Los grupos que se
disputaban el liderazgo del
peronismo eran
muchos y de las mas diversas extracciones por lo que generan unos
enfrentamientos tan violentos que producen en el país un
descontrol que lleva a una crisis
económica y favorece el golpe del "76
Las tensiones al interior del movimiento y
la amenaza de intervención de las FFAA, se desataron a
la muerte del
líder,
el 1 de julio de 1974; comenzando el tiempo en que
las Fuerzas Armadas esperaron hasta llevar a cabo el golpe de Estado
del 24 de marzo de 1976, con el que se iniciaría la
Dictadura
más sangrienta de la historia
Argentina.
Desarrollo
El derrocamiento
de Perón– El gobierno de la llamada Revolución
Libertadora
A partir de 1955 la sociedad
argentina vivió un período muy crítico.
Entre el derrocamiento del peronismo y su vuelta al gobierno en 1973
se sucedieron ocho presidentes, cinco de ellos surgieron de
golpes militares y sólo tres accedieron por medio de
elecciones, pero en comicios que no fueron completamente libres,
ya que el peronismo sufrió dieciocho años de
proscripción y su líder debió ser exiliado
en España.
La inestabilidad y la crisis política fueron las
características dominantes de la época. Con la
inestabilidad creció la violencia, las
protestas, los enfrentamientos y la represión.
El golpe de estado de
septiembre de 1955 produjo un gran entusiasmo en varios sectores
de la sociedad, en especial en la clase media,
estos sectores tenían un intenso sentimiento
antiperonista. Mientras el descontento se manifestaba en el
sector de los obreros, que veían en el gobierno militar
una amenaza para las conquistas sociales logradas y el fin de la
justicia
social.
El gobierno surgido del golpe de 1955 estaba apoyado por
una amplia variedad de grupos unidos por su oposición a
Perón.
Esta heterogeneidad se manifestó también en el
gobierno militar. Por un lado: el general Eduardo Lonardi, a
cargo de la presidencia, y los grupos nacionalistas y
católicos buscaban llegar a un acuerdo con el peronismo,
pero excluyendo a Perón; por otro: los sectores militares
de ideas liberales apoyados en sectores conservadores, radicales
y socialistas, eran fervientemente antiperonistas y se
oponían a cualquier acuerdo.
El gobierno que dominó en el país entre
1955 y 1958 se autoproclamó "Revolución
Libertadora", ya que equiparó el derrocamiento de
Perón con la campaña de Urquiza contra Rosas, en 1853; y
Lonardi adoptó el lema que Urquiza había proclamado
después de su triunfo en la batalla de Caseros: "Ni
vencedores ni vencidos". Se declaraban herederos de una
línea histórica que provenía de la Revolución
de Mayo y continuaba con la batalla de Caseros. Los sectores
peronistas en cambio,
adhirieron a una línea histórica que se expresaba
en una trilogía: "San
Martín-Rosas-Perón".
A partir de 1955, los debates históricos
aumentaron y se convirtieron en herramientas
centrales de la lucha política. Cada bando se veía
así mismo como el autentico representante de la nación
y presentaba a sus adversarios como enemigos de la
patria.
El primer gobernante de la Revolución Libertadora
fue el General Eduardo Lonardi, asumiendo como presidente
provisional, tras haberse declarado así el 20 de
septiembre por medio del "Decreto Nº1", donde solicitaba el
reconocimiento de los otros países y el establecimiento de
la sede provisoria en la ciudad de Córdoba. El 23 de
septiembre el general Lonardi y el almirante Rojas llegan a
Buenos Aires,
donde presta juramento como presidente provisional, y se designa
a Isaac Rojas como vicepresidente provisional. En noviembre de
ese año asume como presidente Pedro Eugenio
Aramburu.
La Revolución Libertadora adoptó una
política
económica que favorecía a los sectores
exportadores y buscaba atraer la inversión de capitales extranjeros.
También prohibió muchas de las conquistas sociales
de la época peronista y en las fábricas se impuso
una nueva disciplina
laboral que
favorecía a las empresas. Del
mismo modo la intervención militar en los sindicatos
buscaba favorecer el surgimiento de una dirigencia sindical
antiperonista.
El gobierno militar se proponía acabar con el
peronismo, así se decretó la proscripción
del Partido Peronista, se demolieron monumentos de Perón y
evita, se cambió el nombre de calles, provincias y
edificios, y hasta el simple hecho de nombrar a Perón
llegó a considerarse un "delito". Sin
embargo, Perón exiliado se convertía en un
símbolo para sus seguidores, que se revelaban por medio de
huelgas, manifestaciones, sabotajes a la producción, a los transportes y toda clase
de atentados. Estas acciones se
conocieron como la "resistencia
peronista", y expresaban la postura política de un sector
muy amplio de la sociedad.
En enero de 1956 se presentaron 3 informes
llamados: "Informe
Preliminar acerca de la situación económica"; el
segundo, "Moneda Sana o Inflación Incontenible" y el
tercero titulado "Plan de
Restablecimiento Económico". El contexto
internacional no fue favorable por esos años para el
comercio exterior
argentino, ya que los términos de intercambio cayeron
notablemente: los precios de las
exportaciones
eran un 13% menor que los de 1953. Además, los
países compradores de las exportaciones argentinas estaban
aplicando prácticas restrictivas. Se registraron
déficits en el balance de pagos entre 1955 y 1958, las
reservas declinaron y se acumularon las deudas comerciales, los
gastos
administrativos no podían ser cubiertos con las entradas
normales, la balanza de pagos
estaba seriamente comprometida por los numerosos vencimientos de
créditos, permisos de importación ya otorgados, y una balaza
deficitaria en millones de dólares, la deuda externa que
llegaba casi a los mil millones de dólares, la
producción por habitante se mantuvo estacionaría y
el deterioro de los salarios que no
seguían el incremento de los precios, y la alarmante
situación inflacionaria.
El gobierno incorporó en su política
económica una mayor apertura hacia la economía
internacional. De acuerdo con las recomendaciones de
Prebisch, se adoptaron medidas liberalizadoras que apuntaban a
reducir el déficit fiscal,
limitar los aumentos salariales y restaurar los mecanismos de
precios para equilibrar el balance de pagos.
Asimismo, el programa
propuesto incluía una estrategia de
desarrollo
agropecuario que fomentaba el aumento de la producción
mediante la incorporación de nuevas
tecnologías y un fuerte estímulo a las inversiones en
infraestructura, como por ejemplo en provisión de
energía, transportes, etc. En cuanto al sector industrial,
se proponía el desarrollo de la industria
siderúrgica y la expansión de las ya existentes, en
los sectores metalúrgico y mecánico. También
se fijaba como objetivo la
expansión de ciertas industrias
básicas sustituidoras de importaciones,
tales como papel y celulosa,
química y
petroquímica.
Estos planes requerían la
concreción de importantes inversiones que aceleraran el
desarrollo de los sectores mencionados. La mayoría de las
propuestas de más largo plazo no llegaron a efectivizarse
en medidas de política económica.
En el corto plazo, el gobierno
estableció nuevas pautas cambiarias que permitieron la
existencia de sólo dos tipos de cambio, uno libre y uno
oficial. Se llevó a cabo una devaluación y se implementaron retenciones
móviles a las divisas
provenientes de las exportaciones de hasta un 25%, con lo cual el
tipo de cambio
efectivo para los productos
primarios se incrementó un 40% para la carne y más
de 200% en el caso de los cereales. Ocasionalmente se
recurrió al régimen de aforos para establecer el
precio al cual
debían liquidarse las exportaciones. Las importaciones de
bienes
esenciales se regían por el mercado oficial y
siguieron estando sujetas al régimen de permisos de
cambio. Este último sólo se flexibilizó en
lo atinente a productos de suma necesidad, los cuales
recibían un permiso automático. El resto de las
importaciones se canalizaban por el mercado libre de cambios. El
gobierno estableció un recargo para las importaciones,
administrado por el Banco Central,
como un modo de protección de la industria
local.
A principios de
1956 se iniciaron gestiones para el ingreso de la Argentina al
Fondo Monetario
Internacional y al Banco Mundial.
En febrero del mismo año se acordó un crédito
del Export-Import Bank por 60 millones de dólares a ser
destinados a la adquisición de equipos para una planta
siderúrgica, además se promovió la
industrialización de la Patagonia.
Se alcanzó el Acuerdo
Provisional de París con once países europeos a
mediados de 1956, por el que se fijaba un sistema
multilateral de comercio y
pagos con esos países basado en la transferibilidad y
arbitraje de
las diferentes monedas de los países adherentes. Las
mismas podían ser usadas indistintamente para realizar
pagos o cobros resultantes de las operaciones
comerciales entre dichos países y la Argentina. No
sólo aumentó fuertemente el endeudamiento externo
del país, sino que también fue imposible revertir
por este medio el crónico desequilibrio comercial con
Estados
Unidos.
Al suceder el general Aramburu a
Lonardi, se designó un nuevo ministro de Economía, Eugenio Blanco. Durante esta
última etapa, el gobierno suprimió los subsidios
que se daban al sector agropecuario a través del IAPI y
este organismo cesó en sus funciones. La
devaluación, quedó compensada por esta
supresión de los subsidios y por el establecimiento de
retenciones a las exportaciones.
Por otro lado, en 1956 se creó
el Instituto de Tecnología
Agropecuaria (INTA), con la intención de estimular el
crecimiento de la producción del sector agropecuario. De
todos modos, chocó contra las condiciones adversas que
presentaba el mercado internacional, en el que seguían
cayendo los precios de las exportaciones argentinas. Por eso el
gobierno debió recurrir a préstamos
externos.
El objetivo principal era bajar la
inflación, por lo que se decidió congelar los
salarios por un año lo cual, junto con una
reducción del gasto
público, permitió obtener un superávit
fiscal y contener la inflación hacia fines de 1957. Pero
la caída del salario real
obligó al año siguiente a autorizar aumentos
masivos que reactivaron la espiral inflacionaria.
Durante el gobierno de Aramburu se reabrió el
principal teatro
judío de Buenos Aires, se creó el Fondo Nacional de
las Artes. Siguiendo la política de proscripción
del peronismo, la dictadura militar
reprimió sistemáticamente la expresión de
las ideas de esa corriente política. De ese modo, fueron
clausuradas publicaciones como la revista "De
Frente" y el
periódico Palabra Argentina. En materia
universitaria, la Revolución Libertadora permitió
un régimen de autonomía universitaria, con
cogobierno estudiantil, con el pretexto de que las universidades
no podían permitir el acceso a la cátedra de
docentes
peronistas o ligados con el peronismo. Simultáneamente se
dejó de financiar la UON (Universidad
Obrera Nacional), que había sido creada durante el
gobierno de Perón, con el objetivo de organizarla como un
instituto de formación no universitario, pero los
estudiantes se sublevaron exigiendo el mismo reconocimiento que
las demás universidades, y comenzaron a denominarla
Universidad Tecnológica Nacional, nombre que se hizo
oficial en 1959.
En lo que respecta investigación científica, el
gobierno reorganizó el CONITYC, y lo renombró como
Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas
(CONICET).
El gobierno de
Frondizi
Perón había sido derrocado y exiliado en
Europa. En el
radicalismo las crisis estalló muy pronto y el posicionamiento
ante Perón había provocado la división del
partido e dos: la Unión Cívica Radical del Pueblo
(UCRP), dirigida por Ricardo Bablin e integrada por los radicales
más antiperonistas, que profundizaba un acercamiento con
Aramburu. Y la Unión Cívica Radical Intransigente
(UCRI), liderada por Arturo Frondizi, partidario de dialogar con
el peronismo y compartía algunas de sus ideologías.
Una división semejante tuvo lugar en el socialismo, en el
conservadorismo y entre los militares.
El gobierno militar buscaba una formula política
que permitiera gobernar al país sin el peronismo. De
éste modo se dejó sin vigencia la Constitución de 1949, y a través de
un decreto se restableció la de 1853. En 1957 se
convocó a elecciones para una Convención
Constituyente con el objeto de reformar la Constitución de
1853. Pero como no se permitió la participación del
peronismo; Perón instó a sus seguidores a votar en
blanco, lo que demostró el poder que
aún conservaba el peronismo, ya que votaron en blanco el
24% de los ciudadanos. Este hecho y las divisiones cada vez
mayores en el sector antiperonista determinaron que solo se
pudiera aprobar el artículo 14 bis, que establecía
los derechos
sociales.
En 1958 el gobierno militar convocó a elecciones
generales, pero se prohibió que el peronismo participara
con sus candidatos. Por lo que Frondizi estrechó contactos
con Perón a través de su delegado William Cooke y
logró su adhesión para la candidatura presidencial,
logrando así un amplio triunfo con el 44% de los votos.
Asumiendo a la presidencia el 1º de mayo de 1958, apoyado
por un conjunto de fuerzas muy diversas que abarcaban desde el
sector del radicalismo, que él lideraba, hasta el
peronismo y el comunismo.
Durante su gobierno debía resolver el agresivo
enfrentamiento entre peronistas y antiperonistas, enfrentar la
oposición de las Fuerzas Armadas y recuperar la
economía del país.
Inició su política económica
otorgando los aumentos salariales prometidos durante la
campaña electoral. Adoptó una estrategia de
flexibilidad monetaria y fiscal que produjo un aumento de la
oferta
monetaria y, consecuentemente ocasionó una crisis
inflacionaria agravada por el déficit de la balanza
comercial. En diciembre de 1958 nombró a Álvaro
Alsogaray como ministro de Economía y aplicó una
política de ajuste liberal, que logró detener la
inflación pero produjo un marcado deterioro de los
salarios. Incluso, la ocupación no aumentó y la
tasa de participación de la población ocupada descendió en un 2%
entre 1958 y 1961.
Asesorado por Rogelio Frigerio, adoptó una
política económica denominada "desarrollista", que
proponía una importante transformación del
país, con el objetivo de poder salir del subdesarrollo;
pretendía impulsar un crecimiento industrial acelerado que
abarcaba también a las industrias básicas. En el
impulso de las economías regionales para integrar la
economía nacional y la explotación intensiva de los
recursos
naturales. Para ello favoreció las inversiones
extranjeras en sectores clave como la producción de
automotores, la siderurgia, el
petróleo y le energía; a través de una
serie de leyes que
estimularon la radicación de capitales extranjeros.
Aplicó políticas
muy generosas con las inversiones foráneas, ya que les
permitía remitir libremente sus ganancias a los
países de origen; alejándose de su antigua postura
nacionalista.
Estos sectores crecieron de manera significativa,
mientras decaían otros antes dinámicos, como
textiles y electrodomésticos. A su vez, estableció
acuerdos con organismos financieros internacionales para combatir
la inflación.
Hacia fines de 1958 se sancionó la ley de promoción a las inversiones extranjeras,
cuyo fundamento básico proponía la reforma
agraria, la nacionalización de servicios
públicos, la energía y el transporte.
Negociaba constantemente con los militares y en octubre de 1958
acabó con el monopolio del
Estado sobre la enseñanza suprior, ya que permitió
la apertura de universidades privadas.
En el plano social, reestableció la CGT, y a
través de una ley de Asociaciones Profesionales
permitió la reorganización de grandes sindicatos.
Por intermedio de su gobierno buscaba integrar al peronismo a la
vida política y obtener su apoyo, pero al mismo tiempo
buscaba reducir la influencia de Perón.
Mientras Argentina se encontraba en una profunda crisis
política, la sociedad iba cambiando. Las nuevas
actividades económicas aumentaron la influencia de ciertos
sectores sociales e hicieron que surgieran nuevos.
El crecimiento industrial hizo que la clase trabajadora
creciera y que sus organizaciones
sindicales se fortalecieran. Resulto necesario establecer nuevos
acuerdos entre empresarios y trabajadores; además debido a
la modernización de la economía el papel decisivo
del sindicalismo
pasó a manos de quienes representaban a los obreros de las
nuevas industrias.
La legislación sindical del gobierno de Frondizi
retomó algunas características del peronismo,
permitiendo la existencia de grandes sindicatos únicos,
organizados de acuerdo a la rama de producción y agrupados
en uno sólo central. Estos organismos se ocuparon de
distinto tipo de actividades sociales, en especial de la salud, la recreación
y las actividades de turismo. Se convirtieron en
grupos muy influyentes, y como el peronismo estaba proscripto, se
transformaron no solo en la representación sindical de los
trabajadores, sino también política; y en el
principal sostén de éste movimiento
político.
Las empresas variaron sus hábitos de gestión
por la influencia de empresas extranjeras y se incorporó
un nuevo grupo social:
los ejecutivos, personas calificadas, especializadas en el manejo
de empresas. Del mismo modo, todos los grupos profesionales e
intelectuales
cobraron mayor importancia en la sociedad; y las antiguas
empresas familiares adoptaron una organización más moderna.
Los cambios en la
organización económica contribuyeron a mejorar
el nivel de vida de muchos sectores sociales, y les permitieron
adquirir nuevos productos. De esta forma se produjeron cambios
acelerados en los hábitos de consumo, y en
muchas costumbres de la sociedad, transformándose la
Argentina en una sociedad de consumo.
Frondizi se encontraba sujeto a una constante presión:
por un lado el peronismo, que le exigía retirar la
proscripción, y por otro las Fuerzas Armadas en las que
predominaban los sectores antiperonistas que le impedían
legalizar el peronismo y el retorno de Perón al
país. A su vez la UCRP era el principal partido de
oposición; y perdió el apoyo de gran parte de los
sectores intelectuales y juveniles que estaban en desacuerdo con
su política económica, que favorecía a
capitales extranjeros, y educativa, con la que se
favorecía la enseñanza privada.
El crecimiento de la economía entró, a
finales de 1961, en un nuevo ciclo recesivo: por un lado debido
al aumento de la inflación producido por algunos aumentos
salariales otorgados por Frondizi; y por otro, debido a las
enormes dificultades para afrontar la balanza de pagos, que se
agudizaron como consecuencia de la escasa cosecha de ese
año. El crecimiento de la deuda externa y la falta de
pagos llevaron al FMI a declarar al
país en incumplimientos de los acuerdos y a imponer una
serie de condicionamientos de carácter financiero. Se produjo de
ésta forma una caída de las reservas y de las
inversiones extranjeras. La crisis se profundizaba por la
inestabilidad política y por el retiro del apoyo a
Frondizi por parte de los militares y los sectores más
liberales.
Plan
Conintes
Frondizi, se desbocó de sus afirmaciones de
nacionalismo,
al firmar contrato con ocho
compañías petroleras extranjeras y desnacionalizar
al Frigorífico Lisandro de la Toree en 1959; hecho que
provoco un intento de "huelga
revolucionaria", promovida por Juan Borro y John William Coke, en
enero del mismo año.
Ante la creciente oposición de la clase obrera y
las violentas actividades de resistencia de los peronistas, el
Presidente Arturo Frondizi, quien era miembro de la UCRI
cedió a las presiones de los militares y declaro el estado de
sitio, el llamado PLAN CONINTES.
En este plan los acusados de terrorismo
eran pasados a la Jurisdicción militar, y Berisso, La
Plata y Ensenada, se declararon zonas militares.
Los sindicatos sufrieron "intervenciones" y muchos
huelguistas fueron detenidos. Los peronistas se sintieron
traicionados, ya que perón ayudo mucho a Frondizi para
llegar al poder.
Atrapado entre las oposiciones de los militares y las
presiones peronistas, para poder conservar su cargo Frondizi,
decidió traicionar al Movimiento Peronista, dándole
vía libre a las pretensiones de los mandatarios
militares.
Eran épocas confusas, donde aún
prevalecía la llamada "guerra
fría" entre EE.UU., y la URSS, y sus respectivos
aliados.
El golpe militar
de 1962
En 1962 para las elecciones de gobernadores, el gobierno
permitió que se presentaran candidatos peronistas, los
cuales ganaron en ocho de las catorce provincias. Ante esta
situación la presión militar fue insostenible, las
elecciones anuladas y tras un nuevo golpe de estado Frondizi fue
depuesto y detenido.
El golpe de estado de 1962 se produjo con el apoyo de
los sectores políticos contrarios al peronismo y al
desarrollismo. Formalmente el poder pasó a José
María Guido, presidente del Senado, pero en realidad lo
ejercía las Fuerzas armadas.
El ejercito se dividió en dos, por un lado: "Los
Colorados", que pretendían imponer un gobierno militar
hasta erradicar el peronismo y acabar con el poder de los
sindicatos peronistas. Por otro: "Los azules" que
proponían alejar las Fuerzas Armadas del gobierno directo,
para poder reestablecer la disciplina militar y evitar divisiones
internas. Se produjeron varios enfrentamientos entre septiembre
de 1962 y abril de 1963, que finalizaron con la victoria de "los
azules"; y su jefe Juan Carlos Onganía designado como
Comandante en Jefe del Ejercito.
En ésta época se produce una profunda
recesión, principalmente debido a la aplicación de
políticas antiinflacionarias, cuya consecuencias directas
fueron: el aumento del desempleo, la
caída del producto bruto
interno y fuerte retracción del consumo. La
participación del salario en el producto bruto
industrial siguió cayendo y entre 1958 y 1961
osciló entre el 35 y el 38 por ciento.
El gobierno de
Illia
Las Fuerzas armadas no podían gobernar a causa de
sus divisiones internas y el 7 de julio de 1963 convocaron a
elecciones; al peronismo se le prohibió presentar sus
candidatos; por lo que conjuntamente con el desarrollismo
llamaron a votar en blanco. Dadas las circunstancias, el triunfo
fue para la UCRP, pero el nuevo presidente, el Dr. Arturo Umberto
Illia llegaba a gobierno sólo con el 26% de los
votos.
El nuevo gobierno era partidario de la
participación activa del Estado en materia
económica, y reguló la actividad en algunas
áreas sosteniendo una política de control de
precios.
Arturo Illia asumió el 12 de octubre de 1963.
Eliminó las restricciones impuestas al peronismo, en un
acto conmemorativo que se realizó el 17 de octubre en la
Plaza Miserere. Del mismo modo se levantaron las restricciones
electorales, se permitió a participación del
peronismo en los comicios legislativos y se levantó la
prohibición impuesta al Partido Comunista; promulgando
penalidades contra la discriminación y la violencia
racial.
El primer año de gobierno resultó para la
economía relativamente favorable, después de la
crisis de 1962-63. Durante 1964 ascendió el producto bruto
industrial y se incrementaron las exportaciones, lo que produjo
un aumento de los salarios.
En junio del "64 se sanciona la Ley 16.459, del salario
mínimo, vital y móvil. Con los mismos objetivos se
sancionó la Ley de Abastecimiento, destinada a controlar
los precios de la canasta familiar y la fijación de montos
mínimos de jubilaciones y pensiones.
Illia era partidario de una moderada independencia
económica, y en ese sentido se anularon los contratos
petroleros del gobierno de Frondizi, por considerarlos
ilegítimos y dañosos a los derechos e intereses de
la Nación.
Esta decisión provocó grandes problemas con
el abastecimiento; lo que hizo necesario importar
combustible.
La política económica de éste
gobierno apuntó a resolver algunas cuestiones como: en
principio se aplicaron controles cambiarios sobre los movimientos
de capital, con
el objetivo de evitar el crecimiento de la deuda externa y de
tratar de eliminar el desequilibrio de la balanza de pagos que
resultó relativamente favorable.
La política económica de Illia
podría caracterizarse como levemente nacionalista y
estatista; generó una profunda oposición de los
grupos empresariales, específicamente por: la
anulación de los contratos petroleros, la polémica
desarrollada con el Banco Mundial por su injerencia en la
política económica de la empresa SEGBA
(Servicios
Eléctricos del Gran Buenos Aires); la ruptura de acuerdos
concertados con el FMI; la política de controles
cambiarios. Todas estas situaciones sumadas al control de
precios, la expansión monetaria, el salario mínimo,
vital y móvil; y la sanción de algunas leyes
sociales eran percibidas como ataques a las libertades de mercado
de las grandes corporaciones, como por ejemplo la Unión
Industrial Argentina y la Sociedad Rural, que unidas en la
Acción
Para la Defensa de la Libre Empresa (ACIEL)
atacaban sistemáticamente al gobierno.
Se produjo un sostenido crecimiento de las
exportaciones, que se vio favorecido por los buenos precios
internacionales, el excelente clima y un
relativo aumento de la productividad.
Los puntos más débiles de la
política económica del radicalismo se encontraban,
por un lado: en su postura ante las empresas del Estado, que se
centraba en el elevado déficit de las empresas estatales,
en especial de los ferrocarriles, como producto no sólo de
problemas de administración, sino también de los
desfasajes salariales, consecuencia de los constantes aumentos de
sueldo otorgados por el gobierno. El crecimiento del
déficit de las empresas era aprovechado por la
oposición liberal para intentar demostrar la ineficacia e
ineptitud por parte del gobierno. Y por otro: en su
relación ambigua con el sindicalismo que tenía
fuertes connotaciones políticas, ya que los planes
implementados por la CGT en 1964-65 con la consecuencia de
ocupaciones fabriles, huelgas y movilizaciones, que obligaban al
gobierno a conceder mucho mas de lo que estaba dispuesto y
generaban un clima de inestabilidad política, que tuvo un
papel importante a la hora de decidir por el general
Onganía para el golpe de estado.
En 1964 el sindicalismo adquiere un importante poder
político. La figura más significativa es Augusto
Timoteo Vandor, dirigente de la Unión Obrera
Metalúrgica, desde allí pretendían controlar
el peronismo.
Este sindicalismo burocrático que había
desplazadazo al gremialismo combativo desde marzo del "62 en los
cargos de conducción de la CGT. Desde este ligar
controlaban las finanzas, que
era el verdadero factor de poder. Fondos que provenían de
las cuotas sindicales de los afiliados y sus contribuciones
patronales. Esta clase dirigente mantenía buenas
relaciones con la patronal y gestionaba beneficios como las obras
sociales y hoteles para los
afiliados acrecentando de esa manera su poder. Además de
mantener la hegemonía en la CGT y las 62 organizaciones,
éste poder se extendió al terreno político a
través del aparato partidario del peronismo. En el "64 la
CGT organiza un plan de lucha que era un verdadero desafío
al gobierno de Illia, y a pesar de las concesiones otorgadas por
el gobierno continuaron con dicho plan. Su objetivo era pedir la
intervención del gobierno militar y derrocar al gobierno
de Illia.
La educación tuvo un
peso importante en el Presupuesto
Nacional, ya que entre 1963 y 1965 la participación
aumentó del 12 al 23%. En noviembre del "64 se pone en
marcha el Plan Nacional de Alfabetización, con el objetivo
de disminuir el analfabetismo.
En 1964 se sancionó la Ley de
Medicamentos, también conocida como la Ley de
Oñativia en homenaje al Ministro de Salud.
Establecía una política de precios y de control de
medicamentos, congelando los precios vigentes a fines de 1963,
fijaba límites
para los gastos de propaganda, a
la posibilidad de realizar pagos en el exterior en conceptos de
regalías y de compra de insumos.
La debilidad del gobierno se acentuaba por la cantidad
de sectores que se le oponían: las Fuerzas Armadas
rechazaban un gobierno al que consideraban débil y falto
de autoridad; los
sindicatos, dominados por el peronismo acentuaron su
oposición, y realizaron huelgas, ocupaciones de
fábricas; los empresarios que exigían una
política más favorable a sus inversiones; la
Iglesia que no
le perdonaba al radicalismo su apoyo a la escuela laica; y
las relaciones con Estados Unidos que eran tensas, ya que no
apoyaban su política de intervención en los
países latinoamericanos. Perón por su parte,
intentó regresar al país a través del
Operativo Retorno coordinado por Vandor en noviembre del "64,
pero el gobierno hizo detener su avión en Brasil.
A pesar del crecimiento
económico producido entre 1963 y 1966, se
generó una imagen de
gobierno lento, ineficaz e incapaz de frenar el proceso
inflacionario y de contener las demandas gremiales. A esa imagen
contribuían otros factores de importancia: como las
circunstancias anómalas en las que el gobierno
había resultado electo debido a la proscripción del
peronismo, hecho que indudablemente le quitaba legitimidad; la
conspiración de los partidos
políticos opositores; y la prensa, que a
través de revistas como Primera Plana y Confirmado que
sostenían que la única salida a la crisis que
atravesaba el país era un golpe militar.
El gobierno de
Onganía
Finalmente, el 28 de junio de 1966, el ejercito
derrocó al presidente Illia, y una junta militar se
arrogó la suma del poder público y convocó
para el cargo de presidente de facto al general retirado Juan
Carlos Onganía. El nuevo presidente denominó al
proceso iniciado como "Revolución Argentina" y no se
planteó límites temporales para su
gobierno.
El golpe del "66 fue indiferente para la mayor parte de
la sociedad, y no se proclamó como un gobierno
provisional, ya que las Fuerzas Armadas habían llegado a
la conclusión de que era necesario acabar con el conjunto
de los partidos políticos. Esta vez los militares no
asumieron el poder para desplazar a un gobierno y convocar a
nuevas elecciones, sino que proponían anular la vida
política por varios años. Se autoproclamaron
"Revolución Argentina", expresando de este modo que
querían producir cambios de fondo en la sociedad
argentina.
El nuevo gobierno concentró la actividad del
Estado al reducir a cinco el número de ministerios:
Interior, Economía y Trabajo,
Defensa, Bienestar Social y Relaciones Exteriores y
Culto.
Se crearon tres nuevos organismos: el CONADE (Consejo
Nacional de Desarrollo
Económico), el CONASE (Consejo Nacional de Seguridad), y el
CONACYT (Consejo Nacional de Ciencia y
Técnica).
Onganía recibió el apoyo de amplios
sectores de la sociedad, en primer lugar contó con la
adhesión de la prensa, que en los últimos
años venía actuando a favor del golpe y resultaba
un medio muy eficaz para lograr el consenso civil. También
contó con el apoyo del empresariado, organizado en
diversas corporaciones, como la Sociedad Rural Argentina, la
Unión Industrial Argentina, la Confederación
General Económica y ACIEL; impulsados por la
política estatista del gobierno radical. Sin embargo, el
respaldo más sorprendente provino desde las fuerzas
políticas, con excepción del radicalismo, el
Partido Comunista y el socialismo democrático, varias
agrupaciones políticas simpatizaron con el golpe y en
particular se destaca el peronismo.
La política del gobierno militar concentraba las
decisiones en grupos muy reducidos y minoritarios, y sectores
sociales cada vez más amplios quedaron excluidos de toda
forma de participación y se vieron perjudicaos por el
gobierno militar.
No sólo se reprimieron y persiguieron las
manifestaciones políticas e ideológicas, sino
también las expresiones culturales. Fue particularmente
importante la intervención de la Universidad, que mediante
la ley 16.192 perseguía el propósito de poner fin a
la autonomía universitaria.
Las universidades pasaron a depender directamente del
Ministerio del Interior, y antes la persistente resistencia de
los diversos claustros, el 29 de julio de 1966, la policía
irrumpió en la Universidad violando la autonomía.
El incidente se conoció como la Noche de los Bastones
Largos por la violenta represión ejercida por las fuerzas
policiales.
La censura alentada por la Iglesia, se propagó a
todos los ámbitos de la sociedad: la universidad, el
teatro y la prensa.
El orden y la censura también se manifestaron con
profunda firmeza en la política hacía el movimiento
obrero y los trabajadores en general. El cierre de
establecimientos industriales, la racionalización del
personal, el
deterioro salarial, se convirtieron en una constante del
régimen militar.
En agosto del "66 se sancionó la Ley de Arbitraje
Obligatorio, que prohibía continuar con cualquier conflicto no
arbitrado por el gobierno; como un medio para fortalecer el
control del gobierno.
El gobierno de Onganía definió su
orientación económica en diciembre del "66 al
nombrar a Krieger Vasena al frente del Ministerio de
Economía, quien tenía excelentes relaciones con las
empresas multinacionales y los grandes grupos
oligopólicos. En marzo del "67 dio a conocer su plan que
devaluó el peso el 40% y estableció un gravamen del
40% sobre las exportaciones agropecuarias con el fin de sanear
las cuentas fiscales.
Así mismo liberalizó el mercado de los cambios,
disminuyó los gravámenes para la importación
y aplicó ciertas medidas que tendían al saneamiento
económico.
Unos de los principales objetivos de Vasena era la
estabilización, para lo que aplicó una serie de
políticas con las que apuntaba a reducir la
inflación tratando de evitar las secuelas de
recesión y apelando a la promoción de la competencia, la
eficiencia y
la inversión de capitales extranjeros. Tras otorgar un
aumento salarial del 15%, se suspendieron las convenciones
colectivas de trabajo y se congelaron los salarios.
Simultáneamente se celebró un acuerdo con las
empresas más importantes, que se comprometieron a congelar
el precio de los productos. Lo mismo sucedió con los
combustibles y las tarifas de los servicios
públicos.
El Estado tuvo un rol central en ésta estrategia,
no sólo a través del establecimiento de pautas,
sino también interviniendo activamente en la
inversión de grande infraestructuras. La red vial pavimentada
avanzó significativamente en distintas zonas del
país.
Hacia los primeros meses del "69 la construcción mostraba un importante
crecimiento del 59%. La agricultura se
había estancado, pero el sector industrial había
experimentado un significativo crecimiento del 20%,
principalmente en la siderurgia y en la química que en las
industrias tradicionales.
La inflación había descendido a menos del
10% anual. El PBI creció de manera notable. Más
allá del desempleo ocasionado con la
racionalización y los cambios en la industria, la desocupación no aumentó.
Los mayores beneficios se concentraron en un
pequeño sector representado por la burguesía
vinculada al sector financiero, a la construcción y al
segmento más concentrado de la industria. El sector
perjudicado era amplio y variado: los trabajadores asalariados,
perjudicados por el congelamiento de sus sueldos; los obreros
desplazados por la racionalización; los empresarios
nacionales afectados por el excesivo peso del capital
trasnacional y los sectores rurales perjudicados por las
retenciones a las exportaciones.
La característica económica de la
época estuvo dada por el desequilibrio entre importaciones
y exportaciones, la pérdida de reservas monetarias, la
aceleración de la tasa inflacionaria y el aumento de los
precios y la disminución de los salarios.
El gobierno de Onganía pretendió asegurar
el orden impidiendo la vida política. La aparente calma
que el gobierno militar había impuesto en 1966,
llegó impetuosamente a su fin en 29 de mayo de 1969,
cuando una rebelión popular sacudió a
Córdoba y al régimen de Onganía. La ciudad
era el punto industrial más dinámico del interior y
su Universidad era una de las más importantes. En los
días previos el clima había sido muy tenso, ya que
las huelgas y asambleas fabriles se habían sumado a las
manifestaciones callejeras de los estudiantes contra la
represión que en otras provincias había ocasionado
varías muertes. El 29 de mayo, la huelga y la
movilización general contaron con una gran
adhesión, en particular por parte de los empleados de las
plantas
automotrices y los estudiantes universitarios. Los manifestantes
con la simpatía de la población forzaron a la
policía a retirarse y se adueñaron de las calles
hasta que el ejército ocupó la ciudad. La jornada
produjo grandes destrozos decenas de muertos y gran cantidad de
detenidos.
El "Cordobazo", como se denominó a éste
día, inició la crisis del orden autoritario
impuesto por el gobierno de Onganía. En la rebelión
participaron conjuntamente sectores muy diferentes; trabajadores
y estudiantes, que desde 1945 estaban enfrentados fueron sus
principales protagonistas. A su vez, participaron agrupaciones
políticas de muy diverso origen: peronistas, radicales, de
izquierda y pertenecientes al catolicismo.
Los diferentes grupos de la sociedad expresaban reclamos
muy distintos, pero todos apuntaban al autoritarismo militar. A
su vez puso de manifiesto que el movimiento sindical
también estaba cambiando. Hasta entonces la CGT se
encontraba dividida en dos centrales obreras con orientaciones
opuestas, por un lado: la CGT nacional y de los sindicatos
más importantes que habían adoptado una
política conocida como "participacionismo", que buscaba
lograr acuerdos con el gobierno militar. Por otro: "la CGT de los
argentinos", que agrupaba sindicatos menores y a un conjunto de
agrupaciones peronistas, radicales, católicas y de
izquierda que se oponían al gobierno militar y a la CGT
nacional. A partir del "Cordobazo" y de la crisis del gobierno
militar, la CGT nacional paso a oponerse al gobierno.
En muchos centros fabriles de Córdoba,
comenzó a surgir una nueva tendencia sindical de
izquierdista, el "clasismo", que buscaba apartar a los
trabajadores de su adhesión al peronismo. Al mismo tiempo,
se da un nuevo fenómeno en el panorama político: la
aparición de grupos que buscaban llegar al poder por
métodos
violentos y producir una transformación revolucionaria de
la sociedad.
A partir del "Cordobazo" el país vivió una
ola de movilizaciones sociales y protestas de todo tipo. En el
ámbito laboral, se incrementaron las huelgas y
creció la influencia del sindicalismo. Pero las
movilizaciones abarcaron también a otros sectores de la
sociedad, en especial a los estudiantes.
Conjuntamente con la protesta social, la
utilización de violencia se convirtió en un
fenómeno cada vez más frecuente. Su
manifestación más extrema fue el surgimiento de la
guerrilla: una serie de grupos armados que actuaban
clandestinamente y buscaban acceder al poder mediante acciones
terroristas. Los más importantes fueron los Montoneros y
el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP); con
métodos semejantes, pero orientación distinta.
Compartían la idea de que la revolución social era
necesaria e inmediata. Los montoneros se identificaban con el
peronismo y buscaban el regreso de Perón; mientras que la
ERP no aceptaba su regreso y proponía una
revolución socialista.
Los sectores juveniles se veían influenciados por
los sectores mundiales, en especial por le Revolución
Cubana. La figura de Ernesto "Che" Guevara fue muy
importante, y muchísimos grupos la adoptaron como su
símbolo. La década de los "60 se caracterizó
a nivel mundial como un repudio juvenil a la
autoridad.
Después del "Cordobazo", los partidos
políticos reiniciaron su actividad y comenzaron a reclamar
la convocatoria a elecciones; paralelamente la violencia se
incrementaba.
Mayo
francés
Todo se inició
cuando se produjeron una serie de huelgas estudiantiles en varias
universidades e institutos de Paris, seguidos enfrentamientos con
la universidad y la policía. El intento de la
administración de Charles de Gaulle, presidente
francés, de parar las huelgas mediante una mayor carga
policial sólo contribuyó a encender los
ánimos de los estudiantes, que protagonizaron batallas
campales contra la policía en el Barrio Latino y, una
huelga general de estudiantes y huelgas diversas colaboradas por
diez millones de trabajadores en todo el territorio
francés.
Las protestas llegaron a tal punto que De Gaulle
disolvió la Asamblea Nacional y se celebraron elecciones
parlamentarias anticipadas el 23 de junio de 1968.
La primera reclamación de los estudiantes fue que
se les permitiera acceder a los dormitorios de las mujeres en las
universidades, acceso que no estaba permitido por las normas sociales
de la época. Al principio el movimiento surgió como
respuesta estudiantil a la represión policial, pero en
poco tiempo los trabajadores iniciaron fuertes huelgas que
paralizaron el país, en las cuales, el principal promotor
fue la CGT, referente sindical del Partido Comunista
Francés. A medida que el movimiento se fue radicalizando,
la CGT y el Partido Comunista Francés se fueron
distanciando del movimiento.
El gobierno se encontraba, en ese punto, al borde del
colapso, pero la situación revolucionaria se
evaporó tan rápido como había surgido. Los
trabajadores, después de haber conseguido importantes
mejoras salariales, volvieron al trabajo, a petición de la
Confederación General del Trabajo, sindicato
izquierdista, y del Partido Comunista Francés.
El ocaso del
gobierno militar
El 8 de junio de 1970 Onganía fue desplazado por
los jefes militares, que en su lugar designaron al general
Roberto Marcelo Levingston, quien intento reanimar el proyecto de la
"Revolución Argentina", pero su situación era ya
irremediable.
El proceso del de la economía se acentuó
durante su gobierno. Designó al radical Aldo Ferrer como
Ministro de Economía. Sin embargo, su intento por imponer
una política más distribucionista fracasó
rápidamente
La protesta social se acentuó. Los
enfrentamientos callejeros entre manifestantes y fuerzas de
seguridad se generalizaron y se produjeron hechos similares al
"Cordobazo" en otras provincias.
La actividad guerrillera aumentaba, y los atentados eran
cada vez más audaces y violentos. Los partidos
políticos recuperaron la iniciativa y por primera vez, se
reunieron todos para redactar un documento conocido como "La Hora
del Pueblo", a través del cual reclamaban la
realización de elecciones libres y sin
proscripciones.
Una nueva rebelión en Córdoba, ocurrida en
marzo de 1971 y protagonizada por los trabajadores
mecánicos, volvió a acelerar los acontecimientos y
se produjo un nuevo golpe de Estado. Levingston fue sustituido
por el jefe del Ejército, el general Alejandro
Agustín Lanusse, quien decidió dar por terminada la
llamada "Revolución Argentina" iniciada en 1966, y
anunció la próxima convocatoria a
elecciones.
La situación económica siguió
siendo desfavorable; convencido de que la situación
económica no mejoraría hasta llegar a un acuerdo
político entre los diferentes sectores, el rumbo se
descontroló casi por completo: inflación
incontenible, caída del salario real, fuga de divisas,
desempleo, fueron algunas de las características
sobresalientes de la época
El objetivo de Lanusse era lograr un acuerdo entre los
partidos políticos y las Fuerzas Armadas.
Simultáneamente, se reformó la Constitución
por decreto, estableciendo que si en la primera elección
ningún candidato obtenía más del 50% de los
votos, habría una nueva elección entre los dos
más votados; esta medida fue realizada con el objetivo de
evitar el triunfo peronista, tratando de que en la segunda vuelta
electoral gran parte del electorado apoyara al candidato no
peronista.
Perón, desde el exilio, se dedicó a
completar el aislamiento del gobierno militar y debilitarlo al
máximo; para ello alentaba a todas las fuerzas que se le
acercaban.
El 17 de noviembre de 1972, Perón regresó
al país. Conformó, con otros partidos, el Frente
Justicialista de Liberación (FREJULI), proclamó la
candidatura de su delegado personal, Héctor José
Cámpora, y regresó a España.
El regreso del
peronismo al gobierno
En las elecciones del 11 de marzo de 1973, el FREJULI
triunfó, a pesar de haber obtenido el 49.5% de los votos.
El 25 de mayo, Cámpora asumió la presidencia, y
volvió así el peronismo al gobierno.
La imagen de Perón y el peronismo habían
cambiado. Prácticamente, todos los sectores sociales
aceptaban que Perón regresara definitivamente al
país y lo reconocían como un actor válido e
imprescindible e la política argentina. Los partidos
políticos estaban de acuerdo con iniciar una etapa en la
que no hubiera más proscripciones.
Sectores muy amplios y diversos apoyaban al peronismo,
en el que se encontraban grupos que tenían proyectos y
objetivos opuestos.
Por un lado, estaban los sectores que tradicionalmente
habían apoyado al peronismo, que esperaban que el gobierno
pasara rápidamente de las manos de Cámpora a las de
Perón. Representaban la mayoría de los
políticos peronistas, y sobretodo de los dirigentes
sindicalistas. Estos sectores se denominaban "ortodoxos" para
destacar su fidelidad a los principios tradicionales del
peronismo. Por otro lado, estaban los grupos juveniles que
representaban el sector más dinámico de la
campaña. Era un conglomerado de grupos diferentes que
conformaron la llamada "tendencia revolucionaria", que
rápidamente paso a estar dirigida por los Montoneros;
estos grupos pensaban que el gobierno de Cámpora
debía ser el primer paso de un gobierno
revolucionario.
Los ortodoxos buscaban conformar la "patria peronista",
mientras que los revolucionarios pretendían lograr la
"patria socialista".
La paz y la estabilidad no eran las únicas
esperanzas que había; gran parte de la sociedad aspiraba a
cambios sociales profundos. La mayoría de los partidos
políticos incluían en sus plataformas electorales
propuestas para reformar el sistema económico y social.
Estas ideas de cambio social se encontraban difundidas
principalmente entre los sectores juveniles y
estudiantiles.
A su vez la gran mayoría de los trabajadores eran
peronistas, y tenían la esperanza de que un gobierno
peronista significara prosperidad y justicia social.
La ola de huelgas que había sacudido muchas
provincias a partir de 1973, se había extendido al Gran
Buenos Aires.
El regreso del peronismo al gobierno implicaba
aspiraciones y expectativas muy diferentes para los diversos
sectores de la sociedad, que se expresaban en proyectos
enfrentados dentro del peronismo.
Los enfrentamientos entre las dos tendencias aumentaron
después de que Cámpora asumió el gobierno.
La complejidad mayor del panorama político radicaba en la
incapacidad de los diferentes sectores por establecer normas para
una convivencia pacífica de resolución de los
conflictos.
Durante su breve gobierno, entre mayo y julio de "73, se
produjeron una serie de movilizaciones sociales y
políticas de varios sectores en todo el país. A
pesar de que el gobierno había sancionado la Ley de
Amnistía que liberó a varios guerrilleros de las
cárceles, el ERP anunció continuar con la lucha
armada hasta la conquista
definitiva del poder.
El gobierno de Cámpora se caracterizó no
sólo por la lucha hacia el interior del peronismo, sino
también por un convulsionado clima social en el que se
sucedían las tomas de fábricas y reparticiones
públicas. Intentó equilibrar las fuerzas en pugna y
formó un gabinete con hombres con diversas posturas
ideológicas dentro del movimiento.
Su gobierno fue ambiguo y estuvo marcado por el Programa
de Reconstrucción y Liberación Nacional, que estaba
determinado por la política económica
intervensionista del ministro José Ber Gelbard, que
había formulado un pacto social producto del acuerdo entre
la CGT y la CGE. En cuanto a política externa, se
planteó una estrategia basada en una mayor independencia
con respecto a Estados Unidos y una apertura hacia el mundo
socialista, en especial Cuba, Vietnam
y China.
Juan Domingo Perón regresó al país
el 20 de junio de 1973, en un operativo controlado por los
sectores más derechistas, encabezados por López
Rega, Norma Kennedy o el coronel Osinde. Ese día en Ezeiza
se realizó un acto para recibirlo, se reconocían
los rasgos que habían marcado al peronismo en 1945: la
presencia popular masiva, el protagonismo de los sindicatos y las
proclamas de lealtad al líder; pero también
podían reconocerse los nuevos componentes que el peronismo
presentaba en 1973: preponderancia juvenil en las movilizaciones
y la ocupación de organizaciones armadas. En ese
día la violencia estalló entre las fuerzas que
apoyaban a Perón y que pugnaban por el control del
movimiento peronista, produciendo más de una decena de
muertos y una multitud de heridos.
El enfrentamiento entre las divisiones internas del
peronismo, puso de manifiesto que éstas eran
irreconciliables. Perón optó por los grupos
ortodoxos y comenzó su conflicto con los revolucionarios y
los Montoneros. El 13 de julio, el presidente Cámpora y el
vice Vicente Solano Lima debieron renunciar a sus cargos; y
asumió el gobierno de forma provisoria el presidente de la
Cámara de Diputados, Raúl Lastiri, que tenía
dos objetivos: alejar del gobierno a los representantes de
izquierda y convocar a elecciones para acelerar la llegada de
Perón a la Casa Rosada.
Perón eligió que en la formula lo
acompañara su esposa, María Estela Martínez,
conocida como "Isabel", favoreciéndose de ésta
forma el sector ortodoxo. En las elecciones del 23 de septiembre,
la fórmula Juan D. Perón-María E.
Martínez de Perón, obtuvo casi el 62% de los
votos.
EL 12 de octubre, Perón inició su tercer
gobierno, llegó al poder con una gran adhesión
popular e incluso tenía la aceptación de sectores
con los que había estado enfrentado.
Fundó su estrategia política en la
convivencia con los partidos políticos; en el pacto
social, es decir en la búsqueda de acuerdos entre
empresarios y sindicatos para contener la inflación y
mantener los salarios; y en la reorientación del
movimiento justicialista. El primer aspecto no presentó
grandes inconvenientes, pero los otros dos, se convirtieron en
las dos grandes cuestiones de su gobierno que no serían
resueltas satisfactoriamente.
El pacto social era desbordado, ya que no alcanzaba a
contener los reclamos salariales y de mejores condiciones de
trabajo. Perón se propuso, desde un primer momento,
consolidar la estructura de
poder en la CGT. En noviembre de 1973 impulsó la Ley de
Asociaciones Profesionales, que reforzó el control de la
dirigencia sindical sobre el movimiento obrero.
El Estado realizó importantes inversiones en las
obras sociales y aumentó de manera considerable la
cantidad de empleados públicos en sus distintas empresas.
Si bien se logró activar rápidamente la
economía interna a partir del mayor consumo de los
beneficiados, el déficit estatal creció
rápidamente.
Se incentivó las exportaciones de carácter
no tradicional, industrial, con la participación activa
del Estado, favoreciendo por medio de créditos y
estímulos a las empresas implicadas en el proceso
exportador; para lo que se creó la Corporación de
Empresas Nacionales con el objeto de controlar y racionalizar su
funcionamiento. También se puso énfasis la exportación de productos agrícolas,
ya que la apertura de nuevos mercados:
Unión Soviética y los buenos precios
internacionales favorecerían al Estado.
Ante todo debía resolver la disputa interna del
peronismo, cada vez más violenta. Se apoyó
firmemente en el sector ortodoxo, y en especial, en la CGT,
desplazando del gobierno a los sectores juveniles y a los
Montoneros. De esta manera los enfrentamientos entre las dos
tendencias del peronismo se acrecentaron. Así el 1º
de mayo del "74, Perón se enfrentó directamente con
los Montoneros y la Juventud
Peronista. Ese mismo mes, la rama juvenil fue excluida del
Consejo Superior.
Por otra parte intentaba frenar al grupo ERP,
declarándolo ilegal y persiguiendo a lo medios de
prensa que publicaran su comunicados o informaran de sus
acciones; así el 14 de marzo era clausurado el diario El
Mundo.
En marzo del "74, el ascenso del precio del petróleo dispuesto por la OPEP
incrementó los precios de importación, se
cerró el Mercado Común Europeo a las carnes
argentinas y empezó a repuntar la inflación, como
consecuencia del aumento del consumo, y la evidente falta de
inversión privada.
Cuando Perón falleció, el 1º de julio
de 1974, el gobierno quedó en manos de su esposa. Aunque,
en realidad era controlado por José López Rega, que
encabezaba el sector ortodoxo y había conformado una
organización armada secreta, la Alianza Anticomunista
Argentina, conocida como la "Triple A", encargada de diseminar a
opositores y disidentes; que persiguió y asesinó a
decenas de políticos, intelectuales, periodistas y
sindicalistas. Durante los primeros meses se fortalecieron
paralelamente tanto el poder de López Rega, como el del
sindicalismo hegemonizado por las 62 Organizaciones.
Los Montoneros proclamaron que pasaban a formas de
acción secretas e ilegales, y atacaron públicamente
al gobierno. El ERP, organizó una guerrilla rural en
Tucumán, con la intensión de crear un foco
guerrillero que luego se extendiera a todo el país. El
gobierno ordenó a las Fuerzas Armadas aniquilar a los
grupos guerrilleros; pero la represión se dirigió
no sólo contra los grupos armados, sino contra todos los
grupos opositores.
El gobierno de "Isabel" Perón era cada vez
más débil; dominado por López Rega,
abandonó el Pacto Social y los acuerdos con los partidos
de oposición. Los grupos guerrilleros respondían
con mayor cantidad de atentados y la Triple A, actuaba sin que el
gobierno lo impidiese. La violencia era una constante; y la
crisis política empujó a la crisis
económica. En junio de 1975 asumía como ministro de
Economía Celestino Rodrigo, que cambió
drásticamente el rumbo devaluando la moneda un 100 por
ciento, estableciendo tarifas superiores a ese porcentual en
servicios públicos y, recompensando con la
eliminación de los controles de precios sobre el sector
privado. Este breve proceso conocido como el "Rodrigazo",
ocasionó una importante estampida de precios y salarios,
la emisión monetaria desmedida, las corridas por el
dólar y el sistema de indexación; el gobierno
adoptó medidas que afectaron el nivel de vida de los
trabajadores y se negaba a reconocer los convenios laborales que
habían obtenido los sindicatos. De esta manera el gobierno
se enfrentaba con su principal apoyo; las movilizaciones a Plaza
de Mayo organizadas por la Unión Obrera Metalúrgica
y la decisión de la CGT de organizar un paro general
el 7 de julio marcaban la ruptura de la CGT con el
gobierno.
La principal consecuencia de la política
económica de la época fue la recesión
generalizada, reflejada en el descontrol de precios, el deterioro
del salario, la disminución del PBI. Por otro lado, la
caída de las exportaciones, y el aumento de las
importaciones produjeron durante 1975 un déficit en la
balanza comercial superior a las 900 millones de
dólares.
En medio de este clima de inestabilidad política
y social, la mayoría de las entidades empresariales como:
la Sociedad Rural Argentina, las Confederaciones Rurales
Argentinas, las cámaras de Comercio y de la
Construcción conformaron la Asamblea Permanente de
Entidades Empresariales (APEGE), que a través de paros
sectoriales desestabilizaron y debilitaron cada vez más al
gobierno. A fines del "75 se intentó rehabilitar el pacto
social a través de una tregua denominada Acta de
Concertación Social Dinámica, con la participación de la
CGT, la CGE y el gobierno, pero resultó un absoluto
fracaso.
La crisis era permanente. Los intentos en el Congreso
por desplazar a la Presidente mediante un juicio político
o las negociaciones para que renunciara fueron un fracaso. Era
evidente que un nuevo golpe de Estado se produciría, y
muchos sectores lo reclamaban a través de los medios de
comunicación. En diciembre del "75 hubo un intento de
golpe de Estado, por parte de un grupo de las Fuerzas Armadas,
pero no contó con el apoyo suficiente.
El 24 de marzo de 1976, los jefes de las Fuerzas Armadas
acabaron con el gobierno peronista, y volvían a las
fuerzas sin encontrar resistencia, y contando con el apoyo de
gran parte de la población. Isabel fue detenida y
trasladada a Neuquén; el nuevo presidente de facto era el
Teniente Gral. Jorge Rafael Videla, que dispuso que la Armada, el
Ejército y la Fuerza
Aérea compondrían el futuro gobierno con igual
participación. Comenzó así el
autodenominado: "Proceso de Reorganización
Nacional".
José Martínez de Hoz fue designado
Ministro de Economía, y el 2 de abril anunció su
plan para contener la inflación, detener la
especulación y estimular las inversiones
extranjeras.
Secuestro de los
Montoneros a Aramburu
Una vez que asumió la presidencia Héctor
José Cámpora, sus acciones se dirigían a la
instauración en la Argentina de un sistema
político que denominaban "Socialismo Nacional", al que
consideraban como la evolución histórica natural del
peronismo. Fue considerada como organización terrorista
por el gobierno de María Estela Martínez de
Perón.
Durante los primeros años de su existencia
recibieron el apoyo del General Perón y de buena parte del
Movimiento Peronista, a partir del primero de mayo de 1974, sus
acciones ocasionaron el rechazo por parte del mismo líder
y de los sectores sindicales y políticos del peronismo
leal, llevándolo a un progresivo aislamiento y a decidir
su pase a la reserva, para ser aniquilado por la dictadura
militar que derrocó a la viuda de Perón,
María Estela Martínez, el 24 de marzo de
1976.
La organización Montoneros se presentó
ante la sociedad el 1° de junio de 1970 mediante un
comunicado referido al secuestro y
asesinato del general Pedro Eugenio Aramburu.
El secuestro se había realizado el 29 de mayo,
cuando militantes de un autodenominado "Comando General Juan
José Valle de la Organización Montoneros" vestidos
como oficiales del Ejército lo sacaron en su departamento
haciéndole creer que le brindarían custodia.
Aramburu fue llevado por la fuerza a una chacra de la localidad
de Timote, provincia de Buenos Aires y luego de un "juicio
revolucionario" en que no tuvo posibilidad de defensa y estaba
decidido de antemano, fue acusado por traición a la
patria, por los fusilamientos de civiles en los basurales de
José León Suárez, por el del General Juan
José Valle y otros militares, y por la desaparición
del cadáver de Evita y finalmente asesinado por Fernando
Abal Medina en el sótano de la mencionada
chacra.
Conclusión
Estas dos décadas analizadas, se caracterizaron
por un permanente cambio, siendo la inestabilidad y el caos las
características dominantes. Para intentar comprender esta
rauda sucesión de conflictos, debemos considerar que el
país no pudo encontrar una fórmula política
estable. La crisis permanente llevó a la división
no solo de peronistas y antiperonistas, civiles y militares sino,
que involucró a todos los partidos políticos que se
desprestigiaron ante la población. En pocos años,
se había estado bajo gobiernos ilegales surgidos de golpes
de Estado o bajo gobiernos legales pero ilegítimos, puesto
que habían logrado su triunfo impidiendo la
participación de amplios sectores de la sociedad. La
utilización de la fuerza en la política se
había hecho frecuente y cada vez más
habitual.
Estas circunstancias hicieron que, gran parte de la
sociedad mantuviera un descreimiento hacia la democracia.
Muchos sectores, comenzaron a considerar que esta, era la causa
de las divisiones y enfrentamientos; otros, la rechazaban porque
no estaban incluidos en ella; y otros, creían que la
democracia era un sistema incapaz de generar soluciones de
fondo. Todo esto, posibilitaba que, las Fuerzas Armadas
intervinieran en la vida política como si se trataran de
otro partido y esto era admitido por la sociedad de manera
mayoritaria, incluso por las fuerzas políticas.
Quienes habían creído, que la
"Revolución Libertadora" iba a terminar con el peronismo,
concluyeron que este continuaba vivo; Los que tuvieron la
esperanza que con Frondizi se iniciaría un prolongado
régimen constitucional que superaría los
enfrentamientos, vieron fracasar sus esperanzas ante el
crecimiento del abismo existente entre peronistas y
antiperonistas, y civiles y militares, que no solo no fueron
superados, sino que terminaron con el gobierno civil
electo.
La protesta social se acentuó. Los
enfrentamientos callejeros entre manifestantes y fuerzas
generalizan hechos parecidos al "Cordobazo" en otras provincias e
incluso se incorporaron nuevas formas de protesta, como las
ocupaciones fabriles, e incluso la toma de rehenes, entre otros.
Un alto grado de violencia presente en la protesta se relacionaba
directamente a la ilegitimidad política y a los
métodos represivos aplicados. La actividad guerrillera
aumentaba; y si para 1970 los grupos armados habían
realizado unos 300 atentados, un año después este
número se había duplicado y eran cada vez
más audaces y violentos. Los partidos políticos
recuperaron la iniciativa y, por primera vez, todos se unieron
para redactar un documento conocido como La Hora del Pueblo. El
conflicto con el gobierno militar pasaba así a primer
plano, y partidos políticos que en los últimos
años habían sido enemigos, reclamaban conjuntamente
la realización de elecciones libres y sin
proscripciones.
Perón desde su exilio buscaba debilitar al
gobierno militar, alentando todas las fuerzas que se le
acercaban. En noviembre de 1972 regresa al país, conforma
el FREJULI (Frente Justicialista de Liberación)
conjuntamente con otros partidos, y proclamó la
candidatura de su delegado personal Héctor José
Cámpora, que el 13 de julio renuncia, por lo que se
llamó nuevamente a elecciones, resultando Perón
electo presidente de la nación por tercera vez, tras 18
años de exilio, periodo que no pudo completar a causa de
su fallecimiento el 1° de julio de 1974, en ejercicio de la
presidencia, sucediéndolo su viuda Estela Martínez
de Perón, quien fue depuesta por un golpe militar el 24 de
marzo de 1976 que dio origen al autodenominado Proceso de
reorganización Nacional, y que la mantuvo detenida
ilegalmente por varios años. El nuevo presidente de facto
era Teniente Gral. Jorge Rafael Videla.
Bibliografía
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edición– Buenos Aires. Sudamericana, 2006. 526p. Nueva
Historia ArgentinaRevista VIVA, del diario clarín. Domingo
07/06/2009.Revista VIVA. Del diario clarín. Domingo
13/06/2009.
Autora:
Paula Gregorio
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