3. El Desempleo.
El alto desempleo,
combinado con el déficit (incremento desproporcionado de
las importaciones con
respecto a las exportaciones),
reduce la demanda
interna para productos
nacionales y la consecuente liquidación de la industria
nacional. Esto causa una permanente recesión de la
producción nacional; por ejemplo, el
consumo
interno de productos
marítimos (pescado, etc.) se redujo mas del 3% en 1996. La
industria
pesquera no puede mantener los niveles actuales de producción, ya que no es posible competir
con los grandes monopolios internacionales en busca de nuevos
mercados en el
extranjero. Al mismo tiempo, la menor
producción nacional, ajustada a la menor demanda
interna, lleva a mas despidos y desempleo, porque la demanda para
fuerza de
trabajo también se reduce. Por otro lado las empresas
imperialistas optimizan sus ganancias al reducir al mínimo
la fuerza
laboral
empleada (es el sector que menos empleo da en
el Perú).
La situación de crisis
permanente es un círculo vicioso muy característico del capitalismo
burocrático, un capitalismo
ligado a los grandes monopolios y dependiente de las potencias
imperialistas.
La crisis de la
producción nacional se relaciona directamente al
desempleo, subempleo, baja demanda interna y aumento de Las
importaciones de
productos de consume del extranjero. La economía peruana
está orientada principalmente para la exportación de materias primes y recursos
naturales. y al mismo tiempo es un
mercado para los
productos comercializados por los grandes monopolies
multinacionales. Por lo tanto, la producción nacional de
productos para consumo
interno (la industria nacional) se mantiene estancada y en
constante crisis.
En el Perú y en el resto del Tercer Mundo, la
extracción de materias primas para la exportación se basa en la
explotación abusiva (super-explotación) de la
fuerza de trabajo de la clase obrera y campesinado principalmente
pobre. Un ejemplo concreto es lo
que ocurre en la exploración y extracción de
petróleo.
Los monopolies imperialistas Occidental, Chevron y Shell-Mobil
imponen condiciones abusivas sobre pobres y humildes habitantes
de comunidades campesinas de la región Amazónica
del Perú. Lo mismo ocurre en el sur del país donde
esta última empresa yanqui
conduce trabajos de exploración del gas de camisea en
el departamento del Cusco. Por lo pronto mas de 400 campesinos
pobres de la provincia de La Concepción (Cusco) han
elevado su voz de protesta señalando que los ejecutivos de
la Shell-Móvil a través de sus compinches del
gobierno peruano
les hacen trabajar mas de 12 horas al día en tareas de
exploración en la jungla por el mezquino salario de US$
3.40 dólares al día (0.28 centavos por hora). Esto
es casi nada comparado con el salario
mínimo de un obrero en los Estados Unidos
(US$ 4.50 POR HORA) y el pago de no menos US$10.0 por hora a
trabajadores dedicados a la exploración de gas y petróleo,
incluyendo las normas de
seguridad,
higiene y
seguridad social; pero en Perú estas mismas empresas
imperialistas explotan nuestras riquezas pagando un mísero
salario a los trabajadores, sin proveer protección alguna,
ni que decir de la protección del ambiente
porque han convertido los lugares donde operan en virtuales
vertedores de desechos tóxicos (caso de los centros
mineros y metalúrgicos). Las quejas de los campesinos del
valle de la Concepción y Lares son justas, porque ni
siquiera tienen servicios de
sanidad básica. La super-explotación impuesta par
el sistema
imperialista se sustenta en la miseria del pueblo. El
régimen de Alberto Kenyo Fujimori no responde a las quejas
y reclamos de los campesinos, "al gobierno de
Fujimori no le importa nuestros problemas. Las
empresas multinacionales y sus coyotes peruanos nos tratan como
animales Somos
seres humanos!" [Fuente: diario La República,
Lima-Perú, 18 de Julio 1996].
El régimen de Kenyo Fujimori y el viejo Estado peruano
mantienen la exportación de materias primas y la
super-explotación del pueblo peruano (relaciones
imperialistas de explotación) como los principales
medios para
obtener divisas. Estas divisas son principalmente para pagar la
deuda externa,
y es exactamente por esta razón que todos los prestamos
del Fondo Monetario
Internacional (FMI), Banco Mundial
y la oligarquía financiera internacional, tienen como
propósito principal el financiamiento
y desarrollo de
infraestructuras (puertos, carreteras, etc.) para la
exportación de las materias primas que son útiles
para Las grandes empresas monopolistas en Estados Unidos y
Europa.
Préstamos para el beneficio de la banca
internacional y los grandes monopolios, eso es lo que paga con su
sudor y sangre el pueblo
peruano y los pueblos del Tercer Mundo. Estas relaciones de
explotación imperialistas no sirven para satisfacer Las
necesidades del pueblo peruano, al contrario, solo crean mas
opresión, miseria, hambre e ignorancia.
El desempleo en Perú afecta al 5.7 por ciento de la
Población Económicamente Activa
(PEA), mientras que el 51.8 por ciento
está subempleada y sólo el 36.5 por ciento cuenta
con un trabajo adecuado, aseguró hoy el consultor Fernando
Villarán. En breves declaraciones a la prensa,
Villarán indicó que los desempleados son 680 mil
800 y que el PEA está constituido por 11 millones 943 mil
859 individuos.
De los que están empleados, el 35 por ciento trabaja en el
sector privado, el 10 por ciento lo hace en el público y
el 53 por ciento labora por su cuenta, añadió el
analista en temas laborales, quien sugirió al gobierno
crear oportunidades de trabajo.
El desempleo y la pobreza son
los temas más importantes en este país andino,
según diversas consultas realizadas a la población, por lo que son tomados como
banderas por los candidatos presidenciales y del Congreso.
En la lista de problemas
sigue el del analfabetismo,
de lo cual la oposición culpa al gobierno de Alberto
Fujimori, quien lo tuvo en su poder desde
1990 hasta el año 2000. Sin embargo, Fujimori ha
señalado que los anteriores gobiernos (Fernando Belaunde
Terry 1980-85 y Alan García Pérez 1985-90) no
hicieron nada para fomentar el empleo,
ordenar al país y acabar con el terrorismo.
Como va la economía en el
Perú a fines de este año aproximadamente unos 450
mil peruanos estarían desempeñando trabajos por
ingresos que
apenas les permiten sobrevivir a él y su familia (empleo
de subsistencia). Por Clorinda Flores Además, el
número de subempleados -con sueldos promedio de S/. 450,
por no estar calificados o laborar menos de 8 horas diarias- se
incrementó significativamente en lo que va del año
y representan un poco más del 40 % del total de la
Población Económicamente Activa (PEA), que se
estima en unos 10 millones. Sin embargo, para el gerente
general de la Federación Nacional de Cooperativas
de Trabajo y Fomento del Empleo (FENACOFEM), Julio Pacheco
Torres, la tasa de empleo podría recuperarse en 3 % hacia
finales de este año, como consecuencia de la época
navideña y la temporada veraniega, aunque se
mostró un tanto conservador en cuanto a la
recuperación en el comercio,
porque la demanda interna aún sigue contraída.
En declaraciones a CAMBIO, dijo
que el desempleo abierto (según cálculos de
la
Organización Internacional del Trabajo, OIT) en el
primer semestre de 1999, era de 9,8 %, es decir, cerca de un
millón de peruanos están en condición de
desempleados. "Pero el problema principal es el subempleo, que
con el desempleo abierto suma cerca del 50 % de la PEA (casi 5
millones)". Al hacer una explicación del subempleo,
Pacheco dijo que primero se tiene en cuenta el nivel de ingresos;
segundo, las horas de trabajo, que son pocas porque no hay
oportunidad, por tanto, los ingresos son bajos. "En el primero,
sobre el nivel de ingresos, laborando más horas, los
ingresos de los trabajadores no son suficientes porque carecen de
educación
adecuada, es mano de obra no calificada; cerca de 4 millones de
personas están en esa condición, con un promedio de
ingreso de 400 a 450 nuevos soles mensuales", comentó.
Esas personas están principalmente ubicadas en los
sectores C y D, pero también hay muchos profesionales que
no tienen opción para desarrollar sus especialidades y se
dedican a otras actividades entre ellas el taxi.
Desempleo juvenil.-
En junio de 1998 la Conferencia
General de la Organización Internacional del Trabajo
adoptó una resolución sobre el empleo juvenil en la
que se declaró:
«Consciente de que en muchos países los
jóvenes, en especial los de 15 a 24 años de edad
enfrentan dificultades cada vez mayores para ingresar en el
mercado de
trabajo y que ello constituye no sólo una amenaza para la
paz social sino también un obstáculo para el
desarrollo de
la persona y de toda
la sociedad.»
Esta resolución invoca a los Estados Miembros a los
empleadores y a los trabajadores y sus respectivas organizaciones
que otorguen una prioridad especial a políticas
y programas que
puedan facilitar la inserción laboral de los
jóvenes.
El presente estudio sobre el desempleo de los jóvenes en
cuatro países andinos (Colombia,
Ecuador,
Perú y Venezuela)
reúne un conjunto de datos de análisis orientados hacia una
interpretación del fenómeno y propuestas de
políticas y programas basados
en la experiencia adquirida en los países de la
subregión andina y de América
Latina.
Como en otras regiones del mundo, las tasas de desempleo de los
jóvenes (15-24 años) son dos veces más altas
que las de los adultos. El desempleo de las mujeres
jóvenes es más alto que el de los varones. El
desempleo de los jóvenes está fuertemente
correlacionado con niveles de educación y el
ingreso del hogar.
El alto desempleo de jóvenes constituye un desperdicio de
recursos que
perjudica el crecimiento
económico, genera exclusión social y socava la
cohesión de las sociedades.
Para conseguir más empleos de calidad para los
jóvenes se propone un conjunto de políticas y
programas que descansen en un marco macroeconómico
propicio, un mercado laboral eficiente, políticas activas
de empleo, programas de capacitación profesional adecuados y
servicios de
empleo de amplia cobertura. Se otorga particular énfasis a
los programas de capacitación laboral para jóvenes de
hogares pobres que han demostrado ser una respuesta a las dos
debilidades más relevantes de este grupo
vulnerable del mercado laboral, que son la falta de acceso a una
capacitación profesional básica, así como de
experiencia laboral.
En base a los datos, análisis y propuestas presentados en esta
contribución, se espera ampliar y enriquecer el debate en
torno a uno de
los problemas más agudos del mercado laboral en los
países andinos.
La Tasa Promedio Anual de Desempleo de los jóvenes que
residen en el área urbana del país en 1997, fue de
14,6% que en términos absolutos representan a 273 mil
jóvenes desempleados.
La Tasa de Desempleo Urbano de los jóvenes, se define como
el porcentaje de jóvenes de 14 a 24 años que no
tienen trabajo
y lo están buscando activamente con respecto a la
Población Económicamente Activa de este mismo
grupo de edad.
Este tipo de desempleo también se conoce como Desempleo
Abierto.
Las diferencias por sexo muestran
que la Tasa de Desempleo juvenil es mayor en las mujeres 16,1%,
que en los hombres, 13,3%. Esto se debe a que existe un mayor
numero de mujeres de 14 a 24 años presionando en el
mercado laboral por un puesto de trabajo.
a)La situación laboral de los jóvenes de
las zonas urbanas.-
Es útil como primera aproximación de la
situación laboral de los jóvenes de 15 a 24
años tener una idea respecto a en qué
ámbitos se desempeñan los jóvenes. Los datos
del ermiten en base de la información disponible, descomponer la
población total de jóvenes, en dos grupos retenidos:
los adolescentes
de 15-19 años y los jóvenes adultos de 20-24
años, respecto de una actividad formativa (escolarizados),
o laboral (activos); y, una
tercera categoría híbrida de inactivos no
escolarizados. Dichos datos se refieren a dos años
distintos, 1990 (o fines de los ochenta) y 1997 (salvo el
Perú).
Para el año 1997, en Colombia y
Ecuador,
aproximadamente un 67% de los jóvenes de 15-19 años
eran escolarizados, un 57% en Venezuela y un
46% en Perú. Se nota una progresión significativa
de 6 puntos porcentuales en la tasa de escolarización de
este grupo de jóvenes solamente en Colombia, entre los
años 1988 y 1997.
Para el grupo de 20-24 años la tasa de
escolarización varía entre 14% en Perú hasta
un 35% en Ecuador, con posiciones intermedias en Venezuela y en
Colombia.
Es importante notar que estos datos se compilan en base a
matrículas que pueden diferir deasistencia efectiva. De
hecho se sabe que existe una marcada deserción
escolar en secundaria, pero que no se dispone de datos
confiables al respecto.
En cuanto a la situación laboral de los jóvenes, en
promedio, un jóven de cada tres del grupo de 15-19
años se encuentra activo, mientras que en el grupo de
20-24 años son dos jóvenes de cada tres. Estas
proporciones disminuyeron en Colombia, pero aumentaron en Ecuador
y Venezuela.
Los jóvenes (15-24 años) representan un poco
más de un cuarto de la PEA total en los 4 países en
1997, pero dentro del total de ocupados representan menos del 20%
en Colombia y más del 40% en Ecuador con proporciones
semejantes a su peso relativo en la PEA en Perú y
Venezuela . Como era de esperarse, la proporción de
jóvenes en el total de desocupados es mucho mayor a su
peso relativo en el total de ocupados y se halla entre 45% y
50%.
b)El desempleo en los jóvenes.-
El desempleo de los jóvenes de 15-24 años
en las áreas urbanas alcanzaba en 1997: 26.4 por ciento en
Colombia; 18.9 por ciento en Ecuador; 13.2 por ciento en
Perú y 18.0 por ciento en Venezuela. En promedio de los
cuatro países, la tasa de desempleo de los jóvenes
era 2.6 veces más alta que la de los adultos. Esta
proporción constituye el aspecto más preocupante
sobre el cual hay que apuntar la investigación. Una primera
aproximación es que se trata de un fenómeno
general, compartido tanto por países que han pasado por un
período largo de crecimiento
económico alto y sostenido, que por países que
conocieron un crecimiento más irregular.
En una muestra de 16
países de las Américas, Asia y Europa los cuatro
países andinos se ubican en un rango intermedio, en orden
ascendente entre los dos extremos de la muestra de
países, Japón
(7.5%) por un lado y España
(39%) por el otro. En la actualidad la mediana de la muestra
(18.4%) pasa entre Venezuela y Ecuador.
Desagregando la tasa de desempleo por sexo y
grupos de
edades para Colombia (1988-1997); Ecuador (1990-1997);
Perú (1989-1997) y Venezuela (1990-1997)observamos lo
siguiente:
Para los períodos considerados, la tasa de desempleo de
los jóvenes de ambos sexos de 15-19 años
está casi siempre por encima de la de los jóvenes
de 20-24 años (salvo contadas excepciones, como es el caso
de las mujeres en Lima Metropolitana en 1992 y 1994), y que a su
vez está por encima de la tasa de desempleo de los
adultos. Este fenómeno es regular a lo largo de los
períodos observados, es decir, la tasa de desempleo de los
jóvenes es regularmente un múltiple de la tasa de
los adultos. Además, se puede observar que los
jóvenes desempleados representan aproximadamente 50% del
total de desempleados (menos en Perú ymás en
Venezuela), proporción muy por encima de su
participación en la ocupación total
Otro fenómeno recurrente es que la tasa de desempleo de
las mujeres es casi siempre más alta que la de los
hombres, y esto se observa para los tres grupos de edades tanto
jóvenes como adultos. En promedio, para 1997, de los
cuatro países, la tasa de desempleo de las mujeres
jóvenes es 1.4 veces más alta que la de los
varones. Para las mujeres adultas, la tasa es 1.9 veces
más alta que la de los hombres. Como consecuencia, las
mujeres jóvenes representan entre 50% y 60% del total de
desempleados jóvenes, salvo en Venezuela (30%).
En general, se puede observar que si bien la trayectoria de la
tasa de desempleo de los jóvenes sigue muy de cerca a la
de los adultos, también se aprecia que el aumento del
desempleo de los jóvenes es más agudo que el de los
adultos, e inversamente, cuando bajan las tasas, la de los
jóvenes lo hace en menor proporción a la de los
adultos, e incluso pueden aumentar, o simplemente éstas no
bajan. Esto se observa nítidamente en los últimos
años, en un período de alza del desempleo en
Colombia y en Venezuela, pero existen sin embargo, ejemplos
contrarios en algunos años y países.
c)Salarios.-
El nivel del salario de los jóvenes es de sumo interés
para el empleo de los mismos, y ello en razón a dos
elementos. Resulta de interés
conocer el nivel del salario de los jóvenes con
relación al salario de los adultos. Se asume que si el
salario de los jóvenes estuviera muy cerca al de los
adultos ello tendría en general, un efecto negativo en el
empleo de los jóvenes, dado un nivel salarial que
estaría muy por encima del valor estimado
de la experiencia laboral. Asimismo, sería interesante
conocer el nivel absoluto del salario de los jóvenes en
comparación con el salario mínimo vigente, por
ejemplo. Esto permitiría tener otra perspectiva sobre el
nivel relativo del salario de los jóvenes.
El indica la proporción del salario de los jóvenes
en relación con el de los adultos, para dos sectores, la
industria y los servicios en los cuatro países andinos. El
patrón que emerge es bastante claro y compartido entre los
cuatro países. Los jóvenes de 15-19 años
exhiben un salario que representa el 40% del salario de los
adultos, generalmente un poco más en el sector industria y
un poco menos en el sector servicios. En Venezuela, en promedio
del período, esta proporción es más alta, es
decir, 57%. El salario promedio de los jóvenes de 20-24
años se ubica en promedio en un rango de 60%-70% del
salario de un adulto.
Estas proporciones, para los jóvenes de 15-19 años,
del 40% del salario de un adulto y del 65% para los
jóvenes de 20-24 años, son más o menos
estables a lo largo de los años y parecen reflejar las
condiciones del mercado, es decir, la valoración por parte
de las empresas de la escasa experiencia laboral de los
jóvenes.
En relación al salario mínimo, el nos enseña
el nivel del salario promedio de los jóvenes en los cuatro
países para diferentes años. La situación
parece variar de país a país, pero en todos los
países los salarios de los
jóvenes se hallan muy cerca o por encima del salario
mínimo vigente. Como era de esperarse, los jóvenes
de 20-24 años exhiben un salario más alto que los
del grupo de 15-19 años en relación al
mínimo, en una proporción entre 110% y 175%,
mientras que para el grupo más joven tal proporción
varía entre 74% y 119%.
Es preciso notar que el único país en donde el
salario mínimo ha mantenido su valor real
durante el período considerado es Colombia. En los
demás países el salario mínimo aunque haya
recuperado algo de su valor real en los últimos
años, todavía se encuentra muy por debajo de sus
niveles de 1980. Esto explica por ejemplo que en Perú el
salario de un joven alcanza hasta casi cuatro veces el salario
mínimo, dado que precisamente en 1993 éste
representaba una octava parte de su nivel de 1980.
Por lo tanto, el ratio que resulta del salario de los
jóvenes con el salario mínimo no pareciera indicar
un nivel que podría implicar consecuencias negativas para
el empleo.
Abundando en el mismo sentido, otra señal es el
diferencial de salario entre mujeres y hombres. El enseña
los datos relevantes para los cuatro países. Salvo en
Colombia, en donde para los tres grupos de edad los salarios
entre mujeres y hombres parecen equipararse, en los demás
países las mujeres perciben en promedio un salario
inferior en un 30% al de los hombres, sin embargo, a pesar de
tener salarios más bajos, las tasas de desempleo de las
mujeres suelen estar por encima de las de los hombres. Esto
indica que otros elementos además del nivel del salario
influyen en el desempleo de las mujeres. Además, es
preciso notar sobre todo en Ecuador y Perú, que las
mujeres adultas perciben un salario proporcionalmente más
bajo comparado con el salario de los hombres, así como el
de las mujeres jóvenes, o sea, la discriminación salarial en contra de las
mujeres es más severa para las mujeres adultas que para
las jóvenes.
A nivel internacional, son muchos los países que
particularmente, a partir de los '80 han introducido un salario
mínimo específico para los jóvenes, el cual
se ubica por debajo del salario de los adultos. No es cierto que
eso haya aliviado o mejorado la situación laboral de los
jóvenes. La evidencia empírica en cuanto a la
relación entre cambios en el salario mínimo y el
empleo de jóvenes no demuestra que ésta sea siempre
negativa. Ni la teoría,
ni la evidencia empírica soportan plenamente este
planteamiento. Si en algunos países se ha podido observar
un efecto negativo, en la mayoría, esta evidencia es muy
débil o inexistente (Ghellab, 1998). Mucho depende del
nivel relativo del salario mínimo, de las características del mercado laboral y del
período considerado.
4. Causas de la pobreza
La pobreza
más grave se encuentra en las zonas rurales, donde algunos
indicadores de
calidad de
vida son comparables con el nivel promedio de países
africanos. En estas zonas del país, la pobreza es
más difícil de superar por la conjunción de
diversos factores que la explican: baja productividad,
desnutrición infantil, menor acceso y baja
calidad de
la
educación rural, lejanía, falta de acceso a
infraestructura y servicios básicos, barreras culturales,
etcétera. Ello explica por qué tanto en el
Perú como en otros países los mayores éxitos
frente a la pobreza rural se logran en el campo de programas de
alivio y no de superación de la pobreza.
El reto fundamental es elevar la capacidad de generación
de ingreso de los pobres rurales, lo que se ha intentado desde
diversas estrategias,
tanto en el país como en el extranjero. El debate sobre
cómo enfrentarlo generó posiciones diferentes. De
un lado, algunos miembros del Task Force pusieron mucho
énfasis en la necesidad de desarrollar proyectos
productivos, en comparación con los programas de
asistencia social y de desarrollo de infraestructura
económica y social. Según esta perspectiva, el
apoyo a proyectos
productivos debiera darse en el marco de programas de desarrollo
rural integral, que incluya asistencia técnica y aspectos
de competitividad
en mercados
regionales y nacionales, e incluso internacionales, aunque ello
sólo se logre en el mediano o largo plazo. Al respecto,
otros miembros señalaron que existe una larga historia de fracasos en la
promoción de proyectos productivos, tanto
desde el sector
público como de las ONG, por lo
que el diseño
tendría que ser muy cuidadoso para lograr los objetivos
propuestos. Según esta perspectiva, es preferible
enfatizar el apoyo del Estado en el
desarrollo de condiciones para que los pobres accedan en mejor
pie a mercados regionales, lo que incluye un mayor énfasis
en el desarrollo de infraestructura económica, la coordinación e información entre agentes y la asistencia
técnica, en comparación con el apoyo directo del
Estado en proyectos productivos.
Se consideró pertinente analizar en mayor detalle las
causas de la baja capacidad de generación de ingresos del
poblador rural, que explica no sólo la pobreza rural sino
también la urbana, de acuerdo al diagnóstico planteado por Richard Webb en
el I Foro sobre
Pobreza, en 1998. En dicha ocasión, Webb formuló el
siguiente diagnóstico:
"Así, la causa central de la pobreza extrema sigue siendo
la bajísima productividad del
minifundista, factor que determina no sólo un
paupérrimo nivel de vida en el campo sino también
un muy bajo salario de oferta en la
ciudad. Los instrumentos que se han aplicado para elevar esa
productividad son muchos, y la historia de esos esfuerzo s,
en el Perú como en el resto del mundo, es larga. Las
estrategias para
el desarrollo rural han priorizado por momentos el esfuerzo
colectivo local (‘desarrollo comunal’), la reforma
agraria y el ‘capital
humano’. Cada una de estas grandes estrategias ha
tenido eco en el Perú".
Dicha ponencia planteaba tres posibles estrategias para enfrentar
la pobreza rural: (i) desarrollar una revolución
verde peruana, que aumente el nivel de productividad e ingresos
agrarios, (ii) promover las actividades no agrícolas y
(iii) promover la migración
de parte de la población rural a áreas
urbanas.
5. La lucha contra la
pobreza.
En 1995, el Perú tiene sólidos
logros que exhibir. Los principales problemas que asumió
el gobierno en 1990 –hiperinflación y terrorismo-
han sido superados y ello ha sido bien recibido por los
inversionistas, que han convertido al Perú en una plaza
preferida para el desarrollo de nuevos proyectos. Sin embargo,
pese a los innegables avances realizados, el Perú enfrenta
un nuevo desafío, que es la lucha contra la pobreza. El
gobierno reconoce que los logros alcanzados no se
consolidarán si es que el país no hace un esfuerzo
real para que los beneficios de la modernidad
alcancen a los estratos más deprimidos del país,
que constituyen un importante porcentaje de la población
nacional.
En el último quinquenio, el Perú ha realizado
importantes esfuerzos para enfrentar el problema de la pobreza en
el país. En ese sentido, la estabilización de la
economía y la pacificación alcanzada han sido
fundamentales para dotar al país de un mejor entorno para
la ejecución de programas de desarrollo en las zonas
más deprimidas. Paralelamente, el gobierno destinó
importantes recursos -dentro
de lo disponible- para el desarrollo de programas de alivio a la
pobreza, coordinando con la sociedad civil,
elevando el nivel del gasto social en más de 40% y
mejorando la calidad del mismo.
Así, entre 1991 y 1994, el porcentaje de la
población peruana en situación de pobreza
disminuyó en 13% (con resultados más auspiciosos en
la lucha contra la pobreza extrema, que se redujo en 17%). Pese a
los logros alcanzados, el problema de la pobreza sigue vigente en
el Perú de hoy, donde más del 40% de la
población vive en estado de pobreza y cerca del 18% se
encuentra en una situación de pobreza extrema.
Conciente del desafío que representa el problema de la
pobreza para un país que avanza hacia el desarrollo, el
gobierno se ha fijado como meta reducir en un 50% la pobreza
extrema en el Perú para el año 2000. Para ello, se
ha propuesto destinar el 40% del presupuesto
nacional al gasto social, focalizándolo en programas de
alivio y reducción de la pobreza, con especial
énfasis en la provisión de los principales
servicios sociales -como educación y salud-, lo que
permitirá que el crecimiento no sólo se acelere,
sino que aumenten las oportunidades de empleo.
Este nuevo reto del Perú ha sido bien recibido por la
comunidad
internacional, que sigue con interés los esfuerzos que
nuestro país realiza para consolidar su proceso de
desarrollo. Así, el gobierno peruano ha logrado un
significativo apoyo del Grupo Consultivo o Mesa de Donantes
reunido recientemente en París, donde representantes de 11
países desarrollados y 13 organismos internacionales
expresaron su apoyo a las reformas económicas llevadas a
cabo por el Perú y acordaron otorgar al país
recursos por US$ 940 millones, que serán destinados en
forma prioritaria, durante 1996, a financiar programas destinados
a reducir la pobreza, con énfasis en el desarrollo de
programas de salud, educación,
justicia, y la
consolidación de la pacificación.
Pobreza y reformas estructurales.-
La política
económica implementada desde 1990 ha tenido resultados
positivos en los principales indicadores
macroeconómicos. En el frente inflacionario se ha logrado
una reducción sostenida en la tasa de inflación
mensual del 30% promedio en el primer semestre de 1990 a cifras
entre 1 a 1.5% en el primer semestre de 1996. Por otro lado,
existió un fuerte ciclo expansivo en la economía
entre 1993 y 1995, recuperándose la producción
global a una tasa promedio anual de 9%. Y, aunque las
perspectivas para 1996 son de un crecimiento modesto de 3%, se
espera un ritmo promedio de crecimiento anual de 5% a partir de
1997. Sin embargo, los debates más importantes respecto al
desempeño económico de los noventa
en el Perú giran en torno a dos
temas: i) la aparente precariedad de la situación de la
balanza de pagos
debido al supuesto retraso del tipo de cambio
real y a la drástica liberalización comercial
efectuada, y ii) una sospecha de efectos regresivos en la
distribución del ingreso como consecuencia
de un modelo de
libre mercado que "reprimarizaría" la economía y
otorgaría rentas a grupos reducidos de la sociedad,
excluyendo a los estratos más pobres del país.
Nuestro estudio es una investigación empírica que pretende
aportar elementos de juicio factuales acerca del último
tema: los efectos distributivos del modelo
especialmente en relación a los distintos indicadores de
pobreza. En este sentido, consideramos necesario efectuar una
evaluación detallada de los cambios
ocurridos en los niveles de gastos, ingresos
y pobreza de la población durante los primeros años
de aplicación de la nueva política
económica. El estudio no pretende arribar a relaciones
causales inequívocas entre el proceso de
ajuste y reformas estructurales en el que está inmerso el
Perú y los cambios en el bienestar de las familias
peruanas. Ello no resulta factible por el momento debido a dos
razones. En primer lugar, las reformas estructurales
todavía están en ejecución y sus efectos
permanentes tomarán más tiempo en manifestarse. En
segundo lugar, la identificación estricta de los efectos
del ajuste estructural y las reformas sobre el bienestar de los
peruanos requiere de una situación contrafactual (la
situación hipotética en el caso de no haberse
implementado la nueva política
económica) que no existe.
Dadas estas limitaciones, el estudio realiza un análisis
descriptivo exhaustivo de los posibles vínculos
sectoriales y microeconómicos que explicarían la
evolución de los gastos e ingresos
familiares y la incidencia de la pobreza en el Perú en los
últimos años (nivel educativo de los aportantes en
el hogar, sector económico en el que trabajan, tipo de
empleo al que se dedican, asistencia recibida por programas del
gobierno o de ONGs, etc.). Los datos básicos para el
análisis son las Encuestas
Nacionales de Niveles de Vida (ENNIV) de 1991 y 1994, que tienen
un registro
adecuado de los gastos e ingresos familiares, así como
información socioeconómica completa de los miembros
de cada familia. En este
sentido, el estudio abarca un período en el que culmina la
recesión inicial como consecuencia del programa de
estabilización económica y las reformas
estructurales (hasta fines de 1992) y el primer año y
medio de ciclo de recuperación económica que
duró hasta 1995.
El crecimiento económico y la pobreza.-
El crecimiento y la estabilidad económica tienen una
importancia fundamental para la lucha contra la pobreza, no
siempre reconocida de manera explícita.
Un estudio reciente del Banco Mundial
(1999) sobre la evolución de la pobreza en el Perú
indica que el crecimiento económico registrado entre 1994
y 1997 permitió la creación de cerca de 1.3
millones de puestos de trabajo. Muchos de ellos fueron puestos
informales, lo cual no es sorprendente si se considera que
aproximadamente el 45 por ciento del empleo urbano es informal.
En el sector rural la proporción de empleo informal es
mayor, lo que se debe en parte a que la legislación
laboral y tributaria no está pensada para el agro y
otras actividades que son fuentes del
empleo rural.
Por lo anteriormente expuesto, las medidas de lucha contra la
pobreza no deben ser contrarias a los principios que
sustentan la estabilidad y el crecimiento económico. Por
el contrario, son parte importante de las políticas de
lucha contra la pobreza aquellas políticas que favorecen
el crecimiento económico, especialmente de los sectores
más intensivos en mano de obra y en zonas de pobreza.
Asimismo, el nivel de gasto
público para políticas de lucha contra la
pobreza debe ser compatible con niveles de tributación que
garanticen el crecimiento económico, por lo que el
principal reto consiste en optimizar el uso de los recursos
destinados para ese fin, campo en el cual existe mucho por
hacer.
Asimismo, se debe buscar que los sectores más intensivos
en mano de obra no calificada puedan crecer –agricultura,
construcción, turismo, comercio–, así como aquellas
actividades que, por estar localizadas en zonas
geográficas cercanas a poblaciones pobres, puedan generar
un potencial muy grande de empleo y movimiento
económico, como es el caso de proyectos mineros,
forestales y petroleros. En esta misma línea de pensamiento,
una estrategia
importante es dinamizar mercados locales cercanos a poblaciones
pobres, lo que se ha venido llamando desarrollo de ciudades
intermedias y también corredores económicos. En
todos estos casos, naturalmente, es importante que las inversiones
cuiden los aspectos ambientales, culturales y sociales de las
zonas donde operan, para impulsar su desarrollo sin generar
problemas de otro tipo.
La conclusión que he podido extraer del tema es
que la pobreza es un fenómeno, que puede ser causado por
miles de factores (naturales, políticos, sociales,
etc.).
Por lo tanto, ninguna de las personas deben deben vivir solo el
hoy sino siempre pensando en su futuro, por que uno no sabe
cuando le puede tocar este fenómeno que hace mucho
daño.
Existe un refrán que hubiera salvado muchos hogares: "Hay
que guardar pan para mayo".
http://www.monografias.com/trabajos6/brady/brady.shtml#pobreza
http://www.altillo.com/monografias/index.asp
http://www.lamolina.edu.pe/ciencias/ecologia/revista16.htm
/trabajos7/poper/poper.shtml
http://www.up.edu.pe/editorial/DTPORE27.htm
http://www.asip.org.ar/en/seminarios/int004/expo_juan_carlos_lam_alvarez.htm
Autor:
Maria Isabel Barriga Mendoza
Instituto De Los Andes
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