- Prefacio
- ¿Libertad
democrática a escala continental? - El
dilema de la democracia moderna - Cómo perdió
su voz Gran Bretaña - Por
qué son importantes las
constituciones - Tres
formas de Estado - La
creación de una clase política
abierta - Europa y el mercado
global - Europa y Estados
Unidos - Europa, la Cristiandad y
el Islam - La
moderación política y la diversidad social en
Europa: el futuro - Conclusión
LARRY SIEDENTOP
RECESIÓN
Prefacio
Larry Siedentop se plantea este libro haciendo
una comparación entre la creación de la Constitución de Estados Unidos y
la consolidación de un Estado
Europeo.
En Filadelfia de 1787, cincuenta representantes de las
Trece Colonias se reunieron durante tres meses para deliberar
sobre el modelo de
Estado que querían consolidar en su tierra. Entre
estos representantes destacaron Washington, Franklin, Madison o
Hamilton. Además, contaban con el apoyo de la opinión
pública, preocupada por el futuro de sus respectivas
colonias.
Siedentop se plantea aquí por qué en
Europa no existe
tal preocupación. Su análisis parte de las siguientes
cuestiones:
"¿Por qué no hay nada que haya
despertado la curiosidad de los europeos respecto a la dirección de su propio desarrollo y
sus propios destinos? ¿Es esto importante?
¡Qué es lo que sugiere la ausencia de un gran
debate sobre
la situación de Europa a comienzos del siglo
XXI?"
Desde aquí, el autor pretenderá estimular
el debate y favorecer la implicación de los europeos en el
proceso que
estamos viviendo.
¿Libertad
democrática a escala continental?
La legitimidad democrática está en peligro
en Europa. Aunque ya existe un mercado
común y para muchos países una moneda única,
sigue siendo un misterio cuál será el modelo
político que se adopte en la Unión
Europea. Es por ello que se hace indispensable un gran debate
constitucional. Esto no significa que la mejor opción sea
el federalismo, sino
más bien que Europa, posiblemente, se encuentra en una
fase de invención de una nueva forma política: una
asociación de estados soberanos, que no pretende disponer
de poder
coercitivo para actuar directamente sobre los individuos a la
manera de los Estados-nación.
Para comprender este proceso es necesario conocer la
historia. Durante
siglos en Europa se pensó que un territorio muy grande
sólo podía ser gobernado despóticamente.
Montesquieu
sostenía que toda comunidad
dotada de autonomía dependía de la virtud
cívica, que requería la participación total
de los ciudadanos en la toma de
decisiones. Por eso concluía que esto sólo era
posible en un territorio pequeño. Sin embargo
también dijo que la existencia de un gobierno
"moderado" en todo aquello que tuviera el tamaño de un
Estado-nación
(con separación de poderes) dependía de que las
aristocracias conservaran cierto papel en el gobierno local, para
evitar la concentración de poder en el Gobierno
Central.
Aunque en Francia esto
no se practicó durante el gobierno de Luis XIV, Inglaterra
mantenía esta estructura, al
tener representación de la aristocracia en la
Cámara de los Lores y en la Cámara de los Comunes.
Por eso Montesquieu defendió este modelo de libertad
política, la "libertad aristocrática", ya que
sólo mediante la asociación se logra la
división del poder.
Sin embargo, el despotismo se abrió camino
gracias al resentimiento creciente ante formas de privilegio
social que pervivían en la Europa posfeudal. Este
resentimiento ha condicionado la creación de los
Estados-nación europeos.
Los planteamientos de Montesquieu no son del todo
útiles en nuestra época porque daban por sentado
que la separación de poderes era, sobre todo, el medio
para reforzar la estructura aristocrática de la sociedad.
Ahora ya no existe aristocracia. ¿Cuál es el modo
de combatir la centralización del poder?
Después de la dictadura de
Napoleón, que adoptaba la forma de un
imperio continental, algunos franceses como Tocqueville
comenzaron a interesarse por el federalismo norteamericano, que
representaba una forma de Estado capaz de fomentar la libertad
política y la dispersión del poder en ausencia de
una aristocracia, a una escala casi
continental. De esta manera, lo que empezó como un modelo
para reformar un Estado terminó siendo un planteamiento de
unión de la vieja Europa, sobre todo después de las
dos grandes guerras.
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