- Marco
teórico - Relación entre
Medicina y Derecho
Historicismo de la relación
Medicina-Derecho
La indicación tradicional
La indicación colectiva
Conclusiones
Bibliografía
La vinculación del ordenamiento jurídico
con la medicina es de
época moderna. Así, normas legales
tan básicas como la autorización para el ejercicio
de la medicina en todos los países del orbe datan solo de
la segunda mitad del siglo XIX; y la seguridad
social también es un concepto de
aquella época progresista. Pero el proceso ha
seguido un curso acelerado y en la actualidad son muchos los
problemas
comunes al Derecho y la Medicina.
Marco
teórico
En casi todos los países, una serie de estatutos
regulan estrictamente la actividad del médico, tanto en su
trabajo
individual como en los consultorios colectivos, con
capítulos especiales relativos a la
investigación clínica. La relación del
médico con el paciente está a menudo sometida a
contratos de
validez legal, bien sean con el individuo, con
una organización de seguridad social
o incluso con un gobierno, todo lo
cual ha puesto en cuestión los tradicionales deberes y
derechos del
médico en torno al secreto
profesional. El médico, ahora, puede ser citado ante un
juzgado o tribunal para absolver preguntas que no tienen
categórica respuesta científica. Si se trata de un
investigador clínico su trabajo se verá sometido a
regulaciones estrictas, sobre todo cuando se trata del empleo de
medicamentos. El ginecólogo se enfrentará con
problemas de índole relacionados con la
anticoncepción, el aborto, la
esterilización, o incluso la inseminación
artificial. Todos estos problemas entrañan también
aspectos legales. Si trabaja en un hospital con centro de
reanimación, el médico se enfrentará con el
problema del momento en que debe cesar la reanimación, y
el cirujano especialista en trasplantes tropezará con las
disposiciones legales que regulan la extracción de
órganos de cadáveres o de seres vivos.
Por supuesto, no es posible discutir todos estos temas
en un artículo tan limitado como el presente, por cuyo
motivo se mencionarán solo algunos problemas con que se
enfrenta el médico en el mundo moderno.
Los avances de las ciencias
médicas en los últimos años han
revolucionado las relaciones entre Medicina y Derecho, y con toda
seguridad se puede predecir que asistiremos a cambios mucho
más trascendentales antes de llegar a finales de esta
centuria. Este trabajo solamente puede ser un comentario
provisional a un tema que se halla en constante evolución.
Relación
entre Medicina y Derecho
La evolución técnica de la medicina desde
el Renacimiento,
así como el creciente número de médicos al
servicio de
los enfermos, tuvieron como consecuencia una
estructuración progresiva de las relaciones entre ambas
disciplinas. No siempre resulta fácil para el
médico admitir la evolución de las estructuras,
es decir, la intervención legislativa y judicial en el
ejercicio de una profesión que exige cualidades
eminentemente personales, como son la vocación y la
conciencia de
responsabilidad moral.
El problema no es nuevo, pero su solución es de
palpitante actualidad. Ante la expansión económica
de las sociedades y
de los individuos, ante la mutabilidad, para no decir
inestabilidad, de los grupos
sociológicos; ante la confrontación de los
problemas de un orden moral que ya no se impone con la
homogeneidad y el rigor de antaño, existe el problema de
la convivencia de concepciones distintas entre grandes grupos
sociológicos, sean nacionales o regionales; se trata, a
fin de cuentas, del
problema de la tolerancia o del
equilibrio
legalizado dentro de los límites de
un orden público común.
Todo esto nos obliga a considerar la medicina no solo
desde el punto de vista de una moral autónoma o impuesta
por el ambiente2, sino también desde el punto de vista del
legislador y el magistrado guardián del orden
público. Efectivamente, está en juego el orden
público. No el orden público universal, ideal, pero
sí el de las sociedades organizadas.
Las relaciones entre la Medicina y el Derecho pueden ser
a menudo fuente de conflictos: la
independencia
tradicional del médico, al amparo de su
deontología profesional, choca a veces con imperativos
legales, y la aplicación de la regla de derecho puede
tropezar con resistencias.
La incompatibilidad (quizá más aparente
que real, pero de todas formas manifiesta) de las concepciones
prácticas y concretas de la Medicina y del Derecho,
resulta cada vez más evidente con el incremento
contemporáneo de las necesidades del individuo: el
respeto por el
bienestar individual, que la medicina de hoy permite mantener
cada vez mejor, suscita en el hombre
moderno, en el individuo, exigencias a veces difícilmente
compatibles con el orden público consagrado en la
legislación, que a su vez depende también de
la
moral.
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