Museo Ernest Hemingway: un patrimonio en peligro por exceso de iluminación
- Métodos
- Resultados
y discusión - Conclusión
- Medidas
de Conservación Preventiva - Referencias
Bibliográficas - Anexo
Introducción
Parece obvio decir que la luz es
imprescindible en los museos ya que sin luz resulta imposible ver
los objetos que se exponen en ellos. Esta puede proceder de
fuentes
naturales o artificiales y cada caso posee una serie de
características que las distinguen. La luz natural es
más difícil de controlar pues cambia constantemente
de intensidad, dirección, calidad y
color, debido
fundamentalmente a la inclinación con que los rayos
solares inciden en la atmósfera. No
obstante, es intensa y cubre grandes extensiones. Con la
artificial todos estos parámetros pueden controlarse,
incluso su llegada aportó nuevas teorías
museográficas y fue mirada por los artistas como elemento
fascinante e inspirador de nuevos temas de arte. Desde
entonces, se utiliza la luz como material artístico y
entró a formar parte determinante en los museos. Sin
embargo, ambas, tienen límite desde el punto de vista de
la conservación de los objetos exhibidos, llegando incluso
a clasificarse el material de composición de la obra
según su sensibilidad a la luz en sensible, muy sensible o
extremadamente sensible.
Síntomas como resequedad, craquelado,
pérdida de saturación en los colores
originales de las obras, modificación del tono primitivo
de los pigmentos, decoloración y amarillamiento de
barnices y aceites, variaciones del color propio de papeles,
textiles, maderas, y debilitamiento del soporte, son frecuentes
en objetos sobreexpuestos a la luz. El término
genérico con que se denomina este proceso es
degradación fotoquímica. 1 – 3
En los documentos por
ejemplo, si la energía aportada por la luz (radiación
ultravioleta) es igual o superior a la energía de
activación de la molécula de celulosa,
provoca una destrucción total de ella (Fotolisis).
También puede ocurrir reordenamiento de los átomos
dentro de la misma molécula, transferirse la
energía a otra molécula cercana o reaccionar con el
oxigeno
atmosférico con la consiguiente formación de
radicales libres (Fotoxidación). 4 – 6 (Fig. 1)
Fig. 1. Documentos con síntomas de
deterioro fotoquímico. (amarillamiento y pérdida
del color).
Los objetos de madera, por su
parte, en una etapa inicial cambian de color debido a la
degradación de la lignina. Después hay
despolimerización y formación de grupos
cromóforos tales como carbonilos, carboxilos, quinonas,
peróxidos, hidroperóxidos y enlaces dobles
conjugados. Todo ello conduce a un decremento de metoxilos,
contenido de lignina, de celulosa y un incremento de la acidez.7
(Fig. 2)
Fig. 2. Decoloración de la madera
por acción
de la luz
Consciente de que no existe una fuente de iluminación completamente inocua, frente a
la buena conservación de la obra sensible a las
radiaciones, se deberá entonces buscar el justo equilibrio
entre exposición
y conservación; pero en la práctica esto no siempre
es fácil de conseguir.
Tal es el caso de la Casa Museo "Ernest Hemingway",
institución fundada el 21 de julio de 1962, año en
que el Premio Nobel de Literatura hubiera cumplido
63 años. (Fig. 3)
Fig. 3. Ernest Hemingway en Finca
Vigía.
(Fuente: Fondo documental del
Museo)
El inmueble, edificado por el arquitecto catalán
Miguel Pascual y Baguer en el año 1887 y ubicado en un
terreno de aproximadamente 4 hectáreas en las afueras de
la Ciudad de La Habana, posee como característica
distintiva, típica de las edificaciones construidas en
regiones con clima tropical,
la preponderante presencia de ventanas que si bien favorecen la
ventilación natural, también, en su dualidad
térmica, permiten la entrada de la radiación solar
directa y reflejada. (Fig. 4)
Fig. 4. Fachada de la Casa Museo "Ernest
Hemingway".
Por lo hasta aquí expuesto, es interés de
conservadores, restauradores, técnicos y directivos que
laboran en esta institución, realizar un estudio
cuantitativo sobre la incidencia de la luz natural sobre los
exponentes que revelan las predilecciones de este impar escritor
norteamericano. Este interés se incrementó
después que en el año 2004 el Museo recibiera una
restauración capital,
merecedora del Premio Nacional de Conservación y
Restauración de Monumentos 2007.
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