La genética del comportamiento humano: (NEXT) la conquista más incierta de la biología conductista (página 2)
A menudo se torna muy complejo definir
con certeza el comportamiento que cae bajo el estudio de los
investigadores. Tomemos la inteligencia, la cual nos
proporciona el ejemplo más clásico.
¿Es inteligencia la habilidad de
resolver un cierto problema? ¿Es la destreza de conducirse
y de llevarse bien en el mundo? O, ¿es la capacidad de
lograr buenos resultados en una prueba estándar de
conocimiento?
Acerca de esto último, durante el
verano del 1999, un biólogo molecular en la Universidad de
Princeton publicó los resultados impresionantes de una
investigación que él condujo en las que
mejoró enormemente la habilidad de ratones para aprender
cuando les insertara un gen que codificaba por una
proteína en el cerebro, conocida por sus efectos positivos
en la memoria. Porque los animales experimentales fueron
más productivos que controles — en una serie de pruebas
para medir la "habilidad de asimilar nuevos conceptos" — el
gene se reconoció como el "gen inteligente" o el "IQ gen".
Como si ésta mejora en la memoria fuese central, o
constituyera, el único criterio que define la
inteligencia. Cuando en la realidad no existe concordancia en
cómo definir este atributo, ni aun para quienes se ganan
la vida trabajando con ella.
Aunque existan otros obstáculos.
Una vez que se haya establecido una definición para
los propósitos de cualquier experimentación, el
investigador tiene que medir el comportamiento examinado con
grados aceptables de validez y credibilidad. Esto es
especialmente difícil cuando se miden ciertas
características como son la timidez y la seguridad de
uno en sí mismo, que constituyen temas de
investigaciones recientes. Resultando en una
refundición imprecisa entre lo definido y lo medido
— como es en el caso de las pruebas de IQ — donde los
resultados se han convertido en la expresión misma de
la característica que estos estiman, lo que resulta
siendo antitético.Comportamientos en general, como
resulta siendo con todos los rasgos complejos, involucran
múltiple genes, una realidad que complica la
exploración de contribuciones
genéticas.Además, y, como es igual con
otros proyectos de investigación de la herencia,
estudios de genes y comportamientos requieren
análisis de familias y de poblaciones muy
amplias para lograr establecer comparaciones entre los que
demuestran el rasgo investigado y quiénes no. Los
resultados obtenidos son a menudo una expresión de la
"heredabilidad", un patrón de
estadísticas que estima la proporción de
variación en una población que es atribuible a
factores genéticos. Sin embargo, el poder explicativo
de los valores de la heredabilidad es de valor limitado, si
es que éstos se aplican sólo a una
población estudiada y sólo al entorno donde
ocurre cuando se conduce el estudio. Porque si la
población o el entorno cambian, la heredabilidad
asimismo cambiaría. Pero, lo que resulta ser de la
mayor importancia es el hecho de que las expresiones de la
heredabilidad no proveen bases fiables acerca de la
expresión del rasgo en cuestión en
ningún individuo en particular.
En los párrafos anteriores hemos
enfatizados algunas de las áreas de mayor importancia que
obstaculizan la ciencia de la genética
conductista.
Lo que la historia nos enseña es
diferente…
Para quienes estudian la reseña
cronológica de los excesos que se han llevado a cabo en
los siglos XX y XXI en nombre de la "limpieza racial" de ciertas
nacionalidades, uno no puede sino permanecer horrorizado cuando
realiza que muchos médicos, sacerdotes y aún
filósofos endosaron entusiásticamente atrocidades
étnicas basadas en la eugenesia aplicada,
utilizándola como "sistema científico" cimentado en
premisas consideradas legítimas y
éticas.
Supervivencia para el más
apto, frase desafortunada que aún hace eco
histórico en memoria de Herbert Spencer quien la
introdujera en su Principles of Biology en el
1864.
Pero lo más trágico es que
esa frase, de apariencia inocente, despierta en la memoria de
todos, los nombres vilipendiados de Hitler, Stalin, Mao, Slobodan
Milosevic, Trujillo y de Trofim Lysenko, como los de tantos
otros, que han justificado crímenes en los Balcanes, en
África, en Asia, en la República Dominicana, y, por
todas partes.
¿Más
apto?
Pero ignorar las realidades de esta ciencia
naciente, como tantos han hecho, o capitalizar en sus
oportunidades asombrosas, haciéndolo sin el auxilio de
controles éticos, es invitar el desastre. El problema se
reduce, cuando pensamos en quiénes administrarán
los controles, a la frase famosa de Juvenal: Quis custodiet
ipsos custodes? (Véase mi artículo al
respecto: Los dietistas, quienes los siguen y el pensamiento
del satírico romano Juvenal).
Nuestro propósito al desarrollar
esta tesis
El designio de esta lección es
examinar muy de cerca — porque su relevancia e importancia
cruciales así lo meritan — el estado actual del
desarrollo de la genética del comportamiento humano, de
los efectos inmediatos de sus investigaciones, y de sus
repercusiones teleológicas en lo que aplica a la
exégesis del genoma humano.
La ciencia que aquí nos interesa es
de importancia mayor a los científicos y profesionales de
las disciplinas del comportamiento humano, aunque, por
extensión, a todos, igualmente, nos debe de
importar… Y, a los médicos en especial.
Recordando tiempos ya
idos…
Una vez, mientras, estudiaba la "medicina
romántica" de mis días, aprendí con
arrobamiento, los nombres de tantos galenos del pasado que fueran
humanistas, literatos, concertistas (Ignacio Chávez de
México, Gregorio Marañón de España,
Axel Munthe de Suecia) y — sobre todo, médicos — A la
sazón recuerdo a uno de mis profesores favoritos, el
doctor Marmolejos decirnos: "don Gregorio
Marañón asegura dice que el médico que
solamente sabe de la medicina, ni de eso, tampoco
sabe…"
Marmolejos, que muriera como víctima
anónima en una mazmorra de Trujillo, no viviría
para ser testigo del espectáculo triste que hoy practican
sus herederos actuales, quienes se afilian a gremios dedicados a
perturbar y agitar la conciencia pública en lugar de
querer cultivarse como galenos. En ese sentido, el médico
tan admirado de mi pasado, duerme en paz en su tumba desconocida,
ya que para él sus discípulos no eran "doctores"
sino "¡médicos!" Y, ¿los de ahora?…
sólo ellos saben lo qué son.
Dolly
Prosigamos con nuestra tesis
¿Qué indicaciones existen
para suponer que el comportamiento y la conducta — como es, por
su parte, el color de la piel — pueden tener bases
biológicas?
Como han ilustrado ampliamente, en sus
contribuciones a la etología, Konrad Lorenz, Niko
Timbergen y Temple Grandin — entre muchísimos otros
genios investigadores del reino animal — dominio el cual, en
todos sus niveles, abunda en surtirnos pruebas que soportan el
hecho de que muchos comportamientos y rasgos emocionales son
heredados. Y, que, asimismo, como Darwin creyera, muchos de los
comportamientos heredados son sujetos a ser modificados por el
efecto de las alteraciones del entorno en que viven.
Veamos algunas de estos hallazgos
corroborativos:
El comportamiento, a menudo es,
especie-específico
Un tipo de avecilla acarrea una sola
semilla de un montón, para comerla en una rama cercana y
luego vuelve por más, mientras que otras especies se
mantienen en donde está apilada la comida, comiendo en el
propio lugar.
Los pájaros del género
boobies, que Darwin conociera en las Galápagos,
dividen la estrategia alimenticia de las islas donde viven entre
ellos, de manera que no les resulta competitivo el encontrar
qué comer.
Danza nupcial
Algunos de los comportamientos de
apareamiento varían entre las especies. Unas aves
despliegan las alas haciendo contorsiones artísticas
individuales, mientras otras las hacen en grupos. Tanto es
así, que algunos biólogos caracterizan tales
comportamientos como rasgos hereditarios.
Los comportamientos se transmiten a los
descendientes. Comparemos las conductas de coleccionar las
presas del perro labrador y las de controlar los
rebaños del pastor escocés.Las conductas cambian en respuesta a
alteraciones de estructuras y procesos. Por ejemplo, una
lesión cerebral (como sucediera a P. P. Gage) puede
hacer de una persona gentil y apacible, otra persona
distinta, violenta y obscena en su lenguaje. Asimismo los
comportamientos pueden controlarse con el uso de drogas, o
enfermedades mentales pueden alterar la función
cerebral. En el laboratorio, los científicos han
logrado modificar comportamientos básicos en ratas,
variando desde el cuidado de sus camadas hasta sus
movimientos voluntarios, por medio de la inyección de
genes que los controlan o por la destrucción de los
pelos del hocico. (Véase mi artículo al
respecto:
Phineas P. Gage y su significado en la
neurociencia).En los seres humanos ciertas conductas
se repiten en familias. Por ejemplo: Ciertos talentos y
tendencias a ciertas enfermedades emocionales son rasgos
familiares comunes — o la estirpe de J. S. Bach como
ejemplo demostrativo.Los comportamientos poseen una historia
evolutiva que persiste a través de especies
relacionadas. Como patrón, nosotros compartimos con
los chimpancés — nuestros parientes más
cercanos — el cuidado de los pequeños, la
cooperación social, el altruismo, expresiones del
duelo, y ciertos rasgos faciales. Los genes en el ADN son el
pegamento que ha fijado esos atributos como parte de nuestra
historia evolutiva escrita en el lenguaje de la herencia
universal.
¿Cómo se conduce la
investigación en la genética del
comportamiento?
Las estrategias tradicionales de la
investigación en este campo incluye el estudio de gemelos,
de hijos adoptados y de la aplicación de técnicas
que evalúan el impacto de las influencias del entorno. En
tiempos recientes, algunos investigadores han añadido la
búsqueda de segmentos del ADN que supuestamente se asocian
a ciertas conductas. Lo que ha resultado ser productivo en la
localización tentativa de genes relacionados con la
esquizofrenia y con el trastorno bipolar. Aunque aún no se
hayan hecho hallazgos sorprendentes, la esperanza en que, tarde o
temprano, estos adelantos lograrán alguna fruición
es algo que todos los científicos abrigan. Sin embargo, la
heredabilidad de rasgos de la personalidad humana, como es el
síndrome del narcisista patológico, han sido los
más frustrantes.
La genética y la biología
molecular han provisto entendimientos de la mayor
significación en expresiones genéticas asociadas
con ciertos trastornos familiares. Por ejemplo, sabemos que un
extra cromosoma 21 se asocia con el síndrome de Down,
aunque el proceso que es responsable por la disrupción de
la función cerebral, en este trastorno, es desconocido.
También sabemos los pasos de gen a efecto en un
número de disturbios mono-genéticos que resultan en
la retardación mental, incluyendo la fenilcetonuria (PKU)
una condición controlable del metabolismo de la
fenilalanina.
En general, es mucho más
fácil discernir la relación que existe entre la
biología y el comportamiento para los desórdenes
que son mono-genéticos, que para los que son más
comunes — los comportamientos poli-genéticos — que son
los de la mayor importancia para todos. En este último
respecto, puede argumentarse que la ciencia aun permanece en
pañales.
¿Cuáles son las implicaciones
y las consecuencias de la investigación de la
genética del comportamiento para la sociedad en
general?
Investigadores en el campo de la
genética del comportamiento han hecho afirmaciones de que
existen bases hereditarias para un número de
comportamientos físicos, incluyendo la homosexualidad, la
agresión, la impulsividad, la criminalidad, la obesidad, y
el cuidado de los hijos. Lo que ha resultado en la resurgencia
errónea del movimiento del determinismo del conductivismo
genético, implicando que el factor hereditario resulta
siendo el más relevante, en lo que a los comportamientos
humanos respecta.
Pandora…
Lo que aún no se ha
demostrado.
La pregunta que emerge, de lo antedicho, es
la siguiente: ¿Son los comportamientos humanos
endogámicos e indelebles, como si fuesen imperativos
biológicos inmutables, o es el entorno el que modula
nuestras reacciones? Estas preguntas están en las mentes
de los pensadores en nuestras sociedades cultas, formando la base
del dilema de la natura contra la crianza, una locución
extraña para los biólogos quienes reconocen que los
comportamientos sólo existen dentro del marco de las
influencias del medio ambiente. Lo que no impide que esta
controversia exista más por razones políticas que
por las verdaderamente científicas.
¿Qué consecuencias sociales
los diagnósticos genéticos de inteligencia,
criminalidad u homosexualidad tendrían en nuestra
sociedad? ¿Qué efecto el descubrimiento de un gen
para la criminalidad pondría en nuestro sistema legal? Si
encontramos un gene gay ¿resultaría en mayor o en
menor intolerancia? ¿Significaría que los que son
gay están "enfermos" y que deben de procurar su "cura"? Y,
¿qué medidas tomaría la sociedad para
prevenir el nacimiento de personas afligidas con el gene
culpable?
Existen varios obstáculos
demostrados en la correlación del genotipo (el componente
genético individual) con el comportamiento manifiesto o
fenotipo. Un problema es la definición acertada de lo que
caracteriza la esquizofrenia o la inteligencia y otro problema es
la identificación y exclusión de otras causas para
el trastorno en cuestión. Por lo que hay que ser muy
específico en lo que se determina como producido
genéticamente y en lo que, simplemente, se cree
serlo — antes de haber sido corroborado de manera
científica e irrefutable.
¿Cómo afectan los genes el
comportamiento?
No gen en aislamiento determina por
sí mismo un tipo específico de comportamiento. Los
comportamientos son rasgos muy complejos que involucran
múltiple genes los cuales son afectados por un
sinnúmero de factores. Este es un asunto que se olvida
cuando se hacen afirmaciones exageradas de que existen genes para
"Dios", la obesidad o la homosexualidad — lo que confunde al
público en general e incita pasiones en algunos elementos
que están listos a tomar la oportunidad propicia par
devenir ventajas personales, políticas, y
egotistas.
Tomemos como ejemplo el estudio, ya
aludido, que fuese publicado en el 1999 proponiendo que la
sobre-expresión de un gen específico en los ratones
resultaba en una mejora en "la capacidad de aprender". De
inmediato, los medios de comunicación — siempre
sedientos por algo nuevo, que pasar por nuevas — se
referirían a este "nuevo gen" como "el gene del
aprendizaje" o el "gen de la sabiduría". Lo que la prensa
nunca dijo sería que la mejora en el aprendizaje que se
observara en el estudio solo duraría unas pocas horas o, a
lo más, unos pocos días.
Pero, a pesar de que los resultados fueran
inconcluyentes, nadie se ha preocupado en tratar de explicar los
cambios, aunque breves, que ocurrieran en los ratones sometidos
al, experimento "famoso".
Lo que es de importancia para quienes nos
leen, es el hecho de que dando el nombre a un gene del "gen de la
inteligencia" le da al público la falsa impresión
de de que los científicos ahora saben, mucho más de
lo que han demostrado conocer, acerca de estos asuntos cruciales.
Una vez que se propagaran las nuevas del "gen de la inteligencia"
se comenzaría a hablar de bebés diseñados y
del potencial de que de embriones de ingeniería
genética podrían programarse la inteligencia y
otros rasgos deseables, a generaciones futuras. Cuando en la
realidad el camino de los genes, hacia las proteínas, en
su pasaje al desarrollo y el comportamiento, permanece un
misterio.
Con los trastornos humanos, sus
comportamientos, o con cualquier característica
física, los genes no son más que una parte
circunscrita de la historia, porque una gran variedad de factores
del entorno, amén de los genéticos, están
involucrados en la evolución de cualquier rasgo. La
existencia de una cierta variación genética no
significa necesariamente, que un rasgo específico
será expresado. La presencia de ciertos factores
genéticos puede aumentar o suprimir otros factores
hereditarios. Los genes, asimismo se encienden y se apagan,
existiendo factores que son responsables porque se expresen o no.
En adición, la proteína codificada en el gene,
puede ser modificada en maneras que puede afectar su habilidad de
conducir sus funciones celulares.
Fenilcetonuria
Los factores genéticos pueden
también influenciar la manera como ciertos factores del
entorno afectan cierto rasgo en particular. Por ejemplo, una
persona puede acarrear una variación genética que
facilita que sufra de enfisema por fumar — un factor del
entorno. Pero, si esa persona nunca fuma, entonces, el enfisema
nunca tendrá lugar — en esto, por lo menos,
creemos.
La Ley de la
Biogénesis
En la biología es una ley que
establece que las etapas embrionarias tempranas de las especies
en el proceso evolutivo, se parecen a los embriones de especies
ancestrales como son los peces. La ley se refiere solamente a los
estados embrionarios y no a los estados adultos, porque, a medida
que el desarrollo procede, los embriones de las distintas
especies se tornan más y más disimilares entre
ellos.
Una forma temprana de esta ley fue
formulada por el zoólogo estonio del siglo XIX K. E. von
Bauer, quien observara que los embriones se parecen entre ellos
pero no a los adultos de otras especies. Más adelante una
teoría incorrecta seria propuesta por el zoólogo de
la misma época Ernest Heinrich Haeckel quien estipulara
que el desarrollo de los embriones (ontogenia) recapitula el
desarrollo evolutivo de los antepasados del mismo animal
(filogenia).
Analizando un artículo de
índole personal que Steven Pinker[2] publicara en el
NY Times acerca del análisis de su propio genoma
podremos mejor apreciar la profundidad del asunto que aquí
nos ocupa.
El titulo que Pinker diera a su
artículo fue
My Genome My Self (Mi Genoma
Soy Yo)
Así leen las palabras del
introito
El distinguido profesor de la
Universidad de Harvard nos informa del hecho de que, durante su
vida como psicólogo, ha sido sujeto a pruebas
estructuradas para determinar su inteligencia, sus rasgos
personales, su orientación política, asimismo ha
sido sujeto a escáneres de su cerebro, y será
sometido, muy pronto, a una prueba — para muchos innecesaria
— en la que se determinará su amor marital por la mujer
a quien eligiera por esposa.
El resultado de esa "prueba" — pensamos
algunos — será de algún interés a la mujer
con quien está casado y, a quien aun no sabe si ama, hasta
que alguien desde el laboratorio, se lo confirme. ¡La
tecno-ciencia al recate del amor como sentimiento
básico!
Pero, todo es válido, si es que se
hace en el nombre del saber.
Pinker continúa. Cuando nos dice que
él aceptó el reto de hacer la secuencia de su
genoma y de que los resultados del mismo fueran publicados en el
Internet acompañados de su historial
médico.
Foto de Pinker que acompaña el
artículo del NY Times
Más adelante Pinker, también
nos ilumina con revelaciones personales, que en el
artículo mencionado hiciera, las que aparecerán en
itálicas por el resto del texto que sigue.
El otoño pasado, yo me
sometí a los encantos de lo más avanzado que existe
en la tecnología más sofisticada, durante el
proceso de desnudar mi alma, yo permití que hicieran una
secuencia de mi genoma el que, a su vez, haré para todos
disponible en el Internet en conjunto con mi historial
médico. La oportunidad vino cuando el biólogo
George Church procuró 10 voluntarios para dar comienzo a
su ambicioso proyecto P.G.P (Personal Genome Project). Este
Proyecto contendrá la base informativa y las
características de 100,000 personas para determinar, con
la asistencia de genéticos de todas partes del mundo, los
pronosticadores de rasgos hereditarios, médicos y de
comportamientos individuales.
El significado del PGP es muy simple y
directo. Es un desarrollo comercial de la genética, de
venta, para el consumidor. Por etiquetas de precio que
varían entre 100,000 y cuatrocientos dólares,
cualquier persona puede ordenar su propio genoma
personal.
Tan simple
Pinker nos continúa
diciendo
Es como en los días tempranos
del Internet, la alborada del genoma personal promete beneficios
y desventajas que nadie puede todavía adivinar. Lo que
sí es cierto es que la industria de los seguros
médicos se beneficiará, especialmente de las
debilidades de los neuróticos e hipocondriacos quienes
serán sus propios médicos en un nuevo orden de
medicina — no sin fronteras — sino en una nueva "medicina sin
límites".
Además, dice el psicólogo que
no cree en la música como instinto (Véase mi
artículo: Música: Evolución y
Destino… "Yo sé por qué, el pájaro,
canta en su jaula…").
A simple vista familiarizarse con el
código de la vida probablemente nos confrontará con
el portamanteo asociado con la idea de nuestra naturaleza
básica. La razón siendo que el genoma, no
sólo contiene información acerca de nuestras
enfermedades, sino que asimismo tiene mapas de nuestro
temperamento y propensiones. La pregunta de "¿quién
soy?" Será legítima como lo serán las que
cubren nuestro árbol genealógico y las selecciones
que hacemos en nuestras vidas.
Ecce homo ?d?? ? a????p??
…
Por ejemplo, como sucede con casi todos a
quienes conocemos, Pinker no puede determinar la razón por
la cual terminara dedicando su vida profesional a la
psicología cognitiva y al desarrollo del lenguaje
específicamente, como tampoco parece saber la razón
porque decidiera casarse con la mujer con quien lo
hiciera…
Todo lo que puede decirnos es que los genes
influyen de alguna manera en las oportunidades que la vida nos
presenta y que de ello derivan nuestras decisiones finales.
Aunque admite que algunas de nuestras aptitudes, inclinaciones y
temperamentos son rasgos esencialmente ingénitos, aunque
no comprendamos cómo éstos se desarrollan de entre
todas las posibilidades existentes o de cómo,
precisamente, estos nos influyen.
Él cree firmemente en que los genes
algún día nos dirán lo que hace que alguien
sea decente o vil, ambicioso o pasivo… La respuesta, el
psicólogo presume, que estará contenida en el
análisis del genoma personal.
Pero, aún así existen riesgos
asumidos cuando se abren cajas de Pandora. El descifrar el genoma
es una de éstas…
Reflexionando acerca de la
inspección de los mensajes contenidos en el genoma, Pinker
continúa sus reflexiones
Trisomía 21
Analizando el genoma de una persona es
algo muy distante de ser inocuo. En el Siglo XX muchos
intelectuales abogaron por la idea de que los bebés eran
tabla rasas en las que los padres y la sociedad escribían
el destino. Haciéndolo así les permitía
distanciarse de de doctrinas tóxicas como la de las razas
superiores, del apareamiento eugenésico, de las especies
superiores, o de la absurda defensa legal del Twinkie, donde se
atribuyen la culpabilidad de actos criminales a los genes, de
modo que individuos, o la sociedad pudieran evadir las
responsabilidades por las acciones propias.
Nunca dejemos que la noción del
"determinismo" obstruya el entendimiento de nuestras
raíces genéticas. Para algunas enfermedades, como
sucede con la enfermedad de Huntington, el determinismo
genético es simplemente lo correcto: todos los que heredan
el gene defectivo, viviendo lo suficiente, desarrollará
esta condición. Aunque el desenlace final dependa de otras
circunstancias imprevistas.
Con el genoma personal aún en su
infancia todavía no sabemos si podrá algún
día revelarnos detalles acerca de nuestros rasgos
personales. Aunque la evidencia proveniente de otras fuentes nos
aseguran de que la información existe en algún
sitio todavía recóndito para nuestros medios de
investigación actuales.
El hallazgo más prominente de la
genética del comportamiento lo resume el psicólogo
Eric Turkheimer de esta manera: "El debate entre la natura y la
crianza (nature vs. nurture) ha cesado… todos los
comportamientos humanos son hereditarios…"
Turkheimer y quienes como él
piensan, mantienen que es cierto que muchas de las diferencias
que existen entre distintas personas no pueden ser atribuidas
solamente a los genes. Entre los más desatacados se
encuentran las diferencias culturales, el valor de cuyas
influencias todos reconocen.
El efecto en particular de esta
última atribución permanece uno que los
genéticos no saben cómo medir, o mucho menos,
interpretar de modo adecuado en sus
investigaciones.
Pinker dedica mucho espacio en su
artículo al debate interminable y, para siempre
inconcluso, entre la naturaleza y la crianza, dejándonos
tan claros, o tan confusos, como siempre estuviéramos
antes de considerar su razonamiento tan circular como poco
persuasivo en estos asuntos.
Pero, el científico permanece
optimista como en seguida leeremos
Todo lo que he expresado prepara el
tablado para que entendamos lo que podemos esperar del genoma
personal. Nuestros genes son una gran parte de lo que somos. Pero
aún si conociéramos los pronosticadores
genéticos, con absoluta certeza, todavía
restarían muchas cosas acerca de nuestra naturaleza que el
genoma no puede elucidar.
Genoma humano
El PGP comenzará con el
análisis del exoma: el 1% de nuestro genoma que se traduce
en cadenas de aminoácidos que se conectan entre ellos para
hacer proteínas. La gran mayoría de las
enfermedades hereditarias que ya entendemos involucran
diferencias mínimas de uno de los exones que
colectivamente constituyen los exomas — lo que nos indica que
es un lugar lógico donde empezar.
En mi caso, sólo una
porción de mi exoma ha sido secuenciado por PGP, y hasta
ahora, nada extraordinario se ha encontrado. Aunque tengo que
confrontar la decisión que confrontará a todos
quienes tengan su genoma analizado. ¿Deseo enterarme de la
existencia en mí de genes que pueden significar que
sufriré de condiciones potencialmente letales? Por
ejemplo, uno de mis colegas, cuyo padre murió del mal de
Huntington, decidió no averiguar si él posee el gen
en cuestión.
James Watson, quien con Francis Crick
descubrió la estructura del ADN, decidió no saber
si era candidato para sufrir de la enfermedad de
Alzheimer.
Para mí, todos sufrimos de una
condición genética llamada la "mortalidad" y
cómo nos ajustamos a esta realidad, involucra la
negación, la resignación o la religión.
Siendo humano, yo compartí con Watson la idea de no
recibir la misma información acerca de mis posibilidades
de adquirir el Alzheimer.
Yo sé desde el 1972 que estoy
claro para Tay-Sachs y que soy portador de una copia del gene
para la disautonomía familiar (síndrome de
Riley-Day). Pero, como no tengo hijos, eso será de
interés particular para mis sobrinos y
sobrinas.
ADN
Las únicas noticias que me
fueron útiles, provenientes de mi genoma son que estoy a
un riesgo de 12.6% de que me afecte el cáncer de la
próstata y que asimismo tengo un 26.8% de desarrollar
diabetes tipo II. Lo que no sé es qué hacer con esa
información…
El nuevo "juguete" de la
codificación del genoma, en manos de Pinker, se deshilvana
como lo que es, una seducción a aplicar cierto narcisismo
secundario de lograr superar lo que el destino posee en contra
nuestra — algo que todo terapeuta reconoce
instantáneamente, cuando lo ve.
Aquí vale la pena que reflexionemos
en la poco conocida Paradoja de Geno — no a ser
confundida con la Paradoja de Zenón. De acuerdo a Pinker,
ésta nos dice que por mucho tiempo la genómica
personal será usada más por sus aspectos
recreativos que por sus aspectos clínicos y
diagnósticos.
Lo que Pinker nos reitera es que, por
necesidad, algunos padres querrán saber si sus hijos van a
ser altos o no, o si van a gozar de inteligencia excepcional. A
lo que que uno puede tener curiosidad en lo que harán,
luego de obtener esta información, si le es
adversa.
Los atributos nobles de la personalidad
serán algún día sopesados junto a los
negativos, y, entonces ¿qué? Ya que los genes
mutan, y que sabemos que no simple gene califica para producir de
manera infalible el rasgo anticipado.
Lo que conduce a reflexiones acerca de la
herencia de la inteligencia, aunque no se define el concepto y
aún a lo más engorroso, la herencia del autismo y
de la esquizofrenia.
La pesquisa por los genes de la
personalidad y los que determinan la obesidad y el abuso de
sustancias no están codificados, pero parece ser
más importante, por razones cosméticas si
codificamos los que se asocian con la estatura y el
"genio".
Prosiguiendo en sus reflexiones que llenan
unas 28 páginas doble espaciadas, Pinker nos advierte de
lo siguiente
Sabemos que algunos genes se han
asociado con lealtad y dedicación personal y con la
tendencia de explosiones antisociales. Lo que hace de ésta
una ciencia desorganizada llena de falsas alarmas, resultados
contradictorios y muy poco que mostrar.
Pero, la genética personal
está con nosotros y con nosotros permanecerá.
Así que si uno está espoleado por curiosidad
científica o personal, o si lo que uno desea es conocerse
a sí mismo la sugerencia de François La
Rochefoucauld aun es válida: "La opinión que
nuestros enemigos tienen de nosotros, siempre vive más
cerca a la realidad que la nuestra".
Así concluimos nuestra
reducción a tamaño manejable de la
disertación del Profesor Steven Pinker.
Genética animal
En
resumen
En esta ponencia hemos hecho una
descripción del estado del arte de la genética del
comportamiento y de la de obtener el genoma propio por razones
personales. La modificación genética de nuestros
alimentos y el mejoramiento de algunos de nuestros rasgos
individuales se consideran hechos que están dentro de
nuestras posibilidades cercanas.
La genética en general nos ofrece
oportunidades para alimentar un mundo de población
galopante y para controlar la reproducción
demográfica. Nuevas enfermedades y nuevas bacterias
resistentes a las curas conocidas nos sorprenden cada
día.
¿Qué podemos hacer para
modificar nuestra predisposición a hacer guerras, a
cometer toda clase de crímenes y a perpetuar toda forma de
injusticia?
No lo sabemos, porque los genes son
partículas de proteínas que nos constituyen pero
existen otros factores epigenéticos que residen en
nuestros cerebros y que, sin poderlos definir y sin haberlos
entendido, no podríamos tratar de enjaezarlos
éticamente hablando.
Mientras esperamos, debemos de aprender.
Ese ha sido el propósito de esta
lección.
Bibliografía general
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la evolución cumple ciento cincuenta años y Darwin,
ya celebra sus doscientos en
monografías.com
Pinker, S: (2009) My Genome, My
Self NY Times (Jan. 11)
Grandin, T: (1998) Genetics and the
Behavior of Domestic Animals Academic Press
Bibliografía especial de
artículos suministrados por solicitud
Larocca, F: (2008) El Zelota como
heraldo del Mal…Larocca, F: (2008) Las disfunciones
sexuales y la neurociencia aplicadaLarocca, F: (2008) Los Puentes, el
destino, el Pontífice del Mal…Larocca, F: (2008) Síncope
vaso vagal o disautonomia
Notas:
(1) Crichton, J: (2007)
Next (Harper) Este es un excelente libro del
género science.fi, que habiendo sido escrito por un
médico excepcional (ya no entre los vivos) proporciona
una visión del futuro de la biogénesis. Como
dividendo adicional, lo acompaña una
bibliografía detallada al respecto.(2) La mención de Steven
Pinker aparece en muchas de mis ponencias disponibles en
muchas fuentes de referencia. Para mejor entenderlo,
sugerimos:
Larocca, F: (2009) Música:
Evolución y Destino… "Yo sé por
qué, el pájaro, canta en su jaula…"
en monografías.com
Autor:
Dr. Félix E. F.
Larocca
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