cuyos
tres pilares, opuestos a los del ego, serían: el
auto-conocimiento
profundo; la confianza básica; y la amorosa
auto-aceptación.

Según la tradición
Sufí, cada persona humana es
depositaria de todos los atributos divinos; pero uno de ellos
brilla en cada individuo con
una intensidad peculiar. Es así que cada persona
está llamada a manifestar en el mundo alguno de los
"rostros" de Dios. Esos rostros divinos son las nueve virtudes de
la Esencia ligadas inseparablemente a cada una a las nueve Ideas
Santas señaladas por Almaas [Facetas de la Unidad].
Análogamente a como en el plano del ego Pasiones y
Fijaciones van de la mano, así también en el plano
de la Esencia las Virtudes y las Ideas Santas son inseparables.
En este caso me centraré en las nueve virtudes de la
Esencia, y señalaré cómo van surgiendo cada
una dentro del despertar de la consciencia y el consiguiente
proceso de
integración en cada Eneatipo.

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I. Opuesta a la pasión de la Ira
habita, dormida, en el interior del E1 la virtud de la Paciencia
(del lat. "patior" = padecer, soportar);
gracias a la cual el Perfeccionismo (fijación) y la
implacable auto-exigencia del ego dan paso a la aceptación
serena de la realidad tal y como es, con sus ritmos y tiempos
propios, con sus luces y sombras. En el proceso del despertar de
la consciencia, mediante el constante trabajo de
auto observación, y particularmente en la
meditación, el E1 es capaz de advertir que detrás
del caos y la imperfección humana todo el universo
está ordenado y cada cosa tiene un sentido a la luz del Todo, y
que más allá de los parámetros del deber
ser, el Ser en sí mismo es bondad y Perfección
(Idea Santa), y por eso es posible descansar y confiar, dejar
ser, manipular menos y disfrutar más (el E1 deja surgir
aspectos positivos análogos a los del E7 sano).

II. La contracara de la pasión del
Orgullo es la virtud de la Humildad (del
lat. "humus" = tierra). Y
así como la tierra no
puede ser generosa ni dar fruto sin agua, sol y
cuidado, así también el progresivo despertar de la
consciencia del E2 le permite reconocer que no sólo tiene
mucho para dar, sino que también tiene legítimas
necesidades de afecto, valoración, aceptación. Y
particularmente en la meditación va experimentando que el
Ser es amorosa y generosa Libertad (Idea
Santa); pero sólo para quien es sincero y verás
consigo mismo, y se pone a la misma altura de los otros, ni
más arriba, ni más abajo. Este reconocimiento hace
que aquello que se brinda al prójimo surja, no ya de un
Falso amor (fijación), sino de sentimientos profundos y
auténticos capaces de empatizar con el otro (el E2 deja
surgir aspectos positivos análogos a los de los E4 sanos)
a partir del reconocimiento sincero de la propia realidad y sus
necesidades.

III. Mediante el trabajo de
autoconocimiento y progresivo despertar de la consciencia, la
búsqueda de brillo, la incansable construcción de la fachada y la Vanidad del
ego (pasión), dan paso al surgimiento de la virtud de la
Autenticidad (del gr. "autós" = el
mismo). Ésta permite al E3, particularmente gracias a
práctica de la meditación, no sólo dejar de
lado la falsedad (fijación) de sus mil máscaras con
lentejuelas, sino mirar su verdadero rostro en el espejo del Ser
que habita en su interior. Y puede comprender progresivamente que
el Ser en sí y por sí mismo es Armonía (Idea
Santa), y que por subsistir en su incondicionada plenitud no
depende de los logros alcanzados, ni de la fachada construida,
sino que es siempre don y gracia para la consciencia despierta y
sincera. Y así, además, comprende que es capaz de
pensar no sólo en el propio provecho sino también,
con auténtica sinceridad, en el provecho de los
demás (E3 deja surgir aspectos positivos análogos a
los del E6 sano).

IV. Pocas pasiones hay tan interiormente
intensas como la Envidia, que es el núcleo de motivación deficitaria del E4.
Proporcionalmente, es inestimable el valor de la virtud de la
Ecuanimidad (del lat. "aequus" = igualdad"ánimus" =
ánimo; equilibrio de
ánimo), esencial en toda vida espiritual auténtica
y fecunda. La ecuanimidad, lejos de ser mediocridad, es la
elevada capacidad de aceptar en todas las cosas ese "justo medio"
del que hablaba Aristóteles. Ella surge cuando, mediante el
progresivo despertar de la consciencia, y particularmente durante
la meditación, la mente logra trascender los
engaños del ego y puede ver que lejos de la
insatisfacción constante y la falsa necesidad
(fijación), la propia existencia está arraigada y
fundamentada sólidamente en el Origen trascendente (Idea
Santa) del que brota toda energía creadora, belleza y
plenitud. Al contemplar esta verdad superior, particularmente en
la meditación, el E4 deja surgir de su interior paciencia,
serenidad y amor por la perfección inefable del universo
(cualidades análogas a las del E1 integrado), trocando
así la envidia en auténtica y profunda gratitud
hacia la vida.

V. La pasión de la Avaricia puede
considerarse un intento deficiente de llenar un vacío
inefable producto de la
desconexión con el Ser. El desapego patológico
(fijación) y el desamor que caracteriza al E5 en niveles
insanos, no son sino epifenómenos consecuentes de haber
perdido la conexión con la Fuente y el Origen de toda
riqueza interior. De allí que los E5 sufran en silencio
una inenarrable sensación de vacío, y por tanto
sientan que no tienen nada valioso para ofrecer, y se resignen a
conservar para sí lo único que creen poder
conservar: sus ideas, recuerdos y sentimientos, primariamente; y
su tiempo,
palabras y manifestaciones visibles de afecto e interés
por el mundo y por los otros, secundariamente. De allí su
resignación y minimalismo generalizado, frutos de la
avaricia egóica retroalimentada. Por eso considero que la
virtud esencial de este eneatipo no es, como se ha dicho, el
desapego (sano), sino más bien la Generosidad (del
lat. "genus" = raza). Ya que ésta es
por definición lo opuesto a la avaricia. Y consiste en un
doble aspecto: por un lado, reconocer que — contrariamente
a la fijación del desapego patológico— la
riqueza de la humanidad toda (de nuestra raza humana) habita en
el corazón de
cada persona, incluidos los E5!, y saborear internamente la
Conexión (Idea Santa) que existe entre sí mismo y
todas las cosas; y segundo, consiste en compartir de esa misma
abundancia del Ser con todos los hombres; porque la conciencia que
despierta llega a entender, particularmente en la
meditación, que los bienes
espirituales sólo se conservan, e incluso crecen, si se
los comparte con los demás. De allí que los E5
más integrados tiendan a tomar un papel amoroso y
generosamente proactivo (semejante a los E8 sanos) respecto del
bien de sus semejantes.

VI. La Cobardía (pasión) que
motiva a los E6 a buscar constante seguridad en las
autoridades exteriores, en las instituciones,
en las normas, en los
renombres, en las marcas
reconocidas…, ligada a una flotante suspicacia y
acusación de tipo paranoide (fijación), hace que,
sea quien sea la autoridad a la
que busque aferrarse, nunca llegue a confiar plenamente en ella.
Esto engendra, por otra parte, la paradoja por la cual los E6
tienden a agruparse con quienes comparten ideas, modelos e
incluso la misma inseguridad de
base, pero no obstante su gregarismo, nunca llegan a confiar
plenamente en el grupo, dada su
soterrada duda y vacilación. A lo sumo, en su variante
contrafóbica, este egotipo se mostrará más
seguro de
sí e independiente, aunque seguirá teniendo temor y
vacilación como centro de los resortes de motivación
deficitaria, generalmente inconscientes. Pero en una consciencia
despierta, la virtud esencial de los E6 es la Valentía
(del lat. "valens" = robusto, fuerte), que
nada tiene que ver con la respuesta más impulsiva y
ansiosa del contrafóbico, sino que está basada en
el aplomo interior (análogo al de los E9 integrados) que
brota de la Confianza (Idea Santa) en el Ser cuya presencia es
experimentada, particularmente en la meditación, como una
Base Firme presente siempre, incluso en momentos de oscuridades y
vicisitudes. Es así como san
Agustín de Hiponna, un iluminado E6, llegó a
confesar: "Te buscaba fuera, pero estabas dentro".

VII. La Gula de experiencias, ideas y
sensaciones (pasión), ligada a una imaginación
siempre inquieta aplicada a la Planificación (fijación) de
innumerables proyectos, más de los que se pudiera
emprender, puede verse como un complejo mecanismo egóico,
de apariencia siempre alegre, optimista e indulgente, tendiente
llenar no sólo una profunda sensación de
vacío, sino además orientado maníacamente a
escapar del temor a ser tragado por ese mismo vacío
interior y quedar sumido en la oscuridad de la impotencia y el
dolor. Cuando el E7 empieza a comprender profundamente,
particularmente en la meditación, que el auténtico
placer no está tanto en la cantidad sino en la calidad y
profundidad de cada experiencia, y en saborearla sapiencialmente,
comienza a surgir de su interior la virtud de la
Moderación (del lat. "moderor" =
señalar el tiempo, el modo y la regla). Mediante la cual
ya no se busca saltar maníacamente de un estímulo a
otro, sino que se es capaz de planificar con realismo y
Compromiso (idea santa); no ya desde la ansiedad que huye del
dolor, sino desde una visión holística y sapiencial
de la realidad (análogamente a los E5 integrados),
enmarcando la propia existencia dentro de un orden mayor y
trascendente.

VIII. Para quien hizo de la intensidad
instintiva una lucha contra el mundo, para no ser dominado por
los otros en ninguna de sus formas, el placer tiende a
desaparecer. La pasión de la Lujuria es, en ese sentido,
para el E8 más que un desenfreno, un modo de lucha y
dominación para no sentirse vulnerable y dominado.
Inseparable de esa pasión se halla la fijación de
la Venganza, muchas veces disfrazada de justicia. Pero cuando la
consciencia es capaz de elevarse por encima de los tortuosos
mecanismos del ego, el E8 es capaz de percibir, particularmente
durante la meditación, que más profundo aún
que la lujuria y la venganza se hallan en su interior, latentes,
las semillas divinas de la Inocencia (idea santa) y la virtud de
la Compasión (del lat. "cum" = con;
"passio" = padecer, sentir; esto es,
sintonizar con el sentir del otro). Esta última, al brotar
de la esencia va trocando la tosquedad e insensibilidad del E8 en
sensibilidad capaz de percibir aquél fondo de carencia
óntica que está detrás de todo error y
malicia. Lo cual permite a la consciencia superior comprender
cada vez mejor que quien se equivoca y causa daño no
sólo es merecedor de castigo, sino, antes que eso, un
pobre infeliz, un ignorante del bien y la verdad, y que por tanto
es objeto de enseñanza por parte de quien puede ver
más allá de las tinieblas y espejismos del ego. De
esta manera, el progresivo despertar de la consciencia de los E8
va trocando la cólera
ciega y vengativa en compasión lúcida hacia los
ignorantes y malvados (análogamente a la compasión
del E2 integrado). Y así se parecen más al Divino
Maestro que, no sólo sacó a latigazos a los
usureros del Templo, sino que antes y principalmente
entregó su vida para sanar, enseñar e iluminar.
Testimonian esta transformación grandes maestros E8, entre
los que se encuentra el mismo Gurdjieff.

IX. Detrás de la apariencia de paz y
armonía generalizada de los E9, se esconde una gran
caparazón psicológica de Adormecimiento mental
ó Acidia (pasión), que favorece el incremento de la
fantasía y aleja al individuo de su misma consciencia de
individualidad conduciéndolo al Olvido de sí
(fijación) —que es el origen de todos los egos, tal
como lo muestra la
posición central del E9 en la parte superior del
Eneagrama—. Y ello para evitar el conflicto y
permanecer siempre tranquilo. Por tanto, el rasgo de amabilidad
pacífica de los E9 no llega a ser aún virtud.
Sólo cuando la consciencia del E9 despierta puede empezar
a percibirse a sí mismo no sólo como un individuo
único e irrepetible, sino además, principalmente en
la meditación, llega a percibir que está conectado
a la Fuente del Ser que habita en su interior. De ese modo surge
la virtud de la Diligencia (del lat."diligere" =
amar con predilección). Ésta no es un mero hacer de
tipo robótico, propio del ego, sino todo lo contrario: un
amor lúcido y activo, una santa Iniciativa (idea santa),
un amor que "hace" porque antes experimentó la presencia
interior y transcendente del "Bonum diffusivum sui", como
decían los místicos medievales, esto es: el Bien
que se difunde y expande por sí mismo, que es creador y
renovador, que ama a todo y a todos porque antes pudo ver el
inenarrable misterio de la individualidad de cada cosa, su valor
particular, y la armonía que todas ellas forman en orden
universal, donde cada cosa, cada ser, y cada persona ocupa su
lugar. Y así, con un amor consciente de sí y de los
otros, y con una adecuada atuto estima (análogamente a los
E3 sanos), el E9 va trocando su hacer en cada vez algo menos
robótico, más lúcido y por tanto más
profundamente eficaz.

* * *

En suma, como bien decía
Aristóteles, la auténtica virtud es capaz de hacer
feliz al hombre.
Ojalá la educación y la
psicoterapia
enseñen al hombre de hoy a remover los obstáculos
para permitir el progresivo surgimiento de la Esencia y sus
Virtudes e Ideas Santas. Esto se logra, no a partir del
voluntarismo ciego, sino todo lo contario: a partir de un
progresivo despertar de la consciencia mediante la auto
observación —y en mi experiencia puedo dar fe de la
gran ayuda que en tal sentido aportan la Meditación y el
trabajo con los Sueños—.

El Eneagrama de las Virtudes nos
señala un camino que, lejos de basarse en la
manipulación y el voluntarismo, el rigorismo y la
moralina, apunta a simplemente, como decía Heidegger:
"Dejar ser al ser"; a dejar surgir aquella riqueza que habita en
nuestro interior y que constituye nuestro auténtico ser,
nuestro verdadera riqueza. En tal sentido, bien podemos entender
que "El Eneagrama no nos encierra en una caja; nos
muestra la caja en la que ya estamos y la
salida" 
[Riso-Hudson, La Sabiduría del
Eneagrama].

 

 

 

 

 

 

Autor:

Lic. Marcelo Aguirre

Partes: 1, 2
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