Indice
1. La
etnografía en la visión cualitativa de la
educación
2. Versatilidad de la
técnica
3. Tendencias que marcaron
historia
4. Pasos en un Estudio
Etnográfico
5. Algunas experiencias
iniciales
6. Reflexiones sobre el
tema
7.
Referencias
1. La etnografía en
la visión cualitativa de la
educación
El Motivo del Tema
La visión del mundo educativo a partir de una
interpretación cualitativa predomina actualmente en el
ámbito internacional. Los sistemas
educativos han incorporado enfoques y metodologías a
través de sus reformas siguiendo tendencias alternativas
del pensamiento
para obtener una comprensión más completa del
entorno. Términos como cualitativo, etnografía,
interpretativo, fenomenología y holística, se han
incorporado cada vez con mayor profusión en el discurso
curricular de la aldea global.
Con el presente trabajo, las autoras ofrecen un aporte
para la comprensión del discurso
educativo actual y su contextualización en la comunidad de
metodólogos y científicos. A partir de tal
propósito, establecieron (como motivo principal para el
desarrollo del
tema) la necesidad de indagar acerca de las razones, conceptos y
principios que
subyacen al emerger el paradigma
cualitativo de investigación profundizando,
específicamente, en una de sus vías
metodológicas como lo es la etnografía. En este
sentido, las autoras se propusieron realizar un seguimiento
documental del término y del tema relacionado con la
etnografía, a fin de tener una visión de lo que ha
significado en el campo de la investigación en educación y en el
espacio mundial.
Las autoras de este artículo consideran que la
aproximación cognitiva hacia el tema desde sus ideas
iniciales, permitirá al lector lograr tener una mejor
comprensión del discurso educativo actual y de los
términos comúnmente utilizados hoy en día.
De esta manera, el documento presenta referentes
históricos, filosóficos y científicos del
surgimiento de la etnografía. El contexto seleccionado
para desarrollar el tema ha sido el metodológico,
incluyendo la descripción de cada uno de los aspectos que
involucra el uso de la técnica como se desglosará
en las diferentes secciones de este trabajo.
Se podría afirmar que el artículo aborda
monográficamente el tema de la etnografía. El
interés
está en profundizar sobre las características y alcances de esta
técnica de investigación la cual ha sido y es
aplicable, como se verá a lo largo del documento, tanto en
el ámbito educativo como en otras áreas del
conocimiento.
La etnografía, a diferencia de otras
metodologías tradicionalmente aceptadas como más
válidas, es una opción de reciente uso en el
ambiente
educativo venezolano (aproximadamente a partir de la
década de los noventa). Explorar en este campo a fin de
conocer sus particularidades, permitirá vislumbrar sus
fortalezas en la práctica socioeducativa.
Para la correspondiente indagación del tema, las
autoras se plantearon los siguientes interrogantes:
¿Qué significa etnografía?
¿Cuál es el objeto fundamental de la
etnografía?
¿Cuál es el alcance de la etnografía?
¿Cuáles son las bases filosóficas de la
etnografía?
¿Cuáles son las tendencias más
representativas de la investigación cualitativa y de la
etnografía?
¿Qué características posee la
investigación etnográfica?
¿Qué pasos contempla la ejecución de un
estudio etnográfico?
¿Qué limitaciones presenta un estudio
etnográfico?
¿Qué experiencias etnográficas se tiene en
el espacio mundial y latinoamericano?
¿Cuáles reflexiones nos planteamos en torno a la
etnografía?
Re-descubrir la Etnografía
Uno de los factores que ha contribuido a focalizar la atención hacia esta técnica
investigativa es la discusión que se ha mantenido por
varias décadas con relación a los paradigmas
cuantitativos y cualitativos de investigación. De manera
paralela a este hecho, la principal causa que influye en el
aumento del interés
hacia "lo etnográfico" y la inclusión de sus ideas
en discursos
pedagógicos, es la existencia de problemas que
han sido y posiblemente, sólo pueden ser abordados a
través de esta técnica. Dicha situación
refleja que los resultados de estudios desarrollados por
especialistas de otros campos, siguiendo metodologías y
tendencias convencionales, no han contribuido a la
solución constructiva y menos aún definitiva, como
se pretendía imaginar, de los conflictos
socioeducativos.
Así, la posibilidad de emplear la
etnografía para interpretar situaciones naturales en el
contexto de la práctica educativa surge por el agotamiento
de corrientes tradicionales de investigación para la
explicación científica de tales
situaciones.
La etnografía es considerada como una
técnica de investigación no-convencional,
técnica alternativa o emergente de investigación,
cuyo proceso se
centra en "lo cualitativo". Es decir, sus características,
alcance y proyección en la investigación de
problemas de
distinto orden, están en estrecha correspondencia con la
posición epistemológica que asume el investigador
ante el objeto de estudio, y no sólo con aspectos y
datos
cualitativos del fenómeno. En otras palabras, la
concepción etnográfica se identifica con postulados
filosóficos que van más allá de la
ejecución de una metodología investigativa.
Desde su origen
La revisión etimológica del término
etnografía refiere a etnos (de ethos, del griego ethnikos)
que significa todo grupo humano
unido por vínculos de raza o nacionalidad; en su
acepción más simple representa la idea de pueblo.
Etnia como término representa la agrupación natural
de individuos de igual idioma y cultura,
mientras que grafía significa descripción. En este sentido, se puede
interpretar a la etnografía como la descripción de
agrupaciones, es decir, hacer etnografía es llegar a
comprender al detalle lo que hacen, dicen y piensan personas con
lazos culturales, sociales o de cualquier otra índole, que
intercambian visiones, valores y
patrones, bien de tipo social, cultural económico,
religioso.
Por otro lado, el uso del término
etnografía en el quehacer investigativo proviene de la
Antropología, en cuyo contexto se la ha
definido como la ciencia que
estudia, describe y clasifica culturas o pueblos. En el
ámbito antropológico, los investigadores
hacían contacto por largo tiempo con
"grupos
primitivos" para obtener un conocimiento
cultural de su vida cotidiana. De esta manera, la
etnografía, como técnica utilizada inicialmente en
la Antropología, ha derivado en sus
condiciones y cualidades en lo que algunos metodólogos del
campo investigativo en educación proyectan
como investigación participante.
Desde sus inicios, los investigadores en
educación vislumbraron en la etnografía la
posibilidad de descubrir detalles de la vida cotidiana dentro de
las instituciones
escolares (Levinson, 1991). En el campo de la
investigación se considera a la etnografía como una
técnica que permite describir el objeto de estudio. A
partir de ésta, el investigador puede derivar
interpretaciones y explicaciones sobre el fenómeno en
estudio, bien por implicación directa de la
aplicación de la etnografía o por producto del
uso de técnicas
de análisis.
Otro aspecto importante a considerar es que la
etnografía aborda el fenómeno en su marco natural
en el espacio donde ocurren los hechos; desde una perspectiva
subjetiva, cualitativa y holista. El paradigma
interpretativo que le sirve de soporte a la etnografía
emerge de conocimientos derivados de trabajos
antropológicos, lingüísticos,
psicológicos y sociológicos (García
Guadilla, 1987), con ideas compatibles y complementarias que
permiten obtener una visión diferente del mundo como nicho
ecológico y de la aceptación de múltiples
realidades. Es a partir del estructuralismo que la etnografía construye
su concepto de
técnica de investigación cualitativa (Hurtado de
Barrera, 1998).
En ocasiones se emplea como sinónimos de
etnografía los términos investigación
cualitativa, investigación
de campo, etnometodología, investigación
naturalista, investigación descriptiva. Si bien cada uno
de tales términos tiene estrecha relación con la
etnografía como técnica, sin embargo, se distinguen
de ésta en alguna medida. Se sabe, por ejemplo, que todo
estudio etnográfico es cualitativo, pero no todo trabajo
cualitativo es un estudio etnográfico.
El objeto de la etnografía está dirigido a
comprender una determinada forma de vida desde el punto de vista
de quienes pertenecen de manera natural a ésta, para
construir una teoría
de la cultura que es
particular al grupo. Su meta
es captar la visión de los nativos, su perspectiva acerca
del mundo, así como el significado de las acciones y
situaciones sociales relacionadas con las personas cuyas acciones y
pensamientos se desea comprender. Las Ciencias
Sociales han desarrollado métodos y
técnicas que permiten aproximarse a la
situación real, a las necesidades de quienes le pertenecen
y a su organización; es allí donde la
etnografía ocupa un lugar relevante en el espacio
metodológico del campo socioeducativo (Pérez
Serrano, 1994).
La etnografía, entendida como técnica
cualitativa que se propone ayudar a interpretar el entorno a
través del análisis de lo que dicen, hacen o piensan
sus protagonistas, tiene un alcance bien amplio. En la
etnografía se emplean procesos de
análisis de texto sobre
las expresiones verbales y no verbales, así como las
acciones y el pensamiento de
los actores (Buendía Eisman, 1998). Con esta prioridad, el
alcance de la etnografía ofrece aportes importantes en las
siguientes opciones:
A nivel micro (se identifica como
micro-etnografía): consiste en focalizar el trabajo de
campo a través de la observación e interpretación del
fenómeno en una sola institución social, en una o
varias situaciones sociales. En esta opción, la
investigación constituye un trabajo restringido que
amerita poco tiempo y puede
ser desarrollado por un solo investigador o etnógrafo. Un
ejemplo para esta opción puede consistir en describir lo
que ocurre en un salón de clases en cuanto a la
asignación de actividades por el docente para arribar a
una explicación ecológica de lo que sucede entre
los protagonistas.
A nivel macro (se denomina macro-etnografía): en
esta opción, la técnica ayuda a focalizar el
interés del estudio de una sociedad
compleja, con múltiples comunidades e instituciones
sociales. Este tipo de opción requiere de un trabajo que
puede extenderse a varios años y supone la
participación de varios investigadores o
etnógrafos. Un
ejemplo de macro-etnografía podría consistir en
estudiar el proceso
educativo, considerando la relación del hecho escolar con
otras instituciones de la sociedad.
A pesar de los diversos alcances que puede tener la
técnica, según las intenciones del investigador con
su objeto de estudio, los estudios etnográficos coinciden
en las siguientes condiciones:
Se aborda el objeto de estudio con miras a comprender e
interpretar una realidad, que interactúa con un contexto
más amplio, con la finalidad de derivar conocimiento y
planteamientos teóricos más que a resolver
problemas prácticos como lo podría hacer la
investigación acción, por ejemplo.
Se trata de analizar e interpretar la información proveniente de un trabajo de
campo, cuyos datos (información verbal y no verbal) consisten
en experiencias textuales de los protagonistas del
fenómeno o de la observación realizada en el ambiente
natural para comprender lo que hacen, dicen y piensan sus
actores, además de cómo interpretan su mundo y lo
que en él acontece.
El Tutor Filosófico
Las fuentes
filosóficas que subyacen en la aplicación de la
etnografía son comunes a las bases que fundamentan las
corrientes del paradigma cualitativo. A partir de la
década de los sesenta se aprecia el surgimiento de nuevas
teorías
(la Nueva Sociología de la Educación en Gran
Bretaña, las Teorías
de Conflicto en
Estados
Unidos, las Teorías Críticas en Francia y la
Teoría
de la
Educación para la Libertad en
Latinoamérica) que aportan un substrato
conveniente para el desarrollo de
la etnografía. Las teorías antes mencionadas tienen
como aspectos comunes la influencia de ideas marxistas, a
diferencia de las teorías denominadas tradicionales (el
Funcionalismo
Parsoniano, el Empirismo
Metodológico y la Teoría del Capital
Humano).
Los estudios cualitativos se fundamentan en enfoques
micro y en la búsqueda de significados contextuales, tal
como lo propone la Nueva Sociología de la Educación. Esta
tendencia se interesa en problemas ligados a comprender la forma
como la sociedad determina, selecciona, clasifica, asigna,
transmite y evalúa el
conocimiento.
Los enunciados filosóficos sobre los cuales se
apoya el paradigma cualitativo de la investigación se
remontan a los planteamientos filosóficos de Nietzsche,
Heidegger, Husserl, quienes promueven corrientes
antirracionalistas en las correspondientes comunidades de
intelectuales. Pero, ¿cuáles fueron los postulados
que aportaron una reacción ante lo que se venía
desarrollando por siglos de una manera tan
convencional?
Para Nietzsche,
el hombre
moderno es apariencia, lo que representa no es visible y se
oculta tras la representación. Heidegger, por su parte,
resalta el proceso hermenéutico del conocimiento y
sostiene que el ser humano es un ser interpretativo, pues la
verdadera naturaleza humana
es interpretativa. En su contexto, Husserl plantea que el
método
de aprehender epistemológicamente el
conocimiento está en íntima relación con
las características y estructura de
dicho conocimiento. Las ideas de Nietzsche, Heidegger y Husserl
se convierten entonces en promotoras en la transformación
del orden que estaba establecido.
Otras ideas complementaron el emerger de la Nueva
Sociología de la Educación y por ende del paradigma
interpretativo de investigación. La fenomenología, defendida por Schutz, hace
énfasis en la observación de la experiencia
cotidiana del mundo social. En 1987, García Guadilla
señala que la antropología y la
fenomenología facilitaron la reflexión sobre la
arbitrariedad que representaba el hecho de plantear ciertos
modelos como
"normas
universales", e hizo tomar conciencia de la
posibilidad de otras formas de percibir al mundo.
Los planteamientos filosóficos de la época
permitieron al paradigma cualitativo fijarse como
propósito la descripción e interpretación de
la vida del actor y su entorno de una manera sensible y subjetiva
(Flávia, 1983).
Se podría concluir en torno al
substrato filosófico del paradigma cualitativo de
investigación en el cual descansa la etnografía,
que sus postulados provienen del Idealismo
(Irracionalismo, Fenomenología) y de las
epistemologías paracientíficas (Bergson,
Husserl).
3. Tendencias que marcaron
historia
En el transcurso del tiempo, la investigación
cualitativa se desarrolla en educación a través de
varias vertientes. Estudios como los de Jacob (1987), Atkinson,
Delamont y Hammersley (1988) y el de Rockwell (1988), permiten
identificar las variantes mediante las cuales se ha venido
utilizando la metodología cualitativa desde sus primeras
décadas.
Jacob (1987) identifica cinco tendencias tradicionales
dentro de las alternativas naturalistas de la
investigación. Estas son: psicología
ecologista, antropología cognitiva, interaccionismo
simbólico, etnografía holista y etnografía
de la
comunicación.
La tendencia psicológico-ecologista estudia la
conducta humana
de manera natural entre ésta y su medio
ambiente. La meta de la
investigación en esta tendencia es producir detalles,
descripciones objetivas de la ocurrencia natural de la conducta, a
través de un análisis de carácter
cualitativo. Los psicólogos ecologicistas consideran la
conducta de los
sujetos como un todo integrado por aspectos objetivos y
subjetivos, en el entorno de su medio
ambiente. Inspirados en este enfoque han sido desarrollados
estudios que ven a las personas y su medio como
interdependientes, a la vez que se utilizan las técnicas
de descripción de la conducta y el descubrimiento de las
leyes de la
conducta.
El enfoque de la antropología cognitiva,
también llamada etnociencia y nueva etnografía,
estudia la cultura en términos mentales. En esta
tendencia, las investigaciones
pretenden comprender las categorías culturales de los
participantes e identificar los principios
organizadores que están implícitos en esas
categorías. La tendencia de los antropólogos
cognitivos es similar a la de los etnógrafos
holistas en cuanto a asumir que la cultura, definida como las
organizaciones
cognitivas de los fenómenos materiales, es
el centro para comprender el comportamiento
humano. Se asume que cada grupo de individuos tiene un
único sistema de
percibir y organizar el mundo que les rodea.
Las investigaciones
que han sido realizadas bajo la perspectiva de la
antropología cognitiva consideran que el conocimiento
cultural de un grupo está reflejado en el lenguaje,
especialmente el semántico. Los antropólogos
cognitivos no están interesados en el estudio de la
conducta observable. Su búsqueda está orientada
básicamente por dos interrogantes: ¿cuáles
fenómenos materiales son
significativos para la gente de alguna cultura? y
¿cómo las personas organizan dichos
fenómenos? El objetivo
metodológico de las investigaciones de esta tendencia es
describir la
organización de las culturas usando las
categorías de los participantes.
Otra de las tendencias en las cuales se ha desarrollado
la etnografía según Jacob (1987), es el
interaccionismo simbólico. Esta tendencia asume que las
experiencias de los individuos son mediatizadas por sus propias
interpretaciones acerca de las mismas. Estos investigadores
cualitativos están interesados en comprender cómo
esas interpretaciones son desarrolladas y utilizadas por los
individuos en situaciones específicas de
interacción. Los significados están concebidos como
fenómenos simbólicos: los seres humanos viven en un
ambiente-símbolo y en un ambiente-físico; sus
respuestas se corresponden con ambas situaciones. El significado
es entendido como un producto
social que es modificado a través de procesos
interpretativos que ocurren internamente en el individuo. Estos
investigadores están interesados en describir procesos de
interacción simbólica para comprender el comportamiento
humano.
Por su parte, el enfoque etnográfico holista
busca descubrir y analizar el todo o partes de una cultura o
comunidad,
descubriendo las creencias y prácticas del grupo estudiado
y mostrando cómo varias de estas partes integran a la
cultura como un todo consistente de tal forma que la
modificación en algunas de estas partes implique cambios
en otras. El término cultura es utilizado para referirse a
patrones de conducta (observables y propios de la estructura u
organización social) y a patrones para la
conducta (sistema de
estándares para decidir qué puede ser, cómo
percibirlo, qué hacer). El foco en las investigaciones
etnográficas holistas se refiere al estudio de culturas de
determinados grupos como
tribus, pueblos, instituciones y grupos étnicos.
También focalizan partes de la sociedad como religión, economía y
educación. El interés primario de los
etnógrafos holistas consiste en analizar y describir la
cultura, presentando la cultura según es vista por sus
participantes.
La etnografía de la comunicación, otra de las tendencias
etnográficas, se concentra en los patrones de
interacción social entre los miembros pertenecientes a una
misma cultura o a culturas diferentes. Estos etnógrafos
están interesados en presentar manifestaciones macro de
organizaciones
sociales y culturales a partir de la especificación y
comprensión de micro-procesos de interacción
cara-a-cara. La cultura es el centro para comprender el
comportamiento humano. El contexto influye en los patrones y
roles de la interacción interpersonal. La
comunicación verbal y no verbal es culturalmente
modelada. El estudio detallado de los patrones de
interacción revelan mucho acerca de la cultura de los
grupos que son estudiados. Los etnógrafos de la comunicación enfocan el estudio sobre
escenas particulares dentro de un ambiente clave institucional.
Su objetivo es
describir patrones de interacción cara-a-cara dentro y
entre los grupos, y el relato de esos patrones en los grandes
procesos sociales y culturales.
En el trabajo de
Atkinson, Delamont y Hammersley (1988) se distinguen siete tipos
en los cuales se ha venido desarrollando los estudios
etnográficos. Estos tipos son identificados por los
investigadores como interaccionismo simbólico,
antropológica, sociolingüística,
etnometodología, evaluación
democrática, etnografía neo-marxista y la
etnografía feminista. Los investigadores declaran que
prefieren hablar de tipos de
investigación etnográfica que de tendencias
porque en la práctica las investigaciones entremezclan los
elementos y resulta difícil discriminarlos.
Los estudios del tipo del interaccionismo
simbólico estudian la vida en las instituciones escolares
y ven al aula como un lugar potencial de conflictos en
los cuales los protagonistas construyen estrategias de
interacción. El interaccionista simbólico ve al
docente y a los estudiantes como actores que interactúan
por procesos de legitimación y control.
El tipo de estudio antropológico se ha dedicado
al análisis de las subculturas en los grupos minoritarios
y en los grupos étnicos, mientras que los
sociolingüistas han ofrecido sus aportes en diversas
vías. Por un lado, los etnógrafos
sociolingüistas han estudiado el discurso en el aula como
una contribución para interpretar el sistema de
interacciones que se dan en el ambiente académico escolar.
En otro sentido, se han realizado etnografías relacionadas
con los roles comunicativos que se desenvuelven entre los
protagonistas del aula y de cómo se generan transacciones
y negociaciones entre los actores. También en este tipo de
investigación hay estudios sobre cómo se transmite
el conocimiento en el aula, a través de las diferentes
interacciones verbales que se producen durante la enseñanza.
Los etnometodólogos han desarrollado
investigaciones en los discursos del
habla y en el uso de la técnica de análisis del
discurso. En este sentido, estudios sobre los turnos al habla
entre docente y estudiante han permitido describir cómo se
desarrolla la estructura de intercambios y han contribuido a
interpretar la estructura social escolar.
La evaluación
democrática, otro tipo de investigación
etnográfica que emerge de enfoques sobre evaluación
del currículo, hace énfasis en la
práctica de métodos
cualitativos de evaluación y sus implicaciones en la
práctica escolar. La etnografía neo-marxista que
proviene del campo de la Sociología, se ha evidenciado
mediante trabajos sobre estudiantes de clases trabajadoras y su
incorporación cultural a la sociedad
capitalista.
La investigación feminista es el séptimo
elemento que compone la tipología de Atkinson y
colaboradores, hace énfasis en estudios sobre cómo
se transfieren patrones sociales, valores
culturales, según el género y,
además, de cómo éste es percibido por los
actores y por sí mismos.
Rockwell (1988), por su parte, analiza las diferentes
vertientes que identifican el quehacer cualitativo para el
estudio de la práctica educativa. La primera vertiente que
señala la investigadora está orientada hacia el
estudio cualitativo de la estructura de lo que sucede en el aula,
incluyendo la consideración de las restricciones
temporales y espaciales de lo que puede constituirse en
acción de enseñanza.
La segunda vertiente está dirigida a explorar las
situaciones referidas a la interacción verbal, lo cual ha
significado la integración del análisis
socio-lingüístico y discursivo de la
comprensión de la práctica docente. La tercera
perspectiva se realiza en el terreno de las significaciones de
los contenidos construidos en la interacción cotidiana en
el aula. La cuarta está conformada por aquellos estudios
sobre la distancia entre el currículo formal y el conocimiento
objetivado mediante el lenguaje
utilizado en el aula.
Una última perspectiva descrita en el estudio de
Rockwell está referida a la "historización" del
análisis curricular y de la enseñanza para poder
determinar cómo ciertas prácticas han llegado a
formar parte de la docencia cotidiana, mientras que otras son
sólo propuestas pedagógicas o lineamientos
ministeriales.
El análisis de las diferentes tendencias
etnográficas contribuye a descubrir hacia cuáles
áreas se ha encaminado el "hacer etnografía" y de
qué manera el uso de esta técnica ha propiciado la
interpretación de la realidad socioeducativa.
Lo común en la Etnografía
La investigación etnográfica que se desarrolla en
cualquiera de las tendencias antes reseñadas se
caracteriza por:
Estar basada en la contextualización. La etnografía
centra la atención en el contexto antes que en alguno
de sus componentes
en particular. La información que recaba el investigador
debe ser interpretada en el marco contextual de la
situación o medio en el cual es recolectada. Es necesario
relacionar permanentemente los incidentes más relevantes
con el más amplio contexto social, partiendo de incidentes
claves que se toman como puntos de referencia concreto y
ejemplo del funcionamiento de una organización social. En
la investigación etnográfica, se trata de descubrir
lo significativo, lo importante, lo que se aprecia más
relevante dentro del conjunto.
Ser naturalista. La recolección de
información de un estudio etnográfico supone la
observación del hecho en su ambiente natural. El contexto
y el aspecto a ser observado no se analizan en forma separada
sino que son estudiadas en su interrelación
espontánea y natural. El sitio donde ocurre el
fenómeno es el centro de actuación del investigador
etnográfico.
Estudiar la cultura como unidad particular. El
propósito fundamental de un estudio etnográfico es
describir una cultura o una parte de ella dentro de una
organización. Su interés es comprender el punto de
vista y la forma de vida de los nativos, los que pertenecen
naturalmente a esa cultura. Cuando el etnógrafo estudia
una cultura aborda tres aspectos: qué hace la gente,
qué sabe la gente y qué cosas fabrica y utiliza la
gente. Tales aspectos conforman la conducta cultural, el
conocimiento cultural y los objetos culturales. En la realidad,
estos elementos se encuentran entremezclados pero el
etnógrafo debe identificarlos claramente, descubriendo el
significado de la gente asignada a cada uno de ellos.
Ser cualitativa. La explicación que ofrece la
etnografía acerca de la realidad cultural es eminentemente
cualitativa, empleando expresiones textuales de las personas
participantes. Hace énfasis en la calidad antes que
en la cantidad, lo cual no implica la exclusión total de
datos cuantitativos.
Ser intersubjetiva. La objetividad etnográfica es una
objetividad intersubjetiva. Entra en el juego la
subjetividad del investigador y la de los sujetos participantes.
La etnografía personaliza el trabajo científico,
pues quien investiga participa e interactúa directamente
con los individuos involucrados en la situación que
estudia.
Ser flexible. El investigador no enfrenta la realidad bajo
esquemas teóricos rígidos, sino prefiere que la
teoría emerja de los datos en forma espontánea. No
se requiere la formulación de hipótesis preconcebidas, éstas
surgen de la situación observada y se conciben como
aproximaciones hipotéticas sometidas a una constante
redefinición.
Ser cíclica. Las actividades o pasos se repiten una y otra
vez de acuerdo a la información que van arrojando las
observaciones. Es válido que el etnógrafo avance al
próximo paso del ciclo sin tener resuelto el anterior, ya
que luego tendrá oportunidad de reajustar, modificar o
completar si así lo considera conveniente o lo exige el
proceso mismo.
Ser holista. La etnografía aprueba la realidad cultural
como un todo en el cual cada una de las conductas o eventos tiene un
significado en relación con el contexto global.
Ser inferencial. La investigación etnográfica
describe y explica una realidad cultural haciendo inferencias,
induciendo, ya que la cultura y el conocimiento de una sociedad
no pueden observarse directamente. Hacer inferencias implica un
proceso mental que consiste en razonar acerca de evidencias que
se perciben por medio de los sentidos para
llegar más allá de lo que se ve, se escucha o se
siente y, sobre esta base, llegar a conclusiones acerca del
fenómeno percibido.
Conllevar un estudio de casos, no la generalización. Los
estudios etnográficos tratan sobre situaciones
específicas las cuales son investigadas en forma
intensiva. La explicación formulada por el
etnógrafo ante la cultura que estudia es válida
sólo para el contexto de dicha cultura, aunque establezca
relaciones con un contexto global más amplio, sus
conclusiones no son generalizaciones sobre el mismo.
El Proceso Metodológico que se sugiere
En la etnografía se comienza con una actitud
consciente de que se ignora todo. Es importante averiguar el
punto de vista de las personas que pertenecen al grupo
investigado. La actividad del etnógrafo está
relacionada con teorías sustantivas, definidas como
aquellas proposiciones que se centran en determinados aspectos de
poblaciones, escenarios o tiempos.
La etnografía utiliza un modelo
metodológico cíclico, contrario al patrón
lineal empleado por otras disciplinas de las Ciencias
Sociales. Los procedimientos
etnográficos tienden a superponerse y ocurrir
simultáneamente. La información recolectada y las
teorías emergentes se usan para reorientar la
recolección de la nueva información. El trabajo de
campo es la característica distintiva de la
metodología etnográfica.
Aunque la etnografía no hace énfasis en la
secuencia del proceso, puede distinguirse claramente un punto de
partida y un punto final.
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