Infancia
La infancia es un
concepto que
surge en la modernidad,
vinculado con a la consolidación del capitalismo
como estructura y a
la constitución de un modelo de
pensamiento
nuevo, la
Ilustración. Antes de ese momento histórico,
podría decirse que los niños
no eran más que adultos por crecer, ante los cuales no
existía la serie de sentimientos de protección que
nos inspira actualmente ese momento de la vida. En la antigua
Roma, la patria
potestad del pater familias (Tenía el
poder para
vender a sus hijos como esclavos y de aprobar o no los
matrimonios de sus hijos e hijas) le permitía aceptar o
rechazar al hijo ya que los lazos sanguíneos eran menos
importantes que los afectivos. Llegados los siglos II y III d. C
los vínculos afectivos cobraron importancia, con la
influencia del cristianismo
las leyes romanas
comenzaron a tomar otro sentido, por ejemplo, se comenzó a
considerar como asesinato el hecho de dar muerte a los
hijos; el cristianismo acabó con los poderes que se
conferían al Estado sobre
el niño, dándole así más poder y
responsabilidad a los padres.
Durante la Edad Media se
volvió a considerar a los niños como propiedad
privada de los mismos padres, el niño fue estimado como un
adulto en miniatura. Durante este período se calcula que
la infancia culminaba a los siete años en todas las
clases
sociales, luego pasaban a la etapa conocida como medio
adulto, en donde cada niño era obligado a formarse por sus
propios medios en una
persona
adulta, en el caso del campesinado, los hijos se integraban al
trabajo de sus
padres y los de la nobleza salían de sus hogares para
instruirse en otros lugares haciendo, en algunos casos, el papel
de pajes o sirvientes.
En la Alta Edad Media se manifestó una
clara oposición a la falta de atención, explotación y abandono de
los niños, los intentos de control de este
tipo de prácticas delimitaron la conciencia y
sensibilidad de la sociedad.
El concepto de infancia moderna finaliza en el
siglo XVIII. La pedagogización de la infancia da lugar, a
un infantilización de parte de la sociedad. Esto significa
que se pone en marcha un proceso a
través del cual la sociedad comienza a amar, proteger y
considerar a los niños ubicando a la institución
escolar en un papel central. Infatilización y
escolarización aparecen en la modernidad como dos
fenómenos paralelos y complementarios. Hacia fines del
siglo XVIII con la instauración de la casa familiar como
espacio privado surge un nuevo modelo familiar, esto
permitió especificar qué era la infancia en si.
El Renacimiento dio
origen a la preocupación pedagógica, durante los
siglos XVI y XVII se produjo la institucionalización de la
escuela como
estructura específica para la formación de la
infancia, de este modo se sustituye el aprendizaje
doméstico como medio de educación, se logra
apartar a los niños de los adultos a través de la
escuela, siendo esta sinónimo de encierro. Ya en el siglo
XVIII se pensaba en darle a los niños en un lugar
distinto, es por este motivo que se los quiso apartar de los
adultos y se los entregó a otros adultos quienes se
encargarían de brindarles conocimiento.
A fines del siglo XVIII Rousseau
contribuyó en el avance pedagógico con su
Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano; el siglo XIX recibió esta nueva corriente de
pensamiento como herencia y en
conjunto con la institucionalización de la escuela se
logró forjar finalmente un concepto social de la infancia.
A partir de este momento las diferencias entre las clases
sociales comenzaron a ser más y más evidentes,
mientras que los niños de las clases obreras eran
sometidos a una clara explotación física, los de las
altas clases contaban con un sentimiento de niñez
específico. Con la llegada del final del siglo XIX los
Estados sumaron leyes de protección y regulación de
la infancia, enseñanza obligatoria, sanidad infantil,
leyes laborales y de protección de mujeres embarazadas con
el fin de generalizar la protección de los infantes y
corregir a los mal llamados "descarriados".
El psicoanálisis, a fines del siglo XIX,
propone una nueva concepción de infancia basada en un
niño como sujeto poseedor de sentimientos y emociones tales
como envidia y odio, además con sexualidad.
Las siguientes son las formas
contemporáneas de crianza de los niños más
comunes
A) Infanticidio
(Antigüedad-siglo IV). La imagen de Medea
se cierne sobre la infancia en la antigüedad, pues en este
caso el mito no hace
más que reflejar la realidad. Algunos hechos son
más importantes que otros, y cuando los padres
resolvían rutinariamente sus ansiedades acerca del cuidado
de los hijos matándolos, ello influía profundamente
en los niños que sobrevivían. Respecto de aquellos
a los que se les perdonaba la vida, la reacción proyectiva
era la predominante y el carácter concreto de la
inversión se manifestaba en la
difusión de la práctica de la sodomía con el
niño.
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