La disentería hemorrágica porcina: Elementos para su diagnóstico y control
- Desarrollo
- Etiología
- Epidemiología
- Patogenia
- Lesiones
- Profilaxis
- Inmunidad
- Diagnóstico
- Control y
tratamiento de la enfermedad - Discusión
bibliográfica del autor - Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
Es comúnmente aceptado que la sanidad es un de los
principales factores limitantes en la producción porcina. Se han realizado
numerosas experiencias en las que se han comparado los resultados
técnico – económicos de cerdos de genotipos
similares criados en las mismas condiciones pero con distinto
estatus sanitario y resulta evidente en todas ellas la mejora de
los rendimientos en los grupos animales
más sanos (especialmente en lo referente a datos de Ganancia
Media Diaria e Índices de Conversión de Pienso); a
parte de estos beneficios, hay que añadir otros derivados
del ahorro de
medicamentos, disminución de la mortalidad, menor
necesidad de de mano de obra empleada en tratamientos,
reducción de los riesgos de
aparición de residuos. Siguiendo las políticas
sanitarias basadas en reducción de orígenes por
cebadero del porcentaje de lechones de producción propia
con el fin fundamental de controlar la calidad sanitaria
de los mismos.
Ahora bien, para buscar "animales más limpios" a
cualquier precio, o
bien, si hay patógenos con los que se puede "convivir" de
una manera razonable. En base a este principio se puede estimar
la importancia económica que tiene un patógeno para
la producción y relacionarlo con la facilidad o dificultad
de su eliminación.
Así se puede nombrar que hay enfermedades con gran
impacto económico y cuya eliminación es
posible:
Enfermedad de Aujeszky.
Sarna.
Disentería Hemorrágica Porcina, etc.
El objetivo de
este documento es conocer la situación mas actualizada de
los criterios internacionales y nacionales para que sirvan de
base a desempeños exitosos en el estudio, enfrentamiento y
evolución de la enfermedad en nuestras
condiciones
Desarrollo
La Disentería Hemorrágica Porcina (DHP), fue
descrita en 1921 por Whiting, Doyle y Spray en Indiana Estados Unidos.
Se consideró en principio causada por un vibrio y ya en
1969 Miguel Tesouro adelantaba la hipótesis de una causalidad por
espiroquetas y más tarde en 1972 fue confirmado como
agente causal el Treponema hyodysenteriae.
Posteriormente estas espiroquetas han sido reclasificadas en el
género
Serpulina hyodysenteriae y finalmente Brachyspira
hyodysenteriae (6, 11, 17, 56, 45, 46, 47).
El cerdo es el hospedero natural de estas espiroquetas y
única especie sensible (17, 56, 45, 46) aunque se han
hecho aislamientos ocasionales en aves, perros y ratones
(6, 17) Estos huéspedes secundarios no son el origen de la
enfermedad en una granja pero si contribuyen a difundirla entre
naves, sobre todo las ratas y ratones (excretan las espiroquetas
hasta 180 días en las heces fecales) (6, 17)
La principal fuente de infección son los cerdos
enfermos y portadores que pueden tener cuadro clínico o
ser asintomático (10, 32)
Esta enfermedad tiene una distribución mundial (6, 15, 47, 48).
Históricamente, se describe que en muchos países
están infectados, según datos estadísticos
de www.ergomix.com del 30 al 40 % de las granjas porcinas. El
aumento de tamaño de las explotaciones, la
concentración de las mismas, la reposición de
cerdas portadoras, los fallos en las medidas de Bioseguridad, la
retirada de promotores del crecimiento y a la restricción
del uso de antibióticos en el cerdo son factores que
contribuyen a que en estos momentos se diagnostique DHP con mayor
frecuencia (6, 10)
La DHP es una de las enfermedades económicamente
más grave en la producción porcina (26, 43). Cuando
una granja se infecta, sino se efectúa un tratamiento
inmediato la morbilidad se sitúa entorno al 90% y la
mortalidad puede superar el 50%. La enfermedad ejerce un efecto
pernicioso sobre la ganancia diaria de peso (0,374 g de
pérdida diaria) y la conversión del alimento
(deterioro de 0,350 g en el individuo)
(42). La presencia de esta enfermedad en una granja exige
además unos gastos de
control muy
elevados y que pesan durante años en el rendimiento
económico. Entre unos y otros, la disentería
origina un aumento del costo de
producción que puede llegar a superar el 20%. (6)
Etiología
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