Indice
1.
Introducción
2. La identidad: mestizos
colonizados
3. Del pasado a hoy
4. Lo publico:
según pasan los años
5. Ni regiones ni países: latinos
del nuevo siglo
6. Conclusión
7. Bibliografía
Utilizada
"Producir una hipótesis es casi como probar a adivinar
– opina Humberto Eco – con la diferencia que quien
larga una hipótesis prueba a
pensar que esos datos presentes
en la conjetura sean parte de una ley más
universal".
¿Por qué no dar crédito, en este punto de partida para
el trabajo, a
esta particular definición?.
La noción anterior al cotejo con la realidad y los
pensamientos de diversos investigadores – tal es la idea de
este recorrido de ideas – es la de una América
Latina con un destino común – histórico y
cultural – pero obstruida y difusa, detenida en la
concreción de ese sueño de unidad.
¿Estamos, como investigadores, en condiciones de
entregar verdades o formulas sobre la identidad?.
Probablemente, no.
Al decir de Aníbal Ford, "No somos ingenieros de la
Cultura". Pero
esto no es solo un trabajo de laboratorio.
Pertenecemos al difuso campo de los estudios sociales y
culturales. Estamos hablando de cómo piensa, siente y
sobrevive la gente en nuestro continente. El proceso de
transformación moderna que ha experimentado América
Latina desde los años ochentas a la fecha con la
aplicación de las leyes del
mercado en
todos los ámbitos de la vida, ha producido profundos
cambios en las estructuras
económicas, políticas,
sociales, tecnológicas, mentales y legales. Estos cambios,
a su vez, han transformado los sistemas de vida,
organización, trabajo, educación, producción, competencia… de
la mayoría de la población latinoamericana.
Ante ésta realidad histórica contundente, el
problema ya no es preguntarnos si Latinoamérica acepta o no la
globalización cultural e informativa que se ha
impuesto y que
ha atravesado el mundo de finales del siglo XX; sino que ahora
debemos reconocer, para bien o para mal, que la globalización comunicativa es un hecho
irresistible al cual ya estamos incorporados como comunidades y
del que no podemos desprendernos.
Ya que se habla permanentemente del trabajo interdisciplinario
como herramienta para la solución de problemas a
comienzos de este nuevo siglo; me permito sentirme un poco poeta
y hablar, como disparador de este trabajo, de la oposición
de dos metáforas sobre este mundo globalizado.
Ya se ha dicho que las metáforas ayudan, muchas veces, a
buscarle el sentido, ordenar, explicar algo que nos resulta
nuevo.
Ambas surgen de una visión en torno a la
identidad
latinoamericana de Aníbal Ford durante una ponencia ante
el congreso de FELAFACS durante 1991. Allí, el
investigador argentino analiza el termino de "Aldea Global"
(Global Village) impuesto hace
algún tiempo por
Marshal McLuhan.
Según Ford, este concepto implica
una idea de cultura
orgánica, sistémica, homogénea que no
explica de forma acabada como se están produciendo los
procesos de
transnacionalización, sus diversificaciones,
fragmentaciones y conflictos
socioculturales. Opone, a cambio, la
metáfora del "Conventillo Global".
El conventillo, paradigma del
cruce revuelto de culturas y cosmovisiones de la Argentina del
siglo XX, fue el lugar donde los hijos de españoles,
italianos, polacos, ucranianos, turcos y judíos
recibían – entreveradas – esas influencias étnicas,
sus conflictos,
sus solidaridades, sus fusiones y sus
diferencias. Así, con esta nueva metáfora, Ford
intenta luchar contra la idea de que un mundo globalizado implica
la estandarización de todas las conductas y creencias.
Presentar "un mundo con muchas voces hablando al mismo tiempo".
Ahora bien. Esta concepción del latinoamericano como "hijo
de los barcos que cruzaban el Atlántico" funciona
probablemente mejor para un territorio como la Argentina que
para otras naciones de América
Latina, cuyo componente etnográfico es bien distinto.
¿Qué somos, entonces, los latinos?.
2. La identidad:
mestizos colonizados
El escritor y periodista mexicano Carlos Fuentes, con
motivo del quinto centenario del descubrimiento de
América explica que "nos acercamos a una fecha que
podría dividirnos o unirnos. Los problemas de
1492 en 1992 son dos. Uno es la hipercelebración. El otro
es la hipercrítica. Ver el pasado solo como una
hazaña civilizadora o como un prolongado crimen, es un
error".
Tal vez ambas realidades – y no ninguna de ellas –
sean parte del pasado Americano. A partir de la misma
ocasión el brasileño Jorge Amado reflexionó
sobre el carácter
tumultuoso y violento de ese choque de culturas. "La paz y la
armonía no siempre existieron ni podían existir
entre señores y esclavos, colonizadores y
colonizados".
Néstor García Canclini en su visión sobre
las identidades nacionales en nuestro continente realiza un nuevo
aporte tendiente a romper el determinismo en las posturas acerca
de la cultura y la historia. "Con frecuencia
las identidades nacionales, étnicas y regionales se
defienden con un discurso
escencialista y ahistórico" sin entender "(…) las
identidades como las maneras – cambiantes – en que las sociedades se
imaginan y construyen relatos sobre su origen y futuro".
Es menester, sin embargo, señalar que la herida de la
conquista sigue funcionando como un resorte en la conducta y el
pensamiento de
millones de latinoamericanos.
"En la construcción de esta difícil
empresa (la
del cruce de culturas) los protagonistas fueron mucho más
allá de la convivencia interracial. Mezclaron (…) sus
sangres, sus dioses, sus ritmos, sus gustos. Pero ese sincretismo
fue un asunto de los negros, necesitados de preservar sus
bienes
culturales. Ciertamente fueron ellos los primeros en luchar por
la gran mixtura."
No es casual que las palabras precedentes de Jorge Amado
correspondan a la historia del Brasil y no a
otras. Allí, como en Cuba, el
componente Afro hace mucho más visible ese cruce. Pero
toda esta noción – a veces trasladable al componente
aborigen – de "mezcla" como signo identitario se ha
encontrado históricamente surcada por estructuras de
tipo económico.
"Si no fuésemos mestizos, no nos habría sido
posible resistir tantos siglos de miseria que se prolongan hasta
hoy, de explotación, de hambre, de latifundios y
servidumbre de la tierra,
(…) de opresión política. El mestizo
posee una resistencia
más allá de todos los límites",
cierra Amado su exploración al Brasil
moderno.
Muchas veces, el lugar privilegiado del europeo en la
historia de los procesos de
producción y desarrollo de
este lado del Atlántico esta indefectiblemente ligado a la
marginalidad y
el carácter
siempre periférico del componente autóctono y
negro. Y esto se proyecta en la historia de la cultura.
"La memoria de
Piedra de Chichen Itzá y de Machu Pichu. La
incorporación del aborigen al mundo cristiano en San
Lorenzo de Potosí. La presencia de los mitos
indígenas en Asturias, los mitos
judeo-musulmanes en Borges… De Sor
Juana Inés de la Cruz a Pablo Neruda, de
Machado de Assis a García
Márquez, los iberoamericanos hemos sido capaces de
crear una cultura perdurable, duradera. Fragmentada y continua a
la vez."
Como contrapartida, la reivindicación de
elementos comunes en esa identidad "iberoamericana"
disímil pero con una historia compartida surge a partir de
elementos tales como la lengua o la
herencia
europea. Aparece, finalmente, como signo de unidad, por encima de
los regionalismos, el viejo mapa del Virreinato.
¿Es nuestro punto común como Americanos ser hijos
de la dominación?. España,
Inglaterra…
Estados Unidos
durante el siglo XX. ¿Nos una la dependencia?.
Significativas son, en este contexto, las palabras de
Joaquín Estefanía, director del diario El
País de Madrid.
"Desde la caída del Muro de Berlín, la
disolución del Este Europeo, la disgregación y la
quiebra de la
ex URSS y la Guerra del
Golfo Pérsico, América
Latina ha dejado existir para los europeos (y para los
españoles) Ya sabíamos que era el patio de
atrás; pero ahora es la vivienda de otro".
Artista Vs Mercado, Otra
Oposición A Romper
Después de haber aplicado la dinámica del libre comercio
durante varios años sobre las superestructuras mentales de
América Latina hoy es sumamente importante analizar
¿Cómo la aplicación de las leyes del mercado
han transformando el esqueleto y la dinámica de nuestra cultura y comunicación?
El carácter cambiante de la obra de arte (entendida
de manera amplia) tal vez sea un buen ejemplo de hacer este
seguimiento.
Los "guettos" y lugares cerrados del arte son inventos de las
sociedades
capitalistas. Hasta el renacimiento,
inclusive, la mayoría de las obras de arte formaban parte
de la vida ordinaria de las ciudades: los frescos y estatuas
estaban integrados a la arquitectura con
un sentido público; actores y juglares actuaban en las
plazas, los mercados y las
calles.
Si bien muy distinta a esta y sin entrar a describirla, nuestra
realidad pre-colombina guardaba, también, diferencias muy
marcadas con el concepto de la
obra de arte.
A medida que el sistema
capitalista fue produciendo una división más
compleja de las áreas de trabajo. Se separaron los
diversos aspectos de la vida humana y aparecieron los
públicos diferenciados para las actividades intelectuales
y artísticas. Surgen, así, las instancias
específicas para la consagración y difusión
de las obras (academias, salones, teatros o editoriales).
García Canclini, en su mirada acerca de las vanguardias
artísticas y la cultura popular, enumera algunas
experiencias que intentan salirse de ese lugar en el que el mundo
capitalista colocó a la producción de
artística.
Menciona, por ejemplo, modelos de
arte urbano durante la década del 70 y aclara que "sacar
el ate a la calle no es un acto simple y
voluntarista".
Las nuevas formas de actividad artística deben
tender, entonces, a:
- Ampliar las posibilidades de participación
espontánea del público (interacción entre
autor y destinatario). - Buscar actuar sobre la conciencia
política
de los participantes.
Dos experiencias latinoamericanas ejemplifican
claramente estas pautas.
En Brasil, Augusto Boal con los denominados "Centros Populares de
Cultura". Estas organizaciones
integrales se
ocupaban de los problemas básicos y más urgentes de
cada comunidad.
Reunían estudiantes, artistas y obreros para
ensañar arte culinario, canto coral, danza,
teatro,
cine, pintura.
Los espectáculos teatrales eran escritos, en muchos casos,
por los mismos obreros a través de un método
llamado "Teatro Jornal"
(periodístico) a través del cual se enseñaba
a leer las noticias que luego eran reelaboradas con ritmo
dramático y representadas.
Los Centros Populares de Cultura funcionaron hasta 1964,
cuando fueron clausurados por el gobierno
militar.
En Argentina, desde 1970, el "Grupo Octubre"
(dirigido por Norman Briski) contaba con nueve equipos que
recorrían barrios obreros y villas miserias en Buenos Aires y en
el interior del país.
Primero se realizaba una investigación en el lugar, a cargo de los
mismos actores, para establecer los modelos
dramáticos y los problemas básicos de la vida
barrial. En segundo lugar, se determinaba una acción y se
representaba ante los pobladores. Frecuentemente, el interés en
el conflicto
movía a la gente a participar desde la primera escena. Ni
bien los vecinos dejaban su rol de espectadores para agredir o
argumentar, los actores interactuaban con ellos.
Para concluir el significado de estas experiencias, Canclini
observa que "se revelan como distintos aspectos de un
único proceso
histórico: el que va del agotamiento de las características del arte burgués al
desarrollo de
una arte socializado". Y, para romper la dicotomía del
artista que se opone al mercado – y, por ende, es incapaz en el
contexto capitalista, de generar industria con
su actividad – esboza una salida. "Lo más eficaz
contra la mercantilización del arte no son las actitudes
individuales y defensivas, como negarse a vender las obras. Lo
más eficaz es que el trabajo de
los artistas se inscriba en las luchas populares. Si las obras se
integran en un contexto no artístico y se incorporan
efectivamente a una lucha contra el sistema, el
sentido de la obra va a ser tan fuerte que todo lo otro
pasará a segundo plano". Aparece, así, una
categoría que excede la de artista propiamente dicho y que
es la de "productor de cultura".
Esta inserción de los artistas y de sus obras en
la vida cotidiana del pueblo, en sus luchas políticas
(en el sentido amplio del termino) en muchas ocasiones a
fracasado rotundamente. En otras, como en los casos citados
antes, tuvo un fugaz desarrollo. En el caso de "Octubre", por
ejemplo, el grupo estaba
en contacto con agrupaciones de base de la Juventud
Peronista.
Podría pensarse, hoy, en un contexto que dificulta mucho
más estos emprendimientos. Sin embargo, el investigador
norteamericano George Yúdice destaca – en un estudio
sobre gustos y mercados de la
música en
Latinoamérica el desarrollo del genero musical
del "rap" en Brasil, vinculado al movimiento
negro. Particularmente demostrativo es el caso de la banda
"Racionais MC" con su defensa de los presos de color ("el grupo
grabó una de las piezas de su ultimo álbum en
Carandiru, lugar de una mascare de mas de 100 presos por la
policía") Poseen en la actualidad un público
enorme, y no limitado a los "manos" (jóvenes de las
favelas y el suburbio) sino con poder de
atracción de las clases medias.
En el caso de "Racionais MC", la banda ha podido crear
su propio sello para grabar su álbum y con las ganancias
ha construido campos de diversión para los chicos de su
barrio. Pero ¿Cómo trasladar esta experiencia al
conjunto de estructuras de distribución y venta de
artículos culturales en toda América Latina?. La
economía
aparece, una vez más, como eje del planteo.
Rafael Roncagliolo, como integrante del IPAL (Instituto para
América Latina, con sede en Lima, Perú) esboza,
como antecedentes del encuentro de Políticas Audiovisuales
en América Latina y el Caribe durante 1991, pinturas de
época en torno a los
paradigmas
económico – culturales de las ultimas décadas.
"En los sesenta y setenta se intentaron en la región una
serie de experiencias nacionales, tanto en materia de
televisión
como de cine. (…)
Los casos más notables fueron los de Bolivia,
Chile,
México,
Perú y Venezuela. La
década de los ochenta establece un paréntesis sobre
aquellos esfuerzos iniciales, y abre los temas a los
investigadores acerca de la relación entre comunicación y cultura, entre industria de
los medios y
políticas culturales. (…)". Cabe recordar, aquí,
que es esta la época de mayor expansión en el
consumo de los
medios
masivos, especialmente la
televisión. "A principios de los
noventa se hacen cada vez mas necesaria la implementación
de las políticas culturales, en un contexto de
marginación de América Latina del escenario
internacional y de generalización del liberalismo".
Reflexionando sobre esta realidad, podemos decir que la
aplicación de las reglas de mercado al terreno de la
cultura y la información colectiva en
Latinoamérica, especialmente de los medios
electrónicos, han ocasionado un peligroso paradigma de
época. El retiro del Estado como
rector de la Cultura y la
Comunicación Nacionales, para delegar ahora su
dirección a la dinámica del mercado
bajo el mecanismo de acción de la oferta y la
demanda
informativa.
Así, la rectoría del Estado en el
campo de la conciencia de lo
público ha quedado substituida por la intervención
de las leyes del mercado con su "Mano Invisible" de
regulación natural, que no ha sido otra realidad que la
acción de la "Garra Invisible" de los intereses de los
grandes monopolios.
Fueron las tesis
modernizadoras las que han sostenido el adelgazamiento, la
privatización, el repliegue, la
desregulación, la
globalización y la transnacionalización de
todos los campos de lo público.
4. Lo publico: según
pasan los años
García Canclini explica que la noción de
lo público "atravesó la modernidad con
diversos significados. Espacio desde el cual luchar contra los
estados despóticos, los abusos de monarcas y dictadores
durante los siglos XVIII y XIX en Europa y buena
parte del XX en América Latina. Luego, como defensa de lo
social frente a la voracidad monopólica de las empresas
capitalistas (…) y la tendencia a reducir la
participación social a las prácticas de consumo. Y, en
un tercer momento, a partir de mediados de este siglo, adquiere
importancia la radiodifusión como servicio
público y como espacio de deliberación con independencia
del poder estatal
y del lucro de las empresas".
A su vez, Canclini cita a John Kane para examinar "las articulaciones de
lo local, lo nacional y lo global a través de cuatro
esferas diferenciadas".
- Esfera Pública: tipo particular de
relación espacial entre dos o más personas.
Vinculada a medios de
comunicación como la TV, la radio, el
satélite, el fax o el
teléfono donde se producen controversias
no violentas. - Esferas Micro Públicas: espacios locales en
los que intervienen decenas, centenares o miles de
participantes. Por ejemplo, reuniones de vecinos, una iglesia,
cafeterías o movimientos sociales. - Mesoesferas Públicas: aluden a la
dimensión de Estado – Nación en donde millones de personas
debaten sobre el poder a través de diarios de
circulación nacional y medios electrónicos de
igual alcance. - Lo Macro Público: Agencias de Noticias que
desde hace décadas cubren todo el planeta sumadas las
transnacionales multimedia (por
ejemplo Time – Warner). Grandes administradores de la información y el entretenimiento mundial.
Propician debates públicos transnacionales (ante las
guerras por
ejemplo) y muestran la diversidad.
Esta última categoría, la de lo macro
público, es la fundamental para establecer un análisis sobre las estructuras de poder y
control en torno
a la cultura. ¿Quiénes y cómo nos cuentan lo
que somos a diario?.
La Música Y El Cine:
Espejos De La Totalidad
Octavio Gettino – director de cine y televisión
argentino e investigador – encuentra como principales
dificultades del cine latinoamericano, una fuerte
reducción de los mercados tradicionales (menos
espectadores y menos salas) y un adolescimiento de valores
ideológicos y estéticos en los creadores.
Lo primero es paradójico, ya que mientras menor es
cantidad de salas y de público, mayor es la comercialización y el consumo de
películas en todos los países de la región
vía nuevos circuitos
(videoclubes, por ejemplo) en poder de las "majors"
multinacionales. Pero "lo que compite a la hora de ganar mercados
(…) no son precisamente la calidad
artística o estética ni el acabado técnico
(ahora presente incluso en los países más pobres
gracias al abaratamiento de las nuevas
tecnologías) sino las relaciones mundiales de poder
que existen en los campos de la economía y de la
política."
Mientras, "la preocupación mayor de los
directores, (…) dada la ausencia de verdaderas industrias, es la
de conseguir recursos para
seguir produciendo" y legitimar sus productos en
el exterior (festivales o ciclos) para luego ser aceptados en su
propio mercado.
En este sentido, García Canclini entiende esta
necesidad de legitimación externa de la propia cultura
como parte de la historia del
arte occidental moderno, que "es la historia de una simulación
y un exhibicionismo. La simulación
reside en proponer las obras como objetos de contemplación
y reverencia como si no fueran el resultado de actos
humanos.(…) Y el exhibicionismo, en mostrar el hecho cultural
lejos de la cultura que lo engendró"
Esta situación coloca a los autores – realizadores de la
cultura en general en la necesidad de gustar a determinados
públicos, que no son precisamente los de su lugar.
Si entendemos que "un país o una región, al igual
que un individuo, produce su propia imagen o nadie
podrá hacerlo en su lugar (en ninguna otra parte
podrá encontrar lo que existe de específico y
diferenciado en el)"; Y que "sin imagen no hay
imaginario ni identidad colectiva"; cabría preguntarnos
¿Realmente es nuestro destino ser meros transmisores de
imágenes ajenas?. ¿Imágenes
pensadas, vivenciadas y elaboradas por otros?.
Para que la pregunta anterior no se convierta en pura
retórica, es necesario comenzar a dotar de contenido lo
que Gettino llama "espacio audiovisual latinoamericano nacional o
regional".
En el caso del cine, las preferencias del público parecen
no estar claras. Tal vez porque los productos
tampoco lo estén desde su concepción. Solo tres
países de la región: Argentina, México y
Brasil estrenan un promedio mayor a 10 películas por
año – contra las miles que Hollywood produce cada
temporada – y estas producciones necesitan, dado el poder
adquisitivo de las audiencias un promedio de un millón de
espectadores para amortizar rodajes de un costo
promedio.
Con la música, en cambio, la
situación de consumo es distinta. La estructura de
venta y distribución de diversos formatos de audio
no para de crecer de una década a esta parte.
Además, con algunas excepciones como Venezuela (que
consume un 63% de música internacional), en el resto del
continente existe un gran apego a la música local y
regional (alrededor del 70 % de las ventas)
Salsa, Ballenato, Cumbia, Samba, Rock Latino o
Folklore son
consumidos en cantidades enormes. Pero las ganancias son para
transnacionales como BMG, EMI, SONY o POLYGRAM, subsidiarias a la
vez de los grandes conglomerados multimedia del
entretenimiento.
Las pocas "indies" (empresas nacionales con menos estructura y
recursos) existen
en México y Brasil y su papel en la
participación del mercado queda claro en las palabras de
Carlos Sánchez, presidente de POLYGRAM Venezuela. "Las
grandes disquerías están encargándose del
marketing y la
distribución. Las empresas nacionales cada vez más
se preocupan
sólo de desarrollar los artistas, el producto…"
Varias preguntas surgen, inevitablemente. ¿Cuánto
de diversificación de expresiones culturales hay en este
sistema de distribución y venta?. ¿No
estarán forzadas, esas "indies" a buscar "determinado
perfil de artista" para asegurar las enormes inversiones en
publicidad de las
"majors"?.
¿Qué lugar queda para la música
popular-anónima, verdadera expresión de muchos
pueblos, donde no hay autores ni cantantes?.
Un dato acerca de los derechos de
autor tal vez conteste esta última inquietud.
"Cualquier Sampleo (injerto textual) en una obra que será
comercializada debe recibir recompensa. Pero no hay
protección semejante para la incorporación de
ritmos y otras manifestaciones elaborados en comunidades
tradicionales. Cualquier músico puede incorporar los
ritmos de la rumba sin tener que pagar derechos."
No es un asar que la melodía, de elaboración
predominantemente occidental sea protegida, pero no los
ritmos.
Volviendo a las pocas estructuras industriales de la
música que existen en el continente, nuestro país
(Argentina) tiene la incómoda
privilegio de ostentar el mayor porcentaje de comercialización a través de
"majors" internacionales de todo el continente. A pesar de tener
manifestaciones auténticamente valoradas por su
público como el Rock (uno de los
movimientos más importantes del genero en
Latinoamérica) y el Folklore (con
artistas reconocidos e nivel mundial), no existen grabadoras
propias, salvo contadas excepciones que no llegan a modificar el
volumen de lo
operado en el mercado de música.
En el otro extremo, las dos naciones con mas presencia de
"indies", México y Brasil incluyen en su población un fuerte componente
étnico.
Esto plantearía una valoración más de las
identidades regionales o étnicas que de las
nacionales.
Se puede hablar, seguramente, de una música del caribe,
rioplatense, andina o centroamericana, música urbana o
campestre.
Pero. ¿Cómo construir industrias
sustentables si el punto de partida para la puesta en marcha de
políticas culturales a través de los gobiernos son
los estados nacionales, o la agrupación de varios de
ellos?.
5. Ni regiones ni países:
latinos del nuevo siglo
Existe una larga lista de recomendaciones hacia los
organismos del estado, las empresas nacionales, los autores,
artistas y técnicos, los usuarios, los investigadores, los
críticos y educadores como parte responsable del
mejoramiento del estado actual de la cultura
audiovisual.
Esto aparece como conclusión de diversos
estudios.
Octavio Gettino, por ejemplo, con motivo de una ponencia presenta
ante la CACI (1996) o el Encuentro Regional de Políticas
Audiovisuales de América Latina y el Caribe (1991),
establecen criterios de responsabilidad nacional, de gestiones tendientes
a la interconexión entre estados, al apoyo de nuevos
valores, a la
planificación a largo plazo o a la puesta a
punto de los planes de estudio.
Pero cruzando todos esos conceptos adquieren real valor las
categorías expuestas por Ford en su trabajo "De la Aldea
Global al Conventillo Global".
Allí, el investigador encuentra "nudos" o características comunes de los
latinoamericanos sobre los que debe trabajarse para hallar
soluciones.
- La ciudad y los medios: producto de
las crisis
capitalistas, enormes contingentes de migrantes pobres se han
trasladado hacia las ciudades centrales, espacios que comienzan
a reestructurarse a través de oposiciones tan
inquietantes como la ciudad rica y protegida, la de la
privacidad y la ciudad de las grandes zonas duras de la
marginación y la multiplicidad racial. Aparecen
así, nuevas fronteras, similares a las nacionales, donde
las economías informales y el cuentapropismo funcionan
de manera similar. - Traslados y caminos: ciudades y medios, contingentes
de migraciones externas e internas, trabajadores golondrinas
seguidores de cosechas… La cultura de los caminos esta
fuertemente arraigada en la realidad. Y eso empieza a
traducirse en nuestras representaciones (libros,
películas, música). Hasta hoy, los
latinoamericanos no teníamos un genero comparable a la
"roadmovie" estadounidense. Pero esto es otra cosa, "somos lo
que viajamos", la fijación de la identidad se da en el
propio traslado. Ford utiliza el termino "Homo
Viator" - La fragmentación de los públicos:
presencia de "consumidores nomádicos" y
fragmentación en el propio uso del medio. Por un lado
conforma un fuerte crecimiento de la pluralidad cultural, por
otro es parte también de una estrategia
transnacional. No debe confundirse esta diversificación
con una diversificación política y
democrática - Las expansiones culturales: esa ciudad marginal y
fragmentada, ciudad subterránea y oscura cruza cualquier
límite. La experiencia cultural de los migrantes
latinoamericanos en EEUU es un punto de referencia cada vez mas
fuerte en nuestro continente. Hay momentos en los que se
podría hablar de "procesos de chicanización o
newyorkanización" de la cultura latina.
Todos estos "procesos de expansión
simbólica" son captados de manera realmente nueva en la
cultura de nuestra generación, que ya hemos integrado a
nuestros proyectos la
crisis, la
incertidumbre, el peligro cotidiano, la negociación y el cruce entre lo autentico y
lo construido. El trastorno de todo esos campos va conformando
nuestra identidad.
Parecemos volver al principio, pero con un largo camino
recorrido.
Queda claro que la situación descripta en muchos aspectos
es "inmejorablemente negativa" para la gesta de los procesos de
creación, construcción, comercialización y
retroalimentación de la cultura en
América Latina.
Cuando al principio "jugábamos a adivinar" con la hipótesis de una América unida, de
un viejo sueño de liberación colectiva,
tomábamos como referencia una etapa histórica de
oposiciones tajantes y claras.
Aborigen o Europeo en la conquista, Colonia o Nación
durante el s XIX, Liberación o Dependencia en el XX. Hoy
sabemos que las luchas inscriptas en esas oposiciones no fueron
exitosas, porque no fueron constructivas. Porque plantearon la
aniquilación de un enemigo común, no el surgimiento
como espacio potencial de identidades compartidas.
Por supuesto que decisiones mas concretas en el terreno de lo
político – económico facilitarían esa tarea
de integración y crecimiento.
Pero ya no existe la posibilidad de apoyarse en esas oposiciones
anteriores.
Este trabajo que esta concluyendo, sin ir mas lejos, ha tendido a
destruirlas, desenmascararlas, saber que hay de autentico y que
de mítico e irracional.
Apelar a esas fuerzas – lo mítico y lo irracional digo –
es tentador para las luchas populares. Pero pareciera no ser lo
más efectivo.
Aquí aparece, sin lugar a dudas, el mayor problema, que es
también fundamental a la hora de implementar
políticas culturales: nuestra esencia esta fuertemente
regada con esos caracteres de la Europa antigua y
de la América precolombina que, tan distintas en tanto, se
parecían en eso. Eran sanguíneas, viscerales,
trágicas…
Habrá que andar a cuestas con esa cruz. Y escuchar al
Osvaldo Soriano, representante si los hay de la cultura popular
en la Argentina.
"¿Qué me queda de España a
mí, hijo de Rípodas y Barcelona, nieto
de Valencia y Pamplona, nacido por azar en los mares del sur?. Me
queda – como a mis hermanos americanos – el
espíritu de insumisión de aquel caballero andante
siempre dispuesto a arremeter contra bribones y poderosos.
(…)Me queda algo de talante anarquista de mi padre, que
diseñaba aparatos extraños para explorar galaxias
desconocidas; tengo algo de entereza para aceptar la adversidad;
algo de aquel abuelo que fue azote de caminos y cayó en
Valencia(…). Con elle o con ye, de vos o de tú, con eses
apaciguadas y zetas disimuladas. Poco importa. Vosotros, ustedes,
nosotros: Quijote, Sancho, Buendía, Cruz, Paramo, Larsen,
Atahualpa, Erdosain… las mil encarnaciones de una identidad
fragmentada y difusa que es el retrato de todas las otras, aunque
ya no tiene deudas con nadie."
7. Bibliografía
Utilizada
Amado, Jorge. "Un inmenso lecho de amor" en
"Ibero América, una comunidad".
Diario Clarín, Suplemento Especial. Buenos Aires,
julio de 1991.
Ford, Aníbal. "De la aldea global al conventillo global"
en "Navegaciones". Buenos Aires, Ed. Amorrortu, 1994.
Fuentes,
Carlos. "El nuevo encuentro comienza hoy" en "Ibero
América, una comunidad". Diario Clarín, Suplemento
Especial. Buenos Aires, 1991.
García Canclini, Néstor. "Políticas
Culturales: de las identidades nacionales al espacio
latinoamericano". México, Ed. CONACULTA, 1993.
García Canclini, Néstor. "Vanguardias
artísticas y Cultura Popular" en "Transformaciones,
enciclopedia de los grandes fenómenos de nuestro tiempo".
Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1973.
Gettino, Octavio. "El mercado audiovisual latinoamericano" en
"Voces y Cultura: Cine Identidad y Cultura". Madrid,
Fundación Santa María, 1998.
Roncagliolo, Rafael. "Antecedentes del Encuentro Regional de
Políticas Culturales Audiovisuales en América
Latina y el Caribe" en "Voces y Cultura: El Imperialismo
Cultural a finales del siglo XX". Madrid, Fundación Santa
María, 1992.
Soriano, Osvaldo. "España en la utopía americana"
en "Ibero América, una comunidad". Diario Clarín,
Suplemento Especial. Buenos Aires, julio de 1991.
Yúdice, George. "La industria de la música en la
integración América Latina –
Estados
Unidos". San Diego, The Cominication Review, 1995.
Autor:
Juan Manuel Mascaró